viernes, 17 de enero de 2014

Capítulo 20°: "El comienzo de una gran aventura".




—Lo lamento, Justin —me encogí de hombros—. Simplemente, no es lo mío. Tú mismo has dicho que lo mío es la barra.
—Y me retracto después de que has deleitado mis oídos con esa maravillosa música —una leve sonrisa se dibujó en su rostro.
—Dudo que mi destino esté en esto. Y no es por nada personal, pero no quiero hacerlo, realmente —sus ojos me miraron dubitativos sobre si tenía que cuestionar las razones o simplemente, esperar a que con el tiempo las dijera.
—Está bien. No puedo atosigarte —se encogió de hombros.



Por mucho que intentaba alejarme del pasado cuando un piano pasaba por mi vista, realmente, me era imposible. Quizás ahí estaba la explicación a mi lejanía por la música. Los recuerdos eran cuchillos clavados en mi mente, algo que jamás superaría. Nunca. 







—Así que eso es lo que él te ha dicho —yo asentí ante Caitlin. Ella negó con la cabeza sin poder creerlo.
—Quisiera decirte que no es cierto, pero el pasado de Ryan es una perra que no me lo permite —ya no dolía tanto como antes, pero seguía removiendo la herida.
—Ya no interesa demasiado —me encogí de hombros—. De todas formas no iba a perdonarlo y él encontró consuelo en Lucy —como yo en Justin.
—¿Sabes qué podríamos hacer? —arqueé una ceja mirándola— ¡Ir de compras! —sonreí abatida.
—¿Jamás desistes de las tiendas? —ella negó fervientemente con su cabeza— Vale, pero ¿qué hora es?
—A penas las 05:00 p.m. —me informó.
—Vale —acepté nuevamente—, solo déjame que me cambie ¿sí? Estoy bastante fachosa.
—Y yo —dijo ella poniéndose de pie.



Me dirigí a mi habitación y me cambié por algo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=110190483&.locale=es. Me solté el cabello y solo lo dejé que callera a su gusto por mis hombros. Al salir me encontré con Justin en el pasillo de las habitaciones, le sonreí mientras él escaneaba mi look.



—¿Saldrás? —me preguntó simpáticamente.
—Sí, iré con…
—¡Debes soltarla! —exclamó Caitin saliendo de su habitación— Ella también necesita un tiempo de amigas, ¿sabes? —añadió abrazándome por los hombros— En especial de compras.
—¿Y saldrás así? —inspeccioné mi look a dúo con los ojos de Caitlin.
—Es un look relajado —me encogí de hombros.
—Me gusta —murmuró Caitlin volviendo a la expresión de Justin.
—¡Llevas casi un palmo del vientre descubierto! ¿Enserio piensas salir así? —Caitlin no contuvo su risa.
—Te espero en el recibidor —me informó— ¡Tienes mucho de lo que hablar! —añadió sarcásticamente.
—No encuentro el problema, ¿sabes? —murmuré parándome con una de mis manos en mi cintura.
—Pues, yo sí. No tienen por qué andar viendo lo que es mío —sonreí divertida ante su escena.
—¿Enserio, Justin? —le pregunté alzando mis cejas inquisitivamente— Realmente, sigo sin encontrar el problema.
—Solo diviértete, ¿sí? —apretó el puente de su nariz y al soltarlo me sonrió pacíficamente— Y si compras blusas intenta que sean más largas que la que llevas puesta, ¿vale?
—¡Jódete! —añadí entre risas. Besé sus labios fugazmente— Te veo luego, adiós.
—Adiós, preciosa —oí su respuesta a medida que salía hacia la sala.



Bajamos por el ascensor y salimos a la calle, en prefecto silencio. Comenzamos a caminar hacia la calle repleta de tiendas que habíamos cruzado tardes anteriores.



