miércoles, 24 de julio de 2013

Capítulo 13°: "En ese mismo momento solo podía tener en mente que estaba en la misma mierda". (2da. Temporada).




—Creí que no vendrías —lo oí decir, sonreí levemente y abrí los ojos.
—Buenas noches, Zayn —el simple hecho de tenerlo frente a mí me llenaba de oscuridad, de mi pasado. Abrí la silla y me senté.
—Estás tan preciosa como siempre —aseguró y me sonrió, pasé saliva. Había cosas que uno debía hacer por amor que nadie iba a entender nunca, ni siquiera uno mismo.
—Gracias, también te ves bien —eso no era una mentira. Zayn se veía bien, aunque no se comparaba con lo que sentía con Justin al verlo.
—¿Estás segura de lo que me has dicho, ___________(tu nombre)? —me cuestionó Zayn— Sabes cómo soy, sabes en lo que puedes caer.
—Está decidido, Zayn —dije con frialdad y firmeza—. Voy a vencer a Rebbeca, voy a salvar al Clan de lo que yo misma produje, pero jamás volveré a tener relación con ellos.
—¿Con Justin incluso? —creo que Malik no podía creerlo y honestamente, yo tampoco lo asimilaba demasiado bien. Solo sabía que era lo mejor que podía hacer, por ellos, por mí y en especial por Justin.
—Especialmente con él. 
—Creí que…
—Las cosas no funcionan —lo interrumpí para decirle—. Él se perdió mi cambio y no quiero hacerlo entender que ahora soy, nada más y nada menos, que una criminal.
—No lo sé, tú decides —él se encogió de hombros—. La ciudad está difícil, pero supongo que sabes cómo manejarte.
—Descuida, Zayn, he aprendido todo lo necesario —él sonrió sensualmente. La verdad, no podía negar que ardía, pero mi corazón le pertenecía  a Justin.
—Los chismes corren —habló, yo arqueé una ceja esperando saber a qué se refería—. Todos saben de tu enfrentamiento a muerte con Rebbeca —yo sonreí irónica.
—La tipa es una perra —no lo dudaba.
—Sí, la conozco —me aseguró Malik—. Es un desmadre, pero peligrosa —otro más.
—También sé de peligro —le afirmé—. No le temo, Zayn. Ni a ella, ni a nadie.




…Una semana después…




Me levanté temprano, había cosas por hacer. Zayn se encargaba de complacerme, era algo raro, pero deduje que nada en él había cambiado, incluso su deseo en mí, o amor como él lo nombraba. Me metí en el baño y me di una ducha, para luego cambiarme así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=90158970&.locale=es. Me maquillé solo delineándome delicadamente los ojos, había algo que me estaba atormentando.

Necesitaba saber si mi sospecha era verdad, porque si así era, estaba realmente jodida. Metida hasta las manos en algo que algunas personas preferirían llamar “bendición”, pero yo en ese estado lo titularía como “la mierda más grande del mundo”.




Narra Justin:




—Bieber —me habló Louis entrando a la sala—, te ves deprimido.
—¿Y cómo esperas que esté? —cuestioné frunciendo el ceño. Mi humor era asqueroso, notoriamente.
—Pues, creo que te ha demostrado cómo es ella —lo miré casi asesinamente—. No es por ser idiota ni por hacerte mal, Justin, simplemente lo que pasa es que me molesta que estés así por una simple mujer que no valoró lo que has hecho por ella.
—¡Oh, venga! —exclamó Chaz entrando a la sala— ¡Mucho lloriqueo para nada! ¿Qué dicen si les digo que hoy tenemos una hermosa fiesta en la ciudad? —yo lo miré intentando no matarlo a puñetes. Ellos, definitivamente, se habían tomado con muchísima calma lo de ___________(tu nombre), cosa que para mí era imposible.
—No pienso moverme de aquí —sentencié.
—¡No seas aguafiestas! —me rogó Louis mirándome a ceño fruncido.
—Definitivamente, no me entienden —les grité poniéndome de pie—. Estoy destrozado, ¡no iré a ninguna jodida fiesta!
—¿Sabes lo que puta sucede? —al parecer Chaz estaba arto— La jodida de tu ex novia te advirtió que lo haría, ¡no pudimos hacer nada! Ni nosotros, ni tú. Así que venga, ella ya se fue y no le importó una mierda lo que tú sintieras. Hay dos opciones, o lloras toda tu vida por el dolor que te causó, o enfrentas la vida y la continúas. Créeme que estar muerto en vida, no es nada interesante y lindo, Bieber.
—¿Y qué esperas que haga? —cuestioné desesperado— ¿Qué me embriague y me acueste con cualquier tipa regalada? ¿Es eso?
—Deberás olvidar de alguna forma —me recordó Tomlinson. Quizás tenían razón, pero no quería olvidar.
—¿Olvidarla? Ni muerto —mascullé—. Quiero tenerla conmigo otra vez.
—Irás esta noche a esa maldita fiesta, quieras o no —me exigió Chaz—, ¿vale? Otro día te pondrás en ganas y harás toda la cursilería de recuperarla y blablablá —suspiró, yo simplemente no me inmuté.




Narra ___________(tu nombre):




Me encontré parada frente a la enorme puerta blanca, la cual había abierto sin permiso innumerables veces. Suspiré intentando no morirme allí mismo ante la reacción de quien me abriera. Mi dedo apretó el botón del timbre con mi simple idea de “Que sea lo que Dios disponga”. Casi dos minutos después la puerta se abrió lentamente y allí la vi, tal como la recordaba. Quizás un poco más delgada, su cabello de dos colores, pero su sonrisa era la misma, hasta verme bien.



—No puedo creerlo —masculló abriendo los ojos sorprendida—. ___________(tu nombre), ¿eres tú? —yo pasé saliva.
—Antes de que me cierres la puerta en la cara —solté rápidamente—, escúchame.
—Pasa —musitó haciéndose a un lado—. Esperé mucho tiempo este momento.



Ese jodido olor a flores invadía mis fosas nasales. Los recuerdos llovían en mi mente casi como pasa en las películas. Un vídeo de imágenes aleatorias que, después de todo, lo único que lograban era hacerme sentir una mierda en el mundo, la más grande de ellas. Pasé con timidez y me tomé el atrevimiento de sentarme, Miley cerró la puerta y se sentó frente a mí en perfecto silencio.



—Creí que jamás aparecerías —Miley seguía siendo la misma.
—No pensaba aparecer —confesé cabizbaja—. No me parecería extraño que me temieras o que quisieras quitarme ya mismo de tu casa. Estás en todo tu derecho —miré a mi prima, ella me miraba con compasión.
—Supe toda la historia, ___________(tu nombre) —me sorprendió escuchar eso—. No tengo por qué juzgarte. En realidad, nadie tiene por qué hacerlo.
—Miley, necesito tu ayuda —ella me miró fijamente, quizás la sorprendió lo directa que pude ser.
—Dime, ¿qué sucede? —suspiré hondo.
—Las cosas me están pasando mal —muy mal—. Ya no estoy viviendo con Justin, ni el Clan. Tuve que mudarme a la ciudad con Malik, por cosas de negocios y además, peleé con Bieber.
—Lo lamento mucho —susurró ante mi silencio—. Pero, ¿en qué puedo ayudarte?
—No sé qué hacer —musité desesperada—. Creo que estoy embarazada —Miley me miró asombrada, casi sin poder creerlo.
—¿Qué? —se limitó a decir para respirar profundamente— ¿te has hecho un test o algo? —yo negué con la cabeza.
—Por eso vine —murmuré agachando la cabeza—. Porque quiero pedirte que me acompañes al médico.
—Iremos —me aseguró—. Iremos hoy mismo, pero Justin sabe esto, ¿no?
—No —dije con severidad—  y no espero que lo sepa.
—Pero… el bebé es de él —supuso Miley, suponía bien.
—Si es que existe, sí. Pero no puedo volver con él, ya no —mi prima me miró raro.
—Habrás estado tres años lejos de mí, pero te sigo conociendo, ___________(tu nombre) —me lo advirtió—, ¿qué diablos pasó con él?
—He cambiado —titulé—, crecí y sé valerme por mí misma, Justin no sabe aceptar ese pequeño hecho, que caga toda nuestra relación —resumí todo lo que pasaba en esa simple oración.
—Y no crees que pueda solucionarse —afirmó ella y resopló mientras sonreía cínicamente—. Si tendrás un bebé, deberás tragarte todos los problemas o deberán solucionarlos.
—Todavía no sé si lo estoy —dije con autoridad—. Ojalá no lo esté y solo sea una mala pasada, que solo se limite a ser un atraso.
—¿Quieres desayunar? —me ofreció— Creo que aparte de esto, tenemos muchas cosas por hablar, amiga —me causó escalofríos escucharla decir eso.
—Claro que sí —sonreí levemente. Volvía a sentir por unos segundos la paz que tenía antes de vivir en el peligro, pero eso solo podía ser estando con Miley, quizás porque me ataba a mi pasado.



Unos minutos después nos encontrábamos en la sala de Miley tomando té helado y comiendo galletas de avena, tal como lo hacía antes. Era raro, pero se sentía bien.



—Y dime, ¿qué tal tú? —me interesaba saber sobre ella.
—Pues, estoy de novia hace un año con Ryan —me confesó sonriendo sonsamente—. Caitlin viene a veces a New York a verme, nos hicimos buenas amigas. Suelo ver a Samanta a veces, pero sabes que no la paso mucho, por lo que solo sé que estudia artes visuales y ya.
—Me alegra saber que estás con Butler —sonreí levemente revolviendo mi té—. Siempre supe que terminarían juntos.
—Estoy trabajando para una disquera —definitivamente, estaba cumpliendo su sueño—. Y tengo planes de boda —la miré sorprendida y sonriendo ampliamente.
—¿Bromeas? —le pregunto, ella negó con la cabeza—. ¡Felicidades! Enserio, es una grata noticia.
—Y ahora sé que debo enviarte una tarjeta a lo de Malik —sabía que ella no tenía buena relación con Zayn.




Narra Justin:




Sentía odio, rencor, tristeza. Una mezcla de sentimientos que probablemente un profesional, como un psicólogo, denominaría depresión. No sentía ganas de nada, solo de dañar a quienes odiaba. No lograba odiar a ___________(tu nombre). Simplemente, se me hacía casi imposible convertir todo lo que sentía por ella en odio. No podía.



