"Lo ignoras, hasta que lo necesitas". |
—Es una lástima que
te hayas puesto en mi contra, Reckless (peligroso) —sonreí cínicamente, hablaba
con voz seductora. En nada se equivocó Dolly cuando mencionó que era una perra.
Lamentablemente, me hacía acordar a ___________(tu nombre) cuando recién la conocí.
—Yo no estoy en tu
contra, Jen. Simplemente, estoy cubriendo a ___________(tu nombre) de tu
demencia, mujer —sus ojos estaban clavados en los míos, seguramente notaba que
yo hablaba con la verdad. En ese momento envidiaba a ___________(tu nombre) y
su virtud de esconder todo sentimiento de su expresión facial, mucho más de sus
ojos.
—Alguna vez
entenderás todo Justin y te arrepentirás —arqueé una ceja burlista y sonreí de
lado.
—¿Entender que eres
una narcisista demente? —negué con la cabeza divertidamente, por así decirlo—
No, Jennifer. Eso jamás nadie, incluso yo, voy a entenderlo. Hasta el animal
más cruel y depredador protege a su hijo, en cambio tú… te empecinas en hacer
sufrir a Ronan, a Samanta y en especial a ___________(tu nombre). No sé cuál es
tu puto problema, pero enserio, vas a sufrir también tú —mágicamente, agachó su
vista y quedó leves segundos en silencio.
—Prepárate, Justin
—me advirtió—. Porque Jazzy y ___________(tu nombre) deberán salvarte, si
sobreviven —sonrió cínicamente y salió.
Estaba pasmado,
juraba mentalmente que si le tocaba un solo cabello a Jazzy iba a reventarla
cuán hormiga pisada por un humano. La haría morir de una forma miserable, así
tuviera que pasar el resto de mi vida en la cárcel. Jen no iba a lastimar a
___________(tu nombre), mucho menos a Jazzy.
Maldita Jennifer,
no solo le bastaba con sus hijos y su infelicidad, ella quería ver infeliz a
todo el mundo, era tan absurdo, ¡demasiado absurdo! Pero por muy absurdo que
fuera eso me llenaba de odio, ira, rencor, un sentimiento increíblemente
repugnante y lleno de maldad que crecía a cada segundo y lo único que sentía
era la necesidad de ver sufrir a Jen. Solo rogaba que no le hiciera nada de
nada a Jazzy, absolutamente nada.
No sabía qué puta
hora era o si era de día o noche. Mi noción del tiempo era nula y honestamente,
no tenía idea de dónde diablos estaba metido.
…
Me desperté unas
horas después o eso deduje. Me dolía el cuerpo y había descansado demasiado
poco, honestamente estaba con el humor dado vuelta. De repente la puerta de la
habitación se abrió otra vez, pareciera que fuese telepatía, tal vez había
despertado por algún ruido proveniente del exterior, solamente solté un suspiro
y Jennifer apareció sobre mi vista.
—Buenos días,
Bieber —dijo altanera.
—Hola, perra —saludé.
Ella rió burlista y se paró frente a mí tomándome por el cabello.
—Voy a contarte un
par de cosas, hijo de perra —sonrió maliciosamente—. Sé que te agradará oírlo.
—Nada de lo que
digas va a interesarme —jugaba con mi psicología como para debilitarme,
honestamente me daba odio.
—Planeo hacer
sufrir a ___________(tu nombre) —aseguró—. Descuida, el hijo de Samanta estará
bien —rió burlista y cínica a la vez, ella estaba haciéndome llegar a mi
límite.
—Eres tan
repugnante.
—Mataré a Ronan —soltó
con total naturalidad, mi mente quedó en blanco y no logré decir nada—. Es el
punto más débil de ___________(tu nombre), cuando lo mate ella decaerá tanto
que dejará que la mate con total facilidad. Dos pájaros de un tiro —sonrió
triunfante, me salió de muy dentro de mí escupir en su cara. Con asco ella sacó
mi saliva de su cara.
—Eres tan idiota,
Jennifer —negué con mi cabeza incrédulo—. Ronan es un ser inocente que solo
irradia luz y felicidad, ¡no puedes matarlo!
—¿Crees que no? —cuestionó
en tono de desafío— Claro que puedo.
—Tu moral, debería
no permitírtelo —corregí mi idea. Pero pensándolo, era algo ilógico hablar de
moral con ella.
—Sabes —sonrió
cínicamente—, amaré destruir a ___________(tu nombre).
—¿No consideras la
idea de que las cosas salgan al revés, Jennifer?
—Eso jamás sucede,
Reckless —odiaba que me apodaran así. Eso era parte de mi pasado. Mi oscuro y
peligroso pasado.
