viernes, 15 de febrero de 2013

Capítulo 40°: "Cuánta decepción siembras en mí ahora".




Aparqué frente a la casa de Bieber, sabía que esa semana estaría solo,  pues Pattie se había ido de Luna de miel. Así que toqué timbre y su ama de llaves atendió diciéndome que subiera a su habitación, que Justin habría subido hacía algunos segundos.


—¡Nena! —exclamó al verme, mis ojos se nublaron de lágrimas y mi pecho subía y bajaba a descompás gracias a la furia.
—No me llames así —le exigí con voz áspera—, quizás deberías decirle así a Samanta ahora.
—¿Otra vez con eso? —me preguntó algo confundido.
—¿Tú crees que soy idiota? —le pregunté con odio—, ¡sé toda la mierda que has hecho! Eres un imbécil.
—¿Qué?
—Sé que dejaste embarazada a Samanta, Justin ¡lo sé! —grité desesperada en su cara.
—¿De qué diablos hablas, _____________(tu nombre)? —soltó atónito, incrédulo de mis palabras. Mi garganta se cerró y mis puños estaban cerrados de odio y rabia, ¡necesitaba tranquilizarme!—, ¿qué te has fumado o qué bebiste? —reí cínicamente con los ojos húmedos.
—No he fumado, ni he bebido una mierda, ¿vale? —debía sacarme todo lo que tenía dentro—, tú has causado mierda, es lo único que has logrado hacerme.
—Enserio, nena, estás delirando —mantuvo su idea—. Samanta no puede estar embarazada de mí.
—¡Ya deja de mentirme en mi propia cara! —le exigí casi a los gritos— eres un maldito, lo único que has hecho durante estos dos meses es usarme para quitarte tus ganas, ¿no es cierto, Justin? Es todo lo que te interesa, tener una vagina para satisfacerte y ya, ¡eres un hipócrita! Jamás esperé esto —sonreí cínicamente—, pero gracias a Dios la mierda se reconoce rápido cuando la tienes cerca.
—¡Ya deja de hablar idioteces, ___________(tu nombre)! —gritó desesperado mientras me tomaba por los brazos y me sacudía. Mis ojos se llenaban de odio.
—Te odio, Justin —escupí entre dientes.
—¿Es eso lo que quieres? —cuestionó decepcionado—, ¿crees en los demás y no en mí? —sonrió cínicamente y negó con la cabeza.
—¿Y qué esperas que haga? ¿Qué esté orgullosa de ti? —reí cínicamente, intentando tragarme las lágrimas— Eres asquerosamente patético. Al menos espero que te hagas cargo de la criatura, sería lo correcto, ¿no?
—¿Y crees que es justo? —usó mis principales ideas de cuestionamiento en mi contra— ¿Crees que es justo que tú me culpes de algo que ni siquiera sé y me intentes atar a la perra de tu hermana cuando muy bien sabes que te quiero a ti y no a ella? —mi corazón latía con fuerzas y estaba ciega de rabia.
—¡Suéltame! —le exigí, él me soltó al instante intentando contenerse—, yo no quiero estar contigo más.
—¿Estás terminando conmigo? —cuestionó incrédulo creo que no se lo esperaba.
—¿Qué esperas que haga? —le pregunté retóricamente con ironía—, ¿Qué te felicite y nos casemos? —añadí. Sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Tú no quieres entender que es imposible que Samanta esté embarazada de mí —aseguró con impotencia—, ¿a qué se debe esto? ¿Buscas una excusa para terminar conmigo, verdad? Porque si es así prefiero que me digas las cosas como verdaderamente son, ___________(tu nombre).
—¿Crees que se siente bien terminar con la persona que mejor te ha hecho a lo largo de tu vida? —sonreí amargamente y negué con la cabeza—, qué poco me conoces, Justin. Cuánta decepción siembras en mí ahora.
—¡Tú eres la que está haciéndome daño! —aseguró casi a gritos—, ¿cómo mierda esperas que reaccione? Si ni siquiera es verdad toda la mierda que dices. Samanta no puede estar embarazada de mí, entiéndelo —tenía ganas de golpearme a mí misma por confiar en alguien que no fuera yo, pero no podía remediarlo ahora.
—Solo vine a decirte que desapareceré de tu vida, ¿vale? De la tuya, de la de Samanta, de la de Jen, de la de todos aquí en Los Ángeles —sus ojos me miraron vidriosos y preocupados.
—¿Qué estás por hacer, nena? —odiaba que me dijera así. Lo sentía sucio y vacío, ocultándome las cosas, ¡odiaba que fuera así! Mucho más que actuara como si no lo supiera y estuviera seguro de sus palabras— Por favor, dime que no harás una locura.
—Deja de preocuparte por mí —le exigí—. Tu responsabilidad es Samanta ahora —añadí llena de odio—. Gracias por tu ayuda y adiós, Justin.



