lunes, 27 de mayo de 2013

Capítulo 4°: "Solo espero que no termines como el resto". (2da. Temporada)



Mi tentación fue mucho más grande que las ganas de hablar que tenía, mis labios aprisionaron los suyos sin temor o preocupación alguna, su cuerpo se destensó entre mis brazos y dejó su bolso caer para abrazarme por el cuello sin miedo alguno.

Jamás había esperado con tantas ansias besar a alguien, excepto a ella. No entendía el por qué, después de unos cuantos años, por qué justamente ella debía cambiarme y yo cambiarla a ella; pero supongo, que en eso se basa, ¿no? Complementarse el uno al otro, sin una razón específica. Sus labios temblorosos bailaban al compás de los míos, sentí como algunas lágrimas se mezclaban en el beso, ya no tenía definido si eran las mías o las suyas, solo no me interesaba nada más que amarla. 

Sus piernas se enredaron a mi cintura con simpleza, como si jamás hubiésemos dejado de hacerlo. Mis labios comenzaron a recorrer lentamente su cuello mientras me dirigía al sillón de la sala. Sus manos jugaban desesperadas con el cabello de mi nuca mientras gemía suavemente al sentir mis besos en su cuello.








—Jamás he extrañado así —confesó ella recostada en mi pecho—. Jamás pensé en dejarte solo, Justin.
—Como tú misma me has dicho —susurré acariciando su cabello—, las cosas ya han pasado, ¿no? No podemos volver el tiempo atrás y hacer las cosas bien, definitivamente no podemos.
—Justin —mencionó ella mi nombre, sabía que me preguntaría algo.
—Dime, bebé —le pedí.
—¿Quién es Rebbeca?
—¿Rebbeca? —intenté parecer calmado, como si ni siquiera conociera a alguien que se llamara así, pero no podía.
—No intentes engañarme —me pidió ella—. Sé que hay una tal Rebbeca en la vida de la pandilla, ¿quién puta es?
—Nena, apenas entras —suspiré acariciando su brazo con mi mano—. No intentes entender cosas que solo te traerán problemas.
—Soy de la banda ahora —me recordó algo que ya tenía presente—. Y corro el mismo peligro que tú, Chaz, Jaden o quién quiera que esté en ella, ¿lo tienes no? Pues, merezco saber de quién debo cuidar mi trasero —ella jamás paraba, ni siquiera después de tener un momento tan lindo.
—Lo sé, claro que tienes derecho —miré sus ojos los cuales me analizaban detalladamente, me intimidaba un poco la profundidad que había adquirido en ellos. Si antes lograba esconder todo detrás de su mirada, definitivamente ahora había trabajado mucho más en ello. Era imposible descifrar algo a través de sus luceros color marrón—. Pero, si te enteras de las cosas ahora, será mucho más complicado. Te conozco, sé que querrás atacar antes de que te ataquen y no podemos, debemos ser pacientes y hacer bien las cosas.
—¡Solo dime quién carajos es Rebbeca McCanter! —me pidió con autoridad.
—Oye, nena, no me grites —le sugerí con toda amabilidad, pero recordándole que debía tratarme bien—. Quizás a ti te funcionaba así dentro de la cárcel, pero esto es democracia y no puedes pegarme para que haga tu antojo —sus ojos se volvieron dos torbellinos negros.
—¿Vas a sacarme en cara toda la vida que estuve en cárcel, Justin? —y el tema la ponía sensible.
—No quiero pelear —le recordé. Ella suspiró acomodándose en mi pecho.
—Si tan solo fueras del todo honesto con…
—¡Soy honesto! —protesté, ella se sentó para mirarme otra vez mientras se cubría con la sábana— No estoy mintiéndote en nada.
—Solo lo ocultas —me reprochó—. Solo no pretendo que me cuides tanto el culo, yo puedo sola, pero al menos dime de quién diablos debo tener cuidado, Bieber.
—¿Quieres saber quién es Rebbeca McCanter? —ella asintió con seguridad— Pues, mañana mismo lo harás —y claramente, iba a mostrársela.



…Al día siguiente…



Era el amanecer cuando habíamos regresado a casa, ___________(tu nombre) me dijo que iba a ducharse, se cambiaría e iríamos a ver negocios. Definitivamente, no iba a poder dejarla fuera, como planeaba, ni darle un papel mínimo. Ella quería estar casi a la cabeza, junto conmigo.

Mientras ella subió a ducharse, supongo, yo me quedé en la sala mirando mi teléfono.


—Bieber —me habló Chaz entrando a la sala—, tengo noticias.
—Dime —le pedí mirándolo fijo—, ¿sucede algo, Somers?
—Alfredo y Ryan G., llamaron hoy —pues, sí. Ellos también eran parte del clan.
—¿Hay noticas de la perra? —claramente hablaba de Rebbeca.
—Nada —aseguró Chaz—, solo que deberán cuidarse tú y ___________(tu nombre), porque ella ya sabe de su llegada.
—Dime que bromeas —le pedí. Mi amigo no gesticuló, lo que era un rotundo no—, ¡Qué gran mierda! —protesté poniéndome de pie, tenía muchísima rabia fluyendo en mí— ¡Lo único que me falta es poner en peligro a ___________(tu nombre)!
—Yo no me preocuparía por ella —miré a Somers y él se encogió de hombros—. Sabe defenderse.
—Jennifer y Rebbeca son dos polos —me animé a comentarle—. Jennifer era de los juegos psicológicos y la tortura lenta hasta lograr que quieras morir. Rebbeca, no necesita que desees morir para disfrutarlo, ella solo te asesinará.
—¿Quieres mi opinión? —yo solo no respondí nada. Sabía que debería escucharla, quiera o no— Cuéntale las cosas a ___________(tu nombre). Dile cómo ensució tu nombre, dile que es su culpa que Rebbeca nos odie, además de que el clan influye en su zona. Enséñale de qué debe cuidarse ahora que está con el culo libre fuera de la cárcel. Ella sabrá qué hacer —mi mente no pensaba con claridad. Solo quería proteger a ___________(tu nombre). Rebbeca era diez veces peor que Jennifer, eso era seguro.
—No lo sé, Chaz. Pero si Rebbeca llega a hacerle algo a ___________(tu nombre), voy a matarla —sin margen de error—. Sabes que soy capaz, no iré con regodeos.
—¿Saldrás ahora? —me cuestionó inspeccionando mi aspecto— Porque parece que has tenido una noche agitada hermano —sonrió divertido—, no regresaron.
—Estuvimos en la casa de papá —podía confiar ciegamente en Chaz, era como mi hermano mayor—. Iremos a la taberna ahora. Ella quiere adaptarse —revoleé los ojos, Chaz soltó una pequeña risa.
—Viejo, lo mejor que puedes hacer es no mentirle —en eso coincidía con Chaz—. Tú sabrás cómo hacer para que no se pase del peligro y termine otra vez como terminó la última. Confía en ti, lo harás bien, hermano.


Antes de que pudiera responderle algo a Chaz, ___________(tu nombre) se apareció en la sala vistiendo así http://www.polyvore.com/rm/set?id=83579074. Como un instinto masculino, mis ojos y los de Chaz fueron directo a sus piernas. Tuve que contener mis ganas de pegarle a Chaz, honestamente, él no tenía la culpa.


—¿Ya nos vamos? —preguntó ella y carraspeó ante el silencio, entonces reaccioné.
—¿Puedo aconsejarte algo? —habló Chaz antes de dejarme responder, mi chica lo miró atentamente.
—Dime —le pidió.
—Es una ley básica, antes de que ellos te den miedo a ti, tú dales miedo a ellos, ¿vale? —___________(tu nombre) sonrió irónicamente.
—Ley muy básica, casi igual a respirar —aseguró—. Estuve en la cárcel, dos años. Sé a quién intimidar, a quién seducir y con quién victimizarme. Podrían sorprenderse —y tal vez, era cierto. Porque ella, no era de las muchachas egocéntricas.
—Venga, ya vamos —le pedí.


Salimos de la casa y recordé que no podíamos ir en la camioneta, Rebbeca la conocía, por lo que toqué mi bolsillo y encontré la llave de mi moto. Sonreí divertido, pensé qué tan emocionante sería montar una motocicleta con ___________(tu nombre). Ella se desconcertó un poco viendo que me dirigí a entrar al garaje. Subí mi moto y la encendí, hice rugir el motor y salí. Le hice un gesto y ella solo se subió a la moto.


—Bien, nena —sonreí divertido mirándola de reojo—, aférrate a mi cintura y prepárate —le sugerí. Amaba la velocidad sobre esa hermosura.
—Vale —dijo ella y se aferró a mi cintura apoyando su rostro sobre mi espalda.


Aceleré y salimos rápidamente del lugar. Íbamos casi a 80 km. por hora, y para ser sincero, no sentía tensión por parte de ella. Al parecer, la velocidad, no la intimidaba.


—La ciudad es para el otro lado —dijo divertida cuando me vio doblar a la izquierda.
—¿Y quién dijo que íbamos a la ciudad, cariño? —ella soltó una pequeña risa.
—Por cierto, lindo aroma, Bieber —sonreí divertido mientras aceleraba un poco más. La taberna estaba casi a media hora, pero no había transito, así que quizás en veinte minutos estaríamos allí.


La noté profundamente entretenida en los paisajes que nos rodeaban, los cuales no eran muy interesantes, pero supongo que después de dos años de solo ver paredes grises, eran casi como un cuadro del mismísimo Picasso. Aparqué en el estacionamiento de la taberna, la cual estaba abierta y con gente, las 24 hs. del día. Bajamos de la moto y ella se quedó viéndome.