Narra
___________(tu nombre):
—¿Qué quieres decir
con que Jen tiene a Justin? —cuestionó por segunda vez mi hermana, al parecer
era corta de alcance.
—¡Lo que estoy
diciendo, Samanta! —grité exasperada— La puta de Jennifer tiene secuestrado a
Justin, ¿lo tienes ahora? —sus ojos azules estaban impactados y su expresión
era atemorizada—, ¿qué tienes? —sabía que no le preocupaba Justin, porque si no
estaría llorando. Más bien algo pesaba en su conciencia.
—___________(tu
nombre), hay algo que debo decirte —musitó seria, casi con un hilo de voz.
—No es hora de
juegos, Samanta —le recordé—. Justin corre peligro —ella volvió a suspirar.
Esperaba que dijera algo.
—No estoy
embarazada —afirmó soltándolo de golpe, mi expresión era impresionada, no podía
creerlo, ¿hablaría enserio?
—¿De qué puta
hablas, Samanta? —cuestioné yo esta vez, no podía procesar bien lo que había
ido. Juré estar equivocada, juré oír mal.
—No estoy
embarazada —repitió—. Fue todo un invento de Jen para hacerte sufrir a ti, a
Justin y a mí también, honestamente, yo jamás quise hacerte daño así, hermana.
—¡No puedo creerlo!
—exclamé frustrada— Jen no tiene límites.
—Lo peor es que va
a lastimar a Justin ahora —seguramente sería así.
—No puedo creerlo,
Samanta —mi corazón brincaba de felicidad, pero me cagaba en tanto odio.
Jodidamente, no podía hacer nada por cambiar las cosas, mucho menos por borrar
todo mi sufrimiento y mi regreso a la mala vida—. No puedo creer toda la mierda
que me he comido por nada, mucho menos todo lo que han hecho sufrir a Justin —negué
mi cabeza ofuscada. Estaba a punto de una crisis nerviosa.
—Mantén la calma —me
pidió Samanta tomando mi brazo—, no puedes hacer las cosas ahora porque sabes
que no piensas con claridad. Lo importante ahora es sacar a Justin de donde
quiera que esté.
—¿Y cómo esperas
encontrarlo? —cuestioné nerviosamente— No puedo hacer nada ahora, porque no sé
dónde puta está Jennifer ahora, mucho menos dónde está Justin.
—Lamento mucho
todo, ___________(tu nombre), pero justo ahora tomé el coraje como para
enfrentar a Jennifer, lo lamento —poco servía, ¿no?
—¡Me vale mierda
ahora! ¿Sabes? Lo único que calmará todo lo que siento es ver a Jen con un
tercer ojo en su frente —claramente, me refería a un disparo—. No me quejaré
contigo, sé que después de todo estar bajo la presión de Jennifer no tiene
escapatoria, pero nada, absolutamente nada, hará que mis sentimientos cambien.
Me ha hecho demasiado daño y realmente, solo verla muerte me dará paz —soné tan
psicópata, tan parecida a Jen, pero no podía pensar de otra manera.
Salí casi como el viento
de mi antigua casa que me traía tanto asco y malos recuerdos a la mente. Me
subí al auto con una mezcla de sentimientos demasiada rara. No podía pensar,
pero tampoco actuar porque no tenía medios. Había estado toda la madrugada
vagando sin rumbo, con uno o dos tekilas encima. Mi hígado era débil aún, pero
me importaba una mierda lo que pudiera pasarme. Ya nada podía ser peor. No
podía dejar de pensar que Justin estaba en peligro.
Era un alivio saber
que no sería tía, que Samanta no estaba embarazada y que si Justin salía bien
de esta, podría ser lo mismo que antes. Quizás no igual, pero tal vez lo mejor
posible. Pero antes, debía quitarme mi única amenaza, debía hundir a Jennifer
tres metros bajo tierra.
Conduje vagamente
hasta un bar. Estaba totalmente ofuscada y mucho peor me había dejado la
noticia que Samanta me había dado. No pensaba en nada que no fuera Justin, pero
necesitaba pensar las cosas más fríamente aún. Mientras fumaba un cigarro y
bebía una taza de café, una idea apareció en mi cabeza fugazmente. Obviamente,
Jennifer tendría a Justin como llamador para que yo vaya a buscarlo y
capturarme. Dado eso, tenía que ser en un lugar que yo conociera y adivinen
qué, su único escondite que yo conocía era su central. Dejé un par de dólares
bajo la taza, tomé mi bolso y salí del bar con velocidad.