Narra Justin:



La vi desaparecer por la puerta de la habitación y para ser honesto mi mundo se cayó a pedazos en ese mismo instante. Todo esto no podía estar pasando, ¿por qué? Simplemente, por qué ella debe creer toda la mierda que los demás digan. Yo no recuerdo haber estado jamás con Samanta, es imposible que embarace a una mujer sin estar con ella, ¿verdad? Entonces, ¿cómo esa perra tiene el descaro de decir que es mío? Yo jamás le toqué un pelo. Consideré la idea de que fuera un simple plan para martirizar a ___________(tu nombre). Sin embargo, si fue así se lo habría dicho Jen o Samanta y estaba más que seguro de que ___________(tu nombre) no habría creído ni media palabra, por lo que la conclusión era que alguien de confianza le habría dicho eso a ___________(tu nombre) y si no fueron Jen o Samanta las que lo hicieron y fue alguien cercano a ___________(tu nombre), probablemente sea cierto, ¿no?

Tomé el teléfono y le marqué rápidamente a Ryan, quizás dormía aún pero era urgente hablar con él.


#Vía telefónica#
—¡Viejo! —exclamé cuando atendió.
—¿Es necesario gritar y despertarme a esta hora? —su voz se oía como recién levantado.
—Sí —aseguré con firmeza—, estoy en una gran bola de problemas.
—¿Qué hiciste, Bieber? —lo oí decir desesperado, pues él sabía de mi pasado de pandillero, quizás eso le produjo inquietud.
—Bueno, verás —rasqué mi nuca con mi mano libre—, llegó ___________(tu nombre) hace un momento a casa a gritarme barbaridades por algo que se enteró —Butler carraspeó.
—Dime que no es lo que creo —me pidió interrumpiéndome, ¿qué sabría él?
—¿Qué cosa?
—Dime que no la has engañado, por favor —me pidió. Yo suspiré, ¡claro que no!
—¿Estás loco? —le pregunté— Claro que no, sabes lo que la quiero —y en ese mismo momento estaba destruido.
—¿Entonces, por qué llegó a insultarte y todo eso? —mi amigo no entendía nada.
—Le dijeron que Samanta está embarazada y que el bebé es mío —solté frustrado, oí un silencio prolongado del otro lado—, ¿sigues ahí, viejo?
—¿De qué hablas? —aún no lo entendía.
—Lo que has escuchado —aseguré—. ___________(tu nombre) mantiene en su firme idea y moral de que su hermana está embarazada y el embarazo es mío —suspiré frustrado.
—Creí que habías sido precavido aquella noche —mis ojos se abrieron ampliamente y no entendí a qué se refería, ¿me habría acostado con Samanta sin recordarlo ahora?
—¿De qué hablas, Ryan? —dije desesperado— Yo jamás me acosté con Samanta —oí una carcajada del otro lado.
—No es para bromas, Justin —dijo poniéndose serio otra vez—. Vas a ser padre y perder a ___________(tu nombre).
—¿Cómo mierda va a ser? —grité desesperado a través del teléfono— ¿no entiendes que jamás puse mi puto pene en la sucia vagina de Samanta o qué? —mis ánimos no eran favorables.
—Estás bromeando, ¿verdad Bieber? —la situación sobre pasaba mis límites, estaba al borde de la locura, ¡solo tenía diecisiete! ¿Cómo podía madurar y ser padre? Era imposible.
—¿Parezco bromear, Butler? —le pregunté, él suspiró.
—Hace casi tres meses cuando el cumpleaños de Miley te acostaste con ella —sentenció con seguridad—. Estabas tan ebrio que ni siquiera lo recuerdas, al parecer. Quizás ni siquiera la conocías, solo tuvieron sexo y hasta hace dos meses salieron y bueno, recuerdas esa parte, ¿verdad? —no podía ser cierto.
—¡No, demonios! —me quejé—, entonces es probable que vaya a ser padre —pensé en voz alta.
—Afirmativo, señor Sexo —creo que a Ryan no le agradaba la idea—. Pensé que al menos recordabas lo que es un condón.
—¡Soy un imbécil! —aseguré— Herí demasiado a ___________(tu nombre). No es justo para ella, mucho menos para mí. Yo no quiero a Samanta en lo absoluto —al contrario.
—Las cosas ya están hechas, Justin —él tenía razón—. Quizás pueda hablar con ___________(tu nombre) y ver si puedo solucionar algo.
—Te hablo luego, Ryan —no quería seguir hablando—. Adiós, viejo.
—Adiós, te llamo luego de hablar con ___________(tu nombre).
—Vale —él colgó la llamada.
#Fin vía telefónica#.


