jueves, 19 de septiembre de 2013

Capítulo 22°: "Empecemos de nuevo". (2da. Temporada).







—No sabes cuantas veces he soñado con esto —murmuró acariciando mi espalda, yo estaba recostada boca abajo con mi cabeza en su pecho. Nuestras respiraciones eran una armonía pacífica.
—Ahora sí no tenemos demasiado tiempo —le recordé—. Debemos salir de New York, pero antes debemos lograr que Adelaide no nos encuentre así cuando despierte —añadí algo divertida.
—Te amo, ___________(tu nombre).
—Te amo, Justin. 



Volvimos a cambiarnos, no podíamos perder el tiempo. Debíamos irnos de New York, quien sabe a dónde demonios, pero debíamos hacerlo. Desperté a Adelaide y la cargué hasta el auto, donde Justin me esperaba. Subimos y él comenzó a conducir. Luego de unos veinte minutos, tal vez, estábamos nuevamente en la guarida.


Todo estaba tal como lo recordaba y eso me atormentaba de una manera inexplicable. Adelaide se aferró a mi cuello cuando comenzamos a caminar detrás de Justin hacia la casa. El viento nos pegaba de frente y la verdad, lo que menos quería hacer era volver a esa casa. El pasado se grababa a fuego en mis retinas. Las imágenes recorrían mi mente sagazmente. Dolía, solo eso. Honestamente, yo había sido una mierda.


Los recuerdos de Jennifer muerta y yo con el arma ante mis ojos aparecían rápidamente, mi corazón comenzaba a latir más rápido, jamás superaría eso. Las alucinaciones, ver a Sam perseguirme durante noches y noches bañada en sangre por donde quiera que fuera, era una tortura. Jamás nada me sacaría del pozo, ni siquiera mi hija. Ni siquiera ella. El pasado era una sombra inamovible. Una cicatriz que jamás se iría de allí, porque cada vez que recorriera un lugar ya transitado, volvería a sentir esa mierda en mí, cada vez que Adelaide mirara mis brazos con curiosidad por las cicatrices y las quemaduras de cigarrillos, recordaría la clase de imbécil débil y estúpida que fui y siempre seré.



—¿Estás bien? —preguntó Justin mirando que yo simplemente no avanzaba, sacudí la cabeza ante la mirada atenta de él y la niña quien estaba en mis brazos.
—Sí, solo estaba respirando un poco —confesé subiendo los escalones hacia la puerta. Él me esperó y abrió la puerta.
—Adelante —murmuró, yo pasé temerosa y él caminó detrás de mí.
—Justin —habló Jaden mirándonos desde el sillón. Su cara expresaba total asombro.
—¿Está Chaz, Jaden? —preguntó Justin seriamente, en realidad lo preocupaba esto y me parecía algo bastante curioso. Sabía que no todo sería tan fácil, después de todo para mí nada era tan fácil.
—Creo que está en el despacho, estaba hablando con Willow —añadió sin dejar de mirarme—, ¿cómo estás, ___________(tu nombre)?
—Bien, gracias —respondí algo seca, tal vez.
—¿Ella es tu hija? —preguntó mirando a Ade.
—Sí —respondí y miré a la niña—. Ade, saluda.
—Hola —murmuró ella algo penosa.
—Hola, linda —saludó Jaden simpáticamente—. Es una sorpresa verte por aquí, ___________(tu nombre).
—¿Será que Willow va a demorar demasiado? —preguntó Justin interrumpiéndolo—, porque tenemos prisa.
—No lo sé —respondió Jaden atentamente—, ¿pasó algo Justin?
—Debo mudarme lejos de la ciudad —soltó Bieber con autoridad, Jaden solo lo miró en silencio.
—¿Oí bien? —Willow apareció de la puerta con cara de desencajada, quizás era el verme allí.
—¿Qué quieres, Willow? —le preguntó Justin con el ceño fruncido— No he venido aquí a hablar contigo, solo guárdate lo que debas decir.
—¡Vete al jodido demonio! —le gritó ella— Solo te vas porque de seguro la perra esta te ha metido el cuento de que el bebé es tuyo, ¿no? —la rabia comenzó a correr por mis venas, si no se callaba no iba a responder de mí— Lamento informarte que nos estás cambiando por una persona enferma.
—Enferma estás tú —le contesté—, ¿y sabes qué es lo peor? Que estás enferma de envidia, de odio.
—Justin no se irá contigo —me informó ella—, porque ya no te ama —añadió con toda la seguridad lo que me hizo reír con mucha fuerza y rabia, quizás.
—¿Y qué es lo que crees tú, cariño? —le pregunté irónicamente—, ¿Qué Justin te ama a ti y se quedará a amarte por la eternidad? Si es que puede amarte, claro —ella frunció el ceño y carraspeó suavemente, estaba por decir algo.
—Ya basta —habló Chaz antes de que Willow dijera algo—. Demasiado ya es con tenerte aquí otra vez, ___________(tu nombre). No quiero más peleas.
—Te lo dije —musité mirando a Justin—. Hubiese sido mejor que me quedara en la ciudad.
—Necesito tu ayuda, Chaz. No estoy bromeando, si hablamos contigo a solas será mejor.
—Está bien —accedió Chaz a la petición de Justin—, acompáñenme al despacho.



