domingo, 25 de agosto de 2013

Capítulo 17°: "Por más infeliz que yo fuera, no podía cambiarlo". (2da. Temporada).

"Adelaide Aymé".


Sin decir nada tomé mi bolso y bajé, él arrancó la camioneta y desapareció hacia el sur. Mis ojos húmedos comenzaron a derramar lágrimas, moría por quedarme en soledad y llorar hasta más no poder, pero debía saber cómo estaba Zayn y regresar al departamento porque realmente, hacía frío.


En esa noche oscura y fría, acababa de quedarme sin corazón.





…Dos años después…





Después de la noche en la cual Justin, prácticamente, me rogó que jamás regresara por él por mucho que lo amara, las demás noches todas fueron iguales. Alguien más se había encargado de Rebbeca, ella ya no existía en la vida de nadie, ni siquiera en la suya misma, estaba muerta. Jamás logré saber algo más de Justin, Chaz, Willow, Jaden, Ryan G. o Alfredo, todos ellos habían desaparecido de mi vida por completo, ya no sabía nada del clan ni estaba metida en negocios. Lo había dejado.

Adelaide Aymé Malik, ese era el nombre que habíamos elegido con Zayn para la pequeña.  Ella tenía una salud perfecta, su nacimiento fue el momento más emocionante de mi vida. Jamás me había sentido tan bendecida e iluminada como aquella mañana en la cual la di a luz. Zayn me había apoyado en todo durante el último tiempo, incluso con mi locura de volver al ballet. Aún así, no habíamos optado por casarnos aún, no necesitábamos hacerlo.

Adelaide nos unía mucho y nos hacía demasiado felices. Zayn la adoraba con su vida y la niña a él. Verlos era una imagen familiar perfecta, aunque en mis sueños más de una vez reviví esas imágenes con Justin como el padre de Adelaide. Mi conciencia era un tormento. Todos los días desde aquella noche me preguntaba cómo estaría él. Si sería feliz. Si me habría olvidado, porque yo a él no podía olvidarlo.

La niña tenía el cabello claro y largo, unos ojos marrones (parecidos a los míos), una sonrisa muy similar a la de Justin, su nariz era una mezcla de la mía y la suya, pero en sí, su carácter, su temperamento, su forma de actuar era ver a Justin reencarnado en ella. Sin embargo, el amor que Zayn había desarrollado hacia ella, le impedía ver tantas cosas similares a Justin y no a él. Malik jamás había cuestionado algo de la niña y yo jamás había tocado el tema con alguien que no fuera Miley.

En los últimos años solo Miley, Caitlin, Christian y Ryan, habían estado conteniéndome a veces. Aún así, mi vida había cambiado y mucho. Ya no fumaba con habitualidad, no bebía alcohol, no hacía presentaciones, no cantaba, no tocaba la guitarra, solo me dedicaba a bailar en la academia de ballet donde solíamos hacer algunas presentaciones una o dos veces por año. Zayn trabajaba, aunque teníamos la herencia de su padre, la cual no era modesta y poca, y el dinero que conservaba aún de cuando vivía con mis “padres”, el cual tampoco era poco.






Desperté temprano esa mañana, Miley me había pedido que la acompañara a la disquera, pues ella seguía haciendo música. Tomé una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=94696543&.locale=es, mi cabello caía a los lados de mis hombros, traía los ojos maquillados de oscuro y delineador, mis labios solo llevaban brillo. Era el día libre de Zayn.



—Saldré con Miley —le anticipé entrando a la sala.
—Sí, yo quedaré con Adelaide, no te preocupes —me sonrió amablemente. Él… él me quería.
—Si no vuelvo para el almuerzo, recuerda que ella almuerza a la 01:00 —le recordé. Zayn asintió divertido.
—Lo sé, linda —musitó—. Sé cómo cuidarla.
—Bien, cualquier cosa llámame —le sonreí y besé su frente—. Aún duerme, despertará casi a las 09:30.
—Que tengan suerte —lo decía por mi y Miley.
—Vale, adiós.



Salí del departamento con prisa, no quería llegar tarde, Miley se enojaría y eso no era nada divertido o lindo que digamos. Conduje hasta su departamento, allí ella subió y fuimos hasta un estudio en medio de Los Ángeles.



