jueves, 28 de junio de 2012

Capítulo 199°: "Jessica Stef o Joe Cristopher".




Lo demás no fue emocionante, lo admito. Solo charlamos enfáticamente, cenamos y luego nos acostamos a dormir. Desperté desesperada. Estaba transpirada y mi respiración era agitada, volteé a mirar y Justin no estaba en la cama. Me desesperé el doble. Miré la hora en mi teléfono y eran las 04:00 a.m.

—Mi amor, ¿qué haces despierta? —me preguntó Justin acostándose a mi lado. Me sobresaltó un poco, no lo esperaba tan de golpe.
—No lo sé —respondí—. Seguro fue alguna pesadilla.
—Ven, solo duérmete —me pidió él. Dulcemente deslizó su mano por mi cabello e hizo que nos acostáramos los dos. Mi cabeza quedó sobre su pecho y él se abrazó a mí. Olía varonil y su calor me hacía sentir segura.


…Horas después…


Desperté en la misma posición que había quedado dormida hacía unas cuantas horas. Me moví lentamente y salí de los brazos de Justin. Eran las 08:00 a.m. según el reloj de la pared. Me levanté y me di una ducha, Justin seguía durmiendo, me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=51831064&.locale=es y salí otra vez a la habitación. Justin, seguía durmiendo, me acosté a su lado, solo a verlo dormir. Se veía hermoso, angelical, pacífico. No hay nada mejor que ver a la persona que amas dormir.

—Buenos días —saludó abriendo sus ojos lentamente.
—Hola, hermoso —saludé yo suavemente y besé sus labios con delicadeza.
—Mmh… amo cuando me besas y cuando vistes desarreglada —murmuró con voz de recién levantado.
—¿Qué haremos hoy? —cuestioné algo apenada.
—¿Qué dices de ir al cine hoy? —me propuso sonriendo levemente.
—Mmmh… depende qué película veremos —murmuré sonriendo.
—Veremos la cartelera —me informó.
—Ya —acepté yo.

Justin besó mis labios y fue por una ducha. Me levanté y pedí el desayuno, unos minutos después antes de que Justin saliera del baño, trajeron el desayuno. Había pedido jugo de naranjas, brownies y dos manzanas de las verdes.

—¡Uh, qué rico se ve eso! —exclamó entrando al comedor vistiendo solo unas bermudas y sandalias negras.
—Muy rico —afirmé yo sonriendo mientras me sentaba en una de las sillas, frente a la mesa.
—Estaba por decirte para ir a la playa por la tarde, pero dudo que quieras ir —seguro en este momento estaba recordando lo de los paparazzis.
—Pues, no lo sé —me encogí de hombros—. Quizás los paparazzis ya no nos sigan —sonreí positivamente.
—Sí, ya no quiero otro pómulo morado —dijo él entre risas, divertido. Amaba verlo reír—. Oye, mi amor —susurró.
—Dime.
—¿Por qué te despertaste exaltada anoche? —cuestionó él con algo de preocupación mientras se servía el desayuno.
—No lo sé, alguna pesadilla quizás —preferí creer. Sé que esa exasperación no solo fue una pesadilla.
—Sí, quizás —murmuró.
—¿A qué hora iremos al cine? —pregunté divertida.
—Es temprano ahora, lindura —me recordó Justin. Sí, a penas y eran las 09:00 de la mañana.
—Sí —sonreí—, ¿qué haremos ahora?
—Mmh… desayunar y no lo sé… hacer el amor —bromeó.
—¡Bieber! —me quejé yo, divertida. Me largué a reír nerviosa, no lo sé, me dieron nervios.
—Ya, solo decía —se encogió de hombros—, ¿quieres ver TV? —me preguntó.
—No —respondí rápidamente—, no quiero ver las cosas que dirán de nosotros.
—Entonces, ¿qué hacemos? —me sonrió ampliamente.
—¡Oye! —exclamé recordando— adivina…
—¿Qué? —cuestionó arqueando una ceja.
—Hoy se lanzaba “I’m decent” —le sonreí. Su ceño se frunció.
—Quiero ver eso —me informó y se estiró hasta la punta de la mesa donde reposaba la laptop. Abrió y rápidamente buscó el link del vídeo.

Algo apenada me senté a su lado para mirar el vídeo. Comenzó en la introducción pasaban los vestuarios del “cabaret”. Primeramente mostraban mi entrada, supongo que nadie me conocía ya que me enfocaban de espalda y traía el cabello rojizo, era Lesly Dob. Mostraban con juegos de cámara como me preparaba para salir a “seducir” a mi querido cliente, mientras un diálogo se desarrollaba.

—Ha venido hoy, Les —sí, era una de las otras la cuál hablaba.
—Lo sé, Jen —afirmé con voz muy sensual, solo enfocaban nuestros pies ya que supuestamente simulábamos estar cambiándonos—. Estoy lista para él —reí cínicamente.
—A menos que te enamores primero —una risa nerviosa de mi parte se escuchó.
—Nunca —solté sin decir mucho. En todo esto habían pasado dos minutos del vídeo. Comenzaron a verse unos zapatos negros, Zanotti, sí. Eran míos. Se vio como subía la escalera de una tarima; fue cuando por primera vez se vio mi cara. La introducción comenzó a sonar.

Mostraban imágenes de mí bailando en el caño, en realidad, sí me veía sexy. Justin estaba embobado en el vídeo, yo lo miraba muy profesionalmente. En el primer estribillo comencé a hacer los trucos en el caño, cuando este terminó comienzo a bailar sexy frente a mi “cliente”, el mismísimo Harry Styles. La canción llegó a su final provisorio. En ese momento yo bajaba la tarima y me acercaba sensualmente a Harry, él suspira y se acomoda el cuello de su camisa.

—Hola, bebé —saludo yo sentándome en su falda, sensualmente. Sí, semi-desnuda y todo.
—Hola, nena —saluda él y me ofrece de su vaso con Whisky, bebo un trago y me sonríe.
—¿Quieres un show especial? —cuestiono yo.
—Solo si estás dispuesta a nada más que un show —escucho retrucar.
—¿Solo un show? —pregunto decepcionada. Él alardea su anillo de matrimonio—. Solo un show —aseguro saliéndome de su falda.