En la radio del
automóvil sonaba “The Night Before – The Beatles”, no podía dejar de asociar su
letra con la cara y las acciones que habían pasado entre Justin y yo. Las
calles en la mañana de New York solían ser movidas, pero estaban toscas y
vacías hoy. Quizás, por el hecho de que era víspera de navidad, pues esa misma
noche era Noche Buena. Aparqué frente al viejo edificio donde supuse que estaba
Justin y entré con mi arma en manos.
—¡Maldito! —grité
con odio al ver a Alex en una habitación con Justin sentado frente a ella.
—Creí que jamás
vendrías —sonrió con cinismo el rubio de ojos celestes, los ojos de Justin me
veían sorprendidos.
Narra Samanta:
Las noticias
llovían a casa como si fuera algo bueno y juro que me daba odio ver a mi padre
sentado en el sillón leyendo su libro de prácticas de vida, tranquilo, como si
nada sucediera. Comenzaba a parecerme a ___________(tu nombre), siempre
quejándose, pero ahora entendía lo que ella sintió durante toda su vida. Jamás
presté atención a toda la mierda que ella vivía, jamás pensé que doliera tanto.
—No te inmuta en lo
más mínimo —mi padre alzó la vista y sonrió desentendido.
—¿De qué hablas,
princesa? —negué con la cabeza sonriendo incrédula.
—¿Sabes todo lo que
está pasando? —él se encogió de hombros— Pues, también es tu culpa.
—Deberías agradecer
que después de todo tu madre te mantiene mínimamente a salvo a ti —era
increíble su cinismo.
—¡Eres un egoísta! —estaba
afligiéndome. Jamás esto me sucedía, pero en realidad sí quería a
___________(tu nombre) y me importaba lo que fueran a hacerle— Es tu hija,
lleva tu sangre, ___________(tu papá).
—Hijo es a quién
quieres, no esa mierda que trajimos al mundo —mi cuerpo se tensó, la ira me
corría en las venas como pocas veces me pasaba.
—¿Y dices eso mismo
de mí, padre? —cuestioné despectivamente gritándole.
—Eres tan tonta,
Samanta, que jamás te diste cuenta que te queremos por ser una princesa que se
conforma con unos cuantos dólares —auch, eso sí dolió.
—¿Crees que es
bueno que escuche eso, querido padre? —escupí con total asco— Déjame decirte
que es mejor ser una tonta a tener un hueco negro en vez de un corazón, porque
es como tú eres. Eres un desalmado, ___________(tu papá).
—¿Vez? —sonrió
cínicamente acomodándose en su asiento—, es lo que acabo de decir, eres una
tonta.
—¡Ya deja de
llamarme así! —grité con ira— Tonto es quien ignora lo que tiene a su lado,
¡como tú, imbécil! —y sí, estaba con un ataque de nervios— Yo no soy una tonta,
¿sabes? El idiota, eres tú.
—¡Cierra la boca,
Samanta! —me ordenó él.
—¡Púdrete! —le
respondí sin interesarme lo que él dijera— Si algo le pasa a Justin o a
___________(tu nombre), yo me voy a encargar de que Jen y tú caigan, ¿lo
entiendes?
Narra
___________(tu nombre):
—¡Las cosas van a
acabar aquí! —aseguró Alex y sonrió cínicamente. Justin estaba a punto de
explotar si el tipo se ponía a hacerme algo.
—¿De qué cosas
hablas, pendejo? —miré levemente a Justin, estaba agobiado. Se veía cansado,
tenía moretones y algunos rasguños. Me daba demasiada lástima— No hay ninguna
cosa que deba acabar, por el contrario. Aquí comienza todo —le aseguré y sonreí
apuntándolo con el arma.
—Es la tercera vez
que te tengo en esta situación frente a mí, nena —su voz era demasiado
arrogante—, ¿cuándo jalarás el gatillo, querida?
—Cuando se me
canten las pelotas —hablé con seguridad. Justin no quitaba los ojos de mí. Fue
cuando me percaté de que Alex se estaba acercando a mí.
—¡Le pones una mano
encima y juro que te cortaré las pelotas, imbécil! —gritó Justin desesperado
forcejeando en la silla.
—Venga, Bieber —sonrió
cínicamente Alex—. Deberías aprender a compartir. Tú elijes, me quedo con
___________(tu nombre) o voy por Jazzy —rogué que eso fuera mentira, que ese
último nombre yo lo hubiera escuchado mal. Pero no, ¡no era así! Por desgracia,
se había metido con el punto más débil de Justin y eso era peligroso. Justin,
era peligroso.
—¡Cierra la boca,
imbécil! Porque voy a joderte la puta vida, juro que no servirás para mierda
después de que te agarre. Llegas a hacerle algo a Jazzy y voy a matarte —mi
único anhelo era sacarlo de allí y hablar con él. Explicarle todo.
—¿Dónde está metida
la puta de Jen? —pregunté mirando fijamente a Alex.
