Capítulo 192°: "Sería lo mejor que me podría pasar en la vida".

Tout, tout, est en train de

Dans une boussole précipitée

Tout va changer

Sans demander la permission de votre sourire

Ne désespérez pas, le changement

Prenant une pause

Sans souffle, sans tourner

Tout revient. —terminé de cantar, era una canción de mi tercer álbum—. Buenas noches, Los Ángeles —saludé—. No creo que esperasen que cantara así —me referí a mi vestimenta—. Quizás, esperaban ver música pop, bailarines y ropa extravagante. Pero… esta noche será especial, a pedido de alguien muy especial para mí —sonreí levemente al ver la sonrisa de Jazzy allí abajo—. Hay una reina, una reina que no triunfó como en cuentos de hadas, pero sí fue una guerrera que ganó a su manera. Muchos de ustedes, han pensado que dediqué esta canción a una persona equivocada, pero en realidad esa reina caída es mi madre —sonreí ampliamente, orgullosa de ella—.

Los minutos en el concierto pasaban rápidamente, canté y lo hice con todas mis fuerzas, dando todo de mí. Hasta que llegó hora de mi plan. Era la última canción.

—Ahora, es turno de una canción nueva —anticipé—. Pero, necesito a alguien aquí arriba para cantarla. Y no, chicas —reí divertida—, no es Justin. Jazzy, sí, Jazzy —afirmé—, por favor, ven —le pedí. Kenny la alzó en brazos y caminó hasta el escenario, de allí logró subirla. Yo me acerqué para tomarle la mano y dirigirla más al centro del escenario—. Vamos, no seas tímida —le pedí. Ella sonreía avergonzada.

—¿Por qué subo? —logré distinguir que me cuestionó.

—Te hice subir porque eres una pequeña hada —confesé a modo de respuesta a través del micrófono—. Eres de esas personas que hacen más fáciles las cosas porque le sonríen a la vida. Porque eres la niña más dulce que conocí, pequeña Jaz —como solía decirle a veces.

—Te quiero, ___________(tu nombre) —me dijo ella abrazándome.

Canté la canción mientras Jazzy me abrazaba dulcemente, era como mi hermana pequeña. Era adorable. Cuando terminé de cantar entre gritos de los presentes el telón se cerró. Con Jazzy nos dirigimos a mi camarín.

—Te debo unas disculpas —confesó Alison cuando entré a mi camarín—. Creí que las cosas saldrían mal.

—También te debo unas disculpas —como pocas veces el orgullo lo había dejado de lado. Sabía que me había comportado mal hoy—. Lamento haberte tratado así.

—Te amo —murmuró a mi oído Justin mientras me abrazaba por la cintura desde atrás—. Eres hermosa, la más linda de todas. Te amo, quiero casarme contigo y tener ciento de hijos, porque serás la madre más linda de todas. Te amo, ___________(tu nombre completo).

—Justin —farfullé tímidamente, Alison miraba enternecida y Rosadela, solo no emitía opiniones; al parecer lo seguía queriendo—, me da pena.

—Eres tan perfecta —besó mi mejilla reiteradas veces con dulzura.

—Iré a darme una ducha —confesé, tenía calor.

—Ya, te invito a cenar a ti y a mi dulce hermanita, luego —confesó Justin soltándome.

Con una enorme sonrisa en el rostro entré al diminuto baño del camarín. Me di una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=49880066&.locale=es, al salir del baño solo Rosadela se encontraba en mi camarín. Me miró, algo cohibida.

—No me mires así —le pedí. Después de todo no tenía bronca, ya no.

—Lo lamento —murmuró ella y agachó la cabeza—, es que creo que me odias y yo solo tomé el trabajo para entrar a la universidad.

—Yo no te odio —comenté divertida—. Odiar no soluciona las cosas, además… si debo culpar a alguien las cosas son mitad y mitad.

—Justin te ama —me aseguró Rosadela—, estoy más que segura de eso.

—También yo —afirmé sentándome frente a ella. Había algo que me causaba curiosidad, tenía un “algo” que la hacía especial—. Oye, ¿y cómo es eso de que esto te sirve para la universidad? —comencé por preguntar.

