Luego de caminar un buen rato hasta el lago nos sentamos
cerca del agua, donde la brisa era fresca y los mosquitos aún no aparecían.
Eran las 05:00 p.m. y no pensábamos en movernos de allí, a menos que fuera muy
urgente. Mis brazos contenían en su estrechamiento el cuerpo más hermoso y
perfecto que alguna vez creí tener.
—Me gusta la casa —le informé. Sentí el leve sonido de sus
labios dibujar una curva. Su curva más hermosa.
—Sabía que te gustaría —farfulló victoriosa de escuchar esas
palabras salir de mis labios.
—Todo es natural aquí —dije admirando el paisaje.
—No creí que fuera tan fácil.
—¿Qué sea natural? —pregunté confundido. Ella meneó la
cabeza negando mi suposición.
—Ser feliz —me explicó en dos palabras.
—¿Qué creías? —le pregunté. Las cosas no siempre deben ser
difíciles para ser buenas, ¿saben eso, verdad?
—Creí que cuando conociera a la persona que me haría feliz
mis pies temblarían, mis ojos desprenderían destellos. No lo sé. Creí que sería
una especie de ángel diferente, muy diferente al resto —en cierto modo algo así
era todo—. Y pues, para los demás nada es así. Aunque para mí sí.
—No soy una especie de ángel —le avisé divertido. Ella rió
levemente.
—Pero eres diferente al resto, a todos.
—Me gusta oír eso —pensé en un susurro. Sentí su piel
estremecerse.
—Después de casi 14 años, creía todo un fiasco. Pero
entonces Justin Bieber apareció con su alocado peinado, hacía poco que lo había
cambiado, alborotado y rubio. Su piel bronceada, sus ojos intensamente
interesantes y miel a decirme que todo no era una mierda. Pero la rebelde sin
causa de ___________(tu nombre) se negó a creer en la felicidad. Era mejor caer
desmayada y terminar internada para darse cuenta de las cosas —su historia no
fue fácil.
—Hay algo que nunca podré perdonarme —ella volteó su cabeza
rápidamente. Apuesto a que pensó que la traicioné.
—¿Qué? —preguntó desesperada.
—Cuando tú estabas en rehabilitación —suspiré
culpablemente—, yo no tuve los huevos como para mandarle una carta o llamarte.
Fui un cobarde, nada más que eso. Tú era cuando más necesitabas de mí, que te
apoye y te quiera, pero solamente me dediqué a mí y mi música —ya que otra cosa
no pude hacer. Ella volvió a su vista anterior, apuesto a que sus ojos estarían
llenos de lágrimas. Era un tema del que nunca habíamos hablado, pero sé que le
dolía.
—Ya no importa —su voz era tenue, apagada. Creo que había
tocado lo malo, lo débil.
—Lo lamento, no sabía que…
—Me duele mucho aún que no hayas estado allí para mí —afirmó
algo dolida, quizás las lágrimas estaban mojando su mejilla. Odiaba ver los
rastros de esas gotas en su cara—. Pero ya lo superé. Ya no soy una Ana.
—¿Ana? —pregunté confundido. Nunca entendí ese término y tan
usado que es, me siento ignorante.
—Anoréxica —respondió.
—¿Eras anoréxica? —pregunté confundido. Creí que era anemia.
—Los médicos dieron a decir que era anemia, porque es más
“curable” —por así decir—, que una anorexia casi crónica como pudieron curarla,
todo murió allí. Pero… no es tan así. Aún me cuesta no darme un atracón y luego
no pensar en dejar de comer durante meses —confesó sin mirarme. Era seguro que
estaba llorando.
—Nunca me lo dijiste —me quejé. Yo podría ayudarla.
—Nadie lo sabía —farfulló y vi como sus manos se dirigían a
su cara. Su voz estaba como cuando te resfrías.
—Son cosas que no deberías callar —quería verla a la cara.
—Son cosas que si todo mundo las sabe te vuelves débil,
vulnerable —dijo ella corrigiendo mi idea—. Duele mirarte al espejo y que
aunque te salten las costillas y seas solo piel, desees estar más y más flaca.
