martes, 7 de enero de 2014

Capítulo 13°: "Él no puede cambiar la realidad, deberá aceptarlo".




Acorté la distancia entre nosotros y antes de lo que pudiera recordar ella recibió mis labios en los suyos. Mi pulso se aceleró, la apreté contra mi cuerpo como rogándole que no se separara. Sus labios suaves y su olor dulce estaban embriagándome. Ella aprisionó mis labios con los suyos y le devolví el gesto, era una pelea dulce y deliciosa. Sentí como sonrió en medio del beso y no pude evitar hacerlo.


Acababa de robarse mi corazón, entero. No había marcha atrás. Nos separamos luego de vaya a saber qué tiempo. Nuestros ojos estaban pegados, estábamos congelados en el momento y no quería que eso acabara. Ella sonrió levemente.



—Ha sido el mejor beso que tuve en mi vida —confesó sonrojándose un poco.
—Hueles demasiado bien —confesé apoyando mi nariz en su cabello para aspirar su aroma, sentía su respiración en mi cuello.
—Deberíamos volver —sugirió.
—No, ahora no —le supliqué—. No quiero soltarte y no podría tenerte así allí dentro —ella sonrió divertida.
—No has desayunado aún —me recordó regañándome.
—Y no tengo hambre ahora —susurré rozando mi nariz con la de ella—. Eres hermosa.
—No inventes —me pidió apenada.
—Eres preciosa, demasiado bella para que te tenga entre mis brazos en este momento —le aseguré y besé su mejilla dulcemente, ella se estremeció ante mi beso, pude sentir su cuerpo temblar entre mis brazos—. Ey, tranquila —le pedí—. No pasará nada.
—Tus labios son dulces como el algodón —me aseguró. Sonreí suavemente y besé nuevamente su mejilla, esta vez cerca de sus perfectos labios.
—Estoy locamente enamorado de ti —confesé—. Desde hoy sé que no podré vivir si no te tengo cerca —estaba siendo honesto, ella sonrió nuevamente.
—Eres demasiado dulce —me aseguró antes de que le robara un casto beso en sus labios—. Y no me hagas eso —me pidió divertida—, contigo cerca es difícil pensar.
—Deberás acostumbrarte —le sugerí—, porque no pienso soltarte ahora —ella sonrió escondiendo su cara en mi cuello, era realmente dulce y bella.
—Si Ryan se entera…
—No pienses en él —le pedí—. No lo hagas ahora.
—Justin, no podemos hacer esto —me recordó ella.
—No pienses en eso —le rogué—. Déjame disfrutar esto que está pasando. Esperé este momento desde que te conocí —le confesé arrastrando mi nariz a lo largo de la suya, sus ojos me miraba expectantes—. Disfrutemos el hoy, veremos qué pasa luego.
—Te quiero —sonreí inconsciente ante su confesión, la apreté otra vez contra mi cuerpo y trazando un camino de besos por su mejilla, me apoderé de sus labios nuevamente. Ella respondió sin dudar.
—También te quiero, bella —volví a besarla, una vez más.
—Justin —ella apoyó sus manos en mi pecho, me apartó dos o tres centímetros y no podía despegarme de sus ojos miel—, esto es como un sueño, pero no quiero que se convierta en una pesadilla. Tengo miedo.
—¿Miedo de qué, preciosa? —le pregunté acariciando su espalda suavemente sobre el suéter—, no soy ninguna clase de monstruo.
—La fama, me has hablado de ello, de que pierdas tu amistad con Ryan. No lo soportaría —negó con su cabeza y entendí que quería alejarse. Pero no, no lo dejaría.
—Estoy enamorado de ti —hablé acortando la distancia otra vez—. No me importa tener que escaparme a Canadá cada vez que tenga que verte, no me interesa si es por ti. No me importa huir de los fotógrafos, enserio quiero esto.
—Ryan vive aquí en Toronto, no tardará en enterarse —era cierto. No quería perder a Ryan, pero tampoco quería alejarme de ella.
—No pensemos en esto ahora —le pedí—. Quiero pasar el día contigo.
—Pero tu mamá… —sonreí y besé sus labios interrumpiéndola. Ella frunció el ceño divertida.
—Shh —susurré cerca de sus labios—. Mamá no dirá absolutamente nada, ¿sí? —ella asintió sin decir palabra alguna.
—Deberíamos volver —asentí sonriendo.
—Luego de desayunar quiero aprender a montar —ella sonrió ampliamente, le entusiasmaba la idea y a mí también.
—Está bien —me tomó por sorpresa que me robara un beso, dulcemente aprisioné sus labios alargándolo algunos segundos.
—Jamás me cansaré de besarte —le afirmé. Ella se sonrojó un poco y besé su mejilla soltando su cintura después de un largo rato.