—En dos días regresarán Alfredo y Ryan G. —comentó Willow entrando a la sala. Yo la miré fijamente, no me movía de allí. No tenía ánimos—. Creí que deberías saberlo —añadió y se encogió de hombros.
—Interesante —dije con sarcasmo, ella frunció el ceño.
—¿Sigues así de depresivo? —me preguntó mientras se sentaba a mi lado.
—¿Qué esperas, Will? —le pregunté y suspiré— No puedo superarla, es así de simple.
—Es pronto aún —me recordó ella—. No creo que sea tan especial —la miré fijamente, ¿qué buscaba Willow?
—Creo que aún no sabes lo que se siente sufrir por amor —definitivamente, no lo hacía.
—No, no pretendo saberlo —me informó ella. La notaba en un plan bastante extraño, sospechoso—. Solo puedo divertirme y pasarla bien, es todo. No quiero sufrir, no quiero enamorarme —ella posó su mano en mi pecho mirándome fijamente. Estaba incomodándome.
—¿Qué buscas? —decidí ser directo.
—Divertirnos, animarte —respondió mientras desprendía el botón de mi camisa y acariciaba mi pecho—. Puedo hacerlo, tranquilo. Relájate.
—Esto es una mierda —hablé poniéndome de pie y sacudiendo mi cabeza—. No puedes hacerlo, Willow. Definitivamente, sería que cayeras demasiado bajo. No permitiré que pase así conmigo, ¿vale? —ella quedó sentada viéndome con cierta desconfianza.
—Las pagarás, Justin —me lo advirtió—. Sé que vas a buscarme.



Sonreí con cinismo mientras salía de la sala, ¡Demonios! Willow estaba regalándose en mis propios brazos y apuesto a que en cualquier otro momento le hubiese aceptado su propósito, simplemente en ese momento algo me lo impedía. No estaba seguro de si era tristeza, despecho, amor o simplemente necesitaba tiempo para saber si luchar porque __________(tu nombre) volviese o necesitaba esa oportunidad que jamás me había dado de guardarla en mi memoria y buscar alguien que pudiera hacerme feliz sin tener que luchar demasiado. Mi maldita confusión era cuál de las dos cosas valía la pena.




Narra ___________(tu nombre):




Mi mayor miedo cuando era niña era que me llegara la jodida muerte sin haber hecho algo bueno antes, sin haber marcado la vida de alguien antes, sin haber sido feliz y hecho feliz a alguien más, dejando un granito de arena para que en un futuro alguien pudiera tener un indicio de por qué camino la felicidad suele estar.

Transitaba el momento de soledad y desconcierto más grande que había esperado pasar en mi vida. Cuando nunca tienes el momento, el tiempo o simplemente las ganas de detenerte a pensar “qué diablos sucedería si…” no esperas que deba ser tan complicado, indeseable o doloroso. Sin embargo, esos momentos que no creías que ameritaban de un pensamiento o reflexión previa, llegan sin aviso alguno en el “peor momento”. Debes tener agallas, debes enfrentar lo que sucede, debes ser una luchadora cuando en realidad, lo que has sido toda tu vida fue una perdedora que amaba esconderse detrás de una imagen fuerte y resolver las cosas matándolas, arrancándolas de raíz, en vez de luchar por algo bueno, algo que valiera la pena.

Siempre me valí por las cosas que hice, malas o buenas, pero en ese jodido momento solo podía tener en mente que estaba en la misma mierda. Rogaba porque no fuera verdad, era capaz de rezar por aquello mismo. Aún así, iba fuera de mis principios y decidí agachar la cabeza y seguir.



—El siguiente —esa jodida voz varonil irrumpió mis pensamientos, vi como Miley se paró, así que atiné a hacer lo mismo. Las dos entramos al consultorio mientras el tipo cerraba la puerta—. Buenos días, señoritas.
—Buenos días —dijimos al unísono con Miley.
—Me gustaría saber por qué vienen —el tipo tendría alrededor de unos cuarenta, cabello prolijamente peinado color castaño oscuro, casi negro. Ojos marrones, sonrisa amplia y simpática. Un tipo “bueno”, diríamos.
—Tengo un atraso de dos semanas —solté esperando que el médico saltara a decir “no estás embarazada, tranquila”. Eso no sucedería—. Necesito saber si estoy o no embarazada.
—Bueno, me parece raro que hayan acudido aquí con tanta prisa, ¿algo en particular? —el tipo comenzaba a caerme pesado.
—No —sentencié con particularidad. Creo que Miley se dio cuenta de que si el tipo seguía preguntando ese tipo de cosas le contestaría mal.
—Solo queríamos saber con precisión si mi prima está o no embarazada —se apresuró a hablar—. Ella practica boxeo —me pareció raro escuchar eso, ¿Miley sabía algo de mi actual vida o qué?— y es riesgoso que lo siga haciendo si está embarazada.
—¡Oh, ahora veo! —sonrió amablemente el tipo que comenzaba a odiar por derrochar tanta simpatía— Bueno, deberé tomarle una muestra de sangre simplemente y podrá venir por los resultados mañana mismo.




Después de unos minutos nos encontrábamos con Miley camino a algún Starbuks cercano. Pasamos casi toda la tarde allí, ella me había jurado y re jurado que lo que haríamos esa noche no sería una locura. Había planeado una cena con Caitlin y Ryan esa misma noche, quería que nos volviéramos a ver. Eran las nueve en punto cuando abordamos en casa de Miley, los chicos nos esperaban en el restaurante. Venía vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=90883781&.locale=es. Traía mi corto cabello peinado como todos los días y venía cargada de delineador negro, como habituaba a hacerlo.



—Esto es una locura —confesé a punto de retractarme antes de abrir la puerta del restaurante. Luego, sería tarde.
—Créeme que estarán felices de verte —insistió mi amiga.
—Soy una asesina, Miley, ¿quién podría estar feliz de verme? —le cuestioné y suspiré con ganas de largarme de allí.
—Yo —dijo con autoridad—, y sé que Caitlin y Ryan también.

—…

sábado, 20 de julio de 2013

¡Feliz día del amigo! :)



Bueno, la verdad es que no sé si esto es a nivel mundial o solamente en Argentina, pero hoy es el día del amigo en mi país y me corresponde saludarlas. Ya hace 2 años que estoy aquí en el blog escribiéndoles y las considero parte de mi vida, pues, me paso todos los días al menos un ratito escribiendo o pensando cómo seguir la novela y hacerla llevadera e interesante. Simplemente, gracias chicas. Gracias por comprenderme y aún así seguir leyendo lo que escribo para ustedes. ¡Las adoro!


FELIZ DÍA DEL AMIGO :) !!!



Respecto a la novela, solo les diré que dará un cambio muy grande y van a amarla, se los apuesto.





-Poli :)

lunes, 15 de julio de 2013

Capítulo 12°: "¿Quieren saber quién vencerá?". (2da. Temporada).




—Te crees la que mandas, eso me molesta —sentenció. Yo simplemente esperé más—. No puedes venir y cambiarlo todo, no eres quién.
—¿Y tú, sí? —le dije con toda amabilidad, no buscaba pelear— Porque yo no busco cambiar nada, solo peleo con Bieber porque me sobreprotege, ¿O es Justin el problema? ¿Tienes celos? —era otra opción— Porque Jaden no lo es.
—¡No estoy enamorada de Justin! —yo me encogí de hombros— Me molesta que la cagues.
—¿Qué cagué?
—Con Rebbeca la has cagado, tía —dijo harta—, la güera nos matará, ¿por qué? —dijo retóricamente— porque tú te crees con el culo demasiado alto como para desafiarla. Deberías bajar tus humos y darte cuenta que no eres inmortal.
—Rebbeca atacará con o sin mí —le recordé—. Cuando yo llegué ella ya los odiaba.
—Pero no habíamos pateado su orgullo de tal manera como tú —carraspeé y la miré con una mueca irónica.
—Pues, no me conoces, Smith —estaba furiosa—. Nadie me pisoteará sin que yo lo haga primero y si Rebbeca tiene que morir por intentar pisotearme, o en su defecto pisoteándome, no dudaré en atravesar su cabeza con una bala —le advertí—. No estoy aquí para dejarme pisar, Willow. Yo no —quizás ella sí.
—Tampoco yo, pero debes pensar antes de actuar, porque nos perjudicas a todos —me miró severamente.
—¿Qué sucede? —preguntó Justin entrando adormilado a la cocina— ¿Por qué vistes así? —añadió mirándome— ¿Peleaban?
—Los dejo solos —sentenció Willow con maldad. Justin se me quedó viendo detenidamente.
—¿Por qué saliste tan temprano y sola? —Justin me miró fijamente mientras su boca emitía las palabras.
—Necesitaba hacer algunas cosas —su semblante era tenso.
—Estás ocultándome algo y eso me molesta, ___________(tu nombre) —definitivamente, él no estaba de buen humor—. Dime, ¿qué sucede? —me preguntó severamente.
—No pasa nada —me empeciné en mi postura. No quería que supiera que bailaba nuevamente, no era bueno.
—¿Estás volviendo a las drogas? —escupió con frialdad— Es eso, ¿no?
—¡Me importa una mierda lo que creas! —exclamé mientras intentaba salir de la cocina. Odiaba que siempre me atara a las drogas, yo sabía que no volvería a ellas, pero él quería siempre sospechar que yo volvía al mal— Simplemente, piensa lo que quieras —añadí esquivándolo para subir a la habitación, ducharme y cambiarme, pero al pasar por su lado él me tomó por el brazo y con fuerzas.
—Muéstrame qué tienes en el bolso —me exigió. Volteé a mirarlo con el ceño fruncido, ¡era el colmo de los colmos!
—Yo no te haría esto —le recordé—. Debes confiar en mí, ¿vale?
—¡Dime tú entonces! —me gritó—, ¿en qué estás metida, ___________(tu nombre)? —estaba demasiado alterado, era una obviedad.
—¡Suéltame, Justin! —le exigí con severidad—, estás lastimándome.
—Dime dónde estabas —me repitió soltándome, pero notaba la desesperación de su voz, estaba totalmente sacado, nervioso.
—No, no quiero —me negué, él tenía autoridad, pero yo también—. No necesitas saberlo, ni tú, ni nadie.
—Vale —dijo con rabia—. Entonces no necesitarás salir más a esta hora, porque te lo prohíbo —reí sarcásticamente, ¿quién era él para decirme eso? Pues, nadie.
—¿Crees que puedes prohibirme lo que quiero hacer? —le cuestioné, sus ojos estaban rabiosos— Pues, no —me respondí yo misma—. Te amo y toda la cursilería que quieras, pero de mi vida yo hago el infierno que quiero, ¿vale? Guárdate tus opiniones, porque terminarás por no verme jamás, Bieber —y no estaba bromeando.
—¿Es lo que quieres? —me dijo casi a los gritos— ¿Quieres irte? Vete —me aconsejó—. Vete y deja de hacer tanto alboroto en el clan.