Cuando el mundo sabe eso, solo logra mirarte con lástima. No quiero que me
miren con lágrimas.
—Pero… tú estás bien —por favor, que diga que sí.
—Son épocas y épocas —afirmó—. Cuando perdí al bebé,
seguramente habré estado en mis crisis —afirmó—. Aunque hace años que creo que
no sufro una recaída.
—¿No confiabas en mí como para decírmelo? —pregunté. Me daba
dolor, mucho dolor, saber que fue así. Que me ocultó esto durante años.
—No confiaba ni en mí misma para salir de esa enfermedad,
Justin —farfulló ella y se volteó con la cara empapada en lágrimas.
—No quiero que caigas otra vez —nunca querría eso. Si ella
cae, yo caigo.
—No voy a caer —aseguró—. Te tengo a ti, ¿verdad?
—Claro, mi amor —afirmé y deslicé mis manos por sus mejillas
secando con mi dedo pulgar todo rastro que sus lágrimas dejaran en su piel.
—Ya, pero no quiero llorar más —afirmó tomando mis manos.
Sonrió levemente, aún dentro de mí la desesperación latía vigente.
—Está bien —acepté, claramente. Ella besó fugazmente mis
labios.
—Juguemos —me pidió. Sonreí y asentí—. Yo te digo tres cosas
que me gustan de ti y luego tú me dices tres cosas que te gusten de mí —me
propuso.
—Vale, comienza —le pedí algo arrogante. Ella se acomodó
sentándose cómoda frente a mí.
—Me gustan tus ojos al sol. Se ven raros, pero sexys
—comentó divertida—. Me gusta cuando usas el pantalón casi por los suelos —es
exagerada—, se ve ardiente. Y amo tu sonrisa.
—Me gusta cuando dices “Bonjour” —comencé—, me gusta tu
sonrisa y sus hoyuelos —a veces se le forman hoyuelos—. Amo ver tus dedos tocar
acordes y piano. Amo tu voz al cantar. Cuando sonrojas. Me gustan tus piernas
cuando llevas zapatillas —sonó raro. Pero se ven sexys. Ella rió divertida.
—¡Eran solo 3 cosas, Bieber! —se quejó. Yo me encogí de
hombros.
—Vale, ahora… dime 3 cosas que no te gusten de mí —seguí el
juego.
—Cuando te haces el arrogante —comenzó a regañarme—. Odio
cuando pagas todo y no me dejas ayudar. Y odio tus celos excesivos —protestó—.
Va ahora dime tú.
—Odio cuando dejas poco a imaginación de los demás —lo peor
de todo—. Odio cuando no me robas besos. Y detesto que no dejes que Twittee una
foto tuya todos los días —protesté.
—¡Sería loco! —se quejó— las Beliebers me odiarían.
—Ellas te aman —afirmó.
—Algunas sí, otras no —me corrigió.
—No puedes agradarle a todo el mundo —intenté conformar a mi
novia.
—¡Pues, tus Beliebers son TODO el mundo! —enfatizó
irónicamente y rió—. La Bieberfever nunca acaba, Just.
—Yo no hago nada —me libré de cargos. Ella rió.
—Tus fans son grandiosas —era raro. Ella las amaba también.
—Lo sé —sonreí—. Son las mejores fans del mundo.
—No hay duda —farfulló—. Pero sigamos jugando —me pidió
ella—. Dime tu miedo más absurdo.
—Los gatos —respondí sin dudar un segundo de ello. Ella rió
divertida—. Dímelo tú.
—Las ranas —dijo.
—¿Canción favorita? —pregunté dudoso de la que diría yo.
—Fly — Celine Dion —dijo ella sonriendo—, ¿la tuya?
—Don’t wanna miss a thing — Aerosmith —respondí. Nunca
querría perderme nada de ella. Ni siquiera su respirar diario. Era
indispensable para mí.
—Dime tu canción favorita para dedicarle a alguien —me pidió
ella sonriendo.
