jueves, 30 de agosto de 2012

Capítulo 217°: "Si lo amas, lucharás por él con uñas y dientes".




—Estoy muy seguro de que alguna vez tendré que dejar de hacerlo —nunca había hablado de esto con Justin—. De que esa sensación se acabará y solo querré ser un hombre cincuentón tipo, hogareño que cuida de sus nietos mientras sus padres trabajan y está con su esposa viviendo su principio de vejez contento y feliz en casa. Pero a veces la pesadilla de que eso me pase a los treinta me atormenta —confesó.
—Eso no sucederá, Justin —confirmé yo—, porque tus Beliebers te aman y estoy segura de que sus hijas también lo harán —él me sonrió.
—Te amo.
—Y si ellas dejan de amarte, Jessica y yo lo haremos —murmuré apoyando mi cabeza en su hombro.

Llegamos al hotel luego de pasar casi todo el día fuera. Justin se había ido a duchar para salir a cenar, luego lo haría yo. En realidad, la charla sobre ser famosos y los fans, hoy me había dejado bastante pensativa sobre lo que quería hacer. La música siempre había sido lo principal en mi vida, hasta hace poco más de 5 meses. En realidad, sentía que era más importante sentirme feliz y completa, de alguna forma eso lo encontraba en Justin y en Jess, en planear mi futuro, en integrarme en mi familia. Necesitaba alejarme bastante de “la fama”, y aún me cuestionaba cuánto tiempo sería. Estaba pensando en cuestiones que quizás debía plantearme después de que Jessica llegara a colonizar nuestra faceta de padres a mí y a Justin, pero no podía trasladarme hasta ese momento para pensar la decisión. En realidad, necesitaba saber qué iba a suceder con lo que amo hacer y es la música. No sería fácil abrir paso nuevamente y remontarme en mi sueño, porque quizás mi sueño ya no sería cantar; sino que me volcaría más en ser una grandiosa madre y atender a Jess. Pero en realidad, no me sentía capaz de pisar la tierra con fuerza y bajar mis manos para dejar de cantar. No podía decepcionar a tantos fans y no podía decepcionarme a mí misma.

—¿En qué piensas tanto? —me preguntó Justin entrando a la habitación.
—¿Eh? —reaccioné y sonreí sonsamente.
—¿En qué piensas? —volvió a preguntarme.
—Solo sonseras —me limité a decirle. Sabía que él odiaba la idea de que considerara dejar de cantar.
—Yo sé lo que es —se anticipó a advertirme.
—¿De qué hablas? —le pregunté.
—A juzgar por tu semblante, piensas en la charla de hoy a la mañana —aseguró—. No sabes qué hacer ¿verdad?, no quieres dejarlo.
—¿Tú crees que debo hacerlo? —pregunté confundida. Él frunció el ceño.
—Sabes lo que creo —me recordó—. Para mí es absurdo.
—No quiero cambiar y ser una mala madre —le advertí. Él no inmutó su expresión.
—Serías mala madre si privas a Jess de verte cantar en un escenario —me explicó—. Ella amará la música y lo sabes, porque vivirá esto. Lo hace desde ahora, que ni siquiera conoce la luz del día —era un buen punto—, ¿por qué lo dejarías si también sería parte de ella?
—Aún no lo sabemos —preferí contradecirlo para mantener mi punto— y no quiero pasarme el día encerrada en un estudio, para solo ver a Jessica por la noche, darle el beso de las buenas noches y ya no verla hasta el día siguiente —le expliqué a brevedad—, tú sabes cómo es el manejo de las grabaciones, Justin.
—Y sé que Jess puede ir contigo o quedar conmigo —habló seguro.
—Sí, quizás sí —hablé—. Pero no me gustaría terminar viendo a Jessica solo dos horas diarias y que viva criada por niñeras.
—Lo tengo más que claro, princesa —me afirmó Justin—. Por eso mismo sé que mamá amará cuidar a Jess cuando sea necesario. Además, te ayudaré con la niña y también tendrás tiempo para ella.
—No lo sé, Just —hablé afligida. Era confuso y no quería cagarme la luna de miel, con honestidad.
—Ya dejemos eso para luego —me pidió—. Estamos de luna de miel, ¿la pasarás llorando? —me preguntó mientras tomaba mi cara entre sus suaves manos.
—No, tienes razón —él secó mis lágrimas.
—Bien, tengo planes —me avisó sonriendo ampliamente. Lo miré con curiosidad.
—¿Cuáles?
—Iremos a cenar —me anticipó—. A un restaurante que te encantará —prosiguió hablando.
—¿A dónde vas a llevarme, Just? —le pregunté sonriendo divertida ante sus muecas.

Luego de que me cambiara así http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&id=57624851, salimos del hotel para caminar hasta el restaurante misterioso del que Justin habló pocos segundos.

—Comenzaba a echar de menos esos centímetros de más —comentó divertido Justin. Yo reí.
—También yo —hablé—. Extrañaba mis pies en puntas.
—Gracias a Dios el restaurante está hasta la plaza de San Marcos, así que son como 5 cuadras.
—Gracias a Dios —repetí sus palabras entre risas. Él me abrazó por la cintura, acercándome a él.
—Lindo 16 de febrero, ¿no? —me sonrió.
—Me has hecho acordar —hablé. Él me miró raro.
—¿De qué? —al parecer a él también se le había pasado.
—Por empezar que olvidé decirte feliz día el 14 —le sonreí avergonzada. Él también.
—También lo hice —murmuró.
—Y lo segundo es que la semana entrante es tu cumpleaños número 22, mi amor —él me miró y sonrió divertido—. Aún no he planeado tu regalo —mentí. Él rió.
—Mejor, porque no quiero un regalo —pues, quiera o no lo tendría.
—Voy a darte uno igual —le anticipé. Él frunció el ceño.
—Eres terca —me describió.
—Tal como tú cuando yo digo que no quiero regalos —era cierto, ninguno de los dos asimilábamos un no.
—¡Ya, me lo merezco! —sobre actuó teatralmente. Yo reí ante su voz dramática.
—¿Te has percatado de que estamos yendo a cenar cuando el crepúsculo cae en Venecia y no hemos visto ese hermoso acontecimiento? —le pregunté.

Todo a nuestro alrededor se veía naranja, amaría ver un crepúsculo en alguno de los canales de la hermosa ciudad, creo que sería lo más romántico del mundo. Los pocos árboles que teníamos alrededor se alzaban, no muy altos, y se sacudían con suavidad, dejando pasar una suave y congelada brisa por las calles italianas. Amaba estar en Venecia.