Dio unos pasos hacia atrás y me sonrió ampliamente. Comprobó que el tranquero estaba cerrado nuevamente y luego se paró frente a mí. Tomé su mano y comenzamos a caminar para salir de la caballeriza. Cruzamos por al lado de la pista y nos dirigimos al restaurante, al entrar nos dirigimos a la mesa. Pude ver que mamá y Scooter estaban ensimismados viendo nuestras manos entrelazadas. No intenté aclarar nada, que pensaran por sí mismos.



—Nos atrevimos a pedir por ustedes —aseguró Scooter mirándome algo divertido.
—Está bien —aseguré mientras apartaba la silla para que ella se sentara, así lo hizo. Luego me senté en otra silla a su lado. No podía sacar la sonrisa de mi rostro.
—El lugar es encantador —afirmó mamá rompiendo el silencio—. Hace mucho tiempo no estoy en un hípico.
—Pierde el encanto cuando estás todos los días aquí —le aseguró ___________(tu nombre) encogiéndose de hombros—. De todas formas, no puedo entrenar en otro lugar.
—Cuando te vi la noche de la cena benéfica creí que eras modelo —confesó Scooter, ___________(tu nombre) rió casi como un ángel lo haría. No podía dejar de apreciar su belleza.
—Oh no, no estoy siquiera cerca de ello —habló con seguridad.
—Podría conseguirte entrada en alguna agencia —le ofreció mi managger.
—¡Oh, no, cariño! —se entrometió mamá— Eres joven y bella para que te hagan marketing para convertirte en un estereotipo. Eres bella así, no lo hagas —la miré frunciendo el ceño, mamá no se inmutó de ello.
—Descuida, Pattie —le habló a mamá—. No lo haría, no me gusta el mundo de la fama.
—Pero eres famosa con los caballos —ella se encogió de hombros mirándome.
—No es lo mismo —me recordó Scooter—. El deportista tiene vida privada, aunque no lo creas —___________(tu nombre) rió divertida asintiendo al comentario de mi managger.
—Agradece eso —le aconsejó mamá.
—Sí, realmente debes agradecerlo —murmuré. Ella me sonrió con compasión.



Luego de desayunar mamá y Scooter me avisaron que debían hacer algunos papeles en el aeropuerto para no retrasarnos con el vuelo a la tarde, regresarían después del almuerzo. ___________(tu nombre) y yo nos dirigimos a la caballeriza a sacar a Donato y Tania para que me enseñara a montar.




Narra ___________(tu nombre):




No podía creer que esto estuviera pasándome. Realmente, era un sueño hecho realidad. Me había besado y me había dicho que me quería, era prácticamente tocar el cielo con las manos.