—Up —sonreí. Sí, la canción era mía—, ¿la tuya?
—The reason — Hoobastank —respondió ella.
—Va, dedícame alguna canción —le pedí. Ella sonrió algo
pensativa.
—The only exception de Paramore —me dijo algo enternecida.
Esa canción era adorable.
—Yo te dedico Sin Miedo a Nada —sí, lo dije en español y
creo que ella conoce bien la canción, ¿no?
—Adoro esa canción —farfulló. También me gusta. Es muy
romántica—. Va, ¿qué prefieres? Besar a Ryan o correr desnudo por el programa
de Ellen —era muy absurdo.
—Correr desnudo por el programa de Ellen —no besaría a Ryan
ni en sueños—. Tú, ¿qué prefieres? Teñirte los mechones de tu cabello, todos de
colores distintos o nadar en una playa nudista —sonaba sonso.
—Nadar en una playa nudista —respondió. La miré
acusadoramente, con celos más que nada—. De noche, cuando nadie vea —se encogió
de hombros.
—Haces trampa —inquirí. Ella rió.
—Nunca dijiste a qué hora —me sacó la lengua burlona—. Mucho
menos si alguien debería verme.
—Tramposa —la acusé. Ella rió divertida.
—¿Qué prefieres? —preguntó— Volver con Selena o dejarme.
—Volver con Selena —respondí. Ella me miró con los ojos
raros. Confundida, celosa, desilusionada—. Pues, volvería con ella pero tú
seguirías siendo mi novia a escondidas. La engañaría contigo —ella rió
divertida.
—No sería tu segunda —me avisó—. No te compartiría con ella.
—Luego soy yo el celoso —bromeé menos preciando sus celos.
—¡Bobo! —se quejó— Tampoco me compartirías con nadie —añadió
inocentemente.
—NUNCA —enfaticé—. Con el único que te compartiría sería con
John.
—¿John? —cuestionó confundida.
—Sí. John —afirmé.
—¿Y quién es él? —preguntó mi novia a la defensiva.
—Pues, no lo conoces aún. Pero algún día despertará en tu
cama y te dirá: Hola mamá —sus ojos brillaron de ternura.
—¡Justin! —protestó divertida— ya creía yo que te habían
raptado y dejaron un robot de repuesto —bromeó—. Te amo, sonso.
—Ya quisieras que fuera un robot —farfullé. Ella rió
divertido.
—No sería tan bueno —afirmó ella mientras se quitaba los
zapatos florales que traía hoy.
—¿Qué harás? —cuestioné. Ella sonrió moviendo sus dedos de
los pies, con las uñas pintadas de rosa.
—Pues, debo enseñarte algo —afirmó mientras se ponía de pie
sobre las tablas del pequeño puente, por así decir.
Tomó su I-phone y luego de escasos segundos de mi espera
puso una melodía. Era algo pop, más de las que solía hacer. Bailable, algo
hip-hop, era muy pegajosa.
—Les gouttes froides
Refroidissement mes épaules
La nuit crie
Est-ce le bonheur
Je crie
Pour tenir tout le monde
Je veux entendre votre voix
Dire que tout ira bien
Dites-moi vous n’irez pas
Ja vais sourire
Cela me voler mon coeur
Sous la lumière bleue
Je vais regarder ton visage
Il votre coeur
Il sera mon bonheur
Voler mon coeur
Mes yeux
Ils vous regardent loin
Le sort
Je pars avec vous aujourd’hui
Musique
Échos dans mes oreilles
Je veux entendre votre voix
Dire que tout ira bien
Dites-moi vous n’irez pas
Ja vais sourire
Cela me voler mon coeur
Sous la lumière bleue
Je vais regarder ton visage
Il votre coeur
Il sera mon bonheur
Voler mon coeur
Mientras cantaba sus pies descalzos se movían al ritmo de la
canción. Ella al terminar me jaló poniéndome de pie.
—Estamos en Los Ángeles y somos lo suficientemente mayores
como para divertirnos en una noche de California, ¿no crees? —su voz era
agitada. Joder, estaba siendo muy sexy. Más de lo debido.