—Pues, prometo que mañana iremos a las góndolas a verlo desde allí —me aseguró él. Yo le sonreí.
—¡Genial! —exclamé. Amaba esa idea.
—¿Por qué te gusta tanto Venecia? —era una pregunta que nunca antes alguien me había hecho, y en realidad no tenía una respuesta tan estrafalaria y profunda.
—Pues… ¿has prestado atención a sus edificios? —él asintió— Amo que estén diseñados a la antigua, amo sus calles, sus palacios, el sin fin de historias que me imagino. No lo sé —me encogí de hombros divertida—, ¿no crees que hace muchísimo tiempo aquí pudo existir la historia de amor más perfecta? Quizás, había bribones de esos que iban a los calabozos y luego para salvar sus vidas intentaban hacer reír al rey vestidos de sonsos. No lo sé —repetí. Él sonrió divertido—, me gusta por su historia y su clase antigua.
—¿Te gustaba historia en el colegio, no? —me preguntó.
—Más que ti, seguro amor —él rió apretujándome contra su cuerpo.
—¡Oye! —protestó divertido— no es que no me gustara, pero veía más divertido jugar vídeo juegos detrás del libro —Justin y sus ideas.
—Lo sé, lo sé —murmuré—. Por eso mismo ni siquiera sabes los continentes —bromeé.
—Pues, ¿para qué quiero hacerlo? —su orgullo habló. Yo reí.

Llegamos, luego de caminar unos cuantos minutos, al restaurante. Justin pidió una mesa, y aunque logró después de varios intentos que entendieran su pésimo italiano, cuando me dispuse a hablar, ya lo habían entendido. Nos dieron una mesa para dos, sin reservación por supuesto. Teníamos una excelente vista de la plaza de San Marcos, por donde todavía algunas personas caminaban apresuradas y otras, simplemente quedaban a sentarse en una banca para admirar los últimos rayos de sol o para esperar a alguien más.

—La pasta está buena —comentó Justin luego de probar su primer bocado.
—Es Italia —le recordé—. Aquí comen mucha pasta.
—Y pizza —añadió él y sonrió sonsamente.
—Sí, es cierto —murmuré y le devolví la sonrisa—, estaba pensando en algo.
—¿En qué? —preguntó como diciendo: “si no me dices, no sabré que piensas”.
—Pues, ¿a Jessica le gustará el francés o algún otro idioma como a mí? —le comenté mi pensamiento.
—No lo sé —se encogió de hombros. Claro, ni él ni yo lo sabíamos—. Pero sí sé que quiero que Jessica vaya a una escuela de artes —afirmó—. Bueno, si es que tiene dotes de cantante, pintora, actriz o bailarina —aclaró.
—Ya te dije, Justin —repetí mi idea—. Si Jess quiere hacerlo, lo hará. Si no, no lo hará.
—Lo sé, mi amor —habló con una dulce voz—, pero ¿tú crees que a Jess no le gustará la música, al menos? —preguntó.
—Pues… no lo sé —quizás sí, quizás no.
—Linda, lo lleva en la sangre —sí, eso era cierto.
—Pues, sí. Aún así, no lo sabemos —le informé—. Si va a gustarle que sea natural, porque no hay nada peor de que te obliguen a hacer algo o que te guste algo.
—Sí, tienes razón, mi amor —me sonrió.
—Finalmente, Jess de mi parte tendrá la libertad que desee para decidir sobre qué hacer de su futuro. Mientras tanto no se perjudique, yo la apoyaré —porque después de todo, es el roll de una madre.
—Y yo —afirmó Justin—, aunque seré demasiado celoso. Lo doy por seguro —y eso sí que no lo dudaba.
—Créeme que a eso no lo dudaría nunca, mi amor —por un cierto lado, amaba que él fuera celoso.
—Oye, hablando con honestidad, también tienes celos a veces —habló divertido. Yo fruncí el ceño—. Y no lo niegue, señora Bieber —añadió hablándome con formalidad.
—¡Qué bien suena que me digas señora Bieber! —hablé divertida— Amo llevar tu apellido.
—Pues, yo seré Justin ___________(tu apellido) —reí energéticamente al escuchar eso.
—¡Estás loco! —hablé— Aquí solo la mujer…
—Lo sé —interrumpió—. Pero es que suena sexy, linda —yo reí divertida.
—¡Estás loco! —afirmé.
—¿Por ti? —preguntó retóricamente y sonrió con orgullo y amplio—, ¡no es novedad, cariño!
—Oye amor —hablé luego de beber un sorbo de jugo—, olvidé comentar que antes de la boda Alison me dio la fecha en la que grabaré con Hazza.
—¿Enserio? —me preguntó sonriéndome—, ¿cuándo será?
—Pues, el 25 de agosto —le respondí—. Grabaremos en Malibú, así que…
—¡Genial! —exclamó sonriendo— iremos a la playa.
—Exactamente, eso —hablé yo sonriéndole.
—¡Oww, la primer ida de Jess a la playa! —habló emocionado.
—Es verdad —le sonreí divertida—, aunque… no creo que quieras ir a las grabaciones.
—Ya te imagino paseándote con él de la mano —frunció el ceño enojado—, ¡diablos! —indudablemente eran celos.
—¡Eres celoso, querido amor mío! —él sonrió ante mi acento sureño.
—Y lo sabes —murmuró—, por eso no entiendo cómo has accedido a grabar el vídeo del dueto.
—¡Justin! —protesté—, bien sabes que Harry es mi amigo.
—Sí, sí —aceptó a duras penas. Yo lo miré sonriéndole levemente—. Además, será una buena oportunidad para Ryan —él sería el director.
—Ryan y Rosadela —la estilista del vídeo—, se encargarán de que se vea estético —afirmé—. Será más que genial, ellos tienen buenas ideas. Son creativos —y muy grandes amigos míos.
—Hay algo que me agrada en Harry —se sinceró Justin dejando de lado sus celos.
—¿Qué? ¿Bromeas? —pregunté incrédula, él asintió reafirmando que había algo que le agradaba de Hazza—, a ver, ¿qué es?
—Pues, cuando cometí el estúpido error de no controlar mis impulsos con Rosadela, él fue quien más te consoló —era cierto, Harry siempre estuvo ahí—, después de todo, permitió que no calleras.
—Es verdad —afirmé intentando no odiar a Rosadela, otra vez—. Pero, no hay broncas por eso. Creo que si las habría no estaríamos de luna de miel —bromeé. Él sonrió con culpa. Creo que esa sonrisa, cuando habláramos del tema, no cambiaría.
—Enserio, Harry, al igual que Niall, Zayn, Louis y Liam se portaron como grandes amigos —era cierto, más que cierto. Solo ellos me consolaron, pero Justin no tenía que atormentarse por ello.
—¿Vas a joderte toda la vida con eso, Justin? —le pregunté gracias a su mueca de arrepentimiento—. Ya sabes que eso pasó y que no volverá a suceder. Aprendí cosas buenas de ello y no voy a dejar que suceda otra vez —claro que no lo haría—. Ya olvídalo, déjalo ir.
—¿Cómo olvidar el peor error de mi vida, princesa? —habló afligido, como si hiciera solo días que había sucedido ello.
—También cometí errores, mi amor —y muchos—, pero si hay algo que aprendí de ellos es a verle el lado bueno y hacer lo posible para dejarlos ir y no cometerlos, otra vez. Y sabes… —guardé silencio dos o tres segundos, él miraba atento. Sonreí orgullosa—, eso lo aprendí de ti.
—Sí, quizás sí —sonrió sin afligirse—. Eso quiere decir que…
—Fuiste un buen maestro —lo interrumpí divertida. Él rió por lo bajo—. También aprendí a sonreír siempre y a “solo respirar” en las despedidas.
—Just Breathe —recordó sonriendo—. Como olvidar ese día en Canadá.
—A veces creo que… cada momento junto a ti o referido a ti, aprendí algo nuevo. Algo que me hizo más fuerte —y sí, así era. No tenía dudas al respecto. Él me había convertido en alguien fuerte.
—Pues, me siento orgulloso de que sea así, mi amor —habló y acarició mi mejilla dulcemente.


