sábado, 22 de febrero de 2014

Capítulo 34°: "Amo tu inocencia".





Poco a poco comenzaba a sentirme mejor, realmente John tuvo una gran idea al decirme que pidiera el fin de semana. Me costó conseguir el permiso, pero no fue imposible y no me arrepiento de ello.





—¡Justin! —exclamé sobresaltada sentándome en mi cama— ¿Qué haces aquí?
—Sally me ayudó a entrar —me sonrió mientras cerraba la puerta detrás de él.
—Es tarde, deberías estar durmiendo —soné casi como su madre, pero era cierto.
—¿Y dejarte sola? —negó con la cabeza divertido mientras se quitaba la chaqueta—, ni loco.
—¿Qué haces? —pregunté al ver que también comenzaba a quitarse las zapatillas.
—Vine a dormir contigo, cariño —sonreí ante su respuesta negando con la cabeza.
—Eres increíble —murmuré, él soltó una pequeña risa mientras deslizaba hacia abajo el jean por sus piernas.
—Venga, hazme espacio —me sugirió, me moví hacia un lado viendo como se metía en mi cama bajo las mantas. Rápidamente me rodeó por la cintura, jalándome hacia él para que cayera recostada apoyando mi cabeza en su pecho.
—Si mis padres…
—Sh —me interrumpió subiendo las mantas por mi cuerpo para taparme hasta los hombros—. Estamos bien, ¿vale? —me sonrió y aunque estaba oscuro, su sonrisa era majestuosa.
—Gracias —murmuré al cabo de algunos segundos, él besó mi cabeza.
—No tienes nada que agradecer, lo sabes —su voz era un susurro dulce, angelical—. Mañana será un hermoso día, el mejor de todos.
—Scooter debe odiarme —por quitarle a Justin todo el tiempo, aunque yo no quisiera eso.
—Mmh, no importa si eso pasa —claro que a mi sí me importaba—. Él no puede mandar en mi corazón.
—Él va a matarme…
—Deja de pensar en él —me sugirió—. No me importa.
—Vale, vale —suspiré algo divertida—. Te extrañaba a mi lado —le confesé, él sonrió divertido.
—¿Me dejarás llevarte a Paris después de terminar el tratamiento? —lo miré sorprendida, ¿hablaba enserio?
—Justin, no es tan fácil —le recordé—. Por empezar, estás posponiendo mucho tu trabajo y no quiero interponerme, lo sabes. Además, mis padres no saben de nuestra relación. Deberíamos aclarar eso —él estaba relajado a mi lado guardando silencio—. Justin, ¿me oyes? —pregunté ante su silencio.
—Estaba pensando —susurró y carraspeó aclarando su garganta luego—, podríamos ir todos juntos, eso sería una buena forma de que ellos me conozcan, además, nos salvaría de muchos problemas, ¿no?
—¿Mis papás a Paris con nosotros? —pregunté asimilando la idea— Cariño, aún falta mucho para ello, debería hablarlo más adelante con ellos. En primer lugar, debo hacerme el tratamiento.
—Lo tomaremos con calma —me informó mientras su pulgar acariciaba mi mejilla.
—Estás frío —él sonrió levemente y besó mi frente.
—Pero te tengo a mi lado, pronto estaré cálido, como en mi hogar. Mejor dicho, en mi hogar, a tu lado —sonreí como una sonsa y planté un beso en su mandíbula.
—Quedaré calva —irrumpí el tema anterior—. Seré fea para ti.
—¿Hablas enserio? —en la oscuridad me topé con sus ojos miel mirándome acusadoramente— Es cierto, tu cabello es bonito y eres preciosa con él, pero ¿sabes algo? No estoy enamorado de tu cabello. Estoy enamorado del café de tus ojos, del brillo de tus labios, de la suavidad de tu piel, del calor de tus besos, de tus brazos rodeando mi cuello, de tu voz acariciándome suavemente, de la luz que emana tu perfecta sonrisa, de tu aliento a menta, de tu perfume a vainilla y chocolate, pero lo que más amo de ti, es tu corazón, tu personalidad, tu inteligencia. No me importa si estás calva o no, ¿sabes algo? Que vayas a estarlo significa que eres una gran luchadora, eso me llena de orgullo, nena —mi garganta estaba seca, un nudo se puso en ella.
—Gracias, enserio, no sé cómo agradecerlo, gracias —repetí en un susurro.
—No hay nada que agradecer, preciosa.