—¿A qué te refieres? —cuestioné alzando la ceja.
—La canción habla de una linda noche de antro, en la cual
podemos divertirnos juntos, no sé qué dices —quería ir a un antro.
—Pues, iremos esta misma noche —afirmé.
…Noche del mismo día…
___________(tu nombre), bajó vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=46130890&.locale=es,
su cabello alisado por más de su media espalda caía libre, sus pestañas
rizadas, sus ojos delineados y sus labios brillosos. Estaba bellísima y muy
natural. Yo traía un jeans azul, supras negras, una remera blanca y encima una
camisa a cuadros rojos y negros mangas cortas. Conduje hasta el antro en centro
de Hollywood —según Kenny era el mejor.
—Va, aquí es —le avisé entrando al aparcamiento privado. Era
un edificio bien imponente, de unos 3 pisos.
—Joder, ¡qué lujo! —farfulló. Estábamos en el vip
preferencial, solo van famosos allí. O gente muy importante.
—Lo sé —afirmé parando el motor del auto—. Kenny dijo que
era el mejor de Hollywood.
—Va, bajemos —me propuso.
Bajamos del carro y entramos sin algún problema al antro.
Por ser vip preferencial, ni entrada abonábamos. Subimos hasta el tercer piso y
allí ___________(tu nombre) buscó dos licores de fresa. Dijo que eran buenos.
—Sabes a lo largo de mi corta vida, no he vivido las noches
en antros o discotecas —confesó divertida mientras nos sentábamos en uno de los
sillones blancos del fondo. Sonaba Call me maybe, algo pegajosa.
—Pues, no creas que yo sí —con mamá persiguiéndote, era
bastante difícil.
—No debe ser tan bueno —añadió cruzándose de piernas. No sé
si por conformarse o porque sí.
—¿Dices? —le pregunté. Ella rió algo sonsa y luego bebió un
sorbo de la bebida.
—¿Te gustaría estar alcohólico todos los fines de semanas? —me
preguntó. Yo negué con mi cabeza, entonces ella me conformó con una sonrisa
encogiéndose de hombros.
—En realidad, no es tan bueno —después de todo no lo es.
—¡Tortolitos! —esa voz me era muy conocida. La conocía desde
hace años.
—¡Butler! —farfullaron mis labios al verlo allí parado
sonriendo frescamente. Su cabello levemente desparramado, sonrisa blanca en su
rostro, remera coral y jeans negro, supras blancas. ___________(tu nombre) se
puso de pie y lo abrazó cariñosamente. No, descuiden, no estaba nervioso.
—Hola, Ry-ri —saludó ella divertida. Él correspondió al
abrazo.
—Hola, ___________(tu nombre) —saludó mi amigo—. Bro —me
saludó sonriendo.
—¿Qué haces aquí? —pregunté, algo bastante obvio. Él se
sentó frente a mí y a ___________(tu nombre).
—Cazar —respondió divertido, mientras jugaba bamboleando la
copa que traía en mano—. Lo raro es verlos aquí a ustedes dos —afirmó.
—Llegamos hoy mismo —le recordé una de las causas por las
cuales no veníamos.
—Nunca venían —añadió ceñudo.
—Era menor de edad —afirmó mi novia algo divertida. Creo que
ya estaba ebria.
—¡El punto es…—suspiró— están aquí! —Ryan estaba muy
divertido.
—Y… ¿estás solo? —preguntó ___________(tu nombre) algo curiosa
e insinuativa de que era una situación rara. Ryan en un antro y sin chica.
—Pues, hace ratito llegué —punto de partida. Llevaba poco
tiempo aquí— y para su información en un vip preferencial solo podría besarte a
ti, pero tienes novio y eres mi amiga —básicamente, era imposible.
—Y te quedarías sin cabeza —añadí entre dientes. Ryan rió y
me quedó viendo desconcertado.
—Crees que yo… —sé que se refería a que si creía que él era
capaz de besarla.
—¡Justin! ¡Ryan! —protestó ___________(tu nombre).
