lunes, 29 de abril de 2013
Lo lamento! :(
¡Lindas! Sé que querrán matarme, no las culpo porque lo merezco, me desaparecí muuuchos días y en realidad, no sé hasta cuando colgaré capítulo. Pues he estado muy por otra cosa, conocí un chico y me ocupa mucho tiempo, las cosas me salen super bien y estoy hiper feliz con él. Y además de eso, estoy con los preparativos de mis 15 años, cuales son mañana, y mi fiesta, por ende, también. Así que imagínense como estoy de ocupada, ¡Lo lamento mucho!
Prometo subir pronto, muy pronto; cuando antes pueda. Las amo, linduras ♥
Póli.
sábado, 13 de abril de 2013
Capítulo 58°: "Vivimos una sola vez y las oportunidades a veces no vuelven a repetirse".
—¿Qué traman?
—cuestioné curiosamente. No creía que era una orgía masiva, como dijo Ryan,
pero algo tramaba.
—Pues, nada que no
le guste a ___________(tu nombre) —mi novia los miró confundida.
—¿Qué cosa?
—preguntó __________(tu nombre)— Lo único que me gustaría es que tú, Jaden y
Justin me canten Mermaid Motel —la miré pasando saliva con los ojos abiertos.
Miley rió divertida.
—¿Y eso? —Jaden no
la conocía.
—Una canción
sensual, más bien sexual —le informó Miley respondiéndole—. La favorita de
___________(tu nombre), desde hace ya un par de años —la rubia miraba
pícaramente a mi novia, como si escondieran algo en su mirada.
—¿Por qué no la
cantas tú? —le sugerí a ___________(tu nombre).
—Te la cantaré
cuando esté encima de ti —dijo divertida—, pero ahora es su turno. Venga, ¡es
mi deseo de cumpleaños! Cúmplanlo.
—¡Qué explicita!
—exclamó Jaden, Caitlin y Samanta solo guardaban silencio.
—¡Buenas noches,
primor!
Esa voz me causó
escalofríos, pero definitivamente no estaba saludándome con ese tono cínico y
burlista a mí. Claramente saludó a ___________(tu nombre). Lo había visto
alguna vez antes, pero jamás imaginé quién podía estar saludándola con todo
cariño y felicidad.
—¿Harry? —preguntó
mi novia sonriéndole ampliamente.
—Querida —exclamó
él y la abrazó arrancándola de mis brazos—, ¡vine para festejar como se debe! —añadió
divertido.
—Styles, ¡no
esperaba encontrarte aquí! —aseguró ella sorprendida, se veía feliz.
—Créeme que yo
tampoco —ella se encogió de hombros y creo que se percató de mi mirada celosa.
—Venga, cariño, él
es Harry Styles, mi primo, el que vive en Londres —me lo presentó—. Hazza, él
es Justin Bieber, mi novio.
—¿Novio, oí? —cuestionó
el tipo mirándola raro— Tú jamás usabas eso, nena —odié escucharlo decirle así.
Ella era MI nena.
—Él me cambió por
completo —aseguró ella mientras me abrazaba por la cintura y me miraba
sonriéndome levemente—. Lo amo, primo.
—¡Es tan lindo
oírte decir eso, pequeña! Pero… son tus dieciocho, no una terapia psicológica,
¡debemos festejar! —sonrió ampliamente, ¿cómo no recordarlo? El tipo era un
asco, un gran gilipollas—, ¿Embudo? —Miley sonrió ampliamente, mi novia se
tensó.
—¿A caso todo será
alcohol hoy? —todos se detuvieron a mirar fijamente con cara de extrañados a
___________(tu nombre).
—¿Tú, diciendo eso?
—preguntó Samanta incrédula, ___________(tu nombre) frunció el ceño y yo la
apreté contra mí dándole seguridad.
—¡Honestamente, yo
no lo creo! —aseguró Jaden— Eras quien…
—¡Ya basta! —exclamé.
—Chicos, mi hígado
no soporta una gota de alcohol, porque colapsaría. No quiero morir —la frialdad
que usó ___________(tu nombre) dejó helados a todos.
—¿Qué te pasó? —preguntó
Harry, ella lo miró con tranquilidad.
—La mierda, eso
pasó —respondió y carraspeó un poco—. Pero estamos en una fiesta no en terapia —me
agradó oír eso. No quería verla mal nuevamente—. Pero, ya necesito que me
acompañes al baño —le informó ___________(tu nombre) a Caitlin.
—Vamos —dijeron
Caitlin, Miley y Sam al unísono. Las cuatro se marcharon dejándonos solos. Era
mi oportunidad de descifrar de dónde diablos conocía a Harry Styles.
—Harry —musité, él
me miró atentamente. Alto, con cabello lleno de rizos, ojos verdes y el cuerpo
musculoso. Quizás la mayoría de las rubias plásticas de la fiesta estaban
embobadas con él.
—No finjas no
conocerme, Bieber —sonrió cínicamente—, te conocí hace un par de años, junto
con Paco y Choco, supongo que también me recuerdas, ¿no? —fruncí el ceño, él sí
sabía dónde nos habíamos visto.
—Jamás te he
considerado una amenaza entonces —deduje—, porque no tengo la más pálida idea
de quién puta eres, Harry Styles. Te recuerdo de algún lugar, no sé de cuál de
todos —en la pandilla había pasado muchos acontecimientos, no podía recordar a
todos con lujo y detalle. Más bien, pasaba por alto muchos de ellos.
—Es raro que no
recuerdes a quien entregó a Rox —sonrió con altanería. Mis ojos se nublaron de
odio—. Pero veo que rápido olvidas lo que llamabas amor, Bieber.