—Vamos, súbete —le sugerí teniendo el ensillado para que él montara a Tania.
—¿No me tirará? —cuestionó temeroso.
—¡Claro que no! —exclamé divertida. Él miraba a mi yegua con miedo— A ver, venga. Subiré a Tania y luego tú. Montaremos los dos juntos.
—Mmmh… suena divertido —murmuró acercándose peligrosamente a mí. Reí y rápidamente me subí a Tania mirándolo hacia abajo.
—No coquetees —le pedí—. Tania suele ser celosa.
—Yo la he besado, Tania. Tú no —reí ante su actitud de pelear con un caballo. Él hizo lo mismo que yo y, para ser honesta, no le costó mucho quedarse montado detrás de mí.
—Bien, manejas al caballo con las riendas —pude ver sobre mi hombro como él asentía pareciendo un niño obediente—. Si tiras las dos al mismo tiempo, Tania frenará. Si tiras solo la izquierda, ella doblará a la izquierda, si tiras a la derecha…
—Doblará a la derecha —terminó él mi oración interrumpiéndome—. Es fácil.
—Sí, aunque algunos caballos están amaestrados al revés. Pero para equitación así es más fácil.
—Oh, raro —murmuró divertido. Yo asentí.
—Si le das dos pataditas suaves con los talones, Tania avanza caminando —lo hice y Tania comenzó a moverse—.  Si le das tres, ella trotará —le mostré nuevamente— y si le das cuatro más, ella comenzará a correr —lo hice y Tania comenzó a correr a velocidad. Pegué dos pataditas nuevamente, y ella bajó la velocidad. Noté que Justin estaba tomándome por la cintura, ¡amaba el calor de su cuerpo!
—Dos caminar, tres trotar, cuatro correr —repasó él—. Derecha, derecha, izquierda, izquierda, las dos, frenar. Es simple —asentí mirándolo por sobre mi hombro.
—¿Te animas? —él me sonrió.
—Sí —murmuró divertido—, y podría besarte ahora, aquí mismo.
—No se te ocurra —le advertí rápidamente—. Tania nos tumbará a ambos si lo haces. Te he dicho que es celosa.
—Vale, vale —dijo ceñudo—. Pero quédate aquí, conmigo. Por si Tania enloquece y me tira. No me tirará si estás conmigo —sonreí divertida.
—Admite que lo haces solo por tenerme cerca —él sonrió asintiendo.
—No quiero que te alejes.
—Venga, déjale de romanticismo —le pedí divertida—. Quiero ver como manejas a Tania. Me quedaré justo donde estoy. Toma las riendas y has de ella lo que desees.
—Vale —él puso sus manos sobre las mías en las riendas y las escabullí de allí como pude. Sentía sus brazos rodearme por los hombros y cerrarse delante de mí, su pecho pegaba con mi espalda, podía sentir sus músculos. Amaba esto—. Veamos qué tienes, Tania —la yegua comenzó a dar un paso lento y continuo, estaba caminando. Justin jaló a la derecha, Tania dobló sin problema alguno.
—¡Eh, chaval! —exclamé mirándolo por sobre mi hombro, iba concentrado— Tania te adora.
—Lo sé, deberá amarme —me aseguró sin perder concentración—. A ver, qué tal corres, Tania —habrá pegado cuatro golpecitos, porque Tania comenzó a moverse con velocidad.
—Tranquila, cariño —le grité a Tania—. Vas a matarnos —ella entendió que debía correr un poco más lento. Pude notar cuando Justin se tensó detrás de mí, tenía miedo—. No temas, Tania es muy maleable, no va a hacernos daño.
—Me gusta esto —confesó y Tania redujo la velocidad a un simple trote.
—¡Ey, no te quiero como mi competencia! —bromeé. Él soltó una leve risa.
—Descuida, Scooter no me dejará competir en esto —murmuró.



Luego de montar otro rato, bajé de Tania y él lo hizo solo. Se le daba muy fácil, se veía bellísimo montando a Tania. Luego de un rato, devolvimos los caballos a la caballeriza y nos fuimos a un pequeño parque que tenía el hípico. Aún faltaba para el almuerzo. Nos sentamos en el pasto bajo a la sombra de unos añejos árboles plantados allí.



