—Sé que eso algún
día cambiará, tengo fe en que puedas llenarte de luz todavía —sus palabras
habían pegado bajo en mi corazón. Demonios, odiaba esa cursilería y
positividad. Me destrozaban. Yo sabía que eso no sucedería.
—No sé si ese ser
existe aún —mi negatividad era mucho más fuerte que yo.
—Adelaide sí
existe, ella lo logra —me afirmó sonriéndome levemente y acarició mi mejilla
luego.
—Jamás te lo dije
—titulé lo que seguía—, pero debo hacerlo. Gracias, Justin. Gracias por darme
una hija maravillosa —sus ojos se llenaron de lágrimas rápidamente, de orgullo
tal vez.
—Te amo —murmuró—.
Y gracias a ti, por hacer que yo dejara de ser un hombre moribundo —sonreí algo
divertida y rápidamente me senté en su regazo frente a frente con él,
rodeándolo con mis piernas.
—¿Mi hombre
moribundo quiere despertar? —susurré sensualmente a su oído.
—Es lo único que
quiero en este momento —susurró mientras su respiración pegaba contra mi
cuello. Amaba que hiciera eso.
…
Esa misma noche,
Justin me dijo que me pusiera algo para ir de fiesta, Demi se vendría a quedar
con Ade. Me carcomían las ansias de saber qué planeaba Justin, ¿a dónde
iríamos? Tomé una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=104705256&.locale=es. Me peiné y me maquillé, para luego bajar
hacia la sala.
Al bajar Justin me
indicó que fuéramos a la camioneta, Demi ya estaba en casa. Eran las 08:00
p.m., lo único que pude pensar era que iríamos a cenar o hacer algo parecido.
—Tendremos una
noche bastante divertida —me aseguró él interrumpiendo el silencio mientras
conducía.
—Hace mucho no
tengo una noche divertida —afirmé algo divertida. Él soltó una pequeña risa.
—No es lo que crees
—me aseguró—. No hay nada romántico en lo que haremos.
—¿Ah, no? —pregunté
curiosamente— Y bien, ¿qué haremos?
—Siempre has sido
así de ansiosa, eso no puedo negarlo —comentó divertido, yo fruncí el ceño—.
Cuando es sorpresa no pueden decirte qué es, ¿no lo sabes? —suspiré frustrada.
—¿Y tú no sabes que
odio las sorpresas? —le saqué en cara, Justin solo sonrió y encendió la radio.
—El camino es largo
—comentó. Sonaba Paramore.
—Demonios —maldije
susurrando—. Odio esto —añadí, él sonrió victorioso—, ¡Deja de hacer eso! —le
pedí.
—Tranquila —me
pidió—. Sé que valdrá la pena.
—Eso espero, porque
estoy odiando esto —repetí.
El ambiente se
hundió en un silencio cargado de curiosidad, al menos por mi parte, y tal vez
algo de disfrute por parte de Justin. Luego de un buen rato, aparcó en un lugar
bastante retirado de la ciudad. Ya casi eran las 09:30, y en realidad yo todo
el tiempo pensaba que solo me llevaría a cenar, pero al parecer, Bieber
planeaba algo mejor.
—Bien, bajemos —me
indicó abriendo su puerta para bajar.
—¿Aquí es? —cuestioné.
—Aún falta —me
explicó y bajó. Yo atiné a hacer lo mismo. Él comenzó a caminar, el lugar era
algo desértico, yo caminaba tras él.
—¿A dónde vamos? —él
esperó que yo llegara a su lado y me abrazó por la cintura con una sonrisa algo
divertida.
—Eres demasiado
curiosa, ¿sabes, primor? —cada momento odiaba más mi cumpleaños.
—Sí, losé. Por eso
quiero saber a dónde vamos —él besó mi mejilla dulcemente.
—Ahora vamos por un
helicóptero, luego sabrás a qué lugar iremos —suspiré frustrada. Eso no me calmaba.
—¿Sabes volar? —él
carraspeó con algo de ego.
—Sí, claro —habló
firme—. Es una actividad fascinante.
—Eres un arrogante —murmuré
divertida—. Tal como cuando te conocí, Bieber.
—Tú sí que has
cambiado desde entonces —solo guardé silencio unos segundos.
—Sigo siendo mierda
—hablé algo tenue. Odiaba hablar de ello.
—Ya no te cortas,
no bebes tanto, no fumas como antes. Has madurado mucho —había dejado los
vicios, eso no era madurar.
—No hago nada de lo
de antes —dado a juzgar—, aún así eso no significa nada.
—Aún recuerdo que
eras demasiado dura y débil a la vez, complicada quizás. De todas formas, eras
lo que más deseaba —sonreí estúpidamente.
—Hablar de esto no
hace que mi curiosidad se vaya, ¿sabes? —Justin rió divertido apretándome más
contra él sin dejar de caminar.