—No puedes atarte a
alguien muerto, debes soltarlo —le recordé—. Pero ___________(tu nombre) es la
mujer de mi vida ahora —sus ojos se llenaron de odio, pude notarlo.
—¿Enserio crees que
ella puede hacerte feliz luego de un par de meses? —negó con su cabeza entre
risas irónicas— Quizás no quieras verla así y ella te llore todas las noches
diciendo que su vida es una mierda —¿a caso tanto la conocía que se atrevía a
darme clases de moral sobre ella? Era absurdo—. Sin embargo, evitas saber que
ella es una puta.
—Mira Styles —apreté
los dientes intentando no elevar mi puño y estamparlo en su cara. No quería
alborotos—, si tienes las suficientes agallas como para hablar estar
barbaridades de la mujer que amo esperando que acepte que tienes razón, deberás
tenerlas para esperar que te rompa la cara, ¿vale?
—Yo no soy Paco,
Bieber —me anticipó, yo solté una gran carcajada.
—Si serías él no
estarías aquí —musité entre dientes con rabia.
—Solo te lo
advertí, Bieber —elevó las manos en signo de paz—. Cuando ella rompa tu
corazón, yo ya te lo habré advertido.
—Guarda silencio,
Styles —carraspeé un poco—. Es tu prima y fuera de eso, es una mujer.
Respétala, al menos un poco, ¿vale?
—Chicos —miré hacia
un lado y allí venían ellas—, ¿sucede algo? —añadió Miley.
—Descuida —le pidió
Harry—, solo hablaba con Justin.
—Vale —se
entrometió Jaden, creo que él y Ryan sabían que debían guardar silencio—,
¿quieren hacer algo?
—Ya les dije —habló
mi novia y nos miró con una sonrisa burlona—, quiero que Justin, Miley y tú me
canten Mermaid Motel —intentaba distenderme, pero Harry me había puesto
demasiado nervioso.
—You call me
lavender, you call me sunshine, soy say take it off, take it off —cantó Harry,
___________(tu nombre) sonrió divertida—. Siempre ha sido tu favorita.
—Cántala tú —le
sugirió Miley divertida—, no sería nada desagradable verte cantarla
sensualmente como deseas que nosotros lo hagamos —una sonrisa pícara apareció
en el rostro de mi novia. Hacía mucho no mostraba esa expresión.
—Ya canté —le
recordó—. Me da hasta pena subir nuevamente.
—Venga, pero el
novio tiene que cantarte algo —miré a Ryan con ganas de matarlo.
—¿Cantarle qué? —pregunté
y me encogí de hombros— Yo no canto.
—¡No te vengas con
bromas! —me pidió Caitlin— Vas a firmar con una disquera y dices esta mierda —todos
soltaron una risa, casi al unísono.
—¡Venga, cántale
algo! —insistió Harry mirándome con una sonrisa un poco cínica.
—¿Me cantarás algo?
—me preguntó ___________(tu nombre) con una voz un tanto sensual.
—¿Están locos? —negué
con la cabeza— Me muero de la vergüenza.
—¡Venga, Bieber! —insistió
Jaden— Solo cántale, es tu novia.
Luego de unos
cuantos minutos lograron convencerme de que subiera al escenario. Obviamente,
me reusé a subir solo, por lo que llevé a ___________(tu nombre) conmigo.
Cantamos I Want To Hold Your Hand — The Beattles. Miley, Jaden, Ryan y Catlin
nos hacían bulla desde atrás, ¡eran unas idiotas!
…Dos semanas
después…
(Día anterior al
estreno de “El Lago de los Cisnes”).
___________(tu
nombre) había despertado temprano, sus ensayos eran muy continuos las últimas
dos semanas, pues mañana era el estreno y todo debía salir perfecto. Luego de
que ella bajara, decidí bajar yo también. No quería dejarla sola, Jen no había
hecho ninguna aparición en los últimos 14 días, eso me incomodaba muchísimo. No
podía permitirle, mucho menos permitirme, que ella la atacara y lograra ganar,
¡en ninguno de los casos! Nunca.
Al llegar a la
cocina ella estaba desayunando, la veía tensa.
—Hola, nena —saludé
y me acerqué a besarla. Ella besó fugazmente mis labios y siguió viendo
detenidamente su taza con café.
—Hola —saludó luego
de unos segundos, elevó la mirada y me sonrió amargamente.
—¿Sucede algo? —le
pregunté, ¡Claro que le sucedía algo!
—No puedo hacerlo,
Justin —la miré confundido. Hasta hacía unos días atrás la veía tan segura y
feliz de lo que haría y ahora, ¿qué había sucedido para que eso cambiara?
—¿Qué, qué dices,
nena? —cuestioné— Todo saldrá bien y lo sabes, ¡eres grandiosa bailando! No
fallarás.
—Me falta Ronan,
Justin. No puedo hacerlo si él no está aquí —un nudo se atravesó en mi garganta
al ver sus ojos humedecerse con una rapidez increíble.
—¡Ay, nena! —exclamé
intentando no llorar yo también, no podía hacerlo. Debía mantenerla fuerte y no
podía hacerlo si me mostraba débil, ¿no?— Ronan siempre está contigo, ¿no crees
eso? Él vive en tu corazón y te ama por todo lo que has hecho por él, por todo
lo que lo has amado y por todo lo que sigues haciendo en su nombre, ¿no lo
crees? —ella agachó su cabeza y noté como las lágrimas caían.
