—Creí que no
vendrías —lo oí decir, sonreí levemente y abrí los ojos.
—Buenas noches,
Zayn —el simple hecho de tenerlo frente a mí me llenaba de oscuridad, de mi
pasado. Abrí la silla y me senté.
—Estás tan preciosa
como siempre —aseguró y me sonrió, pasé saliva. Había cosas que uno debía hacer
por amor que nadie iba a entender nunca, ni siquiera uno mismo.
—Gracias, también
te ves bien —eso no era una mentira. Zayn se veía bien, aunque no se comparaba
con lo que sentía con Justin al verlo.
—¿Estás segura de
lo que me has dicho, ___________(tu nombre)? —me cuestionó Zayn— Sabes cómo
soy, sabes en lo que puedes caer.
—Está decidido,
Zayn —dije con frialdad y firmeza—. Voy a vencer a Rebbeca, voy a salvar al
Clan de lo que yo misma produje, pero jamás volveré a tener relación con ellos.
—¿Con Justin
incluso? —creo que Malik no podía creerlo y honestamente, yo tampoco lo
asimilaba demasiado bien. Solo sabía que era lo mejor que podía hacer, por
ellos, por mí y en especial por Justin.
—Especialmente con
él.
—Creí que…
—Las cosas no
funcionan —lo interrumpí para decirle—. Él se perdió mi cambio y no quiero
hacerlo entender que ahora soy, nada más y nada menos, que una criminal.
—No lo sé, tú
decides —él se encogió de hombros—. La ciudad está difícil, pero supongo que
sabes cómo manejarte.
—Descuida, Zayn, he
aprendido todo lo necesario —él sonrió sensualmente. La verdad, no podía negar
que ardía, pero mi corazón le pertenecía
a Justin.
—Los chismes corren
—habló, yo arqueé una ceja esperando saber a qué se refería—. Todos saben de tu
enfrentamiento a muerte con Rebbeca —yo sonreí irónica.
—La tipa es una
perra —no lo dudaba.
—Sí, la conozco —me
aseguró Malik—. Es un desmadre, pero peligrosa —otro más.
—También sé de
peligro —le afirmé—. No le temo, Zayn. Ni a ella, ni a nadie.
…Una semana después…
Me levanté
temprano, había cosas por hacer. Zayn se encargaba de complacerme, era algo
raro, pero deduje que nada en él había cambiado, incluso su deseo en mí, o amor
como él lo nombraba. Me metí en el baño y me di una ducha, para luego cambiarme
así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=90158970&.locale=es. Me maquillé solo delineándome
delicadamente los ojos, había algo que me estaba atormentando.
Necesitaba saber si
mi sospecha era verdad, porque si así era, estaba realmente jodida. Metida
hasta las manos en algo que algunas personas preferirían llamar “bendición”,
pero yo en ese estado lo titularía como “la mierda más grande del mundo”.
…
Narra Justin:
—Bieber —me habló
Louis entrando a la sala—, te ves deprimido.
—¿Y cómo esperas
que esté? —cuestioné frunciendo el ceño. Mi humor era asqueroso, notoriamente.
—Pues, creo que te
ha demostrado cómo es ella —lo miré casi asesinamente—. No es por ser idiota ni
por hacerte mal, Justin, simplemente lo que pasa es que me molesta que estés
así por una simple mujer que no valoró lo que has hecho por ella.
—¡Oh, venga! —exclamó
Chaz entrando a la sala— ¡Mucho lloriqueo para nada! ¿Qué dicen si les digo que
hoy tenemos una hermosa fiesta en la ciudad? —yo lo miré intentando no matarlo
a puñetes. Ellos, definitivamente, se habían tomado con muchísima calma lo de
___________(tu nombre), cosa que para mí era imposible.
—No pienso moverme
de aquí —sentencié.
—¡No seas aguafiestas!
—me rogó Louis mirándome a ceño fruncido.
—Definitivamente,
no me entienden —les grité poniéndome de pie—. Estoy destrozado, ¡no iré a
ninguna jodida fiesta!
—¿Sabes lo que puta
sucede? —al parecer Chaz estaba arto— La jodida de tu ex novia te advirtió que
lo haría, ¡no pudimos hacer nada! Ni nosotros, ni tú. Así que venga, ella ya se
fue y no le importó una mierda lo que tú sintieras. Hay dos opciones, o lloras
toda tu vida por el dolor que te causó, o enfrentas la vida y la continúas.
