—Nena, nada es
culpa tuya, nada —afirmé con seguridad—. La desalmada es Jennifer y eso está
claro. Además, el destino es el destino. Y aunque no conforme absolutamente a
nadie, las cosas suceden por algo.
—Just… Ronan no le
hacía nada a nadie —era muy cierto—. Él era un inocente.
—Pero la vida es
así, cariño —sonaba frío, pero era real—. Siempre te diré lo mismo, pero debes
mantenerte fuerte.
—Ya nada será igual
—oírla decir eso, honestamente, me dolía.
—No te permitiré
que eso suceda —porque así solo se hundiría en el dolor y eso era malo, muy
malo—. Juro que no te dejaré caer. Tu vida será la misma. Seguirás cantando y
harás la obra.
—Justin, no puedo
—ella estaba negándose de dolor. Ella podía hacerlo.
—Claro que puedes,
nena —la animé mientras conducía concentrado en el tráfico—. Yo estaré
apoyándote. No debes cerrarte a pensar siempre en lo mismo. Debes distenderte y
recuerda, a Ronan le haría feliz que tú seas feliz y eres feliz bailando y
cantando, no debes dejarlo.
—Solo prométeme que
no me dejarás caer —me pidió—. Júrame que no me abandonarás y estarás a mi
lado, pase lo que pase —yo asentí con una pequeña sonrisa en el rostro.
—Te lo prometí
anoche y te lo prometeré de nuevo —mil veces más si era necesario—. Voy a estar
siempre contigo, ¿lo tienes? —la miré menos de un segundo. Ella asintió
levemente con una mueca rara que ella llamaría sonrisa.
…Más tarde…
Nos habían mostrado
una casa muy bonita, ni muy grande, ni muy chica. Perfecta para los dos solos,
así que firmé el contrato de alquiler y le pagué los dos meses por adelantado
que pedía el contrato. Solo nos quedaba buscar las cosas de la casa de
___________(tu nombre), mis cosas y mudarnos. Pero primero, debíamos almorzar,
así que nos dirigimos a un restaurante del centro a hacerlo. Pedimos spaguetti
y nos sentamos en una mesa de dos.
—No me has comentado
nada de tu contrato con la disquera, Justin —me pareció extraño oírla hablar
tranquilamente. Notaba que quería distenderse de tanta tristeza y no recordar a
Ronan para no llorar.
—Pues, ¿quieres que
te cuente? —le pregunté divertido, ella asintió.
—Por algo estoy
diciéndotelo —se encogió de hombros divertida.
—Bueno —carraspeé
un poco—, fue obra de Ryan, él mandó un audio mío a la disquera diciéndoles que
si podían escucharlo, que era muy bueno. Efectivamente, me llamaron y me dijeron
que querían grabar algo para probar. Les dije que lo pensaría y debo llamarlos,
no lo sé —me encogí de hombros.
—¿Cómo que no lo
sabes? —habló inquisitiva— debes decir que sí. Esas oportunidades casi no se
dan.
—¿Cómo puedes
decirlo? —le pregunté divertido— te han llamado tres disqueras y te haces la
humilde —ella rodó los ojos.
—Sabes que odiaría
la fama —eso solo lo decía ahora.
—Imagínate lo que
yo la odiaría —ella me miró fijo—. No tengo estudios, tú sí. Tienes con qué
defenderte. Yo solo tengo el talento en bruto.
—Es lo que menos
les importa —me recordó ella—. Eres apuesto y ellos pueden hacerte estudiar
mientras triunfas, no es un inconveniente —se encogió de hombros desentendida.
—Vamos, no podría
ser famoso —le repetí, ella suspiró frustrada—. Además buscan a alguien que
componga canciones y, no sirvo para eso.
—¿Cómo te atreves? —me
preguntó ceñuda— Tocas piano, guitarra y batería, ¿qué te costaría hacer un
poco de poesía? Quizás un vaso o dos de whisky, ¿eso es tan malo? —yo sonreí
divertido ante su consejo de artista.
—Lo malo es que soy
malo para la poesía.
—No puedes usar dos
veces malo en la misma oración —yo solté una pequeña risa, ella me miró
divertida—. Además, podría ayudarte a escribir —comentó.