…Al día siguiente…



Desperté girándome para buscar la presencia de Justin, él no estaba en la cama. Me dirigí a la ducha, luego de darme un corto baño me cambié así http://www.polyvore.com/vbvcb/set?id=113256888 . Me até el cabello en una coleta desordenada y cuando estaba dirigiéndome a salir de la habitación la puerta se abrió. Justin venía con la bandeja del desayuno en manos.



—Buenos días, princesa —me saludó cerrando con su pie la puerta detrás de él.
—Pensé que te habías ido —murmuré.
—No te preocupes —me pidió—, tus padres creen que vine temprano a hacerte el desayuno —me guiñó un ojo divertido—. Todo bajo control.
—¿Has cocinado tú? —en la bandeja había tortitas de canela, jugo de naranjas, una manzana y galletas de trigo.
—Las tortitas, sí. Lo demás no puedo cocinarlo —se encogió de hombros mientras dejaba la bandeja en el escritorio.
—Ven, desayuna conmigo —lo invité sentándome en la cama.
—Ya he desayunado con los demás abajo —me explicó—. Despertaste algo tarde —me sonrió divertido mientras yo bebía un sorbo de jugo.
—¿Qué hora es?
—Las 09:30 a.m. —me respondió mirando su reloj—. Si quieres después de desayunar vamos a casa, por empezar, debes conocerla porque es nueva. Mamá quiere invitarte a almorzar y, además, Caitlin, Christian y Dexter están en casa.
—Bueno, eso será grandioso —le sonreí después de tragar el bocado de tortita que tenía en la boca—. Cocinas genial.
—Gracias, cariño —me sonrió y besó la frente de mi cabeza dulcemente.
—¿Pattie sabe que iré? —él asintió.
—Ella te ha invitado —me aseguró.
—Oh, vale, entiendo —le sonreí.
—¡Qué hermosa eres! —agaché la cabeza algo apenada, él me sonrió.
—Anda, al menos déjame comer sin hacerme sonrojar —le pedí divertida.



Mientras terminaba de desayunar Justin se quedó contándome qué iba a hacer de almorzar Pattie, pues porque ella cocinaría. Bajamos hacia la sala, saludé a mis padres y salimos de casa. Justin comenzó a conducir fuera del barrio del hípico, hacia el centro.



—¿Puedo encender la radio? —él asintió.
—Claro, nena —me estiré hasta el estero del automóvil y encendí el aparato. Él sonrió cuando me sobre salté, la música comenzó con mucho volumen. Intenté bajarla, en un intento nulo. Él estiró su mano y sin mirar, siquiera, lo hizo con facilidad.
—Quedarás sordo —protesté.
—Creo que Jazzy estuvo aquí —me informó divertido. Comenzó a sonar una voz, jamás la desconocería. Era Justin.
—Eres tú —él me miró confundido una milésima de segundo y volvió la vista a la calle con una mueca de satisfacción en el rostro—. Por supuesto que eres tú.
—Sí, soy yo —murmuró. (La canción era Confident).
—Así que confiada, ¿eh? Labial en tus sábanas, que no fue la primera vez. Eres todo un semental, Bieber —él soltó una risa divertida, más bien una carcajada.
—No la escribí para ti —me aseguró—. Déjame decirte, no eres nada confiada en la cama, bebé.
—¡Justin! —protesté, él solo sonrió.
—Tienes tus momentos, pero me dejas el trabajo.
—¡Justin Bieber! —estaba apenándome demasiado.
—Lo sé, lo sé —se comenzó a defender—. Eres nueva en el tema, pero alguna vez dejarás labial en mis sábanas, créeme, cariño. No sabes cuán divertido puede ser —mi cara estaba roja.
—Justin, ya basta —le pedí, él apoyó su mano tranquilizadoramente en mi rodilla.
—Solo bromeo, nena —me informó—. Es una simple canción, a veces no escribo sobre mi vida. No te escribiría algo así, lo sabes —preferí creerle.
—Vale, vale —murmuré, él apretujó mi rodilla suavemente.
—Tranquila, nena —me repitió—. No dejaré que la prensa o mi carrera se meta en esto, te lo he dicho. No dejaré que nos arruinen —oír eso de alguna manera me dio paz, pero no era eso lo que me traía consternada.
—Estoy bien —le aseguré y sonreí tenuemente hacia él—. Solo…
—Sí, lo sé, es por lo de mañana —me interrumpió—. Estaré ahí cuando salgas, ¿sabes?
—Tú tienes cosas que hacer —fruncí el ceño—. Y quiero, te exijo, que las hagas.
—Pues, iré quieras o no —me informó—. Quiero hacerlo y puedo darme el lujo de posponer mis cosas para hacerlo, ¿vale?
—No te darás por vencido —pensé en voz alta.
—Claro que no, ¿quién crees que soy? —habló victoriosamente— Iré y estaré allí, quieras o no.
—John me prometió ir conmigo a la quimio —le confesé a Justin.
—John era el que te coqueteaba —murmuró entre dientes—. Lo estaré vigilando de cerca.
—No seas celoso, Bieber —él sonrió.
—Descuida, sé que eres mía, nena —sonreí inconscientemente al oír eso.