…Al día siguiente…


Habíamos ido a las góndolas, tal como me lo había prometido el día anterior. Pagó para subir a una y así lo hicimos, un hombre remaba en el “Gran Canal” de la ciudad italiana. El crepúsculo se presentaba frente nuestros ojos y a lo lejos la sombría silueta de el cementerio acuático de Venecia. Evadiendo el cementerio, ¡el paisaje era bellísimo!

—Sé que son pocas personas las que nos tienen fe —hablé rompiendo el silencio—. Para ser honestos, la mayoría cree que solo nos casamos porque estoy embarazada —y eso era absurdo. Estúpido, en realidad—. Pero, yo creo que será para siempre.
—¡Claro que así será! —exclamó él— No voy a alejarme.
—¡Pamplinas con que “si lo amas déjalo ir”! —exclamé, Justin rió levemente. Estaba abrazándome por los hombros y yo me encontraba recostada sobre su pecho—. Yo creo que si lo amas, lucharás por él con uñas y dientes.
—¡Claro que es así! —él pensaba como yo—. Jamás te dejaría ir, ___________(tu nombre) —besó mi frente con dulzura.
—Yo, no me iría —le anticipe.
—Tampoco yo —aseguró. Levantó mi rostro desde mi barbilla con su suave mano, dulcemente comenzó a besar mis labios. Amaba sus dulces besos. 

miércoles, 29 de agosto de 2012

Noticias!!!



Hola lindas :) Bueno, ¿cómo están? Espero que estén bien, yo... estoy algo enferma, pero estoy mejorando de a poco. Hace mucho no hablo con ustedes, lo lamento. Como ya les dije, mis tiempos son cortos ahora y aunque odie que así sea, no puedo hacer mucho al respecto. Ya saben lo que dicen los padres: "O te va bien en la escuela, o te quito el Internet". Supongo que será mejor que me vaya de mil en la escuela, porque no quiero dejarlas y espero que tampoco quieran que las deje.
La nove ya está en su tramo, casi final. Y no me odien, ¡alguna vez tendría fin! Jajaja, de todos modos seguiré escribiendo, ¡Claro que sí! Ya tengo hasta el primer capítulo de la otra novela. Pero, antes de seguir escribiéndoles cuando termine ésta, quizás les haga un One-Shot de 2 capítulos. El cuál escribiré en esta semana. Así subiré eso y me tomaré dos o tres días para organizar la próxima novela. Porque pienso tener días para subir, así no esperan tanto y eso. Así que veré como organizo ese tema, ¿ya?
Comenzaré a trabajar pronto en otro vídeo, (prometo que será más largo que el último jaja). Para ese vídeo tengo planeado responder a sus preguntas, así que... necesito que me dejen sus preguntas aquí, en mi facebook, en Twitter o por e-mail. Prometo responder TODO lo que me pregunten, ¿ya?
También planeaba hacer una Twitcam, ¿están de acuerdo? La haría un sábado si ustedes deciden que la haga. ¡ESPERO SUS PREGUNTAS Y SU OPINIÓN SOBRE LA TWITCAM!.
Y por último... ¿he perdido muchas lectoras, ya no les gusta la nove o qué sucede? :( es que cada vez veo menos comentarios u_ú, ¡las extraño, lindas! Lamento si las decepcioné alguna vez, no es mi intención. Solo díganlo, intentaré cambiar si hay algo que les molestó.

Si termino el capítulo hoy, lo subo. Si no lo subiré mañana. Las amo :)


Póli.




P/D: ESPERO LAS PREGUNTAS PARA RESPONDER EN EL VÍDEO Y LAS RESPUESTAS SOBRE LA TWITCAM!

domingo, 26 de agosto de 2012

Capítulo 216°: "Si ellas dejan de amarte, Jessica y yo lo haremos".

"Venecia - Italia"



La boda era para todos una grandiosa fiesta y el mejor día de mi vida para mí. No esperaba casarme a las 21 años, pero no pude hacer algo mejor, lo aseguro. No hay nada más lindo que saber que mañana despertaré y tendré a ___________(tu nombre) a mi lado, siendo mi esposa, siendo la mujer de mi vida oficialmente. 

La noche de la boda había sido bastante larga. Estuvimos bailando hasta casi el amanecer. Hicimos karaoke, Jaden, algo ebrio, hizo un “stripper”. En fin, sucedieron muchas cosas cómicas y divertidas que fueron el detonante para hacer divertida y perfecta a la fiesta.

Al día siguiente nos levantamos a las 10:00 a.m., teníamos el vuelo rumbo a Venecia a las 12:30 p.m., así que ___________(tu nombre) entró a ducharse rápidamente y salió vestida así http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&id=57216720, su cabello suelto y venía sin maquillaje. Me sonrió mientras yo entraba al baño. Me duché, me puse un jean, un polo negro y unas vans azules.

Un rato después, llegamos al aeropuerto con las suficientes maletas para irnos un mes y medio. Dos semanas a cada lugar. Era temprano, así que fuimos por un frapuccino.

—Sabes —hablé rompiendo un mínimo silencio—, aún estoy cansado.
—También yo —habló ella y sonrió divertida—. Dormimos poco —afirmó. Era cierto.
—Sí —murmuré—, pero podremos dormir en el avión.
—Si no te dispones a mirarme sí —rió.
—Sabes —aclaré mi garganta—, en Venecia están de frío.
—Lo sé —habló—, por algo traigo campera y botas —añadió como obviedad. Reí divertido.
—Y short —añadí, ella se encogió de hombros.
—Tengo calor —en Brasil, claramente, hacía calor.
—Estamos en verano aquí —le recordé divertido. Ella rió.
—Es cierto —afirmó—. Pero me gusta el invierno.
—A mí la primavera —la estación del amor.
—Ya, pero falta —sacó la lengua—. Así que te gustará la estación que esté.
—¡Sonsa! —protesté.
—Jess nacerá en Junio, en verano —depende de la fecha. Antes del veintiuno sería primavera, después del 21 sería verano.
—Depende.
—Sí, pero según la obstetra será después del 21 —me aclaró divertida—. Dijo que posiblemente el 25 o 26.
—No será sesaria, ¿no? —le pregunté, en realidad nunca le pregunté por eso. Ella se encogió de hombros.
—No lo sé —habló—, porque aún no sabemos lo grande que será.
—¿Depende de eso? —quise asegurarme.
—Sí, en cierta parte —habló—. Yo quiero que sea parto natural, pero si es demasiado grande no podré y deberán hacerme sesaria.
—Oh —era entendible—, lo bueno de el parto natural es que podré estar contigo, en la sesaria… será casi imposible.
—Por eso mismo —acertó ella—, prefiero que sea natural, así tú estás allí dándome fuerzas y seguridad.

