Capítulo 48°: "Mi nueva Reina Cisne".

—¿Y qué harás? —otra vez preguntándome lo mismo.

—Concentraré mi atención en ballet y ya, saldré adelante, ¿no? —sonreí levemente secando mis lágrimas— Aprendí a ser fuerte, debo usarlo —me sentía hipócrita.

Ninguna de mis palabras positivas y alentadoras era cierta. Yo no iba a salir adelante, yo no era fuerte y nunca jamás aprendí a serlo. Yo solo estaba destruyéndome a mí misma. Drogas, Alcohol, Sexo, Metal, Zayn, Bares. La noche me perdía y mucho más con esos componentes. Lo malo era que estaba rodeada siempre de la misma gente, la misma que me rodeaba la primera vez que caí y ninguna de las dos veces nadie me levantó. Solo había una persona nueva llamada “Justin Bieber”, ¿pero quieren saber algo? Él no estaba destinado para mí.

A veces sabes que estás cayendo, lo único malo es que no encuentras nada de lo que aferrarte en la altura. Nadie te ofrece su mano para estancarte allí. Quizás, yo estaba equivocada y había personas que sí intentaban ayudarme y yo las obviaba, como Chris, Miley, Justin o, incluso, Jaden y Caitlin.

…Al día siguiente…

—¿Tú no sabes el concepto de dormir? —preguntó Chris entrando a la habitación.

—Hola —lo saludé y le sonreí levemente.

—¿Qué haces? —cuestionó al verme estirando.

—Entreno —le aseguré—, ¿hay algún lugar donde pueda salir a correr? —mi amigo fregó sus ojos y bostezó.

—Son las 06:00 a.m. —dijo como si fuera un delito.

—Hay que aprovechar el día —sonreí divertida.

—Va, me cambio y salimos, ¿vale?

New York – USA.

Narra Justin:

Eran casi las 08:00 a.m. cuando bajé a desayunar, odiaba esta parte del día. Mamá estaba totalmente indignada y enojada conmigo, Jazzy ni hablar. Las cosas no marchaban muy bien.

—¿Saldrás hoy? —la voz de mamá se oía tan distante.

—Samanta me pidió que la acompañe al médico —debo admitir que odiaba la idea.

—¿Has hablado con ___________(tu nombre)? —¿debían mencionarla?

—Está en Paris —sentencié tristemente—. Volverá en unos días.

—Oí que es la nueva bellerina principal de la compañía en la temporada —comentó Jazzy, al parecer era como una tortura psicológica hacia mí.

—¿Enserio? —mamá estaba orgullosa, lo presentía— Será genial verla bailar, tiene un enorme talento.

—Podrían dejar de hacerlo —les pedí. Jazzy me miró confundida.

—No hacemos nada —hablaron las dos al unísono. Yo suspiré.

—Debo irme —ni siquiera había tocado mi desayuno—. Tengo que ser puntual —suspiré.

Salí de casa y me monté en el automóvil. Comencé a conducir mientras escuchaba un poco de música. Honestamente, ni siquiera tenía ganas de conducir, mucho menos de ver a Samanta,  jodida perra. Extrañaba con locura a __________(tu nombre). Sus manos, su cabello, su sonrisa, su ironía, su voz, sus ojos cafés, sus interminables piernas. No podía soportar la tortura de tenerla lejos. Honestamente, era el peor castigo que había sufrido en mucho, muchísimo tiempo. Ni siquiera podía pasar un momento sin pensar en ella y en todo el daño que le había causado.

Luego de unos minutos aparqué frente a la casa de los ___________(tu apellido). Suspiré y bajé del auto sin ánimos de hacerlo. Antes de que llegara a la puerta Samanta salió vistiendo un vestido holgado color rosa, medias negras y unas converse negras también. Jodida Samanta, era una perra.

—Hola Justin —me saludó y besó mi mejilla, yo no respondí a esa acción.

—Hola —sentencié secamente para luego abrirle la puerta del carro. Ella entró y yo la cerré. Di la vuelta y me subí.

