miércoles, 24 de julio de 2013

Capítulo 13°: "En ese mismo momento solo podía tener en mente que estaba en la misma mierda". (2da. Temporada).




—Creí que no vendrías —lo oí decir, sonreí levemente y abrí los ojos.
—Buenas noches, Zayn —el simple hecho de tenerlo frente a mí me llenaba de oscuridad, de mi pasado. Abrí la silla y me senté.
—Estás tan preciosa como siempre —aseguró y me sonrió, pasé saliva. Había cosas que uno debía hacer por amor que nadie iba a entender nunca, ni siquiera uno mismo.
—Gracias, también te ves bien —eso no era una mentira. Zayn se veía bien, aunque no se comparaba con lo que sentía con Justin al verlo.
—¿Estás segura de lo que me has dicho, ___________(tu nombre)? —me cuestionó Zayn— Sabes cómo soy, sabes en lo que puedes caer.
—Está decidido, Zayn —dije con frialdad y firmeza—. Voy a vencer a Rebbeca, voy a salvar al Clan de lo que yo misma produje, pero jamás volveré a tener relación con ellos.
—¿Con Justin incluso? —creo que Malik no podía creerlo y honestamente, yo tampoco lo asimilaba demasiado bien. Solo sabía que era lo mejor que podía hacer, por ellos, por mí y en especial por Justin.
—Especialmente con él. 
—Creí que…
—Las cosas no funcionan —lo interrumpí para decirle—. Él se perdió mi cambio y no quiero hacerlo entender que ahora soy, nada más y nada menos, que una criminal.
—No lo sé, tú decides —él se encogió de hombros—. La ciudad está difícil, pero supongo que sabes cómo manejarte.
—Descuida, Zayn, he aprendido todo lo necesario —él sonrió sensualmente. La verdad, no podía negar que ardía, pero mi corazón le pertenecía  a Justin.
—Los chismes corren —habló, yo arqueé una ceja esperando saber a qué se refería—. Todos saben de tu enfrentamiento a muerte con Rebbeca —yo sonreí irónica.
—La tipa es una perra —no lo dudaba.
—Sí, la conozco —me aseguró Malik—. Es un desmadre, pero peligrosa —otro más.
—También sé de peligro —le afirmé—. No le temo, Zayn. Ni a ella, ni a nadie.




…Una semana después…




Me levanté temprano, había cosas por hacer. Zayn se encargaba de complacerme, era algo raro, pero deduje que nada en él había cambiado, incluso su deseo en mí, o amor como él lo nombraba. Me metí en el baño y me di una ducha, para luego cambiarme así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=90158970&.locale=es. Me maquillé solo delineándome delicadamente los ojos, había algo que me estaba atormentando.

Necesitaba saber si mi sospecha era verdad, porque si así era, estaba realmente jodida. Metida hasta las manos en algo que algunas personas preferirían llamar “bendición”, pero yo en ese estado lo titularía como “la mierda más grande del mundo”.




Narra Justin:




—Bieber —me habló Louis entrando a la sala—, te ves deprimido.
—¿Y cómo esperas que esté? —cuestioné frunciendo el ceño. Mi humor era asqueroso, notoriamente.
—Pues, creo que te ha demostrado cómo es ella —lo miré casi asesinamente—. No es por ser idiota ni por hacerte mal, Justin, simplemente lo que pasa es que me molesta que estés así por una simple mujer que no valoró lo que has hecho por ella.
—¡Oh, venga! —exclamó Chaz entrando a la sala— ¡Mucho lloriqueo para nada! ¿Qué dicen si les digo que hoy tenemos una hermosa fiesta en la ciudad? —yo lo miré intentando no matarlo a puñetes. Ellos, definitivamente, se habían tomado con muchísima calma lo de ___________(tu nombre), cosa que para mí era imposible.
—No pienso moverme de aquí —sentencié.
—¡No seas aguafiestas! —me rogó Louis mirándome a ceño fruncido.
—Definitivamente, no me entienden —les grité poniéndome de pie—. Estoy destrozado, ¡no iré a ninguna jodida fiesta!
—¿Sabes lo que puta sucede? —al parecer Chaz estaba arto— La jodida de tu ex novia te advirtió que lo haría, ¡no pudimos hacer nada! Ni nosotros, ni tú. Así que venga, ella ya se fue y no le importó una mierda lo que tú sintieras. Hay dos opciones, o lloras toda tu vida por el dolor que te causó, o enfrentas la vida y la continúas. Créeme que estar muerto en vida, no es nada interesante y lindo, Bieber.
—¿Y qué esperas que haga? —cuestioné desesperado— ¿Qué me embriague y me acueste con cualquier tipa regalada? ¿Es eso?
—Deberás olvidar de alguna forma —me recordó Tomlinson. Quizás tenían razón, pero no quería olvidar.
—¿Olvidarla? Ni muerto —mascullé—. Quiero tenerla conmigo otra vez.
—Irás esta noche a esa maldita fiesta, quieras o no —me exigió Chaz—, ¿vale? Otro día te pondrás en ganas y harás toda la cursilería de recuperarla y blablablá —suspiró, yo simplemente no me inmuté.




