martes, 29 de noviembre de 2011

Capítulo 132°: "My first time"




—Buenas noches —nos saludó el gerente.
—Buenas noches —saludamos a unísono los dos. Justin en motivo de marcar territorio me abrazó desde la cintura—, Justin Bieber —el tipo abrió los ojos como dos platos.
—¿___________(tu nombre y apellido)? ¿Eres tú? —cuestionó asombrado.
—Sí —sonreí nerviosamente.
—Eres hermosa —Justin lo miraba con ganas de asesinarlo.
—Y es mía —afirmó mi novio celoso.
—Es la habitación 201 del piso 10 —nos informó mientas nos daba la llave.
—Muchas gracias —respondí. Justin solo lo miró asesinamente y nos dirigimos al elevador.

Subimos al elevador y Justin marcó el piso 10.

—La próxima vez que te mire así lo desarmaré de una paliza —afirmó entre dientes.
—¡Bieber! —me quejé—, no seas así.
—Es que…
—Nada —lo interrumpí—, soy tú novia, no de él. Estoy contigo, no hay nada de malo en que me mire así.
—Te amo linda —dijo Justin enternecido y besó mis labios fugazmente.
—Y yo amor —afirmé.

El ascensor subió hasta el piso 10 y allí la puerta se abrió. Había un corto pasillo, parecía ser que la habitación 201 era la única del piso.

—Será la noche más perfecta del mundo, te lo prometo princesa —dijo mientras caminábamos hasta la habitación.
—Te amo Justin y mientras esté junto a ti, te aseguro que cualquier noche será perfecta —era este el momento cuando me sentía más segura que nunca.
—También te amo, mi amor —respondió él mientras abría la puerta.

Al abrirla creo que caí desmayada ahí mismo. Era lujo, lujo y más lujo. Había una cama en medio, era redonda, pétalos de rosas regados por toda la habitación, una pequeña mesa y dos pequeños sillones, velas por todos lados y un aroma a jazmines muy acogedor. Miré hacia el techo y una enorme sonrisa se apoderó de mi cara, Justin me miró complacido. La habitación tenía techo de cristales blindados, es decir que se veía el cielo y las estrellas de la cerrada noche. Era todo tan romántico.

—Creo que luego de esta noche estarás en quiebra —debió salirle millones de dólares.
—No creas —dijo él sonriendo vagamente— te dije que sería bajo las estrellas y que sería la noche perfecta, pues… lo estoy cumpliendo.
—Gracias por ser así conmigo —no quería llorar, pero… sé que lo haría.
—¿Así cómo? —preguntó— ___________(tu nombre) —dijo mientras cerraba la puerta de la habitación con llave, por seguridad—, yo te amo y si hay persona que me hace feliz en este mundo eres tú. No me interesa gastar mi fortuna en ti, nada en el mundo lo vale. Porque tú vales más que todo —mis lágrimas traicioneras comenzaron a salir de mis ojos.
—Si quieres hacerme llorar, pss… no se me correrá el maquillaje —dije divertidamente. Él rió un poco e hizo que nos sentáramos en el sillón.
—Vi que no traías maquillaje —comentó—, y jamás querría hacerte llorar. Eres lo más lindo en mi mundo y no me gusta que los ángeles lloren —¿ángel?
—¿Me has dicho ángel? —pregunté.
—Sí, ¿hay algo malo? —preguntó extrañado.
—Simpson me decía así —él rió.
—No querrás ser mi diablo, ¿o sí? —preguntó.
—Nunca —afirmé divertidamente.
—Eres tan hermosa —comentó acariciando mi mejilla. De seguro yo estaría roja como tomate.
—No digas sonseras —le pedí mientras él se encargaba de secar mis lágrimas.
—¿Cuándo se casa tu mamá? —me preguntó.
—El 21 —respondí queriendo evadir el tema. Odiaba la idea.
—¿De este mes?
—Sí, de septiembre —respondí.
—No quieres a Nicholas, ¿verdad? —era obvio, ¿no?
—No es mal tipo —en realidad, no lo es—, al contrario. Él intenta agradarme pero… es imposible. Yo siempre soñé con mudarme a L.A con mamá, papá, Mich y José. Yo no quiero que mi familia cambie para mí, aunque lo hizo hace 2 años, jamás me perdonaré que así haya sido —sí. Fue todo culpa mía.
—¿Crees que fue tu culpa?
—Lo fue —afirmé—, si yo no habría visto a papá con Mariel yo… —suspiré intentando no llorar— mamá y papá no habrían de haberse divorciado.
—___________(tu nombre), ellos ya sabían de sus amantes. Mutuos —aclaró él. Era verdad.
—Sí, pero solo lo sospechaban —era así. Ninguno de los dos había visto a alguno con el otro.
—¡Vamos! No puedes echarte la culpa —me informó—. Es más, no debes.
—No quiero hablar de ello —le informé—, no siento que sea el momento.
—Es verdad, tienes razón —no quería llorar, por eso lo hacía.
—Bien, Justin, tengo hambre —le comenté divertidamente.
—Te invito a cenar, ¿quieres? —solo jodíamos. Los nervios ya no estaban allí atormentándome. Estar con él era tan sencillo.
—Sí, quiero —respondí.

