Capítulo 155°: "Amo estar contigo".

—¡Dios mío! —exclamaron Ryan y Alfredo al unísono.

—Eres asombrosa —masculló Justin y me besó fugazmente.

—Gracias —dije algo apenada.

—Naciste para ser una chica skate —me comentó con un tono de “eres una ídola” Alfredo.

—No bromees —le pedí divertida—, lo mío es el canto.

—Lo sé —me afirmó Ryan—, pero lo haces bien —se refería al skateboard.

—¿Patinarán o qué? —les pregunté apresurándolos.

Ellos comenzaron a andar en la rampla, subían, bajaban, hacían algunas piruetas, se estaban divirtiendo hasta que ya no veía como debía. Mi vista se nubló y comencé a sentir como todo giraba.

Narra Justin:

Vi como ella lentamente se cayó; estaba patinando y de repente la vi parada como extrañada de estar en este lugar, para luego verla desplomarse en el suelo.

—¡___________(tu nombre)! —exclamé exaltado. Corrí hasta ella dejando el skate sobre la rampla, de igual forma que Ryan y Freddo. Me tiré en el suelo y aparté el cabello de su cara—. Marca al hospital —le pedí a Ryan.

—Ya —éste se apartó para hablar por teléfono.

—¡___________(tu nombre)! —estaba desesperado, ¿qué le pasaría? ¡Por favor, que no esté mal de nuevo!—, Freddo, busca algo para despertarla en su bolso —le indiqué. Él lo tomó y comenzó a revolver.

Lastimosamente caímos en idea de que no había nada “útil”. Pocos minutos después la ambulancia llegó. Yo decidí ir con ella, Ryan y Freddo irían en auto hasta el hospital. Al llegar, ella ya iba despierta, pero estaba como en shock, ni siquiera podía hablar. La llevaron a urgencias y otra vez me encontraba esperando en un pasillo de un hospital. Me senté en el suelo y quedé maquinando cada una de las cosas que podían sucederle.

—¡Justin! —exclamó Alfredo llegando con Ryan.

—¿Está bien? —cuestionó Ryan. Yo meneé la cabeza negando que lo estuviera.

—Despertó, pero no podía hablar —les informé—. La enfermera cree que sus cuerdas vocales se tensaron.

—Ella tuvo una operación hace algunos años, ¿verdad? —sí, fue cuando el accidente.

—Sí, Freddo. Cuando tuvo el accidente con Simpson —le respondí.

—Debes llamar a ___________(tu mamá) —masculló Alfredo.

—No creo que deba hasta saber qué tiene. Su madre está divorciándose —y no sé si mi novia lo sabe—. Creo que no soportará tener a su hija internada a miles de kilómetros. No es buena idea —para ella o cualquiera de nosotros.

—Todo va a estar bien —me aseguró Ryan. Era lo que más quería. Que ella estuviera bien.

—No quiero que nada malo le pase —ellos se sentaron a mi lado, uno de cada lado; para ser más exacto.

—Ella es fuerte —Freddo tenía razón. Pero… ¿por qué a ella? Ella es buena persona, no se merece estar en un hospital cada 2 semanas.

—No se merece, no se lo merece. Estar en un hospital es el peor castigo para ella. Odia recordar cuando estaba anémica y solo… solo, ¡no puede pasarle nada malo! —daría todo porque fuera yo quién esté allí y ella aquí, estar sufriendo yo la desesperación de estar en el hospital conectado a aparatos y no ella.

—Bro, todo estará bien —repitió Ryan. Querían hacerme sentir mejor, pero no sería posible, hasta ver que ella está bien.

—No quiero verla mal —suspiré conteniendo mis lágrimas—, otra vez.

—Y eso no pasará —me aseguró Alfredo, pero… nadie podía decir nada. Nadie más que la enfermera o el médico.

Pasaron algunos minutos, casi una hora. Ninguno de los tres mencionaba palabra, solo mi cabeza daba vueltas y pensaba mil cosas. Me hacía tan mal saber que ella estaba allí dentro y que… yo solo podía esperar, nada más. Odiaba esta situación; odiaba saber que algo le dolería o algo de ella estaría mal.

—¿Alguno es familiar de la señorita ___________(tu apellido)? —preguntó la enfermera mientras salía con una planilla.

—Yo soy su novio —debí decir prometido, pero… no podía hablar con claridad con tantas dudas y miedos.

—¿Sus padres? —siempre piden familiares de sangre.

