miércoles, 27 de marzo de 2013

Capítulo 52°: "Tonto es quien ignora lo que tiene a su lado".

"Lo ignoras, hasta que lo necesitas".



—Es una lástima que te hayas puesto en mi contra, Reckless (peligroso) —sonreí cínicamente, hablaba con voz seductora. En nada se equivocó Dolly cuando mencionó que era una perra. Lamentablemente, me hacía acordar a ___________(tu nombre) cuando recién la conocí.
—Yo no estoy en tu contra, Jen. Simplemente, estoy cubriendo a ___________(tu nombre) de tu demencia, mujer —sus ojos estaban clavados en los míos, seguramente notaba que yo hablaba con la verdad. En ese momento envidiaba a ___________(tu nombre) y su virtud de esconder todo sentimiento de su expresión facial, mucho más de sus ojos.
—Alguna vez entenderás todo Justin y te arrepentirás —arqueé una ceja burlista y sonreí de lado.
—¿Entender que eres una narcisista demente? —negué con la cabeza divertidamente, por así decirlo— No, Jennifer. Eso jamás nadie, incluso yo, voy a entenderlo. Hasta el animal más cruel y depredador protege a su hijo, en cambio tú… te empecinas en hacer sufrir a Ronan, a Samanta y en especial a ___________(tu nombre). No sé cuál es tu puto problema, pero enserio, vas a sufrir también tú —mágicamente, agachó su vista y quedó leves segundos en silencio.
—Prepárate, Justin —me advirtió—. Porque Jazzy y ___________(tu nombre) deberán salvarte, si sobreviven —sonrió cínicamente y salió.


Estaba pasmado, juraba mentalmente que si le tocaba un solo cabello a Jazzy iba a reventarla cuán hormiga pisada por un humano. La haría morir de una forma miserable, así tuviera que pasar el resto de mi vida en la cárcel. Jen no iba a lastimar a ___________(tu nombre), mucho menos a Jazzy.

Maldita Jennifer, no solo le bastaba con sus hijos y su infelicidad, ella quería ver infeliz a todo el mundo, era tan absurdo, ¡demasiado absurdo! Pero por muy absurdo que fuera eso me llenaba de odio, ira, rencor, un sentimiento increíblemente repugnante y lleno de maldad que crecía a cada segundo y lo único que sentía era la necesidad de ver sufrir a Jen. Solo rogaba que no le hiciera nada de nada a Jazzy, absolutamente nada.

No sabía qué puta hora era o si era de día o noche. Mi noción del tiempo era nula y honestamente, no tenía idea de dónde diablos estaba metido.




Me desperté unas horas después o eso deduje. Me dolía el cuerpo y había descansado demasiado poco, honestamente estaba con el humor dado vuelta. De repente la puerta de la habitación se abrió otra vez, pareciera que fuese telepatía, tal vez había despertado por algún ruido proveniente del exterior, solamente solté un suspiro y Jennifer apareció sobre mi vista.


—Buenos días, Bieber —dijo altanera.
—Hola, perra —saludé. Ella rió burlista y se paró frente a mí tomándome por el cabello.
—Voy a contarte un par de cosas, hijo de perra —sonrió maliciosamente—. Sé que te agradará oírlo.
—Nada de lo que digas va a interesarme —jugaba con mi psicología como para debilitarme, honestamente me daba odio.
—Planeo hacer sufrir a ___________(tu nombre) —aseguró—. Descuida, el hijo de Samanta estará bien —rió burlista y cínica a la vez, ella estaba haciéndome llegar a mi límite.
—Eres tan repugnante.
—Mataré a Ronan —soltó con total naturalidad, mi mente quedó en blanco y no logré decir nada—. Es el punto más débil de ___________(tu nombre), cuando lo mate ella decaerá tanto que dejará que la mate con total facilidad. Dos pájaros de un tiro —sonrió triunfante, me salió de muy dentro de mí escupir en su cara. Con asco ella sacó mi saliva de su cara.
—Eres tan idiota, Jennifer —negué con mi cabeza incrédulo—. Ronan es un ser inocente que solo irradia luz y felicidad, ¡no puedes matarlo!
—¿Crees que no? —cuestionó en tono de desafío— Claro que puedo.
—Tu moral, debería no permitírtelo —corregí mi idea. Pero pensándolo, era algo ilógico hablar de moral con ella.
—Sabes —sonrió cínicamente—, amaré destruir a ___________(tu nombre).
—¿No consideras la idea de que las cosas salgan al revés, Jennifer?
—Eso jamás sucede, Reckless —odiaba que me apodaran así. Eso era parte de mi pasado. Mi oscuro y peligroso pasado.



