martes, 3 de diciembre de 2013

Capítulo 28°: "Party". (2da. Temporada).




—Sé que eso algún día cambiará, tengo fe en que puedas llenarte de luz todavía —sus palabras habían pegado bajo en mi corazón. Demonios, odiaba esa cursilería y positividad. Me destrozaban. Yo sabía que eso no sucedería.
—No sé si ese ser existe aún —mi negatividad era mucho más fuerte que yo.
—Adelaide sí existe, ella lo logra —me afirmó sonriéndome levemente y acarició mi mejilla luego.
—Jamás te lo dije —titulé lo que seguía—, pero debo hacerlo. Gracias, Justin. Gracias por darme una hija maravillosa —sus ojos se llenaron de lágrimas rápidamente, de orgullo tal vez.
—Te amo —murmuró—. Y gracias a ti, por hacer que yo dejara de ser un hombre moribundo —sonreí algo divertida y rápidamente me senté en su regazo frente a frente con él, rodeándolo con mis piernas.
—¿Mi hombre moribundo quiere despertar? —susurré sensualmente a su oído.
—Es lo único que quiero en este momento —susurró mientras su respiración pegaba contra mi cuello. Amaba que hiciera eso.








Esa misma noche, Justin me dijo que me pusiera algo para ir de fiesta, Demi se vendría a quedar con Ade. Me carcomían las ansias de saber qué planeaba Justin, ¿a dónde iríamos? Tomé una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=104705256&.locale=es. Me peiné y me maquillé, para luego bajar hacia la sala.


Al bajar Justin me indicó que fuéramos a la camioneta, Demi ya estaba en casa. Eran las 08:00 p.m., lo único que pude pensar era que iríamos a cenar o hacer algo parecido.



—Tendremos una noche bastante divertida —me aseguró él interrumpiendo el silencio mientras conducía.
—Hace mucho no tengo una noche divertida —afirmé algo divertida. Él soltó una pequeña risa.
—No es lo que crees —me aseguró—. No hay nada romántico en lo que haremos.
—¿Ah, no? —pregunté curiosamente— Y bien, ¿qué haremos?
—Siempre has sido así de ansiosa, eso no puedo negarlo —comentó divertido, yo fruncí el ceño—. Cuando es sorpresa no pueden decirte qué es, ¿no lo sabes? —suspiré frustrada.
—¿Y tú no sabes que odio las sorpresas? —le saqué en cara, Justin solo sonrió y encendió la radio.
—El camino es largo —comentó. Sonaba Paramore.
—Demonios —maldije susurrando—. Odio esto —añadí, él sonrió victorioso—, ¡Deja de hacer eso! —le pedí.
—Tranquila —me pidió—. Sé que valdrá la pena.
—Eso espero, porque estoy odiando esto —repetí.



El ambiente se hundió en un silencio cargado de curiosidad, al menos por mi parte, y tal vez algo de disfrute por parte de Justin. Luego de un buen rato, aparcó en un lugar bastante retirado de la ciudad. Ya casi eran las 09:30, y en realidad yo todo el tiempo pensaba que solo me llevaría a cenar, pero al parecer, Bieber planeaba algo mejor.



—Bien, bajemos —me indicó abriendo su puerta para bajar.
—¿Aquí es? —cuestioné.
—Aún falta —me explicó y bajó. Yo atiné a hacer lo mismo. Él comenzó a caminar, el lugar era algo desértico, yo caminaba tras él.
—¿A dónde vamos? —él esperó que yo llegara a su lado y me abrazó por la cintura con una sonrisa algo divertida.
—Eres demasiado curiosa, ¿sabes, primor? —cada momento odiaba más mi cumpleaños.
—Sí, losé. Por eso quiero saber a dónde vamos —él besó mi mejilla dulcemente.
—Ahora vamos por un helicóptero, luego sabrás a qué lugar iremos —suspiré frustrada. Eso no me calmaba.
—¿Sabes volar? —él carraspeó con algo de ego.
—Sí, claro —habló firme—. Es una actividad fascinante.
—Eres un arrogante —murmuré divertida—. Tal como cuando te conocí, Bieber.
—Tú sí que has cambiado desde entonces —solo guardé silencio unos segundos.
—Sigo siendo mierda —hablé algo tenue. Odiaba hablar de ello.
—Ya no te cortas, no bebes tanto, no fumas como antes. Has madurado mucho —había dejado los vicios, eso no era madurar.
—No hago nada de lo de antes —dado a juzgar—, aún así eso no significa nada.
—Aún recuerdo que eras demasiado dura y débil a la vez, complicada quizás. De todas formas, eras lo que más deseaba —sonreí estúpidamente.
—Hablar de esto no hace que mi curiosidad se vaya, ¿sabes? —Justin rió divertido apretándome más contra él sin dejar de caminar.



