sábado, 21 de diciembre de 2013

Capítulo 33°: "Aprende a perdonar, porque la venganza es una muerte lenta y la conciencia jamás perdona". (Final de temporada).




—Justin —hablé secándome mis lágrimas—, quiero trabajar cuando estemos en Londres.
—¿De qué hablas? —él estaba algo confundido.
—Quiero crecer, quiero tener más hijos, casarnos, tener un trabajo —él me sonrió levemente—. Simplemente, quiero cambiar.
—Los dos cambiaremos —me afirmó—. Los dos haremos las cosas bien de ahora en más, ¿qué me dices? —sus ojos me daban paz cuando él estaba feliz.
—Te amo —solté, él esbozó una sonrisa.
—También te amo, linda.




Él enmarcó mi rostro entre sus manos y suavemente rozó sus labios con los míos, hasta momentos después, acorralar mi boca en un beso profundo y dulce. Lo amaba y solo él podría llegar a lograr el milagro de cambiarme, como los dos deseábamos. 




…Dos semanas después…




Habíamos llegado a Londres esa misma mañana, Justin había venido dos días antes a prepararlo todo. Con Ade, pudimos tomar el vuelo de la madrugada y llegar ese lunes a primera hora al otro lado del charco, hacía un poco de frío, lloviznaba y las nubes eran grises y pesadas. Just iría por nosotras al aeropuerto a las 06:00 a.m., aún faltaban quince minutos. Busqué las maletas y compré un café en Starbuks.



—Mamá —me habló Ade, yo le sonreí en signo de que estaba escuchándola—, ¿por qué nos mudamos?
—Pues, porque aquí es una ciudad más linda —no podía decirle la verdad, era absurdo. No entendería.
—A mí me gustaba vivir con papá —entendí que se refería a Zayn—. Pero, me gusta vivir con Justin. Él me quiere mucho y siempre jugamos.
—¿Si? —me alegó escuchar eso— ¿Lo quieres, Ade? ¿Quieres a Justin? —me animé a preguntarle.
—Sí, mami —su sonrisa era adorable—. Lo quiero mucho. Él es mi papá ahora —escuchar eso me dejó atónita.
—¿Tú quieres que así sea, amor? —ella asintió emocionada.
—Quiero que Justin sea mi papá por siempre —un nudo se formó en mi garganta, era la felicidad de oír eso. Ade lo amaba y eso me daba paz.
—No sabes cuánto me gusta que quieras así a Justin —casi por cumplir sus tres años, Ade era muy inteligente.
—Mamá —sus ojos eran profundos, algo turbulentos, quizás eso lo había heredado de mí, por más que los suyos fueran claros, aún así, su sonrisa era la misma que la de Justin—, te amo mucho.
—Yo también te amo, princesa —besé su frente dulcemente.
—¡Buenos días, bellezas! —escuché decir y una mano se apoyó en mi hombro. Volteé rápidamente, era Justin.
—Hola, mi amor —lo saludé.
—Hola, preciosa —él besó mis labios fugazmente—. ¡Oh, qué bella vienes Ade! —él besó la mejilla de ella adorablemente, Ade le devolvió el gesto mientras él la cargaba en sus brazos.
—¿Ya nos vamos? —le pregunté, él asintió con una sonrisa mientras yo me ponía de pie.
—Es algo lejos, pero descuida… no deberemos caminar —me informó.



Justin llevó las maletas y la niña hasta la calle, allí tomamos un taxy hasta una enorme y pintoresca casa que quedaba bastante lejos del aeropuerto. Él dijo que era nuestra. Allí bajamos, dimos un tour por la casa, era realmente muy linda. Tenía una cocina enorme, un living un tanto futurista, una escalera preciosa, tres recamaras de huéspedes, baño en cada habitación, una habitación para Ade y otra pegada para nosotros, el comedor estaba abajo y tenía una enorme mampara que daba con el jardín, el cual tenía flores y árboles por doquier, detrás de los árboles había una piscina muy linda, la cuál podía verse desde el balcón o la terraza. La casa me encantaba.



