No me detuve ante
sus llamados, solo salí de la habitación. Justin no quería el cambio. Sabía que
si nos mudábamos a donde nadie nos pusiera límites, terminaríamos igual que
ahora. Bajé las escaleras y salí hacia el patio de la casa, odiaba ese maldito
lugar. Tomé un cigarro de mi paquete y lo encendí. Lo calé deseosa de sentirme
relajada, y así fue. Extrañaba esa sensación. Me senté algo lejos de la casa,
no quería hablar con nadie. Solté el humo y volví a calar mi cigarro.
Echaba de menos a
mi hija. Sacando de lado ese sentimiento, me sentía como a mis diecisiete otra
vez, me aterraba ese hecho. No quería volver a la destrucción. Por primera vez
en mi vida, después de muchísimos años, solo quería salir de la etapa oscura
que marcó mi vida para siempre. Quería enterrar el pasado, quería ser libre de
tanto odio y oscuridad.
Sin embargo, había
algo que no estaba dejando que avance y esta vez, eso era lo que me mantenía
viva. No podía dejarlo enterrado en mi pasado, no podía por mí, ni por mi hija.
Debía salvar a Justin.
—¿Qué harán? —oí la
voz de Chaz interrumpir el silencio.
—Regresar a México —hablé
y solté el humo tranquilamente para calar nuevamente mi cigarro.
—¿Segura que no
harás mierda antes? —lo miré confundida.
—¿Me estás
incitando a que haga pedazos a Zayn? —porque si era así, ¡claro que lo haría!
—No voy a quedarme
de brazos cruzados —me anticipó—. Él intentó matar a mi gente —y demonios que
si Chaz se sentía amenazado no había duda de que eliminaríamos a Zayn.
—Sé dónde
encontrarlo —seguramente estaría en el departamento, drogándose o bebiendo
descontroladamente—. Si quieras me cambio y vamos.
—Espera —me habló—.
Hay que encargarnos de que todo salga bien, no podemos caer, ___________(tu
nombre).
—Nadie tiene por qué
enterarse de que nosotros le haremos una pequeña visita a Zayn —él sonrió
divertido.
—Vámonos, pero cámbiate
después. No hay tiempo —me puse de pie y comencé a caminar detrás de él. Traía
legings, unas sandalias bajas y una remera negra (http://www.polyvore.com/cgi/set?id=106724707&.locale=es).
Salimos de la casa
sin que nadie nos viera. Eran casi las 10:00 p.m., nos montamos en la camioneta
de Chaz y él comenzó a conducir.
—No veo la
necesidad de que con Bieber se vuelvan a México —comentó Chaz—. Los negocios
andan bien aquí y si quitamos a Zayn del camino, no corren peligro.
—No sé si seguiré
en el Clan —hablé. Somers guardó silencio.
—Justin no querrá
dejarlo —era cierto. Justin no quería dejarlo.
—No podemos
quedarnos y correr el riesgo que corremos, Chaz. Tenemos una hija por la cual
luchar —él estaba escuchándome atentamente—. En México estábamos negociando con
un traficante de órganos, ¿crees que eso es seguro para una niña de dos años y
medio? —aunque él no me viera negué con la cabeza sonriendo irónicamente—
Justin deberá elegir entre esto o Adelaide.
—Va a odiarte si lo
haces elegir —me aseguró Chaz.
—¿Y yo no lo
odiaría si algo le pasa a mi hija? —cuestioné retóricamente— Ninguno de los dos
tenemos nada más que nosotros, nuestra pequeña familia y el Clan. Pero éste
último, está destruyéndonos. Como personas, como familia, nos pone en peligro
continuamente —quizás le molestaba que dijera estas cosas, pero era lo cierto.
—Lo matarás si lo
haces elegir. Él no quiere salir del Clan y no aceptaría perderte a ti y a la
niña.
—Pues, yo quiero
que Ade sea una niña normal y decente, no una criminal como yo —si seguíamos en
el Clan la niña se criaría respirando eso, es obvio que sería como nosotros.