—Me duelen las piernas —confesó Justin.
—Es porque ibas tenso —le expliqué—. El miedo no debe tensarte, si no te sucede eso —él me miró frunciendo el ceño.
—Deberías haberlo advertido —me aseguró—, pero lo dejaré pasar, porque eres demasiado hermosa como para que me enoje contigo.
—No me gusta que me adulen —le advertí. Él se encogió de hombros como si no le interesara el hecho.
—Voy a hacerlo de todos modos, porque eres preciosa —fruncí el ceño soltando un suspiro frustrado—. Incluso así eres bella.
—¡Ya basta! —le pedí.
—Vale, vale —frunció el ceño—. Pero al menos déjame creer que lo eres.
—Puedes creer lo que te apetezca —le murmuré. Él sonrió.
—Amo cuando hablas así —confesó Bieber—. Es demasiado seductor.
—No estoy seduciéndote —él me sonrió como solo un galán lo haría.
—Pero lo haces de todas formas —habló—. Y me encanta.
—Justin, esto está mal —él me miró poniéndose serio, preocupándose.
—___________(tu nombre), tú ya no eres novia de Ryan —era lo obvio.
—Pero él no soportará que tú estés conmigo, su ex novia —sabía que yo tenía razón.
—Él no puede cambiar la realidad, deberá aceptarlo —Justin estaba empecinado en ello.
—¿Y si no lo hace? —sus ojos me miraban algo desolados.
—Perderé un amigo —respondió, me asombró oír eso.
—No quiero que así sea —no lo permitiría.
—Y yo no quiero dejar pasar la mejor oportunidad que he tenido en años —sentí mi corazón acelerarse. Era complicado estar en el medio.
—¿Qué haremos?
—Intentar comenzar una relación era lo que tenía en mente —me confesó.
—¿Y si no funciona? —mi voz temblaba de solo pensar en sufrir otra vez como lo hacía ahora.
—Pues, no pienses en eso —me pidió dulcemente—. Yo quiero que funcione y haré todo por ello.
—Pero, con una condición —le advertí.
—¿Cuál, princesa?
—Que nadie se entere, al menos hasta dentro de un tiempo. Cuando ya se olvide lo de Ryan —él asintió y acarició mi mejilla dulcemente con sus dedos, pasándome una descarga eléctrica por todo el cuerpo.
—Será como tú prefieras, belleza —sonreímos los dos al mismo tiempo.
—¿Y cómo haremos? —porque eso no lo sabía.
—Estaré las próximas dos semanas en Los Ángeles, allí sabré si Ryan ha firmado o no. Si firma, no irá a Puerto Vallarta, así que podrías venir conmigo —me ofreció—. Bueno, solo si quieres.
—Deberé hablar con mis padres —murmuré—. Y realmente, no sé qué les diré.
—Bueno, que tus amigos te han invitado a Puerto Vallarta —parecía buena idea, no sé si mis padres aceptarían.
—Si ellos aceptan y Ryan no va, iré —él sonrió y besó castamente mis labios.
—Te prometo que si vas, serán las mejores dos semanas de tu vida, preciosa —sonreí tontamente al escuchar eso.



Mi teléfono comenzó a sonar, miré la pantalla y vi un nombre que no esperaba en lo absoluto: “Mateo”. Un amigo que había hecho unas vacaciones de verano en Italia. Justin me miraba atentamente mientras yo respondía.