Bajo la fría y controladora mirada de Willow nos perdimos camino al despacho por el camino que tantas veces había recorrido. Al entrar nos sentamos. Adelaide estaba tensa, nerviosa, intimidada. En realidad, quizás solo le estaba contagiando mis propios nervios, mi angustia, mi pasado oscuro y eso comenzaba a preocuparme.



—Bien, los escucho —murmuró Chaz con seguridad—, ¿en qué puedo servirles?
—Necesitamos mudarnos, los tres —aclaró Justin mirando a Adelaide con una mirada cálida—, hacia otro lado que no sea la ciudad.
—Oh, ¿y por qué eso? ¿De qué me perdí Justin? —Bieber suspiró intentando que no doliera lo que iba a confesar, yo agaché mi cabeza con vergüenza, tal vez.
—Decidimos hacer bien las cosas esta vez —se dignó a decir Justin—. Tener la familia que jamás llegamos a planear, pero que tenemos.
—¿De qué diablos hablan? —Chaz no entendía exactamente lo que Bieber decía.
—Adelaide es mi hija, no de Zayn —soltó Justin chocando las palabras, tal vez para evitar el hecho de que el problema conmigo no estaba del todo resuelto, en realidad del nada resuelto—. No podemos quedarnos aquí, Malik no sabe nada de esto.
—Mierda —murmuró Chaz procesando tanta información—, ¿no has recapacitado sobre ir a Inglaterra? Sabes que Stratford es un buen lugar —Justin frunció el ceño, no estaba conforme.
—No lo creo, Chaz —habló con seguridad—. Los negocios van mal allí, ¿qué haría? No, no lo creo.
—¿Y México? —ofreció Chaz rápidamente, Justin destensó su cara, señal de que para él era buena idea.
—¿Qué dices, nena? —me miró fijamente.
—Sabes lo que pienso —él sonrió a penas y lo miró a Chaz.
—Bien, iré a la guarida de México —le aseguró a Somers—. Solo deberás llamarme para lo que necesites, ¿vale?
—Suerte, viejo —Chaz nos sonrió—. Y espero que esta vez puedan llevarse.



…Dos días después…



Me levanté esa mañana algo preocupada, Justin me anticipó que los integrantes del Clan que estaban en la ciudad llegarían ese mismo día. Me metí en el baño, Justin y Adelaide aún dormían, tomé una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=97951756&.locale=es. Me maquillé como lo hacía habitualmente y me dejé el cabello suelto. Salí a la habitación y Justin estaba cambiándose.



—Hola —saludé, él se volteó a verme.
—Hola —saludó respondiéndome—, ¿la niña duerme? —yo asentí.
—Sí, aún sí —le respondí—. Iré a la cocina a preparar el desayuno —le anticipé.
—Voy contigo —me aseguró poniéndose de pie—. Desayunemos juntos.



La casa era lo suficientemente grande como para que yo me sintiera demasiado pequeña en ella. Así que bajamos las escaleras en silencio hasta llegar a la cocina, yo me dispuse a hacer café.