Nos sentamos en los sillones y comenzamos a comer del sushi.

—Siempre que cenamos lo hacemos con sushi —comenté. Amo el sushi.
—Creí que te gustaba, por eso es así —respondió él.
—No me quejé —le reproché—, me encanta el sushi. Lo amo —sonreí.
—¿Más que a mí? —no hay comparación.
—Es una comida —defendí al sushi—, no tienes que sentir celos, ¿sabes?
—¡Oye! —protestó divertidamente—, no estoy celoso del sushi. Solo del gerente —la última oración la susurró.
—¡Bieber! —lo regañé—, tú sabes…
—Que solo eres mía —me interrumpió—. Pero a él no le interesa eso.
—Para una relación se necesitan dos, ¿no? —él asintió—, pues yo no quiero nada con el gerente —le afirmé.
—Confío en ti —musitó sonriendo tiernamente.
—Si escribiera una canción para ti, trataría sobre tus ojos y tu sonrisa —comenté perdiéndome en sus ojos miel.
—¿Y… cómo la llamarías? —preguntó interesado en el tema.
—Your eyes, our smile —sonreí—, algún día lo haré.
—¿Tus ojos, nuestra sonrisa? —preguntó— ¿A qué haces referencia?
—Tus ojos son mi sonrisa, mi sonrisa es tú sonrisa. Nuestra sonrisa. Tus ojos, nuestra sonrisa —le expliqué.
—Entiendo —susurró y sonrió.

Terminamos de cenar el sushi. Antes un hecho trágico sucedió. Tumbé jugo sobre mi vestido y para no estar mojada Justin me prestó una camisa que él traía en su mochila. Así que me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=40123068&.locale=es miré el reloj y marcaba las 9:30. Hablamos un rato sobre sonseras y cosas así.

—¿Bailamos? —me propuso él.
—Bailemos —acepté. Sabía que se acercaba nuestro momento, aún mis nervios esperaban ansiosos por devorarme una vez más.

Justin se paró y se dirigió al equipo musical. Conectó su I-pod y comenzó a sonar Superstar — Taylor Swift. Sonreí al escucharla. Fue cuando el recuerdo de aquella audición para la obra escolar se hizo presente. Lo recuerdo como si fuera ayer. Ese día logré entrar a la obra y fue allí cuando Justin se cruzó en mi camino. Sin dejar pasar cuando me salvó la vida.
Son las cosas que me hacen pensar que el destino quiso que Justin fuera mi héroe. Que me enseñara a ver realmente lo que es la vida y lo que es el verdadero amor.


—Ven —dijo Justin tomando mi mano.

Me levanté sonriendo alegremente. Él rodeó mi cintura con ambos brazos y yo hice lo mismo con su cuello. Nuestros cuerpos se balanceaban al compás de la música.

Narra Justin:

Me sentía tan nervioso, no podía controlar en tiempo y todo estaba saliendo como quería, era bueno el camino, pero… aún así sentía muchísimo miedo de hacer algo mal.
Su respiración cerca de mi cuello nublaba mis sentimientos.  Bailamos así un par de temas más. Hasta que comenzó a sonar Innocence — Avril Lavigne.
Nuestros labios se hicieron confidentes de un beso muy tierno pero apasionado. Seguíamos bailando, creo que ya era tiempo.

—Te prometo que todo estará bien —sentía que su cuerpo estaba tenso—, te cuidaré.
—Confío en ti —me afirmó.
—Te amo —ella sonrió— y si no quieres que pase, dilo. No pasará —no quería obligarla. Tenía que ser el momento, no una obligación.
—Justin, eres al único hombre que amo —mi piel se erizó al escuchar eso—, estoy a salvo contigo. Siento que eres mi ángel de la guarda, no tengo inseguridad de estar contigo hoy, mañana o el día que sea —por eso la amo. Es tan pura.

Nuestros labios volvieron a ser víctimas de las ansias de amarnos. Mis manos temblaban, pero después de lo que ella dijo, no tenía dudas. Era ella la mujer con la que estaría el resto de mi vida. Era digna de mi virginidad, era digna de ser mi futura esposa y futura madre de mis hijos. Era la mujer que quería que me acompañara toda mi vida.
Sus labios estaban tan cálidos hoy. La música se convirtió en un suave susurro, en una linda canción de cuna. Las estrellas estaban tan perfectas como el aroma de su piel.