Llegó la hora de abordar y así lo hicimos. Íbamos en primera clase, nos sentamos y ___________(tu nombre) me abrazó por la cintura para luego apoyar su cabeza en mi pecho. Yo apoyé mi cabeza en su cabeza y nos quedamos dormidos. Sentir su olor a jazmines invadiendo mis fosas nasales era una relajación incomparable. Amaba la suavidad de sus manos, el olor de su piel. Creo que nada en ella odiaba, la amaba entera con defectos y todo; por eso siempre supe que quería que fuera mi esposa.


…Venecia…


Aterrizamos cuando en Venecia apenas eran las 08:30 p.m., la temperatura actual era de 12° centígrados, estaba algo nublado pero no iba a llover, según parecía. Tomamos las maletas y nos fuimos al estacionamiento por un taxy.

—¿El hotel está lejos? —me preguntó ella viendo que no había nadie que pudiera llevarnos.
—3 o 4 cuadras —le respondí—, el problema será llevar 5 maletas —tres de ella, dos mías.
—Es cierto —murmuró—, pero, ¿si vamos por un café? —me propuso—. Tengo algo de frío y además, a dar por la hora, deben estar cenando. Volvemos en un rato —me pidió.
—Bien —acepté—, creo que deberías cambiarte —estaba desabrigada.
—Descuida —me pidió—, cuando lleguemos al hotel me cambiaré —en los tres lugares de luna de miel, Bélgica, Venecia y el restante (que era la sorpresa), era invierno.
—Pero pasas frío —le recordé—, no nos cuesta nada abrir una de tus maletas y que te cambies en el baño —hablé otra vez.
—Enserio —insistió a contradecirme—. Estoy bien.
—Bien, vamos por el café —le indiqué. En ese mismo momento un taxy frenó por nosotros.
—Mejor vamos al hotel —me pidió. Estaba dispuesto a hacerlo, quería descansar bien.
—Sí, será mejor.

Subimos las maletas al taxy y le indicamos el nombre del hotel. Al llegar nos bajamos y un ballet cargó las maletas para subirlas a la habitación reservada. Nosotros subimos las escaleras hasta el segundo piso y entramos a la habitación. Como la ciudad de Venecia, en su totalidad, estaba montado a la antigua. El edificio pintado de color rojo oscuro, casi bordó. Alto y con ventanas marrones oscuras, opacas, una enorme puerta vidriada en la entrada, en lo alto (uno de los pocos hoteles sin terraza abierta) estaba el techo de tejas negro al estilo de dos aguas. Sabía que __________(tu nombre) amaba la antigüedad de Venecia y en realidad, era encantadora.

—Aquí está hermoso —murmuró ___________(tu nombre) sonriéndome mientras se sentaba en el sillón de la habitación.
—Es cierto —le sonreí también—, mi linda Lady Bieber.
—¿Lady Bieber? —preguntó ella entre risas divertidas. Amaba verla reír, era una cierta tranquilidad para mí saber que estaba bien, que estaba feliz.
—Sí —afirmé bromeando levemente—, eres Lady Bieber. Mucho más recordando el sombrero que llevabas ayer —hablo de la boda.
—¿Estaba linda? —me preguntó con una inocente voz.
—¿Solo linda? —pregunté irónicamente— ¡Bam! Estabas preciosa, mi amor.
—Confesaré algo —me anticipó mientras me sentaba a su lado.
—Dime, preciosa.
—Amo verte de smoking —confesó mientras acariciaba mi mejilla mirándome con dulzura. Sus ojos marrones tenían un peculiar brillo.
—Uy, ¡qué sexy suenas diciendo eso! —ella sonrió divertida.
—No digas sonseras —me exigió y besó mis labios fugazmente.
—¡Estás haciéndolo! —me refería a seducirme— Recuerda que solo tengo 21.
—Y yo 19 —dijo a modo de broma. Reí por lo bajo—. No lo hago.
—¡Sí, lo haces! —exclamé yo, pasé mis manos hasta su nuca y la besé apasionada pero tiernamente.
—Y ahora tú —me recordó con la respiración algo agitada—. Justin —murmuró mi nombre, quité mi vista de sus labios y la miré atentamente.
—¿Pasa algo, princesa? —pregunté al notar su tono de seriedad.
—En realidad, no —eso me tranquilizó un poco, pero seguía seria—. Hay algo que quiero pedirte —especificó.
—Vamos, dímelo —insistí algo ansioso.
—Después de que nazca Jessica, no quiero volverme aburrida y vieja —no entendía a qué se refería y sabía que ella notaba eso—. Es decir, no quiero que seamos una pareja de viejos. De esos que solo se dan un piquito a la mañana y uno a la noche. De esos que solo viven trabajando o pendientes del bebé —ahora entendía más—. Cuidaremos bien de Jess, pero no olvidemos la pareja.
—¡Mi amor! —exclamé tomando su cara entre mis manos—, eso no sucederá —le sonreí—. Aún somos jóvenes y tenemos claro eso, no es que porque vamos a ser padres y estemos casados no vamos a vivir como hasta ahora. Lo haremos —aseguré—, solo que con Jess.

Luego de cenar pasta, nos fuimos a dormir. Estábamos cansados, así que no nos tomó tanto trabajo dormirnos profundamente en poco tiempo. Mañana nos esperaba un hermoso día en Venecia.



Narra ___________(tu nombre):



Desperté temprano, eran las 06:00 a.m. a hora de Italia. Me dirigí a la baño y me duché. Al parecer hacía frío en la ciudad italiana hoy. Así que tomé algunas prendas y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&id=57296780, Justin dormía aún. Tomé mi teléfono y entré a Twitter, escribí así: “Linda Venecia. Mi ciudad preferida. Lástima que los canales están demasiado fríos y a Jess no le agrada eso. #BadGirl haha, la amo sin conocerla”. Salí de Twitter, cuando oí un bostezo de Justin.