Subo a la tarima y con el estribillo comienzan a pasar escenas rápidas y jugadas de mí bailando para Harry. Hasta que cambia de toma y aparezco sentada en una silla sobre el escenario, cantando las últimas estrofas: “El amor duele, hasta más no poder”. Según los críticos que lo habían visto, 10 minutos de pura sensualidad.

—Mierda —se quejó Justin y cerró la laptop—, mejor ya no salgas a la calle —yo reí divertida.
—No fue para tanto —intenté aliviar las cosas.
—¿Tú dices? —cuestionó sarcástico— Has incendiado Youtube.
—Es mentira —musité—. Solo son tomas muy bien tomadas, el vídeo no fue para tanto —repetí.
—No lo sé —se encogió de hombros—, Harry parecía estar embobado —murmuró celoso.
—¡Oye! —me quejé— es un buen amigo —finalicé la idea.
—No lo sé, no me gusta el vídeo —me miró fijamente—. Tú sí, pero el vídeo no.
—¿No? —cuestioné decepcionada.
—No —repitió—. Es que te exhibes mucho.

Yo solo reí, él me sonrió y lo besé dulcemente en los labios.

—Enserio —dijo serio esta vez—, la próxima sales de túnica.
—¡Exagerado! —me reí— El único que me ve desnuda eres tú —le aseguré y guiñé un ojo.
—Y me enloquece —murmuró a mi oído.
—¡Estás mal hoy! —y me refería a otra cosa, ¿entienden?

Los labios de Justin rápidamente se adaptaron a mi cuello, me daba pequeños besos que me volvían totalmente loca. Mis manos jugaban con las suyas, rápidamente él se puso de pie y me jaló a mí también. Me abrazó por la cintura y me pegó contra su cuerpo con delicadeza, sin dejar de besar mi cuello, se movió besando mi mejilla hasta llegar a mis labios. Se pegó lentamente a ellos, pero pocos segundos después me besaba desesperado. Tironeó de mí y mis piernas se enredaron en su cintura, así me llevó hasta la habitación, sin dejar de besarme como un loco, debo admitir que también me gustaba y estaba desesperada por más.

Me pegó contra una de las paredes y comenzó a besar mi cuello mientras metía sus manos por debajo de mi polo, se sentía cálido, se sentía muy bien. Deslicé mis manos por su espalda arañando levemente su piel. Algunos suspiros se escapaban de nuestros apretujados labios, él volvió a besar pasionalmente mis labios otra vez.


Hicimos el amor después de algunas semanas sin hacerlo. Juro que amo a Justin como a nada en el mundo, nos volvimos a cambiar. Yo con la misma ropa y él se puso unas bermudas y un polo. Y partimos hacia el cine. Allí vimos “La era del hielo 4”. Decidimos ir a Mc Donalds a almorzar, ya que no teníamos otra cosa por hacer. Pedimos dos hamburguesas y nos sentamos a almorzar.

—Sabes, pensemos nombres para nuestro futuro hijo o hija —me propuso él simpáticamente.
—Ya —accedí—. Quiero seguir la tradición de J-B —le aclaré.
—Oh, sí —rió levemente—. Papá se enojaría si no fuera así.
—Si es niña, ¿cómo quieres? —le pregunté.
—Elije, Jennifer, Juliet, Julia, Janet —nombró algunas.
—¿Qué dices de Jessica? —le pregunté sonriendo.
—Me gusta Jessica —afirmó—. Jessica Stef Bieber —añadió él.
—¡Me gusta! —exclamé— ¿y si es niño? Joe, Jimmy, Jacky, Josep —di algunos nombres.
—Joe —decidió él—. Joe Cristopher Bieber —me sonrió.
—Me gusta —afirmé yo—. Entonces si es niña Jessica Stef Bieber y si es niño Joe Cristopher Bieber.
—Estoy ansioso por saber que será —me comentó él simpáticamente.
—¿Qué prefieres que sea? —le pregunté.
—Pues, si es niño me gustaría llevarlo a jugar al fútbol al parque y hablar de chicas con él —yo solo reí—. Además, podría ayudarlo a encontrar a una mujer sexy y hermosa como su madre —me halagó indirectamente. Volví a reír algo apenada—. Y si es niña, la llevaría a ballet, la celaría como a ti y no dejaría que ningún chico se le acercara —sonrió orgulloso—. Además la ayudaría a elegir a un buen hombre como su lindo papi —era egocéntrico cuando quería. Yo solo me limité a reír.
—Creo que serás el mejor papá del mundo —murmuré—. Pero ya te lo dije, no exigiré a la niña para que vaya a ballet.
—¡Oye! Yo quiero que si es nena sea como tú y si es niño sea como yo —hizo un pequeño berrinche.
—No —me negué yo. No quería exigir así a mi hijo o hija. Al contrario, quería que ellos fueran como ellos quisieran—. Yo quiero que él o ella elija si será o no famoso, o si solo será un niño o niña normal.
—Tienes razón —sonrió—. Pero yo quiero que mi niña sea una princesa y si es niño que sea un campeón —veía tan feliz a Justin. Era muy dulce verlo así.
—Sabes, te veo más que emocionado por nuestro futuro hijo o hija —sonreí dulcemente.
—Es que sé que dentro de unos 8 meses, todo cambiará —aseguró él. Y sí, era muy cierto.
—Justin, solo nos faltan 4 meses y medio para la boda —le recordé sonriendo.
—Sí, linda —sonrió y tomó mi mano—. En realidad, aún no puedo creer que ya haya pasado tan rápido el tiempo. Parece que fue hace unos días que te propuse matrimonio en Venecia —también creía lo mismo. Sinceramente, el tiempo volaba.
—Me dieron ganas de ir a Venecia otra vez —Justin sonrió complacido, como si tendría algo planeado—. La luna de miel no será allí, ¿no?
—No, no —se negó él simpáticamente—. Te dije que no conoces el lugar al que iremos y sí conoces Venecia, shawty.
—Es cierto —sonreí—, aunque no me molestaría volver a Venecia, precioso —sí, amaba ese lugar. Creo que era la mezcla perfecta de antigüedad y arte. Era muy hermoso.
—Sé que te gusta Venecia por su arte y todo eso, pero en realidad la antigüedad, la historia, las leyendas y el arte de la época feudal, los castillos y esas cosas te encantarán —me aseguró—. Te llevaré a un lugar magnifico.
—¡No se vale! —me quejé— Dime, ¿a dónde iremos? —cuestioné.
—Pues, ya —aceptó él divertido ante mi drama—. Iremos a Brujas — Bélgica —me informó él.
—¿Bélgica? —cuestioné confundida— ¿dónde es eso?
—Alemania —me respondió él—. Es un lugar muy hermoso. Tiene algunos canales como Venecia, castillos y calles muy antiguas, es un lugar bellísimo —describió brevemente.
—Parece ser lindo —susurré ansiosa por conocer.

