martes, 15 de octubre de 2013

Capítulo 24°: "No nos pongamos en guerra". (2da. Temporada).




—¡Al diablo con lo que eso sea! Mi nombre suena tan lindo en tus labios —dijo acariciándome con una sonrisa dulce en el rostro. Eso había sido tan tierno.
—No te hagas la idiota —le pedí divertido—, ¿desde cuándo eres tierna? —ella suspiró frustrada y me miró fijo. Casi como una niña que acaba de ser regañada— Y enserio, queda horrible que vayas escupiendo gente por doquier.
—Descuida —me pidió—, si me agrada no voy a escupir a nadie —yo solté una pequeña risa divertida.
—¿Y si no te agrada sí? —ella asintió convencida.
—La vida no es justa —me recordó—, pues yo tampoco entonces.
—¡Oh, qué cosa tan profunda! —exclamé con sarcasmo— ¿No eras tú quién creía en el karma? —ella me miró divertida.
—El karma es una perra, una perra lenta —dijo con algo de cinismo y rencor en sus ojos—. Tanto que para ver las personas que odias pagar el daño delante de ti, debes apurar las causas que el karma haría en años, cuando ya no tendría sentido que las personas esas paguen, ¿entiendes? —yo sonreí ante su deducción.
—El karma es una perra —repetí sus palabras.
—Vas entendiendo —dedujo y besó mis labios fugazmente.



…Al día siguiente…



Al despertar me puse en marcha para hacer lo que tenía planeado. Quería pasar tiempo con ___________(tu nombre), pero en especial quería hacerlo con Adelaide, mi pequeña y preciosa hija. Me levanté de la cama sin hacer tanto ruido, no quería despertar a ___________(tu nombre) si no hasta que todo estuviera listo.

Me metí en el baño y me di una corta ducha. Me puse unos jeans azules, una playera negra y unas supras negras. Salí sigilosamente de la habitación y me dirigí hacia la escalera, para preparar el desayuno en la cocina. Tendríamos un largo día y no podíamos empezar con un desayuno liviano, por así decirlo, debíamos alimentarnos bien.

Hice panqueques, serví leche fría, también preparé algunas tostadas con dulce y jugo de naranjas. Adelaide desayunaba leche con galletas de avena y luego jugo de naranjas natural, por ende le preparé también su desayuno. Luego de dejar todo listo subí hacia la habitación de Adelaide, hoy la despertaría y la cambiaría yo.


—Ade —susurré entrando a la habitación, la cual estaba un poco clara gracias al reflejo que entraba por la ventana—. Ade, arriba, es hora de levantarse. Hoy tendremos un gran día —dije acercándome a su cama. Ella lentamente abrió sus ojos.
—¿Mamá? —fue lo primero que preguntó algo temerosa. Era notorio que estaba muy acostumbrada a ___________(tu nombre) y sus hábitos.
—Ella duerme aún —le expliqué—. Le daremos una sorpresa, ¿sí? —mi pequeña y hermosa hija asintió obediente.
—¿Cuál?
—Vamos a cambiarte sin despertarla y luego iremos a dar un gran paseo por un lugar muy bonito, ¿qué dices? —Ade sonrió sentándose en la cama entusiasmada.
—Ya —aceptó. Encendí la luz y ella se puso de pie.



Entramos al baño y le lavé la cara y los dientes, luego salí porque ella me lo ordenó bajo las palabras de: “Quiero hacer pipí solita”. Era demasiado dulce. Al salir del baño la ayudé a cambiarse por una playera rosa con una inscripción que decía: “Princess” en letras lilas, unos pequeños shorts blancos con florecillas pequeñas en lila y unas zapatillas blancas. Me indicó cómo debía atar su sedoso y largo cabello rubio-dorado.

Al terminar le informé que debíamos despertar a ___________(tu nombre) de una manera muy especial. Luego de entrar cantando a más no poder la canción favorita de ___________(tu nombre), la cual por cierto era “Polly — Nirvana”, ella dijo que bajaría en cuanto termine de ducharse y arreglarse, así que decidimos esperarla abajo.



—¡Aquí estoy! —se anunció entrando al comedor vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=100368837&.locale=es.
—Debemos desayunar —les informé a las dos—, porque tendremos un largo día por delante.
—¿Qué es lo que planeas, Bieber? —preguntó ella algo divertida sentándose al lado de Adelaide. La miraba atentamente.
—Es sorpresa —le anticipó Ade.
—¡Exacto! —hablé yo divertido—, no tiene sentido que te diga qué haremos. Es sorpresa —repetí, la niña sonrió algo burlista. Era demasiado dulce la escena.
—¡Bien, bien! Veo que planean hacerme sufrir todo el día —exageró ___________(tu nombre) frunciendo el ceño.
—¿Sufrir? No —le informó Adelaide.
—¿Quiere decir que la sorpresa será todo el día? —cuestionó pensativa la mujer más grande.
—Pues, sí —sonreí ampliamente.
—Venga, desayunemos entonces —tenía muy claro que la paciencia no era el fuerte de mi futura esposa.