Narra ___________(tu nombre):



—¿Qué quieres decir con que Jen tiene a Justin? —cuestionó por segunda vez mi hermana, al parecer era corta de alcance.
—¡Lo que estoy diciendo, Samanta! —grité exasperada— La puta de Jennifer tiene secuestrado a Justin, ¿lo tienes ahora? —sus ojos azules estaban impactados y su expresión era atemorizada—, ¿qué tienes? —sabía que no le preocupaba Justin, porque si no estaría llorando. Más bien algo pesaba en su conciencia.
—___________(tu nombre), hay algo que debo decirte —musitó seria, casi con  un hilo de voz.
—No es hora de juegos, Samanta —le recordé—. Justin corre peligro —ella volvió a suspirar. Esperaba que dijera algo.
—No estoy embarazada —afirmó soltándolo de golpe, mi expresión era impresionada, no podía creerlo, ¿hablaría enserio?
—¿De qué puta hablas, Samanta? —cuestioné yo esta vez, no podía procesar bien lo que había ido. Juré estar equivocada, juré oír mal.
—No estoy embarazada —repitió—. Fue todo un invento de Jen para hacerte sufrir a ti, a Justin y a mí también, honestamente, yo jamás quise hacerte daño así, hermana.
—¡No puedo creerlo! —exclamé frustrada— Jen no tiene límites.
—Lo peor es que va a lastimar a Justin ahora —seguramente sería así.
—No puedo creerlo, Samanta —mi corazón brincaba de felicidad, pero me cagaba en tanto odio. Jodidamente, no podía hacer nada por cambiar las cosas, mucho menos por borrar todo mi sufrimiento y mi regreso a la mala vida—. No puedo creer toda la mierda que me he comido por nada, mucho menos todo lo que han hecho sufrir a Justin —negué mi cabeza ofuscada. Estaba a punto de una crisis nerviosa.
—Mantén la calma —me pidió Samanta tomando mi brazo—, no puedes hacer las cosas ahora porque sabes que no piensas con claridad. Lo importante ahora es sacar a Justin de donde quiera que esté.
—¿Y cómo esperas encontrarlo? —cuestioné nerviosamente— No puedo hacer nada ahora, porque no sé dónde puta está Jennifer ahora, mucho menos dónde está Justin.
—Lamento mucho todo, ___________(tu nombre), pero justo ahora tomé el coraje como para enfrentar a Jennifer, lo lamento —poco servía, ¿no?
—¡Me vale mierda ahora! ¿Sabes? Lo único que calmará todo lo que siento es ver a Jen con un tercer ojo en su frente —claramente, me refería a un disparo—. No me quejaré contigo, sé que después de todo estar bajo la presión de Jennifer no tiene escapatoria, pero nada, absolutamente nada, hará que mis sentimientos cambien. Me ha hecho demasiado daño y realmente, solo verla muerte me dará paz —soné tan psicópata, tan parecida a Jen, pero no podía pensar de otra manera.


Salí casi como el viento de mi antigua casa que me traía tanto asco y malos recuerdos a la mente. Me subí al auto con una mezcla de sentimientos demasiada rara. No podía pensar, pero tampoco actuar porque no tenía medios. Había estado toda la madrugada vagando sin rumbo, con uno o dos tekilas encima. Mi hígado era débil aún, pero me importaba una mierda lo que pudiera pasarme. Ya nada podía ser peor. No podía dejar de pensar que Justin estaba en peligro.

Era un alivio saber que no sería tía, que Samanta no estaba embarazada y que si Justin salía bien de esta, podría ser lo mismo que antes. Quizás no igual, pero tal vez lo mejor posible. Pero antes, debía quitarme mi única amenaza, debía hundir a Jennifer tres metros bajo tierra.

Conduje vagamente hasta un bar. Estaba totalmente ofuscada y mucho peor me había dejado la noticia que Samanta me había dado. No pensaba en nada que no fuera Justin, pero necesitaba pensar las cosas más fríamente aún. Mientras fumaba un cigarro y bebía una taza de café, una idea apareció en mi cabeza fugazmente. Obviamente, Jennifer tendría a Justin como llamador para que yo vaya a buscarlo y capturarme. Dado eso, tenía que ser en un lugar que yo conociera y adivinen qué, su único escondite que yo conocía era su central. Dejé un par de dólares bajo la taza, tomé mi bolso y salí del bar con velocidad.

