domingo, 26 de enero de 2014

Capítulo 27°: "Our love forever".




—Tranquilo —le pedí—. Eso ya pasó —sus ojos estaban extraviados, tormentosos, en realidad, reflejaban miedo—. Quizás yo no sea Selena, y no sé qué tan bueno o malo es eso. Pero el hecho es que, no te dejaré caer. Ya te lo he dicho, estás en el camino correcto y por muchas caídas que tengas, estoy dispuesta a mantenerte en él —él mojó su labio inferior recorriéndolo con la lengua, abrió su boca para decir algo—. No me interesa cuánto quieras culparte —añadí antes de que él prosiguiera—, todos tenemos errores, ¿entiendes? Tú, yo, Selena, el mundo entero los tiene. Eso no cambia el hecho de que seas persona, la fama no lo hace —acaricié su mejilla vacilando un poco, pero luego tomé confianza. Cerró sus ojos ante mi tacto y suspiró—. Yo no te veo como el chico famoso que no debe equivocarse. Solo eres mi novio, el chico guapo, lindo, dulce y simpático que me enamoró, ¿entiendes eso, Justin? —él volvió a encontrarse con mi mirada, esta vez la suya reflejaba amor y adoración, nada más— Te quiero y confío en tu palabra. Si me dices que no lo haces, me importará una mierda lo que la prensa diga, así que… ahí tienes. Solo he conocido un pedazo de tu pasado, eso no cambia mi confianza hacia ti. Te quiero, nada cambiará eso —él sonrió ampliamente—. Mucho menos la jodida prensa, ¿vale? —él tomó mi rostro entre sus manos.
—No eres como ella y eso es jodidamente bueno —él sonrió y besó fugazmente mis labios.



Llegamos a un restaurante muy precioso casi quince minutos después de nuestra charla. Justin abrió la puerta y bajamos. Le indicó a Kenny que pasara por nosotros cuando él le envíe un mensaje de texto, porque no teníamos un horario fijo. Al entrar una de las muchachas que estaban en la entrada nos llevó hacia una reservación del VIP. Nos sentamos en la mesa y automáticamente nos trajeron una botella de vino y canapés para recibirnos.



—No quiero que cambien las cosas después de lo que te conté —elevé mi vista con el ceño fruncido en confusión.
—Solo no pienses en ello —le sugerí—, porque yo no voy a hacerlo.
—Gracias, nena —me sonrió ampliamente—. Nunca nadie intentó comprenderme así, eres grandiosa.
—No, solo no estoy juzgándote —lo corregí—. Pues, como tú tienes tus errores yo también puedo tenerlos.
—Quiero que me acompañes mañana a la entrevista —Justin me informó.
—Vale —acepté sin regodeos—, solo si no tengo que aparecer en ningún lado.
—Descuida —me pidió sonriendo—, Scooter no dejará que eso suceda —y en mi interior yo deduje ese por qué casi instantáneamente.
—Él tiene miedo de mí, ¿no? —Justin me miró sorprendido— Digo, de que te lastime como Selena lo hizo.
—Todos tienen miedo al fracaso, al dolor, específicamente a ser traicionados. Eso no quiere decir que todo el mundo vaya a hacerlo. Si no arriesgas por amor, entonces, ¿por qué te arriesgas? —sonreí ante sus palabras.
—Scooter no tiene nada de qué preocuparse —le aseguré divertida—. Aún no quiero triunfar en la fama, y así lo quisiera, no te pisaría. Jamás debes pisar a alguien mientras subes, porque cuando vas bajando quizás necesitas su ayuda.
—Ay, nena —suspiró y me sonrió con dulzura—, cada vez que hablas, me enamoras más y más —sentí el calor subirme hacia la cara.
—Y tú me haces sonrojar —murmuré divertida—. Odio hacerlo.
—Lamento informarte que amo cuando lo haces —se encogió de hombros.
—Eres malvado, ¿lo sabes? —él se rió por lo bajo.
—Tú serás malvada si no me dejas hacerte el amor hasta el cansancio esta noche —casi escupí el sorbo de vino que acababa de beber.
—¡Justin Bieber! —protesté con fuerza, pero sin lograr gritar— Vas a hacerme morir ahogada, demonios —protesté, él solo se largó a reír.
—No puedes negar que la idea es exquisita —seguramente yo estaba roja como a punto de explotar. Fruncí el ceño formando una cortina con mi cabello rodeando mi rostro por los costados. Odiaba que me hiciera eso.
—Y tampoco puedo negar que odio que me hagas pasar estas semejantes vergüenzas —sentencié, él no dejaba de reír.
—Venga, venga, cerraré el pico —me informó.
—¡Gracias a Dios! —solté mis manos al aire en forma de liberación— Te agradezco el hecho, querido mío.



