—¿Ya
vamos? —me preguntó viéndome con punto y detalle.
—¡Sí!
—exclamé tomando mi bolso.
—Estás
hermosa —se levantó y me abrazó de la cintura mientras bajábamos.
—¿Queda
lejos? —le pregunté con un tono de flojera total.
—10
cuadras y las haremos caminando, así vemos la belleza italiana —sonreí y besé
su mejilla.
—Te
amo, mi amor —él sonrió y besó mi mejilla de igual forma que yo. Sus labios
eran tan suaves y cálidos.
—Italia
será nuestro país y Venecia nuestro escape al mundo, ¿ya? —sonreí orgullosa de
las palabras de Just.
—Cada
vez que quiéramos estar solos vendremos aquí, ¿ya? —eso
sería perfecto.
—Así será, mi amor —me aseguró.
—Justin,
estoy segura de que este será el mejor 14 de febrero de toda la historia —él
sonrió tan ampliamente que iluminó mi corazón, más de lo que hacía día a día.
(Los
Ángeles — California) (Casa Beadles)
Narra
Caitlin:
—Caitlin
—me habló la novia de Christian saliendo de la cocina—, ¿tu hermano?
—No
lo sé, no le he visto —respondí casi sin ánimos. Este 14 de febrero me trataba
mal.
—¿Te
sucede algo? —cuestionó Anya.
—No,
solo tengo algunas contracciones —aunque era raro.
—Pero
solo estás de 5 meses —me recordó. Yo asentí sonriendo.
—Mamá
me dijo que era normal —pero dolía.
—Deberías
ir al médico —me comentó mi cuñada.
—¿Tú
crees? —cuestioné preocupada. Ella asintió.
—¿Quieres
que te acompañe? —Anya era una chica muy buena. Amable.
—No
—me negué sonriendo entre tanto dolor en mi vientre—, quédate a pasar tu 14 de
febrero con Christian —no sería tan egoísta de llevarla al hospital—. Llamaré a
Chaz.
—Avísame,
¿sí? —me pidió sonriendo algo maternalmente.
—Ya
—acepté marcándole a Chaz.
No
quería preocuparme. Prefería pensar que era natural, como mi madre dijo. Sonó
una, dos, tres veces y Chaz atendió.
#Vía telefónica#
—¿Aló? —atendió Chaz.
—Hola, lindo —saludé con
voz adolorida.
—Hola, amor —me saludó
feliz—. Feliz día.
—Igual —intenté decir algo
mejor, pero los apretujones eran fuertes y doloridos. Suspiré intentando que
pasaran—, ¿Puedes venir a casa? —le pregunté.
—¿Sucede algo? —su tono de
preocupación se notaba.
—Necesito ir al hospital
—respondí rápidamente, chocando las palabras—. Tengo contracciones.
—Es 5 minutos estoy allí
—me avisó y colgó.
#Fin vía telefónica#
Ordené
las cosas en mi bolso y Chaz llegó. Subimos a su carro y comenzó a conducir
hasta el hospital.
—¿Estás
bien, mi amor? —cuestionó. Odiaba preocuparlo.
—Sí,
Chaz. Solo me duele —dije entre suspiros—. Mamá dice que son normales.
—Pero
estás recién de 5 meses, cariño. No es muy normal —todos dicen lo mismo. Hasta
él, Chaz, que mucho de esto, a decir verdad, no sabe.
—Lo
sé —afirmé.
Llegamos
y bajamos. Caminamos, entre mis posibilidades, rápidamente. Fuimos a la sala de
obstetras.
(Venecia
— Italia)
Narra
Justin:
Sabía
lo mucho que a ella le gustaba Venecia y en especial, el puente de los
suspiros. Entonces, reservé una mesa en el restaurante que queda arriba del
canal por el cual, a algunos metros, está el puente de los suspiros.
—Aquí
es —dije indicándole que entrara. Ella me sonrió y se adentró en el lugar.
—¿Es
el restaurante que queda arriba del canal? —me cuestionó ella sorprendida. Yo
asentí.
—Así
es, mi bella princesa —mi linda novia, besó mi mejilla y tomando mi mano
entramos al restaurante—. Reservación para Bieber —me dirigí a la mujer de
recibimiento.