—Ade se durmió —me dijo él entrando a la cocina, yo volteé sonriendo. Estaba preparando café.
—Estuvimos hablando mucho en el aeropuerto —Justin me miró con curiosidad—. Me dijo que quiere que seas su papá por siempre.
—¿Qué? —preguntó con una sonrisa inigualable y los ojos húmedos.
—Te ama, Just —le aseguré—. Ella te adora.
—¡No sabes lo feliz que me hace eso! —exclamó abrazándome por la cintura— Y no sabes lo emocionado que estoy por esta nueva etapa que comenzamos aquí, mi amor.
—Tengo otra noticia para ti —él arqueó una ceja ante mi sonrisa.
—Veo que es buena —murmuró y besó mis labios fugazmente—. Dime, ¿qué es?
—Recibí una carta a México ayer antes de venir hacia aquí —Justin se desconcertó un poco.
—¿De quién era?
—Del productor musical de Miley Cyrus —él arqueó una ceja.
—¿Qué decía la carta?
—Pues, decía que me ofrecen tratar un contrato musical para grabar mi primer demo y probar suerte en la música —solté tranquilamente, él se quedó viéndome atónito.
—¿Estás bromeando? —me preguntó emocionado— ¡Eso es realmente grandioso, linda!
—Tengo que llamarlo para avisarle que estoy en Londres, pero… —suspiré divertida—, quizás acepte hacerlo.
—¿Cómo que quizás? —me preguntó frunciendo el ceño— ¡Claro que aceptarás, mujer! Es una oportunidad grandiosa.
—Bromeaba —le anticipé—, lo haré.
—Y me encanta saberlo —afirmó pegando su nariz con la mía—. Estaré demasiado orgulloso de ti, lo sabes, ¿verdad, linda?
—Solo… necesitaré mucha ayuda con Ade —él besó fugazmente mis labios.
—No debes preocuparte por eso —habló con seguridad—, amo cuidar a Ade.
—Oh, y te tengo una sorpresa —él arqueó una ceja confundido.
—¿Hay más? —preguntó algo divertido— A ver, ¿Qué tienes?
—Me he tatuado —le confesé con sinceridad. Él se quedó viéndome asombrado.
—Venga, quiero ver —me sonrió levemente.
—Bien —desbroché el botón de mi jean separándome de él, quien me miraba atentamente, suavemente jalé un poco el elástico de mi braga mostrándole la J que tenía tatuada al costado de mi pelvis—, ¿qué me dices? —él elevó sus ojos llenos de deseo.
—No entiendo por qué seducirme así, pero creo que es extremadamente excitante, cariño —solté una pequeña risa divertida.




…Tiempo después…
Narra Justin:




—No entiendo por qué estás nervioso, hermano —comentó Jaxon entre risas—. Ella lo hará bien.
—¡Estoy nervioso! —le repetí. Él me consoló con unas palmadas en el hombro, las cuales no sirvieron para nada, honestamente—. No sé si es por lo de hoy o porque mañana a la noche estaré casándome, Jax.
—Justin Bieber casándose, ¿enserio, viejo? —soltó una risa algo divertida—, es increíble.
—Ella me cambió, hermano. Me dio lo que más amo en el mundo —Adelaide—, y tengo la vida que siempre soñé ahora.
—Lo sé, viejo, lo sé —afirmó mi hermano.



Nos habíamos adaptado bien a la vida en Londres. ___________(tu nombre), había aceptado el contrato con la disquera que le había ofrecido trabajo y yo estaba trabajando en una productora como director creativo. Al día siguiente, era mi casamiento con la mujer de mi vida, ___________(tu nombre y apellido) y ese mismo día era su primer concierto.



—¿Vendrán todos mañana? —interrumpió Jaxon mi pensamiento.
—Hemos invitado a todos los conocidos, incluyendo a mi madre. Aún así, no creo que venga.



El ruido a prueba de batería en el escenario comenzaba a sonar y todos los presentes comenzábamos a prestar atención al escenario. Ella era telonera de The Pretty Reckless, esa misma noche, era algo que ni siquiera ella creía. Un sueño hecho realidad.



—Me he ido ayer
Pero hoy estoy acá
Todo el  mundo
Se pregunta ¿por qué? —su voz se oía increíble, ella entró vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=107751643&.locale=es al escenario, se la veía segura, sexy. Hermosa.

Oh, oh, se preguntan por qué
pero el mundo gira igual
Oh, oh, se preguntan por qué
pero el infierno arde igual,
arde igual, arde igual.

Me quité mi falda
Y comencé a bailar
Con el tekila
Bajo de mis pies
No soy linda, no soy dulce
Puedo sacar un arma y arder
¡Yeah!

Oh, oh, se preguntan por qué
pero el mundo gira igual
Oh, oh, se preguntan por qué
pero el infierno arde igual,
Oh, oh, dice mi canción
Que en el infierno ardemos los dos
Oh, oh, dice la canción
Que en el infierno arde tu voz
Arde tu voz, arde tu voz

No hay nada que me detenga
Cuando estoy en el asiento de atrás
Haciendo plegarias a Dios
Para que me detenga

Corre, grita, patalea y aulla
Tengo el vino en mi boca
No huirás de mis sombras
Porque todo lo que tienes está en mi vagina
Nada va a quedarte si te vas
Es la ruina, es el adiós
Toma mi vino, toma mi pastel
Vístete y ponme a pasear

Oh, oh, se preguntan por qué
pero el infierno arde igual,
Oh, oh, dice mi canción
Que en el infierno ardemos los dos

No hay nada que me detenga
Cuando estoy en el asiento de atrás
Haciendo plegarias a Dios
Para que me detenga

Me he ido ayer
Pero hoy estoy acá
Todo el  mundo
Se pregunta ¿por qué?