Nos trajeron la cena y entre risas y chistes de Justin sin sentido nos acabamos el plato antes de lo que pudiéramos darnos cuenta.



—Tengo una sorpresa —me informó mirando su reloj en su muñeca—, y es tiempo de que te la dé.
—¿Cuál sorpresa? —pregunté confundida, ¿por qué tenía un tiempo?
—Espérame aquí —murmuró levantándose y desapareciendo por las escaleras que llevaban al primer piso del restaurante. Segundos después apareció con una guitarra.
—¿Qué haces? —pregunté divertida. Él apartó la silla y se sentó acomodando la guitarra en su regazo.
—Nothing in to add (nada para añadir)
In your lips all was (En tus labios todo quedó)
And without wasting the time (Y sin perder el tiempo)
I only started fighting for (Solo comencé a luchar)

risking everything (Arriesgando todo)
For an angel without wings (Por un ángel sin alas)
Reverting the time (Revirtiendo el tiempo)
By protecting my chance (Protegiendo mi oportunidad)

Only you in my arms (Solo te tuve en mis brazos)
And I realized that I needed no more (Y entendí que no necesitaba más)
Oh, was enough to know (Oh, bastó conocer)
Your heart so hold on to you (Tu corazón para aferrarme a ti)
Oh, I embraced my world (Oh, abracé mi mundo)
And now Iam just happy (Y ahora solo soy feliz)
Oh, in my heart (Oh, en mi corazón)
I tattooed your honey eyes (Tatué tus ojos miel)

This time I will not lose (Esta vez no perderé)
I have the game in favor (tengo el juego a favor)
When you say “I love you” (Cuando dices “te quiero”)
I know it will be perfect (Sé que será perfecto)

risking everything (Arriesgando todo)
For an angel without wings (Por un ángel sin alas)
Reverting the time (Revirtiendo el tiempo)
By protecting my chance (Protegiendo mi oportunidad)

Only you in my arms (Solo te tuve en mis brazos)
And I realized that I needed no more (Y entendí que no necesitaba más)
Oh, was enough to know (Oh, bastó conocer)
Your heart so hold on to you (Tu corazón para aferrarme a ti)
Oh, I embraced my world (Oh, abracé mi mundo)
And now Iam just happy (Y ahora solo soy feliz)
Oh, in my heart (Oh, en mi corazón)
I tattooed your honey eyes (Tatué tus ojos miel) —su voz se apagó y no dudé en enjuagar mis lágrimas de mis mejillas percatándome que afortunadamente el delineador no chorreaba en ellas.
—Yo… yo no puedo creerlo —susurré sonriéndole—. Me has escrito una canción.
—Y mereces más que eso —me aseguró.
—Justin, yo…
—Sh —él se puso de pie y se arrodillo a mi lado, lo quedé mirando anonadada, ¿qué estaba haciendo?—, quizás lo hayas olvidado con todo lo de la competencia y esas cosas, pero yo no pude —me sonrió y sacó una alargada caja de terciopelo azul del bolsillo de su chaqueta entregándome en las manos.
—Justin, no…
—Feliz primer mes, preciosa —me sonrió ampliamente e hizo un gesto con la cabeza para que abriera la pequeña caja.



Entre mis manos temblorosas abrí la caja con mi corazón latiendo más rápido que nunca. En el interior descansaba pacífico y estirado desde los extremos un reloj de mayas blancas y bordes dorados. Una verdadera belleza, elevé mis ojos mirándolo hacia abajo a un lado de mí. Él me miraba con curiosidad y al verme sonrió.



—Deduje que te gustaría —me informó—. Sé que te encantan los relojes.
—Justin, eres increíble —aseguré sonriéndole ampliamente mientras dejaba el reloj sobre la mesa y enmarcaba su rostro entre mis manos—. Realmente, me sorprendiste —besé sus labios fugazmente—, pero no me has agarrado desprevenida, sí recordé que hoy cumplíamos un mes y pues —él se quedó viéndome divertido—, también te compré algo.
—¿Qué? —cuestionó entre risas— ¡Olvidé que también eras inmensamente cursi como yo!
—También puedo serlo, ¿sabes? Tengo derecho —arremetí contra él. Justin sonrió divertido pero sin moverse. Yo me puse de pie y lo jalé a la silla para que se sentara, él lo hizo y luego me senté en su regazo. No dudó el rodear mi cintura con sus brazos mientras yo hurgueteaba en mi cartera. Sonreí triunfante y saqué la pequeña bolsita de Tiffany entregándosela.
—¿Tiffany? —preguntó mirándome con el ceño fruncido— ¡Voy a matarte por esto! No era necesario.
—Supongo que puedo permitírmelo —usé sus viejas palabras en su contra. Él negó con la cabeza abriendo la pequeña bolsa. Vertiendo en su mano la cadena plateada no demasiado pequeña, ni tampoco muy ancha, él tomó el colgante entre sus manos y volteó a verlo del lado grabado: “Our love forever. J&_(tn)”. Él sonrió ampliamente y besó mi mejilla.
—Es mi favorita —me informó—. Estoy segura de que se verá demasiado linda con toda mi ropa.
—Dalo por hecho, como el reloj lo hará con mis atuendos —le sonreí rodeando su cuello con mis brazos.
—Mmh, te he extrañado tanto —susurró cerca de mis labios, respiraba su aroma a colonia y lavanda. Era embriagador.
—También te extrañé —solté en un hilo de voz. Él besó suavemente mis labios, apartándose unos milímetros, dejándome desearlo. Solté un suspiro y él esbozó una sonrisa.
—También quiero besarte hasta el cansancio —me aseguró como si leyera mis pensamientos—. Solo pídeme que vayamos a casa y podremos hacerlo —me sugirió haciéndome estremecer.
—¿Seguro que quieres irte? —él asintió rozando la piel de mi cuello con su nariz, aspirando mi aroma.
—Si es lo que deseas, ya mismo llamaré a Kenny —me aseguró.
—Vale —acepté y besé castamente sus labios robándole una sonrisa.