—¿Cómo le diremos a Adelaide la verdad? —fue la simple pregunta que él soltó. Volteé a mirarlo sorprendida de tanta espontaneidad— Porque espero que ella me llame papá algún día.
—Ade es chica aún, Just —le recordé—. A penas si tiene dos años, ¿qué podría entender? —él asintió frustrado.
—Aún así —suspiró poniéndose de pie mientras se acercaba a mí—, siento que esto no es lo mismo.
—¿De qué hablas? —me intimidaba cuando se ponía tan cerca de mí. Todavía sentía culpa por lo que hice.
—Me cuesta pensar que estás conmigo y que no estás pensando en dañarme, otra vez —me confesó apoyando sus manos en mi cintura.
—Me da demasiado miedo que jamás logres perdonarme, Justin.
—No podría amarte si estoy odiándote —me recordó él, yo arqueé una ceja—. Yo no estoy enojado ni siento rencor, ___________(tu nombre) —confesó con tranquilidad—. Solo tengo miedo.
—Me da vergüenza saber que yo he hecho toda esta mierda, porque es lo que soy —agaché la cabeza muriéndome de pena—, pero en realidad, ya no estoy dispuesta a irme, Justin.
—Prométeme que me dejarás amarte —me pidió agarrándome del mentón para elevar mi cara hacia él, yo evité mirar sus ojos, estaba muriéndome de pena.
—Prométeme que me dejarás remendar todo el daño que te he hecho —cambié yo la petición.
—Quiero que seamos felices, nosotros dos con nuestra hija, que podamos ser una familia que disfruta de sí, por favor. Haré lo que sea, pero no hagas que me quede solo otra vez, ya no —me destrozaba verlo así, ni siquiera podía mirarlo a los ojos.
—Lo prometo —murmuré en un hilo de voz, no me costaría nada llorar.
—Mírame, por favor —me pidió. Ante su pedido corrí mis ojos a su encuentro, diablos—. Te amo —murmuró prolijamente.
—Perdóname —me animé a decir soltando algunas lágrimas—. Perdóname por arruinarte así, sé que fui una cobarde. Sin embargo, jamás me voy a perdonar haberte arruinado tanto. No me negaré bajo ningún punto a que estés con Adelaide, es tu hija, es tanto tuya como mía y compartimos los mismos derechos —él me miraba con compasión—. Me equivoqué, cometí el peor de los errores y estoy más que arrepentida. No merezco esto, pero aquí estoy otra vez ante ti —sonreí amargamente— y otra vez tú decides dejarme estarlo. Solo quiero hacerlo todo por no caer a ser la misma cínica y desalmada de Jenn.
—Empecemos de nuevo —me pidió acariciando mi mejilla—. Hagamos como que nada sucedió, como que fue un gran viaje en el que estuvimos separados y ahora retomamos lo que fuimos para hacerlo mejor aún —él secó mis lágrimas con su dedo pulgar haciéndome esbozar una dulce sonrisa.
—Bésame —le pedí, él sonrió levemente y se acercó aún más chocando su frente con la mía.
—Como ordenes, cariño —besó suavemente mis labios algunos segundos—. Cásate conmigo —susurró casi sin separar su boca de la mía.
—¿Qué? —cuestioné sorprendida— ¿Hablas enserio?
—No hay nada que lo impida —me recordó y me robó un corto beso. No podía creerlo.
—Yo… yo… —pasé saliva sonoramente, era demasiado confuso todo—. Yo no lo sé, ¿no deberíamos afirmarnos bien todavía?
—¿Dónde ha quedado la ___________(tu nombre) sagaz que yo he conocido? —me preguntó divertido.
—¿Sabes? —sonreí divertida— Tienes razón —aseguré—. No sé donde he estado tanto tiempo, pero debo volver.
—¿Entonces? ¿Qué me dices? —me preguntó él.
—Pues… sí —sonreí rodeándolo con mis brazos por su cuello—, acepto casarme contigo, Justin —sonreí ampliamente, él me devolvió el gesto apretándome contra su cuerpo. Casi al unísono sonó el timbre, Justin se quedó viéndome.
—Deben ser los demás —me afirmó—. Iré a atender —añadió soltándome.



Mis piernas temblaban y aún no podía dejar de sentirme débil ante el aroma de su varonil perfume, jamás había esperado que en menos de una semana todo se solucionara de tal manera, con tal rapidez. Era totalmente increíble, aún así no dejaba de ser mi realidad.


Algunos segundos después un murmullo comenzó escucharse acercarse a la cocina, poco después entró un grupo de personas liderado por Justin.