Llegamos a dónde el
helicóptero, al parecer Justin tenía todo mucho más que planificadas. Subimos
al medio de transporte que nos llevaría a quién sabe dónde. Realmente, me
encontraba aterrada, Justin se había percatado de eso, aún así no iba a
desistir. Comenzamos a volar poco después de subir, ¡demonios! Sentía pánico.
—Te odio por
hacerme sentir así —él solo iba demasiado concentrado.
—Sé que te
sentirías mejor conmigo en tu cama, pero hay que innovar —bromeó. Fruncí el
ceño, no estaba de humor. Estaba a punto de morir de miedo.
Preferí no seguir
hablando. El miedo estaba comiéndose mis entrañas. Me recosté en el asiento y
todo lo que podía ver desde allí eran las luces de la ciudad alejarse detrás de
nosotros. Realmente, era pacífico. Me dormí.
—Cariño, linda —oí
decir a lo lejos. Abrí mis ojos y me encontré con Justin frente a mí del otro
lado del aparato, el cual ya estaba pisando tierra. Habíamos llegado.
—¿Dónde estamos? —pregunté
sentándome mientras me acomodaba el cabello. No conocía el lugar.
—¿No sabes dónde? —volví
a mirar por detrás de él. La oscuridad era profunda, no lograba ubicarme en el
espacio.
—No, no lo sé —hablé—,
¿Dónde estamos? ¿Qué haremos aquí?
—Baja —me indicó él—.
La sorpresa no es esta —¡demonios!
—Vale —tomé mi
bolsa y bajé con su ayuda. El olor que nos invadía se me hacía particularmente
conocido.
—Vamos —dijo él
tomándome por la cintura—. Tenemos algunos minutos hasta la fiesta.
—¿Estamos en New
York? —pregunté incrédula.
—¿Dónde más, bebé? —dijo
él divertido. Yo sonreí ampliamente.
—¡Demonios! Es
genial —le aseguré. Él hizo que comenzáramos a caminar.
—Estamos en la
guarida —me explicó—. Vamos, tomaremos mi auto.
Poco después
estábamos recorriendo la carretera de New York.
—No puedo creer que
me hayas traído a New York —murmuré emocionada mirándolo. Él sonrió orgulloso.
—Sabía que amarías
esto —afirmó—. Tendremos una noche particularmente divertida.
—Puedo imaginarlo —y
eso me volvía loca.
—Sé que estás lista
—murmuró divertido—. Chaz ha planeado todo aquí —me comentó—. La idea fue suya,
yo creo que ha sido lo mejor que pudo pensar.
—¿Chaz? —cuestioné
incrédula.
—Sí —habló él—. Te
tiene en cuenta, después de todo eres del Clan, nuevamente —era raro aún así.
—Es raro —pensé en
voz alta—. Veremos qué tanto quiere que me divierta —comenté, Justin soltó una
pequeña risa.
—Quién sabe —dijo
dejándome en suspenso.
Justin condujo por
el centro que yo tanto adoraba y extrañaba. Me hacía recordar a mis noches de
descontrol, sí que las extrañaba. Aparcó en un viejo club, al cual había ido
durante toda mi adolescencia rebelde y rockera. Un escalofrío lleno de
recuerdos recorrió mi cuerpo y mi mente, el pasado me envolvía y esta vez no
tenía ganas de escapar, tenía ganas de revivirlo.
—Entremos —le
indiqué a Justin apresurándolo.
—Vamos —habló él y
tomándome por la mano nos adentramos en el lugar.
—¡Demonios! —exclamé
sintiendo cómo estar en casa. Al entrar pude deducir que sonaba The Pretty
Reckless — Heaven Knows. (http://www.youtube.com/watch?v=JVZe5K3PZig).
—Ven —me indicó
Justin—. Allí están Chaz, Jaden y Louis.
—¡___________(tu
nombre)! —exclamó Jaden.
—¡Feliz cumpleaños!
—exclamaron todos al unísono.
—Hola chicos —saludé
simpáticamente—, muchísimas gracias.
—¡Ey, ey! —miré
hacia la barra, Elah estaba allí— ¡Amiga! ¿Lo mismo de siempre?
—Un tequila como el
de siempre, Elah —hablé sonriéndole. Ella acató rápidamente.
—Aún no empieza
nada de lo que hemos planeado —me comentó Louis—. No vas a querer irte más de
aquí, ___________(tu nombre).
Casi dos horas
habían pasado desde mi llegada y para ser honesta, ya estaba mucho más que
ebria. No era para menos, tenía dos botellas de tequila encima de mí. En
realidad, todos estábamos ebrios.
—¡Oficialmente,
damos por comenzada la fiesta! —dijo Jaden desde la tarima. El lugar estaba
repleto, ni siquiera diferenciaba quiénes eran los presentes— Y queremos que la
cumpleañera nos cante algo —¡demonios! Sentía la necesidad de hacerlo a la
antigua, como en mis viejos tiempos—, ¡Ven, ___________(tu nombre)! —le dejé mi
vaso a Justin y caminé hasta la tarima.
—Buenas noches —dije
en el escenario.