—Se me acaba de
ocurrir algo —ella arqueó una ceja algo curiosa.
—¿Qué cosa?
—Compraré un piano
para nuestra nueva casa, así podré enseñarte a tocar —además, sería una buena
forma de distender todo lo que pasó con Ronan.
—Sería lindo
tenerte de profesor, Biebas —a veces ella me llamaba así, era gracioso.
—Hoy tienes ensayo —le
recordé, ella asintió levemente.
—Vendrás conmigo,
¿verdad? —yo asentí rápidamente.
—Hasta el fin del
mundo, bebé.
…Más tarde…
Habíamos entrado al
teatro y ___________(tu nombre) se fue a cambiar para ensayar. Me senté en una
de las butacas y veía como un grupo de chicas hacía el acto de los pequeños
cisnes. Salía parejo y se veía precioso, pero estaba ansiosa por verla a
___________(tu nombre) haciendo del Cisne Blanco. Ella llegó vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=77430395&.locale=es.
—Bien, chicas —habló
Pitt en voz alta desde el escenario—; el número sale bien, así que pueden
sentarse —les indicó—. Tengo un anuncio por hacer —añadió—. Presten atención,
por favor. Como todos saben dos semanas antes de estrenar, hacemos una reunión
muy formal en el salón del Hotel Hilton. Allí presentamos la reina cisne de la
temporada y hablamos con los invitados de honor que irán al estreno. Esta
reunión será mañana por la noche y quiero que todo mi elenco esté presente allí
—dijo mirando a ___________(tu nombre)—. En especial, mi reina cisne.
—Será todo un honor
—sabía que por dentro a mi novia no le entusiasmaba nada la velada.
—Bien, los espero a
las 20:00 a todos mañana en el Hilton —resumió el lugar y la hora Pitt—. Ahora
es turno de verte hacer el solo del Cisne Blanco que debías preparar para hoy —claramente
le hablaba a su reina cisne.
—Cuando desees,
Emma —___________(tu nombre), le hizo un gesto con la cabeza y se ubicó en
medio del escenario.
Emma le hizo un
gesto a la orquesta para que comenzara, así que la música comenzó a sonar y
___________(tu nombre) a sentirse una reina cisne. (http://www.youtube.com/watch?v=cpsk0GPEI1U)
—Y bien, Emma —volteó
___________(tu nombre) a verla sonriéndole amargamente.
—Como siempre,
cariño, nada que decirte —Emma quedaba muda cada vez que veía bailar a
___________(tu nombre)—. Seguiremos en el siguiente acto.
___________(tu
nombre) bajó y se sentó a mi lado.
—Me acompañarás
mañana, ¿verdad? —yo tomé su mano.
—Claro, princesa —le
respondí—. Y descuida, iré de smoking —ella soltó una pequeña risa recostándose
en mi hombro.
—¿Se ve bien? —me
preguntó.
—Se te ve tan
hermosa como un cisne, preciosa —besé su mejilla.
Luego de casi una
hora y media más, nos fuimos del teatro. Pasamos lo que restaba de la tarde
buscando las cosas para mudarnos y así lo hicimos. A las 09:00 p.m. llegamos a
la nueva casa.
—Nena, necesito una
opinión —ella volteó extrañada a verme. La veía tan decaída, necesitaba hacer
algo para verla bien.
—¿Sobre qué cosa? —me
preguntó tenue.
—Mmmh… —me acerqué
a ella abrazándola por la cintura—, el estreno es en dos semanas, ¿qué dices si
nos hacemos unas pequeñas vacaciones de dos o tres días en Hawai? —ella arqueó
una ceja.
—No tengo ánimos de
viajar, Just —mustió enredando sus brazos en mi cuello.
—Oww, vamos nena —besé
la comisura de sus labios—. Debes distenderte —ella me miró fijo a los ojos—.
No puedes negarte —añadí besando su cuello.
—Just, no es momento
de…
—Nena, por favor —le
pedí mirándola fijo—. Déjame hacerte feliz.
—Deberíamos irnos
después de la velada de mañana —dijo monótona.