—No hice lo
suficiente —soltó con un hilo de voz—. Voy a decirle a Pitt que no lo haré —y
la veía muy convencida.
—¡No, no voy a
dejarte hacer eso! —le aseguré tomando su mano y mirándola fijo a los ojos—. Tú
eres fuerte, mucho más de lo que crees ser. No renunciarás, porque ¿recuerdas
lo que te dije hace unas semanas? —sus ojos me miraban con una profundidad
increíble— Te dije que estábamos juntos en esto y que no te dejaría caer. Es lo
que estoy haciendo ahora. A Ronan lo pone feliz, donde quiera que esté, que tú
vayas y cumplas tu sueño, ¿no lo crees?
—¡Qué cruel sería
eso! —sentenció entre sus dientes ceñidos.
—Cruel sería que te
dejes vencer por Jen —sus ojos se enfurecieron odiosamente.
—Jamás debí aceptar
estar en ballet. Si yo no hubiese salido ese día…
—¡Ya no digas eso! —le
exigí. Ella me miró fijamente— Las cosas no puedes controlarlas, ¿sabes eso?
Todo es así en la vida por alguna razón, ¡no puedes cambiarlo! —ojalá podríamos
hacerlo— Y créeme que me habría dado mucho gusto cambiar las cosas, nena.
—Yo podía evitar
todo lo que pasó y tú lo sabes, Justin —estaba negativa, muy negativa.
—Mira, nena —carraspeé
un poco—, yo no puedo exigirte que tú hagas o no hagas, ¿entiendes, no? Pero
honestamente, es tu sueño y deberías cumplirlo. Vivimos una sola vez y las
oportunidades a veces no vuelven a repetirse, ¿quieres perderlo? ¿Enserio
quieres no hacerlo, nena?
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Chicas, lamento
mucho no subir tantos días. Es que necesitaba un poco de relajación, ¡no me
odien, por favor! Jaja, las amo :)
Póli.
P/D: COMENTEN!
jueves, 4 de abril de 2013
Capítulo 57°: "¡Happy Birthday, Baby!".
—Soy bueno en el
arte culinario —presumí otra vez, ella soltó una pequeña risa.
—Lo sé, pero
deberás adaptarte a una dieta a base de verduras, mucho hierro, calcio y agua
mineral solamente —la miré confundido—. También frutas, ¡muchas, muchas, muchas
frutas! —soltó una pequeña carcajada ante mi cara de confusión.
—¿De qué hablas?
—cuestioné aterrado. Yo comía mucha comida chatarra y con muchas calorías.
—Tengo una dieta
balanceada —me recordó con tono de obviedad—, ¿o crees que las ballerinas
nacemos con un cuerpo esbelto y una silueta de avispa? —carraspeé un poco y
sonreí.
—Descuida —le
pedí—. Cocinaré para ti así deba aprender un millón de recetas dietéticas —ella
sonrió.
—Lo único que
espero ansiosa ahora, es estrenar la obra —confesó ella.
—Solo hay un problema
para mí —ella arqueó una ceja algo confundida.
—¿Qué cosa?
—preguntó.
—Mamá estará allí,
seguramente —y sí, con todo el acontecimiento de Samanta y su supuesto
embarazo, estábamos peleados.
—Deberías hablar
con Pattie, nuevamente —yo me encogí de hombros. No quería hacerlo.
—¿Para qué? —cuestioné,
ella frunció el ceño.
—¡Justin! —me
regañó— es tu madre después de todo —alcé mi mirada para verla fijamente—, y
no. No puedes decirme lo mismo, porque las circunstancias son abismales.
—Es cierto, nena. Pero
Pattie se portó mal conmigo —ella me miró fijamente.
—Yo no sé lo que
sucedió —claramente—, pero sabes que nada podría ser tan malo para perder a tu
madre.
—¿Segura? —me
refería a su situación.
—Ya te dije que mi
situación es algo incomparable con nada —odiaba hablar de Jen y se le notaba—.
Jen no es mi madre, porque si lo fuera me querría y ella no lo hace. Solo puso
su vientre y me tuvo, ¿ya, feliz? —frunció el ceño—. El punto es que debes
hablar con Pattie.
—Intentaré hacerlo —musité
con flojera, ella sonrió divertida.
—Pareces un bebé
llorón —aseguró.
—Hablando de bebés —ella
me miró asustada… ¿cuándo…?
—¡Cierra la boca! —me
exigió y rió divertida— Eso no pasará hasta dentro de un buen tiempo.
—¿Qué cosa? —pregunté
pícaramente sonriendo— Yo no dije nada.
—Sé lo que piensas —aseguró—.
Aunque no lo diga, puedo prevenirme a muchos de tus pensamientos —se encogió de
hombros y sonrió levemente.
—Ya me había hecho
ilusiones, pues —ella arqueó una ceja confundida.
—¿Con qué cosa? —le
extrañaba demasiado, al parecer.
—Con tener un bebé —ella
abrió los ojos sorprendida. Iba enserio, por más que el hijo fuera de Samanta,
estaba creído de que iba a ser mi hijo y sin conocerlo, ya lo amaba.
—Estás loco, no hay
duda —comentó resignada.
—Me había hecho de
la idea —le expliqué brevemente, ella sonrió divertida—. Aún así agradezco que
haya sido mentira, no resistiría si no te tuviera conmigo y debo admitir, nena
que eres muy terca.
—No quiero,
siquiera, empezar a oírte rogar nuevamente —me advirtió y rió por lo bajo—. No
quiero.
—¡Vale! Entendí —sentencié—.
No es para que lo tatúes en tu frente, nena.