—Debo hacerme la ecografía —charló ella. Yo ni siquiera la miré.

—Sí, lo sé —musité—. Mi madre comentó eso.

—¿Podrías ser más amable? —estaba exigiéndomelo, lo sabía.

—Lo lamento, Samanta —seguía tratándola igual. La despreciaba totalmente. Arranqué el auto y comencé a conducir.

—Mamá quiere que vengas a cenar uno de estos días —revoleé los ojos al recordar a la jodida malnacida de Jen.

—Los dos sabemos que ella me odia —y Samanta sabía a lo que me refería exactamente —ella carraspeó un poco.

—La odia a ___________(tu nombre) no a ti —dijo con seguridad.

—Es lo mismo.

—Debes venir, Justin —era una mandona.

—¿Enserio? —cuestioné irónico— No jodas, enserio. No soporto a tu madre, con todo respeto.

—Eres el padre del bebé que espero, es lo mínimo que puedes hacer —cada segundo mi odio crecía.

—Juro que si escucho un insulto hacia ___________(tu nombre) sacaré una pistola de mis huevos y la haré morir con una bala en su cabeza —y no estaba bromeando.

Narra _________(tu nombre):

Me cambié por algo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=74903538&.locale=es y recogí mi cabello en una coleta alta. Luego, junto con Chris, salimos de la casa para correr un poco.

—¿Lo haces siempre? —preguntó corriendo a mi lado.

—No, no tanto —casi no lo hacía en New York.

—Floja —bromeó, yo solté una pequeña risa.

—Ni modo que tú sí —él suspiró actuando frustración.

—Voy al gimnasio siempre —se encogió de hombros—. Salgo a correr, hago natación a veces y monto bicicleta —jodido Chris—. Aún así, tienes más estado físico que yo.

—Soy ballerina —me encogí de hombros—. Sabes que un día mío de danza son casi doce horas —y no exageraba.

—Es porque tú te esfuerzas y exiges de sobre manera —un poco quizás.

—Lo amo —le recordé—. Amo el dolor que produce, porque es mi único placer —ese y la música.

—No olvides que iré cuando debas estrenar —no lo hacía, definitivamente no lo hacía—. Quiero verte hacer la obra.

—No sé cuál será.

—La que sea va a salirte de maravillas —lo decía como si todo estuviera bajo mi control.

—¿Y tú? —le sonreí levemente— Me contó Sandy que audicionaste para entrar en un programa de televisión. Bueno, una telenovela —Chris y la actuación iban juntos.

—No sé si obtendré un papel —se encogió de hombros—. Sabes como son.

—Sé que no debes bajar los brazos —lo animé.

—Oye, ¿quieres conocer el teatro de Viet Nam? —un importante teatro clásico de Paris.

—¿Sabes dónde está? —él sonrió asintiendo.

—Y de seguro hay alguna presentación esta noche. Sé que no te negarás —¡jodido Chris! Si lograba que fuéramos iba a morir de la emoción.

—¿Por qué presiento que sabías que estaría aquí hoy y has comprado entradas hace mucho ya? —él se encogió de hombros pícaramente.

—Porque es así —me respondió. Yo solté una pequeña risa emocionada—. Sé lo que amas ver ballet, así que te llevaré a verlo.

—¡Jodido Chris! —exclamé emocionada— Siempre tan atento.

Corrimos casi una hora y luego volvimos a casa de Chris, eran las 07:30 a.m., por lo que Sandy recién se levantaba. Chris preparó el desayuno. Leche tibia con galletas y jalea, mi desayuno favorito en invierno.

—Buen día —saludó Sandy.

—Hola —dijimos al unísono con Chris.

—¿Poniéndote en estado? —cuestionó Sandy divertida, yo asentí.

—La temporada de ballet comienza en un mes y debo aguantarla entera —le recordé. Ella asintió convencida.

—La compañía de Pitt es tan buena como cualquiera de las mejores —un nivel por debajo de las rusas, solo uno—. Sé que va a exigirte mucho, pero también corre el rumor de que eres su favorita.