Narra ___________(tu nombre):

Los labios de Justin se dirigieron con suavidad sobre mi mejilla hasta llegar a mi cuello. Lentamente y con suavidad comenzó a besar su destino. Mis ojos se cerraron y lentamente él comenzó a dirigirme a la cama encontrada hacia un lado.
Mis piernas temblaban y tenía un nudo en el estómago donde se comprimían todos mis nervios. Solo debía… “dejarme llevar”.
Siguió besándome mientras sus cálidas manos acariciaban mi espalda. Sentí chocar lentamente mis piernas con el borde de la cama. Justin se sobresaltó un poco y sonrió estando posado sobre mis labios. Me tomó con firmeza desde la cintura y me depositó sobre la cama con muchísima suavidad. Todo un caballero. Siguió besándome mientras sus manos jugaban con las mías. Besó mi cuello y una vez más mis labios. Estaba siendo tan suave, tan correcto. Lentamente sus manos se dirigieron al primer botón de la camisa. Él se separó un poco de mí para divisar los botones, con lentitud comenzó a desprender los botones. Sus ojos reflejaban complacimiento y nervios a la vez. Estaba feliz, pero nervioso. En pocos segundos terminó de desabrocharme la camisa.
Me ayudó a quitármela y una vez logrado el objetivo admiró mi cuerpo en ropa interior. Mis mejillas se sonrojaron y él sonrió levemente.

—Eres perfecta —comentó.

Se apoderó de mis labios una vez más. Con delicadeza comencé a desprender los botones de su camisa, luego de terminar el acto se la quité. Él envolvió mi torso casi desnudo con sus cálidos y fornidos brazos mientras besaba mi cuello bajando hasta mis hombros.
Después de varios minutos nuestra ropa quedó regada a ambos costados de la cama. Justin me abrazaba y besaba con tanta delicadeza que sentía tocar el cielo con las manos. Nuestros cuerpos encastraban a la perfección. Bajo las sábanas color pastel del hotel Justin estuvo dentro de mí haciéndome estallar de placer y haciéndome sentir que después de él el mundo no sería nada.
Todo fue tan perfecto, entre besos y pasión, mi primera vez fue la cosa más maravillosa del universo. Justin, se había apoderado de mí por completo. Me hizo suya, y una vez después de que así fue… abrazados bajo las suaves sábanas de algodón caímos rendidos. Como dos bebés nos dormimos.

Narra Justin:

Mi primera vez había sido la experiencia más pura y placentera que había probado en mi vida. Esperé a que ella durmiera primero, la admiré. Estaba desnuda a mi lado, era mía. Había hecho el amor con la mujer más perfecta del mundo. Sentí lo que ella sentía, estoy seguro de que ella sintió lo mismo que yo. Fue subir al cielo, crear una galaxia y mudarnos allí para amarnos cada día más.
Es perfecta, su cuerpo es perfecto, ver sus ojos con esa mueca de placer y saber cuánto me ama, creo que ya todo lo he hecho. Solo me queda casarme y tener hijos con ella, claro.
El sueño me venció y bajo las estrellas de la noche azul, me dormí.

Desperté a la mañana siguiente. Su cabeza estaba aún sobre mi pecho, su respiración era tranquila y melodiosa. Sonreí levemente y acaricié su cabeza. La sensación de alegría regresó a mi cuerpo. Ella lentamente abrió los ojos y sonrió mientras me miraba.

—Buenos días —me saludó con voz baja de recién levantada.
—Hola, cariño —la saludé.
—¿Cómo estás? —sonrió y se acomodó un poco el cabello.
—Feliz, ¿y tú?
—Más que feliz —dijo mientras se sentaba en la cama. Estaba cubriéndose su desnudo cuerpo con la sábana, claro— me daré una ducha —me avisó.
—Ve, te espero —le avisé y besé su frente.

Narra ___________(tu nombre):

Me levanté y entré al baño. Me di una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=40141711&.locale=es arreglé mi cabello y salí del baño. Justin aún estaba acostado, de seguro esperaba para ducharse.

—Linda, —me habló Bieber. Yo sonreí—, pide el desayuno —añadió.
—¿Qué pido? —no sabía que desayunaríamos.
—¿Quieres waffles? —me preguntó él mientras se sentaba en la cama. Solo contaba con sus bóxers y ya.
—Sí —acepté—, pediré waffles.
—Voy a ducharme —dijo mientras se levantaba.

Besó mis labios fugazmente y se metió a la ducha. Llamé al servicio a la habitación y me dijeron que en 20 minutos subirían con el desayuno. Así que… tomé mi teléfono, eran las 7:30 a.m, tenía que ir al colegio a las 12:15 p.m, así que… tenía “tiempo”.
Me senté en la cama y guardé mi teléfono en el bolso. A los pocos minutos Justin salió con el torso descubierto. Su cabello chorreaba agua, estaba muy sexy.