—Justin
Bieber —me dijo en un acento Italiano—. En la azotea —añadió simpáticamente.
—Muchas
gracias —respondí y me redirigí con ___________(tu nombre) hacia la mesa.
Al
llegar a la mesa, ella inspeccionó el paisaje con su mirada. Yo abrí su silla y
ella se sentó. Luego hice lo mismo, sentándome frente a ella.
—No
puedo creerlo —masculló viendo correr el agua—. Dicen que los canales aquí son
muy profundos.
—Pues,
en el recorrido te aseguro que las valsas son muy seguras —le afirmé.
—Subiría
así no lo sean —me informó graciosa, la bella morena—. Venecia es mi lugar
favorito.
—Es
muy bello —hermoso.
—Un
lugar turístico —me corrigió. Reí por lo bajo—. Dicen que el puente de los
suspiros se llama así porque conectaba el calabozo con el palacio. Y pues, los
presos cuando los trasladaban a los calabozos para morir allí era el único
lugar donde podían ver el cielo, los edificios y el mar —ella se sabía la
historia.
—Es
poco romántico —afirmé divertido, ya que era verdad. No era nada romántico.
—Dicen
que muchos artistas se inspiraron allí, por ello es el puente de los suspiros —la
veía tan feliz, que me hacía feliz a mí.
—Escribiré
una canción allí —ella rió—. No bromeo —afirmé divertido.
—Si
eso deseas, Justin —reí con ella.
—Te
prometo que esta noche, será muy especial —ella arqueó una ceja, motivo de duda
y algo de desconfianza.
—¿Haremos
el amor en la valsa? —bromeó. Creo que había sonrojado lo suficiente como para
que todo italiano me mirara con cara de: “Uh, ¡picarón!”.
—¡___________(tu
nombre)! —protesté. Ella rió y se encogió de hombros.
—Quizás
sea lo que haga esto especial —pero no era como ella pensaba.
—No,
no es eso, cariño —le corregí esa idea—. Es más adorable, aún.
—Con
solo estar contigo, me conformo Justin —es por eso que la amaba tanto. Ella era
tan humilde y sencilla.
—No,
no. Dr. Bieber no se conforma con eso —ella rió energéticamente—. No me
conformo con solo traerte. Debe ser inolvidable.
—Justin
Bieber —se quejó—. Amor, tú sabes que no me interesa si estamos en Venecia o en
el pueblo más miserable del universo. Si estoy contigo, para mí la vida sonríe —sus
ojos eran las ventanas a su corazón. Era más pura que el agua que corría bajo
nosotros. Era perfectamente imperfecta.
—Te
amo, te amo tanto —susurré pero sé que ella oyó, era mi intención.
—También
lo hago —me aseguró y sonreí—, también te amo.
—Sé
que no podemos escapar, pero sí podemos subir —palabras de mi canción, “up”.
—Sé
que no podemos escondernos, pero sí volar a nuestra propia galaxia —sonreí
orgulloso y ella me acompañó en la acción.
—¿Te
han dicho que eres adorable? —le pregunté sonriendo. Ella sonrojó apenas.
—Además
de ti, no —me aseguró. Ella era perfecta, perfecta para mí. Y no me interesaba
nada, nada más que ella.
—¿Qué
puedo ofrecerles? —nos preguntó un mesero, hablando un inglés con acento
italiano.
—Dos
jugos de limón y… pizza —estábamos en Italia, es obvio que pediríamos pizza,
¿no?
—Ahora
se los traigo —nos informó sonriendo y se fue.
—Tú
eres adorable, pero lo feo de salir contigo —ella me miró preocupada y algo
triste—, es que todos los meseros o gerentes te miran demasiado —ella rió
tapándose la cara con sus manos.
—¡Eres
un celoso! —me regañó divertida—. Quizás me miren, pero debes sentirte
orgulloso, ¿no?
—¿Orgulloso?
¡Claro que no! —me negué—. Los mataré si siguen así —le avisé. Ella frunció el
ceño.
—Deberías
enorgullecerte —me repitió—, ya que soy tú novia, no de ellos —sonreí y me
contuve de tirarme sobre la mesa y robarle sus labios por algunos minutos.