—Y aquí, de seguro, es una especie de guarida de mafiosos —yo solté una pequeña risa abrazándola por la cintura.
—Aquí me conocen todos —le anticipé—, pero nadie me busca pleitos, así que, por favor, no hagas locuras —ella sonrió divertida y besó la comisura de mis labios.
—Descuida —me pidió—, sé cómo jugar a este juego peligroso.


Sin soltar su cintura, comenzamos a caminar hacia la taberna. Abrí la puerta y todos voltearon a ver, casi como en una película y quizás, era por quien me acompañaba, porque aseguro que ella ya no era desconocida en el lugar. Tenía su fama y se la había ganado.


—Bieber —dijo Edith desde la barra.
—Ven —le indiqué a ___________(tu nombre)—, te presentaré a una amiga —al llegar a la barra noté la mirada fría y distante de mi chica. Había tomado literal el consejo de Somers—. Edith, ella es mi novia…
—___________(tu nombre y apellido) —terminó la oración mi amiga—. La conozco, todo mundo la nombró en su momento —___________(tu nombre) le hizo una media sonrisa bastante cínica.
—Nena, ella es Edith, una amiga de la taberna —Edith le extendió la mano, ___________(tu nombre) la inspeccionó y luego subió a su cara.
—Un gusto, Edith —musitó sin tomar su mano—. Te saludaría, pero temo que salgan a decir que voy a matarte por tocar tu mano —sonrió cínicamente, Edith quedó algo desconcertada.
—No le hagas caso —le aconsejé a Edith—, su humor es algo pesado.
—Es raro verte aquí a esta hora, cuando sabes que Rebbeca aparecerá y también cuando conoces que odia verte aquí cuando está ella —___________(tu nombre), no le quitaba los ojos de encima a la morena encargada de los tragos.
—Rebbeca tendrá con quien pelear hoy si quiere guerra —aseguré y no lo decía por ___________(tu nombre), lo decía por mí.
—¿Y quién diablos es Rebbeca como para que todo mundo tiemble al pronunciar su asqueroso nombre? —la voz de quien me acompañaba se vio opacada al final con un carraspeo que jamás desconocería.


Volteé a ver sin soltar a ___________(tu nombre) de su cintura, entonces me encontré con la imagen de Rebbeca parada allí mirándonos fijamente, intentando intimidarnos. Era una lástima, porque podía sentir que ___________(tu nombre) no sentía miedo, más bien estaba emocionada por lo que sucedería de ahí en más.


—La pregunta es —el acento inglés de Rebbeca invadió el lugar dejándolo en silencio—, ¿quién puta eres tú, borreguita, para hablar con tanta seguridad de quien no conoces, pero por lo visto has oído hablar? —le sonrió cínicamente, sentí como la rabia se apoderó de mi chica.
—Creí que sería más —carraspeó—, como decirlo —susurró para mirarla nuevamente y sonreírle con todo su cinismo—, intimidante, pero honestamente, es como una ramera recién llegada de su último servicio.
—¡Lo lamento! —Rebbeca estaba totalmente en blanco, se lo notaba por sus vacilaciones, ella jamás sonreía burlista. Era su signo de desconcierto— Habla la muchacha que mató tan desprolijamente que hasta cayó a la cárcel —___________(tu nombre) soltó una gran carcajada cínica.
—Creí que subiría de nivel al salir de la cárcel —musitó mi chica—,  pero honestamente —miró de arriba hacia abajo a Rebbeca, como despreciándola—, lo único que logré es seguir peleando con putas baratas —Rebbeca, en un manotazo de ahogado, desesperada, escupió la cara de ___________(tu nombre). Todo mundo, incluyéndome estaba atento a la reacción, yo solo esperaba el momento para detener a mi chica.
—Perra —musitó Rebbeca con odio. ___________(tu nombre) sacó la saliva de su cara con su mano y la sacudió con asco. Fue casi en una milésima de segundo cuando el puño de ___________(tu nombre) se vio estampado en la nariz de Rebbeca, al parecer la morena que me traía loco desde hacía tres años, tenía su derecha muy bien entrenada. De la misma manera en la cual le había roto la nariz a Willow, le acababa de romper la nariz a la peor enemiga que tenía el clan.


Definitivamente, si queríamos que la guerra comenzara, ese golpe fue el inicio.


—¡Maldita mojigata! —gritó Rebbeca mirando su mano ensangrentada.
—¿No te bastó, perra? —todo el mundo esperaba más, pero yo me aseguré de agarrar con fuerza a ___________(tu nombre).
—¡Vete! —le grité a Rebbeca.
—Es mi lugar, váyanse ustedes, imbéciles —estaba desesperada, jamás nadie la había humillado así.
—Vete o te saco yo, ¿vale? —ya me estaba enfureciendo, no me costaría mucho trabajo sacarla del lugar— Vete, porque no querrás que te saque, vete —le repetí.
—Esto recién comienza —le advirtió a mi novia caminando hacia la puerta.
—¡Adiós cariño! —saludó ___________(tu nombre) con ironía— luego cuéntame qué tal tu cirugía plástica de nariz —Rebbeca solo salió furiosa mientras mi chica se reía burlándose.
—Estás loca —le informé.
—A mí nadie me humilla, Bieber —me recordó ella—. Ya no más.
—¡Qué cojones, tía! —Edith, estaba muy impresionada— Pegarle así a Rebbeca McCanter, mereces todo mi respeto y más, tengo por hecho.
—Rebbeca McCanter va a rogar piedad —aseguró mi chica.
—No es tan fácil —le aseguré—. La has agarrado desprevenida.
—Nadie sabe de lo que soy capaz. Créeme que estar en la cárcel no solo es aprender lo que debes hacer y lo que no. Por el contrario, es casi la inmunidad al peligro y al miedo —daba escalofríos oírla hablar así, frívola y dura consigo misma—. Rebbeca quiere guerra, ¿y adivina quién estuvo en campo de concentración durante dos años? —sonrió divertida y cínica a la vez.
—Solo espero que no termines como el resto —dijo Edith, yo solo la miré detenidamente.
—Eso no va a pasar —afirmé yo.

—¿Terminar? ¿De qué manera? —preguntó curiosamente ella.

domingo, 26 de mayo de 2013

Capítulo 3°: "Te necesito, Justin". (2da. Temporada).



—Estás así por lo de Justin, ¿no? —al parecer, él también había oído la pelea.
—¿También oíste? —Louis se encogió de hombros.
—No es que quisiera, pero… ya sabes —sonrió levemente.
—A veces es mejor ni siquiera hablar —él me miró detenidamente, otra vez.
—No sé por qué peleaban, pero, sé que las cosas cambiaron, todos lo sabemos. Quizás, Justin aún no se adaptó a eso. No debes dejarlo solo —y otra vez alguien dependía de mí, cuando ni siquiera podía conmigo misma.
—No puedo siquiera conmigo misma, Louis —pasé saliva intentando no comenzar a llorar—, Justin sabe que no puedo mantenerme en pie por mucho, ¡no puede pretender que sea yo la fuerte!
—Y tú tampoco puedes esperar todo de él —mis ojos se clavaron en Louis con frialdad mientras él se ponía de pie—. Solo digo, quizás ya no lo quieras, pero si no es así, no vale perderlo todo por nada —retomó su camino, supongo. Solo se fue de allí.


“No vale perderlo todo por nada”, ¿tendría razón? 

Me quedé un rato más sentada allí, aburriéndome. Pensando qué diablos sería como antes y qué no, estaba aburrida de vivir así, creí que al salir las cosas cambiarían, pero honestamente, salir solo cagó un poco más las cosas, o eso parecía. Me puse de pie y tomé mi bolso. Solo quería mi carro e irme a la ciudad, pero sería bastante difícil. Quería ver a Miley y Cait. Solo quería a mis amigas, al menos un pequeño momento.

Caminé hacia dentro de la casa, otra vez.


—Esperé que no volvieras —solo ignoré la tediosa voz de la muchacha—. Oye, no quiero peleas.
—No estoy peleando —hablé dejando mi bolso en uno de los sillones. Jaden solo oía todo en absoluto silencio, con precisión—. Jaden, ¿me prestas el auto? —él arqueó una ceja.
—¿Quieres que te lleve? —yo me encogí de hombros.
—Neutral —le anticipé—. Necesito ver a Miley.
—Vamos, te llevaré —me ofreció él.
—Jaden tú…
—Willow, no busques guerra —le pidió su hermano poniéndose de pie—. Es mi amiga, ¿vale? Prefiero que se lleven. Ya vámonos —me aconsejó él.


Salimos de la casa y me subí al automóvil de Jaden. Él hizo el mismo proceso, solo que del otro lado. El motor del automóvil arrancó y comenzamos a movernos.