—Hola —saludamos al entrar a la sala de grabación.
—¡Ey, Miley! —saludó un muchacho a mi prima.
—¿Qué hay, Jay? —saludó ella simpáticamente. Al parecer era algo así como su productor.
—Estuve viendo la última canción que me enviaste, enserio es buena —aseguró el tipo sonriendo. Yo me senté en uno de los sillones, esperando que el tiempo pasara para ir a almorzar con mi amiga.
—Me alegra que te guste —Miley era buena cantante y compositora.
—¿Ella es la muchacha que cantó hace algunos años en el festival de rock del central? —diablos que él sí tenía memoria.
—Sí, es ___________(tu nombre y apellido). Mi prima —sentenció Miley sonriéndole con orgullo.
—Un gusto —musité, él me sonrió ampliamente. Era simpático.
—Soy Jay —se presentó—. El gusto es mío. Sabes, jamás olvidé el raspaje de tu voz, era orgásmico a los oídos —yo solté una pequeña risilla—. Aunque cuando hablas casi ni siquiera notaría que tienes esa increíble voz y vocalización.
—Años de práctica —me encogí de hombros—. Amor, pasión y dedicación.
—¿Y no haces música? —fue su simple pregunta.
—Tengo otras prioridades —me digné a decir.
—Solo no lo hace porque es una idiota —me corrigió Miley frunciendo el ceño y mirándome de mala forma.
—Si quieres intentarlo, me animaría a producir algo para ti —yo negué con la cabeza.
—Definitivamente, no es lo que quiero —musité, Miley siguió mirándome como antes. Con rabia, podía decirse.



Luego de que Miley hablara con Jay, para después grabar algunos detalles de la canción, salimos del estudio. Eran las 02:00 p.m., así que decidimos ir por algo de almorzar. Miley dijo que ella conducía, que conocía el lugar indicado. No me negué, no me molestaba.



—Es extraño no sentir a Adelaide hablar desde el asiento trasero —comentó Miley entre alguna que otra pequeña risa. Yo atiné a hacer lo mismo.
—Está tan grande —pensé en voz alta.
—Y tan parecida a Justin —añadió Miley. Un nudo se produjo en mi garganta.
—Zayn no ha dicho nada jamás al respecto —le recordé como cada vez que tocábamos el tema—. Eso me da cierta paz.
—¿Puedes tener paz aún? —Miley lo soltó sin pensarlo, lo noté en su nerviosismo—. No quise…
—Daría lo que fuera porque Justin y la niña supieran la verdad —pero era tarde—. Pero el tiempo pasó ya, Miley. Justin seguramente rehízo su vida. No puedo meterme —mucho más porque él así me lo pidió.
—No sé qué tanto él rehízo su vida, nena —Miley no amaba a Zayn, al contrario.
—Créeme que si no lo hizo, deseo que lo haga —pues, yo lo había hecho—. Ya no puedo regresar a la mierda de vivir como una criminal escapando de “enemigos”, sufriendo por quienes quiero y cargando un arma “por si acaso…”. Ya no estoy sola, tengo a Adelaide, no podría ponerla en riesgo, simplemente sería una total y completa locura.
—Has madurado tanto, ___________(tu nombre) —fue raro oírla decir eso—. Hasta creería que no eres la loca y rockera prima y amiga que solía tener —sonrió melancólicamente.
—La esencia está allí —le recordé—. Solo que debo fingir por siempre desde ahora, desde que comencé la farsa en la cual vivo. Aún así, no me arrepiento —mi prima carraspeó sonoramente.
—¿Crees que Zayn es mejor padre que Justin? —esa pregunta era meritoria de pensar una buena respuesta.
—No lo sé, Miley —susurré pensativa—. Creo que sí, ¿sabes? Zayn desde el primer momento ha entendido que comenzaba una nueva etapa de su vida cuando Adelaide nació. Además, él no dudó en alejarse de todo aquello que nos hacía correr peligro a los tres. Hasta ha dejado de fumar, imagínate —le sugerí, pero luego recordé a Justin.



La última vez que lo había visto, había sido aquella noche después de cantarle “Young and Beautiful”, después de que él me sacara del tiroteo en la taberna y me dijera que me amaría por siempre, pero que ya no regresara. En mi mente su sonrisa seguía siendo la misma, blanca y perfecta, demostrándome siempre que la perfección debe ser la mezcla exacta entre sensualidad y ternura. Su mirada miel me atormentaba cada noche, la recordaba llena de lágrimas, con los ojos hundidos en el odio, en el abandono de la mujer que quizás, más amó y amará toda su vida. Recordaba su voz diciéndome “nena, cariño o bebé”. Mi piel jamás olvidaría el calor que le brindaban sus brazos al estrechar mi cuerpo contra su pecho y lograr oír el calmado y rítmico bombear de su enorme corazón, en el cuál habitaba y habitaría por siempre mi recuerdo. De solo pensarlo, me daban ganas de llorar.



—Tal vez Justin, no hubiese cambiado su vida de mierda por ello —o tal vez sí—. Quizás él simplemente hubiera preferido meternos en el peligro más aún y protegernos allí mismo. Eso no es lo correcto cuando tienes una niña tan adorable y pequeña como Adelaide, ¿no lo crees? —Miley simplemente no dijo nada.
—Sé que él no te olvidaría —murmuró segundos después—. No sería capaz. Justin es un cobarde.
—¿Y si no es así? —me cuestioné a mí misma, probablemente más que a Miley— ¿Si en realidad la cobarde soy yo?
—No entiendo qué es lo que quieres —confesó Miley tranquilamente. La situación comenzaba a molestarme.
—Lo único que quiero es seguir como hasta ahora. Tranquila, en paz —porque, definitivamente, era la etapa más pacífica de mi vida.