—¿Y qué haremos
hoy? —la veía animada y juro que amaba que así fuera. Daría todo porque
estuviera así de feliz siempre.
—Es tú cumpleaños,
tú decides —le recordé. Ella carraspeó.
—Mi cumpleaños es
un día como cualquier otro —yo fruncí el ceño—. Sabes que odio cada puto
cumpleaños.
—¡Qué mala onda
eres! —protesté— pero no interesa, haremos algo interesante.
—¿Cómo qué? —frunció
los labios inquisitivamente, era tan linda.
—¿Quieres ir de
compras? —le ofrecí. Ella arqueó las cejas y soltó una carcajada un poco
cínica.
—¡Oye! —protestó—,
¿tan básica logro verme, Biebas? —yo me encogí de hombro. A las chicas les
gusta eso— Vamos, llévame al fútbol —me pidió. La miré asombrado.
—¿Fútbol? ¿Fútbol y
chicas? —repetí confundido— Creí que no eran compatibles.
—¿Y quién dijo que
yo era chica, Bieber? —solté una enorme risa.
—Lo he comprobado
por mí mismo, nena —ella se sonrojó levemente. Era muy pudorosa—. Pero venga,
iremos al fútbol.
—Ni intentes hacer
que me cambie —me advirtió.
—Me gusta que…
—Comentarios
morbosos, no —yo solté una risa divertida. Ella me miró seria, amenazándome
quizás.
—Vale, vale —elevé
las manos en signo de rendición.
…Más tarde…
Luego de almorzar,
nos dirigimos al estadio donde veríamos un partido de fútbol americano. Tal
como ___________(tu nombre) sugirió hacerlo. Estábamos sentados en un lugar
bueno, ni al frente, ni atrás de todo.
—Sabes, quizás a
este cumpleaños no lo odie —volteé a verla, ella me sonrió levemente—. Me
pasaron cosas feas, las más feas que me podían pasar; pero después de todo,
nene, creo que si tú estás nada es tan malo como debería.
—¿Tener dieciocho
te ha cambiado tanto, bebé? —pregunté divertido, ella besó mis labios
fugazmente.
—En dos meses
también los tendrás, así que no te burles, Bieber —ella tenía razón.
—¿Puedo preguntarte
algo? —ella me miró curiosamente mientras asentía.
—Dime.
—¿Dejarás de hacer
presentaciones por las noches en los bares? —su mirada se enfrió mucho, no
sabía por qué.
—No es lugar para
hablarlo, Just —esa respuesta me daba mala espina.
—Lo hablaremos
luego —le aseguré.
Miramos el partido
mientras hacíamos algunos comentarios y sonseábamos un poco. Eran las 06:00
p.m. cuando salimos del lugar, así que fuimos por un café a algún bar. Pedimos
cafés y donas, para merendar.
—Oye, nena, ¿por
qué me dijiste que hablaríamos luego de las presentaciones? —era un tema que me
quemaba las neuronas.
—Tienes miedo, ¿no?
—buena deducción, yo solo guardé silencio— En ese ambiente siempre habrá
drogas, gente que intenta hundirte y alcohol, pero ¿sabes algo? —carraspeó
levemente y le dio un sorbo al café— Solo intento destruirme cuando estoy en
las penumbras y si tú estás, no hay oscuridad.
—¿Estás segura? —ella
asintió y tomó mi mano por sobre la mesa— Porque no quiero perderte, bebé.
—Sé que no inspiro
confianza en ese aspecto, ni a ti, ni a nadie. Incluso muchas veces ni yo misma
confío en mí. Sin embargo, Justin, si no hubiera sido por Zayn yo no habría
regresado a las drogas ni a la mala vida. Soy rockera, oscura, peligrosa, rara
o lo que quieras, pero no soy idiota.
—No lo dudo —era
todo menos idiota, eso era seguro—. Pero una persona que consumió se ve débil
ante la tentación —ella arqueó una ceja confundida.
—¿Tú consumiste?
—No —respondí con
seguridad—. Pero conocí a muchos quienes sí. La rehabilitación muchas veces
falla, la tentación siempre es mucho más fuerte, nena.
—Olvidas que tengo
a quien me hace a un lado eso —pensé en Ronan, pero… no estaba. Solo no le
respondí. No sabía que decir—. Mientras estés a mi lado, nada saldrá mal,
Justin.
…
Llegamos a casa y
le aconsejé a ____________(tu nombre) que se bañara y se vistiera para salir,
porque la llevaría a cenar a un bello lugar. Mientras ella se bañaba yo me
recosté en la cama. Estaba mirando mis mensajes en Facebook, nada interesante.
Recordé lo de esa misma mañana. Debía planear algo en contra de Jen sin poner
en riesgo a ___________(tu nombre). Es decir, en un momento que ella no pudiera
darse cuenta de lo que iba a hacer. Porque sí, pensaba matar a Jen.
Debía encontrar un
día especial, ¿pero cuál? Mi mente se encendió cuando recordé una fecha clave
para ella, el día del estreno del Lago de los Cines. Realmente, ¡era la
oportunidad perfecta!
Unos minutos después
ella salió del baño vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=77782151&.locale=es. Se veía preciosa, traía los ojos
maquillados oscuros, algo así como difumado, los labios de un color cobrizo
oscuro y su cabello laceado caía hacia los costados de sus hombros. Estaba
preciosa.
—¡Qué linda novia
tengo! —exclamé, ella volteó a verme sonriendo levemente.
—Qué adulador —me
respondió ella volteándose otra vez al tocador para comenzar a arquear sus
pestañas.