—Es raro que Justin no esté contigo —¿a caso todo el mundo iba a nombrarlo?
—Peleamos —sentencié—. Y no intentes decirme que debo solucionarlo, por favor.
—No, no diré nada —me anticipó—. Solo no quiero verlos mal, a ninguno de los dos.
—Sé que los negocios no andan bien —Jaden se sorprendió un poco al escucharme decir eso—, ¿qué sucede?
—No tienes por qué saberlo —me aseguró el mejor amigo de Justin—.Tú no estás en el plan, solo sabrás sobre tus negocios y listo, ¿lo tienes, no? —yo fruncí el ceño desconforme.
—Tengo una mierda —protesté—. No pueden esconder las cosas de integrantes del Clan. Es absurdo. Todos corremos peligros, incluso si no operamos el negocio.
—Pues, Justin es el líder, lo sabes —sí, lo sabía. Todo el mundo lo sabía—. Él dijo que no te dijéramos nada, no puedo desobedecerlo.
—Pareciera que estuvieras tan ciego —carraspeé un poco intentando no pelearme con Jaden—. Pero sabes, está bien —era raro oírme ceder después de tanto tiempo.
—Cambiando de tema —habló Jaden—, ¿a qué vas a casa de Miley? Creí que no sabías nada de ella.
—Por eso mismo voy —respondí astutamente—. Quiero verla, es mi prima. Además, necesito ver también a Caitlin.
—___________(tu nombre)…
—Justin no quiere que veas a Miley o Caitlin —imité su voz interrumpiéndolo—. Justin no entiende lo que se siente mortificarme durante dos largos años intentando saber qué pasa por la cabeza de la gente que te quiere. Necesito al menos darles un abrazo, ¿vale? —y era raro que hablara tan abiertamente con Jaden.
—Lo que debes saber es que ellas quizás no te vean igual que antes, amiga —¿a qué se refería Jaden?
—Sigo siendo la misma —me defendí. Él sonrió divertido sin mirarme, iba conduciendo.
—¿Estás segura? —plantearme esas cuestiones no era algo que hacía a menudo, por ende no tenía una respuesta.
—Bueno, no lo sé —honestamente, ya comenzaba a dudar de ello.
—Pues, claro que no, ___________(tu nombre). Ellas no te ven igual, además de que no eres igual —no entendía a qué se refería Jaden.
—Ellas saben…
—No, ellas no saben por qué lo hiciste —fue casi como si leyera mi mente.
—Aún así, ¿crees que serán capaces de temer por lo que pudieran creer que les haría? —Jaden suspiró como si el tema se volviera realmente tedioso o incómodo.
—No lo sé, ___________(tu nombre) —confesó Jaden—. Honestamente, cuando todo sucedió hace dos años y medio, ninguno de nosotros podía entender el por qué y eso, particularmente, me asustó. Porque me hizo cuestionar en qué diablos pensaba cuando estaba contigo, porque creí correr peligro todo ese tiempo —auch, eso dolía.


Solo guardé silencio, pues no pretendía defenderme, porque quizás Jaden tenía razón.


—Ya no dices nada —y eso no era novedad, al menos no para mí.
—¿Qué esperas que diga? —cuestioné con un tono frívolo— Creí que no iban a juzgarme.
—No estoy juzgándote, yo jamás te juzgaría. No sé lo que se siente…
—Solo, guarda silencio —le sugerí—. No quiero escucharte defenderte ahora. Bájame cerca del centro.
—¿No irías de Miley? —me preguntó.
—Tengo cosas que hacer —al parecer él entendió el significado de guardar silencio.


A cabo de casi 15 minutos, Jaden aparcó a una cuadra de donde comenzaba el centro. No dije nada, solo me bajé del auto. Ni siquiera me preocupaba como volver, honestamente, no tenía ánimos de hablar con Jaden. La había cagado. Acomodé mi bolso y me dirigí a caminar. Simplemente sentía la necesidad de sentir el viento en mi cara y la sensación de saber que podía caminar libremente, sin que nadie fuera a decirme que debía “entrar”.

Caminaba como una vagabunda, sin rumbo u horario. El cielo poco a poco iba apagándose, la gente comenzaba a caminar rápido en las calles y juro que eso, jamás dejaría de molestarme. Casi habían pasado dos horas desde que Jaden me había dejado allí, lo único en que pensaba era en estar sola. Hasta que una imagen me partió el alma.

Miley y Caitlin salían de una cafetería cargando algunas bolsas del centro comercial, reían divertidas y se veían como muy buenas amigas. Lamentablemente, intenté que no me vieran, pero fue en vano; ya me habían visto y sus caras se habían tornado a la de sorpresa y confusión, una mezcla bastante peculiar.


—___________(tu nombre), eres tú —definitivamente eso no sonó como una pregunta.
—Caitlin —la regañó Miley—. Mira su cara, ni siquiera nos conoce —mi corazón se caía a pedazos.
—¡Es ___________(tu nombre)! —repitió Caitlin, estábamos solo a unos diez metros y juro que jamás me había sentido tan horrible. Como mierda, para ser exacta.
—¿Eres tú? —cuestionó Miley avanzando hacia mí.
—No sé quiénes son —hablé intentando parecer coherente y segura de mis palabras.


Pasé por su lado intentando no volverme a llorar a gritos que extrañaba mi vida anterior, simplemente era algo que no podía hacer. Estaba destrozada, no entendía por qué mi vida tenía que seguir siendo una mierda, una enorme e irreparable mierda.

Caminé casi cuatro cuadras más y me senté en unas de las bancas de un parque. Las lágrimas caían desesperadas por mi rostro, mi pasado me ataba, no podía liberarme, mucho menos olvidar y empezar de nuevo, porque las personas seguían hundiéndome. Estaba sola, me sentía sola.



Narra Justin:



Llegué a la casa casi cuando eran las 11 de la noche, iba dispuesto a hablar con ___________(tu nombre). Para ser sincero, no tenía otra cosa en mente, solo quería decirle que la amaba.


—¡Justin! —habló desesperado Chaz cuando me vio entrar.
—¿Qué sucede? —le pregunté al ver su cara de preocupación.
—Bueno, no sé cómo decirlo… —pasó saliva y se quedó viéndome en silencio.
—¿Qué puta tienes? —cuestioné con rabia— ¿a caso eres un gilipollas? ¡Habla, mierda! —le exigí. Chaz cada vez se ponía más nervioso—, ¿qué pasó? ¿Están todos bien?
—___________(tu nombre) le pidió a Jaden que la llevara al centro y…
—¿Y qué? —grité desesperado— ¿Qué le pasó? —mi corazón latía desesperado y ya pensaba en romperle la cara a Jaden.
—Y aún no regresa —añadió mi amigo. Mis ojos se encendieron de odio y juré que si algo le había pasado, iba a matar a quien le tocara un solo pelo.
—¡Mierda! —grité y estampé mi puño contra la pared— Mierda, mierda, mierda, ¿cómo diablos se les ocurre dejarla irse? ¿Están locos? —pasé mi mano por mi cabello intentando controlarme, pero era en vano. Sentía odio hacia Jaden.
—¿Qué sucede? —preguntó, justamente, Jaden entrando a la sala.
—¡Sucede que has dejado sola a ___________(tu nombre)! —le grité acercándome peligrosamente a él— Y ninguno de nosotros sabe qué mierda es capaz de hacer.
—Oye, hermano —intentó tranquilizarme Jaden—, ella sabe cuidarse sola.
—¿Eso crees? —soplé el aire con furia— ¡Pues, no la conoces, Jaden! Tú no la conoces.
—¡Es una asesina! —me gritó, juro que eso me cegó. Lo tomé por el cuello y elevándolo lo pegué contra la pared.
—Repite una vez más lo que has dicho y juro que tus huevos quedarán de adorno en tu boca, ¡imbécil! —Jaden estaba desesperándose porque comenzaba a no respirar y, con sinceridad, no tenía ganas de ceder—, ¿dónde puta la has dejado? —le pregunté.
—En el centro —musitó con la voz entre-cortada, entonces lo solté—. La dejé en el centro, temprano por la tarde.
—¡Mierda! —grité en su cara y salí disparado de la sala.


Entré a la camioneta y aceleré con furia, me jodía la vida pelearme con ___________(tu nombre) y no poder contenerla, porque era eso. Ella lo hacía porque habíamos peleado, no por otra cosa. Ni siquiera estaba consciente del riesgo que corría conduciendo por la carretera a casi 200 km. por hora. Estaba desesperado por saber que ella estaba bien, porque saber que Rebbeca nos tenía en contra, me desesperaba. Sabía que ella buscaría hacerle daño, aunque no estaba seguro de que supiera de ella en la banda aún.

Conduje lentamente por todo el centro, pero ni siquiera había rastro de ___________(tu nombre). Recordé el parque que estaba cerca del centro, de seguro ella estaría ahí. Así que llegué al parque y aparqué, luego me bajé de la camioneta y comencé a caminar por el parque, entonces ahí la vi, en una banca, sola.


—¿Nena? —cuestioné, ella elevó sus ojos húmedos y volteó el lado de su cara.
—Vete —me ordenó—. Quiero estar sola —me senté a su lado.
—Es media noche —quizás ya había pasado y era más tarde aún—, está haciendo frío y no puedes quedarte a pasar la noche aquí sola —ella volteó a verme, había estado llorando.
—No me lastimes —me pidió, juro que sentí ganas de llorar cuando la oí pedírmelo.
—Nena —hablé y pasé mi mano por su mejilla, ella se alejó un poco; como si no estuviera acostumbrada—, lamento todo lo que te dije. Juro que lo lamento.
—Esto es mucho más difícil de lo que creí —confesó ___________(tu nombre)—. Extraño todo lo que fui, pero no puedo cambiar nuevamente mi vida. Simplemente tengo que ser una perra malvada —sus ojos desprendieron algunas lágrimas otra vez y mi corazón se encogió haciéndome sentir una mierda por hacerla llorar.
—¡No, no! —me negué tomando su cara por el mentón para que me mirara—, no llores, por favor.
—Te necesito, Justin —mis ojos se humedecieron rápidamente—. Necesito que me ames, que me entiendas y que no me preguntes sobre lo que me duele.
—También te necesito, bebé —mucho más de lo que ella creía—. Y no sabes cuánto.
—Llévame lejos —me pidió mientras yo secaba sus lágrimas con mi dedo pulgar—. Llévame a un lugar donde podamos estar solos, por favor.
—¿A dónde quieres ir, nena? —porque no estaba dispuesto a decirle que no.
—Quiero estar contigo, Justin. Quiero sentirme amada —sus palabras me hicieron sentir un cosquilleo en el estómago, ¿estaba hablando enserio?
—Vamos, te mostraré un lugar. Sé que va a gustarte.