—Es que mis padres no tienen todo el dinero del mundo y mudarme aquí no ha costado centavos, debo trabajar si quiero estudiar —confesó—. Además, no dejaré el surf —comentó divertida.

—¿Surfeas hace mucho? —pregunté, sí estaba buscando conversación con ella.

—Creo que deberías ir con Justin —evadió ella mi pregunta—. No le gusta esperar —sonrió levemente.

—Está bien —ella no quería hablar, no insistiría. Me puse de pie—. Adiós, Rosa —saludé.

—Adiós —respondió. Creo que le extrañaba el hecho de que la hablara tan amistosamente.

Sonreí levemente y salí del camarín. Justin y Jazzy jugaban en el pasillo, divertidamente. Se veían tan dulces, a Justin le quedaba tan bien una niña así. Sonreí ampliamente y ellos voltearon a verme.

—¿Ya vamos? —cuestionó Jazzy con voz agitada.

—Sí —afirmé yo dulcemente.

Salimos del estadio acompañados de seguridad y subimos al auto. Justin condujo hasta un restaurante y allí cenamos.

…Al día siguiente…

Desperté y era temprano, eran las 07:00 a.m. y no tenía nada planeado por hacer. Volteé en la cama, esperando encontrar a Justin allí, pero no estaba ahí. Instantáneamente la puerta del baño se abrió y Justin salió solo en bóxers con el cabello mojado y sonriendo levemente, supongo que habrá escuchado que desperté.

—Buenos días —saludé yo.

—Hola, mi amor —me respondió. Se acercó y me besó dulcemente.

—¿Has despertado temprano? —era raro, él era muy dormilón.

—Son las 10:00 a.m. —me dijo Justin divertido. Me senté de golpe, mi teléfono decía que solo eran las 07:02.

—Pero…

—Sí —afirmó—, tienes mal la hora —rió divertido.

—¿Ibas a algún lado? —cuestioné yo.

—Iba a despertar a Jazzy y hacer el desayuno para las dos mujeres más hermosas del mundo —me respondió. Su sonrisa era tan perfecta.

—Mientras tú haces eso, me daré una ducha y luego bajo —le informé.

Justin besó mis labios y se fue. Me metí en la ducha, me miré frente al espejo un momento, me detuve ya que algo me llamó la atención. Era de esos días en los cuales sientes algo raro en tu cuerpo, nunca antes me había pasado. Sí, había algo raro en mí. Decidí no tomar importancia, me sumergí un buen rato en la bañera y luego salí. Tomé algunas prendas y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=49881666&.locale=es, me peiné el cabello y decidí no maquillarme. Bajé y Justin junto con Jazzy estaban esperándome.

—Lamento mi demora —me disculpé—, buenos días.

—Hola —saludó alegremente Jazzy—, ¿por qué te tardaste?

—Nada importante —decidí no preocupar, mucho menos a Jazzy, por algo que puede ser solo psicológico.

—Hice panqueques —Justin se veía como niño contento.

Luego de desayunar, decidimos ir al lago de la casa. Jazzy y Justin tomaron sus trajes de baño y salieron solo con ellos, yo… yo no quise. No estaba bien, no quería sentirme intimidada porque Justin lo notaría. No lo sé, estaba rara hoy. Caminamos divertidamente hasta el lago y al llegar no dudaron los hermanos en tirarse al agua, yo solo me senté en el borde del puente.

—¿Cuándo deberé irme? —preguntó mi cuñada.

—Papá te dejó hasta el sábado y hoy solo es miércoles —comentó divertido Justin. Sé que ama a Jazzy.

—Quiero venir más seguido —afirmó la pequeña.

—Quiero que vengas más seguido —le informé yo sonriendo ampliamente.

—Hablaré con papá —le informó Bieber—. Yo sé que no se negará a que vengas un poco más seguido —concluyó él.

—Los amo —soltó sin regodeos la dulce Jazzy, era tan tierna.

—También te amo —dijimos al unísono con Justin. Sentí un millón de mariposas en el estómago y el recuerdo del bebé que perdí volvió a mi mente como un relámpago.

