—Justin
—hablé secándome mis lágrimas—, quiero trabajar cuando estemos en Londres.
—¿De qué hablas?
—él estaba algo confundido.
—Quiero crecer,
quiero tener más hijos, casarnos, tener un trabajo —él me sonrió levemente—.
Simplemente, quiero cambiar.
—Los dos
cambiaremos —me afirmó—. Los dos haremos las cosas bien de ahora en más, ¿qué
me dices? —sus ojos me daban paz cuando él estaba feliz.
—Te amo —solté, él
esbozó una sonrisa.
—También te amo,
linda.
Él enmarcó mi
rostro entre sus manos y suavemente rozó sus labios con los míos, hasta
momentos después, acorralar mi boca en un beso profundo y dulce. Lo amaba y
solo él podría llegar a lograr el milagro de cambiarme, como los dos
deseábamos.
…Dos semanas
después…
Habíamos llegado a
Londres esa misma mañana, Justin había venido dos días antes a prepararlo todo.
Con Ade, pudimos tomar el vuelo de la madrugada y llegar ese lunes a primera
hora al otro lado del charco, hacía un poco de frío, lloviznaba y las nubes
eran grises y pesadas. Just iría por nosotras al aeropuerto a las 06:00 a.m.,
aún faltaban quince minutos. Busqué las maletas y compré un café en Starbuks.
—Mamá —me habló
Ade, yo le sonreí en signo de que estaba escuchándola—, ¿por qué nos mudamos?
—Pues, porque aquí
es una ciudad más linda —no podía decirle la verdad, era absurdo. No
entendería.
—A mí me gustaba
vivir con papá —entendí que se refería a Zayn—. Pero, me gusta vivir con
Justin. Él me quiere mucho y siempre jugamos.
—¿Si? —me alegó
escuchar eso— ¿Lo quieres, Ade? ¿Quieres a Justin? —me animé a preguntarle.
—Sí, mami —su
sonrisa era adorable—. Lo quiero mucho. Él es mi papá ahora —escuchar eso me
dejó atónita.
—¿Tú quieres que
así sea, amor? —ella asintió emocionada.
—Quiero que Justin
sea mi papá por siempre —un nudo se formó en mi garganta, era la felicidad de
oír eso. Ade lo amaba y eso me daba paz.
—No sabes cuánto me
gusta que quieras así a Justin —casi por cumplir sus tres años, Ade era muy
inteligente.
—Mamá —sus ojos
eran profundos, algo turbulentos, quizás eso lo había heredado de mí, por más
que los suyos fueran claros, aún así, su sonrisa era la misma que la de Justin—,
te amo mucho.
—Yo también te amo,
princesa —besé su frente dulcemente.
—¡Buenos días, bellezas!
—escuché decir y una mano se apoyó en mi hombro. Volteé rápidamente, era
Justin.
—Hola, mi amor —lo
saludé.
—Hola, preciosa —él
besó mis labios fugazmente—. ¡Oh, qué bella vienes Ade! —él besó la mejilla de
ella adorablemente, Ade le devolvió el gesto mientras él la cargaba en sus
brazos.
—¿Ya nos vamos? —le
pregunté, él asintió con una sonrisa mientras yo me ponía de pie.
—Es algo lejos,
pero descuida… no deberemos caminar —me informó.
Justin llevó las
maletas y la niña hasta la calle, allí tomamos un taxy hasta una enorme y
pintoresca casa que quedaba bastante lejos del aeropuerto. Él dijo que era
nuestra. Allí bajamos, dimos un tour por la casa, era realmente muy linda.
Tenía una cocina enorme, un living un tanto futurista, una escalera preciosa,
tres recamaras de huéspedes, baño en cada habitación, una habitación para Ade y
otra pegada para nosotros, el comedor estaba abajo y tenía una enorme mampara
que daba con el jardín, el cual tenía flores y árboles por doquier, detrás de
los árboles había una piscina muy linda, la cuál podía verse desde el balcón o
la terraza. La casa me encantaba.
—Ade se durmió —me
dijo él entrando a la cocina, yo volteé sonriendo. Estaba preparando café.
—Estuvimos hablando
mucho en el aeropuerto —Justin me miró con curiosidad—. Me dijo que quiere que
seas su papá por siempre.
—¿Qué? —preguntó
con una sonrisa inigualable y los ojos húmedos.
—Te ama, Just —le
aseguré—. Ella te adora.
—¡No sabes lo feliz
que me hace eso! —exclamó abrazándome por la cintura— Y no sabes lo emocionado
que estoy por esta nueva etapa que comenzamos aquí, mi amor.
—Tengo otra noticia
para ti —él arqueó una ceja ante mi sonrisa.
—Veo que es buena —murmuró
y besó mis labios fugazmente—. Dime, ¿qué es?