Además de perder a ___________(tu nombre), la única mujer que quise con sinceridad y con mi alma, el problema iba a estar cuando mamá supiera de mi promiscuidad al acostarme con Samanta y no usar un puto condón, ¡mierda! El alcohol apesta.



…Al día siguiente…
Narra ___________(tu nombre):



Había despertado temprano, tenía cosas que hacer para escapar del infierno devastador que caía sobre mis hombros en New York. Me di una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=72193373&.locale=es. Me maquillé como siempre lo hacía y dejé mi cabello suelto. Sin ni siquiera desayunar, porque llegaría tarde, tomé las llaves y salí. Conduje a través de la ciudad, hasta dar con mi destino. Bajé del auto con mi celular en mano.


Me paré frente a la mesa de gerencia donde un tipo algo intimidante me miró fijo, hice un globo con el chicle que estaba masticando y suspiré.


—¿Qué se le ofrece, señorita? —dijo con un tono bastante frío.
—Vengo a hacer el curso —sentencié con una voz fría. Él arqueó una ceja mirándome cínicamente.
—Las mujeres no hacen estos cursos, señorita —aseguró. Yo carraspeé.
—Mira, imbécil —hablé—¸no estoy preguntándote si puedo o no. Dije que quiero hacerlo, ¿vale?
—¿Sabes en la mierda que vas a meterte, princesa? Aquí no habrá excusas, trabajarás para las personas más malignas y pesadas que podrás conocer en New York —carraspeé un poco y me apoyé contra su escritorio mirándolo fijo.
—¿Tengo cara de venir bromeando? —le pregunté secamente, antes de que pudiera responder me decidí a seguir— Mira, no eres mi puta madre para decirme en qué agujero esconder mi trasero, ¿vale? Quiero entrar a esa oficina y escuchar todo lo que la puta boca de quien hable escupa, ¿has oído, imbécil?


Me pasó un papel para que firmara junto con un bolígrafo, firmé y entré sin problema alguno a la sala. Todos se quedaron viéndome como si jamás habrían estado en presencia de una mujer. Divisé una silla vacía en la primer fila, así que mientras con la cabeza en alto caminé hacia ella inspeccionaba las caras babosas de todos los tipos, en su mayoría, con antecedentes criminales que estaban sentados allí. Carraspeé y me senté sin mencionar palabra con nadie.