—¡Qué
linda eres! —exclamé enternecido.
—Tú
eres lindo —me corrigió apenada. Era tan dulce.
—Eres
mi mundo, ¿lo sabías? —ella asintió cohibida—, eres… eres mi todo. Eres la
razón por la cual me levanto y me acuesto. La razón por la que me pierdo en tus
ojos y podía escribir una canción por cada segundo en el que me pierdo. Eres la
razón por la cual mis labios tiemblan al tenerte tan cerca. La razón por la
cual mi cuerpo desea sentir tu calor. La razón que me hace querer tener
millones de hijos. Eres mi razón —sonó cursi, o no. No lo sé. Pero era lo que sentía,
bueno, solo el 1% de lo que sentía.
—Me
harás llorar —protestó ella fregando sus ojos—, ¿eso quieres? —añadió.
—¡No!
—me negué—. Solo es que cometería un crimen si no te digo todo lo que te amo —una
lágrima corrió por su mejilla.
—Tú
eres el sol de mis días, Justin —sé que me haría llorar, de felicidad; claro,
pero no quería llorar—. No tengo palabras, más bien ninguna palabra alcanza
para agradecerte de haberte pasado por mi camino hace años. Tú —suspiró
intentando dejar de derramar sus lágrimas—, tú eres la persona que se roba
todos mis suspiros y por la cual mi corazón se acelera golpeteando en mi pecho
con furia. Te amo, Justin. No me interesa el mundo si te tengo conmigo, no me
interesa nada, ni mi vida, si estás conmigo. Te amo, pero amarte queda chico —¡lo
dije! Las lágrimas recorrieron mis mejillas, pero de alegría, orgullo de la
persona que tenía a mi lado.
—También
me haces llorar, sonsa —protesté secando
mis lágrimas.
—Me
siento tan afortunada, soy la más afortunada —y yo el más afortunado.
—Prometo
hacerte feliz, mientras mi vida sea tuya —es decir, toda mi vida.
—Prometo
jamás dejarte ir —sonreí y besé su mano. Pero el mesero irrumpió dejando las
copas sobre la mesa y la pizza también— Gracie —le respondió ___________(tu
nombre). Éste sonrió y haciendo un ademán, se retiró.
—Te
vez linda hablando italiano —ella era hermosa de todas formas.
—No
es un idioma difícil —comentó y bebió un sorbo de agua.
—Cambiando
de tema —ella sonrió con atención—. Ese sombrero te deja más hermosa de lo que
eres.
—¡Pensé
que era otra cosa! —protestó entre risas, para después tomar una porción de
pizza.
—Extraño
algunas cosas de Los Ángeles —suspiré y ella me miró preocupada—. En realidad,
solo a mamá, Richard y los chicos.
—¡Vaya
a saber como la están pasando! —masculló exaltada.
—Ryan,
solo —él era el mujeriego después de estar con Mily—. Chris contento de la
vida, con Anya. Cait con su futuro marido, Chaz. Tú conmigo —ella sonrió—. Mamá
con Rich. ___________(tu mamá), mi suegrita, con Nicholas. Todos felices —resumí.
—Tengo
el presentimiento de que mamá pronto se divorciará de su flamante marido —me
comentó luego de tragar bocado.
—¿Por
qué lo dices? —pregunté. Ella no lo diría porque sí, no más.
—Rich
me dijo que pasa horas al teléfono hablando con mi padre. Mi padre se lo ha
dicho —el novio de mamá y mi suegro, eran mejores amigos.
—¿Eso
quiere decir algo en ___________(tu mamá)? —ella la conoce más que yo.
—Sí
—me afirmó—, que necesita que alguien de confianza y a quién quiere mucho la
escuche.
—Pero,
tu mamá se metió en una fea —le aseguré—. Si ella se deja, seguro Nicholas la
despide —deduje.
—Es
difícil —me informó—. Mamá le compró las acciones de más de media empresa —me
explicó por qué era que quedaría así. Empleada igual.
—Ó
sea que básicamente la empresa es de tu madre —ella asintió mientras tomaba un
trago de la copa.