—¿En Paris corre el rumor? —cuestioné divertida, ella negó levemente.

—Es lo que corre en New York —yo solté una pequeña risa.

—El chisme corre rápido —afirmó Christian pasándome un vaso con leche.

—Tienen fe en mí —muchísima—. Tengo buena técnica y amo hacerlo, creo que no voy a defraudar —o era lo que esperaba.

—¡Eres un ángel sobre las puntas! —Chris exageraba.

—¿Ya sabes qué harás? —se refería a la obra.

—No lo sé —me encogí de hombros y le di un sorbo a la leche.

—Pero imagino que tienes una favorita —claro que sí.

—El lago de los cisnes —aseguré. Ella me miró sorprendida.

—¿Harías los dos papales? —yo asentí como si fuera común— Es difícil, mucho.

—El cisne negro es el más difícil, pero me sale natural —no por presumir pero yo tenía el alma oscura. No era muy novedoso para mí hacerlo—. Y el cisne blanco es perfección, tengo buena precisión en los giros y los saltos, en realidad se me haría muy simple la pieza —muy fácil.

—Es cierto —afirmó Chris—. Eres muy precisa en eso.

—Lo malo es que la obra ya la hicieron la temporada pasada —me encogí de hombros levemente intentando conformarme.

—Cambiando de tema —tituló Sandy—, ¿salimos a almorzar hoy? —nos ofreció— Estaré sola y aburrida en mi día libre y, ¿qué mejor que pasarla con mi hijo y mi sobrina? —lo de sobrina iba en cariño.

—Por mí sí —sonreí ampliamente.

—Claro.

…Por la noche…

Me di una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=74935348&.locale=es. Me maquillé como lo hacía usualmente y me recogí el cabello en una cola baja hacia el costado derecho, la cual caía por mi hombro hacia adelante. Tomé mi sobre (cartera) y bajé. Sandy y Chris estaban en la sala.

—¡Qué bonita! —exclamó Sandy y soltó una sonrisa. Era muy simpática.

—Igual que tú —le devolví el cumplido.

—¿Nos vamos? —preguntó Chris, yo asentí.

—Andando —nos ordenó su madre.

Salimos de la casa de Chris con Sandy al volante. Chris iba de copiloto y yo en el asiento trasero distraída mirando los edificios paricianos. Estaba emocionada realmente, me gustaba eso de ver el teatro. Amaba el ballet, las ballerinas delicadas y elegantes. Sus tutús, sus puntas, su expresión. En realidad, era lo que más amaba de todo.

Chris y Sandy hablaban de no sé qué cosa francesa que estaba en las noticias, yo prestaba atención a todo lo que cruzábamos, se me había hecho un hábito. De repente noté que estábamos en el teatro y lo digo por la fachada imponente que se alzaba ante mis ojos. Había un montón de gente grande esperando allí fuera, quizás porque la función comenzaría dentro de casi cuarenta minutos. Parecía de película. Las mujeres vestían vestidos largos y finos, llevaban abanicos y peinados estirados, los hombres de smoking y zapatos de vestir. Todos prolijos, muy prolijos.

Un auto convertible rojo atrapó por completa mi atención. Recostado en el capot estaba un muchacho alto de cabello rubio y sonrisa angelical, quien perdió su mirada hacia mí a través del vidrio del automóvil de Sandy. Con él estaba otro muchacho un poco más bajo de cabello rizado y despeinado. Los dos vestían smoking negro, se veían elegantes y sensuales, debía decir.

—Nena, devuélveles los ojos —bromeó Sandy.

—Keu Roux y Robin Leroy. Dos patanes —al parecer Chris los conocía. Sandy mientras tanto aparcó el auto y bajamos. Estábamos cerca de los muchachos, sentía como me miraban.

—Me intimidan —comenté acercándome a Chris. Mi amigo soltó una pequeña risa.

—¿___________(tu nombre y apellido) intimidada por unos muchachos? ¿Qué clase de sueño es este? —yo sonreí divertida, el acento francés de Chris se oía divertido con ironía.