—Están en Los Ángeles —respondí poniéndome de pie—, pero soy su prometido. Estoy por casarme con ella —seguramente Freddo y Ryan estarían enterándose ahora.

—Acompáñeme —me pidió.

Como ya sabía, la seguí hasta la oficina y allí me dejó con el médico.

—Buenos días —saludé y me senté delante de él.

—Buenos días —me saludó atentamente—, ¿es familiar?

—Su prometido —respondí.

—La señorita sufrió un cuadro de parálisis en las cuerdas vocales y músculos de la garganta —me explicó el médico—, aún no puede hablar y debemos esperar al menos 5 horas más para saber si debemos operar o no —añadió.

—¿Es grave? —más de lo que pensaba, a eso me refería.

—En realidad, corre el riesgo de no volver a hablar. Pero, creemos que volverá a hablar. Esto se ha producido por algún analgésico o medicamento que tomó —pero… ella no toma medicamentos.

—Ella no toma medicamentos —le negué la posibilidad de que eso produja la parálisis.

—¿Está seguro? —me hizo dudar, pero… ella no me miente—, ¿alguna aspirina, anticonceptivos? —en realidad, no sé si toma anticonceptivas. Pues, yo me cuido y no creo que ella tome las pastillas.

—En realidad, no sé si toma anticonceptivas —me sentí idiota al confesar eso, el tipo pensaría que soy un estúpido.

—Hablaremos con ella —era irónico, hasta ahora ella no hablaba— e intentaremos saber qué causó esto.

—Prométame que estará bien —estaba demasiado preocupado.

—Le aseguro, Señor Bieber, que su novia estará muy bien —sonrió.

Salí de la oficina y volví a sentarme donde antes. En medio de Alfredo y Ryan. Aún no podíamos pasar a verla.

—¿Cómo está? —preguntó con un tono sutil Alfredo.

—Más o menos —no era tan grave, pero no era bueno—, dicen que si no vuelve a hablar dentro de 5 horas la operan. Tiene parálisis de músculos en la garganta y de cuerdas vocales.

—Eso está mal, viejo —masculló Ryan, y sí. Lo mismo pensaba—. Ella es cantante, esto debe frustrarla.

—Le hace muy mal —recuerdo cuando la operación, odiaba estar así—. Y más ahora que está grabando el disco, creo que la entristecerá mucho —más de lo que estuvo hace algunos años.

—Estaremos para lo que necesites Justin —me informó Alfredo.

—Solo debes decirnos —añadió Ryan. Eran unos grandes. Unos amigos de oro.

—Gracias chicos —les agradecí. Ellos sonrieron levemente y mis ganas de ver a mi bella novia eran cada vez más grandes.

Pasaron al menos dos horas y ninguna noticia corría. Ya había estado sentado en todo el pasillo. Estaba por morir de nervios y angustia. Hasta que una enfermera se acercó.

—Señor Bieber —me habló. La miré rápidamente y me puse de pie a velocidad de la luz—, puede pasar a ver a la señorita —una sonrisa se dibujó y sin siquiera hablar corrí hasta la sala.

Entré y la luz tenue, típica de los hospitales, apenas me dejaba ver a mi bella prometida.

—Hola amor —saludé acercándome. Ella sonrió ampliamente, pero sus ojos estaban débiles.

—Hola —su voz era ronca y casi silenciosa.

—Amor, ¿cómo estás? —tomé su mano y comencé a acariciarla. Necesitaba sentir que estaba bien.

—Estoy bien —parecía afónica—, me dijeron que fue gracias a algún medicamento.

—Lo sé —ahora vendría mi pregunta—, ¿qué tomaste?

—Anticonceptivas —me respondió ella. Pero, las tomaba en vano, sabe que yo me cuido.

—Pero…

—Lo sé —me interrumpió ___________(tu nombre)—, te cuidaste las veces que estuvimos, pero no quería que volviera a suceder —creo que se refería a lo de noviembre—. No estoy preparada.

—Mi amor —ella me miró atentamente—, debes confiar en mí.

—Lo importante es que estaré bien —besé sus labios fugazmente y ella sonrió.

—No quiero que nada malo te pase —le informé. Ella sonrió y acarició mis labios con su dedo índice.

—Estoy bien —me repitió.

—Pero podría haber sido peor y no estarlo —sonó negativo, pero era real—. ___________(tu nombre), si yo llegara a perderte podría morirme. Tú eres lo mejor que tengo, no quiero que esto jamás acabe —sus ojos brillaban y sus labios dibujaron su mejor curva.