El tipo parado frente a todos anunció que el curso había terminado una hora después, cuando ya no tenía más por decir. Prosiguió anunciando que llamaría a quienes sintieran convenientes. Luego de unos tres tipos, un hombre se paró frente a todos otra vez.


—Tú, Lady —fruncí el ceño con asco—, ven un momento —tomé mi bolso y caminé hasta la silla de entrevistas sentándome frente al tipo del curso.
—¿Qué hace una florecilla como tú en esto? —sentenció con una sonrisa lujuriosa en sus labios.
—¿Es necesario que abra la boca para que tú me contrates o esperas que te muestre mi escote y baile sobre tu falda en bragas? —lo miré fijamente esperando una respuesta. El tipo sonrió divertido.
—Esperaba una respuesta un poco diferente —aseguró sin responderme—. Es la primera vez que vienes a un lugar así, qué dulzura.
—Dado a juzgar tu cara de estupefacción cuando entré, como la de todos los presentes, jamás has visto a una mujer en un lugar así —sonreí cínicamente—. Sabes que puedo servirte más de lo que esperas, así te baile o no en bragas.
—¿Y bien, qué es lo que sabes hacer que tanta fe te tienes, bebé? —el tipo era un completo imbécil.
—Partir la frente de alguien con una bala en medio sin que nadie intente decirme nada, negociar y, sabes bien que una mujer siempre tiene un arma escondida en cualquier ocasión —carraspeé y le sonreí divertida, el tipo hizo igual.
—Tenemos tu primer misión —no me inmuté con demasiada emoción externa. Debía mostrarme dura y fría.
—Tú habla, que yo pateo los traseros —escupí.
—Georg Miller —me extendió su mano.
—Kira —no me expondría con mi nombre real. Debía armarme bien si quería jugar con mi vida.
—Kira, ¿qué? —se refería al apellido.
—Kira Patea Traseros o Kira Vuela Cabezas, lo que prefieras —el tipo sonrió divertido mientras yo me ponía de pie.
—Bien, Kira, ven mañana a las 08:00 a.m. —sentenció el tipo—, y si alguien se entera de todo esto, date por muerta, ¿vale? —sonreí cínicamente.
—Hasta luego, señor gruñón —tomé mi bolso y me dirigí a la puerta de salida con la mirada de todos sobre mí.


Apuesto a que más de uno había quedado con los ojos pegados en mi trasero.

5 comentarios:

  1. o mi dios poly has una maraton porfavor amo tu nove

    ResponderEliminar
  2. omg!!! q ha sido eso no entendi en q se acaba de meter rayita
    sigue la nove en serio esta increible

    ResponderEliminar
  3. YEAH!!!!!!
    queremos maraton
    please
    es que esta de pelos
    amo tu novela
    SIGUELA PRONTO PORFA

    ResponderEliminar
  4. OMB QE IMBESIL QE ES JUSTIN KMO SE EMBORRACHA ASTA MAS NO PODER Y MAS ENSIMA SE ACOSTO CON LA BITCH DE SAMANTA Y PERDIO A LA INCREIBLE DE RAYIS , ESTO NO SE PUEDE QEDAR ASI AORA RAYIS SE PONDRA MAS MALOTA DE LO QE ES ¡OSHI VIVAN LAS RUDAS! OJALA Y LA CRIATURA QE LLEVA EN EL VIENTRE SAMANTA NO SEA MI SHASTEM XQE OSINO LO CASTRO OKNO MUCHA IMAGINACION VOLANDO NO LE ARIA ESO A MI AMORSH BUENO DESPUES DE ESTE COMENTARIO TAN BONETO QEDA SOLAMENTE DECIRTE QE LA SIGAS jajajjaja BESOS CHAO-CHAO :D

    ResponderEliminar
  5. síguela pronto que muero! :D

    ResponderEliminar

¿Te gusta mi nove? ¿Debo cambiar algo? Dímelo :) Espero tu opinión :D