—¿Y bien? ¿Vas a largarlo? —miré a Caitlin confundida.
—¿Qué cosa?
—No soy tonta —murmuró.
—Enserio, no sé de qué me hablas —me encogí de hombros. Ella sonrió divertida.
—Del sexo con Bieber —casi me ahogué con mi propia saliva al oírla decir eso.
—¡Caitlin! —exclamé exasperada— ¿De qué demonios hablas?
—No soy tonta —me informó—. Sé que se han acostado, se nota a la legua.
—¿Enserio? —cuestioné alarmada.
—Por empezar traes una cara de alegría incomprensible, prosiguiendo porque estaban durmiendo juntos. Pasando levemente por la escena que Justin te hizo hace minutos y terminando por el hermoso chupetón que llevas plantado en el cuello —¡Atrapada!
—Bueno…
—No te preocupes por negarlo —me aconsejó—. No te alarmes tanto, no voy a decir nada a nadie. Ni siquiera a mi sombra —bromeó, solté una pequeña risa nerviosa.
—¿Enserio se nota mucho? —pregunté quitándome el cabello hacia atrás para que inspeccionara mi cuello.
—No, solo a penas —murmuró acomodándome el cabello para esconderlo—. Nada que con maquillaje no se tape —me sonrió.
—Mataré a Justin —susurré entre dientes.
—Sabía que esto pasaría —me informó entre risa—, ¡al menos dime que se comportó como un caballero!
—Caitlin no…
—Oye, no voy a decir nada, puedes confiar en mí —me recordó. Suspiré.
—Fue mi primera vez —comenté mirando las vidrieras intentando parecer natural y controlada—. No esperaba que pasara, pero Justin fue…
—Déjame adivinar —me pidió sonriendo—, increíble.
—¿Te has acostado con él? —pregunté alarmada buscando sus ojos.
—¡No, nena! —exclamó rápidamente— Él fue un novio de esos que tienes en la adolescencia, donde el sexo no es nada en la relación.
—Gracias a Dios —musité—. Pero, ¿por qué has dicho eso?
—Justin es un cursi —dijo divertida—. Le encanta toda la cosa de la ternura y el amor, ¿no esperabas que fuera salvaje y arrogante, no? Él se habrá comportado casi como un princeso —reí a carcajadas ante su comentario y ella me siguió en la acción—, ¿vas a negarlo?
—Él me cuidó demasiado —le aseguré—. Fue dulce, lento, estaba pendiente de no hacerme daño.
—Entonces, ¿va a ser formal? —la miré confundida.
—¿Qué cosa?
—La relación.
—No somos novios —le informé—. Solo estamos…
—Acaban de tener intimidad, ___________(tu nombre) —habló en tono de obviedad— ¡es obvio que son novios! —me miró frunciendo el ceño.
—¿Eso crees? —ella asintió.
—Es Justin, ___________(tu nombre) —me encogí de hombros—. Él se ha acostado contigo porque te quiere, no porque ha sido el momento y ya. Simplemente, te quiere y vas a ver que pronto se declara con rosas y todo —me aseguró ella.
—Yo no quiero…
—Ey, basta con Ryan —habló estrictamente—, tu felicidad es Justin, ¿no? —yo asentí— Así que lucha por él, continúa con lo que has empezado, ¿sí?
—No quiero que Justin se pelee con él.
—Justin es lo suficientemente grande como para saber qué está haciendo, ¿vale? Él quiere estar contigo, así deba renunciar a su amistad con Ryan. Déjalo, no te preocupes así. Preocúpate por tu felicidad —suspiré y sonreí fingidamente, no estaba de acuerdo.




Luego de hacer compras con Caitlin, una actividad que requería tiempo porque ella amaba entrar a todas las tiendas y medirse varias prendas en cada una, regresamos repletas de bolsas casi sobre las 08:00 p.m.



—¿Qué es todo este humo? —preguntó Caitlin mientras el humo nos recibía en el recibidor.
—¿Chicos? —hablé lo más fuerte que pude antes de empezar a toser.
—¡En la cocina! —gritó, si no me equivoco, Christian.
—Ahora todo tiene sentido —habló Caitlin dejando las bolsas a un lado, yo hice lo mismo. Nos dirigimos a la cocina y los cuatro muchachos estaban allí.
—¿Qué han hecho? —pregunté preocupada, el humo venía desde la cocina.
—Solo intentábamos cocinar —habló Lil despreocupadamente.
—¡Son unos inútiles! —les informó Caitlin habiendo las ventanas para que el humo comenzara a salir.
—¡Oh, gracias, Caitlin! —exclamó Christian con sarcasmo—, ¡Veo que han ido a comprar! —la miró divirtiéndose con ella.
—Vete al demonio —murmuró Caitlin volviendo con nosotros.
—Ya veo que el arte culinario no se les da, chicos —bromeé, Justin me sonrió cálidamente.
—No, pero como tú no cocinas para todos, excepto tu novio, hemos querido alimentarnos —me jodió Jaden, supuse que estaba roja por el calor que irradiaban mis mejillas.
—No me han pedido que lo haga —me encogí de hombros—. Y ahora no me ofreceré porque no limpiaré el desastre que habéis hecho —Christian se echó a reír.
—Eres cruel —simuló estar enojado Lil—. Gracias a Dios se me ha quemado la comida, porque si no hubiese tenido que alimentarte, nena.
—¿Quieren ver lo que compramos? —ofreció Caitlin alegremente, los chicos pusieron cara de horror.
—¡No, gracias! —exclamaron al unísono.
—Sois unos aguafiestas —protestó ella sentándose, Justin me jaló por la cintura haciendo que quedara sentada en su regazo.
—¡Qué bonitos! —nos jodió Jaden. Justin solo sonrió apoyando su cabeza en mi brazo.
—¡Son unos tortolitos! —habló Lil simulando la voz de una chica. No pude aguantar la risa.
—Incluso cuando sé que estás jodiendo, te ves como una niña fresita, Lil —bromeó Justin. Lil carraspeó.
—Podría hacerte gritar ahora mismo en la cama, Bieber —habló con su voz normal.
—Apostaría a que si llegas a ponerme un dedo encima, te asesino, Twist —Chris no contuvo más su risa tampoco.