Salimos del Mc Donalds luego de almorzar unas hamburguesas. Volvimos al departamento, nos cambiamos por ropa de playa (yo me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=52006811&.locale=es) y nos cruzamos a la playa. Por suerte, esta vez nadie nos siguió. Nos acostamos en las silletas a tomar sol.

—Lo malo es que deben verte en bikini —se quejó él poniéndose sus lentes mientras yo me acomodaba boca abajo.
—Eres un celoso sin causa —le recordé. Él solo rió irónico.
—Como si no tuviera motivos —murmuró halagándome de cierta forma.
—Ya, sabes que solo estoy contigo —repetí.
—Sabes… lo bueno de estar de vacaciones contigo es que vistes así informal, desarreglada —me sonrió dulcemente. Sé que él ama verme así, “natural”.
—Hacía mucho tiempo no vestía así tan desarreglada —confesé mirando la ropa doblada a un lado de mi silleta.
—Se te ve bien —murmuró—. Bueno a ti todo se te ve bien, dulzura —Justin siempre tan cumplido.
—Te amo, lindo —confesé. Él se estiró un poco y besó fugazmente mis labios.
—Sabes, comenzaran a decir que sí estas embarazada porque usas ropa muy holgada —aseguró Bieber.
—Estoy en bikini, Justin —le recordé—, ¿Dónde escondería la panza si la tuviera aquí? —cuestioné.
—Pero… sí estás embarazada —murmuró él.
—Y no queremos que lo sepan hasta dentro de un tiempo —no queríamos que una perdida afectara a más de dos personas y el embarazo después de los 3 meses era más “seguro”.
—Sí, lo sé —había sido idea de los dos—. Solamente quiero que los comentarios de la prensa no te afecten ni te metan presión, amor —me explicó mi lindo novio.
—Amo que me cuides así, amor —susurré.
—Yo te amo a ti —me retrucó dulcemente él.


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Sé que el capítulo no es largo, pero no quería abandonarlas mucho tiempo. Intentaré subir dentro de poco, lo más pronto que pueda. Las amo, lindas. Son grandiosas, gracias por cumplir mi sueño. Son muy dulces, las amo, son las mejores de todas.



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Poly.



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martes, 26 de junio de 2012

Capítulo 198°: "Necesito un favor".




—¿Qué sorpresa? —cuestioné yo. No quería paparazzis esta vez.
—¡Es sorpresa! —murmuró divertido él.
—¡Oh, Justin! —me quejé yo— Ya, está bien, ¿debo ir formal? —quizás iríamos a cenar.
—Lo tengo todo planeado —me respondió él.
—Es decir, que ¿ya has organizado lo que me pondré? —me refería a lo que vestiría.
—Sí —sonrió levemente—. Bueno, no yo. Pero sí —sonrió. De seguro le pidió ayuda a Nerea, ya que con Rosadela él no habla—. Nerea me ayudó —sonrió.
—Entonces me dejas a entender que iremos a un lugar elegante —sonreí levemente.
—Muy elegante —me sonrió ampliamente.

Ese mismo día almorzamos en el restaurante del hotel, no teníamos planeado salir ni mucho menos, no queríamos más problemas.

Esa misma noche, tomé una ducha y me cambié con lo que Justin había dejado sobre la cama de la recamara, Nerea lo había elegido especialmente para mí y sinceramente las botas Loboutin que había elegido estaban volviéndome loca. Me vestí así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=51736338&.locale=es, dejé mi cabello caer por mi espalda con sus ondas naturales. Me puse brillo en los labios, me ricé las pestañas y me delineé un poco, nada extravagante. Al salir en la sala se encontraba Justin, sentado en el sillón vistiendo un traje gris oscuro, con corbata roja y zapatos negros. Estaba muy elegante, muy hermoso.

—¿Ya estás lista? —me cuestionó sonriéndome.
—¿Es necesario el sombrero? —pregunté yo.
—Mucho —me sonrió—. Las señoritas de clase lo usan como algo indispensable, así que debes traerlo.
—¿A dónde iremos? —cuestioné confundida. Quería saber a dónde iríamos.
—No falta mucho —me recordó sonriendo maliciosamente.
—Ya vámonos —al menos quería ser puntual, sí sabía que debíamos estar a las 9 y eran 8:30.
—Sí, vámonos.

Justin condujo por la ciudad y dio la vuelta, haciendo que quedáramos en la llamada “playa sur”. Es decir, la “opuesta” a donde estábamos nosotros. Allí, bajamos. Él me dirigió hasta un crucero, allí pasamos y subimos. La música sonaba fuerte, era una orquesta en vivo, lo apuesto. Tocaban jazz. Y sí, parecía una película de Hollywood, justo en la parte que vas entrando a Las Vegas, a ver algún espectáculo de chicas bailando en un casino mientras tipos importantes juegan a la ruleta. Solo digo, nunca fui a Las Vegas ni mucho menos a un casino como los de las películas de Las Vegas.