—Recibí una carta a
México ayer antes de venir hacia aquí —Justin se desconcertó un poco.
—¿De quién era?
—Del productor
musical de Miley Cyrus —él arqueó una ceja.
—¿Qué decía la
carta?
—Pues, decía que me
ofrecen tratar un contrato musical para grabar mi primer demo y probar suerte
en la música —solté tranquilamente, él se quedó viéndome atónito.
—¿Estás bromeando? —me
preguntó emocionado— ¡Eso es realmente grandioso, linda!
—Tengo que llamarlo
para avisarle que estoy en Londres, pero… —suspiré divertida—, quizás acepte
hacerlo.
—¿Cómo que quizás? —me
preguntó frunciendo el ceño— ¡Claro que aceptarás, mujer! Es una oportunidad
grandiosa.
—Bromeaba —le
anticipé—, lo haré.
—Y me encanta
saberlo —afirmó pegando su nariz con la mía—. Estaré demasiado orgulloso de ti,
lo sabes, ¿verdad, linda?
—Solo… necesitaré
mucha ayuda con Ade —él besó fugazmente mis labios.
—No debes
preocuparte por eso —habló con seguridad—, amo cuidar a Ade.
—Oh, y te tengo una
sorpresa —él arqueó una ceja confundido.
—¿Hay más? —preguntó
algo divertido— A ver, ¿Qué tienes?
—Me he tatuado —le
confesé con sinceridad. Él se quedó viéndome asombrado.
—Venga, quiero ver —me
sonrió levemente.
—Bien —desbroché el
botón de mi jean separándome de él, quien me miraba atentamente, suavemente
jalé un poco el elástico de mi braga mostrándole la J que tenía tatuada al
costado de mi pelvis—, ¿qué me dices? —él elevó sus ojos llenos de deseo.
—No entiendo por
qué seducirme así, pero creo que es extremadamente excitante, cariño —solté una
pequeña risa divertida.
…Tiempo después…
Narra Justin:
—No entiendo por
qué estás nervioso, hermano —comentó Jaxon entre risas—. Ella lo hará bien.
—¡Estoy nervioso! —le
repetí. Él me consoló con unas palmadas en el hombro, las cuales no sirvieron
para nada, honestamente—. No sé si es por lo de hoy o porque mañana a la noche
estaré casándome, Jax.
—Justin Bieber
casándose, ¿enserio, viejo? —soltó una risa algo divertida—, es increíble.
—Ella me cambió,
hermano. Me dio lo que más amo en el mundo —Adelaide—, y tengo la vida que
siempre soñé ahora.
—Lo sé, viejo, lo
sé —afirmó mi hermano.
Nos habíamos
adaptado bien a la vida en Londres. ___________(tu nombre), había aceptado el
contrato con la disquera que le había ofrecido trabajo y yo estaba trabajando
en una productora como director creativo. Al día siguiente, era mi casamiento
con la mujer de mi vida, ___________(tu nombre y apellido) y ese mismo día era
su primer concierto.
—¿Vendrán todos
mañana? —interrumpió Jaxon mi pensamiento.
—Hemos invitado a
todos los conocidos, incluyendo a mi madre. Aún así, no creo que venga.
El ruido a prueba
de batería en el escenario comenzaba a sonar y todos los presentes comenzábamos
a prestar atención al escenario. Ella era telonera de The Pretty Reckless, esa
misma noche, era algo que ni siquiera ella creía. Un sueño hecho realidad.
—Me he ido ayer
Pero hoy estoy acá
Todo el mundo
Se pregunta ¿por
qué? —su voz se oía increíble, ella entró vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=107751643&.locale=es al escenario, se la veía segura, sexy.
Hermosa.
Oh, oh, se
preguntan por qué
pero el mundo gira
igual
Oh, oh, se preguntan
por qué
pero el infierno
arde igual,
arde igual, arde
igual.
Me quité mi falda
Y comencé a bailar
Con el tekila
Bajo de mis pies
No soy linda, no
soy dulce
Puedo sacar un arma
y arder
¡Yeah!
Oh, oh, se
preguntan por qué
pero el mundo gira
igual
Oh, oh, se
preguntan por qué
pero el infierno
arde igual,
Oh, oh, dice mi
canción
Que en el infierno
ardemos los dos
Oh, oh, dice la
canción
Que en el infierno
arde tu voz
Arde tu voz, arde
tu voz
No hay nada que me
detenga
Cuando estoy en el
asiento de atrás
Haciendo plegarias
a Dios
Para que me detenga
Corre, grita,
patalea y aulla
Tengo el vino en mi
boca
No huirás de mis
sombras
Porque todo lo que
tienes está en mi vagina
Nada va a quedarte
si te vas
Es la ruina, es el
adiós
Toma mi vino, toma
mi pastel
Vístete y ponme a
pasear
Oh, oh, se
preguntan por qué
pero el infierno
arde igual,
Oh, oh, dice mi
canción
Que en el infierno
ardemos los dos
No hay nada que me
detenga
Cuando estoy en el
asiento de atrás
Haciendo plegarias
a Dios
Para que me detenga
Me he ido ayer
Pero hoy estoy acá
Todo el mundo
Se pregunta ¿por
qué?