Llegamos a dónde el helicóptero, al parecer Justin tenía todo mucho más que planificadas. Subimos al medio de transporte que nos llevaría a quién sabe dónde. Realmente, me encontraba aterrada, Justin se había percatado de eso, aún así no iba a desistir. Comenzamos a volar poco después de subir, ¡demonios! Sentía pánico.



—Te odio por hacerme sentir así —él solo iba demasiado concentrado.
—Sé que te sentirías mejor conmigo en tu cama, pero hay que innovar —bromeó. Fruncí el ceño, no estaba de humor. Estaba a punto de morir de miedo.



Preferí no seguir hablando. El miedo estaba comiéndose mis entrañas. Me recosté en el asiento y todo lo que podía ver desde allí eran las luces de la ciudad alejarse detrás de nosotros. Realmente, era pacífico. Me dormí.



—Cariño, linda —oí decir a lo lejos. Abrí mis ojos y me encontré con Justin frente a mí del otro lado del aparato, el cual ya estaba pisando tierra. Habíamos llegado.
—¿Dónde estamos? —pregunté sentándome mientras me acomodaba el cabello. No conocía el lugar.
—¿No sabes dónde? —volví a mirar por detrás de él. La oscuridad era profunda, no lograba ubicarme en el espacio.
—No, no lo sé —hablé—, ¿Dónde estamos? ¿Qué haremos aquí?
—Baja —me indicó él—. La sorpresa no es esta —¡demonios!
—Vale —tomé mi bolsa y bajé con su ayuda. El olor que nos invadía se me hacía particularmente conocido.
—Vamos —dijo él tomándome por la cintura—. Tenemos algunos minutos hasta la fiesta.
—¿Estamos en New York? —pregunté incrédula.
—¿Dónde más, bebé? —dijo él divertido. Yo sonreí ampliamente.
—¡Demonios! Es genial —le aseguré. Él hizo que comenzáramos a caminar.
—Estamos en la guarida —me explicó—. Vamos, tomaremos mi auto.



Poco después estábamos recorriendo la carretera de New York.



—No puedo creer que me hayas traído a New York —murmuré emocionada mirándolo. Él sonrió orgulloso.
—Sabía que amarías esto —afirmó—. Tendremos una noche particularmente divertida.
—Puedo imaginarlo —y eso me volvía loca.
—Sé que estás lista —murmuró divertido—. Chaz ha planeado todo aquí —me comentó—. La idea fue suya, yo creo que ha sido lo mejor que pudo pensar.
—¿Chaz? —cuestioné incrédula.
—Sí —habló él—. Te tiene en cuenta, después de todo eres del Clan, nuevamente —era raro aún así.
—Es raro —pensé en voz alta—. Veremos qué tanto quiere que me divierta —comenté, Justin soltó una pequeña risa.
—Quién sabe —dijo dejándome en suspenso.



Justin condujo por el centro que yo tanto adoraba y extrañaba. Me hacía recordar a mis noches de descontrol, sí que las extrañaba. Aparcó en un viejo club, al cual había ido durante toda mi adolescencia rebelde y rockera. Un escalofrío lleno de recuerdos recorrió mi cuerpo y mi mente, el pasado me envolvía y esta vez no tenía ganas de escapar, tenía ganas de revivirlo.



—Entremos —le indiqué a Justin apresurándolo.
—Vamos —habló él y tomándome por la mano nos adentramos en el lugar.
—¡Demonios! —exclamé sintiendo cómo estar en casa. Al entrar pude deducir que sonaba The Pretty Reckless — Heaven Knows. (http://www.youtube.com/watch?v=JVZe5K3PZig).
—Ven —me indicó Justin—. Allí están Chaz, Jaden y Louis.
—¡___________(tu nombre)! —exclamó Jaden.
—¡Feliz cumpleaños! —exclamaron todos al unísono.
—Hola chicos —saludé simpáticamente—, muchísimas gracias.
—¡Ey, ey! —miré hacia la barra, Elah estaba allí— ¡Amiga! ¿Lo mismo de siempre?
—Un tequila como el de siempre, Elah —hablé sonriéndole. Ella acató rápidamente.
—Aún no empieza nada de lo que hemos planeado —me comentó Louis—. No vas a querer irte más de aquí, ___________(tu nombre).



Casi dos horas habían pasado desde mi llegada y para ser honesta, ya estaba mucho más que ebria. No era para menos, tenía dos botellas de tequila encima de mí. En realidad, todos estábamos ebrios.



—¡Oficialmente, damos por comenzada la fiesta! —dijo Jaden desde la tarima. El lugar estaba repleto, ni siquiera diferenciaba quiénes eran los presentes— Y queremos que la cumpleañera nos cante algo —¡demonios! Sentía la necesidad de hacerlo a la antigua, como en mis viejos tiempos—, ¡Ven, ___________(tu nombre)! —le dejé mi vaso a Justin y caminé hasta la tarima.
—Buenas noches —dije en el escenario.