—¿Dónde estamos? —me preguntó entrando justo detrás de mí.
—Ven —le indiqué, ella solo siguió caminando detrás de mí—. Es una casa que tenía papá aquí, ya no viene.
—Justin, alguien puede…
—No, no llegará nadie —le expliqué—. Papá no viene hace mucho tiempo, descuida. Venía a menudo a pasar tiempo solo, nadie viene en mucho tiempo.
—Lamento haberte dejado solo —volteé sobre mis pies a mirarla fijo a los ojos. Ella solo se me quedó viendo—. Entiendo que no fue fácil para ti, para ninguno en realidad. Pero créeme que para mí tampoco lo fue —mis brazos rodearon su cintura atrayéndola contra mi cuerpo, extrañaba su calor—. Tú sabes que yo no quería que las cosas fueran así, pero Jennifer terminó de derrumbarme cuando…
—Nena, no sigas hablando —le pedí ante su silencio y sus ojos lagrimosos—. Yo sé lo que pasaste, porque lo viví contigo.
—Justin —suspiró levemente y alzó sus ojos para mirarme fijamente—, jamás te dije lo que te diré ahora, pero enserio, gracias.


Mi tentación fue mucho más grande que las ganas de hablar que tenía, mis labios aprisionaron los suyos sin temor o preocupación alguna, su cuerpo se destensó entre mis brazos y dejó su bolso caer para abrazarme por el cuello sin miedo alguno.


Jamás había esperado con tantas ansias besar a alguien, excepto a ella. No entendía el por qué, después de unos cuantos años, por qué justamente ella debía cambiarme y yo cambiarla a ella; pero supongo, que en eso se basa, ¿no? Complementarse el uno al otro, sin una razón específica. Sus labios temblorosos bailaban al compás de los míos, sentí como algunas lágrimas se mezclaban en el beso, ya no tenía definido si eran las mías o las suyas, solo no me interesaba nada más que amarla. 

lunes, 20 de mayo de 2013

Capítulo 2°: "No vale perderlo todo por nada". (2da. Temporada)

"Yo solo quiero ser feliz".



—¿Qué sucede? —preguntó Louis, yo no me inmuté, mucho menos me preocupé.
—Solo pongo las cosas en su lugar —le respondí y carraspeé un poco. Willow me miraba con odio.
—¿Le pegaste? —me preguntó Justin viendo a Willow tapar su cara con una de sus manos, su nariz mejor dicho.
—Qué lástima, ¿no? —sonreí cínicamente— Olvidó quién era e intentó hacerse la manda más, conmigo.
—Ninguna es más que la otra —habló Chaz con voz firme, yo solo miré fijamente sus ojos y solté una carcajada cínica.
—Cállate —me aconsejó Justin.
—Ya olviden esto —pidió Louis—, e intenten llevarse bien o, mejor, ni se lleven.
—A mí nadie me dice perra, ni me culpa de que su hermano se haya metido en tanta mierda por mi culpa —escupí sin filtros. Jaden miró a Willow.
—¡Cállate! —me exigió Willow— Todos sabemos la clase de arpía que eres.
—Yo no me metí en la pandilla por ella, Willow —habló Jaden, yo sonreí triunfante.
—Aprende a cerrar tu boca, hija de perra, porque estoy de regreso. 


Luego de un rato, todo pasó y las aguas se calmaron. Sabía que esa muchacha no lo superaría y le daría guerra si eso buscaba. Justin subió junto conmigo a lo que sería nuestra habitación. Tenía claro que querría hablar y en ese momento, era lo que menos quería.


—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué le pegaste a Willow? —volteé a verlo mientras me sentaba en el borde de la cama.
—La perra se llena la boca diciendo que yo metí a Jaden en esto —Justin frunció el ceño mientras se quitaba la chaqueta y la tiraba hacia una silla. Definitivamente, estaba más musculoso que la última vez que lo vi.
—Nena, debes controlarte —me pidió Justin acercándose—, las cosas no siempre serán como tú quieras —sonreí cínicamente.
—¿Por qué no solo me besas y callas? —le pregunté directamente— sé que es lo que buscabas con traerme aquí. Después de todo, no traje maletas —él sonrió divertido mientras se tumbaba sobre mí en la cama.
—Debió haber sido un pecado extrañarte tanto, mujer —su mano recorría la piel al descubierto de mi cadera y su nariz respiraba el aroma de mi cuello.
—También te eché de menos, Justin —le aseguré pasando mi mano por su cabello.
—¿Y ese tatuaje? —me preguntó, yo sonreí divertida ante la mirada de sus ojos miel en mi parte pélvica.
—“No es porque no puedes, es porque no quieres” —musité a su oído en español, sentí como se debilitaba ante ese susurro. Obviamente, estaba desesperado.
—Diablos —susurró—, no entendí nada, pero sonó sexy.
—No es porque no puedes, es porque no quieres —le repetí. Él esbozó una pequeña sonrisa y se volteó a mi lado para tomar mi mano y ponerla en su abdomen entrelazada con la mía.
—Nena —suspiró levemente—, sé que no quieres hablar, pero lo necesitamos.
—No, no es así —musité testaruda—. No es necesario hablar. Solo hay que continuar como si nada pasó.
—Pero las cosas sí pasaron, ___________(tu nombre) —dijo él con algo de severidad.
—Lo único que quiero es tomar una puta guitarra y cantar un poco —le aseguré—. No quiero hablar, ¿vale?
—No entiendo por qué te pones en este plan —sentenció mientras se sentaba, enojado, deduje.
—¡Porque tú no entiendes que no he estado de vacaciones en Miami! —suspiré frustrada— Estuve encerrada dos años, pudriéndome en la cárcel, es eso. Ya no soy una niña buena —carraspeé—. No lo soy —añadí en un susurro.
—¡Y no me importa eso! —me afirmó él tomándome por el mentón. Debía admitir que lo había extrañado de una manera increíble—. Porque tampoco soy alguien bueno ahora, solo no puedo pretender que nada pasó y ya. Porque las cosas pasaron y sabes que guardarte todo lo que viviste, solo te hace mal nena.
—¡Solo quiero olvidar! —exclamé. Él me apretó entre sus brazos.
—Sabes que no es fácil, ¡es claro que no es fácil! —mis ojos estaban repletos de lágrimas. Hacía tanto que no lloraba, meses, muchos meses. Había aprendido a ser una chica fuerte, demasiado fría y seria— Pero, sola no podrás.
—No quiero ser débil, no quiero llorar —admití separándome de él. Él volvió a tomarme por el mentón y secó mis lágrimas—. Ya nada es igual y odio eso.
—Intenté detenerte ese día, intenté que no pasara —oír esas palabras de Justin me hicieron temblar de la culpa, el miedo y el odio, porque por más que Jen estuviera pudriéndose en el infierno envuelta en llamas, la seguía odiando por marcarme a ser infeliz, por siempre.


No importaba que ella no estuviera allí para mortificarme con su presencia o sus actos. Simplemente, iba a mortificarme siempre por lo que logró que hiciera; porque siempre estuve segura de que matar a alguien, no era la solución racional y humana que debía tomar, pero no puedo olvidar tanto dolor y seguir viviendo como si la vida fuera rosa.

Jamás iba a quitarme toda la mierda que Jen había dejado, absolutamente jamás.


—No podía verla allí mortificándome —solté mientras lloraba en el pecho de Justin—. Pagué por lo que hice, pero volvería  a hacérselo —sonaba frívolo, pero era así.
—Me destroza saber todo lo que guardas dentro, ¿sabes? —elevé mis ojos, él me miraba con lástima.
—No me tengas lástima —le pedí separándome de él—. Odio que lo hagas —añadí.
—No entiendo por qué haces lo mismo que cuando te conocí —confesó Justin mirándome fijamente a los ojos—. Otra vez tú alejando las cosas y poniendo distancia, una capa fría de hielo sobre todo lo que tienes. Las cosas suceden y ya, ¿vale? Es eso, lo tienes o lo dejas. No puedes congelarlo.
—Justin, no entiendes —lo interrumpí para decir.
—¡No! —interrumpió él ya de pie en la puerta— Entiendo que estuviste en la cárcel por matar a Jen, entiendo que antes estuviste en rehabilitación porque todo lo que pasó te desestabilizó, hasta el punto de casi enloquecerte. Entendí cuando me pediste que no fuera a la cárcel a verte porque odiabas esa situación de que te viera tan débil. Entendí todo, ___________(tu nombre), pero esperé que cuando salieras de la cárcel enfrentáramos las cosas juntos, ¿vale? Porque por si no sabes, también soy humano y también sufrí aquí fuera. Por ti, por mí, por mi familia, por mis amigos, por tus amigos, por tu vida, ¿a caso crees que es poco? —las lágrimas salían con más rapidez y fuerza de mis ojos, mi garganta era un solo nudo. Honestamente, sus palabras dolían.
—Yo… —suspiré y enjuagué mis lágrimas con mis puños—, yo no tengo… no tengo nada que enfrentar, Justin —agaché mi cabeza, no quería verlo—. Yo enfrenté mis cosas hace dos años ya, ya sufrí, ya me dolió, ya hice mi duelo y ya acepté todas mis culpas, no voy a mortificarme toda la vida por esto —hablaba con tranquilidad, aunque moría por llorar descontrolada—. Deberías entender lo que sucedió, sin esperar entender a alguien más nuevamente.


Justin, solo no dijo nada. Salió por la puerta, furioso supongo. Me recosté en la cama tragándome el nudo que tenía en la garganta. Las cosas comenzaron mal y honestamente, no esperaba que mejoraran demasiado en el próximo tiempo. Luego de unos minutos, me levanté de la cama. Honestamente, no quería estar allí. Pero debía ducharme y cambiarme, necesitaba hacerlo. Me metí en el baño, que me había señalado Justin, y luego de bañarme me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=82669385&.locale=es. Peiné un poco mi cabello y solo me delineé los ojos, tomé mi bolso y bajé las escaleras.