Llegamos a casa de Justin después de un rato, entramos por un portón con seguridad hasta una enorme casa blanca de tejas azules oscuras. Él aparcó el auto y bajamos.



—Algún día déjame abrir la puerta de tu lado, ¿vale? —protestó, sonreí divertida, él se acercó a mi rodeándome por la cintura.
—No hace falta, aún puedo —él frunció el ceño.



Entramos a la enorme sala de su casa, Cait, Pattie y Christian estaban sentados en los sillones marrón chocolate que estaban allí frente a la chimenea, sobre la cuál había un gran plasma.



—¡___________(tu nombre)! —gritó Caitlin, casi dos segundos después me apretujó en sus brazos con fuerza.
—Oh, hola Justin, ¿qué tal? —bromeó Bieber reclamando atención.
—¡Justin! —exclamó ella con la misma énfasis abrazándolo.
—Hola —saludé en general.
—Hola, cariño —me saludó Pattie.
—Hola, ___________(tu nombre) —me sonrió Chris.
—Pasa, linda, siéntate —me indicó mi suegra. Así lo hice, me senté en el sillón grande a un lado de Christian.
—¿Dexter? —le pregunté a Cait, ella volvió a su asiento y Justin se sentó a mi otro lado.
—Entrenamiento —se encogió de hombros—. Además, Bieber lo intimida.
—¿Enserio? —cuestionó Justin divertido.
—Es un maricón —musitó Chris.
—Y tú un celoso —le aseguró mi novio divertido.
—¡Justin! —volteé a ver de quién provenía la voz, la pequeña hermanita de Justin corrió hacia él y se subió a su regazo mientras él la abrazaba sonriéndole.
—Hola, Jazzy —la saludó él. La niña me miró sonriéndome.
—Hola, ___________(tu nombre) —me saludó con algo de pena.
—Hola, preciosa —la saludé sonriéndole.
—¿No le dirás lo que habías dicho? —preguntó Pattie. Supuse que se lo dijo a Jazzy.
—Mmmh —ella me sonrió apenada.
—Va, dile —insistió Justin divertido—. Ella no se enojará.
—Bueno —ella agachó su vista, sin hacer contacto visual conmigo—, yo quería que me enseñes a peinarme como tu te peinas —sonreí enternecida.
—¡Claro que lo haré! —le aseguré— Te verás preciosa, te lo aseguro —ella me sonrió mirándome nuevamente.
—Ella es buena, te lo dije —Jazzy le sonrió a su hermano tras decirle eso.
—¡Claro que es buena! —se entrometió Pattie.
—Oigan, mejor no hablar de mi —les ofrecí divertida. Me daba pena.
—¿Por qué no van al cine por la tarde? —nos ofreció Pattie— La cartelera está buenísima. Es día de películas de terror.
—Nos estás echando —bromeó Chris.
—Iremos —afirmó Caitlin alegremente.
—Todo por ir al centro comercial —comenzó en voz baja la protesta Christian—, allí se pondrá a comprar cosa tras cosa.
—¡Qué malo eres, Christian! —protestó Caitlin.
—Las compras no tienen nada de malo —le aclaró Patricia a Chris.
—¡Son adictas! —protestó Bieber está vez.
—Está claro que no iremos al cine —murmuré por lo bajo entre risas.
—Yo quería ir —protestaron al unísono Jazzy y Cait.



Luego de almorzar Pattie llevó a Caitlin y Jazzy al cine, Christian se fue al departamento de Cait, solo quedamos Justin y yo en su casa.