—Sí
y no —¿entonces qué?—. Mamá puso las acciones a nombre de José, Mich y yo. Es
decir que si se divorcian deberemos ser socios de Nicholas —una mala pasada no.
—Pero,
¿eso te agrada? —ella se negó rotundamente mientras yo mordía una porción de
pizza.
—En
realidad, no seré socia de él —¿entonces?—. Porque siendo mayorista si con mis
hermanos decidimos comprar lo que resta de las acciones correspondientes al
mutante de traje —se refirió a su padrastro— él debe vender o quedar en banca
rota.
—Pero
a Santiago también le corresponden acciones —supongo.
—No
—me aseguró—. Él es no es hijo sucesor.
—Ó
sea que quedan en banca rota de cualquier modo —ella asintió ante mi
afirmación.
—Pero
con lo buena que es mi madre, de seguro le dará la mitad de las acciones de
regreso —su madre era un ángel vestido de mujer.
(Los
Ángeles — California) (Hospital de L.A.)
Narra
Chaz:
Habían
llevado a Cait a una sala donde le harían estudios para saber qué sería de mi
hija.
—¿Señor
Somers? —se dirigió a mí una de las enfermeras. Yo me paré de golpe y asentí.
—Sí
—aseguré abriendo mi boca.
—La
señorita Beadles tuvo algunas complicaciones —mi corazón se aceleró de los
nervios—, pero estabilizamos todo y la bebé estará de maravillas.
—¿Qué
sucedió? —pregunté más calmado ya.
—El
bebé estaba ahorcándose con el cordón umbilical —me informó.
—¿Estará
bien? —cuestioné torpemente.
—Sí.
Puede pasar —respondió y con una sonrisa se despidió de mí.
Entré
a la habitación y Cait estaba sentada con sus piernas colgando de la camilla.
—¡Amor!
—exclamé.
—Lindo
—ya no se escuchaba adolorida.
—¿Estás
bien? ¿Nuestra beba? —ella me dejó ver su enorme y perfecta sonrisa.
—Sí,
todo está en orden —me respondió—. En 1 hora podremos regresar a casa y seguir
con nuestros planes —me aseguró.
—Te
amo —ella sonrió y besó mis labios.
(Venecia
— Italia) (Restaurante)
Narra
Justin:
—Serás
toda una empresaria —bromeé.
—No
—se negó divertida—, pero quizás nuestros hijos sí —no lo creo.
—No
—le retruqué—. Mira, nuestra hija será actriz o bailarina y nuestro hijo
cantante o jugador de basket —era mi sueño.
—¡Justin!
—protestó—. Los niños decidirán qué hacer a su tiempo. No los frustraras con
ser algo que no les gusta —sonó tan a mamá. Me hizo reír.
—Te
pareces a mamá —ella se encogió de hombros y rió—. Pero más hermosa.
—¡Oye!
—me regañó con el ceño fruncido—. Patricia es una mujer hermosa, muy hermosa —lo
sé.
—Lo
sé —le afirmé—, pero tú también.
—Gracias
—me dijo algo vergonzosa.
—Sabes
algo que me encanta de ti —ella negó meneando la cabeza—. Es que tú no tienes
vergüenza de comer.
—Pues,
tu también comes, Bieber —todos lo hacemos.
—¡Claro!
—era obvio—. Pero hay chicas que intimidan y solo comen lo que un pájaro
comería —ella rió divertida.
—No
veo el caso —masculló—. Se sabe que comen y es normal. Todo mundo lo hace. No
me intimida comer delante de hombres con los cuales salgo o delante de ti.
—Pero
eres tú —ella me miró extrañada—. Eres una en todo el mundo.
—Al
igual que tú y todos —me corrigió—. Aunque se copien de otras personas, todos
somos distintos —tenía razón.
Terminamos
de almorzar y regresaríamos al departamento, ya que eran las 2:00 p.m y
decidimos salir a recorrer los lugares turísticos mañana. Estuvimos charlando
un rato y luego miramos TV, aunque poco entendí ya que era italiana. Ella se
fue a duchar y luego de ella fui yo. Salí vistiendo una camisa blanca, un saco celeste
claro y un jeans negro con supras celestes. Ella estaba peinándose en la
habitación frente al tocador, estaba vistiendo hermosa. Traía un vestido azul y
zapatos blancos. http://www.polyvore.com/cgi/set?id=43060029&.locale=es, estaba hermosa.