Poco tiempo después de que Justin le indicara a Kenny pasar por nosotros, él llegó. Nos subimos y comenzó a conducir. Iba perdida en la oscuridad de la noche rompiéndose abruptamente por las luces de las calles y realmente el camino se me hizo el doble corto que a la ida. Al llegar bajamos y entramos a la casa.



—Debes dormir conmigo —me aseguró Justin siguiéndome por las escaleras, volteé y le dediqué una sonrisa divertida.
—¿Y si Pattie sube? —él negó con una sonrisa en el rostro sacudiendo su cabeza dos o tres veces de izquierda a derecha.
—Mamá sabe que no deberá subir —lo miré alarmada—. Descuida, no le dije que iba a tener sexo contigo, pero ella no tiene dos años, ¿sabes?
—¿Podrías evitar hablar de esto tan libremente? —le sugerí, él rió divertido mientras se ponía a mi par para terminar de subir la escalera.
—Ven aquí —murmuró metiéndose atrás mío y agarrándome por la cintura hasta lograr que chocara con su pecho—, ¿estás segura que vas a negarte a dormir en mi habitación? —la piel de mi cuello se erizó cuando las ondas sonoras de su voz en un sensual susurro la acariciaron suavemente.
—Mhm —gemí afirmando sin ser capaz de hablar, él notó eso.
—¿Segura? —su nariz rozaba mi piel comenzando a arder, haciéndome delirar— Debes tener en cuenta que siempre —mordió sensualmente el lóbulo de mi oreja haciéndome retorcer entre sus brazos. Mi vientre comenzaba a contraerse bajo sus manos apoyadas sobre la tela de mi vestido—, siempre puedo dormir en tu habitación —sonreí divertida.
—Eres un chantajista —él sonrió y besó suavemente mi cuello.
—¿Vas a negarte también? —sus labios chuparon casi sin fuerza la piel de mi sensible cuello, mis terminaciones nerviosas lo esperaban con ansias— Mmh, no puedes —sus dientes mordisquearon juguetonamente mi piel.
—No me hagas esto —le supliqué con la voz en un hilo, ahogada en el deseo.
—Siempre puedes decirme que me detenga —me advirtió mientras me apretaba contra su cuerpo, sus labios se desplazaban en mi cuello y nosotros nos movíamos hacia su habitación por el pasillo de la casa.
—¿Y si no quiero que te detengas? —una de sus manos se movió hasta la perilla de la puerta y la abrió ágilmente mientras sonreía contra mi piel.



Entramos y él me soltó dejándome de pie a su cuarto, el cual había conocido horas antes. Oí como le ponía seguro a la puerta y fue sensato hacerlo, no queríamos que nadie nos encontrara en una situación vergonzosa. Sonreí cuando lo sentí pegarse contra mi espalda.



—Algo me dice que estamos solos en casa —me aseguró.
—¿Por qué lo intuyes? —pregunté mientras sus manos acariciaban mi vientre hacia arriba sobre la tela de mi vestido.
—Mamá saldría con unas amigas —me aseguró rozando su nariz contra mi cuello mientras sus manos desprendían el botón de mi blazzer—. Y Ryan, suele salir por las noches —añadió.
—¿Y si no estamos solos? —insistí. Él deslizó mi blazzer por mis hombros tirándolo hacia un sillón que reposaba en una de las esquinas.
—No te preocupes por eso —me sugirió—. Déjame amarte.