—Voy a ducharme, ya
salgo, ¿vale? —ella asintió sin responder.
15 minutos después
salí de la ducha solo en bóxers, ___________(tu nombre) seguía en el tocador.
Era incontable el tiempo que demoraba una mujer en satisfacerse con su imagen.
Si supiera ella que siempre se ve totalmente encantadora y adorable. Tomé unos
jeans negros, un suéter escote de v de color verde inglés y unas supras negras.
Desparramé mi cabello como siempre lo hacía y listo, estaba listo. Tomé las
llaves del auto y mi celular.
—¿Estás listo? —me
preguntó ella mientras hacía no sé qué cosa en su cara con algún maquillaje
frente al tocador.
—Sí, nena —respondí—,
¿ya nos vamos? Te ves preciosa así.
—Vale —se puso de
pie y me sonrió levemente—. Tú mandas.
Salimos de la casa
y comencé a conducir. Segundos después estacioné en casa de Miley.
—No puedes negarte —le
sonreí inquisitivamente—. Ya estás aquí.
—¡Sabes que odio
ser anfitriona de una fiesta! —protestó ella. Era cierto, pero era su
cumpleaños 18, ¡no podíamos dejar de hacerle un cumpleaños! ¿no? Así sea, lo
habíamos hecho.
—Pues, no dejaré
que te quedes aquí, así que bajemos —ella frunció el ceño y abrió la puerta.
Bajamos del carro y
comenzamos a caminar para entrar.
—Llegan a gritar
como idiotas sorpresa cuando entro y mataré a alguno, ¿vale? —reí ante su
amenaza, era absurdo. Básicamente, la música estallaba la casa de Miley y la
gente rebalsaba en el lugar.
—Descuida, están
muy preocupados por otras cosas —la tranquilicé entrando a la casa. Miley se acercó
rápidamente.
—¡Feliz cumpleaños,
casi ninfómana! —intenté no reír ante su “amoroso” saludo.
—Gracias, idiota —respondió
___________(tu nombre) abrazándola también.
—Feliz cumpleaños —gritaron
al unísono Ryan, Jaden y Caitlin. A su lado, estaba parada inocentemente
Samanta, ¿qué diablos?
—Gracias chicos —dijo
mi novia sonriéndoles—. Hola, Sam —la saludó, su hermana se tiró desesperada a
abrazarla. Sam estaba llorando.
—Feliz cumpleaños —logré
oír que dijo.
—No llores, Sam —le
pidió ___________(tu nombre).
—Perdón, chicos —dijo
mirándonos a ella y a mí con los ojos lagrimosos—. Yo…
—Descuida —le pedí,
no podíamos hablar allí—. Está todo bien, Samanta.
—¡Pero ya no más
llantos! —pidió Miley divertida.
—Queremos que la
cumpleañera nos cante algo —___________(tu nombre) miró de forma asesina a
Caitlin y yo, también.
—¡Venga! No es
momento —pidió ella que no la hicieran cantar.
—¡Claro que lo es! —animó
Ryan jalándola.
La paró frente al
micrófono y al cortarse la música todos voltearon a verla encontrándose con
ella. Ella le hizo un gesto a Ryan, quien al parecer buscó una canción de ella
en la computadora, porque a los segundos comenzó a sonar una canción. Sus ojos
se encendieron y comenzó a sacudirse sensualmente jugando con su cabello. Ella
cantó esta canción http://www.youtube.com/watch?v=pspYb5KT6X0.
—¡Gracias! —añadió
y bajó del escenario.
—¡Diablos! —musitó
Jaden, yo lo miré frunciendo el ceño, él se encogió de hombros— Aconséjale ser
menos sexy.
—No es necesario —musitó
ella y le sonrió cínicamente—. Tú no deberías babearte y ya, Smith.
—Pensamos que no
llegarían —comentó Caitlin.
—¿No llegar a una
fiesta? —pregunté simulando estar ofendido, ___________(tu nombre) se posicionó
a mi lado y me abrazó por la cintura.
—Honestamente, creí
que eran otros los planes —miró a su prima—. Pero debes cagarla —Miley soltó
una enorme carcajada.
—¡Diablos! —exclamó
Ryan divertido tomando por la cintura a Miley— Todos pensábamos en esos planes.
—Orgía masiva —musitó
Jaden, yo exploté en risas.
—¡Oh, qué
promiscuo! —dijo Caitlin con sarcasmo, ___________(tu nombre) soltó una pequeña
carcajada.
—¿Quieren algo de
beber? —preguntó Ryan— Iré a la barra.
—Trae tequilas —le
pidió Caitlin, yo miré a ___________(tu nombre).
—Yo no quiero nada —sentenció
algo sumisa. Yo la abracé apretándola contra mí.
—¿Segura? —preguntó
Miley inquisitiva, yo la miré fijamente con rabia.
—Miley —sentencié,
sin decir que se callara.
—Enseguida vuelvo —avisó
Ryan.
—Just —susurró
___________(tu nombre) a mi oído—, gracias —yo le sonreí levemente y besé sus
labios fugazmente.
—¡Son tus
dieciocho, nena! —exclamó Caitlin, ella la miró confundida.
—¿Y eso qué? —preguntó
mi novia y sonrió divertida— Las cosas no cambian demasiado.
—¿Qué no? —cuestionó
pícaramente Miley y miró a Jaden.
—¿Qué traman? —cuestioné
curiosamente. No creía que era una orgía masiva, como dijo Ryan, pero algo
tramaba.
—Pues, nada que no
le guste a ___________(tu nombre) —mi novia los miró confundida.