—¿Qué es esto? —cuestioné caminando por una cubierta.
—Una fiesta elegante —murmuró él sonriéndome. Tomó mi mano y entramos a un enorme salón donde había mucha gente escuchando la música y hablando en grupos. Sí, una típica fiesta de la clase social más alta.
—¿Qué hacemos aquí? —cuestioné más confundida que antes aún.
—Cantar para gente importante —resumió nuestra presencia.
—¿Qué?
—Además de que sea la boda de mi prima —añadió sonriendo levemente. Me sentía rara, todos me miraban como si nunca habrían visto a una mujer llevar vestido corto y fue cuando me percaté de que era la única que dejaba a la vista parte de sus piernas. Jodida Nerea.
—Comienzo a pensar que habría sido una mejor idea que hablaras con Rosadela sobre mi vestido —murmuré disimuladamente al oído de Justin.
—Nerea dijo que se te vería bien y yo coincido —comentó mi novio sonriéndole a algunos invitados, que al parecer eran conocidos de él.
—Todas traen vestidos largos —me quejé yo.
—Tienes lindas piernas —se encogió de hombros. Al mover la cabeza, vi a Pattie parada a un lado con Richard.
—Allí, está tu mamá —le indiqué a Justin.
—Sí, vamos —me indicó. Nos acercamos hacia ella y miraba a Justin algo enfadada, cada vez más.
—Hola —saludamos al unísono mi futuro marido y yo.
—Hola chicos —saludó Richard, el amigo de papá, novio de Pattie.
—Creí que no vendrías —sé que Pattie se dirigía a su hijo—. Estoy muy enojada, Justin Drew Bieber.
—¿Qué? —cuestionó Justin en son de: ¿Qué hice?
—Le has pegado a un paparazzi —oh, claro. Era por lo de hoy a la mañana, entiendo a Pattie.
—Estaban insultándonos —se defendió Justin—, además nos empujaban —Pattie no sabía del embarazo.
—¡No es excusa, Justin! —le exclamó su madre.
—Pattie…
—No, no te metas —me interrumpió algo nerviosa—. Apuesto a que todo esto fue obra tuya —juro que esas palabras me dolieron más que cualquier golpe.
—Pattie, no la trates así —Justin elevó algo el tono mientras me abrazaba por la cintura y mis ojos se llenaban de lágrimas.
—¿A qué se debe esta rebelión? —nos estaba regañando a los dos.
—¡Primo! —exclamó una muchacha vestida de blanco, supongo que la recién casada.
—¡Hola, Jessica! —saludó Justin enérgicamente a la muchacha, ella me miró y me sonrió— Jessica ella es ___________(tu nombre, mi futura esposa. Linda —me habló a mí—, ella es mi prima Jessica.
—Un gusto —la saludé—. Felicidades.
—Gracias, el gusto es mío —me sonrió. Pattie nos miraba igual de severamente que hoy.
—Me gustaría que cantaran en vivo —nos indicó Jessica.
—Pero no tenemos nada preparado —se lamentó Justin mirándome.
—¡Vamos, es el regalo que les pido! —era dulce al parecer.
—Jess —interrumpió Patricia—, ahora no —le pidió. La muchacha sonrió y se fue.
—¿Por qué estás tan así? —cuestionó su propio novio.
—Estoy muy enfadada con ustedes —nos miró a mí y a Justin—. ¿Saben todos los líos que armaron? —cuestionó.
—Sí, lo sabemos —respondió Justin de antemano—. Hasta sé que podrían iniciarme acciones legales, pero me vale nada lo que hagan. Yo defendí lo que amo.
—¿Qué esconden? —cuestionó Richard astutamente.
—Estoy embarazada —solté sin filtros. Los ojos de Pattie se abrieron ampliamente, la tomé por sorpresa, lo sé.
—¿Qué? —cuestionaron al unísono.
—Sí —afirmó, esta vez Bieber—, por ello mismo le pegué a ese tipo, porque estaban empujándonos y no estoy dispuesto a perder a otro bebé —añadió a la defensiva. Pattie rápidamente me abrazó a mí y a Justin.
—¡Felicidades! —exclamó felizmente.
—Igual digo —añadió Richard y nos saludó dulcemente.
—Es hora de bailar —murmuró el “animador” de la fiesta. Si es que podría llamarse a esto una fiesta—, así que queremos a todas las parejas que no estén casadas aún en la pista —Justin me jaló y nos colocamos en la pista, aunque ganas de bailar no tenía ya estábamos en el juego—. Tenemos todo planeado, así que luego del baile elegiremos a dos parejas para que la novia le cante a su novio la canción que nosotros les indicaremos —añadió.

Comenzó a sonar el típico clásico de cualquier película romántica en blanco y negro, “Only you”. Justin se aferró a mi cintura y yo abracé su cuello dulcemente, recosté mi cabeza en su pecho y comenzamos a balancearnos. Éramos unas de las pocas parejas que lo hacíamos tan pegados, pero fue poca la importancia que tomamos. Luego de bailar esos pocos minutos de canción nos separamos un poco para que anunciaran las dos parejas que les cantarían a sus respectivos novios.

—Bien, la primer canción será “First love” de Adele.

Anunció la pareja y la novia cantó la canción, o bueno mejor dicho la aulló. Sí, cantaba mal.

—Y como no, como no pedirle a ella que le cante a su flamante novio —sonrió ampliamente el animador—. Justin y ___________(tu nombre), suban —nos indicó. Así lo hicimos y subimos a la tarima—. Deberás cantarle “Oh say can you see” de Lana del Rey.
—Con gusto —respondí, el animador me entregó el micrófono y todos se cerraron en la pista como si fuera a dar un concierto. Justin me sonrió levemente mientras se sentaba en la banquilla y me jalaba para que me sentara en su falda. Cuidadosamente lo hice y la música comenzó a sonar.
Oh say, can you see my stars?
The night time is almost ours
To wander through hayley’s and look at the bars
Nighttime is almost ours.

The headlights from passing cars
They illuminate my face then they’ve made the dark
The voice of nirvana says “come as you are”
And I will
The nighttime is almost ours.

A sway of the hips and arms
We’ll cradle you from afar
They swing till you tire and send it alarms
Nighttime is almost ours —canté recostada en el hombro de Justin. Juro que no había canción que me diera tanta paz, era muy dulce su melodía.
—Je t’aime —murmuró Justin a mi oído, hacía tanto no lo oía decírmelo en francés. Hacía mucho no hablaba el francés ni él, ni yo.
—¡Espectacular! —dijo el animador. Nosotros sonreímos y bajamos de la tarima, para que los lentos siguieran y la gente siguiera “divirtiéndose”.
—Je t’aime aussi, je vous jure qu’il n’y a rien de plus important que vous (también te amo, juro que no hay nada más importante que tú) —murmuré abrazándolo del cuello, él solo se acercó un poco más y me besó dulcemente, con suavidad.
—Oui, je peux voir ton étoile Je ne peux voir tout ce que vous voyez et plus (Yo sí puedo ver tus estrellas, puedo ver todo lo que ves y más) —sí, estaba respondiendo la pregunta de la canción.
—Eres dulce —claro que lo era.
—Tú eres dulce —me devolvió el cumplido, yo sonreí levemente.