—Morirás de frío —le advertí.
—Descuida, me pondré remera —me avisó divertido.
—El desayuno llegará en 20 minutos —le avisé mientras me sentaba en uno de los sillones.
—¿Le avisaste a tu madre que no volverías verdad? —me preguntó mientras se sentaba frente a mí.
—Ella se enteró de todo —le confesé. Él debía saberlo.
—Ó sea…
—Sí —lo interrumpí gracias a que quedó pasmado.
—Querrá asesinarme —comentó exasperado—, ¿cómo se te ocurre decirle?
—Ella… —suspiré para calmarme—, ella estuvo de acuerdo. Me dijo que si me sentía segura que lo haga —le informé.
—¿Enserio? —preguntó asombrado.
—Sí, enserio —le afirmé.
—No sé con qué cara llegaré a tu casa —comentó vagamente.
—En pocas semanas ya no verás a mamá —le afirmé. Pues, me iría a vivir sola. Él me miró extrañado y sonrió vagamente.
—Lo había olvidado —comentó—, vivirás sola —quizás sonó un poco pervertido.
—¡Bieber! —lo regañé— No jodas.
—No lo decía en ese sentido, mal pensada —se excusó él.
—Mmh, no lo sé —dije divertida. Él sonrió.
—No soy como Butler —Ryan, sí que estaba pendejo ese.
—¡Oh, cómo que muy pendejo ese eh! —comenté entre risas.
—Cambia de novia cada 2 semanas, creo que Mily le afectó las hormonas —sí, Ryan y Mily había terminado.
—¡Es verdad! Mily se pasó de la línea con Ryan eh —los dos reímos divertidamente.
—Oye, ¿a qué hora te vas? —me preguntó.
—A las 11. —es porque debo alistarme y blablabla. Odio el colegio.
—Mmj… —gruñó por lo bajo—, te llevaré. Luego debo ir al estudio —comentó.
—¿Estás por grabar?
—Algo así —comentó vagamente.
—¿A la tarde me acompañarás? —era por lo de la casa.
—¿A dónde? —preguntó confundido. Últimamente olvidaba todo.
—A elegir el modelo de mi futura casa —le recordé.
—¡Oh sí! Claro —dijo recordando mi propuesta— a las 5 pasaré por ti.
—Está bien. Anya vendrá con nosotros —le comenté. Ella era como mi “decoradora”. Ama hacer eso y lo hace de maravillas.
—¡Oh! —exclamó simpático—, está bien.
—Oye, cuando me vaya a Londres, tengo un proyecto por cumplir —nadie más que yo sabía de esto.
—¿Cuál? —preguntó curioso.
—Comenzar a trabajar con una marca de ropa unisex —confesé. Justin se acomodó interesándose en el tema— nada fuera de lo convencional. Vestidos, trajes. Cosas originales, pero sencillas.
—¡Woow! —exclamó—, te convertirás en una pequeña empresaria —añadió.
—Algo así —sonreí—, pero… quería que fueras el modelo de la sección masculina.
—¿Modelo? —dijo con algo de egocentrismo.
—Sí, Bieber —repetí—, pero… no te pongas egocéntrico —le pedí.
—Ok, ok —aceptó con una mirada sumisa—, ¿cuándo comenzarás?
—No lo sé —respondí—, quizás cuando esté allí —respondí con tono de obviedad.
—Oh, claro —susurró divertido—, ¿tienes idea de patrocinadores, diseñadores y eso?
—Diseñaré yo —respondí— con ayuda de mamá y creo que hablaré con tu madre. Sé que se interesará. Luego los patrocinadores Nicholas me ayudará con ello.
—Veo que tienes todo planeado —en realidad, no tanto. Más bien organizado.
—Sí, así es —acepté.
—Deberás hablar con mi representante —dijo en un tono bromista, imitando ser una estrella egocéntrica.
—Ese plan te va muy feo —le afirmé.
—Oye —protestó.
—No hay quejas —le reproché entre risas.
—¡No jodas! —se quejó—, pero enserio deberás hablar con Scooter.
—Sí, lo sé —era obvio, ¿no?
—¿Alison lo sabe? —preguntó. Pues, ¿qué parte de nadie no se entendió?
—Nadie lo sabe —repetí.
—Estoy como muy olvidadizo —comentó extrañado pero divertido a la vez.
—Estás viejo —musité entre risas.
—¡Oye! Solo tengo 20 —me recordó.
—Es mucho —bromeé. Me gustaba verlo enojar.
—No sigas —me pidió—, oye… ¿quieres ver tele? —me propuso.
—Ya —acepté. Él encendió la TV.

Comenzamos viendo el final de una película cómica y luego empezó un programa de chismes, hacía años no miraba uno de ellos.

—Creo que estaremos allí hoy —comentó Bieber.
¡Así es! —exclamó la conductora de dicho programa— La feliz pareja de hace algunos años, está una vez más junta.
—Lo advertí —dijo Justin victorioso.
___________(tu nombre) y Justin, han confesado ayer en un programa de aire estar juntos nuevamente. Además, por la noche se los vio llegar al Sheraton de la costa de la ciudad donde habitan. Vestían muy elegantes y se los veía muy enamorados y felices. Creemos que quedaron a pasar la noche allí. Según informaciones, Justin llevó antes de anoche a la muchacha a cenar a un restaurante dónde les agarró la tormenta y debieron dormir en el estacionamiento. Creemos que después de ahí fue cuando su relación floreció una vez más, aunque los últimos 2 o 3 meses se los vio pasar mucho tiempo juntos y muchas personas rumoreaban una relación entre estos dos jóvenes con grandes éxitos musicales. Esperemos que todo vaya como ellos esperan, les deseamos toda la suerte del mundo. 



—Poly



P/D: COMENTENN!

Capítulo 131°: "Quiero..."