Oh, oh, se
preguntan por qué
pero el mundo gira
igual
Oh, oh, se
preguntan por qué
pero el infierno
arde igual.
Oh, oh, dice mi
canción
Que en el infierno
ardemos los dos
Oh, oh, dice la
canción
Que en el infierno
arde tu voz
Arde tu voz, arde
tu voz —¡demonios!
—Demonios —susurró
Jaxon boquiabierto. Ella había sido demasiado sexy bailando y cantando esa
letra de doble sentido.
—Sí, lo sé —murmuré
obnubilado, es demasiado sexy.
Ella cantó al menos
media hora más, luego bajó. Era turno de la banda, realmente ella había cantado
como los dioses y el público había quedado sorprendido. Cuando el concierto
terminó Jaxon se regresó a su departamento que estaba habitando en la ciudad
desde hacía dos semanas, ___________(tu nombre) y yo nos volvimos a la casa.
Ade dormía y la niñera se fue cuando llegamos. A penas eran las 10:30 p.m.
—Estuviste genial
hoy —le comenté mientras me sentaba a su lado en el sillón de la sala.
—Cariño, mañana es
el gran día —me sonrió levemente, yo besé sus labios.
—Oficialmente,
mañana serás la Señora Bieber, ¿y sabes algo? Amo esa idea, preciosa —ella
desprendió el primer botón de mi camisa y acarició dulcemente mi pecho, la
deseaba cada momento y la amaba más y más cada segundo.
—Hay algo que debo
contarte, Just —ella se había puesto, curiosamente seria, eso era extraño. Algo
pasaba—. No sé si te agradará la idea, pero es seguro y ya no puedo hacer nada
por evitarlo.
—¿Qué pasó? —no
podía siquiera pensar que el pasado “regresaba”. No, no podía ser eso.
—Bueno… —carraspeó
y sonrió levemente—, vamos a ser papás por segunda vez —mis ojos se quedaron en
blanco y no me salían palabras.
—¿Hablas enserio? —logré
decir ante su mirada ansiosa.
—Bueno, tengo
cuatro semanas y media de gestación —me sonrió levemente, algo temerosa quizás—.
No sé qué es aún, podremos saberlo dentro de pocas semanas. Estoy feliz, porque
seré mamá por segunda vez.
—No puedo creerlo —enserio
me tomaba muy por sorpresa.
—¿No te agrada la
idea? —su pregunta fue apagada, llena de desilusión.
—En realidad, no —murmuré—.
Amo la idea, estoy feliz. Más que feliz, sorprendido, no lo sé. No puedo creer
que seré papá de nuevo —le sonreí ampliamente y besé sus labios desesperado.
—Me agrada saber
que te hace feliz.
—Tú me haces feliz,
linda. Tú eres la razón que me da sentido todos los días. Te amo, te amo, te
amo —repetí tomando su rostro entre mis manos. La besé dulcemente.
…
Desde el día siguiente la besé todos los
días y no pasó uno de ellos sin que le dijera que la amaba. Con aciertos, con
errores, con caídas, con desencuentros, siempre habíamos estado juntos. A la
distancia, o cerca uno del otro, pero siempre nos habíamos amado y jamás íbamos
a cambiar eso, porque naces para encontrar a tu media naranja, a veces la
encuentras, otras tantas te vas sin hacerlo y es la materia pendiente en la
vida que sigue. Yo encontré a mi media naranja, la cual me dio dos hijas,
Adelaide e Isabel, totalmente preciosas. Audaces, inteligentes, divertidas,
sanas, pero por sobre todo nos encargamos de definir valores básicos y
necesarios como el amor, la comprensión, la tolerancia y sobre todo no darles
incentivo a la violencia, no queríamos repetir caminos.
“La vida puede ser
dura, puedes caerte, perderte, hasta llegar a dudar qué haces en ella, pero
todos nacemos para aprender una lección y enseñar algo a alguien. Ama, sonríe,
vive y aprende a perdonar, porque la venganza es una muerte lenta y la conciencia jamás
perdona”.
AHHHH estuvo hermosooooo lo ameeee de verdad que escribes de maravilla
ResponderEliminarAWWW esta nove fue DIVINA la ame demasiado q mal q se haya acabado fue genial
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