—¿Qué cosa? —preguntó
__________(tu nombre)— Lo único que me gustaría es que tú, Jaden y Justin me
canten Mermaid Motel —la miré pasando saliva con los ojos abiertos. Miley rió
divertida.
—¿Y eso? —Jaden no
la conocía.
—Una canción
sensual, más bien sexual —le informó Miley respondiéndole—. La favorita de
___________(tu nombre), desde hace ya un par de años —la rubia miraba
pícaramente a mi novia, como si escondieran algo en su mirada.
—¿Por qué no la
cantas tú? —le sugerí a ___________(tu nombre).
—Te la cantaré
cuando esté encima de ti —dijo divertida—, pero ahora es su turno. Venga, ¡es
mi deseo de cumpleaños! Cúmplanlo.
—¡Qué explicita! —exclamó
Jaden, Caitlin y Samanta solo guardaban silencio.
—¡Buenas noches,
primor!
Esa voz me causó
escalofríos, pero definitivamente no estaba saludándome con ese tono cínico y
burlista a mí. Claramente saludó a…
martes, 2 de abril de 2013
Capítulo 56°: "Quizás sea hora de que yo te cuente todo lo que pasó".
…
—Su atención, por
favor —habló Emma en el centro, todos callaron y voltearon a prestarle
atención—. Como todos sabrán estamos reunidos aquí para anunciar la apertura de
una nueva temporada en la cual aremos nuevamente “El Lago de los Cines”
—anunció—. Este año tendremos una nueva reina cisne. Ella es una bailarina de
excelencia. Jamás ha estado en una compañía hasta esta vez, pero es una gran
coreógrafa, maestra y bailarina con sus diecisiete años. Mi nueva reina Cisne
es ___________(tu nombre y apellido) —nombró a mi novia apuntándola, todos se
voltearon a verla aplaudiéndola.
—Gracias, Emma
—sonrió ___________(tu nombre)—. Es un gusto y un honor enorme que me hayan
elegido como la Reina Cisne sin siquiera tener trayectoria. Estoy completamente
agradecida y trabajo muy duro en hacer bien las cosas. Sé que la temporada será
un éxito.
—¡Señores, ella es
la mejor Reina Cisne que podrán ver!
La velada se
extendió una o dos horas más. Muchos se acercaron a hablar con ___________(tu
nombre). Yo solo me encargaba de estar allí a su lado, acompañándola y nada más
que eso. Luego de salir del Hilton, comencé a conducir camino a mi sorpresa.
—¿A dónde vamos? —me
preguntó ella curiosamente.
—Cuando alguien
dice que es una sorpresa, es porque debes mantener la calma para sorprenderte
cuando te den eso o te lleven a ese lugar misterioso —le expliqué divertido.
—Sí, Biebas —habló
con un tono divertido—. Eso lo sé desde hace mucho tiempo, por si no sabes.
—Solo te lo
recordaba —ella soltó una risa por lo bajo. Amaba saber que podía hacerla
sonreír después de todo.
—Gracias, Justin —me
extrañó oírla decir eso, ¿a qué se refería? Una de sus manos se apoyó en mi
pierna sutilmente—. Sé que es extraño que te diga todo esto, pero en realidad, no
puedo guardármelo. Simplemente gracias, porque gracias a ti descubrí lo que era
mi madre realmente y logré descubrir que era ella la única que me lastimó
durante tantos años. No sé quién me mantendría firme, Justin. Honestamente, sin
ti sosteniéndome me caería. Tú eres lo único que necesito para ser fuerte, para
estar bien y enfrentarme a todo —me daba tanta ternura oírla decir eso.
—Te amo, nena —le
informé posando mi mano sobre la suya que estaba en mi pierna.
Conduje alrededor
de casi media hora más, ___________(tu nombre) iba concentrada mirando por la
ventanilla mientras escuchábamos en la radio Pink Floyd, era de sus bandas
favoritas. Me detuve justo donde debía hacerlo, miré a mi novia y ella me miró
a mí curiosamente.
—Bajemos —le
sugerí. Ella asintió una vez y abrió su puerta.
Bajamos del auto y
quedamos parados el uno frente al otro.
—¿Por qué me traes
a un acantilado? —me preguntó curiosamente mirando hacia un lado.
—Primero que todo,
feliz cumpleaños, princesa —la tomé por la cintura y ella se acurrucó en mi
pecho mientras yo la apretaba contra mí—. Te amo tanto, nena.
—I love how his
name sounds (Amo como suena su nombre)
I love when you
write beside me (Adoro cuando se escribe junto a mí)
No lo cambiaría (I
would not change)
Justin, is he
(Justin, es él)
Ju-ustin
Her hair disheveled
(Su cabello despeinado)
Her sweet honey
gaze (Su dulce mirada miel)
There is nothing
not want to do (No hay nada que no quiera hacer)
In his arms (En sus
brazos)
Justin, is he
(Justin, es él)
Ju-ustin
Every time you
touch me (Cada vez que me toca)
We fly high
(Volamos alto)
Nothing to his
kisses (No hay nada que sus besos)
Not achieve (No
logren)
The psychology is
sinking (La psicología se hunde)
In my blood (En mi
sangre)
I love his voice
when he says (Amo su voz cuando él dice)
I love you (Te amo)
Let me touch you
again, dear (Déjame tocarte otra vez, cariño)
Let me do a show
(Déjame hacerte un show) —quedé abrazándola y escuchando la dulce melodía que
susurraba en mi pecho. Se oía tan dulce.
—Tengo un regalo
para ti —yo no había olvidado tal acontecimiento.