—Hoy sobre las 10:00 p.m. debo ir al hospital —le comenté, él me jaló del brazo haciendo que cayera sobre su regazo en el sillón de la sala.
—¿Ya te internas? —yo asentí suavemente— Rezaré por ti, además de que mañana a primera hora estaré allí.
—Justin, no quiero que…
—¿Cuántas veces hemos hablado de esto? —preguntó interrumpiéndome— No vas a lograr que desista, ¿vale? Pero si quieres perder el tiempo intentándolo, adelante. Tengo todo el tiempo del mundo.
—No me gusta que dejen su vida para estar conmigo. Tú, mis padres, Sally —suspiré.
—Oye, ¿cómo está ella? —lo miré confundida— Sally.
—Bueno… ya sabes —me encogí de hombros relajándome al sentir sus brazos rodear mi cintura—, ella habló con mis papás. Mamá odia la idea, papá va a ayudarla al igual que yo, pero Chaz está consternado, en cambio.
—Pude imaginarlo —murmuró Justin pensativo—. No lo he visto, realmente, creo que lo ha tomado mal.
—Él dice que es culpa de Sally, y tal vez en cierta medida, tenga toda la razón. Sin embargo, no es la postura que debe tomar. Él sabe que eso podía pasar algún día —los ojos de Justin me miraban fijamente—. Puede que sean unos imbéciles, realmente, ella lo fue.
—Puede pasarle a cualquiera, nena —murmuró con toda la tranquilidad del mundo—. Incluyéndonos. Por ello mismo, por mucha pena que te de, debes comunicarte conmigo.
—Tú sabes que yo no me cui…
—Sí, lo sé —me interrumpió sonriéndome levemente—. Aunque quizás después del tratamiento sería lo más seguro que te cuides, ¿no crees?
—Deberé ver qué consecuencias me dará la quimio —le recordé—. Pero, puede que sí —odiaba no poder hacer las cosas ahora, tener un futuro incierto.
—No estés así —él notaba todos mis cambios de ánimos—. La vida a veces es dura solo para fortalecerte y ayudarte a enfrentar el futuro.
—No quiero hablar de esto —le aseguré pasando una de mis manos por su dorado cabello.
—Vale, vale —me sonrió mirándome dulcemente—. Jamás me cansaría de ver lo hermosa que eres.
—No seas baboso —le pedí apenada entre risas—. Guárdatelo para ti, yo sé que no lo soy.
—¡Demonios! —protestó negando con la cabeza— ¿Por qué nunca las mujeres creen cuando les dicen que son preciosas? Dime, ¿es algún tipo de regla universal para hacer enfurecer a un hombre? —yo solté una carcajada ante la idea.
—A ver, si yo te digo que eres hermoso, ¿tú que me dices? —me puse en su plan.
—Claramente, que lo soy. Muchas gracias —bromeó haciéndome reír.
—No se vale —saqué la lengua.
—Mmmh —me miró pervertidamente—, ¿qué insinúa, señorita ___________(tu apellido)?
—Nada, señor Bieber.
—Estaba provocándome —me miró divertido. Yo reí.
—Eso crees tú, Bieber —él se acercó peligrosamente a mi cuello.
—Y no sabes cuánto me gusta que me digas Bieber —citó mi manera de nombrarlo.
—Ya basta, Justin —le pedí—, tu mamá podría regresar enseguida.
—¿Enserio crees eso? —cuestionó entre risas— ¡Nena, fueron con Caitlin al centro comercial! Tardarán horas, años.
—¿Así que quieres tener sexo, Bieber? —lo miré fijamente encontrándome con su rostro frente a mí, él soltó una risa divertida.
—No.
—¿Entonces? —pregunté confundida, él seguía riendo.
—Entonces —él rozó mi nariz con la suya—, quiero besarte, quiero sentir tu aroma, quiero tener tu calor a mi lado en mi cama, quiero —carraspeó y clavó sus ojos en los míos—, quiero hacerte el amor —sentí como el calor subía hacia mi cara.
—Bésame —le pedí, él acomodó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y sonrió levemente antes de capturar mis labios en un casto beso.
—Ven —él esperó que yo me pusiera de pie para pararse. Tomó mi mano y comencé a caminar un paso detrás de él.
—¿Hacia dónde vamos? —le pregunté estúpidamente, claramente sabía a dónde íbamos.

—Amo tu inocencia. 

6 comentarios:

  1. Me ha encantado el capitulo. Son tan lindos Justin y ____ juntos... ^^
    Espero impaciente el siguiente capitulo :)

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  2. Waoo me encanta, porfavor escribe pronto. PD:Espero que te sientas bien pronto. xoxo

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  3. siguelaaaaaa me encanto tanlindo Justin y rayis <3<3

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  4. Awww ❤️siguela❤️

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  5. Seguila pronto, amo el capitulo!!!
    Psdt: de verdad quiero aparecer en lanove, te deje mi descripcion en el cap anterior

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