—Justin, no me perderás —me aseguró—. Nunca me pasará nada malo porque si lo hago me alejaría de ti y es lo que menos quiero. Te amo y no quiero irme —besé su frente enternecido, amaba su forma de expresarse, era tan linda.

—Te amo, mi amor —susurré. Ella sonrió más grande aún y besó mis labios con ternura. Fue un beso corto.

—También yo te amo —sonreí.

—¿A qué hora te dan de alta? —le pregunté. No quería pasar mucho tiempo encerrado en el jodido hospital.

—Podemos irnos ya —me avisó—, me hicieron los estudios y me informaron todo antes de que vengas. Hasta ya me dieron los medicamentos —añadió.

—Bien, vamos.

Ella bajó de la camilla y tomó su bolso. No le habían puesto batas y eso, ya que no sabían aún si quedaría o no internada. Salimos del hospital y nos montamos al auto. Freddo y Ryan tenían cosas que hacer, por eso se fueron antes que nosotros. Conduje hasta casa y al llegar entramos.

—Iré a cambiarme —me avisó—. Tengo calor vistiendo así.

—Vamos —subiría con ella. Me daba miedo que volviera a pasarle—, tengo miedo que te desmayes de nuevo.

Subimos y ella se cambió así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=43435953&.locale=es, para luego acostarse a mi lado en la cama.

—Debería tomar sol —comentó mirándose las piernas cuando salía. Su voz era ronca aún.

—Deberías descansar ya que sales hace 15 minutos de estar internada —soné como mamá dándome un reto.

—Eso hago —me informó apoyando su cabeza en mi hombro y dándome tiernos besos en la mejilla. Se sentía tan suave.

—Oye… ¿cómo vas con el álbum? —le pregunté.

—Todavía me faltan algunas canciones —me respondió—, pero voy bien. Ahora deberé esperar a reponerme —por su vos.

—¿Ya tienes fecha de lanzamiento? —a veces decidían la fecha y la daban a conocer poco antes de lanzar el CD.

—Queríamos que fuera en Abril, el 16 de abril, pero… todavía no hay nada confirmado —me respondió mientras acariciaba mi mejilla con sus suaves dedos.

—No puedo creer que ya sea tu séptimo álbum —sonreí divertido y vi en sus ojos un brillo de orgullo a su trabajo—. Has triunfado a lo grande.

—Y todo gracias a ti —me recalcó ella—, tú me insististe y si por alguien estoy aquí, definitivamente es por ti —me aseguró con un dulce tono. Amaba su vos, su pelo, sus manos.

—Gracias por haber hecho todo tan difícil —ella arqueó una ceja sin entender lo que decía—, gracias por hacerme luchar por tu amor.

—¿Eh? —seguía sin entender.

—___________(tu nombre), tú me odiabas —ella rió divertida sin dejar de mirarme—, pero gracias a eso sé que del odio al amor hay un solo paso —ella besó suavemente con sus labios aterciopelados los míos.

—Y gracias a ti sé que sí existen los príncipes azules y que las idiotas son ellas, las que buscan el amor solo en la belleza exterior —sonreí orgulloso y volví a besarla.

—Estoy orgulloso de tener una novia tan linda y tierna como tú lo eres —ella sonrió algo apenada, según sus mejillas rojizas lo indicaban.

—Me haces poner vergonzosa —protestó ella y me dio con una de las almohadas por la pierna.

—Eres muy vergonzosa —protesté haciéndole cosquillas.

—¡No! ¡No! Por favor —me pedía ella con su voz ronca entre carcajadas producidas por mis cosquillas.

—Es la venganza —mascullé mientras me apoyaba en su cuello. Ella solo no dejaba de reír, como yo tampoco dejaba de hacerle cosquillas.

—Ya, ya —rogaba—, por favor.

—Está bien —dije quitando mis manos de su cintura—, está bien.

—Eres cruel, Bieber —protestó.

—Tú me diste un almohadonazo, futura Señora Bieber —me quejé divertido.

—¿Futura Señora Bieber? —preguntó ella sonriendo—. Me gusta. ___________(tu nombre) de Bieber, suena bien —añadió victoriosa.

—Así es —sonreí—. En los Gammys, dentro de casi un mes, deberán presentarte como: “La señora de Bieber”.

—Los Grammys son dentro de poco —masculló—, aún no tengo nada preparado.

—Canta conmigo —le pedí a ojos cerrados, sin pensarlo mucho.

—¿Enserio? —cuestionó.

—Sí.

—¿Qué cantaremos?