Sus palabras fueron firmes y duras, casi como golpes en mi cara llegaron a mi corazón. Entendí que Justin se comenzaba a convertir en un monstruo, o quizás ya lo era y comenzaba a demostrármelo. Debía irme, era claro. Estaba dispuesta a alejarme de él y del resto. No me verían más.

Sin responder nada y sin que él notara que aquello me dolió, le sonreí cínicamente y me dirigí a subir las escaleras. Era el último día que pasaba en esa maldita casa. Entré a la habitación y pegué un portazo, simplemente me tiré en la cama sin que algún sentimiento estuviera en mi mente, no sentía nada. Solo había un lugar al que podía recurrir que sabía que no sería rechazada, era la casa de mi peligroso amigo Zayn Malik.

Tomé una valija del armario y metí la ropa que tenía allí. Tenía la tarjeta de crédito que mi padre me había dado cuando cumplí 15, era una caja de ahorro en la cual tenía unos cuantos millones que solo yo podía mover; me sería de mucha utilidad. Casi cuarenta minutos después tenía mis cosas ordenadas, lista para irme de esa maldita casa.



—Lo lamento —oí decir a Justin luego de escuchar cómo se abría la puerta.
—Me voy.
—¿Qué? —cuestionó mientras cerraba la puerta y se quedaba viéndome— ¡No! No hablaba enserio, nena.
—Pero no confías en mí, ¡lo demuestras siempre! —exclamé exasperada volteándome a verlo.
—No es eso…
—¡Claro que lo es! —lo interrumpí para decir a los gritos— No me dejas negociar, y es porque no confías en lo que puedo hacer. Intentas saber todos mis movimientos y es porque temes que vuelva a ser la idiota que era a los 17, ¡no te juzgo! Pero es una inmadurez de tu parte, creo que te he demostrado que…
—No, no lo has demostrado —me dijo con la voz quebrada—. Has terminado presa dos años y medio, creo que no me has demostrado que puedes —se encogió de hombros y ¡auch! Eso sí que dolió.
—Creo que es momento de que me aleje definitivamente de ti, Justin. Está mucho más que claro —sus ojos se humedecieron rápidamente mientras se sentaba en el borde de la cama. Allí estábamos, como dos idiotas mirándonos.
—No quiero que te vayas —sentenció él—. No podría protegerte allí fuera.
—¡No necesito que lo hagas! —grité harta de que me tratara como una niña— No lo necesito, ¡sé defenderme por mí misma! Justin, hay muchas cosas que tú no sabes —muchísimas—. Y simplemente, no puedo contártelas, deberías haber empezado por confiar cuando te decía que sabía lo que hacía.
—Es demasiado peligroso y lo sabes —me recordó—. No eres invencible.
—¡Pero no soy una borrega! —suspiré intentando calmarme— Esto me hace mal, simplemente.
—Estás cayendo, nuevamente —me recordó—, ¿o crees que no me doy cuenta de tus nuevos y flamantes cortes? —mi corazón se detuvo y mi piel se erizó.
—¡Me estás destruyendo tú! —eso sonó frívolo. Ninguno de los dos medía lo que decía. Ninguno se daba cuenta de que estábamos lastimándonos.
—Estoy protegiéndote —me contradijo. Suspiré y tomé mi valija entre manos.
—Me voy —sentencié.



Bajé las escaleras y encontré a Chaz en el living, él me miró raro.



—Necesito que me lleves a la ciudad —le informé sin ser demasiado simpática.
—Vamos —musitó él mirando la valija—, ¿te vas?
—Solo llévame —le exigí.





…Horas después…
Narra Justin:





—¡Infeliz! —le grité desesperado— ¿Cómo mierda puedes llegar con tanta tranquilidad y decir lo que dices? —Jaden estaba desconcertado.
—Justin, cálmate —me pidió Jaden desencajado de la escena.
—¡Le dije que no debía irse! —me superaba la situación, simplemente me superaba.
—Bro, ella está bien —me recordó Jaden—. Willow ya fue a buscarlos.
—¡Me importa una mierda! —suspiré profundamente mientras caminaba de un lado al otro por la sala de la casa—, Rebbeca intentó matarlos, ¿cómo coños esperas que me tranquilice? —mi amigo se sentó en el sillón a mirarme detenidamente.
—Están bien, Justin. Están bien —repitió Jaden—. Tranquilízate, no la alteres más, seguramente estará demasiado compungida como para que tú la desmorones más.
—¡Es una gran mierda! —entró gritando mi novia cuando abrió la puerta— Esa mujer es una perra y va a morir entre mis manos.
—¡Nena! —grité, ella me miró con rabia. Seguía enojada— ¿Estás bien?
—Rebbeca definitivamente inició la guerra —afirmó Chaz mientras cerraba la puerta.
—Se los dije, tocarle el culo a Rebbeca era como morir en vida —Willow siempre tan negativa.
—Lo importante es que están bien —musitó Jaden desde el sillón—. Deben dejar de hacerse los valientes, porque morirán.
—No es broma —afirmó Chaz, específicamente se lo decían a ___________(tu nombre). Ella estaba furiosa.
—¡Jamás dejaré que esa perra me haga temerle a algo! —tituló su postura ___________(tu nombre)— Me iré, si el problema de Rebbeca es contra mí, me atacará y la venceré. No espero que me protejan —me miró severamente—. Simplemente espero que dejen de atacarme.
—No se trata de atacar a nadie —comenzó a decir Willow—. Simplemente es por tu seguridad y la nuestra. Debes pensar lo que haces, ¡no te comportes como una idiota!
—Coincido con Willow —hablé seriamente—. No se trata solo de ti, se trata de todos.
—Las cosas haciéndolas sin pensar, no sirven ___________(tu nombre) —Chaz era quien le hablaba con seguridad, casi como un padre. Los demás podíamos considerarnos como unos pares.
—¿Quieren saber quién vencerá? —el orgullo de ___________(tu nombre) era demasiado grande como para que se lo tragara. Ella no se quedaría quieta, con esto sería peor. Una bomba en la camioneta, no la detendría— Pues, piensen y armen sus planes como quieran. Hoy mismo, yo voy a empezar mi venganza contra esa perra.



Ella desapareció mientras subía las escaleras. Estaba convencido de que ella no se quedaría de brazos cruzados y me preocupaba lo que fuera a hacer. Estaba claro que no tenía límites.



—¿Qué hará? —preguntó Chaz mirándome.
—No lo sé —musité mientras me sentaba en el sillón—, y es preocupante no hacerlo.
—No podrán detenerla —nos informó Willow—. Es demasiado fuerte como para dejarse detener por nosotros.
—Coincido con mi hermana —habló Jaden.
—Debemos atacar —aseguré cerrando mis puños. Debía encontrar la manera de neutralizar los movimientos de ___________(tu nombre). No la dejaría exponerse.
—No ahora —se negó Chaz—. Como más temprano, podrá ser la semana que viene.
—¡No hay tiempo, Chaz! —le recordé, debíamos actuar con rapidez y eficacia.
—No, Justin —me habló Willow—, que tú quieras tapar el culo de tu novia no quiere decir que debamos atacar. Si atacamos ahora, Rebbeca nos hará volar. Es lo que espera, que la ataquemos.
—¡Demonios! —protesté.
—Lo único que podemos hacer es hablar con Louis —me recordó Jaden con seguridad.
—¿Con ese inútil? —mencioné torpemente, Chaz me peló los ojos— Lo sacamos de aquí porque no queríamos problemas, ¿por qué lo meteríamos en la más difícil de las misiones? —más que ello, la más difícil sería atajar a ___________(tu nombre).
—Opino como él —me apoyó Willow.
—Louis podrá proteger su trasero en lo que ella quiera hacer —no permitiría que lo que aconsejaba Jaden se convirtiera en una realidad. Claro que no.
—Me encantaría escuchar eso —opinó Chaz sentándose en uno de los sillones.




…Por la noche…



Habíamos estado en la sala toda la tarde, no encontrábamos forma de atacar a Rebbeca de una manera inteligente teniendo a la compulsiva de ___________(tu nombre) por atacar en ese mismo momento. Definitivamente, sería todo un proceso.


—¿A dónde vas? —le cuestioné a ___________(tu nombre) bajar las escaleras vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=89674212&.locale=es. Ella me miró detenidamente.
—Ustedes prefieren que ella nos mate a todos —sentenció tranquilamente—, yo comenzaré a mover mis contactos.
—¿Me dirás a dónde diablos vas? —le volví a preguntar, ella suspiró acercándose a mí para sentarse a mi lado.
—Si no confías en mí, las cosas van mal, Justin —yo no salía de mi postura de que debía saber las cosas.
—Tampoco confías en mí —deduje, claramente estaba en lo cierto, si no ella me diría a dónde estaba yéndose y de dónde venía esa misma mañana.
—No te cambiaría en nada la vida saber de dónde venía esta mañana —me dijo astutamente, suspiré tomando su mano y mirándola fijo.
—No éramos así —le recordé—, ¿qué sucede?
—Sucede que me tratas como a un bebé que recién caminas y no quieres que caiga —sus palabras fueron decididas.
—Estoy cuidándote —le recordé—. Es mi deber.
—Debo irme —me afirmó poniéndose de pie—. Descuida, si llego a salvo hoy cuando regrese, entenderás que estoy apta para cuidarme por mí misma —suspiré poniéndome de pie.
—Perdón, ¿sí? —como en rara vez, sus ojos se iluminaron y dibujó una pequeña sonrisa en su rostro. Extrañaba verla sonreír seguido.
—Te amo —musitó y besó mis labios fugazmente—. Deséame suerte —yo sonreí mientras le veía pasar.