Bailamos toda la noche divertidos, hasta que a las 04:00 a.m. decidimos regresar, era tarde. Al llegar solamente nos acostamos a dormir, no había otra cosa por hacer.

…Al día siguiente…

Desperté a las 11:30 a.m. sí, era tarde y no era para menos, anoche nos habíamos acostado a las 04:30 a.m. Entré al baño y me di una ducha, me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=51745334&.locale=es, me até el cabello en un moño alto y decidí no maquillarme. Salí del baño y Justin seguía durmiendo como lo hacía antes de que vaya a bañarme. Vi que su teléfono estaba vibrando sobre la mesa de noche, pero él ni siquiera se percataba de eso. Me acerqué y vi que era Ryan quien marcaba. Así que decidí atender.

#Vía telefónica#
—¿Aló? —respondí yo saliéndome de la habitación.
—¡Justin! ¿Qué le sucedió a tu voz? —reí levemente. Era un sonso.
—Soy ___________(tu nombre), Justin duerme aún —le expliqué brevemente.
—¡Hola! —exclamó él—, ¿cómo se la están pasando?
—Bien, muy bien, ¿allá como están las cosas? —cuestioné por cortesía.
—Todo muy bien —me respondió—. Necesito pedirte un favor —era raro, llamaba a Justin para pedirme un favor a mí. No era lógico.
—Dime —le pedí a pesar de mis deducciones.
—Necesito que hables con Rosadela —me indicó él.
—¿Rosadela? ¿Mi estilista? —¿qué querría Ryan con ella? Quizás, coquetear. No lo creo. Se encargaría él.
—Sí, ella misma —afirmó Butler—. Es por trabajo.
—Pero… ella está en Los Ángeles y yo en Hawái —sí, no tengo su número telefónico.
—¡Es urgente! —exclamó— a menos que tú quieras estar en mi cortometraje.
—No, no —no quiero trabajo por ahora—. Además, creo que a Rosa le parecerá una oportunidad interesante —o eso supongo, necesita el dinero, quizás acepte.
—Entonces, habla con ella —me pidió.
—A ver —suspiré e inspeccioné en unas milésimas de segundo mi idea, otra vez—, ¿qué te parece venir hacia Hawái? Yo le diré a ella que venga y aquí arreglarán ustedes.
—¿No podría ser cuando ustedes regresen en Los Ángeles? —me preguntó Ryan.
—Regresaré en un mes —le expliqué—. Además, Rosadela es algo rara respecto a “citas”.
—¿Segura de lo que dices? —sí, por mi descripción pareciera que fuera mi mejor amiga.
—Sí, Ryan —afirmé—. Sé más de ella de lo que tú crees —trabaja conmigo, debo conocerla.
—¿Estás segura de que irá? —Ryan es desconfiado a veces.
—¡Sí, Ryan! —exclamé yo— Yo haré que venga a Hawái, además no creo que se niegue a venir sabiendo que hay espectaculares olas aquí.
—Está bien —lo notaba feliz ahora.
—Bien, ¿cuándo vendrás? —le pregunté.
—¿Te parece en dos días? —cuestionó Ryan.
—No es que tenga que parecerme a mí, solo cuestioné para decirle el tiempo a Rosadela —esclarecí.
—Ya, iré en dos días entonces —afirmó él.
—Bien, le diré a Rosadela —le informé.
—Gracias, sonsita —lo decía amistosamente.
—De nada, Riri —murmuré.
—Te veo —se despidió.
—Adiós —me despedí yo y colgué.
#Fin vía telefónica#.

Entré a la habitación otra vez y Justin recién despertaba.

—¡Hola, amor! —saludó energéticamente— ¿con quién hablabas? —cuestionó.
—Con Ryan —respondí pasándole su teléfono—. Estaba llamando y contesté por ti —le expliqué.
—¿Qué quería? —cuestionó él sentándose en la cama y agarrando su teléfono.
—Hablar sobre Rosadela —y no, no lo dije ni despectiva ni nada de eso.
—¿Sobre qué? —creo que Justin no se esperaba nada de ello.
—Es que tiene que filmar un corto y pensó en Rosadela —me resumí toda la historia en una simple oración.
—¿Y cómo harán para tratar? —cuestionó Justin. Creo que aún estaba algo dormido, lo digo por su voz.
—Vendrán a Hawái los dos —le informé.
—No has pensado que ella no aceptará venir, ¿verdad? —Justin era pesimista hoy, eso me sonaba raro y malo. Muy malo—. Ella no tiene el dinero suficiente —me informó encogiéndose de hombros ante mi intimidante mirada.
—¡Justin! —me quejé yo— Es mi estilista, es obvio que la llamaré como para que “trabaje para mí”. Yo le pagaré las cosas —lo sé, estarán pensando “¿Y a esta qué diablos le pasa?”. No es que sea una generosa por afán, pero la ayudaría.
—¿Estás intentando “comprar” de algún modo a Rosadela? —cuestionó Justin. Sí, él creería que la odio, no era de culparlo.
—No, Justin —respondí en forma obvia—. Yo no tengo broncas con ella y quiero ayudarla —le expliqué.
—Ya, está bien —accedió sin más reproches—, pero solo una cosa.
—Dime —le pedí.
—A lo único que accederé es a una mínima salida de recibimiento o lo que sea, no dejaré que se acerquen tanto a nosotros como para que sean unas vacaciones dobles —me advirtió Justin rápidamente.
—Ya, está bien —claro que accedí yo—. Vendrán en dos días, aún debo llamar a Rosadela, pero lo haré por la tarde.
—Iré a darme una ducha e iremos a almorzar —me avisó él sonriendo. Me besó lentamente y se salió de la cama.

Luego de que se duchara, bajamos y almorzamos en el restaurante del hotel. Nos pasamos la tarde hablando y riendo mientras paseábamos por el centro de la ciudad, sí, esta vez sin paparazzis. Regresamos a las 05:00 p.m. entonces decidí llamar a Rosadela, para comunicarle lo de su viaje hacia Hawái.