En la radio del automóvil sonaba “The Night Before – The Beatles”, no podía dejar de asociar su letra con la cara y las acciones que habían pasado entre Justin y yo. Las calles en la mañana de New York solían ser movidas, pero estaban toscas y vacías hoy. Quizás, por el hecho de que era víspera de navidad, pues esa misma noche era Noche Buena. Aparqué frente al viejo edificio donde supuse que estaba Justin y entré con mi arma en manos.


—¡Maldito! —grité con odio al ver a Alex en una habitación con Justin sentado frente a ella.
—Creí que jamás vendrías —sonrió con cinismo el rubio de ojos celestes, los ojos de Justin me veían sorprendidos.



Narra Samanta:



Las noticias llovían a casa como si fuera algo bueno y juro que me daba odio ver a mi padre sentado en el sillón leyendo su libro de prácticas de vida, tranquilo, como si nada sucediera. Comenzaba a parecerme a ___________(tu nombre), siempre quejándose, pero ahora entendía lo que ella sintió durante toda su vida. Jamás presté atención a toda la mierda que ella vivía, jamás pensé que doliera tanto.


—No te inmuta en lo más mínimo —mi padre alzó la vista y sonrió desentendido.
—¿De qué hablas, princesa? —negué con la cabeza sonriendo incrédula.
—¿Sabes todo lo que está pasando? —él se encogió de hombros— Pues, también es tu culpa.
—Deberías agradecer que después de todo tu madre te mantiene mínimamente a salvo a ti —era increíble su cinismo.
—¡Eres un egoísta! —estaba afligiéndome. Jamás esto me sucedía, pero en realidad sí quería a ___________(tu nombre) y me importaba lo que fueran a hacerle— Es tu hija, lleva tu sangre, ___________(tu papá).
—Hijo es a quién quieres, no esa mierda que trajimos al mundo —mi cuerpo se tensó, la ira me corría en las venas como pocas veces me pasaba.
—¿Y dices eso mismo de mí, padre? —cuestioné despectivamente gritándole.
—Eres tan tonta, Samanta, que jamás te diste cuenta que te queremos por ser una princesa que se conforma con unos cuantos dólares —auch, eso sí dolió.
—¿Crees que es bueno que escuche eso, querido padre? —escupí con total asco— Déjame decirte que es mejor ser una tonta a tener un hueco negro en vez de un corazón, porque es como tú eres. Eres un desalmado, ___________(tu papá).
—¿Vez? —sonrió cínicamente acomodándose en su asiento—, es lo que acabo de decir, eres una tonta.
—¡Ya deja de llamarme así! —grité con ira— Tonto es quien ignora lo que tiene a su lado, ¡como tú, imbécil! —y sí, estaba con un ataque de nervios— Yo no soy una tonta, ¿sabes? El idiota, eres tú.
—¡Cierra la boca, Samanta! —me ordenó él.
—¡Púdrete! —le respondí sin interesarme lo que él dijera— Si algo le pasa a Justin o a ___________(tu nombre), yo me voy a encargar de que Jen y tú caigan, ¿lo entiendes?



Narra ___________(tu nombre):



—¡Las cosas van a acabar aquí! —aseguró Alex y sonrió cínicamente. Justin estaba a punto de explotar si el tipo se ponía a hacerme algo.
—¿De qué cosas hablas, pendejo? —miré levemente a Justin, estaba agobiado. Se veía cansado, tenía moretones y algunos rasguños. Me daba demasiada lástima— No hay ninguna cosa que deba acabar, por el contrario. Aquí comienza todo —le aseguré y sonreí apuntándolo con el arma.
—Es la tercera vez que te tengo en esta situación frente a mí, nena —su voz era demasiado arrogante—, ¿cuándo jalarás el gatillo, querida?
—Cuando se me canten las pelotas —hablé con seguridad. Justin no quitaba los ojos de mí. Fue cuando me percaté de que Alex se estaba acercando a mí.
—¡Le pones una mano encima y juro que te cortaré las pelotas, imbécil! —gritó Justin desesperado forcejeando en la silla.
—Venga, Bieber —sonrió cínicamente Alex—. Deberías aprender a compartir. Tú elijes, me quedo con ___________(tu nombre) o voy por Jazzy —rogué que eso fuera mentira, que ese último nombre yo lo hubiera escuchado mal. Pero no, ¡no era así! Por desgracia, se había metido con el punto más débil de Justin y eso era peligroso. Justin, era peligroso.
—¡Cierra la boca, imbécil! Porque voy a joderte la puta vida, juro que no servirás para mierda después de que te agarre. Llegas a hacerle algo a Jazzy y voy a matarte —mi único anhelo era sacarlo de allí y hablar con él. Explicarle todo.
—¿Dónde está metida la puta de Jen? —pregunté mirando fijamente a Alex.
—¿Jen? —cuestionó Alex, luego sonrió con cinismo— ¡Hablas de tu madre! —rió divertido.
—¿Quieres jugar, Alex? —le pregunté burlista— También sé hacerlo y mucho mejor que tú, porque las últimas dos veces, te gané, ¿lo olvidas? —sonreí llena de odio y furia.
—No pasará esta vez —dijo con narcisismo—. Sé como juegas.
—¡Fue un gusto, Alex! —ya no necesitaba perder el tiempo. Gatillé y di la bala justo en medio de su pecho. Odiaba a ese tipo, pero el infierno valdría más si él ya no estaba aquí.
—¡Mierda, nena! —exclamó Justin, volteé mirando que nadie viniera aún. Supuse que estaba solo Alex de guardia, así que me acerqué a Justin para desatarlo— Se vio tan sensual.
—No es hora de esto —musité desatando sus manos para dirigirme a sus pies luego—. Necesitamos huir y lejos. No hay tiempo.
—Jamás esperé que vinieras a rescatarme —tomó mi cara por mi mentón haciendo que mirara su rostro con algunos moretones y grandes ojeras bajo sus ojos miel. Él sonrió levemente—. No había nada que deseara más que tú estuvieras bien.
—Sabes que sé defenderme —musité nerviosa y volví mi vista al nudo—. Pero, venga, no es lugar para hablar de esto. Debemos irnos, rápido —añadí.