Llegamos al restaurante casi después de que Miley condujera alrededor de veinte minutos. Bajamos y pedimos una mesa para dos, solo ordenamos el menú del día. No teníamos ganas de hacer órdenes. La imagen que atravesó mis retinas ferozmente me hizo sentir escalofríos. “Mierda, no puede pasarme a mí”, pensé para mis adentros cuando definitivamente supe que no estaba equivocada. Estaba tal como la recordaba, su cabello, sus ojos, sus facciones. Solo un poco más alta, más mujer podría decirse, porque era en lo que se había convertido. La miré algunos segundos y luego aparté mi mirada, esperando que no me reconociera.



—¿Pasa algo? —Miley había notado mis nervios.
—Jazzy está aquí —ella me miró confundida—. La hermana de Justin, Miley —le expliqué rápidamente. Miley se volteó a ver y luego me miró tranquilamente.
—Descuida —me pidió—, no creo que te recuerde siquiera —se encogió de hombros conformista.
—Eso espero —sentencié, la había perdido de vista, para ser honesta—. Ojalá no recuerde mi rostro, porque no me gustaría que me reclamara por su hermano.
—Cambiando de tema —murmuró Miley—. Hay algo que debo comentarte.
—Dime —le sugerí.
—Como bien sabes… las cosas con Ryan van más que bien —desde hacía ya muchísimo tiempo—. Queremos casarnos, y venga pues quiero que seas la madrina de la boda —soltó chocando sus palabras. Yo sonreí ampliamente.
—No debías siquiera pedirlo, ¡claro que sí, amiga! —le respondí— No me molestará en nada, por el contrario, es un total honor para mí.






Eran casi las 04:00 p.m. cuando entré al departamento de regreso. Dejé mi bolso en la mesa del living y me tranquilizó por completo oír la risa de Adelaide de camino a la sala.



—¡Mami! —gritó tirándose a mis brazos, yo sonreí y la cargué cuidadosamente.
—Hola, cariño —la saludé. Ella hablaba un poco, a veces no entendíamos mucho lo que decía, pero se hacía entender de todas maneras para sus dos años y tres meses—, ¿cómo te la has pasado?
—Ien (Bien) —yo sonreí y besé su frente mientras caminaba hacia la cocina.
—¿Sí? —le pregunté, ella asintió sonriendo—, ¿Papi, dónde está? —ella apuntó hacia la cocina.
—Haciendo galletas —logró pronunciar a la perfección.
—Hola —saludé entrando a la cocina. Zayn volteó a verme.
—Hola, cariño —él se acercó y besó fugazmente mis labios.
—¿Cocinando? —asintió y sonrió ante mi pregunta.
—Adel —así la apodábamos a veces—, tiene ganas de comer galletas, ¿no, preciosa? —la niña asintió mientras yo me sentaba en una de las sillas con ella en mi falda.
—Miley me comentó que va a casarse —le dije a Zayn—, me pidió que sea su madrina de bodas.
—¡Oh, qué genial! —exclamó Zayn metiendo una bandeja repleta de galletas al horno— Así que iremos de fiesta, ¿has escuchado, pequeña A?
—Sí —dijo ella divertida.
—¿Cuándo será? —me preguntó Zayn, yo intenté recordar exactamente la fecha, pero fallé.
—No recuerdo bien el número, pero el mes entrante —eso sí recordaba con exactitud.
—Qué bueno, ¿no crees? —yo asentí ante su mirada, Adelaide estaba entretenida mirando mis anillos.
—Sí, eso supongo.




Mi respuesta había sonado desganada y no porque así lo quisiera. Solo me incomodaba pensar que estaba reteniéndolo de tal manera, cuando en realidad yo debería haber estado desde un principio con Justin, con el verdadero padre de Adelaide. Era injusto, pensándolo de tal manera. Aún así, no había vuelta atrás. Por muy infeliz que yo fuera, no podía cambiarlo.

4 comentarios:

  1. Wii soy el primer comentario :) no mo puedocrer :0 de verdad ? Dios tienes q seguirla porfavor esta... Hermosa no se q más decirte solo síguela cuando puedas :)
    Besooos xx

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  2. Siguela. Place. Me encanta esta nove. Es una de las mejores noves Que me e leeido Siguela. Lectora Colombiana

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  3. Oh My Bieber Polyy siguelaaa la amoooo jejejeje Love Youuu

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  4. amo tu novela, solo que nose ya lleva mucho triste(? ¿si me explico? quiero al shastem :C bc siempre hay peleas :C ¿cuanto falta para que se acabe? ¿mucho? oh deoj dime que mucho porque tiene que durar.

    Besos, (coloca al shastem con la rayis ya todos peshosos con la bebe para que me de un heart attack plz) okya

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