Narra ___________(tu nombre):




Me encontré parada frente a la enorme puerta blanca, la cual había abierto sin permiso innumerables veces. Suspiré intentando no morirme allí mismo ante la reacción de quien me abriera. Mi dedo apretó el botón del timbre con mi simple idea de “Que sea lo que Dios disponga”. Casi dos minutos después la puerta se abrió lentamente y allí la vi, tal como la recordaba. Quizás un poco más delgada, su cabello de dos colores, pero su sonrisa era la misma, hasta verme bien.



—No puedo creerlo —masculló abriendo los ojos sorprendida—. ___________(tu nombre), ¿eres tú? —yo pasé saliva.
—Antes de que me cierres la puerta en la cara —solté rápidamente—, escúchame.
—Pasa —musitó haciéndose a un lado—. Esperé mucho tiempo este momento.



Ese jodido olor a flores invadía mis fosas nasales. Los recuerdos llovían en mi mente casi como pasa en las películas. Un vídeo de imágenes aleatorias que, después de todo, lo único que lograban era hacerme sentir una mierda en el mundo, la más grande de ellas. Pasé con timidez y me tomé el atrevimiento de sentarme, Miley cerró la puerta y se sentó frente a mí en perfecto silencio.



—Creí que jamás aparecerías —Miley seguía siendo la misma.
—No pensaba aparecer —confesé cabizbaja—. No me parecería extraño que me temieras o que quisieras quitarme ya mismo de tu casa. Estás en todo tu derecho —miré a mi prima, ella me miraba con compasión.
—Supe toda la historia, ___________(tu nombre) —me sorprendió escuchar eso—. No tengo por qué juzgarte. En realidad, nadie tiene por qué hacerlo.
—Miley, necesito tu ayuda —ella me miró fijamente, quizás la sorprendió lo directa que pude ser.
—Dime, ¿qué sucede? —suspiré hondo.
—Las cosas me están pasando mal —muy mal—. Ya no estoy viviendo con Justin, ni el Clan. Tuve que mudarme a la ciudad con Malik, por cosas de negocios y además, peleé con Bieber.
—Lo lamento mucho —susurró ante mi silencio—. Pero, ¿en qué puedo ayudarte?
—No sé qué hacer —musité desesperada—. Creo que estoy embarazada —Miley me miró asombrada, casi sin poder creerlo.
—¿Qué? —se limitó a decir para respirar profundamente— ¿te has hecho un test o algo? —yo negué con la cabeza.
—Por eso vine —murmuré agachando la cabeza—. Porque quiero pedirte que me acompañes al médico.
—Iremos —me aseguró—. Iremos hoy mismo, pero Justin sabe esto, ¿no?
—No —dije con severidad—  y no espero que lo sepa.
—Pero… el bebé es de él —supuso Miley, suponía bien.
—Si es que existe, sí. Pero no puedo volver con él, ya no —mi prima me miró raro.
—Habrás estado tres años lejos de mí, pero te sigo conociendo, ___________(tu nombre) —me lo advirtió—, ¿qué diablos pasó con él?
—He cambiado —titulé—, crecí y sé valerme por mí misma, Justin no sabe aceptar ese pequeño hecho, que caga toda nuestra relación —resumí todo lo que pasaba en esa simple oración.
—Y no crees que pueda solucionarse —afirmó ella y resopló mientras sonreía cínicamente—. Si tendrás un bebé, deberás tragarte todos los problemas o deberán solucionarlos.
—Todavía no sé si lo estoy —dije con autoridad—. Ojalá no lo esté y solo sea una mala pasada, que solo se limite a ser un atraso.
—¿Quieres desayunar? —me ofreció— Creo que aparte de esto, tenemos muchas cosas por hablar, amiga —me causó escalofríos escucharla decir eso.
—Claro que sí —sonreí levemente. Volvía a sentir por unos segundos la paz que tenía antes de vivir en el peligro, pero eso solo podía ser estando con Miley, quizás porque me ataba a mi pasado.