No sé que era, pero con mis simples 19 años sentía ganas de ser madre. Ganas de cargar un bebé en brazos, de amarlo, de sentir vida dentro de mi vientre. Sé que ni siquiera me había casado aún, pero hoy simplemente sentía el deseo de ser una feliz madre.

—___________(tu nombre) —me gritó Jazzy.

—¿Eh?

—Estás volando —comentó divertida. Yo la miré extrañada— ¡Vez! No entiendes nada.

—Oh, lo lamento —reí levemente—. Estaba pensando en algo.

—Con Justin decíamos si quieres ir por un helado —repitió sonrientemente desde el agua.

—Oh, claro —sonreí. Me había quedado pensando en lo de ser madre y no había escuchado lo que ellos hablaban antes.

Regresamos a la casa, donde Jazzy y Justin se cambiaron para quitarse los bañadores mojados y ponerse ropa adecuada para salir al centro de la ciudad. Mientras ellos jugaban y correteaban en los pasillos de arriba, yo solo me quedé en la sala. No tenía ánimos de ir a jugar también yo. Como ya antes comenté, estaba agotada. Me sentía rara, como si algo en mí estuviera distinto, ¿qué diablos sería? Luego de unos minutos, Justin y Jazzy bajaron con unas enormes sonrisas en sus caras.

—Mi favorito es el de cereza —confesó Jazzy una vez en la heladería con el helado en la mano.

—Oh, ¡el mío también! —murmuré yo divertida.

—Son tan lindas —comentó Justin sonsamente. Yo solo reí.

—¿Lindas? —cuestioné yo—. No, lamento decirte que Jazzy es hermosa y yo…

—Tú eres perfecta —me alagó mi pequeña cuñada.

—Ya dejen la ternura —les pedí—. Son tan dulces, Bieber’s —reí animadamente. Ellos me siguieron la acción.

—¿Qué haremos más tarde? —cambió de tema mi novio.

—¿Quieren ir a la playa o ir a tomar fotos al parque nacional? —ofrecí dos de mis mejores opciones.

—Me gustaría ir a tomarnos fotos —nos dijo la pequeña. Justin sonrió.

—Bien —sonrió Justin—, fotos serán entonces.

—Después de almorzar iremos a la playa entonces —murmuré yo—. Pero esta vez, yo seré quien conduzca.

—¿Por qué tú? —claro, siempre conducía Justin.

—No te preocupes —le pedí a Bieber—. Es que tengo un lugar muy bueno y quiero llevarlos.

—Vale —aceptó él.

—¡Me gustan las fotos! —exclamó Jazzy.

Las fotos me hacían acordar a la estancia en Atlanta, a veces… solo necesitaba regresar en el tiempo. Sentir que la vida me azota otra vez, mi vida es tan perfecta ahora. Mi vida cambió tanto, siento que se vuelve perfecta, siento que todo cambió tanto y hay veces que asusta. Yo solo necesito saber que esto es vida, que esta es mi realidad y no una jodida pesadilla de la cual deba despertar. Extraño tanto a papá, extraño pelear con Michael, extraño que José me ignore en las mañanas cuando mi mal humor comienza. Extraño levantarme temprano los sábados para ir a bailar, extraño a Jason, a Sophie y aunque suene estúpido extraño a Brenda. Las cosas cambian y no quedan muchas opciones por elegir, solo adaptarse al cambio.

Encontrar a Justin, no fue de lo que esperaba, más bien no fue de quien lo esperaba. Él llegó a iluminar todo, como cuando despiertas en la madrugada después de una pesadilla y tu madre llega a prender la luz. Él, solo él, logra sacarme una sonrisa y acelerar mi corazón.

—Mi amor —me habló Justin mientras se sentaba a mi lado en el sillón de la sala—, ¿está todo en orden?

—Sí —le sonreí luego de mirarlo—, ¿por qué?

—Estás pensativa —respondió él.

—No es nada —le mentí. No quería que se preocupara—, ¿Jazzy?

—Está arriba —respondió—. Bajará para almorzar.

—Justin… —susurré, él me miró atentamente—, ¿qué pasaría si te dijera que estoy embarazada? —los ojos de Justin se abrieron ampliamente, incrédulos a mi parecer.