Déplacer un pied, droite gauche (Mueve un pie, derecha izquierda)
Levez la main et le déplacer vers le beat (Alza la mano y muévela a compás)
Arrêtez-vous au premier coup et revenir à la danse (Detente en el primer golpe y vuelve a bailar)
L’amour ce soir, ma façon de danser (Amarás esta noche mi forma de danzas)
Je vais faire une question et une activité inventive (Te haré una pregunta y un paso inventarás)
Il secoue la tête, le surire et à l’amour (Mueve la cabeza, sonríe y a amar)

Cantó una canción más y luego todo el programa terminó. Salimos del lugar y ella volvió a cambiarse como había llegado. Debo admitir que el vestuario de su actuación dejó poco a imaginación de muchos. Su cuerpo parecería estar tallado a mano. Las horas de deportes y gimnasio al parecer sí surten efecto. Ella estaba perfectamente hermosa. A más no poder.

—Estabas sexy, mucho —comenté mientras comenzaba a conducir mi carro.
—No tanto —se excusó ella divertidamente—, no se veía nada del otro mundo.
—¡Psss! Habría preferido una túnica, blanca y larga. Donde nada esté descubierto más que tu perfecta cara —comenté. Lo sé, mis celos son poderosos ante mí.
—Hago música para los oídos —estoy seguro de que así es pero… ¿alguien más cree eso? Si yo fuera cualquier otro chico, moriría por verla cantar mostrando su cuerpo y no escuchar detenidamente lo que canta.
—Tienes a toda Francia a tus pies —enteramente toda. Era de las pocas americanas que lo hacía—. No toda Francia querrá solo escucharte. Más de una persona babeará por tu cuerpo.
—Culpa a Nerea. Ella eligió el vestuario —es verdad—. Además, no hice nada malo. No hay de qué sentir celos —la última oración la dijo con un tono un poco burlón.
—Lo sé, tú no… pero los demás quizás sí —buen punto el mío, ¿no creen?
—Llevamos unas pocas horas —estaba cambiando de tema— y ya comienzan tus celos —añadió. Ese comentario, ¿era una queja?
—¿Fue una queja? —la curiosidad fue más fuerte que mi Justin Bieber interior.
—No, no —se negó mientras sentía como su mirada me miraba rápidamente—, al contrario. Extrañé mucho tus celos, Bieber —comentó divertidamente. Solté una pequeña carcajada.
—¿Quieres decir que Simpson no era celoso? —solo bromeaba.
—¡Pff! Ni sabes —comentó entre risas—, pero no quiero hablar de él. No tengo ánimos de hacerlo.
—Oye, ¿almorzamos? Tengo ganas de cocinarte pastas —sí, sé cocinar pastas.
—Mmh, si insistes —dijo como sonsa.
—Cambiando de tema —comenté— ¿qué opinarán nuestros padres de nuestra relación? —era raro, ¿no? Ellos primeramente nos apoyaban, pero quizás ahora ya no.
—Mamá te quiere mucho —sí, ps… ___________(tu mamá) siempre lo dice: “Eres el yerno perfecto”. Y mamá, ADORA a ___________(tu nombre).
—Y mi madre, te adora. Eres como su hija mujer que nunca tuvo —en realidad Pattie quiere mucho a mi preciosa novia.
—Jeremy también lo hace —reí por lo bajo. Era verdad.
—Psss… sí, Jazzy siempre te quiso y Jax ahora adorará jugar al básquet contigo. En realidad, la familia Bieber te adora, mamá también. Y… tu familia creo que también me quiere —eso significa: no hay problemas.
—Es decir que nada estará mal —dijo ella divertida mientras acariciaba mi brazo. Sonreí encantado. Amaba sentir sus manos, su piel. Era tan suave.
—Nada estará mal —aseguré casi en un susurro.

En menos de los que nos dimos cuenta estábamos aparcando en mi garaje. Bajamos y entramos. Nos fuimos a la cocina mientras puse en la sala música, sonaba Rolling in the deep — Adele. Muy buena canción.

—Bien —soltó ella rompiendo nuestro silencio—, muero por verte cocinar.
—Soy mejor que tú —presumí—.
—¿Eso crees? —preguntó con competitividad—. Aprendí a cocinar muy bien —dijo ella y su teléfono sonó— ahora regreso —añadió.

Narra ___________(tu nombre):

Tomé mi teléfono y era el número de Anya, mi amiga.

—¡Aló, Any! —saludé.
—Hola, señorita Bieber —me saludó divertida.
—¿Qué dices? —dije riendo.
—Nada, olvídalo —me propuso—, oye… tengo noticias.
—¿Cuáles? —soy curiosa y todo mundo lo sabe. No sé para qué me hacen desear.
—Recibí la respuesta de la universidad “The art” de Londres.
—¿Qué? —básicamente, grité. La emoción era mucha.

Anya era una muy buena pintora de cuadros, murales, retratos… lo que sea. Era una artista en potencia. Yo, bueno todos lo saben, mi fuerte es el canto. Hicimos los parciales para esta dicha universidad de artes en Londres. Fue hace unos 2 o 3 meses, verán que no hay preferencias por quién soy, ¿no? Es mejor así. Las dos intentamos para cursar la misma carrera, la carrera de “Artes”. Ella con licenciatura en pintura, esculturas, es decir en arte visual y táctil. Y bueno, yo en artes auditivos y escritos. Es decir ella en: pintura y esculturas y yo en: escritura y voz.
Es muy difícil entrar. Muchas personas intentan hacerlo y son pocas las que logran estudiar allí. Es de las mejores universidades con dichas materias para cursar. Pero hay una cosa que no es tan buena. Podrán imaginarse cuál es. Cuando Justin se entere querrá morirse ahí mismo.