—Ya, ya, linda —le sonreí. Ella devolvió el gesto.
—¿Han ido a ver a Cait y Chaz? —preguntó Ryan para luego
beber un trago esperando la respuesta. Eso indicaban sus celestes ojos
viéndonos inquisitivamente.
—No, aún no —respondimos al unísono. Él sonrió divertido.
—Su panza está enorme —comentó. Creo que a Ryan le
enternecía ese hecho. Él siempre quiso a Caitlin, lo admita o no.
—La sigues queriendo —afirmó victoriosa de su deducción mi
novia.
—Hay cosas que cambian, amiga —afirmó melancólico.
—¿Te gusta? —le cuestioné. Él se encogió de hombros
estúpidamente.
—No hay vuelta atrás —se lamentó. Es un completo idiota,
¿verdad?—. Ella ahora está casada, yo… siempre seré el amigo solterón que todo
hombre necesita —me sonrió amargamente.
—No, no —se negó ___________(tu nombre) interrumpiéndolo—.
Mira, no te regañé por esconderme lo de Caitlin, porque antes de casi 1 año
podría haberte ayudado. El problema es que después del próximo 14 de febrero —suspiró
y sonrió actuando calma—, ¡no serás el amigo solterón que lleva a su mejor
amigo de putas! ¿Vale? —Ryan rió divertido.
—¡No lo llevaré de putas! —dijo levantando las manos
inocentemente.
—¡No iré de putas! —me defendí antes de que cancelara el
casamiento. Ella rió divertida.
—Deberé ir de joda solo —avisó—. Es que todos mis amigos se
casaron o irán a casarse —era verdad. Hasta hoy, solo quedábamos yo y él sin
casarnos. Pero eso no sería por mucho. Estaba decidido a hacerlo en algunos
meses.
—Pues, sí, sonso Butler —dijo burlona ella.
—Creo que ese licor te está afectando muy temprano —le avisó
Ryan quitándole el vaso. Ella frunció el ceño.
—¡Sonso! —protestó ella quitándole el vaso.
—Son unos niños de Kínder —me quejé.
—Habló el señor universitario —se defendió Ryan con ironía.
—Psss… habló el señor director de cine —repliqué divertido—.
Ryan, ¿dirigirás películas XXX? —pregunté. Él frunció en entrecejo e hizo un
movimiento raro con su nariz. Fue raro.
—¡Idiota! —me insultó ante la risa de mi prometida.
—¿Dirigirás esas cosas? —preguntó ___________(tu nombre)
ahogada en carcajadas.
—¡No! ¡Qué absurdo! —se quejó Ryan enfatizando. Era buen
actor— Si querría ser director de películas pornográficas no habría estudiado —___________(tu
nombre) y yo nos echamos a reír más aún.
—Te estás hundiendo, amigo —le avisé entre risas.
—El alcohol los está afectando —intentó acomodarla Butler.
Pero… era en vano, no dejábamos de reír.
—Veremos qué dices de tanto sexo después del 14 —bromeó
Ryan. Le proporcioné una mirada fulminante y las risas acabaron—. Bromeaba.
—¡Bobo! —farfulló mi prometida.
—¡Sonsa! —dijo él.
—Bobos los dos —me metí. Ellos me miraron algo raro.
—Colado —cacarraspeó Ryan. ___________(tu nombre) rió como
sonsita.
—Colado tú —me defendí divertido.
—¿Bailan? —preguntó escuchando de fondo Stole my heart ella.
Nos levantamos de los sillones con las copas en mano aún y
comenzamos a bailar al ritmo de la música. Luego de un rato, Ryan desapareció a
besarse, o quizás algo más, con una rubia platinada de tacones enormes y, según
él, exuberantes curvas. Peligrosas, como latinas. Comentarios específicos de
Ryan. Con ___________(tu nombre), volvimos a nuestro asiento.
—Mañana deberemos ir a visitar a mi madre —afirmó ___________(tu
nombre); era raro. Su madre estaba en Atlanta, hasta lo que yo sabía.