Narra ___________(tu nombre):




Entré al restaurante luego de aparcar el auto de Jaden en el estacionamiento. Realmente, debía adquirir un medio de transporte personal para mí, no podía depender de alguien más para salir. Estaba sola, era claro. Devastada era palabra que estaba buscando para describir todo lo que sentía en ese momento. Me derrumbaba de a poco, los pedazos los perdía a casa segundo, a cada palabra de Justin sintiendo como quería encerrarme en mí misma como lo habían hecho toda mi vida, no podía destruirme justamente él. Sin embargo, a pesar de que le dije que lo amaba y le aseguré que volvería esa misma noche, ese último beso que le di fue el último que planeaba darle en un largo, muy largo tiempo y quizás, el último de la vida.

Lo vi sentado en una de las mesas con una copa de vino frente a él, estaba igual que siempre. Sus facciones, su cabello ligeramente desordenado, sus ojos pardos intimidantes mirando el menú. Pasé saliva, cerré los ojos y canalicé toda la desesperación a la cuál sabía que acababa de atarme para siempre.



—Creí que no vendrías —lo oí decir, sonreí levemente y abrí los ojos.
—Buenas noches, Zayn —el simple hecho de tenerlo frente a mí me llenaba de oscuridad, de mi pasado. Abrí la silla y me senté.
—Estás tan preciosa como siempre —aseguró y me sonrió, pasé saliva. Había cosas que uno debía hacer por amor que nadie iba a entender nunca, ni siquiera uno mismo.
—Gracias, también te ves bien —eso no era una mentira. Zayn se veía bien, aunque no se comparaba con lo que sentía con Justin al verlo.
—¿Estás segura de lo que me has dicho, ___________(tu nombre)? —me cuestionó Zayn— Sabes cómo soy, sabes en lo que puedes caer.
—Está decidido, Zayn —dije con frialdad y firmeza—. Voy a vencer a Rebbeca, voy a salvar al Clan de lo que yo misma produje, pero jamás volveré a tener relación con ellos.
—¿Con Justin incluso? —creo que Malik no podía creerlo y honestamente, yo tampoco lo asimilaba demasiado bien. Solo sabía que era lo mejor que podía hacer, por ellos, por mí y en especial por Justin.

—Especialmente con él. 

viernes, 12 de julio de 2013

Capítulo 11°: "Dada la situación podríamos ser grandes amigas". (2da. Temporada).




—¿Quién te crees borrega? —le preguntó Willow cínicamente— Apenas si hace un mes que estás en el clan, ¿crees que tienes más poder que yo? —le sonrió burlista— Sigue soñando. Que hayas matado a alguien y hayas estado en la cárcel para ser una “criminal” ahora, no quiere decir que vayas a pisotearme.
—¿Qué es lo que te molesta, Willow? —___________(tu nombre) estaba oficialmente decidida a destruirla, la conocía demasiado y su furia no se controlaba— ¿Qué cante, que baile, que sea más peligrosa que tú? ¿Qué es Willow? Dímelo y lo solucionamos —le sugirió—. O… ¿tal vez sea el simple hecho de que yo sí pude salir de las drogas después de probarlas todas y sigo aquí viva? ¿Es eso? —le sonrió cínicamente, eso sí le había dolido a Willow y nos había desconcertado a todos.
—¿De qué hablas? —intentó hacerse la idiota Smith, pero… no le funcionaba. Jaden la miraba atónito.
—¿Te drogas? —le preguntó Chaz, mi novia soltó una carcajada burlista.
—Tú te lo buscaste, Willow. Intenté hacer bien las cosas, pero la cagas demasiado. Ahí tienes, si vas a odiarme, hazlo con alguna buena razón. Acabo de dártela —la actitud altanera de ___________(tu nombre), pondría furioso a cualquiera en el roll de Willow. Pero las actitudes de Willow tampoco habían sido maduras para con ___________(tu nombre), quien solo se había defendido. Era algo bastante difícil de titular o castigar. Simplemente, las cosas debían solucionarse solas o quizás, quedarse así.
—¡Eres una ramera! —protestó Willow— ¿Por qué no simplemente te vas por donde viniste, perra?
—Cierra la boca, Willow —le ordenó Jaden con severidad, él jamás le hablaba así a su hermana—, ¿a qué se refiere cuando te habla de drogas? ¿Estás drogándote de nuevo, Willow? —a Jaden lo desesperaba el tema y era, mucho más que, lógico.
—¡No te interesa! —le habló su hermana— Todo esto es y será tu culpa siempre, maldita ramera.
—Al menos lo hago consciente, no como tú —le sonrió divertida mi novia—. Mejor aprende a no meterte conmigo sin razones, borrega —usó su palabra con el mismo tono que Willow segundos antes.
—Ven —le dije a ___________(tu nombre) mientras nos poníamos de pie.



Jalé de su brazo mientras caminábamos entre los grupos de gente por la arena. Divisé unas piedras cerca de la costa, casi no había gente allí, así que caminé con ella hasta allí. Ella no decía nada, supuse que sabía para qué la alejaba de todos así que por ello prefería no reprocharme nada. Después de todo, estaba consciente de lo que hizo.



—¿Por qué lo hiciste de ese modo, justamente aquí? —le pregunté sin regodeos. Ella se encogió de hombros perdiendo su mirada en las olas.
—Porque a mí no me duele.
—Si te hubieran hecho lo mismo cuando eras como ella te hubiese dolido —le recordé. Ella me miró dolida, con rabia.
—Pero yo no era como ella —sentenció duramente, con frialdad y distancia—. Yo sufría mucho más.
—Pero no te hubiese gustado que alguien lo hiciera, ¿o sí? —ella me miró fijamente, como si enserio le doliera hablar de ello.
—Que me lo agradezca, porque Jaden va a sacarla de eso, que es precisamente lo que necesita —su orgullo era demasiado grande.
—Debes controlarte más, nena —pasé mi mano por mi cabello nerviosamente. Enserio no entendía que debía ser más “humana”, no lo hacía—. No puedes ir por la vida tomando las cosas a la ligera, hay maneras y maneras —ella simplemente estaba viéndome como si yo fuera una clase de subnormal a quien no le entendía el idioma.
—Es eso —dedujo, yo la miré arqueando una ceja—. Sí, es eso.
—¿De qué hablas? —le pregunté mirándola fijo.
—Hablo de que es eso lo que les molesta a ti, a Chaz, a Jaden. Les molesta que no sea la misma idiota que asesinó a su propia madre y huía del peligro para solo defenderse —asintió ella misma sus palabras sonriendo irónicamente, con rabia quizás—. En la vida, una vez eres estúpido. Dos veces, no.
—Nadie habló de que…
—Pero lo demuestran —frunció el ceño y carraspeó un poco—. Apuesto a que no te molestó que subiera al escenario a cantar —tenía razón, no me molestó—, porque cuando me conociste era algo natural en mí, parte de mi vida. Pero apuesto a que sí te molesta que juegue carreras cuando lo hacen aquí en la noche —mi corazón se detuvo al escuchar eso. Ella lo notó y sonrió cínicamente—. Es a lo que me refiero. Te molestan mis nuevas “mañas”.
—¡Tus nuevas mañas son una mierda! —ya estaba exasperándome— Ninguna es algo que puedas controlar. Si la moto falla, te haces mierda. Mueres.
—¿Y a caso no moriría si una bala atraviesa mi cabeza estando ahora misma aquí contigo? —cuestionó retóricamente— Porque Rebbeca podría estar aquí y hacer eso —tenía razón.
—No es lo mismo —intenté mantenerme en mi postura a toda costa.
—No —me interrumpió—. Sí es lo mismo —me contradijo con seguridad—. Corremos peligro siempre —enfatizó el adverbio de tiempo—, puedes morir ahora mismo o sobrevivir hasta envejecer, nunca sabes. Ni tú, ni yo, ni nadie aquí mismo. Pero tú y yo, peor que ellos. Vivimos con el peligro de morir acechándonos siempre. No me quejo —hizo una pausa para mirar el mar con lejanía, allí se quedaron sus ojos cafés—, porque es el destino que me tocó. Quizás fue injusto que no pudiera elegir. Pero ya estoy metida hasta la cabeza, ¿qué haré? ¿Luchar por salir? No, claro que no —negó ella misma—. Voy a vivir como se me dé la gana, ¿vale? Porque de esta vida no me salvas ni tú, ni nadie. Ni siquiera Dios.
—¿Crees que es algo bueno lo que dices? —le pregunté con rabia. Odiaba que no dejara protegerse. Yo podía tenerla a salvo, sin que nada le pasara.
—¡No somos buenos! —me recordó exasperada mientras me interrumpía—, ¿O crees que una persona “buena” —volvió a enfatizar con una sonrisa cínica en el rostro—, empuñan un 38 (arma) y le cruzan una bala a su propia madre en medio de la cien? —ese era su karma. Jamás lo superaría, por más que haya sido una venganza.
—No, no dije eso —intenté retraerme de mis palabras—. Simplemente, estás corriendo más peligro del que debes —ella me miró unos leves segundos en silencio, con sus ojos fríos como siempre. Sin demostrar, absolutamente, nada.
—Tú no conoces mis últimos dos años, Justin —era algo que me carcomía las entrañas, pero que ella hablara de eso era imposible. No quería hacerlo, no lo hacía—. Tú no sabes todo lo que hice, todo lo que sé. Soy la hija del peligro.
—¿Hija del peligro? —la miré divertido y negué con la cabeza— ¡No quiero perderte! —le recordé sacudiéndola un poco por los hombros— Eres lo único que me queda y no puedes dejarme, otra vez.
—¡Justin! —dijo mirándome fijo mientras rodeaba mi cuello con sus brazos, suspiré mientras desviaba su vista unos leves segundos, para mirarla otra vez con los labios temblorosos. Era raro como lograba ponerme nervioso a veces. Antes, eso jamás sucedía con nadie, hasta ella— jamás te dejaría —acarició mi rostro mirándome dulcemente.
—Si mueres, sí —le recordé, ella rodó los ojos.
—Es una estupidez. Debes disfrutar el hoy, el ahora —me recordó—. Porque quizás mañana ninguno de los dos esté aquí.




Narra ___________(tu nombre):
…Al día siguiente…





Había cosas que no podían salirse de mi vida, pero tampoco podían ser públicas. Simplemente, no podía perjudicar mi imagen por una simple pasión, no ahora. Así que me levanté temprano, tomé una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=89282349&.locale=es. Para mi suerte, Justin era de sueño pesado, por lo que ni siquiera se percató, simplemente siguió durmiendo. Traía mi cabello en un moño alto y prolijo, decidí no maquillarme. Solo tomé las llaves de la motocicleta de Justin y salí de la casa en perfecto silencio.