—¿Estás embaraza? —preguntó sorprendido.

—No —aunque sospeche que esa “rareza” se deba a un posible embarazo.

—Pues, ¿qué esperas que te diga? —sentí una punzada en el pecho, esperaba lo peor—. Sería la persona más feliz de toda, te cuidaría tanto como pudiera, te haría muchos mimos a ti y a la criatura que vendría en camino. Te complacería con lo que me pidieras, te amaría mucho más de lo que ya te amo, si es que eso es posible —mi corazón suspiró aliviado y mis ojos se humedecieron de felicidad.

—Justin, tengo la sospecha de estar embarazada —él tomó mis manos entre las suyas, estaba helado a pesar de que no hiciera frío.

Narra Justin:

Mi corazón se frenó sin pensarlo dos veces, ¿había escuchado bien? ¿Dijo que creía estar embarazada? Sé que apenas tengo 22 y ella 19, somos jóvenes y aún no nos hemos casado, pero es la noticia más hermosa que alguien pudo darme. No sé si es seguro que lo esté, pero las posibilidades simplemente me hacen el hombre más feliz del mundo, ¡no cabe tanta felicidad en mí, lo doy por seguro!

—Has quedado mudo —murmuró ella, creo que temerosa. Y de seguro esperaba que yo lo tomara mal, que no quisiera que eso sucediera.

—Pero no es eso malo —le informé sonriendo. Su cara se destensó rápidamente. Era tan hermosa como un ángel.

—Aún no estoy segura de estar embarazada, pero hoy me levanté demasiado rara —me comentó.

—¿Rara? —no entendía exactamente a qué se refería ella con eso.

—No lo sé, estoy rara… no sé explicarte qué es lo raro, solo sé que hay algo que siento que antes no sentía —me respondió ella—. Además, cuando te vi jugar con Jazzy, cuando pidió venir más seguido; no lo sé. Me causó ganas de tener un bebé, realmente tengo ganas de ser madre, Justin —confesó ella algo apenada.

—Mi amor, no te apenes —le pedí acariciando su mejilla—. Para mí sería lo más lindo de todo el universo tener un hijo contigo.

Narra ___________(tu nombre):

Jazzy bajó y almorzamos. Justin no dejaba de acariciarme y besarme, Jazzy nos veía algo raro. Luego de comer, decidimos partir hacia el parque nacional para tomar las fotos y pasear un rato. Justin subió donde el acompañante y yo donde el piloto. Claro, conduciría yo.

—Prende la radio —aconsejó desde atrás Jazzy mientras comenzábamos a rodar por las calles.

—A la orden, princesa —Justin estaba tan, pero tan feliz. Estiró su brazo y encendió la radio de mi carro.

—Es Rihanna —y esa canción me fascinaba. Where have you been, era muy buena canción.

—Siempre quise cantarla —confesé sin dejar de ver el camino.

—¿Enserio? —cuestionó mi pequeña cuñada— es muy pegadiza.

—Sí, es una canción buena —comentó también Justin—. Quizás puedas hablar con Riri para hacer un remix juntas.

—Alison debería hablar con ella —supuse yo. Sería una gran idea cantar con Rihanna.

—Pues, le diré a Usher —murmuró Justin, era tan perfecto. Hacía todo para verme feliz.

—¿Queda lejos? —cambió de tema mi cuñada.

—No mucho —afirmé yo—; pero son unos cuantos kilómetros.

Al cabo de unos 20 minutos llegamos al parque. Aparcamos y claramente, nos metimos caminando. Justin traía la cámara y solo se encargaba de sacarnos fotos a mí y a Jazzy.

—¿No te cansas de tomar fotos? —cuestioné divertida.

—¿A ustedes dos? —preguntó retóricamente—, claro que no. De todos los ángulos son perfectas.

—¡Justin! —dijo avergonzada Jazzy, quien iba prendida de mi mano.

—Este lugar es hermoso —murmuré yo sonriendo mientras perdía mi mirada en los árboles. Pero de repente todo comenzó a girar y mi cabeza comenzó a dolerme—. Justin, me siento mal —confesé apoyándome en él.

—¿Qué tienes? —preguntó preocupado.

—…