Unos minutos después nos encontrábamos en la sala de Miley tomando té helado y comiendo galletas de avena, tal como lo hacía antes. Era raro, pero se sentía bien.



—Y dime, ¿qué tal tú? —me interesaba saber sobre ella.
—Pues, estoy de novia hace un año con Ryan —me confesó sonriendo sonsamente—. Caitlin viene a veces a New York a verme, nos hicimos buenas amigas. Suelo ver a Samanta a veces, pero sabes que no la paso mucho, por lo que solo sé que estudia artes visuales y ya.
—Me alegra saber que estás con Butler —sonreí levemente revolviendo mi té—. Siempre supe que terminarían juntos.
—Estoy trabajando para una disquera —definitivamente, estaba cumpliendo su sueño—. Y tengo planes de boda —la miré sorprendida y sonriendo ampliamente.
—¿Bromeas? —le pregunto, ella negó con la cabeza—. ¡Felicidades! Enserio, es una grata noticia.
—Y ahora sé que debo enviarte una tarjeta a lo de Malik —sabía que ella no tenía buena relación con Zayn.




Narra Justin:




Sentía odio, rencor, tristeza. Una mezcla de sentimientos que probablemente un profesional, como un psicólogo, denominaría depresión. No sentía ganas de nada, solo de dañar a quienes odiaba. No lograba odiar a ___________(tu nombre). Simplemente, se me hacía casi imposible convertir todo lo que sentía por ella en odio. No podía.



—En dos días regresarán Alfredo y Ryan G. —comentó Willow entrando a la sala. Yo la miré fijamente, no me movía de allí. No tenía ánimos—. Creí que deberías saberlo —añadió y se encogió de hombros.
—Interesante —dije con sarcasmo, ella frunció el ceño.
—¿Sigues así de depresivo? —me preguntó mientras se sentaba a mi lado.
—¿Qué esperas, Will? —le pregunté y suspiré— No puedo superarla, es así de simple.
—Es pronto aún —me recordó ella—. No creo que sea tan especial —la miré fijamente, ¿qué buscaba Willow?
—Creo que aún no sabes lo que se siente sufrir por amor —definitivamente, no lo hacía.
—No, no pretendo saberlo —me informó ella. La notaba en un plan bastante extraño, sospechoso—. Solo puedo divertirme y pasarla bien, es todo. No quiero sufrir, no quiero enamorarme —ella posó su mano en mi pecho mirándome fijamente. Estaba incomodándome.
—¿Qué buscas? —decidí ser directo.
—Divertirnos, animarte —respondió mientras desprendía el botón de mi camisa y acariciaba mi pecho—. Puedo hacerlo, tranquilo. Relájate.
—Esto es una mierda —hablé poniéndome de pie y sacudiendo mi cabeza—. No puedes hacerlo, Willow. Definitivamente, sería que cayeras demasiado bajo. No permitiré que pase así conmigo, ¿vale? —ella quedó sentada viéndome con cierta desconfianza.
—Las pagarás, Justin —me lo advirtió—. Sé que vas a buscarme.



Sonreí con cinismo mientras salía de la sala, ¡Demonios! Willow estaba regalándose en mis propios brazos y apuesto a que en cualquier otro momento le hubiese aceptado su propósito, simplemente en ese momento algo me lo impedía. No estaba seguro de si era tristeza, despecho, amor o simplemente necesitaba tiempo para saber si luchar porque __________(tu nombre) volviese o necesitaba esa oportunidad que jamás me había dado de guardarla en mi memoria y buscar alguien que pudiera hacerme feliz sin tener que luchar demasiado. Mi maldita confusión era cuál de las dos cosas valía la pena.