Volteé sobre mis tacones con cuidado de no enredarme en la alfombra, él apretó su agarre en mi cintura mientras yo envolvía mis brazos en su cuello. Rápidamente él se apoderó de mis labios, pidiéndome permiso con su lengua sus mansos se deslizaron hasta mi trasero y apretándolo suavemente logró que un gemido se me escapara dentro de su boca. Sonrió sobre mis labios y continuamos con el baile sensual de nuestras lenguas jugando.

Soltándome para bajar hasta quedar agachado frente a mí, él desprendió una de mis sandalias y la dejó hacia un lado, repitiendo el proceso con la restante. Sonrió quedando frente a frente conmigo, otra vez.



—Mi actividad favorita —sonrió rodeándome con sus brazos para que pegara contra él—, desnudarte —añadió acercándose a mi cuello sensualmente.



Sonreí divertida mientras él comenzaba a besar mi cuello y caminar en dirección a la cama. Mis rodillas chocaron con el colchón poco después, él me depositó en la cama alejándose un poco de mí para quitarse la camisa sin desprender los botones por encima de su cabeza. Mis ojos se perdieron analizando cada uno de sus tatuajes. Me gustaban, lo hacían ver sexy, y siendo honesta, tenía admiración por ellos.

Él subió mi vestido hasta dejar mis muslos desnudos, sentí el calor subir hacia mi rostro ante sus ojos, él siguió subiendo mis vestido hasta lograr, con mi ayuda, quitármelo por sobre la cabeza. Sus ojos quemaban mi piel, me sentía vulnerable.



—Algún día, ¿dejarás de tener toda esta vergüenza ante mí? —preguntó cerniéndose sobre mí— Te he dicho incontables veces que eres hermosa tal y como estás, me gustas, me encantas, te quiero y no te cambiaría nada. No hay nada de lo que debas avergonzarte.



Sus labios comenzaron a besar los míos, nuevamente, mientras sus manos recorrían mi cuerpo casi desnudo, a excepción de mi ropa interior. Mi piel se estremecía bajo su tacto, mi corazón aceleraba su ritmo, realmente era increíble como él me hacía sentir. Lo empujé con mis manos para quedar sentada a horcajadas sobre él. Comencé a besar su cuello y sentía su respiración fallar ante el juego de mis labios en su piel. Arrastrándome hacia abajo, sintiéndome líder de la situación, dejé un rastro de besos en su pecho, bajando por su esternón, hasta encontrarme con su ombligo.



—Nena, ¿qué haces? —cuestionó levantando su torso con sus manos apoyadas en el colchón.
—Sh —susurré empujándolo hacia abajo otra vez—, no lo has pedido, pero estoy segura de que es lo que todos los hombres quieren —sonreí y seguí mi trabajo.



Quité sus zapatillas y luego bajé su jean hasta sus muslos, para luego tirarlo al suelo con el resto de la ropa, él estaba en bóxers justo frente a mí. Subí quedando cara a cara con su erección bajo la tela, su cuerpo se tensó y oí un suspiro pesado salir entre sus labios cuando mi mano acarició suavemente la tela de sus bóxers trepando hasta el elástico, lo bajé en un movimiento y antes de darme cuenta ya estaba en el suelo.

Tomé entre mis manos su miembro, antes de deslizar mi lengua por su longitud, él ahogó un gemido mientras posaba sus manos sobre mi cabello, enredándolas en él. Lo introduje en mi boca degustando su sabor, él volvió a gemir nuevamente, temerosa por no hacerle daño u algún mal paso en mi nueva actividad, comencé a envolverlo y salir de él con mi boca, succionando, rozando suavemente con mis dientes y haciendo formas inimaginables con mi lengua. Me sentía poderosa, me gustaba ver como él lo disfrutaba.



—Oh, demonios —gimió levantando mi cabeza, sacándome de su alcance—. Déjame probarte —me pidió—. Necesito estar en ti.



Volteándose sobre mí, él se estiró hasta su mesa de noche, abrió el cajón y sacó un condón de él. Lo extendió a lo largo de su longitud y se encargó de quitarme mi ropa interior, dejándome desnuda ante él. Acarició suavemente mi femineidad mientras se cernía sobre mí, apoyando su peso en su brazo restante, lo sentí cerca de mí y lentamente, apoyándose en sus dos brazos a mi costado, él se introdujo dentro de mí con suavidad.

Después de algún tiempo, las embestidas eran rápidas y a un ritmo continuo, los gemidos llenaban mis oídos mientras su respiración chocaba pesada contra la piel de mi cuello. Arañando su espalda con mis uñas me cerré contra él sintiendo mi liberación dejarme sin fuerzas, él me siguió liberándose a él mismo antes de caer suavemente contra mi cuerpo.



—Te extrañé tanto —susurró agitado dejando pequeños besos contra mi hombro, luego de haberse vuelto a su lado de la cama.

—Te quiero, Justin —solté aferrándome a su pecho—. Te quiero mucho.

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