—¿Te vas? —cuestionó Jaden, yo volteé a ver, Justin no estaba ahí.
—Quiero caminar un poco —le respondí—. Hace mucho no lo hago —dos años y medio.
—¿Estás bien? —cuestionó Chaz, seguramente había escuchado algo o bien, notó algo raro en Justin.
—Está todo bien —preferí mentir.


Salí de la casa sin intención de oír o hablar con alguien. La “guarida” del clan estaba a unos cuatro o cinco kilómetros de la ciudad, por lo que ni siquiera sabía a dónde iba. Encontré algo así como una pequeña arboleda después de caminar unos minutos. Carraspeé mientras me sentaba contra el árbol de uno de los árboles. La brisa era algo fresca, pero el calor dominaba de cualquier manera. El sol alumbraba entre las copas de los árboles y se oía un silencio mágico y un poco raro en New York.

Comencé a cantar en voz baja “Strung out – Dana Fuchs” (http://www.youtube.com/watch?v=EXt0QMsYzp0). Extrañaba mucho mi vida anterior, honestamente, y las palabras de Justin me dolían aún como si me hubiera clavado una daga en la espalda. No había intentado preguntar sobre qué pasó cuando yo dejé de tener contacto con todo lo que pasaba fuera de mi burbuja, llamada vida.

En rehabilitación me tenían sin margen de error, sin noticias o información alguna. Estaba tratada para alucinógenos y estrés post traumático. Jamás pregunté sobre cómo quedó su vida cuando las cosas cambiaron. Fue un poco descortés quizás, puede que Justin haya tenido toda la razón, pero mi vida también había cambiado y también dolía.


—¿Qué haces tan sola aquí? —elevé mis ojos dejando de cantar— por cierto, suenas increíble.
—No quiero que comiences a preguntarme cosas —sin escucharme, se sentó a mi lado.
—Louis Tomlinson —se presentó pasándome la mano—, soy…
—Te conozco —le dije algo extrañada.
—Justin no tenía ánimos de presentarme —se encogió de hombros—. No lo dudo, los negocios están feos. Sin embargo, la educación primero —solté una risa algo cínica.
—Deduzco que sabes quién soy —él asintió.
—La novia de Bieber —carraspeé un poco, me incomodó algo eso.
—___________(tu nombre y apellido) —hablé.
—Tienes fama en el negocio —odiaba oír eso—. Todos sabemos quién eres tú, quién es Bieber y todos saben quién es el Clan. En especial Rebecca.
—¿Rebecca? —cuestioné, jamás había oído de ella.
—Sí, Rebecca McCanter —habló Louis en tono de obviedad—, ¿jamás has escuchado de ella o las Sangre Pura? —reí ante el nombre.
—Jamás —indiqué entre risas—. Pero parecen ser unas perras.
—Y perros —bromeó él—. Son la otra pandilla del lugar. Rebecca odia el Clan.
—Déjame adivinar —le pedí y suspiré divertida—. Justin se encargó de quitarle sus negocios —Louis asintió algo dubitativo.
—Más bien, Chaz.
—Ella sabe que debería temer, ¿no? —me refería a Rebecca.
—Créeme que eres el nuevo haz bajo la manga —confesó Louis, lo miré con el ceño fruncido.
—Louis, ¿a qué te refieres? —pregunté estrictamente— Yo no soy el juguete del Clan, mucho menos lo seré de una perra con nombre de fresa.
—Créeme que ninguno de los de la banda sabe qué diablos sucede con la otra pandilla, por ahora todo es calmo; pero estoy seguro de que llegará el momento de atacar, antes de que nos ataquen —los ojos de Louis caían en un peligro profundo.
—¿Cómo entraste, Louis? —él me miró confundido.
—Hay ciertas cosas que…
—Uno debe guardárselas para uno mismo —terminé su frase y solté una pequeña risa cínica—. Sabes, esa frase es de cobardes —carraspeé mientras sus ojos me miraban detenidamente—, ¿qué fue? ¿Bullying? ¿Problemas alimenticios? ¿Adicciones?
—Adicciones —me pareció raro que lo dijera con tanta confianza, como si nada sucediera—. Fue eso, las adicciones me trajeron a esto.
—¿A qué cosa? —me refería a qué fue adicto.
—Si cuento yo, tú también —intentó manipularme.
—No sé por qué hacemos esto —sonreí irónicamente—. A veces es peor conocer a fondo a las personas que te rodean y sabes que van a hacerlo por mucho más.
—Estás así por lo de Justin, ¿no? —al parecer, él también había oído la pelea.
—¿También oíste? —Louis se encogió de hombros.
—No es que quisiera, pero… ya sabes —sonrió levemente.
—A veces es mejor ni siquiera hablar —él me miró detenidamente, otra vez.
—No sé por qué peleaban, pero, sé que las cosas cambiaron, todos lo sabemos. Quizás, Justin aún no se adaptó a eso. No debes dejarlo solo —y otra vez alguien dependía de mí, cuando ni siquiera podía conmigo misma.
—No puedo siquiera conmigo misma, Louis —pasé saliva intentando no comenzar a llorar—, Justin sabe que no puedo mantenerme en pie por mucho, ¡no puede pretender que sea yo la fuerte!
—Y tú tampoco puedes esperar todo de él —mis ojos se clavaron en Louis con frialdad mientras él se ponía de pie—. Solo digo, quizás ya no lo quieras, pero si no es así, no vale perderlo todo por nada —retomó su camino, supongo. Solo se fue de allí.


“No vale perderlo todo por nada”, ¿tendría razón? 

miércoles, 15 de mayo de 2013

Capítulo 1°: "Aprende a cerrar tu boca, hija de perra, porque estoy de regreso". (2da. Temporada).




—¿Emocionado amigo? —volteé mi mirada a Jaden quien conducía el auto emocionado. Mi nudo en la garganta era indescriptible.
—No lo sé, viejo —la cara de Smith reflejaba total y completa confusión—. Las cosas cambiaron —y mucho, seguramente. ___________(tu nombre) no sería la misma.
—Solo pasaron dos años —carraspeé un poco—. No pudo cambiar tanto.
—Definitivamente, no sabes de lo que hablas —carraspeé un poco.
—¿Enserio crees que sea una criminal ahora? —me encogí de hombros.
—Estuvo en la cárcel dos años tras rehabilitación, ¿qué esperarías tú? —Jaden simplemente no dijo nada.


Entró por el camino que nos habían indicado algunos tres o cuatro kilómetros atrás. Mi mente estaba nublada de ideas, no temía en qué se había convertido ella, temía que no le agradara en lo que me había convertido yo. Quedé pegado al tema del asesinato de Jen, no pude despegarme, por lo que tampoco pude hacer la vida que mi madre tenía planeada para mí. Estaba viviendo la vida que llevaba antes. Simplemente, que en ese momento tenía mi propia pandilla. Yo era un criminal y mi miedo ahora era que ___________(tu nombre) no me quisiera por ello. Mis sentimientos por ella seguían intactos.


—¿Y ella? —preguntó Jaden mientras nos acercábamos a la parte trasera del edificio. Pude reconocerla, a pesar de todos sus cambios.
—¿Me creerás si te digo que es ___________(tu nombre)? —Jaden soltó un jadeo, casi puse mi puño sobre su angelical cara.
—¿Ella? —Jaden aparcó el automóvil y no dudé en bajarme.


___________(tu nombre) volteó su cabeza a vernos una vez que bajamos del coche, una sonrisa se dibujó en su rostro. Sincera y natural, pero jamás inocente y dulce. Su look era completamente distinto. Traía su cabello corto (http://larazalaraza.com/charlotte/wp-content/uploads/2013/04/RIHA.jpg), su piel se veía bronceada, mucho más de lo que antes usaba, y sobre el borde del short alcanzaba a divisarse una frase tatuada, luego prestaría mínima atención a ello. Sus ojos estaban maquillados de negro y sus labios de un bordó oscuro y potente. Traía su oreja bordeada de pequeños aretes y detrás de su oreja divisé una pequeña cicatriz. Sus brazos no tenían cortaduras nuevas, ni más marcas de quemaduras de cigarrillos, aunque ella estaba fumando uno apoyada contra la pared, esperando que nosotros nos acerquemos a saludarla. Vestía así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=82045760&.locale=es.


—Bieber y Smith —exclamó y soltó el humo del cigarro para sonreír divertida luego—, ¡todos unos señores de negro! —no pude evitar sonreír al escuchar su voz, ¡la había extrañado tanto!
—¡Estás tan cambiada! —comentó Jaden, ella se encogió de hombros y caló el cigarro nuevamente.
—Y ustedes —aseguró ella—. Extraño tus trenzas y tú, Justin, me agradan esos tatuajes en tu brazo —dijo mirándolos atentamente.
—Vámonos —le pedí—. Honestamente, no quiero estar aquí si no es por fuerza mayor —Jaden soltó una risa y comenzó a caminar.
—Sé que estoy demás —añadió yendo en dirección al auto.
—Te extrañé —volteé al oírla decir eso, ella me miraba fijamente. Veía el dolor en sus ojos, pero la dureza también—. Honestamente, no esperaba hacer tan mal las cosas, lo lamento, Justin.
—Ven aquí, nena —le pedí estrechándola entre mis brazos—. Te extrañé demasiado.


Alcé su cara desde su barbilla y la besé lentamente, su cuerpo quedó relajado entre mis brazos, deseaba tanto besarla después de dos años, no podía creer que estuviera pasando.