—¿Y crees que
podrás salir? —su simple pregunta, me hizo tambalear mentalmente— Porque no es
nada fácil dejar el negocio. La gente te sigue persiguiendo, ellos no tendrán
reglas de que “porque estés fuera” ya dejarte en paz.
—Estoy harta de
vivir a la defensiva, Chaz —le confesé—. Estoy harta detener que cuidarme de no
estar atravesada por una bala. Ya cobré mis cuentas, ya no tengo nada que hacer
en este ambiente. Si Justin siente que debe quedarse y seguir pateando
traseros, bien —suspiré—, lo aceptaré. Pero yo no quiero estar más en esto. Ya
no.
Luego de un rato de
conducir llegamos a la ciudad y en diez minutos, aproximadamente, estuvimos donde
Zayn. Chaz aparcó el coche y vimos al portero estar en la entrada.
—No creo poder
entrar —comentó mirando la puerta—. Este imbécil no nos dejará.
—Es pan comido —le
aseguré. Él me miró rápidamente.
—¿Te conoce? —yo
negué con la cabeza.
—No, descuida —si
me conocía corríamos riesgo de que pudiera declarar—. Pero sé cómo hacer que
caiga. Mira, yo lo llevaré adentro, ¿vale? Cuando lo haga, tú entras y subes.
Es el piso 3. Yo iré detrás de ti, solo espérame antes de entrar.
—Okay.
Bajé de la
camioneta y crucé la desolada calle hasta la puerta del edificio.
—Buenas noches —hablé.
El tipo me miró solamente, sin decir nada—. Busco al señor Malik.
—No puedo dejar
entrar a nadie, señorita —habló con voz pesada.
—Oh, es una pena —hablé
sensualmente mientras acomodaba el cuello de su camisa, luego volví mi vista
hacia sus ojos acortando un poco la distancia—. Tenía cosas importantes que
tratar con él —el tipo carraspeó.
—Debe irse,
señorita —el tipo comenzaba a incomodarse. Disimuladamente pasé mi pierna para
rosar su miembro.
—¿Seguro que quiere
que me vaya, guapetón? —y dado a juzgar, el tipo tendría unos 35, era alto, de
buen físico, ojos claros y cabello oscuro. No era un feo hombre.
—Señorita… —habló
él pero guardó silencio cuando mi mano acarició su bulto creciendo cerca de mí.
—Entremos —susurré
acercándome peligrosamente a su oído. Él volteó a abrir la puerta, entonces por
detrás le hice una seña a Chaz de que pasara.
Él caminó hasta
detrás de un mostrador que se encontraba en la recepción del edificio, pasó
hacia atrás y yo, obviamente, lo seguí. Me acorraló haciendo que,
victoriosamente, él quedara dando la espalda a la puerta. Casi instantáneamente
Chaz pasó fugazmente por allí hacia el pasillo de las escaleras. El tipo puso
una de sus manos en mi cadera, vi que traía corbata, así que “como jugueteando”
se la quité, sonreí sensualmente mientras lo empujaba hacia la silla. Él se
sentó y yo sobre su falda, antes de que pudiera gritar lo amordacé atando por
debajo sus manos, para que no pudiera salir.
—Jamás confíes en
una mujer que te seduce sin conocerte, imbécil —hablé saliendo desde detrás del
mostrador. Rápidamente fui hasta el ascensor.
—Entra, entra —susurró
Chaz, así lo hice y é apretó el botón 3.
—Odio los tipos
como él —hablé, Chaz sonrió divertido.
—Comienza la
diversión —me informó—. Ten —de su bolsillo trasero derecho sacó una pistola y
me la pasó.
—Primero déjame
jugar con él —le pedí divertida.
—Oh, claro —dijo
Chaz burlista—. Hace mucho no hago este trabajo sucio, nos divertiremos un
poco. No te preocupes.