—Sí, hoy llegaron a mi correo —afirmó.
—Es decir que sabes si iremos o no —supuse. Bueno, es más que obvio.
—Sí, claro que sí —dijo con tono de obviedad.
—¡Pues dime! —me exasperaba esto.
—¡Amiga —hizo una pequeña pausa—, Londres será nuestro! —exclamó emocionada.
—¡No puedo creerlo! —sería tan linda la experiencia. Tan lindos los siguientes 4 años.
—Tampoco yo amiga —dijo tan emocionada que creo que con su alto tono de voz me dejaría más que sorda.
—En 4 meses viviremos la vida londinense! —la más loca y desquiciada, la más exquisita.
—Oh yeah baby —dijo divertida mi amiga, Anya.
—Vamos, Any. Tengo problemas ahora —recordé un poco afligida.
—¿Problemas? —preguntó—, te acostaste con Bieber y se te retrasó el período —sí… Anya es muy impulsiva e imaginativa.
—¡Anya! —la regañé—, comenzamos a ser novios hoy por la mañana. Creo que le he dado 1 o 2 besos y tu quieres que ya tenga sexo con él, ¡estás loca, amiga! —buen punto. Además… soy puritana.
—Entonces… ¿no es de Bieber? —preguntó alarmada.
—¡No, Anya! No estoy embarazada —protesté—, solo tengo 18. No ando teniendo sexo aún —le expliqué detalladamente.
—Oh, ¿entonces? ¿Qué problema? —preguntó más tranquila que antes.
—Justin —susurré—, morirá cuando se entere que me iré a Londres.
—Te lo llevas —me aconsejó—, no lo violaré, descuida.
—Jamás lo harás —él es mío—, y… tampoco lo llevaré. No podrá ir.
—Podría hacer la universidad —linda idea. Justin no aceptaría, de todas formas.
—No querrá —le informé.
—Habla con él. Explícale —me propuso—, algo se te ocurrirá.
—Si muere te llamo —bromeé—, adiós Any.
—Bye, sonsa. Te veré luego —añadió. Colgué el teléfono y Bieber me veía desde la puerta con una mirada algo triste.

Mi corazón intentó latir normalmente y contener la tristeza acorralada donde corresponde. Pero… no era muy productivo.

—Justin…
—Por favor —me interrumpió—, no intentes repararlo.
—Es una oportunidad de ser alguien —de tener una carrera y ser mejor de lo que puedo ahora.
—Eres alguien —me corrigió—, eres mi vida, eres una modelo, eres una cantante, eres la persona que más amé en el mundo —suspiró intentando no llorar—, eres mi mundo.
—Es mi gran oportunidad —le comenté— la mejor universidad de artes me aceptó.
—Y no la necesitas —me afirmó.
—Puedo ser mejor. Jamás tuve un profesor o profesora de voz, jamás tuve alguien que me enseñe en que basarme al escribir. Puedo hacerlo mucho mejor —era una gran realidad.
—¿Necesitas hacerlo mejor? —su voz era ronca.
—Necesito que no me ates —que no me retenga por culpa—. Tú me diste las alas ahora… déjame usarlas —le pedí.
—¿Cuánto será? —preguntó en un enorme suspiro.
—Al final de cada trimestre vendré a L.A —así sería. Mamá lo exigiría, lo aseguro.
—¿Te veré cada 3 meses? —preguntó.
—Y 2 meses en vacaciones —afirmé. No quería verlo mal.
—Te pediré algo —me informó. No podía deducir que sería. No podía pensar en nada.
—Dime —le pedí. Él se acercó hasta mí. Su mano tomó la mía y él lentamente la llevó hasta su corazón.
—Quiero demostrarte cuánto te amo —pero… yo ya lo sé.
—Sé cuánto me amas —comenté confundida.
—Jamás lo sabrías. Jamás sabrías todo lo que siento por ti. Porque darle una definición sería ponerle límites y mi amor por ti, no los tiene —mi corazón latía como si se saldría de mi pecho. No sabía a dónde iría todo esto.
—¿Entonces? —pregunté extrañada. No entendía a qué hacía referencia. Cómo querría demostrarme su amor.
—___________(tu nombre), pasa la noche conmigo —¿qué?
—¿Quieres tener sexo conmigo? —pregunté extrañada.
—No, no quiero sexo —¿es bipolar o qué?— quiero hacer el amor contigo —mi corazón estaba a punto de salir de mi caja torácica.
—Justin… —suspiré— es una responsabilidad para mí —me causa miedo, vergüenza, una mezcla inexacta de sentimientos.
—Soy igual que tú —¿ah?— no lo hice jamás con nadie y quiero que sepas que puedo sentir por ti. Quiero conocerte y tenerte entre mis brazos —sentí un escalofrío recorrer mi piel. Era el momento más confuso de mi vida.