—Me gustaría hacer, algo así, como un cover —sería lindo.

—Hay una canción, es buena. Se llama Sin Miedo a Nada —me informó ella—, pero es en español.

—¡Joder! —me quejé, ella rió—, pero… la podemos hacer en español —ella asintió entre risas.

—Déjame traducirla y cuando pueda cantar nuevamente te la muestro —me pidió. Yo sonreí aceptando—, lo bueno también es que es un dueto. Canta una mujer, Amaia Montero, y un hombre, Alex Ubago —cantantes españoles, seguramente.

—Está bien —sonreí—, ¿es lenta?

—Es la más romántica que conozco —me respondió y besó mi frente haciéndome recordar un poco a mi madre.

—Tú eres lo más romántico que conozco —rió algo apenada ante mi comentario, era tan perfecta.

—Y tú mi luna de turno —sonreí y besé sutilmente sus labios.

—Amo estar así contigo —sería mi día perfecto si fuera así las 24 hs.

—¿Puedo contarte algo? —me preguntó ___________(tu nombre). Claro que podía.

—Sí, claro —sonreí levemente.

—Anoche tuve un sueño muy lindo —comenzó.

—Vamos, prosigue —insistí ante su silencio.

—Soñé que vivíamos en una estancia, en Londres —siguió ella—. Teníamos muchos perros y una pequeña niña llamada Jessie. Éramos tan felices.

—Oye, oye —interrumpí, al escuchar su tono—; ¿a caso no somos felices? —pregunté reprochando.

—¿Qué dices? —cuestionó alarmada y se sentó de golpe mirándome—, no grito porque no puedo —añadió—, pero soy la mujer más feliz del mundo contigo.

—Entonces no uses ese tono —la regañé abrazándola y acostándola en mi pecho. Ella rió levemente.

—No me retes —me pidió haciendo pucherito; ___________(tu nombre) era tan… bella, hermosa, perfecta.

—Eres tan inocente, pero compradora —me quejé. Ella rió divertida y besó sobre mi remera mi pecho.

—Eres tan mío —volví a reír, una vez más ante el comentario de ___________(tu nombre), ¡es tan ingeniosa!

—¡Te amo! —básicamente lo decía en un tono alto de voz.

—También te amo —respondió ella besando suavemente mi cuello.

—¡No me tientes! —le pedí desesperado, me enloquecían sus besos en mi cuello y ella está débil para la “acción” otra vez—. No podemos ahora.

—Lo lamento —dijo apoyando una de sus manos en mis abdominales.

—Amo tu olor a jazmines —era muy agradable.

—Y yo tu cabello así de rebelde —me devolvió el cumplido.

—Oye… —ella elevó solo sus ojos y me miró—, por siempre, ¿sí? —ella sonrió y se escondió en mi pecho.

—Por siempre —susurró afirmando mi pedido.

—Veamos TV —no había muchas opciones.

—Ok —aceptó con su voz ronca y sexy.

Prendí la TV y entre tanta búsqueda ella quiso que dejara el canal que daban una película, al parecer era romántica. No sé cómo se llamaba, solo sé que quedamos viéndola, hasta que terminó. Es decir hasta casi 2 horas después.

—¡Joder! ¡Qué película más triste! —dijo ella secándose las lágrimas.

—¿Estás llorando? —pregunté preocupado, no quería que llore.

—¡Es qué, debían terminar juntos! —no estaba respondiéndome.

—No llores, es solo una película —le pedí acariciándole la espalda.

—Ya, ya —suspiró y secó sus lágrimas—, ¿qué haremos? —hacía alrededor de dos horas estábamos aquí, haciendo nada.

—Vamos a almorzar —ya eran cerca de las 02:00 p.m.

—Ok —aceptó, su voz era un poco más fuerte, pero casi no se notaba aún la diferencia—, hay nuggets de pollos en la heladera.

—¡Mmh! Qué rico.

Salimos de la habitación, al bajar cocinamos los nuggets en el microondas y nos pusimos a comerlos.

—Amo el pollo —masculló divertida—, gracias a mi dieta hace mucho no como esto. Solo vivo a verduras y frutas.

—¡Eso está mal! —protesté—, debes ingerir carne.

—Lo sé, pero… el nutricionista me da dietas según el mes —me explicó—. Éste mes era a base de verduras.

—Pero… tu cuerpo es bello —ella se encogió de hombros.

—No me importa eso, Just —me informó—. No me interesa ser flaca cuál palo o no serlo, realmente es lo que menos me interesa —sonreí orgulloso de ___________(tu nombre), adoré sus palabras.