El ascensor se
detuvo y al abrir sus puertas nosotros bajamos. Nos dirigimos sigilosamente hasta
estar frente a la puerta número “7”, la que correspondía a Zayn. Chaz miró la
cerradura, no tenía llave, así que giró la manilla y entramos. Las luces
estaban prendidas, pero no estaba en la sala. Apuntando a la nada con el
revólver entramos a la cocina, ¡bingo! Malik estaba allí.
—Hola, cariño —lo
saludé con voz irónica—, ¿no te da gusto verme? —la rabia corría en mis venas.
—Estás solo, Malik.
Solo y acorralado —le recordó Chaz.
—¡Uh, esperaba esta
venganza! —se burló Zayn—. Pero es una lástima, porque Bieber ya está marcado.
—Hay una pequeña
diferencia —comenzó Somers—, él está vivo. Tú no lo estarás por mucho tiempo.
—No creí que
llegarías a ser tan perra, ___________(tu nombre) —sus ojos estaban llenos de
odio—. Eres una infeliz desagradecida.
—¿Desagradecida? —cuestioné
entre risas— Tú eres el imbécil que se creyó que después de toda la mierda que
me diste iba a amarte profundamente, ¿enserio eres así de imbécil? —suspiré y
me acerqué más hacia él, sin dejar de apuntarlo.
—¿Qué mierda? —cuestionó
él.
—Me has mandado al
hospital dos veces por sobre-dosis. Me
destruías, Malik —él solo pasó saliva.
—No vas a matarme —aseguró.
—Pero yo sí —se
entrometió Chaz desde atrás.
Zayn golpeó mi
brazo haciendo caer mi revolver, hábilmente me dio un golpe en la cara y luego
en el estómago, me había dejado débil. Divisé a Chaz sin dejar de apuntarlo.
—No puedo creer lo
imbécil que eres —soltó entre dientes. Miré la mano que saqué de mi cara y mi
nariz sangraba, ¡demonios!
—Se merece morir —dijo
mirándome, y volvió a golpearme, esta vez cerca de mi ojo derecho. Pero ya no
soportaría un golpe más.
Había hecho boxeo
durante tres años, sabía pegar y tenía la fuerza suficiente, le pegué con mi
puño derecho cerca de su pómulo izquierdo y mi próximo golpe con mi derecha fue
a su hígado, volví a golpearlo cerca del estómago, él simplemente cayó al suelo
retorciéndose.
—A mí nadie me
levanta la mano, Malik —le advertí para patear su estómago luego.
—Jodida puta —me
insultó desde el suelo algo ahogado.
—Hazme el honor —le
pedí a Chaz—. Bien, Zayn, es hora de tus últimas palabras.
—Púdrete en el
infierno —me dijo entre dientes.
—Con gusto lo
haremos, Malik, con gusto —repitió Chaz y luego, solo jaló del gatillo. Malik
recibió la bala en su abdomen.
Rápidamente tomé el
arma que había caído al suelo y salimos con prisa del edificio. Nos montamos en
la camioneta y comenzamos el regreso a casa. Iba callada, era algo bastante
particular ver a dos personas que amaste morir, primero Jen, luego Malik. Sin
embargo, cuando el amor duele merece morir.
—Estás callada —me
describió Chaz—. Malik te ha golpeado feo, ___________(tu nombre).
—Ya no podrá volver
a hacerlo —comenté frívolamente. La nariz ya no me sangraba, pero me dolían los
dos golpes que me había dado en la cara.
—¿Quieres que yo
hable con Justin? —había olvidado ese pequeño detalle.
—No —respondí luego
de pensar lo que diría—. No será necesario, Chaz.
—No intentes hablar
de irse hoy —me aconsejó—. Él enloquecerá de solo saber lo que acabamos de
hacer, si tú lo haces elegir él cometerá cualquier locura.
—Despreocúpate —le
pedí—. Yo no lo haré elegir.
—¿Te irás? —cuestionó
rápidamente.
—No, otra vez no —esta
vez estaba Adelaide, no podía quitársela—. Pero no insistiré. Éste fue mi
último crimen.
—¿Enserio quieres
irte? —no tenía nada que pensar.