Después de cenar, comida que obviamente le pedimos al servicio a la habitación, nos acostamos a dormir. Justin me rogó que durmiera con él y ante mi indecisión, decidió dormir conmigo en mi habitación.



Desperté a la madrugada entre lágrimas y suspiros, ¡jodidos recuerdos! Estaba atormentada y rápidamente pude sentir el brazo de Justin atravesándome por la cintura, reteniéndome sobre la cama, su cabeza descansaba en mi hombro y me tranquilicé recordándome que era una pesadilla. Él se removió y salió de su estado pacífico y angelical para mirarme confundido.



—Ey, ¿estás bien? —murmuró adormilado.
—No quería despertarte —susurré acariciando su cabello—. Duérmete, solo fue una pesadilla.
—¿Qué soñabas? —¿debía preguntarlo?
—No era nada, duérmete —repetí. Él me apretó contra su cuerpo y acunó mi cabeza en su torso desnudo.
—Tranquila, duerme tú también —me sugirió—. Estoy aquí, nada pasará.



Cerré mis ojos inhalando su aroma y suavemente el sueño regresó.




…Al día siguiente…




Desperté sintiendo suaves besos en mi cuello, una electricidad peculiar me recorría verticalmente. Sonreí recordando con quién me había dormido.



—Hola, princesa —me saludó, pude descubrir su brazo abrazándome como lo hacía esa misma madrugada y su pierna entre las mías atravesándome por encima.
—Mmmh —gemí sonriéndole—, qué linda manera de despertar —él me sonrió y robó un pequeño beso en mis labios—. Hola, bonito.
—¿Qué tal has amanecido, preciosa? —susurró rozando su nariz con la piel de mi cuello y dándome pequeños besos de vez en cuando.
—Bien, creo que no pudo ser mejor —le aseguré sonriéndole—, ¿tú?
—Mmh, bien —murmuró contra mi piel—. Tu olor es una droga.
—¿Es demasiado temprano? —le pregunté, él negó frotando su nariz suavemente contra mi pecho, haciéndome sonreír como una sonsa.
—Son casi las 11:00 a.m. me informó tranquilamente, los chicos ya se han levantado y supongo, por el aroma, que Lil está intentando cocinar otra vez —me respondió divertido.
—He dormido mucho —comenté ceñuda.
—No te hagas problema —me pidió—. Nadie va a regañarte —sonrió divertido—. Además, también he dormido mucho.
—Mmh, vale —le sonreí—. Iré a ducharme, así nos levantamos.
—Ya —aceptó él—. Ponte tu traje de baño, porque iremos a la playa hoy —me informó.
—Ya —acepté levantándome de la cama.








Esa misma noche Justin me dijo que me llevaría a cenar, que llevara traje de baño porque iríamos a un lugar que tenía piscina y luego de cenar nos meteríamos un rato al agua, no me pareció sospechoso. Solo me di un baño y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=110346564&.locale=es. Me até el cabello en un moño relajado y desprolijo y me puse mascara en las pestañas y un poco de brillo labial.

Al salir a la sala bajamos hacia el recibidor del hotel y Kenny nos dejó en un restaurante unas cuadras más abajo del hotel cerca de una playa cercana. Allí nos llevaron a una reservación privada donde nos esperaba la cena.