—Pero… ¿___________(tu mamá) no está en Atlanta? —pregunté
confundido.
—No —negó ella—. Vino unos días a Los Ángeles porque debía
hacer las cosas de la empresa.
—Pero… ¿no se había trasladado? —pregunté. Al menos era lo
que yo sabía.
—No, Just —respondió sonriendo—. Está en eso.
—Olvidé comentarte algo —le afirmé.
—¿Qué es? —me preguntó ansiosa y sonriendo.
—Ya tengo lugar para nuestra luna de miel —respondí. Creo
que iría a encantarle a dónde iríamos.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Anónimo: ¡Hola!
(: Sí, he escuchado Boyfriend, es tan sexy, tierna; ¡joder! Amo a Justin :$
jajaja. Un besito, gracias n_n
Ainelen:
¡Gracias linda! (: Besitos.
Marta: ¡Joder!
Eres tan linda jiji, gracias por tu apoyo, cariño. Te quiero muchísimo belleza
Española. Y… :| quieres pegarme virtualmente jajajjaa.
Camila y María:
¡Hola, hola! Escuché Boyfriend, sí. Es muy sexy jajaja. Respecto al favor, no
puedo publicarla aquí :S, es que… ya no he publicado algunas novelas de otras
lectoras y quedaría mal. Por ello mismo, la publicaré en Twitter (: Espero que
no lo tomen a mal. Un besito, las quiero.
Lelyn: ¡Gracias
por tus palabras linda! Me alegro que te guste jiji. Besos.
Sarahi: Hola (:
Me encantó Boyfriend, es bellísima. Justin es perfecto, lo acabo de comprobar jaja.
Gracias por decirme que soy una buena persona. Tú también pareces serlo. Un
besito.
Carla: ¡Hola,
hola! Bienvenida al blog, linda. Y… no tengas miedo, no como jaja. Ya no
sufrirás tanto, jajaja. O quizás sí, esperando el siguiente ajajaja. Pues, dime
lo que necesitas preguntar, te ayudaré con gusto. Un besito (:
Eloiise: Hola
(: Sí, linda. La canción la escribí yo jaja. Pues, en nuestra mayoría las
canciones son palabras que describen nuestros sentimientos, directa o indirectamente
es una forma de decirle al mundo como nos sentimos. Una buena forma de
descargarnos. El traje de patinaje, efectivamente, es de la otra nove. Un
besito, te quiero.
Dahi: ¡Hola!
Estoy muy bien, ¿tú? Pues… me alegro que puedas sentir lo que yo al escribir.
Un besito, te quiero.
Vitha: ¡Hola!
No importa, enserio. Entiendo lo del colegio, es agotador. Lo sé.
Sara: ¡Hola,
hola! Pues, también veo a Justin muy lindo y perfecto, solo que detesto que se ciegue
con Selena. Hay chicas mejores, él lo sabe. También amo a Patricia Lynn
Mallette. Creo que es un ejemplo de vida para las jóvenes de ahora, ella luchó
por su hijo. Es una enorme mujer. La amo (: por ser tan buena madre de Justin.
¡Me gusta saber que escribes! Muchas creen que es una sonsera. Y pues… sí.
Escribía muy sonsa. Era un desastre jaja. Te quiero mucho (: Un besito, linda.
Katy Carrillo:
¡Un beso, linda!
Anónimo: Por
favor, no mueras jajaja. Besos.
Links:
Mi página en Facebook: http://www.facebook.com/pages/Loving-BieberJustin-Bieber/364664603547495 (tengo
una novela allí, se llama: “Criminal Love”. Espero lean y le den like a la
página).
Déjame amarte (adaptada para
facebook): http://www.facebook.com/media/set/?set=a.365324016822226.84032.248815875139708&type=3.
Diarioblog: http://hablandodemiconmigomisma.blogspot.com.ar/
Bien es todo
por hoy, lindas chicas (: Las amo, gracias por todo.
—Poly—
P/D: FELIZ CUMPLEAÑOS LADY GAGAAAAAAAAA! (:
P/D 2: COMENTENN!