—¡Ya entren! —gritó Jaden, ___________(tu nombre) se separó de mí y sonrió divertida mientras tiraba su cigarro.
—Es hora de un poco de diversión —añadió mientras caminaba hacia el automóvil.
—¿Diversión? —cuestioné confundido.
—Bieber, Bieber —suspiró abriendo la puerta trasera del auto y soltó una sonrisa irónica—, estuve en la cárcel, pero me enteré de todo.
—¿Todo? —oí preguntar a Jaden.
—Lo suficiente, Smith, lo suficiente —yo solo me subí al automóvil—. Además, creí que no vendrían.
—Me llamaron para que te buscara —le confesé. Ella carraspeó y Jaden arrancó el auto.
—Y yo ligué también —se entrometió Jaden, ___________(tu nombre) solo soltó una pequeña carcajada—. Cuéntanos, ¿qué tal la cárcel?
—¡Viejo! —protesté.
—Si quieres saberlo, métete en ella —al parecer a ella no le agradaba el tema.
—Han pasado muchas cosas —le aseguré yo—. La mayoría de las cosas cambiaron, en realidad.
—Cuéntenme entonces —musitó ella. Estaba más ruda, más fuerte. No lo sé, era la misma esencia, pero algunas cosas se habían modificado.
—Después de lo ocurrido, no hablo más con mis padres, ni mis hermanos —confesé—. Ya nunca volví al apartamento. Caitlin se volvió a Paris y para serte honesto, no supe nada más de Ryan, Miley o Samanta.
—Yo sí —carraspeó un poco ella con una voz algo melancólica—. Samanta vino la primera semana que estuve metida allí. Solo me dijo un millón de insultos, tomó su bolso y se fue.
—El viaje será largo —se entrometió Jaden a avisarle—. Estamos viviendo donde Chaz.
—¿Chaz? —cuestionó ella— su pandilla fracasó, ¿no es así?
—¿Lo sabes? —preguntó Justin.
—Te he dicho que me enteré de muchas cosas allí dentro. Sabes —carraspeó otra vez—, ser una de las más importantes allí dentro te da ciertos privilegios.
—Chaz jamás quiso decir el por qué del fracaso —comentó Jaden algo confundido.
—Y quizás jamás lo haga —me extrañó ese comentario de ___________(tu nombre).
—Estuvo en la cárcel, ¿no? —deduje rápidamente.
—No lo sé —comentó ella—. Pero sus planes fracasaron de una manera sobre natural. Ni siquiera a un principiante le sale tan mal un tráfico de tal magnitud, era muy chico, pero la trampa era muy grande y visible —jamás supimos eso—. Por eso luego ustedes entraron.
—¿También lo sabes? —pude ver por el retrovisor como ella asentía.
—Y no sueñes que no voy a meterme —me advirtió—. La verdad, es que estar en la cárcel o te arregla muy bien o te hunde del todo.
—Y, déjame adivinar —le pidió Smith—, a ti te ha hundido.
—Ya no tengo miedo, definitivamente —lo dijo con mucha seguridad, como si enserio no temiera por nada.



…Media hora después…



Habíamos bajado en la casa que ahora teníamos con los muchachos, ___________(tu nombre) sería la única mujer allí. Ella abrió la puerta y se quedó observando la fachada. Yo me paré a su lado en silencio.


—Perdimos todas las oportunidades —ella volteó su rostro hacia mí.
—O ganamos la batalla —regresó su vista al frente. Simplemente, no entendí eso.
—Tenemos que hablar —ella se puso de pie frente a mí.
—Yo te lo advertí antes de hacer las cosas, Justin —suspiró y se quitó los lentes de sol—. Te advertí que no quería que te metieras en el peligro, pero ¿recuerdas lo que me dijiste? —no entendía todo el planteo—. Tú tenías futuro, pero te lo cagué, lo sé. Lo lamento, lamento eso.
—Nena, las cosas no cambiaron en mi corazón —le confesé. Sus ojos me miraron un poco enternecidos.
—Y no lo dudo —soltó un pequeño suspiro, su aliento de menta chocó contra mí—, pero ya no solo soy la cantante de rock de los bares nocturnos. Soy una criminal, Justin. La policía no va a darme margen de error, ¿lo sabes, no?
—Seguir conmigo no es un crimen, nena —ella soltó una pequeña risa algo cínica, debía admitir.
—No, eso no —la miré arqueando una ceja ante un pequeño silencio, luego comprendí que seguiría hablando—. Pero eres un criminal ahora, Justin. No pretendo salir de esto, ni alejarme de ti. Solo deberemos tener demasiado cuidado, porque no quiero estar dos años presa, otra vez.


Sabía que odiaba estar allí dentro, por eso mismo había hecho todo lo que había hecho.


#Flash back#.


—Si por mí fuera, seguiría en rehabilitación —aseguró mirándome con una mirada fría y dura.
—Saldrás de allí rápido, sabes que matar a Jen, por más homicidio que fuera, no te costará tan caro.


Sus ojos habían estado en el mismo estado los últimos dos meses, perdidos en lo lejano. Como si no quisiera ver y reconocer las cosas. Las visiones habían desaparecido, pero el primer mes fue el peor. Estaba completamente perdida, sacada de razón, ni siquiera tenía permitida visitas, había logrado superarlo después de todo, pero nadie sabía cuándo podría pasar o si jamás eso regresaría a ella.


—Pero estaré privada de mi libertad allí dentro —musitó entre dientes—. No quiero que nadie vaya a verme, Bieber.
—¿De qué hablas? —le pregunté, ella solo suspiró profundamente y me miró con sus ojos vacíos, carecientes de calor.
—No te dejaré verme, ni a ti, ni a nadie, ¿vale? —pasó saliva— Dolerá, solo el primer tiempo; luego podrás superarme y no te culparé. Soy una bolsa de problemas para ti.
—___________(tu nombre), no puedes pretender que…
—Chicos, las horas de visita acabaron —musitó una enfermera—. Debes retirarte —me miró encogiéndose de hombros ante mi mirada.
—Esto no va a quedarse así —le advertí a ___________(tu nombre)—. Mañana lo hablaremos —añadí mientras ella se ponía de pie acompañada de un policía. Estaba bajo arresto allí dentro.


#Fin Flash Back#.



Quizás las cosas se pusieron duras para ella, pero algo en mi interior me advertía que ella era la misma mujer frágil y dulce que había conocido, simplemente que no de 17, si no de 20. Pero la verdad, me desconcertaba que quisiera poner tal barrera ante mí.


—Ya no confías en mí —sus ojos no me dijeron nada, sus labios se apretaron en una uniforme raya recta.
—No es eso —musitó con sus ojos oscuros—. Ya no me conozco, Justin. No sé quién soy, ni qué puedo hacer, ¿cómo esperas que ame así? —sentí como mi corazón se reprimía.
—¡Bieber! —oí como me hablaron, volteé sin ganas de hacerlo y me encontré con Louis, Louis Tomlinson, un nuevo integrante de la pandilla.
—Louis —dije sin expresión alguna, honestamente acababa de interrumpir.
—Iré adentro —afirmó ___________(tu nombre), me extrañó que ni siquiera saludara—. Hace calor aquí fuera —me daba rabia no poder seguir hablando, aunque habría más tiempo.


Vi como ella comenzaba a moverse hacia dentro de la casa y lo primero que pensé en ese momento, fue en romperle la cara a Louis.



Narra ___________(tu nombre):



Abrí la puerta de la casa mientras una ola de recuerdos me invadían. Jamás había estado allí, pero el camino para llegar era el mismo de la vez que habíamos tomado en vuelo a Seattle con Justin, hacía un par de años.

Al entrar la casa olía a pino y barniz, mezclado con aroma a fritura, olor a hogar. Cerré la puerta tras mis pasos, mi presencia estaba algo cohibida en un lugar, que no era el mío, pero debía serlo ahora.


—___________(tu nombre) —volteé a ver quién me había hablado y era Chaz.
—¡Chaz! —exclamé y sonreí levemente. Moría de ganas de fumar un cigarro—, ¿qué tal?
—Increíble tu cambio, querida —aseguró mientras yo me quitaba el sombrero y lo dejaba a un lado para sentarme en el sillón.
—Ya sabes lo que dicen, el zorro cambia el pelo, no la maña —me encogí de hombros buscando un cigarro en mi bolso.
—Somers —oí una voz femenina. Recordé que Justin dijo que ninguna muchacha vivía allí, sin embargo, preferí a descubrirlo yo misma.
—Willow, ven —la llamó él, una muchacha de tez morena, cabello corto y ropa hippie entró a la sala. Ella se me quedó viendo con suma seriedad—. Ella es Willow Smith, hermana de Jaden. Will, ella es ___________(tu nombre y apellido), novia de Justin y nueva integrante de la pandilla.
—Sé quién es —mencionó la muchacha, al parecer no tenía buenas referencias de mi, por su rostro lo digo—. Fue quien metió a Jaden en esto —mi ceño se frunció y solté una carcajada cínica y burlista.
—¿Yo meter a Jaden en esto? —negué con la cabeza y carraspeé poniéndome frente a ella de pie. Chaz miraba todo sin inmutarse.
—Sí, perra, ¿a caso eres sorda? —mis nervios estaban apareciendo.
—Pregúntale a Jaden quién se arrastraba por quien —le sugerí—. Y la próxima vez que vuelvas a llamarme perra, voy a quitarte tu cabello con mis dientes, ¿lo tienes? —ella me miró fríamente.
—Perra —musitó desafiándome, sonreí irónicamente y sentí como mi mandíbula se tensaba. Sabía que no sería bueno, pero mis instintos eran peores. Eleve mi puño cerrado y lo estampé en su nariz, casi como un hombre lo haría. Ella retrocedió unos pasos llevando sus manos a su cara y con expresión de dolor.
—¡Oye! —se quejó Chaz sosteniéndome del brazo. Si me soltaba iba a seguir pegándole.
—Cuando aprendas a respetarme tendrás mi respeto, ¿lo tienes, mocosa? —ella solo me dio una mirada llena de veneno.
—Te costará caro —me advirtió mientras caminaba hacia atrás, para irse, apuesto.
—¡Caro va a costarte a ti, pendeja! —estaba totalmente sacada de mis casillas. Me había acostumbrado a reaccionar así en la cárcel y fue así como conseguí ser la primera del status— No sabes con quien acabas de meterte —en ese mismo momento Justin y Louis entraron a la sala.
—¿Qué sucede? —preguntó Louis, yo no me inmuté, mucho menos me preocupé.
—Solo pongo las cosas en su lugar —le respondí y carraspeé un poco. Willow me miraba con odio.
—¿Le pegaste? —me preguntó Justin viendo a Willow tapar su cara con una de sus manos, su nariz mejor dicho.
—Qué lástima, ¿no? —sonreí cínicamente— Olvidó quién era e intentó hacerse la manda más, conmigo.
—Ninguna es más que la otra —habló Chaz con voz firme, yo solo miré fijamente sus ojos y solté una carcajada cínica.
—Cállate —me aconsejó Justin.
—Ya olviden esto —pidió Louis—, e intenten llevarse bien o, mejor, ni se lleven.
—A mí nadie me dice perra, ni me culpa de que su hermano se haya metido en tanta mierda por mi culpa —escupí sin filtros. Jaden miró a Willow.
—¡Cállate! —me exigió Willow— Todos sabemos la clase de arpía que eres.
—Yo no me metí en la pandilla por ella, Willow —habló Jaden, yo sonreí triunfante.
—Aprende a cerrar tu boca, hija de perra, porque estoy de regreso. 