—Umm… —se quejó—, es temprano, cariño —protestó.
—Son las 06:45 —le informé, él me sonrió.
—Es temprano —aseguró levantándose de la cama. Se había duchado anoche, por lo que solo se cambiaría ahora.
—Hay que aprovechar el tiempo —lo regañé divertida. Él frunció el ceño.
—Pues, es cierto —aceptó mientras se levantaba—, pero odio despertar temprano.
—¿Qué haremos hoy? —le pregunté cambiándole de tema.
—Pues, no lo sé —respondió—. No tenemos planes.
—¿Entonces?
—Si quieres podemos ir a las tiendas del centro —era una agradable idea.
—Sí —acepté, él estaba buscando en su maleta algo que ponerse.
—¿Te gusta? —presumió su nueva sudadera. Era negra, con letras blancas que decían: “MARRIED”. Reí al verla.
—¿Hace cuanto la tienes? —le pregunté entre una carcajada.
—Pues, la compré un mes antes de casarnos —me explicó—, pero la usaré hoy.
—¡Estás loco! —él se encogió de hombros mientras se ponía la sudadera sobre un polo mangar cortas.
—Al parecer hace frío afuera —murmuró sacando un jean de la maleta.
—Sí —afirmé yo—. Eso parece —sonreí levemente mientras él se ponía en pantalón.
—Te queda lindo ese jean —me sonrió mientras se prendía su pantalón.
—Pff, como todos —murmuré. A pesar de estar embarazada conservaba mi peso, es decir que solo mi panza crecía. Mis piernas, mis brazos, mi cara estaban igual que antes.
—Dicen que a algunas mujeres el embarazo les queda lindo, tú eres una —a veces me ponían apenada sus halagos.
—Todos coinciden en eso —era lo cierto, hasta la prensa lo dijo.
—Pues, es la verdad —tomó un par de medias y se sentó en el borde de la cama, sin dejar de mirarme.
—No lo sé —me encogí de hombros—. Yo creo que la felicidad es lo que se irradia sin filtros ahora.
—Quizás sí —me sonrió poniéndose la media en su pie izquierdo, el derecho ya estaba con ella.
—En fin —murmuré emocionada—, lo mejor de todo es que estamos en Venecia recién casados.
—Buen punto —sonrió poniéndose la primera de sus dos supras negras—, y esta vez en invierno.
—Es cierto —la vez pasada, cuando vinimos, era verano.
—Y hay algo que va a gustarte —aseguró atándose los cordones.
—¿Qué cosa? —pregunté curiosamente.
—Pues, estamos en Italia, ¿qué es Italia?
—Un país —respondí con seguridad. Él rió eufóricamente.
—¡Claro que lo es! —afirmó atándose el otro cordón—, pero evadiendo geografía, ¿qué más es?
—No lo sé —me decidí por responder.
—Es el país de la moda —exclamó actuando como si fuera algo que debería saber.
—Oh, pues lo había olvidado —comenté divertida.
—Lo he dado por hecho —me advirtió—. Así que sé que te gustará salir de compras, porque habrá tiendas de Louboutin por doquier.
—¡Oye! —me quejé ceñuda— sé que lo haces porque sabes que los tacones se me hacen incómodos con Jess dentro mío —y amaba usar tacones.
—De todas formas —se encogió de hombros—, sé que luego de tenerla vas a usar —me sonrió dulcemente mientras se ponía de pie para buscar una chaqueta.
—Desayunemos —le ofrecí—. Con sinceridad, estoy hambrienta.
—Va —aceptó—, aunque no creo que haya algún lugar abierto a las 07:00 a.m.
—Pues, veamos —le aconsejé.


Bajamos del hotel y comenzamos a caminar por las calles de Venecia, la ciudad de los enamorados. Hacía frío y corría una brisa fresca del lado de los canales, según mi instinto decía. De igual modo, caminamos hasta la calle de la esquina, donde había un bar. Casualmente estaba abierto. Allí tomamos café y comimos donas. Luego de hacerlo, decidimos ir
hacia el centro, cuando ya eran las 08:00 a.m. Luego de caminar bastante distancia, llegamos al centro de la ciudad italiana.

Las tiendas se alzaban elegantes en edificios de varios pisos, todos amoldados a la antigua, de una forma muy familiar a la del hotel. Las vidrieras bordeaban de vestidos de diferentes colores, telas y largos. Espectaculares, delicados y bellos. Más de uno me había parecido atractivo, pero no compraría uno solo para guardarlo. En realidad, nunca me agradó esa idea. Con la panza que tanto adoraba, no luciría bien en casi ninguno, por lo que prefería ahorrarme las ganas de comprar como princesa. Había varias tiendas de zapatos, bellísimos, pero no lograban deslumbrarme. Cosa que a Justin le sorprendía lo suficiente como para mirarme pasmado cuando no comentaba nada acerca de los hermosos Louboutin que se presentaban delante mis ojos.

—A ver, ¿qué quieres que te regale? —preguntó él sonriéndome.
—¿Regalarme? —repetí su palabra divertida—, nada pues.
—¡Oh, va! Vamos, pídeme algo —insistió. En realidad, nada se me apetecía ahora.
—Enserio, Justin —hablé decidida pero amable—, no quiero nada más de lo que tengo.
—¡Pero no has comprado nada! —exclamó divertido. Él siempre bromeaba con eso—. Y aparte de eso, tengo ánimos de regalarte algo que desees.
—Pero no quiero nada —hablé yo esta vez—, en realidad… solo tengo ganas de caminar tomándote la mano, ¿eso es mucho pedir, mi amor? —le sonreí dulcemente.
—¡Oww! —besó la punta de mi nariz. Sabíamos que los paparazzis acechaban, pero poco nos importaba eso ahora.
—Esa foto se titulará: “La luna de miel en Venecia” —bromeé. Él rió. Amaba su risa.
—Tendrán muchas fotos por publicar en los fotos —murmuró—. Quizás les demos de qué hablar.
—Para eso estamos —aseguré, aunque odiara que fuera así.
—Sí, es algo tedioso a veces —Justin estaba en lo cierto.
—Lo sé —afirmé yo—. A veces los odio, pero luego recuerdo que es su trabajo y que después de todo somos lo suficientemente públicos como para que ellos lo hagan.
—Es real, pero… es rara la fama, ¿no crees? —en realidad, sí lo era.
—¿Qué crees de la fama? —pregunté curiosamente, nunca habíamos hablado de eso.
—No lo sé, honestamente creo que es algo bastante inexplicable —respondí con sinceridad mi marido—, ¿tú?
—En realidad, creo que es un fenómeno —hablé, él me miró con intriga, como si quisiera que especificara—. Yo creo que se da donde te expongas, es decir en la escuela los “famosos” son los populares. La fama es algo que cambias o te cambia, ¿entiendes? —él me miró confundido—. Mira, ni tú ni yo éramos así cuando comenzamos, ¿o sí? —él negó con la cabeza—. Pues, claramente nos cambió, eso y un conjunto de cosas más —aclaré por si acaso—, pero ahora que estamos por ser padres creo que lo que menos nos interesa es la fama —murmuré. Sus ojos se iluminaron—. No es que no amemos lo que hacemos y tenemos, pero mira estamos paseando como una pareja normal que viene de Luna de Miel a Venecia, ¿crees que otra pareja de famosos se dedicarían a hacer lo mismo si no hubieran cambiado la fama por el amor? —le pregunté.
—¿Crees que lo hicimos? —me preguntó. Yo sonreí levemente.
—Claro que sí —afirmé—. La fama te come si te cambia, pero si tú la cambias es una paciente enigma que espera para que vuelvas a montarla —en algunos casos.
—No siempre —al parecer, pensábamos parecido.
—Es lo que los fans temen —volví a hablar—. Que la fama nos cambie o que nunca volvamos a montarla.
—Yo creo que la mano de los fans va por otro lado —me contradijo Justin, esperaba su argumento—. Creo que ellos nos ven como una especie de “perfección única e inigualable” —un concepto algo peculiar—. Y por ese motivo, de que por alguna razón somos inalcanzables, por así decirlo, odian que nosotros podamos tener lo que ellos tienen. Me refiero a un novio, en tu caso, o novia, en el mío.
—¿Te refieres a que padecen creer que no van a encontrar a alguien como nosotros? —resumí intentando aclarar su explicación.
—Exacto —me respondió—, tal como pasa cuando vas al primario y te gusta una niña o un niño más grande que tú.
—Con la única diferencia de que nosotros vemos alrededor de cientos de personas por día —y muchísimas más a veces—, y ellos sienten que tienen una sola oportunidad dentro de miles de millones.
—Daría mucho porque no fuera así, porque entendieran que encontrarán a quien sea adecuado para ellas —se refería a sus Beliebers, entendía eso.
—Me da miedo creer que cuando crezcan, vayan a verme como un estúpido producto o solamente como una boba distracción de su adolescencia o juventud —confesé. Justin me miró comprensivamente.
—Es lo que temo también, que mis Beliebers vayan a abandonarme —creo que era miedo de todo famoso.
—Lo sé —afirmé— y de alguna forma es irreversible, todo en la fama lo es.
—Está claro —murmuró—. Alguna vez las ventas bajan, tus seguidoras ya no te twitean con euforia y cada minuto, ya no te dicen “Justin, Juby o Jus” como si te conocieran y comienzan a decirte “Justin Bieber el cantante canadiense”. Es ahí cuando estás cayendo, ¿y si ya no subes? —preguntó retóricamente, de algún modo me dio la sensación de que él sentía que eso le sucedía.
—¿Crees que te está pasando? —le pregunté.
—No lo sé —respondió con honestidad—. Creo que, después de todo, alguna vez van a irse, ¿no?
—No lo sé —repetí sus palabras—, no sé si sea ahora, si ya pasó o si no sucederá. Pero no veo esos síntomas en alguien más que no sea Madonna —me sinceré. Él esbozó una melancólica sonrisa.
—Estoy muy seguro de que alguna vez tendré que dejar de hacerlo —nunca había hablado de esto con Justin—. De que esa sensación se acabará y solo querré ser un hombre cincuentón tipo, hogareño que cuida de sus nietos mientras sus padres trabajan y está con su esposa viviendo su principio de vejez contento y feliz en casa. Pero a veces la pesadilla de que eso me pase a los treinta me atormenta —confesó.
—Eso no sucederá, Justin —confirmé yo—, porque tus Beliebers te aman y estoy segura de que sus hijas también lo harán —él me sonrió.
—Te amo.
—Y si ellas dejan de amarte, Jessica y yo lo haremos —murmuré apoyando mi cabeza en su hombro.