Unos minutos después el viento pegaba dulcemente en mi rostro. La velocidad era una especia de heroína, simplemente que en esta tenía posibilidades más lejanas de morir, o al menos me permitía el lujo de creer aquella opción. Llegué al estudio en el cuál me había anotado unas semanas antes para tener clases. Estaba en tiempo y forma. Aparqué el ciclomotor y me bajé para entrar.

Un montón de fresas sentadas trabajando sus empeines me miraron para posteriormente cuchichear entre ellas. Las miré fijamente, no me molestaban ni alegraban mi existencia, simplemente estaban allí. Probablemente, mi aspecto no era el de una bailarina, mucho menos el de una ballerina. Mis tatuajes, mi cabello, no concordaban con el ambiente. Pero sabía que las dejaría abriendo la boca.


—Buenos días —saludó una mujer solo unos años mayor que yo—. Soy Emily. Conmigo tendrán clases de baile, supongo que saben eso, ¿no? Bien, quiero oír sus nombres —éramos alrededor de diez.
—Destiny —mencionó la primera de derecha a izquierda.
—Eric.
—Ronny.
—Santiago.
—Harry.
—Jessy.
—Edward.
—Lilly.
—___________(tu nombre) —mencioné cuando todos me miraron, tal como a los anteriores.
—No estuviste el semestre pasado —aseguró Emily.
—Pero ahora sí —dije seriamente, era obvio, ¿no?
—Venga, comencemos —nos anticipó—. De pie, todos. Marcaré una secuencia y luego quiero verlos individuales. De allí veremos los grados, ¿venga? —nadie dijo nada, pero ninguno estaría dispuesto a oponerse.


Emily se paró frente a nosotros de espaldas y marcó una secuencia lo suficientemente larga como para evaluar la técnica que teníamos. Me tocó ir tercera, mis ánimos por hacer la coreografía de Emily, eran muchos porque era linda, no increíble, pero linda. Tenía que demostrarles a esas perras que podía hacerlo mejor. Las que habían pasado antes que yo, lo hicieron bien, solamente bien. Así que me puse de pie y empecé igual, pero en el trayecto del tiempo fui cambiando algunas figuras. (http://www.youtube.com/watch?v=lbFx0-cJkpA) Emily, no dijo nada. Me senté y los demás pasaron.


—Tengo que felicitar a Harry y ___________(tu nombre) —musitó la mujer—. Fueron los únicos que lograron improvisar, valoro mucho eso. Eric, debes trabajar un poco más tus manos. Destiny, me gustan tus empeines. Lilly, controla tu fuerza, por eso te pasas en los giros. Edward, lo mismo que Lilly, la fueza. Ronny, Santiago y Jessy, hay que trabajar a penas un poco más sus líneas. Harry, tu expresión corporal es simplemente increíble. ___________(tu nombre), ¿has estudiado clásico? —la miré atentamente pensando seriamente mi respuesta.
—Fui primera ballerina del ballet de Emma Pitt —respondí con tranquilidad.
—Es decir que has estado sobre puntas alguna vez —era algo obvio, ¿no?
—Desde los ocho años hasta dos años atrás —respondí sin quitarle la vista de encima.
—Todos usamos puntas, Emily —dijo la rubia, Destiny, creo que dijo llamarse.
—Pero ninguno bailó como ella —le informó, yo sonreí cínicamente—. Probablemente sea su primera vez de contemporáneo, ¿no? —preguntó en general Emily.
—No —dijeron Lilly, Harry y Santiago.
—Sí —dijimos el resto.
—Ya que todos usan puntas, quiero verlos de punta la próxima clase, ¿vale? —la mayoría asintió— Los espero. Los horarios están fuera.


Me puse las zapatillas y salí del lugar, creo que fui la primera en hacerlo, ni siquiera me interesó el hecho. Me subí a la mato y la encendí, comencé a conducir para salir de la ciudad y dirigirme a casa. Me sentía libre. Bailar me liberaba de una manera incomparable, nada lo hacía de esa forma. Era una pasión que corría en mis venas, sin más.






—¿Dónde estabas? —esa voz me pareció tediosa, volteé desde la puerta de la cocina y la vi mirándome divertida— Aún duermen, nadie se dio cuenta, no te preocupes.
—No eres mi madre —le recordé— y al menos no vengo drogada.
—Pero sí a escondidas —me recordó ella—. Debe ser porque no quieres que nadie se entere —Willow era idiota, estaba convencida.
—Probablemente —le sonreí cínicamente—¸ pero no es autodestructivo, cariño.
—Eres una perra —dijo con lentitud,  como para que entendiera mejor. Fruncí el ceño con rabia.
—Tú me buscas, Willow —le recordé—. Es absurdo, porque dada la situación podríamos ser grandes amigas, pero tú simplemente buscas pelearme, ¿cuál es el problema? —esperaba una respuesta coherente, no un insulto.
—Te crees la que mandas, eso me molesta —sentenció. Yo simplemente esperé más—. No puedes venir y cambiarlo todo, no eres quién.
—¿Y tú, sí? —le dije con toda amabilidad, no buscaba pelear— Porque yo no busco cambiar nada, solo peleo con Bieber porque me sobreprotege, ¿O es Justin el problema? ¿Tienes celos? —era otra opción— Porque Jaden no lo es.
—¡No estoy enamorada de Justin! —yo me encogí de hombros— Me molesta que la cagues.
—¿Qué cagué?
—Con Rebbeca la has cagado, tía —dijo harta—, la güera nos matará, ¿por qué? —dijo retóricamente— porque tú te crees con el culo demasiado alto como para desafiarla. Deberías bajar tus humos y darte cuenta que no eres inmortal.
—Rebbeca atacará con o sin mí —le recordé—. Cuando yo llegué ella ya los odiaba.
—Pero no habíamos pateado su orgullo de tal manera como tú —carraspeé y la miré con una mueca irónica.
—Pues, no me conoces, Smith —estaba furiosa—. Nadie me pisoteará sin que yo lo haga primero y si Rebbeca tiene que morir por intentar pisotearme, o en su defecto pisoteándome, no dudaré en atravesar su cabeza con una bala —le advertí—. No estoy aquí para dejarme pisar, Willow. Yo no —quizás ella sí.
—Tampoco yo, pero debes pensar antes de actuar, porque nos perjudicas a todos —me miró severamente.

—¿Qué sucede? —preguntó Justin entrando adormilado a la cocina— ¿Por qué vistes así? —añadió mirándome— ¿Peleaban?

viernes, 5 de julio de 2013

Capítulo 10°: "Si vas a odiarme, hazlo con alguna buena razón. Acabo de dártela". (2da. Temporada).




No quiero que te hagan daño —era raro oírla admitir algo.
Tampoco quiero que te hagan daño —le dije tirándola por la cintura hacia mí, haciendo que ella quedara sentada en mi regazo de frente a mí con sus piernas a mis costados—, por eso no quiero que hagas locuras como las de hoy —ella me miró fijamente mientras yo acariciaba la piel desnuda de su cintura.
Justin, no es justo que me sobre protejas de esa manera, ya no soy una niña. Puedo cuidarme por mí misma —suspiré abrazándola, mi cabeza daba justo en su pecho. Ella pasó una de sus manos por mi espalda haciendo que me sobresaltara.
Auch —me quejé, ella quitó el tacto y se separó unos milímetros de mí sin moverse de la posición—. No es nada, descuida.
Estás golpeado —me recordó—. Juro que detesto a esa mujer. Debes descansar.
Quiero amarte —le confesé. Ella me sonrió levemente y besó mi frente acomodando mi cabello. Se vio tierna.
Debes descansar un rato, Justin —repitió mirándome acusadoramente.
Necesito paz y esa me la das tú —ella me empujó suavemente contra el colchón y me sonrió divertida.
Está bien, señor Bieber.



Nuestros labios se hicieron uno solo y pronto nuestros cuerpos también pasarían a ese estado. ___________(tu nombre) era mi droga, lo único que podía meterme en mis carriles y estabilizarme otra vez, no importase la situación que fuera. Ella, solo ella, podía.





…Al día siguiente…




Despertamos temprano, bueno al menos yo estaba saliendo de la ducha cuando ___________(tu nombre) despertó. Iríamos todos a la playa. Ella dijo que se daría una ducha y bajaría en pocos minutos, así que solo decidí bajar a ayudar con las cosas que llevaríamos para pasar el día. Unos quince minutos después de bajar y alistar las cosas ___________(tu nombre) entró a la cocina vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=87921359&.locale=es. No traía maquillaje y estaba más baja que de costumbre, era la falta de tacones.


—Venga, buenos días —saludó entrando a la cocina—, ¿ya nos vamos? —cuestionó.
—Falta Willow —le anticipé mirándola fijo para que no protestara—. Fue a buscar su bolso.
—Pásame una —le ordenó a Chaz, quien tomó una lata de cerveza y se la aventó—. Será un gran día —aseguró y sonrió con algo de maldad, Jaden le devolvió el gesto.
—¿En qué piensas? —me quitó las palabras de la boca mi amigo de cabello rapado (Jaden).
—En que la playa es un buen lugar para tener sexo —dijo divertida mientras abría la lata.
—Díselo a Justin —le aconsejó Chaz—. Él no usa lo que se llama pudor.
—Nos divertiremos cariño —dije algo pícaro, ella sonrió y le dio un sorbo a la cerveza para luego abrazarme por la cintura.
—¡Ya vámonos! —incitó Willow llegando a la cocina— Estamos todos listos.


Salimos de la casa y nos montamos en la camioneta. Chaz iba al volante, a su lado iba Jaden. Atrás íbamos ___________(tu nombre), Willow y yo. Me tocó ser el intermediario de dos fieras hambrientas, pues yo iba en medio de ellas dos.