#Vía telefónica#
—¿Aló? —respondí.
—Ciao, bello. Spero che ancora ricordi di me (Hola, preciosa. Espero que aún me recuerdes) —saludó él.
—Ciao, Marco. Certo che ci credo. Ho pensado di chiamarti per Natale, ma ho dimenticato (Hola, Marco. Claro que lo hago. He pensado en llamarte para Navidad, pero lo he olvidado) —Justin se quedó blanco al verme hablar italiano con fluidez.
—Come seis tato, tesoro? (¿Cómo has estado, tesoro?) —preguntó él alegremente.
—Sono stato bene, grazie. Ho pensato di guidare prossime vacanze della mia famiglia. Forse potremmo incontrare, mi piacerebbe rivederti. Ho molto da dirvi. Tu, come seis tato? (He estado muy bien, gracias. Pensé en viajar con mi familia las próximas vacaciones. Quizás podríamos encontrarnos, me gustaría verte de nuevo. Tengo mucho por contarte. Tú, ¿qué tal has estado?) —Marco era un buen amigo, con el cuál mantenía mucho el contacto antes de ponerme de novia con Ryan. Luego solo habíamos perdido el contacto y ya.
—Sarabbe bello venire! Sono stato un anno pesante, studi mi hanno uccidendo. Ho seguito la carreira di ingegneria idraulica. Ma, anche se difficile, mi piace molto. Mi sforzo por esso (¡Sería genial que vinieras! Yo he estado en un año pesado, los estudios han estado matándome. Seguí la carrera de ingeniería hidráulica. Pero, a pesar de que sea difícil, me gusta mucho. Me esfuerzo por conseguirlo) —Marco era un chico muy inteligente.
—Mi piace sentire che (me agrada oír eso) —le confesé sinceramente.
—Beh, ditemi, siete ancora impregnati a Ryan Buttler? Perché ho visto le foto della antro (Y bueno, cuéntame, ¿sigues de novia con Ryan Buttler? Porque he visto las fotos del antro.) —¡Demonios! ¿Otra vez ese tema?
—Ho rotto con lui due giorni fa. Soloche non pensavo che sarebbe durato otto mesi. E ‘difficile da accettare. Avete ancora con Adela? (He roto con él hace dos días. No creí que solo duraríamos ocho meses. Es difícil de aceptarlo, ¿tú sigues con Adela?) —Adela era su novia desde hacía muchísimo tiempo. Cuando yo lo conocí, hace un año, él ya llevaba dos años con ella.
—Le cose sono grandi. Quella donna non smette mai di stupire. Lo amo ogni giorno. È incredible. Tra a’ltro, cambiando argomento, ho visto le foto su internet la scorsa notte. Eri bella in quel vestito nero, ___________(tu nombre) (Las cosas siguen de maravilla. Esa mujer jamás deja de sorprenderme. Me enamora día a día. Es increíble. Por cierto, cambiando de tema, vi las fotos de anoche en Internet. Estabas bellísima con ese vestido negro, ___________(tu nombre)) —las fotos con Justin ya estaban en Internet, ¡grandioso! Todo el mundo estaría hablando de mí.
—Bene, grazie (Bueno, gracias) —dije intentando no parecer demasiado tímida.
—Ehi, ti chiamo uno di questi giorni. Devo andare ora e non posso continuare a parlare. Un bacio, belleza. (Oye, te llamaré cualquiera de estos días. Debo irme ahora y no puedo seguir hablando. Un beso, belleza) —me encantaba hablar italiano.
—Addio, Marco. Più tardi (Adiós, Marco. Hasta luego) —él colgó segundos después.
#Fin vía telefónica#.



Dejé mi teléfono a un lado y vi a Justin mirándome con admiración.



—Jamás he visto algo más sexy —comentó él—. El italiano te va de maravilla.
—No exageres —le pedí avergonzada.
—Dime algo en italiano, por favor —me rogó mirándome con dulzura. No podía negarme.
—Ti amo, Justin (Te quiero, Justin) —él sonrió ampliamente.
—Esa la he cachado ¡eh! —me advirtió simpáticamente.

—Te quiero, linda —me aseguró sonriéndome. 

1 comentario:

  1. Me quieres matar o que ame estos dos capitulos demasiado awwwwww los amooooo

    Siguela Poly Besos Y Abrazos

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