—Te admiro tanto —ella arqueó una ceja—, la mayoría a tu edad se preocupa por un cuerpo “perfecto”.

—Solo lo hago por salud —me informó—, sabes que tuve problemas. Solo por eso como tan sano, si fuera por mí comería cualquier chatarra.

—No me importa cómo te veas. Siempre serás la mujer de mi vida —ante mi comentario ella sonrojó levemente. Amaba ver sus mejillas de color rosa.

—Y tú el hombre de la mía —sonreí.

Luego de almorzar, ordenamos las cosas y subimos a la sala de música. Ella se sentó en el piano. Prometió mostrarme la melodía de la canción que quería presentar en los Grammys y así lo hizo.

—Adoro la melodía —le informé luego de que mi bella princesa terminara de tocar el piano.

—La letra es súper adorable, lástima que no puedo cantar —se lamentó e hizo un pucherito tierno.

—¡No me tientes, ___________(tu apellido)! —ella rió divertida y yo la abracé por la cintura.

—¡No lo hago! —se quejó ella.

Volteó sobre sus talones y lentamente se acercó hacia mis labios. Amaba sus besos. Nuestros labios estaban fundiéndose en un beso, nuestras lenguas bailaban y sus manos jugaban con el pelo de mi nuca, haciéndome erizar la piel. Mis manos estaban acomodadas cómodamente en su cintura jugando con las puntas de su cabello. Amaba sus besos. Ella lentamente se separó de mí y sonrió ampliamente.

—Justin —susurró sin alejarse mucho de mí. Solo nos separaban escasos milímetros.

—Dime, doncella.

—Te amo más de lo que podría haber creído amar a cualquier persona. Te amo sobre mí y sobre todas las cosas. Eres lo más hermoso y bello de mi vida, nunca lo olvides —sus palabras me causaron escalofríos de la ternura y la emoción.

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JAVI: ¡Gracias por comentar linda! Besitos, te quiero.

Pomb@-lista: ¡Besitos, linda!

Katy: ¡Bienvenida! Y pues… es un gusto conocerte, el 9 te desearé feliz cumpleaños jiji. Besos.

Marta: Te ha pedido casamiento, te casarás mujer jaja. Y… sería tan genial ir a España, sería un sueño. Además será más fácil obligar a tu amiga, pronto haré una Twit, te avisaré, ¿ya? (: Y pues, en el capítulo anterior, creo que no necesitas papel, jaja. ¡Muy buena tu idea! Es más, estará en los Grammys de mi nove jaja. Te quiero, linda (:

Ainelen: ¡Es orgullo argentino, linda! Y, claro que escribirás muy bien. Besitos.

Ayleen: ¡Besitos, linda!

Sara: ¡Te casarás, en un par (indefinido) de capítulos te casarás! Y… descuida, ya te sigo en Twitter, (: besitos.

Tishu: (Me gusta lo de Esponja jaja) No importa que ya no comentes tan seguido, está bien. ¡No debes agradecer! Sabes que te ayudaré en lo que pueda. Besitos, te quiero mucho (:

Isa: ¡Joder! He llorado, me da orgullo saber que te saqué una sonrisa. Y… ten muy claro que tu nombre es de los que más me gustan. Amo tu nombre (: Y descuida, serás la madrina de mi bella Isabella. Y, ¿estás loca? No eres una traicionera por no escribir, sé entender las razones (aunque no las sepa) jaja. ¡Joder! Eso de Polyfever ni siquiera lo había escuchado, ¿es grave? Jaja, morí con lo de Isabella Bieber Aguilar, ojalá fuera así. Ojalá fuera hija de Justin u.u, pero… NEVER SAY NEVER jaja. Muy original lo de fan #0. Realmente, muy original. Y sí, eres mi fan #0. Y creo que la única e.e jajaja. Escribirías mucho haciendo un libro para admirar mi novela, además… con leerlo solo me haces feliz. Me mudaré a Polylandia, ¿es lindo? Jajaja. Te quiero, linda Isa madrina de mi hija ajja. Besitos.

XoXoLove: ¡Linda! Pronto subo, casi tengo listo el capítulo. Si no subo hoy, subo mañana. Besitos.

Vitha: ¡Ahora ya lo sabes! Jaja, besitos.

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Bueno, creo es todo, ¡las amo, lindas! Gracias por todo, enserio. Estoy más que feliz de que ustedes sean mis fieles lectoras.

—Poly—

P/D: COMENTENN!