Narra ___________(tu nombre):




Mi mayor miedo cuando era niña era que me llegara la jodida muerte sin haber hecho algo bueno antes, sin haber marcado la vida de alguien antes, sin haber sido feliz y hecho feliz a alguien más, dejando un granito de arena para que en un futuro alguien pudiera tener un indicio de por qué camino la felicidad suele estar.

Transitaba el momento de soledad y desconcierto más grande que había esperado pasar en mi vida. Cuando nunca tienes el momento, el tiempo o simplemente las ganas de detenerte a pensar “qué diablos sucedería si…” no esperas que deba ser tan complicado, indeseable o doloroso. Sin embargo, esos momentos que no creías que ameritaban de un pensamiento o reflexión previa, llegan sin aviso alguno en el “peor momento”. Debes tener agallas, debes enfrentar lo que sucede, debes ser una luchadora cuando en realidad, lo que has sido toda tu vida fue una perdedora que amaba esconderse detrás de una imagen fuerte y resolver las cosas matándolas, arrancándolas de raíz, en vez de luchar por algo bueno, algo que valiera la pena.

Siempre me valí por las cosas que hice, malas o buenas, pero en ese jodido momento solo podía tener en mente que estaba en la misma mierda. Rogaba porque no fuera verdad, era capaz de rezar por aquello mismo. Aún así, iba fuera de mis principios y decidí agachar la cabeza y seguir.



—El siguiente —esa jodida voz varonil irrumpió mis pensamientos, vi como Miley se paró, así que atiné a hacer lo mismo. Las dos entramos al consultorio mientras el tipo cerraba la puerta—. Buenos días, señoritas.
—Buenos días —dijimos al unísono con Miley.
—Me gustaría saber por qué vienen —el tipo tendría alrededor de unos cuarenta, cabello prolijamente peinado color castaño oscuro, casi negro. Ojos marrones, sonrisa amplia y simpática. Un tipo “bueno”, diríamos.
—Tengo un atraso de dos semanas —solté esperando que el médico saltara a decir “no estás embarazada, tranquila”. Eso no sucedería—. Necesito saber si estoy o no embarazada.
—Bueno, me parece raro que hayan acudido aquí con tanta prisa, ¿algo en particular? —el tipo comenzaba a caerme pesado.
—No —sentencié con particularidad. Creo que Miley se dio cuenta de que si el tipo seguía preguntando ese tipo de cosas le contestaría mal.
—Solo queríamos saber con precisión si mi prima está o no embarazada —se apresuró a hablar—. Ella practica boxeo —me pareció raro escuchar eso, ¿Miley sabía algo de mi actual vida o qué?— y es riesgoso que lo siga haciendo si está embarazada.
—¡Oh, ahora veo! —sonrió amablemente el tipo que comenzaba a odiar por derrochar tanta simpatía— Bueno, deberé tomarle una muestra de sangre simplemente y podrá venir por los resultados mañana mismo.




Después de unos minutos nos encontrábamos con Miley camino a algún Starbuks cercano. Pasamos casi toda la tarde allí, ella me había jurado y re jurado que lo que haríamos esa noche no sería una locura. Había planeado una cena con Caitlin y Ryan esa misma noche, quería que nos volviéramos a ver. Eran las nueve en punto cuando abordamos en casa de Miley, los chicos nos esperaban en el restaurante. Venía vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=90883781&.locale=es. Traía mi corto cabello peinado como todos los días y venía cargada de delineador negro, como habituaba a hacerlo.



—Esto es una locura —confesé a punto de retractarme antes de abrir la puerta del restaurante. Luego, sería tarde.
—Créeme que estarán felices de verte —insistió mi amiga.
—Soy una asesina, Miley, ¿quién podría estar feliz de verme? —le cuestioné y suspiré con ganas de largarme de allí.
—Yo —dijo con autoridad—, y sé que Caitlin y Ryan también.

—…

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