—No quiero ser burlista, pero amo cuando hablas así en inglés-francés —Chris se encogió de hombros.

—Sé cuán sexy soy —bromeó.

—Claro que lo sabes, pero vamos, mueve el trasero —se entrometió Sandy—, ¿o prefieren esperar un momento?

—Bonjour —oí decir, volteé a ver a mis espaldas y los muchachos sexys estaban a mi lado sonriendo majestuosamente.

—Bonjour —saludó Sandy.

—Keu, Robin —Chris hizo un gesto con la cabeza. Yo guardé silencio.

—Le goût, la princesse. Mon nom est Keu et il est Robin (Un gusto, princesa. Mi nombre es Keu y él es Robin) —honestamente, no entendí una palabra de lo que el rubio dijo. Miré a Chris confundida.

—Parle seulement anglais (Solo habla inglés) —Chris estaba tenso. Sandy solo no prestaba atención. Hablaba con una pareja de conocidos, amigos quizás.

—Lo siento —su acento francés era mucho más pronunciado que el de Christian, era algo gracioso—. No sabía que hablas inglés, soy Keu.

—Hola —saludé en inglés, Robin me sonrió. Sus cabellos estaban muy desparramados para venir a ver clásico—, ¿vienen a ver clásico? —cuestioné.

—Sí —habló Robin por primera vez—, como tú lo haces —era raro oírlos hablar.

—No parecen ser chicos del tipo del ballet —me encogí de hombros y los miré cínicamente—. Uno nunca sabe qué cosa podría encontrarse en estos lugares.

—Oye, baste —me pidió Chris en voz baja, yo sonreí divertida.

—Podríamos salir alguna vez —añadió Keu. Noté como la cara de Chris pasó de tenso a rabioso.

—Sortez, Keu. La dernière chose qu’elle veut, c’est de sortir avec toi (Lárgate, Keu. Lo último que ella quiere es salir contigo) —tampoco había entendido una palabra de lo que Chris alegó, pero Keu lo ignoró por completo.

—¿Cómo te llamas? —su inglés era un poco tosco.

—___________(tu nombre) —sentencié.

—___________(tu nombre) —repitió y sonrió.

—Chicos, entremos —interrumpió Sandy, yo le dediqué una sonrisa al muchacho rubio de ojos claros y caminé por detrás de Chris.

—¿Qué les dijiste recién? —le pregunté a Christian, él me miró algo tenso aún.

—Nada malo —aseguró.

—¿Qué fue? —insistí.

—Keu y Robin son unos patanes, descuida. Lo puse en su lugar y ya, ¿vale? —suspiré sabiendo que él no diría nada.

…Una semana después…

Me había levantado temprano porque tenía ensayo de ballet. Así que me di una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=75032741&.locale=es. Recogí mi cabello en un perfecto moño y conduje hasta el estudio. Al llegar bajé y entré a la sala que me correspondía.

—Buenos días —saludé, Pitt me sonrió ampliamente.

—Buenos días —respondió ella. Los demás solo me ignoraron—. Enseguida comenzaremos —me avisó Pitt, yo asentí mientras me dirigía a algún rincón a dejar mis cosas para ponerme mis zapatillas de baile.

Luego de unos segundos tenía puestas mis zapatillas de baile, mi pollera y estaba lista para empezar con lo mío.

—Bien, chicos —habló Pitt, todos atendimos—. Comenzaremos con la clase, pero antes tengo algunos comunicados. Por empezar, gracias por acompañarme esta temporada, haremos nuevamente “El Lago de los Cisnes” porque fue un total éxito, solamente que este año tenemos una nueva reina cisne —afirmó Pitt y me miró sonriéndome— y es ___________(tu nombre y apellido) —dijo señalándome.

—Gracias, Emma —hice un pequeño gesto con la cabeza.

—Tendrás una gran responsabilidad y sé que podrás cumplirla —sin ningún error, lo haría de la mejor manera. De la manera perfecta.