—Si mal no recuerdo, los domingos Malibú suele estar llena —habló mi novia.
—Sí, aún sigue así —aseguró Jaden—. Hace mucho no venimos, pero hoy hay festival de bandas de rock.
—¿Bromeas? —cuestionó ella emocionada. Claramente, amaba la idea.
—Solo son algunas perras que se creen rockers —sabía que Willow estaba tirándole indirectas a ___________(tu nombre) y que ésta última no se quedaría de brazos cruzados.
—Hay que ser sigilosos —abrió la boca.
—Descuida —le pidió Chaz a ___________(tu nombre)—, Rebbeca no viene a estos lugares.
—No sale de New York siquiera —aseguró Jaden.
—No pasará nada —le aseguré.
—Me refería a la marihuana —miró levemente a Willow y dio una risa irónica, sabía que escondían algo—. No vaya que alguno de ustedes termine de porros por allí tirado a la orilla.
—Es regla del Clan no fumar —habló con autoridad Jaden, mi novia soltó una carcajada bastante sonora.
—Venga, he dejado los estupefacientes —les recordó—. Soy una mujer sana —añadió y volvió a reír. Willow estaba tensa. Solo guardaba silencio.


Luego de casi una hora y media de viaje entre charlas, a veces un poco invadidas por la furia entre las mujeres del Clan, logramos llegar y aparcar en Malibú. Teníamos un buen lugar de estacionamiento, para lo que habíamos conseguido, no estábamos tan lejos de la playa. Chaz, Jaden y Willow caminaban delante de nosotros dos. ___________(tu nombre) iba prendida de mi cintura y yo la cubría por los hombros.


—¿Por qué dijiste eso cuando salíamos hoy de New York? —me animé a preguntarle. Ella no dijo nada.
—¿Qué cosa?
—Lo de la marihuana —titulé.
—Porque aquí la hay —me aseguró con firmeza—. Aquí conseguía cuando estaba con Malik, ¿lo olvidas, Justin? —prefería haberlo hecho, pero lastimosamente no. Y lo peor, era que yo la había dejado caer en ello la última vez.
—Ya, venga. No quiero hablar de cosas malas hoy —le informé—. Planeo pasar un hermoso día a tu lado —sonreí divertido. Ella me miró mientras sacaba un cigarro de su bolso.
—Déjame adivinar —me pidió ella, yo la miré atentamente mientras ella encendía su cigarro—, me trajiste porque era un festival de rock, ¿no?
—En realidad, porque quería pasar tiempo contigo sin tiros o cosas así de por medio —ella sonrió divertida y caló el cigarro por primera vez.
—Se oyó como de película —sonrió y soltó el humo levemente, con placer podría decirse.
—Creo que el agua se ve deliciosa —aunque estuviéramos lejos.
—Iremos si quieres —me ofreció—, pero al menos espera que nos acomodemos.
—Claro, preciosa.
—Sabes, creo que a Willow le molesta de sobre manera mi presencia —sonrió cínicamente y volvió a calar su cigarro. Se veía sensual haciéndolo.
—No sé cuál es el problema entre ustedes —ella rió divertida, con burla.
—Ella es la resentida —aseguró mi novia—. Cuando ella ataca, yo me defiendo. La cabrea eso.
—Antes no peleabas tanto —le comenté. Ella esbozó una sonrisa de lado.
—Si no peleas en la cárcel, te comen viva —se encogió de hombro—. Pero el pasado es ceniza, no puedes jugar ni vivir en él.
—Nunca vas a contarme qué pasó allí dentro, ¿no? —ella se tensó, pude sentirlo mientras veía el humo esparcirse en el aire para ser llevado por el viento hacia el norte.
—¿Para qué removerlo todo? —me preguntó ella retóricamente— Si en realidad, las cosas ya pasaron.
—Porque me gustaría entender qué te cambió tanto, nena —suspiró agobiada y caló otra vez su cigarro con nervios, podía notarlo.
—Algún día me será fácil hablarlo, pero no es hoy, Justin —mencionó con seguridad en su postura—. Cuando llegue el momento sabrás todo lo que padecí y lo que hice allí, pero ahora deberás conservar la duda.



Unos minutos después llegamos al lugar donde decidimos quedarnos. Allí abrimos una sombrilla y extendimos las toallas. Chaz, Jaden y yo nos quedamos bajo la sombrilla, Willow y ___________(tu nombre) estaban con nosotros, solo que ellas estaban bronceándose un poco. Era increíble ver a ____________(tu nombre) en bikini, no tenía derecho a ser tan sexy. Sus tatuajes la volvían aún más sexy.



—La mejor playa está aquí —aseguró Jaden.
—Claro —habló Chaz—, todo porque las mujeres se pasean en diminutas tangas —añadió divertido. Jaden tosió un poco.
—Son unos cerdos —aposté a que mi novia coincidía en esa idea con Willow.
—No tengo nada que envidiar —aseguró mi novia—. Definitivamente, estoy en buen nivel.
—Nadie lo niega —habló Jaden, yo lo miré asesinamente.
—Una palabra más y vuelan tus dientes —le informé. ___________(tu nombre) soltó una carcajada y posicionó su mano sobre mi pierna.
—Descuida —me pidió—, no lo follaré.
—Te costará la cabeza, borrega —escupió venenosamente Willow. La miré detenidamente, ___________(tu nombre) soltó una carcajada.
—Vamos al agua —soltó Chaz—, tengo calor aquí.
—Vale, vamos —aceptó mi novia.
—Vamos —insistí yo poniéndome de pie.



Jaden dijo que se quedaría, los demás iríamos al agua. Todos sabíamos que entre Chaz y Willow pasaba algo, pues pasaban mucho tiempo los dos juntos.



—Aún recuerdo la primera vez que hablé contigo aquí —confesó ___________(tu nombre), la miré mientras la tomaba por la cintura y apoyaba mi cabeza sobre su hombro.
—Y sé que fue lo mejor que me pasó en la vida, cariño —susurré a su oído. Ella volteó levemente la cabeza mientras frenábamos en el mismo lugar que la marea choca con la arena y besó fugazmente mis labios.
—Amo tus labios, Bieber —me sonrió divertida sin alejarse demasiado.
—Entremos un poco más —le sugerí mirando sus ojos cafés—. El agua se siente perfecta.
—¿A qué hora empiezan las bandas? —dijo mientras caminábamos abrazados, bueno, en realidad estábamos como antes de entrar al agua. Chaz y Willow estaban hacia un lado.
—De seguro después del medio día —o al menos así era la mayoría de las veces—. Apuesto a que mueres por cantar —ella sonrió divertida.
—Superé esa época —sabía que me había mentido.
—¡Claro que no! —protesté apretándola contra mí. El agua nos daba en las rodillas— Pero para tu suerte, es banda libre. Es decir, no hay un orden y no debes anotarte. Solo subes cuando puedes y ya.
—No subiré —dijo con seguridad y volteó sobre sus pies para quedar de frente a mí—, al menos no pienso subir sola —añadió y sonrió pícaramente.
—No pienso subir —le dije divertido—. Soy Justin Bieber, todos me temen, ¡claro que no subiré! —me convencí a mi mismo de que era imposible.
—Todos te temen —citó mis palabras entre risas mientras me abrazaba por el cuello—. Mmmh… mi novio es un villano temido, me gusta eso —susurró sensualmente mirando fijo mis labios.
—¿Solo eso te gusta? —pregunté pervertido.
—Me gustas tú, papito —jamás la había oído decir “papito” en español, juro que de solo hacerlo me excitaba. Era demasiado sexy para ser real.
—¿Enserio me harás excitar aquí? —le pregunté divertido, ella soltó una carcajada.
—Controla tu testosterona, bebé —me pidió divertida—. Ni que fueran dos años que no follas —yo la miré fijamente, pues lo que dijo era cierto.
—No dos años, pero antes de que regresaras, sí —ella me miró fijamente, sus ojos siempre eran fríos.
—Sería divertido tener sexo en el agua —la miré con una sonrisa algo sucia, ella respondió de la misma forma.
—Venga, no lo digas dos veces —le sugerí—. Enserio no creo que quieras follar aquí, donde todos podrían vernos.
—Vale, vale —aceptó y me miró fijamente—. Eres un aburrido, Bieber.
—Ya dejen de ser tan pegajosos —nos sugirió Chaz—. Dan asco, tortolitos.



Luego de estar un rato en el agua, decidimos volver con Jaden, para que no esté tan solo. Las bandas comenzarían pronto, se notaba en el ambiente.



—Queremos invitar a quienes quieren cantar en el escenario a romper el hielo —habló alguien desde el micrófono. Yo miré a ___________(tu nombre).
—¿Qué? —dijo Willow divertida— No me digas que quieres cantar —añadió burlista.
—Ya, Will —le pidió Jaden codeándola—. No seas tan cabrona —su hermana frunció el ceño y guardó silencio.
—¿No irás? —le preguntó Chaz, ella miró el escenario. Sabía que tenía ganas de ir.
—Ve —le pedí.
—Dije que no subiría sola —me recordó divertida y me miró fijamente—. Venga, vamos.
—Y yo te dije que no subiría —le recordé seriamente—. Si quieres ve, yo no iré.
—¡Aguafiestas! —protestó divertido Jaden.
—Ve tú —le sugerí. Él se encogió de hombros.
—Si ella acepta, iré —me advirtió Jaden, mi novia lo miró sonriendo.
—Vamos entonces —le sugirió y se pusieron los dos de pie.



___________(tu nombre) subió al escenario minutos después como había ido hacia allí, solo llevaba la parte de arriba del bikini y su short con las sandalias. Tomó el micrófono y miró hacia el lado derecho del escenario, entonces una música rockera como la que acostumbraba a cantar cuando la conocí comenzó a sonar. Ella se paró con seguridad sin intimidarse con tanta gente viéndola. Ardía allí, ardía demasiado; se veía tan sensual como podía, o más aún.



—I'm looking for other drug
Some which I eat my skin
If you find me lying, baby
Do not take me to the sea

I know I I lost my mind
This time it was all
I lost reason!