—¿Jen? —cuestionó
Alex, luego sonrió con cinismo— ¡Hablas de tu madre! —rió divertido.
—¿Quieres jugar,
Alex? —le pregunté burlista— También sé hacerlo y mucho mejor que tú, porque
las últimas dos veces, te gané, ¿lo olvidas? —sonreí llena de odio y furia.
—No pasará esta vez
—dijo con narcisismo—. Sé como juegas.
—¡Fue un gusto,
Alex! —ya no necesitaba perder el tiempo. Gatillé y di la bala justo en medio
de su pecho. Odiaba a ese tipo, pero el infierno valdría más si él ya no estaba
aquí.
—¡Mierda, nena! —exclamó
Justin, volteé mirando que nadie viniera aún. Supuse que estaba solo Alex de
guardia, así que me acerqué a Justin para desatarlo— Se vio tan sensual.
—No es hora de esto
—musité desatando sus manos para dirigirme a sus pies luego—. Necesitamos huir
y lejos. No hay tiempo.
—Jamás esperé que
vinieras a rescatarme —tomó mi cara por mi mentón haciendo que mirara su rostro
con algunos moretones y grandes ojeras bajo sus ojos miel. Él sonrió levemente—.
No había nada que deseara más que tú estuvieras bien.
—Sabes que sé
defenderme —musité nerviosa y volví mi vista al nudo—. Pero, venga, no es lugar
para hablar de esto. Debemos irnos, rápido —añadí.
Justin se puso de
pie débilmente y yo jalé de su brazo, corrimos a través del pasillo y nos
subimos al auto. Arranqué el auto y comencé a conducir. Sentía como los ojos de
Justin estaban clavados en mí.
—Toma mi bolso —le
pedí—, y busca mi celular allí dentro —añadí doblando en una avenida.
—¿Y ahora? —lo oí
preguntar, suspiré intentando relajarme.
—Primero pásame un
cigarro —le exigí, pocos segundos después él posó el cigarro en la boca. Lo
calé y lo tomé con una de mis manos, con la otra manejaba el volante aún. Sentí
mis músculos relajarse, era justo lo que necesitaba—. Ahora márcale a Chaz,
dile que necesitamos irnos.
—No podemos —miré
leves segundos a Justin confundida, luego volví la vista al autopista.
—¿Qué cosa?
—No podemos dejar
que Jennifer haga cualquier cosa aquí —Justin sabía algo y no estaba diciéndolo.
Pero haría que confesara luego, primero debía hablar de lo de Samanta con él.
—¿Estás bien,
verdad? —le pregunté. Él suspiró.
—Sí, nena —extrañaba
oírlo decirme así. Debía admitirlo.
—Justin, hay algo
que debo decirte —le aseguré.
—También yo —habló
siguiendo mis palabras—. Estoy agradecido contigo, de que vinieras a salvarme y
todo eso —oí como pasaba saliva, señal de sus nervios—, pero ___________(tu
nombre), tienes razón. Debo apoyar a Samanta, debo dejarte ir y centrarme en lo
que tendré de ahora en más. Debo centrarme en mi hijo —al parecer estaba
madurando y tomándolo enserio.
—Justin tú… —intenté
hablar.
—Déjame terminar,
por favor —me rogó. Juro que imaginé su cara de desesperación al decir eso—. Te
amo, como jamás amé a alguna mujer, pero no puedo estar contigo ___________(tu
nombre). Ya no más.
—¿Me dejarás
hablar? —cuestioné, quizás le extrañaba mi actitud. Solo pasaba que él no sabía
lo que yo sí.
—¿Y tu orgullo? —cuestionó
confundido—, ¿por qué no estás apuntándome con un arma o pegándome como un
hombre enfurecido? —solté una risa divertida ante sus preguntas.
—…
mierda chica síguela que me he enamorado de tu novela! LA AMO tienes que seguirla por favor síguela pronto!
ResponderEliminarSiguelaaaaaaaa!:DD
ResponderEliminarSiguelaaaaaa ls super amo y lo sabes!!!!! Y te dejo porque son las 4:30 de la madeugada casi ( 4:21 ) busno bye!
ResponderEliminarme encanto!!!!!!
ResponderEliminarojala jen no le haga nada a ronan
pd: siguela amo tu nove
besos
HOLAAAA, AMO TU NOVELA, Te pregunto de nuevo ¿CUANTOS AÑOS TIENE JAZZY? lo pregnte en el capitulo anterior xq como salia que condujo el auto y toda esa mierda pues me perdi porque crei que era na niña sfhgjafjgkdfgsja Siguela.. y respondeme C:
ResponderEliminarSIGUELAAAAAAAA
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