Sé que este acto es un acto de confianza. Un paso a pasar a ser completamente una mujer. Amo a Justin y es en la persona que más confío. Tengo miedo, mucho, pero hay un sentimiento más grande, una confianza que sobre pasa cualquier miedo, que me incita a decirle que sí.

Me acerqué sin decirle respuesta y lentamente besé sus cálidos labios. Él correspondió el beso. Al separarnos él sonrió y yo afirmé con mi cabeza. Sus ojos miel estaban brillosos como el sol y sus mejillas rosadas eran irradiadoras de ternura. Sonreí apenada.

—Nada malo pasará —dijo mientras me tomaba del mentón y hacía que lo mirara—, será mi manera de decirte te amo.
—¿Cuándo? —cuestioné nerviosamente.
—Esta noche, bajo la luz de la luna —respondió a mi oído.
—Hará frío —le recordé.
—Nada saldrá mal —evadió mi comentario. Valla a saber que estaría planeando en su cabeza.

Almorzamos las pastas que él mismo hizo mientras charlábamos de cómo sería mi paso por la universidad que queda del otro lado del charco.
Solo había un problema. Esta noche sería mi gran noche y… ni siquiera sabía que iba a ponerme. Caí en conclusiones de que una sola persona podía tener esa respuesta y quien mejor que… Caitlin Victoria Beadles, mi mejor amiga durante casi 3 años.
Regresé a casa muy nerviosa, con Justin quedamos en que iría a su casa a las 8 para nuestra romántica velada.

—¿Aló? —contestó a su teléfono Cait.
—¡Cait!
—Amiga —me interrumpió emocionada— ¿cómo estás?
—A punto de morirme —exageré demasiado, lo sé.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Necesito tu ayuda —respondí incompletamente.
—¿Para qué? —preguntó una vez más.
—Estaré con Justin esta noche —espero que entienda el sentido de la oración— y necesito que me ayudes a alistarme.
—Paso por ti en 3 minutos —al decir eso pude escuchar la finalización de la llamada.

Me até el cabello y tomé mi bolso. Bajé a la sala y el timbre sonó. Era Caitlin. Abrí la puerta y de un solo jalón creo que me subió al auto. Ni siquiera dijo hola.

—Amiga —dijo mientras comenzaba a conducir— te prometo que estarás hermosa.
—Tengo demasiados nervios —eso que aún eran las 3:00 p.m
—Todo saldrá bien entre ustedes —nadie podía asegurarlo.
—Eso espero —musité.

Alrededor de 2 o 3 horas Cait me tuvo de tienda en tienda. Compramos ropa interior para la ocasión, vestido, zapatos, accesorios. Creo que fue como si iría a alguna premiación importante o algo así. Luego de comprar todo lo necesario regresé a casa.

Me metí en el baño, cargué la bañadera y me metí allí a pensar.
Mi cuerpo cambiaría hoy. Ya no sería una niña en el cuerpo de una mujer. Mis sentimientos cambiarían, mi relación con Justin cambiaría. Es uno de los pasos más grandes y comprometedores que di en mi vida. El miedo jamás podría faltar. No quiero fallar ni ser una “idiota”. No quiero equivocarme, no quiero pasar vergüenza frente a él. Tengo miedo de que vea mi cuerpo desnudo frente a él, tengo miedo de que algo malo pase. Tengo miedo de que alguien nos descubra. Tengo muchas preguntas y no encuentro respuestas. Esto se vuelve confuso, pero mi amor por él intenta hacer y decir que todo estará bien. Que nada malo nos sucederá. Que será la noche más maravillosa de toda mi vida.

Salí de mi relajante baño y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=40085715&.locale=es. Me miré al espejo una y otra vez. Recorrí cada centímetro de mi cuerpo, me sentía tan insegura como jamás antes. No usaría una gota de maquillaje, solo me solté el cabello y lo cepillé. Estaría al natural. Como él me conoció. Bajé a la sala y mamá estaba allí en el sillón leyendo un libro.