Créeme que estar muerto en vida, no es nada interesante y lindo, Bieber.
—¿Y qué esperas que
haga? —cuestioné desesperado— ¿Qué me embriague y me acueste con cualquier tipa
regalada? ¿Es eso?
—Deberás olvidar de
alguna forma —me recordó Tomlinson. Quizás tenían razón, pero no quería
olvidar.
—¿Olvidarla? Ni
muerto —mascullé—. Quiero tenerla conmigo otra vez.
—Irás esta noche a
esa maldita fiesta, quieras o no —me exigió Chaz—, ¿vale? Otro día te pondrás
en ganas y harás toda la cursilería de recuperarla y blablablá —suspiró, yo
simplemente no me inmuté.
…
Narra ___________(tu
nombre):
Me encontré parada
frente a la enorme puerta blanca, la cual había abierto sin permiso innumerables
veces. Suspiré intentando no morirme allí mismo ante la reacción de quien me
abriera. Mi dedo apretó el botón del timbre con mi simple idea de “Que sea lo
que Dios disponga”. Casi dos minutos después la puerta se abrió lentamente y
allí la vi, tal como la recordaba. Quizás un poco más delgada, su cabello de
dos colores, pero su sonrisa era la misma, hasta verme bien.
—No puedo creerlo —masculló
abriendo los ojos sorprendida—. ___________(tu nombre), ¿eres tú? —yo pasé
saliva.
—Antes de que me
cierres la puerta en la cara —solté rápidamente—, escúchame.
—Pasa —musitó
haciéndose a un lado—. Esperé mucho tiempo este momento.
Ese jodido olor a
flores invadía mis fosas nasales. Los recuerdos llovían en mi mente casi como
pasa en las películas. Un vídeo de imágenes aleatorias que, después de todo, lo
único que lograban era hacerme sentir una mierda en el mundo, la más grande de
ellas. Pasé con timidez y me tomé el atrevimiento de sentarme, Miley cerró la
puerta y se sentó frente a mí en perfecto silencio.
—Creí que jamás
aparecerías —Miley seguía siendo la misma.
—No pensaba
aparecer —confesé cabizbaja—. No me parecería extraño que me temieras o que
quisieras quitarme ya mismo de tu casa. Estás en todo tu derecho —miré a mi
prima, ella me miraba con compasión.
—Supe toda la
historia, ___________(tu nombre) —me sorprendió escuchar eso—. No tengo por qué
juzgarte. En realidad, nadie tiene por qué hacerlo.
—Miley, necesito tu
ayuda —ella me miró fijamente, quizás la sorprendió lo directa que pude ser.
—Dime, ¿qué sucede?
—suspiré hondo.
—Las cosas me están
pasando mal —muy mal—. Ya no estoy viviendo con Justin, ni el Clan. Tuve que
mudarme a la ciudad con Malik, por cosas de negocios y además, peleé con
Bieber.
—Lo lamento mucho —susurró
ante mi silencio—. Pero, ¿en qué puedo ayudarte?
—No sé qué hacer —musité
desesperada—. Creo que estoy embarazada —Miley me miró asombrada, casi sin
poder creerlo.
—¿Qué? —se limitó a
decir para respirar profundamente— ¿te has hecho un test o algo? —yo negué con
la cabeza.
—Por eso vine —murmuré
agachando la cabeza—. Porque quiero pedirte que me acompañes al médico.
—Iremos —me aseguró—.
Iremos hoy mismo, pero Justin sabe esto, ¿no?
—No —dije con
severidad— y no espero que lo sepa.
—Pero… el bebé es
de él —supuso Miley, suponía bien.
—Si es que existe,
sí. Pero no puedo volver con él, ya no —mi prima me miró raro.
—Habrás estado tres
años lejos de mí, pero te sigo conociendo, ___________(tu nombre) —me lo
advirtió—, ¿qué diablos pasó con él?
—He cambiado —titulé—,
crecí y sé valerme por mí misma, Justin no sabe aceptar ese pequeño hecho, que
caga toda nuestra relación —resumí todo lo que pasaba en esa simple oración.