martes, 14 de mayo de 2013

2da. Temporada: "Behind The Cold: 'El Clan'".

Personajes:


Justin Bieber:



___________(tu nombre y apellido):


Jaden Smith:


Willow Smith:


Chaz Somers:


Louis Tomlinson:


Pattie Mallete:


Rebeca McCanter:




Prólogo:



La historia había cambiado tras dos años de estar lejos de tener libertad. Los crímenes se pagan, pero el peligro jamás los intimidó. El nuevo dominio de Justin era el "clan". Sin embargo, eso no le simpatizó a Rebeca McCanter.
La venganza iría mucho más allá del Clan. Pero, ¿rendirse cuando era lo único que tenían? Jamás.






~Poly~

lunes, 13 de mayo de 2013

Capítulo 60°: "El final de la oscuridad era ese. O quizás, solo era el principio..." (Final de temporada).




—Nena —carraspeé un poco, ella me miró atentamente mientras yo guardaba silencio.
—¿Qué sucede, cariño? —me preguntó ella al ver mi prolongado silencio.
—No sé cómo decirlo… —no podía ser directo y decirle que Jen no tiene siquiera códigos, pero debía hacerlo.
—Estás escondiéndome algo, Justin —yo carraspeé ante su mirada fría y penetrante. Enserio era raro ver como no transmitía nada su mirada—. Sabes que odio que me escondas las cosas, ¿qué diablos sucedió ahora? —habló con potencia. Pareciera que no la conocía.
—Tengo miedo de que Jennifer haga algo —sus ojos se oscurecieron de una manera muy curiosa—, y sé que odiarías que sucediera. Mucho peor yo, porque sería una cosa tan horrible y pública.
—¿Pero por qué lo dices? —me preguntó confundida— Creí que no temías por eso.
—Nena, no lo sé —le mentí, ella me miró fijamente. Rogaba que no se diera cuenta—. Tú sabes cómo es Jen.
—Quiero la verdad, Justin —me exigió ella.
—Te amo demasiado como para perderte, ¿vale? Es eso —sus ojos se ablandaron dejando ver por primera vez algo especial en su mirada. Amor.



…Al día siguiente…



El cisne negro, una historia clásica, tanto del ballet como de los cuentos. En el ballet, muchos rumores corren a través de su historia, como el de que es una presión sobre-humana hacer de los dos papeles, el cisne negro y el cisne blanco.


“En uno de los jardines de su castillo, el príncipe Sigfrido celebra, junto con sus amigos, su cumpleaños. La reina, madre de Sigfrido, llega a la fiesta para recordarle a su hijo que debería escoger una esposa y que, con ese propósito, le ha preparado una fiesta al día siguiente. En la fiesta estarán invitadas jóvenes muchachas y el príncipe deberá elegir a una de ellas. Esto causa una gran melancolía en Sigfrido. Sus amigos deciden invitarlo a ir de caza.

En el bosque cerca del lago comienzan a salir de las aguas unos cisnes que se van convirtiendo en hermosas jóvenes. Sigfrido llega al lago y apunta con su ballesta hacia las jóvenes-cisnes cuando aparece su reina, Odette. Ella le cuenta que fue transformada en cisne junto con sus compañeras por el malvado mago Rothbart, que vuelven a su forma humana solamente en la noche y que el hechizo solo puede romperlo quien le jure amor eterno. Los jóvenes se enamoran rápidamente. Cuando Sigfrido va a jurarle amor eterno a Odette aparece Rothbart, quien hace que las jóvenes vuelvan a convertirse en cisnes, para evitar que el príncipe rompa el hechizo. Antes de que se marche Odette, Sigfrido le dice que jamas la va a volver a ver ya que no puede jurarle amor eterno a un ave . Odette se aleja convertida en cisne.

Se celebra la fiesta en el castillo donde Sigfrido deberá elegir esposa. Entra la reina madre junto a Sigfrido y el maestro de ceremonias da comienzo al festejo. Se presentan las jóvenes casaderas y la reina madre le pide a Sigfrido que elija esposa. Él piensa en Odette, se niega a escoger esposa y su madre se enfada con él. En ese momento el maestro de ceremonias anuncia la llegada de un noble desconocido y su hija. Es el barón Rothbart que llega a la fiesta con su hija Odile. El príncipe, hechizado por el mago, cree ver a Odette en Odile. Él la escoge como su esposa, la reina madre acepta y Sigfrido le jura a Odile amor eterno. Rothbart se descubre y muestra a Odette a lo lejos. Sigfrido se da cuenta de su terrible error y corre desesperado hacia el lago.

A las orillas del lago las jóvenes-cisne esperan tristemente la llegada de Odette. Ella llega llorando desesperada, contándole a sus amigas los tristes acontecimientos de la fiesta en el castillo. Aparece Sigfrido y le implora su perdón. Reaparece Rothbart reclamando el regreso de los cisnes. Sigfrido y Odette luchan contra él, pero todo es en vano, pues el maleficio no puede ser deshecho. Los dos enamorados se lanzan al lago. Rothbart muere a consecuencia de ese sacrificio de amor y los otros cisnes son liberados del maleficio. Se ve aparecer sobre el lago los espíritus de Odette y Sigfrido, ya juntos para siempre”.


El sueño de cualquier bailarina es llegar a ser el cisne blanco y el cisne negro. Quizás era el reto más alto como ballerina, no solo por lo físico, sino por lo psicológico.


—Hola, Just —me saludó ___________(tu nombre) llegando a la cocina vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=81527504&.locale=es.
—Hola, nena —saludé. Ella me sonrió levemente y besó mis labios—, ¿estás nerviosa?
—En realidad, hoy es de esos días en los cuales simplemente, te sientes cómoda, ¿lo entiendes? —era raro oírla tan segura, tan feliz y radiante. Definitivamente, estaba bien— Siento que una etapa terminará hoy y honestamente, no sé cuál sea, pero me hace feliz.
—Quiero que te cuides, nena —ella suspiró y me dedicó una hermosa sonrisa. Era extraño verla sin maquillaje, pero obviamente, no bailaría pintada como punky.
—Y yo quiero que te tranquilices, ¿vale? —me pidió con una dulce voz—, todo estará bien.


Luego de desayunar, ella se fue al teatro. Tenía que estar todo el día allí, ¡mil cosas por hacer! En realidad, me parecía muy extraña su actitud, como si hubiese estado aceptando algo que sabía que pasaría, ¿qué cosa? No lo sé, y era eso mismo lo que me inquietaba. Faltaban apenas horas para el show y mi instinto de tigre, me decía que algo pasaría esa misma noche en la obra. Tenía que estar mucho más que prevenido.












Había llegado al teatro y tenía el presentimiento de que algo iba mal. Me senté en las butacas como había dado lugar, ___________(tu nombre) me había conseguido las entradas para que estuviera en primera fila, así que tenía un lugar, podría llamarse, privilegiado. La gente llegaba y entraba al teatro cómodamente, todos disfrutarían la velada, pero un instinto, un presentimiento, me decía que yo no.

Sentí a dos voces femeninas sentarse a mi lado, volteé la cabeza y, para mi sorpresa, Caitlin, Miley, Ryan, Christian y Jaden estaban allí.


—Bieber —habló Miley, quien vestía un hermoso vestido negro hasta las rodillas para la ocasión—, creí que estarías detrás del telón junto con ella.
—También yo —se entrometió Jaden—. Debe estar nerviosa.
—Chicos, debe concentrarse, no puedo irrumpir en medio de su concentración para ver simplemente si me extraña —y mi humor no era el mejor, podía notarse.
—Venga, sentémonos —les sugirió Ryan y se acomodó a mi lado—, ¿qué tienes hermano? —me preguntó solo a mí.
—No lo sé —respondí intentando no decirle que sentía que algo malo pasaría—. Simplemente, estoy temeroso.
—¿Temeroso? —cuestionó confundido— Descuida, no hay tequila aquí.
—¡Qué idiota! —fruncí el ceño.
—Sabes que no fallará —no temía por ello, pero Ryan no podía saberlo.
—Creí que Pattie vendría con Jazzy —mi hermana era una gran admiradora de ___________(tu nombre) y el ballet, no podía perdérselo.
—Faltan solo unos minutos para las nueve, de seguro están atrás —solo no quería cruzarme con mi madre.