#Vía telefónica#
—¿Aló? —escuché a la latina saludar.
—Hola, Rosadela. Te habla ___________(tu nombre) —le expliqué brevemente.
—¡Oh! —exclamó sorprendida y rápidamente noté como aclaró su garganta— ¿cómo estás? —me cuestionó.
—Muy bien, ¿y tú? —pregunté cortésmente.
—Bien, muy bien —respondió ella correctamente—, ¿qué se te ofrece?
—A ti… ¿no te gustaría venir a Hawái? —le pregunté algo dudosa, no sabía si era la forma correcta de decir la propuesta.
—¿De qué hablas? —cuestionó confundida—, ¿tú no estás de vacaciones?
—Tengo una propuesta que te interesará, Rosa —creo que ella desconfiaba de mí.
—¿Qué propuesta? —cuestionó algo desconfiada ella.
—Necesito que estés aquí en Hawái —me negué a explicarle telefónicamente—. Confía en mí, sé que te interesará —insistí.
—Está bien —accedió ella.
—Mira, yo le diré a Alison que compre los boletos y te los mande —le informé—. Deberás venir en dos días.
—Bien —accedió ella.
—Un beso, Rosa. Te veo —murmuré.
—Adiós, ___________(tu nombre) —se despidió.
#Fin vía telefónica#.

Justin me miraba algo raro, lo sé. Le caía raro que yo tratara tan bien a Rosa y lo entiendo, no creo que él sobre llevara de esta forma la situación si estuviera en mi lugar.

—¿Porqué la tratas tan bien? —cuestionó él extrañado mientras me miraba atentamente sentado frente a mí en el comedor.
—¿Se merece lo contrario? —muchas personas me responderían que sí.
—No lo sé —se encogió de hombros—. Yo en tu lugar creería que sí.
—Pues, no —respondí yo y sonreí orgullosa de mí misma—. Sinceramente, no creo que lo merezca. No le guardo rencores, no pretendo hacerle daño ni mucho menos.
—¿Por qué eres tan linda, tan hermosa, tan buena? —me cuestionó acariciando suavemente mi mejilla.
—¡No soy tantas cosas! —exclamé divertida. Él sonrió sonsamente, embobado.
—¿Qué haremos? —cuestionó.

Lo demás no fue emocionante, lo admito. Solo charlamos enfáticamente, cenamos y luego nos acostamos a dormir. Desperté desesperada. Estaba transpirada y mi respiración era agitada, volteé a mirar y Justin no estaba en la cama. Me desesperé el doble. Miré la hora en mi teléfono y eran las 04:00 a.m.

—Mi amor, ¿qué haces despierta? —me preguntó Justin acostándose a mi lado. Me sobresaltó un poco, no lo esperaba tan de golpe.
—No lo sé —respondí—. Seguro fue alguna pesadilla.
—Ven, solo duérmete —me pidió él. Dulcemente deslizó su mano por mi cabello e hizo que nos acostáramos los dos. Mi cabeza quedó sobre su pecho y él se abrazó a mí. Olía varonil y su calor me hacía sentir segura.



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¡Lindas! Espero que les guste, intenté subir ayer, pero no pude. De todas formas, subí hoy. Subiré cuanto antes pueda. Las amo (: Gracias.



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Poly.



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lunes, 25 de junio de 2012

Capítulo 197°: "No importa lo que haga, te protegeré de cualquier forma".




Oh I, Oh I...
I love you
Everything's gonna be alright, I
Be alright, I
Be alright, I...

You know that I care for you
I'll always be there for you
Promise I will stay right here
I know that you want me too
Baby we can make it through anything
Cause everything's gonna be alright, I
Be alright, I
Through the sorrow, through the fights
Dont worry
Everything's gonna be alright
Be alright...
—Justin… yo sé que todo estará bien —le aseguré tomando su cara en mis manos.
—Mi amor —habló en un susurro, mojó sus labios y me sonrió levemente—, simplemente, gracias. Has dado mucho por mí, has hecho todo por estar conmigo y te amo. Te amo porque eres la mezcla perfecta, la mujer más hermosa que mis ojos hayan visto. No voy a cambiarte por nada, no puedo cambiarte por nada porque eres parte de mí. Eres la única mujer en mi vida, te amo ___________(tu nombre), te amo como a nadie en el mundo.
—¡Me harás llorar! —me quejé con un hilo de voz—. También te amo y te agradezco todo lo que has hecho por mí. Eres lo más grande que tengo, tú y nuestro futuro hijo o hija. Estoy más que orgullosa y agradecida por todo. Te amo Justin, eres lo mejor que me pasó en la vida —murmuré mientras él se acercaba a mis labios. Lo hizo así, hasta llegar a besarme. Me besó dulcemente y nos separamos por falta de aire.
—Eres más hermosa que el mar —murmuró acomodándome un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—¡Vuelves a ser un charlatán! —bromeé yo.
—¡No soy ningún charlatán! —se defendió él rápidamente.
—¡Solo bromeo! —le aclaré. Él me sonrió confianzudamente.
—A ver… ¿qué haremos? —me preguntó mirando hacia el agua.
—Mmmh… no lo sé —me encogí de hombros—, están los puestos cerrados, no venden malteadas, no creo que haya mucho muy divertido por hacer.
—¿Quieres caminar? —me propuso.
—La guitarra —le recordé.
—Está bien —entendió “la indirecta”.
—Recuéstate —le pedí. Así lo hicimos. Caímos recostados sobre la arena, de frente a las lejanas estrellas—, la noche es hermosa, ¿no?
—Es un paraíso —murmuró Justin.
—Sí —sonreí. Los dos mirábamos el cielo—. Es lo más perfecto después de ti que mis ojos han visto —y no, no exageraba.
—¡Ahora eres tú la charlatana! —exclamó él divertidamente.
—¡No, no es así! —me defendí tranquilamente— Ante mis ojos eres la persona que más se asemeja a perfección.
—Eres dulce, shawty —murmuró tomándome la mano sin mirarme. Los dos mirábamos las estrellas.
—Eres mi mundo, Bieber, y nadie cambiará eso —juro que esta frase me remontó a años atrás, cuando recién Justin se convertía en tal importante para mí.

…Al día siguiente…

Desperté en la cama del hotel, no sé como sucedió. Quizás, quedé dormida y Justin me trajo. Sí, habrá sido eso. Me levanté y me di una ducha. Tomé algunas prendas y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=51525833&.locale=es, y salí en busca de Justin. Salí al comedor y allí estaba sentado en la punta de la mesa con la tablet.