Narra Justin:
Sabía que
___________(tu nombre) estaba ebria, me esperaba que pudiera hacer cualquier
cosa sobre el escenario. Nada iba a sorprenderme. Su naturaleza le pedía que
hiciera cualquier cosa, y ella iba a hacerlo.
—Hace mucho que no
vengo, pero sé que estoy prácticamente en casa —habló—. Esto es para ustedes.
Una canción que la
había oído cantar hacía años, quizás cuando apenas nos conocíamos, comenzó a
sonar. Lograba recordarla casi a la perfección, era difícil que olvidara algo
que de ella se tratara o que ella hiciera. En realidad, siempre sus
presentaciones con esa canción eran polémicas, como que si fuera su himno de
rebeldía. Algo que jamás le pregunté, pero que siempre supuse.
Cantó la canción a
libre albedrío, como solía hacerlo en sus viejos tiempos. Subió a dos muchachas
al escenario, las cuales terminaron sacándolas de allí por desvestirse y bailar
desnudas. ___________(tu nombre) bailó sexualmente con ellas y jugó con su
cabello durante toda la canción, hasta llegó a mostrar sus senos, sin ningún
problema o vergüenza. Definitivamente, extrañaba los tiempos en que éramos
jóvenes y no conocíamos las responsabilidades, pero todo había cambiado y esto
sería así solo por esa noche. Luego… deberíamos retomar nuestro camino con un
poco más de sensatez quizás. Después de cantar, ella solo regresó a donde
nosotros estábamos.
—Creo que jamás me
he sentido tan libre allí arriba —comentó volviendo a tomar su vaso entre
manos. Estaba ebria, todos lo estábamos.
—¡Diablos! —exclamó
Jaden— eso ha sido lo mejor que he visto.
—Cálmate, Smith —le
aconsejé—. Aún no olvido que cuando conociste a ___________(tu nombre) ibas por
detrás de ella —Jaden soltó una risa algo nerviosa.
—Y sería una mierda
pelear por el pasado —se entrometió Chaz.
—Descuida —me pidió
___________(tu nombre)—, ser tan sexy jamás ha sido pecado. Iré al infierno,
pero no por ser sexy. Más bien por ser una perra patea traseros lo que me resta
de la vida.
—Miley, Caitlin,
Ryan B., Alfredo, Ryan G., están todos aquí —aseguró Jaden.
—¿Miley está aquí? —cuestionó
cínicamente ___________(tu nombre)— Debo tener cuidado de no cruzarla, podría
morirse de miedo al verme —soltó una risa en el mismo plan.
—¿De qué hablas? —preguntó
curiosamente Chaz. Yo tampoco entendí a qué se refería.
—Miley fue a México
a decirme que era una perra que estaba haciendo mal las cosas, que me había ido
con Bieber por conveniencia destruyendo a Zayn y a Ade, y como si todo eso no
fuera mierda suficiente también me dijo que cada vez que estaba cerca de mí
sentía miedo de que no le hiciera un tercer ojo en la frente como lo hice con
Jen —ella se oía oscura y frívola. Miley se había pasado de la raya.
—¿Y tú qué hiciste?
—esta vez Jaden se lo preguntó. Yo solo guardaba silencio mientras la rabia me
invadía.
—Ni siquiera lo
recuerdo —confesó mi novia y bebió un sorbo de su vaso—. Es poco lo que me
interesa la opinión del mundo. Miley puede irse a la mierda, no me importará ya
no verla —era raro oírla decir eso. Ella adoraba a su prima.
—¿Y qué hay de
Zayn? —miré a Chaz casi por asesinarlo con el solo hecho de preguntar esa
semejante huevada—, ¿no ha aparecido?
—¿Crees que si lo
hubiese hecho estaríamos aquí tan relajados y divirtiéndonos así? —escupí con
rabia antes de que mi novia lo hiciera— No preguntes huevadas.
—No apareció aún —respondió
___________(tu nombre)—, pero no tengo duda alguna de que sí lo hará. Zayn es
un vengador por naturaleza, intentará hacerme añicos y lo peor quitarme a mi
hija, pero antes de que eso pase atravesaré su cabeza con una preciosa bala. No
va a joderme más de lo que me jodió cuando era adolescente —hablaba llena de
odio, al parecer el alcohol la había revivir sus sentimientos oscuros.
—No digas huevadas —le
aconsejó Tomlinson desde una de las banquetas de la barra—. Zayn no sería capaz
de hacerte daño, ___________(tu nombre). Por mucho que te destruya saberlo, él
te ama y lo hace con locura.
—Ya dejen de hablar
de él —me entrometí—. El solo saber que existe y que mi hija lleva su apellido
me hace querer descuartizarlo.
—Venga, Justin —habló
Jaden—. Nada es tan malo, la niña y ___________(tu nombre) están contigo ahora.
—Sí, pero no por
mucho tiempo —oí a la voz de alguien decir desde atrás mío. Volteé a ver y lo
primero que divisé fue un arma apuntándome, detrás de ella estaba…
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