Oh, oh, se preguntan por qué
pero el mundo gira igual
Oh, oh, se preguntan por qué
pero el infierno arde igual.
Oh, oh, dice mi canción
Que en el infierno ardemos los dos
Oh, oh, dice la canción
Que en el infierno arde tu voz
Arde tu voz, arde tu voz —¡demonios!
—Demonios —susurró Jaxon boquiabierto. Ella había sido demasiado sexy bailando y cantando esa letra de doble sentido.
—Sí, lo sé —murmuré obnubilado, es demasiado sexy.



Ella cantó al menos media hora más, luego bajó. Era turno de la banda, realmente ella había cantado como los dioses y el público había quedado sorprendido. Cuando el concierto terminó Jaxon se regresó a su departamento que estaba habitando en la ciudad desde hacía dos semanas, ___________(tu nombre) y yo nos volvimos a la casa. Ade dormía y la niñera se fue cuando llegamos. A penas eran las 10:30 p.m.



—Estuviste genial hoy —le comenté mientras me sentaba a su lado en el sillón de la sala.
—Cariño, mañana es el gran día —me sonrió levemente, yo besé sus labios.
—Oficialmente, mañana serás la Señora Bieber, ¿y sabes algo? Amo esa idea, preciosa —ella desprendió el primer botón de mi camisa y acarició dulcemente mi pecho, la deseaba cada momento y la amaba más y más cada segundo.
—Hay algo que debo contarte, Just —ella se había puesto, curiosamente seria, eso era extraño. Algo pasaba—. No sé si te agradará la idea, pero es seguro y ya no puedo hacer nada por evitarlo.
—¿Qué pasó? —no podía siquiera pensar que el pasado “regresaba”. No, no podía ser eso.
—Bueno… —carraspeó y sonrió levemente—, vamos a ser papás por segunda vez —mis ojos se quedaron en blanco y no me salían palabras.
—¿Hablas enserio? —logré decir ante su mirada ansiosa.
—Bueno, tengo cuatro semanas y media de gestación —me sonrió levemente, algo temerosa quizás—. No sé qué es aún, podremos saberlo dentro de pocas semanas. Estoy feliz, porque seré mamá por segunda vez.
—No puedo creerlo —enserio me tomaba muy por sorpresa.
—¿No te agrada la idea? —su pregunta fue apagada, llena de desilusión.
—En realidad, no —murmuré—. Amo la idea, estoy feliz. Más que feliz, sorprendido, no lo sé. No puedo creer que seré papá de nuevo —le sonreí ampliamente y besé sus labios desesperado.
—Me agrada saber que te hace feliz.
—Tú me haces feliz, linda. Tú eres la razón que me da sentido todos los días. Te amo, te amo, te amo —repetí tomando su rostro entre mis manos. La besé dulcemente.






Desde el día siguiente la besé todos los días y no pasó uno de ellos sin que le dijera que la amaba. Con aciertos, con errores, con caídas, con desencuentros, siempre habíamos estado juntos. A la distancia, o cerca uno del otro, pero siempre nos habíamos amado y jamás íbamos a cambiar eso, porque naces para encontrar a tu media naranja, a veces la encuentras, otras tantas te vas sin hacerlo y es la materia pendiente en la vida que sigue. Yo encontré a mi media naranja, la cual me dio dos hijas, Adelaide e Isabel, totalmente preciosas. Audaces, inteligentes, divertidas, sanas, pero por sobre todo nos encargamos de definir valores básicos y necesarios como el amor, la comprensión, la tolerancia y sobre todo no darles incentivo a la violencia, no queríamos repetir caminos.




“La vida puede ser dura, puedes caerte, perderte, hasta llegar a dudar qué haces en ella, pero todos nacemos para aprender una lección y enseñar algo a alguien. Ama, sonríe, vive y aprende a perdonar, porque la venganza es una muerte lenta y la conciencia jamás perdona”. 

2 comentarios:

  1. AHHHH estuvo hermosooooo lo ameeee de verdad que escribes de maravilla

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  2. AWWW esta nove fue DIVINA la ame demasiado q mal q se haya acabado fue genial

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¿Te gusta mi nove? ¿Debo cambiar algo? Dímelo :) Espero tu opinión :D