—Hola —saludé con voz dulce.
—Hola, mi amor —saludó él adorablemente.
—¿Cómo estás? —pregunté besándole su mejilla. En la tablet estaba mirando Google.
—Tengo sueño —hizo pucherito. Yo solo reí levemente—, ¿tú?
—Mejor que nunca —respondí yo dulcemente.
—Veo que ya traes traje de baño —murmuró él sonrientemente mientras hacía a un lado su tablet.
—Iremos a la playa, ¿no? —le pregunté.
—¿Cómo preguntas? —dijo a modo retórico—, claro que sí —añadió.
—¿Qué hora es? —pregunté. Sí, no había visto la hora.
—Las 09:00 a.m.
—Es temprano —sí, seguramente el agua estaba bastante fría como para meterse.
—Sí —afirmó él—. Aunque esto de que te levantes después que yo se me hace raro —rió por lo bajo.
—Es que el embarazo me pegó por el sueño —murmuré divertida.

Sí, lo sé. Era raro, a muchas les da por comer más, antojos por algunas cosas, asco por otras. A mí me da por el sueño. Duermo mucho más de lo que antes y eso se me hace raro. Pero sé que serán solo unos meses. En realidad, esto de estar embarazada y ser madre dentro de poco, me hace feliz. Soy joven, a penas si tengo mis 19 años, pero me da totalmente igual esa cuestión. Una persona hace las cosas cuando se siente madura y preparada para hacerlas, pues yo lo estoy. Sí, mucha gente dirá: “Está loca, Justin la dejó hace dos meses y ella está embarazada y por casarse, arriesgándose a que él le dé la vuelta y blablabla…”, quizás sí. Quizás no. Justin es lo que más amo en el mundo y me da por lo más bajo que la gente piense cosas de nosotros, sinceramente aprendí que no debo tomar importancia a lo que los demás opinan, al contrario. Debo sonreír y disfrutar lo que tengo. Ser público es un dilema, por eso mismo hace 4 años me alejé drásticamente de Internet y televisión. Solo uso Twitter y no veo nada de TV. No es que lo haga por ser “engreída o egocéntrica”. No lo soy, no soy de esas presumidas y arrogantes chicas. Al contrario, estoy muy firme en mis convicciones y tengo los pies sobre la tierra. Sé quién soy, quien fui y quién quiero ser.

Casarme con Justin, es lo que quiero, es lo que haré si Dios así lo quiere. Soy una firme creyente de que hoy estamos aquí, metafóricamente, porque el destino así lo quiere. Tengo fe y si hay algo que mi amado Justin me enseñó, es a creer en lo que quiero. Quiero ser feliz toda mi vida con él, voy a ser feliz con él.

—Estoy más que feliz de ser papá en algunos meses —murmuró Justin sonriendo ampliamente. Hoy estaba delicado, dulce.
—Sabes… sé que será lo mejor del mundo —sonreí y él tomó mi mano sobre la mesa.
—No hay dudas —aseguró él.
—Cambiando de tema —murmuré y lo miré directamente a los ojos—, ¿qué veías hoy en Internet?
—Los rumores surgen rápido, amor —me respondió seriamente.
—¿Qué rumores? —cuestioné. Estaba dispuesta a no tomármelo tan mal.
 —De nuestro hijo o hija en futuro —murmuró él, algo atemorizado.
—¿Qué? —cuestioné algo asombrada. Ni siquiera se me veía la panza.
—Lo sé, no sé cómo hacen —murmuró algo intimidado—. En realidad, es poco lo que me importa, solo quiero que recuerdes que debes tomarlo con calma. Los nervios y las fuertes emociones pueden hacerte mal a ti y a nuestro futuro hijo o hija. Debes tomarlo con calma, ¿ya? —amaba que me cuidara así.
—Just —hablé con un dulce tono—, si les hará feliz hablar, está bien —después de todo, no puedo cambiarlo—. Yo no voy a tomarme a mal las cosas, solo no las oiré.
—Ya no nos hagamos drama —le rogué. Teníamos que disfrutar—. Vi las carteleras ayer, hoy hay karaoke en el antro que está a dos cuadras —sonreí inquisitivamente.
—¿Qué propones? —cuestionó.
—No lo sé, quizás ir a divertirnos un poco —opiné yo.
—Me gusta la idea —opinó él—. Iremos.
—Iremos —repetí yo afirmando lo que haríamos.
—Pero ahora, desayunemos aquí en el bar de abajo y luego vamos a la playa —me propuso.

Desayunamos unos hot cakes y un jugo de naranjas. Justin quería que yo me alimentara bien, estaba muy cuidador y admito que adoraba esa posición de él.