—Mañana va a ser
una noche especial, lo prometo —ella me miró confundida.
—¿Qué harás?
—Deja todo en mis
manos —le pedí. Ella besó mis labios dulcemente.
…Al día siguiente…
___________(tu
nombre) bajó las escaleras vistiéndose así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=77436037&.locale=es, su cabello venía así http://m1.paperblog.com/i/144/1449672/peinados-tocados-L-1ex2fc.jpeg, traía un maquillaje natural y fresco, se
veía distinta, pero muy preciosa.
—¿Y qué dices? —me
preguntó sonriendo amargamente. Su humor era neutro desde la tragedia de Ronan
y era entendible.
—Eres preciosa,
nena —aseguré tomando su mano para que bajara los últimos dos escalones.
—Amo tu traje —me
informó. Yo vestía un traje gris oscuro, camisa blanca, corbata negra y zapatos
negros también.
—Vas a brillar esta
noche, ¿lo sabes? —ella asintió levemente, estaba decaída.
—Esperaba que Ronan
viera mi triunfo en el ballet, él deseaba mucho esto —odiaba profundamente
verla así de triste.
—Él estará viéndote
desde donde quiera que esté, bebé —acaricié su mejilla dulcemente y le robé un
corto beso.
—Ya vámonos —me
pidió—, Pitt odia la impuntualidad.
Salimos de casa y
nos montamos en el automóvil, yo conducía.
—Ese color te queda
espectacular, nena —saqué tema de conversación.
—Tengo curiosidad —confesó
ella—. Jamás vine a una de estas veladas —confesó—. Dado a juzgar a que nunca
estuve en una compañía de ballet.
—Podrías llegar al
Bolshoi —realmente tenía condiciones.
—No soy como
Svetlana Zakharova (una de las mejores, para mí la mejor, bailarina de ballet
de origen ruso) para llegar al Bolshoi con diecisiete o dieciocho —me recordó.
—No eres Svetlana,
pero eres ___________(tu nombre y apellido). Podrías hacerlo —me encogí de
hombros. Nada era imposible.
—Es lo que siempre
quise, hacer historia —confesó—, pero es mucho más difícil de lo que crees —añadió.
—¿Eso piensas? —le
pregunté.
—Sí.
—Pues, ¿qué dirías
si yo te digo que no es así? —le pregunté otra vez.
—¿Por qué lo dices?
—Porque en mí sí
hiciste historia —era una real pena no poder mirarla ya que iba conduciendo—.
Después de todo me enseñaste a amar, nena. Eso sí es hacer historia.
—Jamás creí que
Justin Bieber sería tan dulce —habló en tercera persona.
—¡Oye, nena! —exclamé
divertido— tengo mi parte ruda y mi parte dulce, recuérdalo —ella soltó una
pequeña risa. La primera en estos dos días.
—Pero es rara tu
parte tierna —me aseguró—. Más que nada que la digas, porque siempre eres un
caballero conmigo y me tratas dulcemente.
—Eso sí fue raro —musité
divertido—. Sabes, escucharte ser tierna es lo raro.
—¡Qué malvado! —musitó
ella algo divertida— Me cuesta, sí. Pero contigo, debo serlo.
—Y amo que así sea —aseguré
posando una de mis manos en su pierna.
Conduje los
restantes 15 minutos en silencio. Noté que ___________(tu nombre) estaba
nerviosa y era más que lógico, esta noche ella sería el centro de toda la
atención de los presentes. Ser la Reina Cisne, en el mundo del ballet, era un
gran requerimiento psicológico y físico, cosa que a ___________(tu nombre) no
le había costado definitivamente nada.
Al bajar nos
encontramos con una gran cantidad de lo que podrían llamarse paparazzis, solo
caminamos por la alfombra roja, ___________(tu nombre) me llevaba de la mano.
Al parecer sería un gran e importante evento.
—Tengo muchos
nervios —confesó, yo la miré y le sonreí cálidamente.
—Estás preciosa y
todo saldrá bien, ¿vale? —ella me miró temerosa. No me gustaba verla insegura,
ella siempre había sido todo lo contrario y era raro encontrarla así— Solo
relájate.