Follow me when you're drunk
Follow me something to do
Follow me when you're drunk
All falls into my paradise (Bis)

The second chance I lost
While playing for a round
So I guess you use me
When the night falls

I know that I lost my mind
This time it was all

Follow me when you're drunk
Follow me something to do
Follow me when you're drunk
All falls into my paradise (Bis)

When you play Russian Roulette
Everything can fail
You can have it or leave it in the afterlife
My eyes cry when night falls
I'm sure I die this time
Nothing will save me

Follow me when you're drunk
Follow me something to do
Follow me when you're drunk
All falls into my paradise (repeat x3) —realmente toda la canción me cuestioné por qué Jaden no había subido. Ella cantó sola y a todos les había gustado, pues la aplaudían con “ganas”, por así decirlo.
—Extrañaba que hiciera eso —confesó Chaz, yo lo miré atentamente—. Aunque cuando la vi hacerlo en aquel bar de la 7ma. En New York se veía mucho más sexy.
—Mejor vas bajando las hormonas, tío —le advertí.
—Opino lo mismo —dijo Willow algo cabreada—. Ni que fuera Angelina Jolie bailándote eróticamente en el regazo —añadió. Era celosa, mucho peor de ___________(tu nombre).
—Es porque tú nunca lo haces —le aseguró, Willow solo lo miró con el ceño fruncido.
—Estas son las mismas playas que usan para las carreras —cambié de tema recordando la última fiesta nocturna que habíamos tenido.
—Es decir que por la noche, Rebbeca estará aquí —aseguró Chaz sonriendo divertido—. No quisiera que se encontrara con tu novia.
—No permitiré que eso suceda —hablé con autoridad. Claro que no lo permitiría, sería una locura—. ___________(tu nombre) se cree inmortal y Rebbeca es peligrosa.
—Deberías dejar que tu novia pruebe el polvo, a ver si así aprende a quedarse callada y quieta —me molestaba la actitud de Willow.
—Tú deberías ser menos obstinada, Smith —le aseguró mi novia sentándose a mi lado. Me alteró un poco pensar que podía habernos escuchado, pero luego deduje que no era así, sino no se hubiera quedado en silencio—. No sé cuál siga siendo tu drama conmigo, solo te advierto que vas a cansarme y aprenderás a no meterte conmigo.
—¿Quién te crees borrega? —le preguntó Willow cínicamente— Apenas si hace un mes que estás en el clan, ¿crees que tienes más poder que yo? —le sonrió burlista— Sigue soñando. Que hayas matado a alguien y hayas estado en la cárcel para ser una “criminal” ahora, no quiere decir que vayas a pisotearme.
—¿Qué es lo que te molesta, Willow? —___________(tu nombre) estaba oficialmente decidida a destruirla, la conocía demasiado y su furia no se controlaba— ¿Qué cante, que baile, que sea más peligrosa que tú? ¿Qué es Willow? Dímelo y lo solucionamos —le sugirió—. O… ¿tal vez sea el simple hecho de que yo sí pude salir de las drogas después de probarlas todas y sigo aquí viva? ¿Es eso? —le sonrió cínicamente, eso sí le había dolido a Willow y nos había desconcertado a todos.
—¿De qué hablas? —intentó hacerse la idiota Smith, pero… no le funcionaba. Jaden la miraba atónito.
—¿Te drogas? —le preguntó Chaz, mi novia soltó una carcajada burlista.
—Tú te lo buscaste, Willow. Intenté hacer bien las cosas, pero la cagas demasiado. Ahí tienes, si vas a odiarme, hazlo con alguna buena razón. Acabo de dártela —la actitud altanera de ___________(tu nombre), pondría furioso a cualquiera en el roll de Willow. Pero las actitudes de Willow tampoco habían sido maduras para con ___________(tu nombre), quien solo se había defendido. Era algo bastante difícil de titular o castigar. Simplemente, las cosas debían solucionarse solas o quizás, quedarse así.







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Deben odiarme y no las juzgo, si lo hacen tienen sus razones. Lamento mucho desaparecerme así, pero es que mi vida se ha vuelvo un mar tormentoso, tuve muchísimos problemas personales. Apenas si mí tiempo me alcanzaba para escribir los capítulos y colgarlos, además de eso anduve muy cansada y mis ideas no eran fluidas, me costaba mucho escribir. Gracias a Dios, estoy de vacaciones por dos semanas, así que intentaré escribir lo más que pueda. Gracias a las que me siguen apoyando, ¡Yo no me olvido de ustedes! Siempre les agradeceré que me ayuden a cumplir mi sueño, simplemente no estoy pasando momentos fáciles, es todo.
Las amo! Espero me comprendan.








—Poly—






P/D: COMENTENN!

lunes, 1 de julio de 2013

Capítulo 9°: "Virginie Brun". (2da. Temporada).



Subí a la habitación sin encontrar si quiera un rastro de Justin, poco me importó. La adrenalina ya corría rápidamente por mis venas al pensar en el peligro. Definitivamente, comenzaba a amarlo. Metí un par de vestidos y unos zapatos en una mochila y bajé hacia el auto. Debía ir preparada y Chaz ya me había ambientado al lugar sin dar muchos detalles, aunque me imaginaba en qué iba a meterme.

Arranqué el auto y marqué la dirección en el GPS, tenía al menos dos horas de viaje. Encendí la radio y comencé a viajar al ritmo de Pink Floyd, una de mis bandas favoritas. Sabía que el negocio no sería demasiado difícil, tampoco fácil, pero tenía demasiadas ganas de ir al lugar y hacerlo.

Luego de exactamente dos horas y cinco minutos de viaje aparqué en el estacionamiento del hotel. Tomé mi mochila y en la parte trasera del carro me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=87800555&.locale=es. Acomodé mi cabello un poco y mi maquillaje también. Debía verme sexy, provocativa, pero no vulgar. Salí del carro y puse la alarma. Tomé mi bolso y caminé hasta la entrada. Subí los dos escalones que daban entrada a un sofisticado loft, donde se encontraba la recepcionista.

Una rubia de unos aproximados 26 estaba del otro lado del mostrador. Me miró debajo de los anteojos modelo hippster que traía y acomodó un mechón de su laceado cabello color oro. Esbozó una media sonrisa y tomó una pluma.


Señorita, ¿en qué puedo ayudarla? —debía parecer sofisticada, así que decidí utilizar mis antiguas clases de idiomas.
Bonjour —hablé con claridad y haciéndolo parecer natural y fluido. Mi primer palabra fue victoriosa—, je voudrais obtenir quelques informations (Buenos días, me gustaría obtener cierta información) —la muchacha luego de unos segundos sonrió asimilando mis palabras. Suspiré al saber que entendía lo que dije.
¿Entiende inglés? —me preguntó Rox, como decía el cartel de su uniforme. Yo asentí delicadamente.
Oui (sí).
De acuerdo, dígame qué es lo que necesita saber, señorita —carraspeé un poco y le sonreí amablemente.
On m’a dit que rester dans cet hotel à quelqu’un qui veut me voir (Me dijeron que en este hotel se hospeda alguien que quiere verme) —mi plan era entrar a su habitación costara lo que costada.
Oh, pero… —frunció un poco sus labios, quizás no quería hablar con rapidez—, el reglamento del hotel no permite darle datos a las personas que vengan a solicitarlos —ella parecía con ganas de seguir hablando, pero un tipo de unos 30 se paró a mi lado. Debía admitir que era muy buen mozo.


Parecía un tipo salido de una película de mafiosos, automáticamente lo asocié con quién estaba buscando. Sus ojos eran azules y profundos como el mar en verano cuando el sol lo alumbra, sus labios gruesos y perfectamente definidos, casi en forma de un corazón, su nariz era un poco aguileña, en su tamaño normal, haciéndolo ver rústico pero fino a la vez. Definitivamente, era demasiado sexy. Traía un entallado traje color azul oscuro, combinado con una camisa blanca y una corbata a tono. Todo un galán.


Disculpe señorita —habló con un tono británico el hombre—, necesitaría una réplica de la llave de mi suite —deduje que efectivamente era él. Pues, en el hotel apostaba haber una sola suite y la tenía él—. La perdí en un paseo por la ciudad —añadió algo apenado.
¡Señor Collins! —dijo desesperada la recepcionista. Definitivamente la ponía nerviosa su presencia. No la juzgaba, el tipo era un poco intimidante con sus ojos mirándola. Mi mirada no se apartaba de él. Estaba conociendo al enemigo, literalmente— Disculpe mi torpeza —añadió Rox—, no estaba preparada —sonrió como una idiota.
¡Oh, lo lamento! —murmuró el tipo mirándome detenidamente— no me percaté de su presencia aquí.
Ce n’est pas un problème, Monsieur (no es ningún problema, caballero) —dije con un tono calmo y sonreí como una dama francesa lo haría.
Atiéndala primero, por favor —le sugirió el tipo. La rubia me miró en la cara.
Non, s’il vous plaît. Je suppose que ce qu’ils veulent, c’est un peu moins compliqué que mon désir. Me humour avec plaisir pour vous servir (No, por favor. Supongo que lo que él desea es un poco menos complicado que mi deseo. Compláceme con el placer de atenderlo) —le sugerí a Rox ante la atenta mirada del tipo de ojos celeste, llamado Sr. Collins.
Disculpe mi atrevimiento, señorita —habló el tipo. Rox comenzaba a desesperarse—, pero ¿de qué parte de Francia viene? —gran pregunta a la que debía encontrar pronta y astuta respuesta.
Je préfère dire que Paris, comme semble d’ailleurs insignifiante si je ne résponds pas à cette question (Prefiero decir que Paris, pues otra parte parecería insignificante si no respondo con aquello) —le dediqué una sonrisa bastante coqueta, a lo que él respondió con un gesto bastante similar.
Señor Collins, aquí tengo su llave —aseguró Rox mientras le pasaba una tarjeta—. Espero poder servirle en lo que guste cuando lo necesite —Collins ni siquiera intentó moverse de allí.
Disculpe mi atrevimiento, preciosa señorita, pero… ¿está sola en New York? —yo asentí bastante pícara. Rox estaba desencajada en la escena. Quizás notaba el insinuamiento que había por parte de ambos. De mi parte, estaba todo cubierto bajo el lema: “Las francesas son ardientes”—. Entonces no la creo capaz de negarme una cena esta noche —carraspeé divertida. No me convenía salir del lugar, el microchip estaba dentro de la habitación. En su maleta, seguramente.
Me vendría mejor un almuerzo —hablé fingiendo un inglés muy malo, demasiado malo diría yo—. Tengo planes para esta noche con unas nuevas amigas.
Será ahora entonces —aceptó Collins, ¡las cosas salían mejor de lo que pensaba!




Narra Justin:




Entré desesperado al despacho de Chaz, él estaba allí, haciendo lo de siempre… nada. Lo miré fijamente, él no se inmutó.