Preferí no seguir dialogando, honestamente debía encontrarme feliz de que la persona que amo esté exponiéndose y mostrando lo que es su talento, pero nada sucedía así. Tenía pánico de que Jen intentara algo contra ella. No iba a perdonárselo, así tuviera que pasar toda mi vida encerrado en una cárcel pudriéndome por matarla, por verla tirada frente a mí con un tiro en su cien, lo haría. Había jurado que nada cagaría la felicidad de ___________(tu nombre), mucho menos ella, su propia madre.


La orquesta frente a nosotros, comenzó a sonar, comenzaba el prólogo de la historia, la primera aparición de ___________(tu nombre). El escenario quedó en penumbras, casi ni siquiera una luz se notaba sobre él. Hasta que un reflector con una impactante luz blanca reveló a mi preciosa novia. En una perfecta cuarta se desarrolaron los primeros segundos de su danza, ¡jodidamente hermosa! http://www.youtube.com/watch?v=5OPDQ9JOfAQ.


—Justin —oí una voz que mencionó mi nombre. Volteé mi cabeza hacia un lado atrás y Jazzy estaba allí, mirándome.
—Jazzy, creí que no… —mi voz se apagó al verla a mi madre mirándome fijo. Todos comenzaron a aplaudir el final del prólogo y el telón comenzaba a cerrarse.
—___________(tu nombre) está hermosa —susurró mi hermana. Tenía muchísima razón.
—Justin, hijo —intentó hablar mamá, pero me volteé. El primer acto estaba comenzando, ___________(tu nombre) no participaba de él.



Casi 20 minutos después, comenzó el acto de los cisnes blancos. La perfección y la coordinación se adueñaba del escenario. Mis ojos quedaron desorbitados al verla entrar a ___________(tu nombre) vestida de cisne. http://www.youtube.com/watch?v=g-sGOUa3L3k.


—Justin —me habló Ryan, yo lo miré—, ¿no la notas rara?
—¿A qué te refieres? —no entendía con claridad a dónde quería llegar.
—Mírala —y dirigió su vista un leve momento hacia el escenario—, ¿no notas algo raro?
—¿Qué cosa notas tú? —me animé a preguntarle.
—No lo sé —Ryan estaba regodeándose. Quería que hablara—. Simplemente, sé que, mírala —me pidió antes de proseguir. Así lo hice, no podía notar nada raro en ella.
—No sé qué diablos estás diciéndome, Ryan —y eso me estaba cabreando, honestamente—. Si hay algo que deba saber, dímelo, pues.
—No lo sé, viejo —estaba cansado de tantas vueltas de parte de Ryan—. Solo noto algo dispersa a ___________(tu nombre).


Honestamente, me estaba preocupando el ambiente. Todos se sentían cómodos, excepto yo, y quizás podía añadirlo también a Ryan. Mi cabeza daba vueltas mientras ella bailaba con el bailarín el paso de dos de la parte de Odette. Decidí esperar que terminara el acto para ir hasta donde ella, por si acaso. Ella bailaba como el cisne negro, a medio del tercer acto. Es decir, tenía casi 15 minutos para hablar de qué diablos tenía.


Caminé por detrás hasta el lugar donde estaba ___________(tu nombre). Todos me miraban raro, en especial quienes tenían que salir al tercer acto. Corrí por los pasillos y golpeé la puerta del camarín de mi novia. Ella abrió la puerta quedándose obnubilada al verme.


—Justin —musitó asombrada—, pasa —añadió y se hizo a un lado. Yo entré y cerré la puerta. Ella se quitó la bata sin pudor alguno. Debía cambiarse.
—¿Estás bien, nena? —pregunté, ella asintió mientras tomaba la prenda negra de la percha.
—¿Por qué? —cuestionó— ¿Las cosas no se ven bien? —añadió otra pregunta sin darme lugar a responder.
—No lo sé, te vi algo así como desencontrada allí arriba —ella carraspeó un poco y se envistió dentro del tutú negro, luego volteó y se me quedó viéndome.
—Sabes que el cisne blanco no es mi fuerte —sonrió levemente, ¡claro que algo le pasaba!
—¿Qué tienes? —volví a cuestionar— Te conozco, sé que algo te pasa. No vas a mentirme —añadí acercándome a ella. Sus ojos se oscurecieron temerosos, otra vez.
—¿Qué esperas que me pase? —me preguntó y me miró fijo a los ojos.
—No lo sé, nena, tú dímelo —ella suspiró y me abrazó como si lo necesitara.
—No es nada, Justin —me aseguró—. Prometo contártelo después de bailar, ¿vale? Cuando la obra termine.
—No, dímelo —le exigí. Ella me miró fijo.
—Te lo diré cuando termine. Ahora vuelve a sentarte —me pidió—. No querrás perderte el cisne negro, ¿o sí? —sabía que no hablaría. Así que debía obedecer. Besé sus labios fugazmente y salí de allí.


Volví a donde estaba sentado, honestamente estaba peor que antes de ir a hablar con ella. Ryan me miró preocupado.


—¿Qué sucede hermano? —el acto ya casi iba por la parte en la cual sale ___________(tu nombre).
—No lo sé —musité y dirigí mi mirada a él, quien reflejaba confusión en sus ojos—. Me dijo que algo pasaba, pero que estaba todo bien.
—¿Y tú qué opinas? —me encogí de hombros y solté un suspiro.
—No lo sé, Ryan —mascullé.






El cisne negro de ___________(tu nombre) había dado de qué hablar. Para ser sinceros, jamás había visto un cisne negro más seductor y perfecto, y no lo decía solamente yo. Ella también lo sostenía. Su porte, su elongación, sus expresiones, todo era natural en ella. Su oscuridad encajaba a la perfección.

Luego de que todos se fueran del teatro, pasé hacia el camarín de ella nuevamente. No estaba tranquilo aún, ¡ni siquiera sabía qué diablos me preocupaba tanto! Pasé y ella estaba poniéndose sus zapatos, vestía así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=82039413&.locale=es.


—Nena —sonreí cuando ella elevó su rostro—, todo salió tan genial.
—Hay que irnos —sentenció secamente poniéndose de pie. Yo me negué a oírla, ella tomó su bolso e intentó pasar, pero irrumpí su paso.
—¿Qué diablos pasa? —ella soltó un suspiro y miró por encima de mi hombro, la puerta estaba cerrada— ¿Por qué actúas así?
—Justin, quiero irme —me solicitó algo desesperada— ¡Vámonos!
—¡Nena! —la sacudí a penas tomándola por los brazos— Dime qué tienes.
—Te lo contaré en el auto, pero vámonos —me exigió.


…En el auto…


—Me preocupas —confesé—, ¿qué te pasa, ___________(tu nombre)? —y esperaba una respuesta concreta.
—No sé si tengo alucinaciones o enserio Jen fue al teatro, Justin —mi corazón se detuvo y mis puños tomaron con fuerza el volante.
—¿Por qué dudas de que ella estuviera allí? —porque yo no creía que fueran alucinaciones.
—Porque también Samanta estaba allí —lo dijo fría y distante mirando perdida por el parabrisas, como si estuviera temerosamente poseída.
—Actúas raro —y para que a mí eso me causara escalofríos, era muy raro.
—Samanta cargaba un bebé —entonces, sí eran alucinaciones—, uno bañado en sangre.
—¡Nena! —exclamé desesperado—, ¿qué tienes?
—Quiero ir a rehabilitación —confesó, cada vez la situación me desesperaba más y no podía parar de conducir en la autopista.
—___________(tu nombre), estás estresada, eso es todo. Debemos llegar a casa y debes dormir, ¿vale? —me asustaba cada palabra que decía.
—Jen acabará conmigo —odiaba oírla decir eso, pero era mejor guardar silencio.




Al llegar al departamento, bajamos del auto y subimos. Jamás esperé encontrarme lo que me había encontrado, ___________(tu nombre) venía detrás de mí, por ende vio lo que yo también.


—¿Qué mierda haces aquí? —gritó mi novia desesperada, por suerte alcancé a retenerla detrás de mí.
—¡Hija querida! —musitó Jen sonriendo con cinismo—, ¡Qué carácter el tuyo! Veo que no lo cambias por nada.
—Jen, ¿qué buscas? —le pregunté furioso— ¡No te basta con cagarnos la vida psicológicamente! ¿Quieres más, no es así? —ella me sonrió burlista.


___________(tu nombre) escapó de mi agarre y de su cintura sacó una pistola, la misma que yo le había dado, la tomó entre manos y apuntó a Jen.


—¡Parece que nunca te bastó con hacerme infeliz! —le gritó apuntándola— Soy de tu misma puta y propia sangre, aún así siempre buscaste destruirme, ¿y sabes qué es lo curioso? —___________(tu nombre) estaba totalmente ciega de odio y rencor, era otra persona— que no voy a tenerte piedad, Jennifer, porque pagarás por todas las vidas que has cagado.
—¿Enserio? —cuestionó su madre con sarcasmo— no te animarás a matarme.
—Prefiero que tú mueras a morir yo —confesó—. Eres mi madre, pero jamás podría quererte.
—¡Nena, no! —grité abalanzándome sobre ella, pero fue tarde.


La bala impactó directamente en la frente de Jennifer, produciendo que su cuerpo cayera muerto, sin otro resultado de agonía, en el mismo instante. El cuerpo de ___________(tu nombre) se desplomó en mis brazos, estaba desmayada y honestamente, no sabía qué diablos hacer.

El final de la oscuridad era ese. Jennifer muerta. O quizás, solo era el principio…


*Final 1era. Temporada*.



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Lamento mucho hacerlas esperar tanto, linduras. Sé que no lo merecen, muchísimas gracias por todo. Pronto comenzaré con la próxima temporada :) ¡Las adoro!




-Poly.




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