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Okay, ya pasó la boda y ahora están en Venecia jajaja. Las amo, lindas. Gracias por estar siempre conmigo, ¡las amo! Besitos a todas, subiré pronto. No prometo nada, es que tengo la semana cargada de exámenes en el colegio. Odio el colegio jaja. Buena semana para todas.


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— Poly—




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viernes, 24 de agosto de 2012

Capítulo 215°: "Toujours".




—Justin te ama, no haría nada que te doliera ___________(tu nombre) —juro que las palabras de Jazzy me llenaron de ternura—. No sabes cuánto ha llorado por ti en esos años que no estuvieron juntos. Papá y Pattie estaban preocupados, hasta querían llevarlo a un psicólogo —no sabía tanto de eso.
—¿Enserio? —cuestioné dulcemente— ¿Justin sufrió tanto? —pero a pesar de mi dulzura, odiaba esa idea.
—Lo veía poco —comenzó a contar Jazzy—, pero él siempre hablaba conmigo por Skype y no se veía muy bien. A veces tenía los ojos rojos y su nariz colorada, como si llorara. Además, no me agradó Marie —la chica con la cual salió un tiempo.
—Todos sabemos cuánto sufrieron separados —habló Nerea.
—Gracias a Dios ya no van a separarse —comentó mi cuñada.
—Es cierto —sonreí ampliamente—. Todo estará bien de ahora en más.

Luego de pasar un largo rato allí, bajé a dejar a Jazzy con Jeremy, éste último y Justin estaban sentados en uno de los sillones de la enorme recepción. Junto con Jazzy nos acercamos a ellos.

—¿Ya terminaron? —preguntó Justin. Yo asentí.
—Pues, sí —respondió Jazzy adelantándose—. No sabes lo hermosa que se ve tu novia en el vestido —para esto ya estaba sentándose sobre la falda de Justin.
—Apuesto a que muchísimo —habló Justin mirándome.
—La haces sonrojar —le advirtió Jeremy, era cierto. Por más confianza que tuviéramos, seguía causando ese efecto en mí y era raro.
—Siempre lo hace —afirmó Jazzy.
—¡Miren lo que logran! —protesté divertida— Nerea es mala, no accedió a mostrarme tu traje, Bieber.
—Ya, como no accedió a mostrarme tu vestido —me sacó la lengua burlonamente.
—Es de mala suerte que lo veas —habló Jeremy y rió burlándose, también.
—Tu papá me apoya —me burlé yo. Justin frunció el ceño.



…Al día siguiente…



Había sido interminable la mañana, mucho más porque Chris, Chaz y Ryan se había adueñado de Justin junto con Alfredo, Scooter y Ryan G. Solo dijeron que iban a mantenernos así, hasta que fuera hora de vernos en la boda. Luego de almorzar con Nerea, mamá, Pattie, Jazzy, Anya, Demi y Caitlin, me di una ducha. Nerea y Jazzy llegaron a mi departamento a eso de las 03:00. Según Nerea necesitábamos tiempo para arreglarnos bien a las dos, más bien las tres (ella era dama de honor). Probó varios peinados, pero luego se decidió por uno muy sencillo.





Me gustaba a mí y a Jazzy como lucía en mí. Luego de eso, comenzó a maquillarme, lo hizo natural ya que no quería cargarme mucho con pinturas y todo eso. Luego de que terminara de decorar, hasta mis uñas. Comenzó con Jazzy, no podía hacer mucho. No quería abusar de la belleza de la niña, pues era una niña no una modelo. Peinó su cabello delicadamente y le puso algunas flores pequeñas. Jazzy, estaba hermosa lo aseguro. Percatándonos de la hora nos dimos cuenta que eran las 06:30 p.m. así que mientras charlábamos Nerea se maquilló a sí misma y se cambió. Luego ayudamos a Jazzy a cambiarse. Jeremy la buscó justo cuando eran las 07:00 y era hora de que yo lo hiciera. Así que nos fuimos a mi departamento y me cambié, estaba vestida así http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&id=56912068. Nerea me ayudó con el vestido y se fue, ella debía estar allí cuando yo fuera a entrar. Así que terminé de “arreglarme” sola. Después de horas tomé mi teléfono, había un texto decía así: “Te amo. Justin”. Sonreí al leerlo y pensé que seguramente ya estaría en la playa. Entré a twitter y escribí algo así: “Un gran acontecimiento para un gran día. Feliz día de los enamorados!!! Muaaack, a casarme :) Haha”. Justo cuando terminaba de Twittear golpearon la puerta del apartamento, apartamento el cuál después de hoy mismo, ya no usaría más.