Luego de desayunar nos subimos a la camioneta, por suerte no debía conducir mucho, solo unos veinte minutos. Las preguntas de ___________(tu nombre) fueron las mismas durante todo el viaje: “¿Falta mucho? ¿A dónde vamos? ¿Alguien dirá algo?”. Ade se dedicó a jugar con su muñeca durante todo el trayecto y yo a quedarme en silencio viendo como ___________(tu nombre), prácticamente, comenzaba a rasguñar el interior del automóvil de la desesperación. Era algo gracioso verla tan nerviosa.



—¿Qué hay aquí? —preguntó ___________(tu nombre) después de un largo silencio tras no conseguir respuesta. Supuse que le causó curiosidad ver la enorme reja negra que delimitaba el lugar luego de tanta naturaleza.
—Aquí pasaremos el día —le informé—, créeme que va a gustarles el lugar.
—Genial —murmuró mirando atentamente hacia afuera del auto. Ade venía entretenida en el asiento trasero—. Pero ¿qué hay aquí? —me preguntó—, porque al parecer es un lugar privado, Justin.
—¿Y desde cuando te gustan las reglas, bebé? —ella carraspeó.
—Me gustan las reglas —dijo algo pícara—, solo para romperlas.
—Bien, porque hoy romperemos unas cuantas —le advertí, prácticamente, en doble sentido.
—Eres un pervertido —me acusó a medida que se dio cuenta del tono de mi voz.
—¡No he dicho nada de lo que puedas quejarte! —me defendí divertido. Pude deducir como ella fruncía su ceño. Efectivamente, estaba en lo correcto y lo corroboré segundos después cuando la miré y estaba frunciendo su ceño al igual que sus labios. Era gracioso verla así.
—Venga que ya no estamos solos —me recordó—. A penas es un bebé, Justin.
—¡Dos años y medio! —le recordé. Ella suspiró sonoramente.
—¿Y qué crees? ¿Qué la niña ha sido educada sexualmente a su primer año de nacimiento por si acaso decide tener relaciones sexuales? ¿Enserio eres tan troglodita? —yo fruncí el ceño. Tenía razón. No sería tan fácil tener sexo despreocupadamente teniendo a Adelaide con nosotros. Pero el punto no era ese, el fin del día era pasar tiempo con las dos.
—¡Venga, vale! He entendido a perfección al punto que quieres llegar, ___________(tu nombre) —ella solo guardó silencio y se concentró en los árboles.



Cuando no vives lo de antes con una persona durante mucho tiempo, como lo son poco más de dos años y medio, entiendes que cuando la has conocido ha marcado tu vida. Y aún así, como si eso no fue suficiente lo sigue haciendo. Quizás no del mejor modo ni con los mejores modales. La historia ha sido un sinfín de problemas que solucionamos de la peor manera que pudimos solucionarlos. Sin embargo, muchos de aquellos resultados insatisfactorios fueron consecuencia de pasados oscuros, sombríos donde nos seguíamos recostando.

___________(tu nombre) era una muchacha rebelde, de modales poco femeninos, sin miedo de enfrentar a quien tuviera que enfrentar, quizás todas estas modalidades las había heredado en su sangre. Tal vez todo era genética o simplemente era como había querido ser toda su adolescencia y lo estaba demostrando. Estaba demostrando que podía pisar a quién quisiera, aún así no era la mejor manera. Drogas, alcohol, rock, sexo; un mundo en el cuál muchos entran y pocos salen. Aún así, por más audacia e instinto que ___________(tu nombre) tenía cuando la conocí, no sabía empuñar un arma o tener en cuenta ciertos detalles para progresar en el peligro y seguir con su culo en lo alto.

Sonreí mentalmente cuando recordé el día en que le indiqué que siempre que fuera a dónde fuera debería tener un punto de referencia de dónde demonios estaba. Por si a caso. En realidad, cuando vives en lo oscuro, jamás sabes cuándo podrán hacerte daño. Curioso fue ver cómo había naturalizado eso, pues estaba analizando perfectamente el lugar dónde estábamos.



Aparqué frente a la cabaña y me dediqué a bajar. ___________(tu nombre) no esperó a que yo abriera su puerta, ella solo bajó. Luego se dirigió a la puerta trasera.



—Cariño, baja —le indicó dulcemente, Adelaide se acercó hacia ella y así la sacó del auto en brazos.
—Ven —le indiqué para que caminara detrás de mí.
—¿Quedaremos aquí? —me preguntó ella. No la noté temerosa, más bien curiosa. Fue digno de recordar a la ___________(tu nombre) de la cual me enamoré perdidamente años atrás.
—Es la cabaña de Paco, descuida —no podía tenerla con el corazón en la boca, más que nada por la niña.
—Há-há —dijo sarcástica—, nadie me asegura que Paco no sea un mafioso que esté cagándolos a ti y al Clan —volteé a verla sin preocuparme por estar parados en la puerta esperando a entrar. La miré fijamente y ella me sostuvo la mirada, como si realmente supiera algo relevante.
—¿De qué hablas? —pregunté a secas.
—De nada —no le creí ni una palabra.
—No podrás mentirme —le recordé—. Sabes que te conozco demasiado y sé que sí sabes algo. Vamos, dímelo.
—Entremos —me sugirió. Fruncí el ceño y resoplé, abrí la puerta y entramos.