—No quería que
fuera especial —musitó mirándome a los ojos—. Odio cada cumpleaños desde que
tengo 15.
—No podía pasar por
alto que ya eres mayor de edad, bebé —sonreí divertido y besé sus labios
fugazmente.
—Tampoco es el
acontecimiento del año —yo lamí mis labios mientras sacaba del bolsillo de mi
smoking el regalo.
—Sé que somos
jóvenes, quizás esto es demasiado rápido, pero nena, nuestra vida es rápida.
Estás enamorado de un hombre moribundo y yo estoy enamorado de una mujer
masoquista, ¿qué podría ser más rápido que esto? —sus ojos se iluminaban de un
brillo oscuro pero dulce a la vez, raro, muy raro— Probablemente, falte mucho
por saber el uno del otro, pero quiero que… —pasé saliva y suspiré lentamente—,
quiero que seas la mujer de mi vida —añadí pasándole la pequeña caja de
terciopelo azul marino.
—Justin…
—Ábrela —le pedí. Sus
manos tomaron la pequeña caja y le quitó la tapa encontrándose con el anillo (http://www.forodefotos.com/attachments/amor/21600d1308418116-rubi-anillos-rubi-oro-blanco.jpg), me miró desconcertada mientras yo tomaba
su mano para poner el anillo en su dedo anular.
—Justin, no era
necesario —musitó mirando el anillo—. Sabes que odio los regalos caros y mucho
más que tú gastes…
—¿Y cómo esperabas
que nos comprometiéramos? —pregunté divertido, ella me sonrió. La primera
sonrisa natural y sincera que le había visto durante días.
—Te amo —me informó
ella.
—Y yo te amo a ti,
princesa —sonreí y besé sus labios dulcemente.
…Al día siguiente…
___________(tu
nombre) aún dormía, sabía que estaba cansada, por ello la dejé dormida arriba.
Era su cumpleaños y debía ser especial, por lo que me cambié y bajé a preparar
el almuerzo para los dos. Mientras estaba en la cocina oí el timbre, me pareció
algo muy raro, ya que no esperábamos a nadie ni mucho menos.
Me dirigí hasta la
puerta y abrí, pero no había nadie allí. Dirigí mi vista hacia el suelo y había
una caja envuelta en papel marrón, del tamaño de una caja de zapatos. Me
pareció raro, pero saben, solo un nombre se cruzó en mi mente y adivinen cuál:
Jennifer.
Tomé la caja y
cerré la puerta de la entrada, la puse sobre la mesa del living y rasgué el
papel, luego quité la tapa para encontrarme con una remera negra de
___________(tu nombre) que tenía una inscripción de AC/DC, se la había visto
puesta la noche que nos presentamos juntos por primera vez. Estaba bañada de
sangre, era un mensaje y claramente sabía qué significaba.
La próxima víctima
sería ___________(tu nombre), pero primero Jen debería jugar un juego muy sucio
conmigo. Bajo la remera había una nota que decía: “Happy birthday, sweet bloody
princess” (Feliz cumpleaños, dulce princesa sangrienta). Metí todo rápidamente
en la caja y me encargaría de hacerlo desaparecer, ___________(tu nombre) no
podía verlo, porque sabía que se alteraría.
…
Era el medio día
cuando ___________(tu nombre) bajó vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=77628320&.locale=es. Traía su cabello laceado suelto por la
espalda y traía maquillaje como lo hacía casi habitualmente.
—¡Nena! —exclamé y
le sonreí. Debía actuar normal, para que no notara lo de la amenaza.
—Hola, Just —me
saludó ella y besó mis labios—. Huele rico —comentó divertida—, ¿cocinas?
—Y no te imaginas
cómo —presumí, ella se sentó en una de las sillas de la cocina.
—Antes de presumir
tanto, deberé probar —aseguró divertida, yo solté una pequeña risa abrazándola
por detrás.
—¿Por qué eres tan
linda, nena? —ella carraspeó un poco.
—Me gusta ser sexy,
no linda —besé divertidamente su cuello.
—Eres sexy —ella
volteó su cara a verme ceñuda.
—No es momento de
sexo, es momento del almuerzo —yo sonreí divertido, ella me sonrió también.
—¡Nadie insinuó lo
contrario! —me reconfortaba verla bien, se había levantado con un humor un poco
más alegre al de días anteriores.
—Y bien, ¿con qué
vas a deleitarme? —me preguntó ella y sonrió levemente poniéndose de pie frente
a mí para abrazarme por el cuello. Mis manos se enredaron en su cintura.
—Bueno, hice camarones,
salsa blanca de verduras y un poco de salmón —ella lamió sus labios—. Para
tomar, he traído un especial y distinguido vino, blanco y algo agrio como te
gusta —ella sonrió sensualmente, ¡era tan linda!
—Almorcemos, cuando
dispongas —me advirtió y volvió a sentarse sonriéndome levemente.
Tomé dos platos y
serví lo mismo en cada uno de los dos. Serví dos copas de vino y posé un plato
y una copa frente a ___________(tu nombre), el otro frente a ella del otro lado
de la mesa y me senté. Sus ojos se veían tan lindos. Honestamente, no podía quitarle
los ojos de encima.
—Jamás creí que
ibas a sentar cabeza —yo la miré divertido, me imaginaba mi mueca con mi ceja
elevada—. Jamás tuve el tiempo de sentir que me engañabas, ni siquiera lo consideré
alguna vez, excepto cuando Miley me contó lo de Samanta, pero sabes —tragó
saliva y sonrió levemente—, me gusta saber que has cambiado.