—La música está alta, el sol cálido —comenté caminando sobre la arena de la playa, aún así no la sentía en mis pies. Traía mis zapatos puestos.
—Un día excelente en Hawái —murmuró él, Justin.
—Sinceramente, no tanto —murmuré al ver algunos paparazzis acercarse.
—¡Dios! —se quejó Bieber— Los detesto potentemente —solo me abrazó como protegiéndome y comenzamos a caminar con más velocidad.
—Son unos metidos —me quejé yo.
—¡Chicos, chicos! —exclamaban y en cosa de segundos nos habían rodeado.
—Estamos de vacaciones —dijo algo cabreado Justin—. Por favor, ¿mucho les cuesta dejarnos solos? —cuestionó de mal modo.
—Solo son un par de preguntas —murmuró un paparazzi, estaban exaltados. Hasta llegaban a empujarnos y eso me asustaba. Estaba al borde del ataque de nervios.
—¡Ya déjenos! —les grité y me largué a llorar, Justin me abrazó escondiendo mi cara en su pecho.
—¿Están por ser padres? —cuestionó uno sin tomar importancia a mi llanto. Sentía impotencia.
—¡Mierda! —gritó Bieber— Ya váyanse. Son unos idiotas, ¿tanto les interesa si vamos o no a ser padres? No nos arruinen el momento, si vamos a ser padres se darán cuenta, ¿no creen? —cuestionó retóricamente—. Nadie esconde una barriga, es imposible, ¿no creen?
—¡Ya, Justin! Solo son unas preguntas —el ruido a los flayes, me sofocaban. Odiaba a estas personas.
—¡No me interesa hablar con ustedes! —les gritó Bieber, yo solo lloraba— Solo lárguense y dejen de empujarnos —sentía como Justin me apretaba cada vez más contra él. Pero no quería mirar nada.
—Eres un irrespetuoso —lo insultó una voz masculina.
—¿Yo? —cuestionó Justin irónicamente.
—Sí, tú un irrespetuoso y tu novia una farsante perra —Justin me apartó a un lado dejándome detrás de él, donde los paparazzis no hacían más que tomarme fotos como si fuera un bicho raro. Justin estaba furioso, tanto que le dio un golpe al tipo que lo llamó a él “irrespetuoso” y a mí “farsante perra”.
—¡No! —le pedí a Justin, pero era tarde, el tipo le había devuelto el golpe y Justin se enfureció. Uno de los demás paparazzis retuvo a su “colega”.
—Mi amor —escuché la voz angustiada de Justin, quien tenía el pómulo derecho colorado y algo hinchado. Me estrechó en sus brazos con fuerzas, donde yo lloraba desconsoladamente. No quería que esto pasara—. Lo lamento.
—¿Te hicieron daño? —le pregunté angustiada acariciando su mejilla. Los paparazzis, me tenían sin cuidado. Sé que sacaban fotos, hasta que un oficial de policía los sacó de allí.
—No, estoy bien —murmuró y besó mi frente.
—¿Qué ocurrió? —cuestionó preocupado el oficial. Justin lo miró.
—No, nada preocupante —¿cómo decía eso?
—El paparazzi nos agredió —solté yo desesperada.
—Cálmese señorita —me pidió el hombre—, ¿declararán?
—No, no —respondió de antemano Justin—. No queremos problemas —el oficial asintió y se fue de donde nosotros. Justin no me había soltado en ningún momento.
—¿Por qué dijiste que no? —cuestioné yo preocupada. Esto podía pasar a mayores.
—No quiero problemas, amor, estamos de vacaciones —me recordó.
—Me preocupa lo que pasó —le confesé. Él acarició mi cabello dulcemente.
 —No debes preocupar —me afirmó él—. Todo estará bien, lo prometo.
—Mejor vámonos —le propuse. No quería más problemas.
—Pero vinimos a divertirnos —se quejó él, con algo de culpabilidad. Y no es que estaba culpándolo, solo no quería que los paparazzis siguieran haciendo percances.
—Vamos a la piscina del hotel —le propuse—. No quiero más problemas —me separé un poco de él y me sequé las lágrimas—, por mí y nuestro bebé ¿sí?
—Está bien —accedió él.

Cruzamos toda la arena recorrida anteriormente y cruzamos la enorme calle que nos separaba del edificio de enfrente, donde estaba nuestro departamento. Solo, ninguno de los dos mencionaba nada. Y era entendible, mis nervios estaban a flor de piel, no podía dejar de pensar cualquier cosa. No podía parar de pensar en que cualquiera de esas cosas podía volver a sucedernos en cualquier momento y ni Kenny ni Robert venían con nosotros, eso me frustraba aún más. Solo no había muchas opciones más que quedarnos en casa o pedir custodia policial, lo cual no me convencía demasiado.

Llegamos al hotel y como habíamos decidido, nos dirigimos a la enorme piscina. Había algunas personas, pero poca importancia le tomamos.

—No te quedes mal —me rogó Justin. Sonaba fácil para él. Lo miré y su pómulo estaba algo morado.
—Voy a perder mi bebé —murmuré—. Si ellos siguen así harán que lo pierda.
—¡No, no! —exclamó Justin desesperado. Y sí, estos hechos lo agobiaban más que a mí, al parecer. Solo que no lo demostraba como yo— Eso no sucederá —me aseguró mientras nos sentábamos en unas silletas de ahí—. No permitiré que nadie te haga daño a ti y a nuestro futuro hijo o hija, ¿me entiendes?
—¡No debías golpearlo! —murmuré exasperada mientras pasaba mi mano sobre su pómulo hinchado y algo morado— Mira lo que te ha hecho, Justin —me lamenté.
—Sí —afirmó él—. Pero no permitiré que nadie te diga ni farsante ni perra. Yo sé que no lo eres y nadie te lo dirá, ¿me entiendes, Shawty? —me preguntó acariciando mi mejilla.
—Justin, no debes escuchar lo que ellos digan —porque si por eso fuera, debería haberle pegado a tanta gente.
—¡Estaban empujándonos! Mira si te pegaban algún empujón mal, ¿qué podría haber pasado? —sí, tenía razón. Pero no era motivo que justificara el golpe que le dio al tipo.
—Olvidémonos de lo que pasó —le pedí. Ya no quería recordar tal momento.
—Ya, está bien —accedió él y besó mi frente dulcemente—, ¿qué hora tienes?
—Las 11 —murmuré yo.
—Mmj —masculló él—, aún falta 1 hora para el almuerzo y a la tardecita te tengo una muy grata sorpresa —me informó sonriendo ampliamente.
—¿Qué sorpresa? —cuestioné yo. No quería paparazzis esta vez.
—¡Es sorpresa! —murmuró divertido él.
—¡Oh, Justin! —me quejé yo— Ya, está bien, ¿debo ir formal? —quizás iríamos a cenar.
—Lo tengo todo planeado —me respondió él.
—Es decir, que ¿ya has organizado lo que me pondré? —me refería a lo que vestiría.
—Sí —sonrió levemente—. Bueno, no yo. Pero sí —sonrió. De seguro le pidió ayuda a Nerea, ya que con Rosadela él no habla—. Nerea me ayudó —sonrió.
—Entonces me dejas a entender que iremos a un lugar elegante —sonreí levemente.
—Muy elegante —me sonrió ampliamente.

Ese mismo día almorzamos en el restaurante del hotel, no teníamos planeado salir ni mucho menos, no queríamos más problemas.


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Chicas, hola :) hace mucho tiempo no hablo con ustedes, pero no crean que por ello las haya olvidado, al contrario. Las tengo tan o más presentes que antes, las amo y lamento no subir tan seguido como antes. El capítulo de hoy es más corto, lo sé. Es que no tengo casi tiempo, tengo una evaluación mañana de Físico-química y debo estudiar, por ello mismo lo subí y no quise hacerlas esperar más. Prometo subir cuanto antes pueda. Las amo, gracias por cumplir mi sueño y seguir apoyándome, ¡tengo muy buenos proyectos! Los verán pronto, lo prometo. Un beso y gracias, las amo :)

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