La cabaña era una cabaña típica, tenía una sala, el comedor, una pequeña cocina y dos dormitorios. En la parte trasera contaba con una galería muy peculiar con un juego de jardín, masetas con plantas verdosas y una mampara de vidrio la cuál abriéndola daba a un jardín perfectamente podado con árboles verdes y césped espumoso.



—Qué lindo lugar —comentó mirando el ambiente y dejando a Adelaide en el suelo.
—No importa eso ahora —hablé seriamente—. Necesito saber qué demonios sabes, ___________(tu nombre) —quizás corríamos peligro por demasía.
—No estoy metida en esto tanto así, Justin.
—¿De qué mierda hablas? —estaba exasperándome. Adelaide estaba jugando hacia un lado con una de sus muñecas, entretenida.
—No sé nada —estaba encaprichada en ocultarme las cosas. Estaba dándome coraje.
—¿Vas a seguir teniéndome secretos, ___________(tu nombre)? —solté exasperado— porque si quieres volver al plan de manejarte tú sola sin pensar en nadie más, ya mismo te devuelvo a New York con Zayn y listo, ¿es eso? —ella me miró llena de rabia— Necesito saber qué sabes de Paco, es nuevo negociando en el Clan, ¿y qué sucede si nos tiende una puta trampa y nos mata a todos? —suspiré frustrado, debía hacer que hable— También estás metida en esto y si tú también mueres, junto conmigo, ¿no piensas en Adelaide? —sus ojos se ablandaron instantáneamente, fue algo bastante raro en ella.
—Siéntate —me sugirió—. Te contaré cómo sé lo que sé —seguí sus indicaciones y nos sentamos en el sillón de la sala.



Podía notarla nerviosa y eso me ponía los pelos de punta. Diablos, ¿qué mierda sabía para estar así?



—Habla, me estoy desesperando —le exigí.
—Cuando estuve en la cárcel —su voz era tensa y su mirada frívola y perdida, como protectora. Algo raro—, mi jerarquía solía hablar sobre un tal “Paco” que radicaba en México.
—¿Y eso qué? —cuestioné ago decepcionado de la información de ___________(tu nombre)— Hay muchos Paco’s en México.
—El tal Paco que mencionaban era un mafioso con todas las letras. Buscaba personas, las metía en el negocio falso y luego las asesinaba para el contrabando de órganos con Estados Unidos y China, no sé si será o no este Paco,  pero si lo es estamos perdiéndonos lentamente. Digo, si el tipo sabe que sabemos su verdad, va a matarnos de cualquier forma, ¿lo tienes? —era mucha información negativa para tan poco rato.
—No sabemos si es este —me digné a mencionar.
—¿Y si lo es? —me hizo ver el otro lado ella— ¿Y si sí es él y está engañándonos? Muchos zafaron, como pasó con mis compañeras de celda, pero hay muchos otros órganos esparcidos en el mundo, con sus dueños bajo tierra, ¿lo entiendes, no? —no sabía qué hacer. No podíamos enfrentar a Paco sin saber si era verdad o no, y si era verdad debía organizar un plan muy bueno, pues Paco realmente sería peligroso en tal caso.
—Debo hablar con Cody y Nick al regresar a la ciudad. No hay que hacer mucho alboroto, pues… si Joe, Demi o Avril se enteran será una cosa demasiado pública y por cautela y seguridad hay que tener la mejor privacidad del mundo. Corremos riesgo si lo que suponemos es cierto —y ya estaba alterándome.

—Justin… —carraspeó—, no quiero quedarme fuera de esto —soltó con sutileza—. Sé que temes que me pase algo, pero cariño, créeme que no puedo estar tranquila sabiendo que estás corriendo peligro, que podría ayudarte y no hago nada. Justin, estoy a tu altura, no debajo de ti, voy a tu par y haremos las cosas juntos, por nuestra hija, ¿sí? No nos pongamos en guerra, amor. Sé cómo hacerlo, cómo defenderme. No me pasará nada —la miré con la mirada cargada de miedo. Debía admitirlo, no podía perderla otra vez. Debía ceder.

7 comentarios:

  1. Meencata Siguelaaaa aa aaa. La ame cada Dia me enamoro mas de esta nove.

    ResponderEliminar
  2. sigueeeeeeeeeelaaaaa y maraaatooon !:D

    ResponderEliminar
  3. Pofavor poly siguelaaa me encanta demasiadoo

    ResponderEliminar
  4. ¡Hallo! Me encanta; siguela.
    Comentare más lo prometo. :)

    ResponderEliminar
  5. hola soy nueva me encantaron tus novelas siguela pliss

    ResponderEliminar
  6. oye pliss no la vayas a dejar de seguir esta super buena

    ResponderEliminar

¿Te gusta mi nove? ¿Debo cambiar algo? Dímelo :) Espero tu opinión :D