—Yo no jugaba con
las chicas —me confesé—. Yo tuve un pasado, bastante oscuro y asqueroso y
necesitaba taparlo con algo para que no me temieran, por eso mismo salía con
muchas chicas. Pero después de conocerte, es difícil, más bien imposible, que
pusiera los ojos en alguien más, belleza —sus ojos cafés me miraban atentamente.
—¿Pasado oscuro y
asqueroso? —algo en mí decía que debía decirle toda la verdad.
—Mucho, nena —aseguré
mientras ella tragaba un bocado de salmón—. Quizás sea hora de que yo te cuente
todo lo que pasó, ¿no?
—Escucharé atenta
cuando consideres adecuado abrir tu corazón, Justin —suspiré y pasé saliva mientras
me dignaba a pensar que era hora de hablarlo con alguien.
—Me metí en la
pandilla cuando tenía apenas 13 —un niño todavía—, la calle era peligrosa, New
York siempre es peligroso, mucho peor cuando no tienes control en casa. La
pandilla estaba compuesta por un líder y casi 15 miembros más. Todos desde 15 a
20, yo era el único de 13. Aprendí todo lo que uno puede aprender en una
pandilla —literalmente—. Desde defensa personal hasta como gatillar directo al
punto que hará morir al apuntado en cosa de que la bala traspase el tejido de
la piel —___________(tu nombre) me miraba atentamente—. Mamá lo sabía y papá
también, pero honestamente me valía madre. Yo seguía estando metido ahí.
—¿Jamás dijeron
nada? —yo sonreí amargamente.
—No los escuché —por
despecho—. Cuando tuve 15, conocí a Rox. Éramos novios, pero ella era la presa
de la pandilla. Un día, me encontraron con ella y me advirtieron que la próxima
moriríamos los dos. Dos días después, mataron a Rox. Eso me dio tanta fuerza y
me hizo reaccionar. Debía salir de la pandilla, porque ahí no había límites. No
les importaría matar a ningún ser querido, ¡no era lo que yo quería! Pero
salir, era básicamente el peor temor de los que estaban dentro. Tomé coraje y
pensé: “Si me tocará matar a quien amo, vivir fuera de esto es lo correcto. Si
muero, jamás deberé herir a nadie”. Así que me enfrenté a la pandilla —mi ira
se dispersó por mí haciéndome poner tenso—. Me hicieron toda clase de tortura
que podían hacerme legalmente.
—¿Qué cosas? —preguntó
ella ante el silencio de mi parte.
—Mi tatuaje de la
gaviota —seguramente lo recordaba—, me pegaron casi hasta dejarme inconsciente,
me maltrataron de forma psicológica como nadie lo haría. Pero un día me cansé
de tanta mierda solo para salir. Tomé mi arma y apunté al líder por la cabeza
sin temor alguno a disparar —pasé saliva—. Todos me gritaron que no lo haga,
pero era la única forma de poner respeto e irme.
—Lo mataste —dedujo
ella. Elevé mis ojos y asentí fríamente—. Pero me habías dicho que…
—Jamás se lo conté
a nadie —confesé—. Nunca olvidaré la mierda que se siente tener sesos de la
persona que odias esparcidos en todo tu cuerpo. Honestamente, compadezco a
quien lo sufrió. Pero preferí matarlo a él, que no era alguien a quien amaba
profundamente, a llegar a tener que matar a alguien que sí amaba con
profundidad —ella no se inmutó. Lo tomó con total tranquilidad—. No dirás nada,
¿verdad?
—¿Qué te diría? —me
preguntó y bebió un sorbo de vino delicadamente—. Maté a dos personas, por si lo
olvidas.
—Daría lo que fuera
por sacarte de esto —confesé. Ella sonrió amargamente.
—De esto sí no podemos
salirnos, Justin —yo asentí. Ella tenía toda la razón—. Solo podemos mantenernos
como hasta ahora, defendiéndonos.
—Es una lástima que
te hayan metido en esto —me refería a Jen, específicamente—. Jamás olvidarás
toda la mierda que haces, te hacen o ves que hacen.
—¿Crees que lograré
olvidar los golpes que me dio el imbécil de Alex? —ella negó con los ojos
llenos de odio— ¿Y ver a mi hermano, la luz de mis ojos, muerto? —añadió entre
dientes— Solo podré superarlo cuando mate a Jen.
—Te entiendo —ella
elevó los ojos y los clavó en mí.
—Cambiemos de tema —me
pidió ella—, no quiero quedar con la comida atragantada. La cual, por cierto,
está exquisita.
—Soy bueno en el
arte culinario —presumí otra vez, ella soltó una pequeña risa.
—Lo sé, pero
deberás adaptarte a una dieta a base de verduras, mucho hierro, calcio y agua
mineral solamente —la miré confundido—. También frutas, ¡muchas, muchas, muchas
frutas! —soltó una pequeña carcajada ante mi cara de confusión.
—¿De qué hablas? —cuestioné
aterrado. Yo comía mucha comida chatarra y con muchas calorías.
—Tengo una dieta balanceada
—me recordó con tono de obviedad—, ¿o crees que las ballerinas nacemos con un
cuerpo esbelto y una silueta de avispa? —carraspeé un poco y sonreí.
—Descuida —le pedí—.
Cocinaré para ti así deba aprender un millón de recetas dietéticas —ella
sonrió.
—Lo único que
espero ansiosa ahora, es estrenar la obra —confesó ella.
—Solo hay un
problema para mí —ella arqueó una ceja algo confundida.
—¿Qué cosa? —preguntó.
—…
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