—Ella es ___________(tu nombre) —oí decir a Justin, sonreí mirando sus caras.
—Hola —musitaron al unísono, seriamente.
—Hola —me digné a pronunciar.
—Nena, ellos son… —aguardó a mirar sus rostros—, Avril Lavigne —dijo señalando a una esbelta rubia que me sonrió naturalmente—. El primo de Chaz, Cody Simpson —el muchacho musculoso y de cabellos dorados parado al lado de Avril me sonrió amistosamente—. Ellos son los hermanos Jonas, Nick y Joe —señaló uno por uno a los chicos de cabellos enrulados y renegridos, quienes me saludaron amablemente con un gesto de cabeza—. Y por último, una gran amiga, Demi Lovato, novia de Joe —presentó a una hermosa muchacha con cabellos rubios y algo enrulados.
—Es un gusto —aseguré—. Soy ___________(tu nombre y apellido).
—El gusto es nuestro, ¿no? —habló Nick cortésmente.
—Sí, en realidad cuando Chaz llamó nos extrañó que quisieran venirse hacia aquí —escuché la voz de Avril pronunciar.
—¿Por qué? —pregunté curiosamente mientras me sentaba en una de las sillas, al igual que todos.
—México es más peligroso que New York, cariño —me informó Demi—. Aquí no andas libremente siendo de un Clan, las pandillas son exageradamente tediosas y odiables entre sí.
—Si no sabes en qué estás, ni siquiera intentes hacer una vida normal. Debes cuidarte a más no poder —me advirtió Cody.
—O terminas con tu cabeza echa humo —añadió Joe.
—Pero… ¿tú sabes de esto, no? —prefirió preguntarme Nick, tal vez solo para saber de mi pasado.
—Más de lo que creen —estaba alejada pero mis años de cárcel no iba a olvidarlos. Mucho menos mi forma de combatir.
—Aún así debemos tener cuidado —habló Bieber.



Todos almorzamos en casa, descubrimos que Demi podría ser la niñera ideal en cualquier ocasión para Adelaide, después de todo se llevaban de maravillas. Joe tenía un gran sentido del humor, era un muchacho agradable que planeaba casarse a sus 24 años con la mujer de su vida, según él. Es decir, planeaba casarse en pocos meses con Demi. Nick era un tipo más centrado que su hermano, compartía algunas bromas, pero era más serio y maduro, a pesar de ser menor que Joe. Cody era, algo así, como el vanidoso de ellos; aún así era simpático y bromista, aunque podía ser serio si quería también. Avril era explosiva y no podía controlar demasiado sus ataques de sinceridad, algo que en realidad me agradaba demasiado. Más allá de todo, eran una buena compañía para lo poco que podía haber llegado a conocerlos.



—Justin —habló Adelaide desde el sillón de al lado al de Bieber—, juguemos otra vez.
—Mmmh —gruñó Justin bromeando—, ¡venga! Si vas a perder otra vez —Ade rió divertida.
—¡Tú pierdes! —lo retó— Atrápame.



Justin claramente le dio distancia y ella desapareció hacia la cocina, entonces él comenzó a correrla, oía los gritos divertidos de la pequeña y las risas contagiosamente felices de Justin, ¡no podía ser más perfecto! Era admirable ver qué tan bien se podían llevar, realmente no había mayor placer, mayor satisfacción… en simples palabras, era la felicidad en estado puro.



—¡Adivina quién acaba de confesarme que quiere ser ballerina como su madre! —entró Justin exclamando divertido a la sala con Ade cargada en su espalda como caballito.
—¡No puedo creerlo! —sonreí divertida, feliz después de tanto tiempo—, ¿Ade tú has dicho eso? —ella asintió algo vergonzosa.
—Y tal vez sea mejor que tú, ¿no crees ___________(tu nombre)? —yo asentí convencida.
—Mucho mejor —afirmé mientras ella corría a mis brazos.
—Pero quiero que tú enseñes, mami —dijo sonriéndome.
—Te enseñaré todo lo que desees aprender, lindura —no podía negarme a nada con ella.
—Iré a buscar mis juguetes —me anticipó Ade.
—Con cuidado —le grité mientras se iba, Justin se sentó a mi lado.

—Por fin, por fin somos una familia —sentenció en voz baja viendo a Adelaide irse hacia las escaleras.

4 comentarios:

  1. Wow que lindo.
    tan tierno! Tan RARO! jajaj osea el clan sigue con otras personas y en otro pais? Van a seguir seguir siendomalo? Sorprendente.
    Quiero saber que va a pasar con Adel :3
    Besos, SEGUILA <3

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  2. KDSGHAJKFHKAJF PERFECTO YA QUIERO QUE SEAN UN A FAMILIA FELIZ Y QUE ADE LE DIGA PAPI A O PAPÁ A JUSTIN ajdgaskhfkasjh kseria tan perfecto. Espero pronto ya no tengan que ser malos D: AMO TU NOVELA<3

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  3. hola hay que vacansito apareció Cody Simpson una de mis amores aparte de Justin y también Avril......... amo esta novela cada ves mas siguuueeeeeelaaaaa¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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  4. hola la que esta leyendo mi novela y la que no se las recomiendo espro que la lean y que les gusta y la que quiera podria decirles a sus amigas que la lean porfavor..... sigue la novela la amo muchoooo


    http://mi-amor-eres-tu-shawty-justinbieber.blogspot.com/

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