—¡Mi amor! —dijo papá y me abrazó con fuerzas.
—Papá, estás precioso —comenté admirándolo de smoking negro, impecable.
—¡Hermosa estás tú! —me halagó— No puedo creer que ya sea hora.
—¡Pero apura! —le exigí divertida— No queremos hacer esperar a Justin.
—A penas son las 07:30 p.m. —dijo como si habría tiempo— y él debe esperar.
—No queremos que se vaya corriendo —bromeé. Papá rió—. Ya, vamos.
—Te asienta bien ese color —me halagó. Yo volteé después de cerrar la puerta, ya fuera del departamento.
—¡Estoy feliz, papá! —exclamé. Él me sonrió.
—También yo, mi princesa —me comentó dulcemente.
—Te amo —afirmé. Él me abrazó y besó mi frente.
—También te amo, hija —respondió—. Vamos, la limosina espera abajo.

Fue algo estrafalario bajar por el ascensor, después de tanto tiempo y vistiendo de novia. Pero no me importó mucho, solo subí a la limosina y mi padre subió a mi lado, Dominic había contratado un chofer. Estaba nerviosa, sentía mil sentimientos juntos, ¡Diablos! Ya estaba casándome, ¿quién lo diría? En mi estómago mil mariposas volaban juntas, mi garganta estaba seca, ¡estaba tan nerviosa, Dios mío! Al llegar aparcaron frente a la enorme alfombra rosa pálida, a tono de mi vestido. Tenía ramos de flores a los costados hasta emboscarse con una cabaña enorme, que era un salón de fiestas, estaba todo hermoso. El fotógrafo esperaba en la puerta junto con las cámaras de canales televisivos que estaban permitidas. Papá me tomó del brazo y con una enorme sonrisa, los dos, en el rostro comenzamos a entrar.


Narra Justin:
…Dentro del salón…


Estaba tan nervioso que podría llegar a morir en ese mismo momento. Había llegado hacía apenas 5 minutos. Pero para mí, ya habían pasado horas. Mi madre me miraba ceñuda cada vez que yo arreglaba el moño de mi smoking. Ella era la madrina de la boda y ___________(tu papá) sería el padrino. Mamá vestía así, http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&id=57209927. Las damas de honor, estaban muy lindas vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&id=57210024. De repente el fotógrafo, las cámaras y los periodistas estaban acaparando la vista en la puerta. Seguro que ella venía. Me acomodé mirando hacia donde ella y de repente, apareció Robert irrumpiendo a los fotógrafos para dejar pasar a ___________(tu nombre) y ___________(tu papá). Ellos caminaron radiantemente en el camino de alfombra que había hacia el altar entre las mesas mientras sonaba en la angelical voz de Demi el Ave María. ___________(tu papá) besó su frente y enredó su brazo en el mío, para comenzar la ceremonia.

—Estás hermosa —y sí, ese vestido le quedaba precioso.
—Tú lo estás —me respondió sonriendo levemente.
—Buenas noches —saludó el sacerdote.
—Buenas noches padres —respondimos todos los presentes, es decir todos los invitados.
—Hoy, estamos aquí con motivo de la unión de estas dos almas del señor —nos sonrió dulcemente—. Es un honor, muchachos —el padre habló un buen rato, hasta que llegó la hora de los votos—. Bien, muchachos… es hora de los votos. Justin, comienzas tú —me indicó. Estaba nervioso, lo admito.
—___________(tu nombre), sabes que te conozco desde hace 4 años y creo que eres la mujer de mi vida —sonreí levemente ante su mirada dulce—, creo que te mereces lo mejor del mundo y estoy dispuesto a dártelo. Te amo, eres lo mejor de mi vida y quiero estar a tu lado, por siempre.
—Es tu turno, ___________(tu nombre) —le indicó él, ella me miró sonriendo.
—Justin —me sonrió ampliamente—, quizás no comencé de la mejor manera y tal vez me equivoqué muchas veces contigo, pero te amo y es lo único que me mantiene fuerte ahora. Porque eres la única persona que le dio respuestas a mis preguntas y me hizo sentir bien. Te amo y quiero pasar mi vida entera junto a ti —moría por besarla, sinceramente.
—Dichas estas palabras —retomó el mando el sacerdote—, es hora de la parte formal. Comencemos por ti —me dijo a mí—. Justin Drew Bieber Mallette, ¿aceptas a ___________(tu nombre completo) como tu legítima esposa para amarla, respetarla, cuidarla y acompañarla en la prosperidad como en los malos momentos, en la enfermedad como en la salud, en lo bueno y en lo malo, hasta que la muerte los separe? —anhelé mucho tiempo oír esa pregunta.
—Sí, acepto —hablé y coloqué el anillo que Jazzy tenía en su dedo.
—Tú, ___________(tu nombre completo), ¿aceptas a Justin Drew Bieber Mallette como tu legítimo esposo, para amarlo, respetarlo, cuidarlo y acompañarlo en la prosperidad como en los malos momentos, en la enfermedad como en la salud, en lo bueno y en lo malo, hasta que la muerte los separe? —le preguntó a ella.
—Sí, acepto —sonrió ampliamente.
—Si alguien se opone, que hable ahora o calle para siempre —mencionó el sacerdote, en ese mismo momento escuché un claro “YO”. Volteé a mirar y todos miraban igual de impresionados, hasta que siguió hablando y descubrimos que era el ring-tone de Ryan.
—¡Ya apaga eso, Butler! —lo regañó Rosadela algo enfadada. Ryan reía avergonzado.
—Lo lamento —habló mi amigo, yo reí levemente, ___________(tu nombre) no aguantaba la risa más.
—Prosigamos —pidió el sacerdote—, que lo que unió Dios, el hombre no lo separe.
—Amen —dijimos los dos.
—Es hora de firmar la libreta —nos acercamos y así lo hicimos—. Y bien, puede besar a la novia —tomé a ___________(tu nombre) por la cintura y la besé lentamente, pero no un beso largo. Al contrario, fue corto.

Luego de la ceremonia y las felicitaciones, nos acomodamos en las mesas. Hasta que por un momento, todo se interrumpió y quien al parecer sería animador de la fiesta tomó el micrófono.