Justin se puso de pie débilmente y yo jalé de su brazo, corrimos a través del pasillo y nos subimos al auto. Arranqué el auto y comencé a conducir. Sentía como los ojos de Justin estaban clavados en mí.


—Toma mi bolso —le pedí—, y busca mi celular allí dentro —añadí doblando en una avenida.
—¿Y ahora? —lo oí preguntar, suspiré intentando relajarme.
—Primero pásame un cigarro —le exigí, pocos segundos después él posó el cigarro en la boca. Lo calé y lo tomé con una de mis manos, con la otra manejaba el volante aún. Sentí mis músculos relajarse, era justo lo que necesitaba—. Ahora márcale a Chaz, dile que necesitamos irnos.
—No podemos —miré leves segundos a Justin confundida, luego volví la vista al autopista.
—¿Qué cosa?
—No podemos dejar que Jennifer haga cualquier cosa aquí —Justin sabía algo y no estaba diciéndolo. Pero haría que confesara luego, primero debía hablar de lo de Samanta con él.
—¿Estás bien, verdad? —le pregunté. Él suspiró.
—Sí, nena —extrañaba oírlo decirme así. Debía admitirlo.
—Justin, hay algo que debo decirte —le aseguré.
—También yo —habló siguiendo mis palabras—. Estoy agradecido contigo, de que vinieras a salvarme y todo eso —oí como pasaba saliva, señal de sus nervios—, pero ___________(tu nombre), tienes razón. Debo apoyar a Samanta, debo dejarte ir y centrarme en lo que tendré de ahora en más. Debo centrarme en mi hijo —al parecer estaba madurando y tomándolo enserio.
—Justin tú… —intenté hablar.
—Déjame terminar, por favor —me rogó. Juro que imaginé su cara de desesperación al decir eso—. Te amo, como jamás amé a alguna mujer, pero no puedo estar contigo ___________(tu nombre). Ya no más.
—¿Me dejarás hablar? —cuestioné, quizás le extrañaba mi actitud. Solo pasaba que él no sabía lo que yo sí.
—¿Y tu orgullo? —cuestionó confundido—, ¿por qué no estás apuntándome con un arma o pegándome como un hombre enfurecido? —solté una risa divertida ante sus preguntas.
—…

6 comentarios:

  1. mierda chica síguela que me he enamorado de tu novela! LA AMO tienes que seguirla por favor síguela pronto!

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  2. Siguelaaaaaa ls super amo y lo sabes!!!!! Y te dejo porque son las 4:30 de la madeugada casi ( 4:21 ) busno bye!

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  3. me encanto!!!!!!
    ojala jen no le haga nada a ronan
    pd: siguela amo tu nove
    besos

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  4. HOLAAAA, AMO TU NOVELA, Te pregunto de nuevo ¿CUANTOS AÑOS TIENE JAZZY? lo pregnte en el capitulo anterior xq como salia que condujo el auto y toda esa mierda pues me perdi porque crei que era na niña sfhgjafjgkdfgsja Siguela.. y respondeme C:

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