—Y no crees que
pueda solucionarse —afirmó ella y resopló mientras sonreía cínicamente—. Si
tendrás un bebé, deberás tragarte todos los problemas o deberán solucionarlos.
—Todavía no sé si
lo estoy —dije con autoridad—. Ojalá no lo esté y solo sea una mala pasada, que
solo se limite a ser un atraso.
—¿Quieres
desayunar? —me ofreció— Creo que aparte de esto, tenemos muchas cosas por
hablar, amiga —me causó escalofríos escucharla decir eso.
—Claro que sí —sonreí
levemente. Volvía a sentir por unos segundos la paz que tenía antes de vivir en
el peligro, pero eso solo podía ser estando con Miley, quizás porque me ataba a
mi pasado.
Unos minutos
después nos encontrábamos en la sala de Miley tomando té helado y comiendo
galletas de avena, tal como lo hacía antes. Era raro, pero se sentía bien.
—Y dime, ¿qué tal
tú? —me interesaba saber sobre ella.
—Pues, estoy de
novia hace un año con Ryan —me confesó sonriendo sonsamente—. Caitlin viene a
veces a New York a verme, nos hicimos buenas amigas. Suelo ver a Samanta a
veces, pero sabes que no la paso mucho, por lo que solo sé que estudia artes
visuales y ya.
—Me alegra saber
que estás con Butler —sonreí levemente revolviendo mi té—. Siempre supe que
terminarían juntos.
—Estoy trabajando
para una disquera —definitivamente, estaba cumpliendo su sueño—. Y tengo planes
de boda —la miré sorprendida y sonriendo ampliamente.
—¿Bromeas? —le
pregunto, ella negó con la cabeza—. ¡Felicidades! Enserio, es una grata
noticia.
—Y ahora sé que
debo enviarte una tarjeta a lo de Malik —sabía que ella no tenía buena relación
con Zayn.
…
Narra Justin:
Sentía odio,
rencor, tristeza. Una mezcla de sentimientos que probablemente un profesional,
como un psicólogo, denominaría depresión. No sentía ganas de nada, solo de
dañar a quienes odiaba. No lograba odiar a ___________(tu nombre). Simplemente,
se me hacía casi imposible convertir todo lo que sentía por ella en odio. No
podía.
—En dos días
regresarán Alfredo y Ryan G. —comentó Willow entrando a la sala. Yo la miré
fijamente, no me movía de allí. No tenía ánimos—. Creí que deberías saberlo —añadió
y se encogió de hombros.
—Interesante —dije
con sarcasmo, ella frunció el ceño.
—¿Sigues así de
depresivo? —me preguntó mientras se sentaba a mi lado.
—¿Qué esperas,
Will? —le pregunté y suspiré— No puedo superarla, es así de simple.
—Es pronto aún —me
recordó ella—. No creo que sea tan especial —la miré fijamente, ¿qué buscaba
Willow?
—Creo que aún no
sabes lo que se siente sufrir por amor —definitivamente, no lo hacía.
—No, no pretendo
saberlo —me informó ella. La notaba en un plan bastante extraño, sospechoso—.
Solo puedo divertirme y pasarla bien, es todo. No quiero sufrir, no quiero
enamorarme —ella posó su mano en mi pecho mirándome fijamente. Estaba
incomodándome.
—¿Qué buscas? —decidí
ser directo.
—Divertirnos,
animarte —respondió mientras desprendía el botón de mi camisa y acariciaba mi
pecho—. Puedo hacerlo, tranquilo. Relájate.
—Esto es una mierda
—hablé poniéndome de pie y sacudiendo mi cabeza—. No puedes hacerlo, Willow.
Definitivamente, sería que cayeras demasiado bajo. No permitiré que pase así
conmigo, ¿vale? —ella quedó sentada viéndome con cierta desconfianza.
—Las pagarás,
Justin —me lo advirtió—. Sé que vas a buscarme.
Sonreí con cinismo
mientras salía de la sala, ¡Demonios! Willow estaba regalándose en mis propios
brazos y apuesto a que en cualquier otro momento le hubiese aceptado su
propósito, simplemente en ese momento algo me lo impedía. No estaba seguro de
si era tristeza, despecho, amor o simplemente necesitaba tiempo para saber si
luchar porque __________(tu nombre) volviese o necesitaba esa oportunidad que
jamás me había dado de guardarla en mi memoria y buscar alguien que pudiera
hacerme feliz sin tener que luchar demasiado. Mi maldita confusión era cuál de
las dos cosas valía la pena.