—Sí —murmuré—. Ya
no quiero seguir matando mi pasado, porque sé que deberé pagarlo en el futuro.
—Puedo ayudarlos si
quieren, bueno si es que se irán —me ofreció Somers.
—Chaz —suspiré
dispuesta a ser honesta—, si yo sigo teniendo contacto con el Clan, no dejaré
de ser una perra patea traseros. Necesito un círculo social nuevo, no sé si lo
entiendes —él sonrió divertido.
—Sí, lo hago.
—Es lo que no
entiende Justin —proseguí—, que si nos vamos solos tendremos que seguir en
esto. Necesitamos alguien que nos contenga, pero no acepta ir con Jeremy.
—¿Con Jeremy? ¡Estás
loca! —opinó—, Justin no querrá ir hacia allí.
—¿Por qué no? —ya
que Justin no lo hacía, Chaz me contaría qué pasaba.
—Jeremy es militar,
___________(tu nombre). Él detesta el comportamiento de Justin, ni se diga si
se entera de tus antecedentes. Los tendrá en la mira siempre —ahora todo tenía
sentido.
—Jazzy me ofreció…
—Jazzy busca que
Justin vuelva a Canadá desde hace años —me interrumpió—, para que Jeremy lo
ponga en “el camino correcto” —enfatizó.
—Es imposible que
él quiera ir hacia allí —me convencí por creer.
—Habla con Patricia
—me aconsejó Chaz.
—Ella me odia —demasiado.
—Mira, si Bieber te
dice que se irán solos a algún lugar y tendrán una vida normal, es porque así
será. Quizás les cueste, como todo en la vida, pero él te ama y sé que
cambiaría por ti —me confundía oír eso, ¿debería creerle a Chaz?
Llegamos a la casa
un rato después, era tarde. Esperaba no hablar con Justin, ni siquiera darle
explicaciones de por qué tenía un ojo morado y la cara golpeada. Subí las escaleras
y entré a la habitación. Justin estaba sentado en la cama con la luz prendida,
esperándome.
—¿Qué te pasó? —preguntó
al verme— ¿Quién te hizo eso? —yo volteé a cerrar la puerta.
—No pasó nada, Just
—intenté calmarlo, caminé hasta él y me agaché frente a él, quedando casi de la
misma altura.
—¡Cómo que no pasó
nada! —exclamó desesperado— Tienes el ojo morado y la nariz inflamada, te han
pegado —dedujo.
—¡Sí, pero ya me
las he cobrado, carajo! —él se quedó mirándome.
—¿Peleaste con
Willow? —yo negué con mi cabeza.
—No ha pasado nada —repetí.
—Dime que no es lo
que creo —yo lo miré fijo a los ojos—, ¡no me mires así, mierda! No sé qué has
hecho y quiero creer que no es lo que espero.
—Solo sé que nadie va
a hacernos nada —los ojos de Justin se pusieron tormentosos, estaba furioso.
—¡Mierda, mierda,
mierda! —gritó mientras se paraba y me sacudía por los hombros.
—¡Basta! —le grité
más fuerte— ¡Quédate quieto o se te abrirá la herida! —él se quedó viéndome sin
decir nada.
—¿Lo has matado? —me
preguntó casi en un susurro entre dientes.
—Lo he hecho pagar —le
respondí. Él me apretó entre brazos, sin importarle que sus puntos pudieran
cortarse.
—Llegaremos a
México, tomaremos todas las cosas y nos vamos a Londres —me confundió oírlo
decir eso.
—¿A Londres? —pregunté
separándome de él para mirarlo.
—Allí estaremos
lejos de todo esto, yo no quiero arruinarte otra vez —me informó.
—Es la última vez
que mato por amor —él tomó mi rostro entre mis manos.
—Es la última vez
que dejo que actúes sola —me confirmó y besó mis labios fugazmente.
Amee el capitulo! y sube rapido plss que la intriga mata!;)
ResponderEliminarMe encanto siguela pronto porfass
ResponderEliminarSiguelaaaaaa
ResponderEliminar