Narra Justin:



Sabía que ___________(tu nombre) estaba ebria, me esperaba que pudiera hacer cualquier cosa sobre el escenario. Nada iba a sorprenderme. Su naturaleza le pedía que hiciera cualquier cosa, y ella iba a hacerlo.



—Hace mucho que no vengo, pero sé que estoy prácticamente en casa —habló—. Esto es para ustedes.



Una canción que la había oído cantar hacía años, quizás cuando apenas nos conocíamos, comenzó a sonar. Lograba recordarla casi a la perfección, era difícil que olvidara algo que de ella se tratara o que ella hiciera. En realidad, siempre sus presentaciones con esa canción eran polémicas, como que si fuera su himno de rebeldía. Algo que jamás le pregunté, pero que siempre supuse.

Cantó la canción a libre albedrío, como solía hacerlo en sus viejos tiempos. Subió a dos muchachas al escenario, las cuales terminaron sacándolas de allí por desvestirse y bailar desnudas. ___________(tu nombre) bailó sexualmente con ellas y jugó con su cabello durante toda la canción, hasta llegó a mostrar sus senos, sin ningún problema o vergüenza. Definitivamente, extrañaba los tiempos en que éramos jóvenes y no conocíamos las responsabilidades, pero todo había cambiado y esto sería así solo por esa noche. Luego… deberíamos retomar nuestro camino con un poco más de sensatez quizás. Después de cantar, ella solo regresó a donde nosotros estábamos.



—Creo que jamás me he sentido tan libre allí arriba —comentó volviendo a tomar su vaso entre manos. Estaba ebria, todos lo estábamos.
—¡Diablos! —exclamó Jaden— eso ha sido lo mejor que he visto.
—Cálmate, Smith —le aconsejé—. Aún no olvido que cuando conociste a ___________(tu nombre) ibas por detrás de ella —Jaden soltó una risa algo nerviosa.
—Y sería una mierda pelear por el pasado —se entrometió Chaz.
—Descuida —me pidió ___________(tu nombre)—, ser tan sexy jamás ha sido pecado. Iré al infierno, pero no por ser sexy. Más bien por ser una perra patea traseros lo que me resta de la vida.
—Miley, Caitlin, Ryan B., Alfredo, Ryan G., están todos aquí —aseguró Jaden.
—¿Miley está aquí? —cuestionó cínicamente ___________(tu nombre)— Debo tener cuidado de no cruzarla, podría morirse de miedo al verme —soltó una risa en el mismo plan.
—¿De qué hablas? —preguntó curiosamente Chaz. Yo tampoco entendí a qué se refería.
—Miley fue a México a decirme que era una perra que estaba haciendo mal las cosas, que me había ido con Bieber por conveniencia destruyendo a Zayn y a Ade, y como si todo eso no fuera mierda suficiente también me dijo que cada vez que estaba cerca de mí sentía miedo de que no le hiciera un tercer ojo en la frente como lo hice con Jen —ella se oía oscura y frívola. Miley se había pasado de la raya.
—¿Y tú qué hiciste? —esta vez Jaden se lo preguntó. Yo solo guardaba silencio mientras la rabia me invadía.
—Ni siquiera lo recuerdo —confesó mi novia y bebió un sorbo de su vaso—. Es poco lo que me interesa la opinión del mundo. Miley puede irse a la mierda, no me importará ya no verla —era raro oírla decir eso. Ella adoraba a su prima.
—¿Y qué hay de Zayn? —miré a Chaz casi por asesinarlo con el solo hecho de preguntar esa semejante huevada—, ¿no ha aparecido?
—¿Crees que si lo hubiese hecho estaríamos aquí tan relajados y divirtiéndonos así? —escupí con rabia antes de que mi novia lo hiciera— No preguntes huevadas.
—No apareció aún —respondió ___________(tu nombre)—, pero no tengo duda alguna de que sí lo hará. Zayn es un vengador por naturaleza, intentará hacerme añicos y lo peor quitarme a mi hija, pero antes de que eso pase atravesaré su cabeza con una preciosa bala. No va a joderme más de lo que me jodió cuando era adolescente —hablaba llena de odio, al parecer el alcohol la había revivir sus sentimientos oscuros.
—No digas huevadas —le aconsejó Tomlinson desde una de las banquetas de la barra—. Zayn no sería capaz de hacerte daño, ___________(tu nombre). Por mucho que te destruya saberlo, él te ama y lo hace con locura.
—Ya dejen de hablar de él —me entrometí—. El solo saber que existe y que mi hija lleva su apellido me hace querer descuartizarlo.
—Venga, Justin —habló Jaden—. Nada es tan malo, la niña y ___________(tu nombre) están contigo ahora.

—Sí, pero no por mucho tiempo —oí a la voz de alguien decir desde atrás mío. Volteé a ver y lo primero que divisé fue un arma apuntándome, detrás de ella estaba…  

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