—El rojo te sienta —me aseguró, sonreí divertida saliendo del silencio que nos rodeaba antes de que él mencionara el cumplido.
—Deja de ser adulador —le pedí avergonzada—. Sabes que odio los cumplidos.
—Y es en vano —se encogió de hombros—, porque esa no es razón para que siga alagándote y por cierto, no soy adulador —frunció el ceño divertido.
—¿Quieres saber algo? —él me miró con atención— La estoy pasando de maravillas —le respondí su no redactada pregunta—. No creí que fuera tan simple divertirme tanto, pero han sido los mejores cuatro días de mi vida.
—Y aún faltan once —me recordó él divertido mientras me tomaba por la mano encima de la mesa—. Me gusta saber que estás bien —su pulgar se deslizaba de arriba hacia abajo en mi mano, sobre mis dedos. La electricidad común de su tacto me recorría—. No podía soportar verte triste.
—Pues, realmente, no lo estoy —le aseguré—. Me has quitado por completo algún rastro de ella, ¿sabes? —él me sonrió haciéndome derretir.
—Te quiero, te quiero mucho, nena —me afirmó—. Ya te lo he dicho antes, me devuelves la confianza en las personas y eso, no es pequeño para mí. Es valioso y mucho.
—Justin…
—Espera —murmuró—. Tal vez piensas que ni siquiera nos conocemos lo suficiente, puede que sea cierto —sonrió divertido—, aún así eso no impide que te quiera. Caitlin me dijo que había hablado contigo, que temías por nosotros y mi relación con Ryan, que no sabías dónde estábamos y justo en eso quiero detenerme —me sonrió apretando levemente mi mano, para que lo siguiera—. Quiero estar contigo, no quiero tener la oportunidad de tenerte lejos, de perderte. Simplemente, quiero cuidarte y hacerte feliz, protegerte, apoyarte, quiero ser la persona que esté a tu lado y deseo que me des ese honor —mi corazón se aceleraba con sus palabras—. Así que, ___________(tu nombre), ¿quieres ser mi novia?
—Justin yo… —pasé saliva aclarando mis pensamientos—, no sé si sea…
—Yo solucionaré las cosas con Ryan —se anticipó a decirme—. Solo necesito un “sí”.
—Estoy segura de que es el comienzo de una gran aventura —le sonreí—. Sí, quiero ser tu novia.
—Dalo por hecho, primor —me sonrió—. Es el comienzo de una gran y hermosa aventura.



Luego de cenar, él me indicó que saldríamos del restaurante y nos dimos paso hacia una playa privada.



—Creí que iríamos a una piscina —protesté gentilmente sacándome los tacones para comenzar a pisar la arena.
—Bueno, es una enorme piscina natural —se defendió él sosteniéndome por la cintura.
—¿Podemos estar aquí?
—¿Qué crees? —lo miré alarmada y él se echó a reír—. Sí, sí podemos nena.
—¿Y qué haremos aquí? —él me apretujó contra su cuerpo mientras caminábamos bajo la luz de la luna y el reflejo del agua a unos cuantos metros de nosotros.
—¿No has nadado a la luz de la luna? —lo miré alarmada.
—No y no creo que…
—Bien, hoy lo harás —me interrumpió asegurando y luego besó mi cien—. No va a pasar nada —me tranquilizó sin que yo hablara—. Estoy aquí para protegerte, y no es por presumir, pero soy un gran nadador.
—¡Eres un egocéntrico! —exclamé entre risas.
—Entonces, ¿entrarás al agua conmigo? —me propuso.
—Bueno, si insistes tanto, deberé hacerlo —él sonrió divertido. La tenue luz iluminaba su rostro a través de su cabello. Se veía hermoso.
—Bien —me sonrió, el agua cada vez estaba más cerca— ¿Quieres que te ayude a desvestirte? —solté una risa ante la voz que implementó.
—No estoy inválida, ni siquiera ebria a pesar de que bebí vino —le recordé—. Así que, puedo hacerlo sola.
—¡Qué aguafiestas eres! —hizo un pequeño berrinche.
—Te ves tan maduro —hablé con sarcasmo.
—¿Enserio? —simuló ser un hombre grande y de negocios, dado a su porte de tipo rudo— Es lo que quiero, nena.
—¡Deja de hacerte el sonso! —protesté entre risas— No te queda lindo ser un tipo rudo.
—Pero lo soy —siguió en su plan.
—Claro, sí, lo eres —afirmé en broma, simulando desinterés en mi voz.
—Mmmh, ven aquí —me habló tomándome por la cintura haciendo que me chocara contra su pecho.
—Ey, tranquilo —le sugerí volteándome a verlo por encima de mi hombro, él sonrió.
—Vamos al agua —me pidió—. Será divertido, lo prometo.
—Vale —acepté.



Nos quitamos la ropa para quedarnos simplemente, él en maya y yo con mi bikini. Caminamos hasta el agua y luego nos adentramos un poco al mar.



—No temas —me pidió tomándome por la cintura pegando mi frente junto a la de él—. No corremos peligro, te lo aseguro. El mar está muy tranquilo.
—Sí, se nota —casi no había olas altas—. Es raro que la playa esté vacía.
—La gente no acostumbra a venir por la noche —me aseguró él—. Pero creo que es demasiado romántico.
—Bueno, lo es —le aseguré envolviendo su cuello con mis brazos.
—Te aseguro, que lo es mucho más si tú estás aquí conmigo.




Él se acercó y rosó nuestros labios suavemente, no pude evitar querer besarlo y aprisionar sus labios con los míos, él no se negó al beso, rápidamente aseguró su agarre sobre mí y comenzamos una lucha pasional por el poder y el ritmo del beso. 

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