—¡Amor!
—exclamó volteando—, estás hermoso.
—También
tú, lindura —ella sonrió y besó mis labios tiernamente.
—¿Ya
nos vamos? —me preguntó. Yo asentí mientras la abrazaba de la cintura.
—Sí
—le respondí y ella sonrió—, pero no sin antes darme un beso.
—Róbalo
—me exigió ella. Lentamente me dirigí a su boca y le robé un beso—. Ahora
vamos.
—Vamos.
Tomé
su mano y salimos del apartamento. Gracias a Dios, Venecia era de esos lugares
donde puedes andar tranquilo, sin guardia ni eso. Así que siguiendo
indicaciones de expertos, caminé con mi bella novia en el crepúsculo de la
ciudad italiana hacia el canal más bello del universo. Al llegar ella quedó
boquiabierta.
—¿Cenaremos
allí? —me preguntó apuntando la valsa que nos esperaba flotando.
—¿Tú
qué crees? —ella sonrió y se aferró a mí abrazando mi cintura. Con una seña el
tipo de los remos se acercó a nosotros.
Ayudando
a que no se caiga ella subió y también yo. No sé si habrán visto alguna vez,
pero en Venecia, por ser lugar turísticos hay botes cerrados, algo así como
buces. Había alquilado uno que estaba modificado con una mesa y dos sillas. Pero
para llegar a él debíamos hacer unas cuadras en valsa.
—¡Esto
es un sueño! —masculló encantada viendo los edificios pasar lentamente.
—Debo
—aclaré mi garganta nervioso—, debo decirte algo —ella volteó su cabeza hacia
mí y me miró sorprendida. Algo preocupada, diría.
—Dímelo
—sonreí dándole confianza, pero ya estaba nervioso.
—Sé
que lo hemos hecho antes —mi voz estaba ronca, de nervios—, me equivoqué al
dejarte ir por las estúpidas amenazas de ese idiota, te regalé a Simpson y
nunca voy a perdonarme haber pasado esos dos años lejos de ti —ella sonrió
levemente—. Pero cada día que pasó mi amor se hizo más grande de lo normal. No
soporté tenerte lejos, aún siendo tu novio no soporto tenerte lejos siquiera 2
segundos. Eres mi complemento, mi sonrisa, mi felicidad. No elegiría amar a
otra persona en el mundo, porque eres la mujer más adorable y dulce que mis
ojos conocieron, que mis labios besaron y que mi cuerpo deseó alguna vez. Sé
que me equivoqué muchas veces pero prometo que ya no pasará —ella sonrió y secó
la primera lágrima que calló de su ojo.
—¿A
qué se debe todo esto? —me preguntó con una voz algo quebrada, pero en un tono
alegre.
—____________(tu
nombre) ¿te quieres comprometer conmigo? —mi corazón golpeaba en mi pecho con
fuerza, sentía salirse de él. Pero era el día más feliz de mi vida.
—Justin
yo…
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Dahi: ¡Aww, gracias linda! (:
Besitos.
Ainelen: ¡Linda! Sabes, yo
cuando comencé a escribir era un fiasco. Era desastrosa haciéndolo, pero luego
se aprende. Serás una gran escritora (: ¡Te quiero!
Sara: ¡Gracias, por la
paciencia! No debes agradecer nada (: Besitos.
Pomb@-lista: ¡Gracias! :$,
besos.
Marta: ¡Oh Dios! Como me he
divertido en la twitcam con tu amiga. Las dos son muy divertidas y bellas. Y
por cierto, yo te ayudaré a que tu amiga haga los vídeos cantando jaja. Gracias
linda, te quiero belleza!
Zafiro: ¡Lindaaaaa! (: Mil
gracias, besitos.
Links:
Mi
página en Facebook: http://www.facebook.com/pages/Loving-BieberJustin-Bieber/364664603547495
¡Lamento
demorar nuevamente! Esto del calor me está pegando mal. Jaja, ¡Las amo! (:
—Poly—
P/D:
COMENTENN!