…
Narra
___________(tu nombre):
Mi mayor miedo
cuando era niña era que me llegara la jodida muerte sin haber hecho algo bueno
antes, sin haber marcado la vida de alguien antes, sin haber sido feliz y hecho
feliz a alguien más, dejando un granito de arena para que en un futuro alguien
pudiera tener un indicio de por qué camino la felicidad suele estar.
Transitaba el
momento de soledad y desconcierto más grande que había esperado pasar en mi
vida. Cuando nunca tienes el momento, el tiempo o simplemente las ganas de
detenerte a pensar “qué diablos sucedería si…” no esperas que deba ser tan
complicado, indeseable o doloroso. Sin embargo, esos momentos que no creías que
ameritaban de un pensamiento o reflexión previa, llegan sin aviso alguno en el “peor
momento”. Debes tener agallas, debes enfrentar lo que sucede, debes ser una
luchadora cuando en realidad, lo que has sido toda tu vida fue una perdedora
que amaba esconderse detrás de una imagen fuerte y resolver las cosas
matándolas, arrancándolas de raíz, en vez de luchar por algo bueno, algo que
valiera la pena.
Siempre me valí por
las cosas que hice, malas o buenas, pero en ese jodido momento solo podía tener
en mente que estaba en la misma mierda. Rogaba porque no fuera verdad, era
capaz de rezar por aquello mismo. Aún así, iba fuera de mis principios y decidí
agachar la cabeza y seguir.
—El siguiente —esa
jodida voz varonil irrumpió mis pensamientos, vi como Miley se paró, así que
atiné a hacer lo mismo. Las dos entramos al consultorio mientras el tipo
cerraba la puerta—. Buenos días, señoritas.
—Buenos días —dijimos
al unísono con Miley.
—Me gustaría saber
por qué vienen —el tipo tendría alrededor de unos cuarenta, cabello
prolijamente peinado color castaño oscuro, casi negro. Ojos marrones, sonrisa
amplia y simpática. Un tipo “bueno”, diríamos.
—Tengo un atraso de
dos semanas —solté esperando que el médico saltara a decir “no estás
embarazada, tranquila”. Eso no sucedería—. Necesito saber si estoy o no
embarazada.
—Bueno, me parece
raro que hayan acudido aquí con tanta prisa, ¿algo en particular? —el tipo
comenzaba a caerme pesado.
—No —sentencié con
particularidad. Creo que Miley se dio cuenta de que si el tipo seguía
preguntando ese tipo de cosas le contestaría mal.
—Solo queríamos
saber con precisión si mi prima está o no embarazada —se apresuró a hablar—.
Ella practica boxeo —me pareció raro escuchar eso, ¿Miley sabía algo de mi
actual vida o qué?— y es riesgoso que lo siga haciendo si está embarazada.
—¡Oh, ahora veo! —sonrió
amablemente el tipo que comenzaba a odiar por derrochar tanta simpatía— Bueno,
deberé tomarle una muestra de sangre simplemente y podrá venir por los
resultados mañana mismo.
Después de unos
minutos nos encontrábamos con Miley camino a algún Starbuks cercano. Pasamos
casi toda la tarde allí, ella me había jurado y re jurado que lo que haríamos
esa noche no sería una locura. Había planeado una cena con Caitlin y Ryan esa
misma noche, quería que nos volviéramos a ver. Eran las nueve en punto cuando
abordamos en casa de Miley, los chicos nos esperaban en el restaurante. Venía
vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=90883781&.locale=es. Traía mi corto cabello peinado como todos
los días y venía cargada de delineador negro, como habituaba a hacerlo.
—Esto es una locura
—confesé a punto de retractarme antes de abrir la puerta del restaurante.
Luego, sería tarde.
—Créeme que estarán
felices de verte —insistió mi amiga.
—Soy una asesina,
Miley, ¿quién podría estar feliz de verme? —le cuestioné y suspiré con ganas de
largarme de allí.
—Yo —dijo con
autoridad—, y sé que Caitlin y Ryan también.
—…