Somers —grité, él elevó la vista como si el grito no lo hubiese perturbado.
Dime, Justin, ¿qué te altera así? —fruncí el ceño ante su actitud de filósofo. Estaba cagándome, lo sabía.
Tú dime, ¿dónde demonios está metida ___________(tu nombre)? —solté entre dientes— no la encontré por ningún lado.
Deberías estar en cama, Justin. Debes reposar. Te dieron una fuerte golpiza —fruncí mi ceño apretando mis puños, dispuesto a pegarle por saber en dónde mierda estaba mi novia.
¡Dime dónde está! —le exigí apoyando con fuerza mis manos sobre el escritorio. Él me miró sin inmutarse.
Deberías ir a un lugar de control de fu…
¡Mierda, Chaz! Maldito hijo de puta —le grité exasperado. Me cabreaba demasiado que fuera así de pendejo—. Dime dónde está.
La mandé a hacer negocios —dijo con toda tranquilidad. En ese segundo mi corazón se aceleró y mi sangre comenzó a quemar en mis venas.
¿Con quién diablos la has mandado a negociar, Somers? —escupí con mi mandíbula tensa. No se lo perdonaría, una sola marca que le quedara a mi chica de esto y Chaz la pagaría cada segundo de su absurda vida.
Collins. David Collins —musitó con toda tranquilidad. Apostaba a que estaba bajo los efectos de la marihuana, por eso su actitud de idiota—. Descuida, estará bien. La noté emocionada.
¡Claro que sí! —le grité— Ella cree que es un juego. No sabe nada de lo que hace.
Estuvo dos años y medio en la cárcel Justin, te apuesto a que sabe mejor que tú como negociar sin caer —me informó Chaz. Él lo tomaba con tanta tranquilidad que comenzaba a odiarlo por solo su existir.
Te lo advierto, si llega a pasarle algo… tú lo pagarás, ¿venga? —él sonrió amablemente.
Capté el mensaje, querido Justin —furioso ante esa respuesta de mierda salí de la oficina.




Narra ___________(tu nombre):




Habíamos subido por el ascensor hasta el piso cinco y entramos en su suite. Collins era un tipo que olía a colonia mezclada con la nicotina de un cigarro caro de chocolate. Era demasiado fácil deducir que consumía whisky. Repensé lo que haría dentro de esa habitación y me aseguré de que iba a hacer lo correcto. Definitivamente, estaba bien parada.


Olvidé un ligero detalle —dijo con una diversión tranquila—, ¿cómo te llamas? —me preguntó. No podía decir mi nombre de pila. Debía ser rápida y tener un nombre francés.
Virginie Brun —el apellido de mi abuela (Brun) era francés, por lo que su madre era francesa y recordé que se llamaba Virginie. Conocer el álbum familiar en situaciones como estas, era de gran ayuda, definitivamente—, ¿Vous? (¿Tú?)
David Collins —no pareciera querer ocultar que era del negocio. Quizás solo lo hacía porque pensaba que era una francesa idiota y ardiente. Me beneficiaba de cualquier manera—, ¿qué te trae por aquí sola? New York no es una ciudad fácil.
Un paseo —dije toscamente fingiendo mi inglés—. No sé hablar mucho inglés —él me sonrió.
Te vez sexy hablándolo así —pensó en voz alta. Le sonreí coquetamente mientras analizaba el panorama.


El lugar era una de las suites de películas. Blanca y pulcra, flores en floreros caros de cerámica, mesas de cristal, sillas de tapiz crema, cuadros caros, sillones de cuero, grandes ventanales con cortinas rojas, una gran puerta blanca que se encontraba abierta dejando ver una enorme cama de dos enormes plazas con mantas sobre ellas haciendo tono con las cortinas. En fin, todo ordenado y perfecto. Intenté tener algún indicio de un microchip, pero nada se apareció por allí.


¿Y tú? —recordé re-preguntar algo crucial.
Yo… —carraspeó un poco mirándome fijo—, negocios. New York es un buen cliente.
¿New York? —pregunté divertida y solté una pequeña risilla mientras me acomodaba en el sillón, él no quitaba la vista de mis piernas, para luego subir a mi cara y repetir la secuencia.
No quiero hablar de trabajo —intentó cerrar el tema. Definitivamente era él el tipo del chip y apuesto a que lo tenía en la maleta que había dejado a su lado al sentarse.
Lo lamento, soy un poco torpe a veces —fingir el inglés me costaba cada vez menos, pero me sentía una idiota—. Me siento una estúpida hablando así.
Vuelvo a decirte que te vez sexy haciéndolo —admito que su acento británico y su media sonrisa, comenzaban a volverse demasiado sexys. El tipo era un buen partido.
Vous êtes sexy (Tú eres sexy) —y no, no estaba ligándome al tipo. En ningún momento había olvidado a Justin, lo amaba y le sería fiel. Pero negocios, eran negocios y algunas cosas eran necesarias para hacer lo que uno debía hacer. Ya estaba metida en el baile, ahora solo debía bailar.
No estaré en problemas si hago lo que quiero hacer, ¿verdad? —rápidamente deduje sus intenciones en su tono pícaro. Sonreí y negué sensualmente con la cabeza.
Soy una mujer libre —le expliqué. Él sonrió y se puso de pie.
Bajaré por champagne —me anticipó—. Espérame aquí, preciosa. En cinco minutos vuelvo —los más útiles y mejores utilizados cinco minutos de mi vida.


David se levantó del sillón y salió de la habitación. Esperé menos de un segundo para cambiarme al sillón del frente. Su maletín, curiosamente, no tenía seguro. Lo abrí y debajo de unos cuantos papeles había algo parecido a un sobre de metal con un código y un grabado que decía: “Microchip 2013”, efectivamente, era lo que buscaba. Ordené todo tal cual estaba antes de que lo tocara, rápidamente metí la pequeña cosa de metal en mi bolso y me vi dispuesta a huir de allí. Ya no había nada que pudiera hacer.

Iba casi disparada por los pasillos hasta el ascensor, pero sería una mala idea bajar por allí, por lo que decidí usar las escaleras. Rápidamente bajé por una de ellas y salí del hotel casi disparada como un rayo. Corrí por el estacionamiento y me subí al carro, arranqué y me dirigí a la acera.


Había triunfado.





Narra Justin:




Eran casi las 04:00 p.m. y aún ___________(tu nombre) no aparecía. Estaba comenzando a desesperarme y sabía que Chaz iba a pagar por ello. Después de todo él la mandó sin consultármelo primero a mí.


Tranquilo viejo —me habló Jaden—. Ella llegará pronto, estoy seguro.
¡Todo esto es tu maldita culpa, Chaz! —le grité desesperado caminando de un lado hacia otro— Simplemente, ¿tanto te costaba mandar a Willow? Pero no, claro. Como ella es quien te follas, no la arriesgas tanto, ¿verdad? Es eso.
¡No soy como tú! —protestó Chaz defendiéndose— Eres tú quien protege como carne fresca a quien se folla, ¿no lo ves?
Mejor cierra la boca —me pidió Willow desde el sillón con total repudio hacia todo—. La perra que llamas novia estará bien. Es una víbora, quien intente morderla morirá envenenado.
¿Qué haremos? —pregunté desesperado.
Nada —oí su voz decir abriendo la puerta—. No harán nada porque estoy de regreso —la tensión seguía allí. Volteé a verla, estaba sana.
¿Y qué tal? —cuestionó Chaz sonriéndole. Ella lo miró seria aún y le tiró algo parecido a un paquete de cigarrillos, pero más sólido.
El tipo es un idiota —aseguró—. Como cualquier hombre se dejó caer bajo los encantos de una culta francesa hablándole un poco soñadora —sonrió divertida—. Me gusta esto de negociar, llámame más seguido, Somers —sin decir nada más ella desapareció de la sala.
Allí la tienes —me señaló Chaz a mi novia. Yo lo miré asesinamente.
Que sea la última vez.
Tú la escuchaste —me recordó él—. Ella quiere más.
Pero yo no la dejaré —le informé con voz rígida.
Le debes una explicación —me recordó Somers—. Deberás hablar.


La rabia abundaba en mí, debía aclarar las cosas otra vez. Sabía que esto no terminaría bien.


Debemos hablar —dije entrando detrás de ella a la habitación, luego cerré la puerta y me quedé viéndola. Ella salió del baño en ropa interior y el vestido en mano.
Me debes una explicación —dijo ella con un tono firme.
¿Qué esperas saber? —le pregunté sentándome en la cama.
¿Qué diablos pasó para que te dejaran así? —cuestionó parándose frente a mí— Mírate, estás todo golpeado.
Rebbeca, eso pasó —fui sincero—. Ella está detrás de mí.
¡Es una perra! —habló ella comenzando a caminar de un lado para el otro— Va a comer polvo, lo aseguro. Voy a hacerla trizas.
No —hablé con autoridad—. No harás nada hasta que no sea el momento justo, ___________(tu nombre), porque si te atreves a cagar algo de lo que haremos yo mismo te sacaré del clan y me encargaré de que te comportes como una dama en New York, ¿es lo que quieres? —ella me miró desafiante mientras se quedaba quieta y se cruzaba de brazos frente a mí.
No eres mi padre, Justin —yo sonreí irónicamente.
Pero estás bajo mis órdenes porque yo soy el capitán del Clan, ¿vale? —ella suspiró frustrada.
No quiero que te hagan daño —era raro oírla admitir algo.
Tampoco quiero que te hagan daño —le dije tirándola por la cintura hacia mí, haciendo que ella quedara sentada en mi regazo de frente a mí con sus piernas a mis costados—, por eso no quiero que hagas locuras como las de hoy —ella me miró fijamente mientras yo acariciaba la piel desnuda de su cintura.
Justin, no es justo que me sobre protejas de esa manera, ya no soy una niña. Puedo cuidarme por mí misma —suspiré abrazándola, mi cabeza daba justo en su pecho. Ella pasó una de sus manos por mi espalda haciendo que me sobresaltara.
Auch —me quejé, ella quitó el tacto y se separó unos milímetros de mí sin moverse de la posición—. No es nada, descuida.
Estás golpeado —me recordó—. Juro que detesto a esa mujer. Debes descansar.
Quiero amarte —le confesé. Ella me sonrió levemente y besó mi frente acomodando mi cabello. Se vio tierna.
Debes descansar un rato, Justin —repitió mirándome acusadoramente.
Necesito paz y esa me la das tú —ella me empujó suavemente contra el colchón y me sonrió divertida.
Está bien, señor Bieber.



Nuestros labios se hicieron uno solo y pronto nuestros cuerpos también pasarían a ese estado. ___________(tu nombre) era mi droga, lo único que podía meterme en mis carriles y estabilizarme otra vez, no importase la situación que fuera. Ella, solo ella, podía.