—¡Hija! —exclamó al verme.
—Hola mamá —mi voz de nervios se notaba a millas de distancia.
—¿Pasa algo, ___________(tu nombre)? —preguntó.
—No, nada mamá —mentí.
—¿A dónde vas vestida así? —sí, para ser domingo, jamás salía.
—Saldré con Justin —le informé.
—Mañana tienes clases.
—Por la tarde, mamá.
—¿A dónde irán? —mis nervios regresaban más insistentes esta vez.
—Bueno…
—Dime —me incitó mamá ante mi silencio y mis nervios— ¿pasa algo malo?
—No es malo —le afirmé. Ella se sentó para escuchar mi explicación— es que…
—Sé que eres novia de Justin, si es lo que te trae así —ojalá fuera eso, mamá.
—En realidad —suspiré. No puedo mentirle. Es imposible, es mi madre—, tendré mi primera vez hoy con Justin.
—¿Qué? ¿Ya? ¿Tan rápido? —mamá estaba alarmada, mucho.
—Sí, mamá —afirmé mientras me sentaba frente a ella. Después de todo aún eran las 7:30 p.m.
—Ay hija —ahora vendría su sentimentalismo—, ¿estás segura? —tengo miedo, pero… estoy segura de que quiero.
—Sí, mamá. Siento que con 18 años ya no soy una niña —respondí segura de lo que decía.
—Linda —su sonrisa era tan hermosa. A pesar de todo, era mi madre y la amaba, con mi vida—, estoy orgullosa de ti. Sé que Justin te cuidará mucho y eso me deja tranquila.
—Te amo mamá —ella me miró sorprendida, para bien, hacía tanto tiempo no se lo decía.
—Y yo, hija mía. Te amo —respondió mientras me abrazaba calurosamente.
—Mamá, ¿tenías miedo en tu primera vez? —parecía una idiota preguntando eso, pero… necesitaba saber si era o no normal.
—Todos lo hacemos, linda —respondió sabiamente.
—Pero… —suspiré. Creo que algún poco de vergüenza me daba lo que hacía— es solo miedo, ¿no?
—No lo sé, linda —era verdad—, en realidad esa respuesta está en tú interior. Yo no siento lo que tú, es más ni siquiera sé qué diablos sientes.
—Mamá, yo…
—Tú debes confiar en Justin —dijo ella después de interrumpirme—, él… él te ama y no jugaría por ti. Él habló de ti conmigo durante meses. Él me confesó sentimientos y me reveló secretos, él no jugaría por tú corazón ni por el de cualquier otra persona. Justin es un hombre, un hombre. El hombre que te ama con toda su vida y te doy por seguro que no hay persona que te ame más de lo que te ama Justin. Es amor puro, eso es amor. Él jamás te tomaría solo por tener sexo —mis ojos estaban llenos de lágrimas. Jamás alguien me dijo esas cosas.
—Mamá fui una idiota. Hace 2 años solo rompí mi relación con Justin —afirmé recordando mi jodido error.
—Las cosas siempre pasan por algo —era extraño. Nunca había hablado con mamá de esto—. Creo que fue una buena lección. Los dos se aman y no pueden estar lejos.
—Lo hicimos 2 años —le recordé.
—No, no lo hicieron —se negó—, tú y él fueron los mejores amigos, los dos confidentes más enamorados del universo.
—Pero… no es lo mismo —amistad y amor, no es lo mismo.
—Lo sé, ___________(tu nombre), aún así se tenían uno al otro —era verdad.
—Lo amo tanto, mamá —se me escapó en un susurro.
—Y sé que siempre será así —siempre.
—Mamá debo irme —dije mirando mi reloj—, Justin me matará si llego tarde —sonreí.
—Está bien —aceptó—, suerte linda. Ten confianza.
—Gracias mamá —por todo—, te amo.
—También te amo, linda —dijo ella.

La saludé con un beso en la mejilla y con un paso un poco pesado salí de casa. Crucé la calle, era domingo casi nadie andaba por ahí “vagando”. Me paré en la entrada de la casa de Justin con el corazón en la boca, estaba tan nerviosa. Me arreglé el vestido y suspiré. Debía tranquilizarme. Tenía la autorización de Justin de solo… entrar y ya. Así que giré el picaporte y entré a su enorme mansión.

—¡Linda! —exclamó él sonriendo como sonso. Estaba mirando TV en la sala de su casa.
—Hola, Just —saludé un poco nerviosa.
—Cenaremos fuera de casa —me avisó—, así que… vamos.
—Sí, vamos —acepté. Estaba tensa. Tenía muchísimos nervios.

Salimos de su casa, él me llevaba del brazo. Subí a su auto y él hizo lo mismo.

—Estás tensa —comentó mientras salía del garaje de su casa y comenzaba a conducir.
—Tengo muchos nervios —le afirmé.
—¿Nervios? —preguntó extrañado—, también estoy nervioso linda.
—Justin, después de esto no quiero que te vayas —era de los peores temores, el más grande.
—¿Irme? —preguntó alarmado—, jamás mi amor —se negó—, nunca me alejaría de ti.
—Te amo —le expresé.

Ninguna palabra más se escuchó. Llegamos a un hotel, un Sheraton, quedaba cerca de la costa y creo que era el hotel más lujoso que había visto en mi vida. Bajamos y un tipo de seguridad se llevó el auto al aparcamiento. Nosotros entramos.

—Buenas noches —nos saludó el gerente.
—Buenas noches —saludamos a unísono los dos. Justin en motivo de marcar territorio me abrazó desde la cintura—, Justin Bieber —el tipo abrió los ojos como dos platos.
—¿___________(tu nombre y apellido)? ¿Eres tú? —cuestionó asombrado.
—Sí —sonreí nerviosamente.
—Eres hermosa —Justin lo miraba con ganas de asesinarlo.
—Y es mía —afirmó mi novio celoso.
—Es la habitación 201 del piso 10 —nos informó mientas nos daba la llave.
—Muchas gracias —respondí. Justin solo lo miró asesinamente y nos dirigimos al elevador.

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¡Chicas, ahorita subo el otro cap! :) Las adoro. 



—Poly