—Buenas noches —saludó. ___________(tu nombre) y yo estábamos solos en una mesa principal—. Lamento irrumpir la cena —se disculpó—, pero la flamante esposa tiene algo para brindarnos, especialmente a Justin —la miré raro.
—¿Qué es? —pregunté. Ella se puso de pie y se dirigió a la tarima.
—Buenas noches —saludó, se la veía demasiado feliz—. Es un gusto verlos a todos, estoy aquí para darle un regalo a Justin —informé—, espero que a todos les guste —vi como tomaba la guitarra que Nerea rápidamente le ofrecía—. La canción se llama Toujours.
J'ai pleuré la nuit
Quand personne ne m'a entendu sangloter
Quand tout le monde a entendu aucune
Mon refuge était là
Dans la fenêtre sourire faux
Quand j'ai réalisé que cela n'allait pas changer
Tout était en train de disparaître
Il y avait plus

Amour,
En amour, je ne crois pas
Si mal était mauvais, c'était mauvais
Et le soir, il y avait plus
De penser à des rêves
Personne ne comprenait
Je pensais qu'il y

Après un certain temps
Quand je pense que l'amélioration
Mon château est tombé
Pour me faire souffrir

Puis il a dit qu'il était dans la distance
Ce fut éloigné, froid et immature
Avec chaque mot
Je détestais lui de plus en plus
Il n'a pas compris qu'il parlait
Si quelque chose était d'améliorer
C'était stupide d'amitié
Lorsque détestait son regard
Je ne pouvais pas l'aimer
Si je changerais

Amour, et frapper à ma porte
Je ne voulais pas l'accepter, nuirait
C'était lui, l'homme que je haïssais
Qui me le haut
Forces pour continuer
Et bien que je confudía ce qui se passait
Je ne pouvais pas en contradiction avec mon coeur
je voulais
Il a été sans aucun doute sourire
Après un accord porté ma guitare

Je n'ai pas peur de l'amour
Parce qu'il me l'emmène au sommet
Et chaque nuit quand vous dormez
J'aime le regarder angélique
Je ne peux pas nier
Il a changé ma vie
Et cela n'a pas de prix à payer
Venez voler au-dessus
Mon amour est fort maintenant

Chaque nuit, je t'aime
N'hésitez miel
Sourire pendant que je dors
Merci les cieux
En m'envoyant un ange
Apprends-moi à être heureux
Et après cela va et vient
Dans mon âme, il n'ya pas de douleur
Merci je peux trouver dans mon lit
Embrasser votre front en disant:
Forever (Para las que quieran saber el ritmo es este: “http://www.youtube.com/watch?v=Sf6S9KDyNOs&feature=g-hist” en especial el de la guitarra porque ___________(tu nombre) canta acústico) —su voz sonaba totalmente hermosa y juro que amaba verla cantar y tocar la guitarra. Todos comenzamos a aplaudirla—. Gracias —sonrió y bajó.
—¡Te amo! —exclamé abrazándola, ella me sonrió.
—También te amo, lindo —habló ella.

Cenamos la exquisita comida que había elegido Dominic del menú. Era hora del vals, amaba bailar vals con ella. Era linda para hacerlo. Sonaba una dulce melodía de piano y violines, era especial para sentir el perfume a jazmines de mi linda ___________(tu nombre). La tomé en “posición” de bailar vals, también entraron a la pista Mamá y Richard, Erin y papá, Chaz y Cait, __________(tu mamá) y ___________(tu papá), Anya y Chris, Rosa y Ryan, Michael y Nerea, en fin… todas las parejas. En realidad, era una imagen hermosa, y de lo que más disfrutaba era de tener a ___________(tu nombre) sobre mi hombro, bailando lento y sintiendo su aroma. La brisa entraba por las hendijas de los enormes ventanales que daban con la playa. La brisa marina era la mejor, sinceramente.

La fiesta comenzó con fuerza luego de las 12:30, y era hora de mi sorpresa, pero para ella necesitaba llevarla fuera del club.

—Mi amor —la hablé. Ella volteó sonriendo, estaba muy alegre y bailando descontrolada.
—¡Vamos, baila! —me pidió bailando y sonriendo. Sí, habría sido lindo quedarnos bailando, pero la sorpresa era ahora o nunca.
—No, ven —la jalé un poco.
—¿A dónde vamos? —cuestionó algo desencajada, creo que creía que estaba en problemas.
—Descuida —le pedí—, es algo que quiero darte —le informé. Nadie se percató de que estábamos saliendo del salón.
—Pero, ¿no puede ser luego? —me preguntó dulcemente.
—Ya, ven —le pedí— y quítate los zapatos, no creo que puedas caminar en la arena.

Caminamos básicamente hasta la costa, ella estaba algo extrañada, pero se la veía hermosa.

—¿Qué hacemos aquí? —volvió a preguntarme.
—Pues, tú me has dado una sorpresa —le recordé, ella sonrió extrañada—, y también quiero hacerlo.
—¡Justin! —protestó—, no debías…
—Shhh —la callé—, sé que no debía y blablabla… pero quería y es lo que interesa, ¿no?
—Bueno, sé que eres terco, así que es preferible decirte que sí —murmuró divertida. Amaba su risa. La luna se reflejaba cada vez que me sonreía y sus ojos se veían tan chocolates que parecía la misma perfección de carne y hueso.
—Pues, gracias por el cumplido —hablé con un sarcasmo divertido, ella rió—. Y, espero que te guste —metí la mano en mi saco y del bolsillo saqué la pequeña caja de terciopelo roja. Se la di y ella la tomó entre sus dedos. La abrió delicadamente y creo que se quedó pálida al ver la joya.
—¡Justin! —me regañó mirándome asombrada—, has quedado en quiebra después de esto.
—Exageras —le informé. Ella no dejó de mirarme de la misma manera—, ¿te gusta?
—Es precioso —admiró el anillo de oro blanco macizo, tenía en el medio una flor hecha con una piedra preciosa color rosa pálido, en el interior tenía grabado: “I love you so much. ___________(tu nombre) and Justin —. Pero sabes que odio que me regales cosas tan costosas.
—No me interesa —la contradije, ella frunció el ceño—. Tú lo mereces todo.
—Y contigo me basta —me informó.
—Bésame —le pedí haciendo pucherito, ella rió.
—Primero ponme el anillo —me exigió. Tomé la joya y la coloqué en su delicado y largo dedo. Ella lo miró y me sonrió.
—Será para siempre —murmuré abrazándola.
—Para siempre —repitió, enredó sus brazos en mi cuello y nos besamos, con dulzura.

Volvimos a entrar al salón, creo que nadie prestaba atención a los movimientos de nadie, era como si todos estuvieran demasiado ocupados bailando. Era raro, esta vez Ryan no estaba ebrio, tampoco Chaz. Entonces recordé que Chaz estaba casado y que Ryan estaba controlado por su novia, era gracioso pensarlo. Ellos eran los “fiesteros”. José intentaba ligar con una de mis primas, creo que él valdría por dos, lo mujeriego que no fue Michael lo sería José. Miley, Demi y ___________(tu nombre) bailaban como locas, emocionadas. Willow rapeaba en la tarima al ritmo de Fireball. Jaden, Freddo y Ryan G. intentaban bailar, pero era demasiado gracioso ver a Ryan intentar hacer pasos de break dance como Willow, Jaden o ___________(tu nombre). Los muchachos de One Direction, estaban bailando también, solo que mis primas, como las de ___________(tu nombre) estaban obsesionadas con ellos, creo que les era difícil apartarse de ellas. Bueno, Harry estaba muy cariñoso con una de ellas, Zayn solo se reía de los pasos de Niall. Era gracioso verlos.
La boda era para todos una grandiosa fiesta y el mejor día de mi vida para mí. No esperaba casarme a las 21 años, pero no pude hacer algo mejor, lo aseguro. No hay nada más lindo que saber que mañana despertaré y tendré a ___________(tu nombre) a mi lado, siendo mi esposa, siendo la mujer de mi vida oficialmente.