—No te alejes de mí
—me pidió. Yo la abracé por la cintura.
—Buenas noches —saludó
un mozo llegando a nosotros con una bandeja y dos copas de champagne.
—Gracias —musité
luego de que tomáramos las copas.
—¡___________(tu
nombre)! —se acercó exclamando Pitt.
—Hola, Emma —saludó
mi novia intentando parecer feliz y simpática—. Él es Justin, mi novio.
—Un gusto —sonreí
levemente.
—Sí —me sonrió Emma—,
tú eres el hermano de Jazzy Bieber. Tu hermana tiene un gran potencial.
—Tiene una gran
maestra —me referí a ___________(tu nombre). Pitt le sonrió a ella.
—No lo dudo —añadió
Emma—. Esta es tu noche, cariño.
—Tengo miedo de
fallar, Emma —confesó mi novia—. Honestamente, pienso que no voy a colmar
expectativas.
—Vas a superarlas,
querida —le aseguró Pitt—. Tienes demasiado talento, eres la mejor bailarina
que tuvo esta compañía en todos sus años, ¿qué podría salir mal? —estaba muy de
acuerdo con Emma Pitt.
—No lo sé —rogaba
que ella no comenzara con su negatividad. Todo lo que había pasado últimamente
la tenía muy agobiada—. Solo espero que todo marche de acuerdo a lo que tienes
planificado, Emma.
—Y así será,
cariño. Todo estará muy bien —aseguró Pitt—. Si me disculpan, debo ir a saludar
—añadió retirándose.
—Luego de salir de
aquí, tengo una pequeña sorpresa —le aseguré. Ella me miró divertida.
—¿Qué cosa, Justin?
—me preguntó en un tono inquisitivo.
—Sorpresa, ¿no te
dice algo? —dije irónicamente, ella sonrió divertida.
—Ya, vale —aceptó
divertida—. Entendí lo que quieres decirme, no soy tan lenta.
—Claro que no eres
lenta —musité divertido bromeando.
—Entremos —le pedí—,
de seguro Emma me necesitará allí dentro luego —me explicó ella. Yo caminé
junto con ella.
El salón estaba
repleto de gente y sonaba El Lago de los Cines de Tchaikovski, todos hablaban
arduamente. Era la típica reunión de película, donde la gente más adinerada se
reunía por un acontecimiento cualquier a convertirlo en un acto protocolar y
distinguido. Así era el ambiente de las puntas y los tutús.
—Sabes —me habló
___________(tu nombre) yo la miré mientras le daba un trago a la copa—, tengo
ansias de estrenar.
—Siempre me atrajo
el cisne negro, no quiero imaginarte bailando y seduciendo a todos, no será
justo —bromeé. Ella me abrazó dulcemente por la cintura con su brazo libre.
—Eres un charlatán —aseguró
ella algo divertida, aún así no era la misma de siempre—. Lo mejor de ser el
cisne negro es que me siento tan identificada y me sale mucho más natural que
el cisne blanco —era muy cierto. Aunque había trabajado para que el cisne
blanco se le viera natural y lo logró.
…
—Su atención, por favor
—habló Emma en el centro, todos callaron y voltearon a prestarle atención—.
Como todos sabrán estamos reunidos aquí para anunciar la apertura de una nueva temporada
en la cual aremos nuevamente “El Lago de los Cines” —anunció—. Este año
tendremos una nueva reina cisne. Ella es una bailarina de excelencia. Jamás ha
estado en una compañía hasta esta vez, pero es una gran coreógrafa, maestra y
bailarina con sus diecisiete años. Mi nueva reina Cisne es ___________(tu
nombre y apellido) —nombró a mi novia apuntándola, todos se voltearon a verla
aplaudiéndola.
—Gracias, Emma —sonrió
___________(tu nombre)—. Es un gusto y un honor enorme que me hayan elegido
como la Reina Cisne sin siquiera tener trayectoria. Estoy completamente
agradecida y trabajo muy duro en hacer bien las cosas. Sé que la temporada será
un éxito.
—¡Señores, ella es
la mejor Reina Cisne que podrán ver!