"Venecia - Italia" |
La boda era para todos una
grandiosa fiesta y el mejor día de mi vida para mí. No esperaba casarme a las
21 años, pero no pude hacer algo mejor, lo aseguro. No hay nada más lindo que
saber que mañana despertaré y tendré a ___________(tu nombre) a mi lado, siendo
mi esposa, siendo la mujer de mi vida oficialmente.
La noche de la boda había
sido bastante larga. Estuvimos bailando hasta casi el amanecer. Hicimos
karaoke, Jaden, algo ebrio, hizo un “stripper”. En fin, sucedieron muchas cosas
cómicas y divertidas que fueron el detonante para hacer divertida y perfecta a
la fiesta.
Al día siguiente nos
levantamos a las 10:00 a.m., teníamos el vuelo rumbo a Venecia a las 12:30
p.m., así que ___________(tu nombre) entró a ducharse rápidamente y salió
vestida así http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&id=57216720, su cabello suelto y venía sin maquillaje. Me sonrió
mientras yo entraba al baño. Me duché, me puse un jean, un polo negro y unas vans
azules.
Un rato después, llegamos al
aeropuerto con las suficientes maletas para irnos un mes y medio. Dos semanas a
cada lugar. Era temprano, así que fuimos por un frapuccino.
—Sabes —hablé rompiendo un
mínimo silencio—, aún estoy cansado.
—También yo —habló ella y
sonrió divertida—. Dormimos poco —afirmó. Era cierto.
—Sí —murmuré—, pero podremos
dormir en el avión.
—Si no te dispones a mirarme
sí —rió.
—Sabes —aclaré mi garganta—,
en Venecia están de frío.
—Lo sé —habló—, por algo
traigo campera y botas —añadió como obviedad. Reí divertido.
—Y short —añadí, ella se
encogió de hombros.
—Tengo calor —en Brasil,
claramente, hacía calor.
—Estamos en verano aquí —le
recordé divertido. Ella rió.
—Es cierto —afirmó—. Pero me
gusta el invierno.
—A mí la primavera —la
estación del amor.
—Ya, pero falta —sacó la
lengua—. Así que te gustará la estación que esté.
—¡Sonsa! —protesté.
—Jess nacerá en Junio, en
verano —depende de la fecha. Antes del veintiuno sería primavera, después del 21
sería verano.
—Depende.
—Sí, pero según la obstetra
será después del 21 —me aclaró divertida—. Dijo que posiblemente el 25 o 26.
—No será sesaria, ¿no? —le
pregunté, en realidad nunca le pregunté por eso. Ella se encogió de hombros.
—No lo sé —habló—, porque aún
no sabemos lo grande que será.
—¿Depende de eso? —quise
asegurarme.
—Sí, en cierta parte —habló—.
Yo quiero que sea parto natural, pero si es demasiado grande no podré y deberán
hacerme sesaria.
—Oh —era entendible—, lo
bueno de el parto natural es que podré estar contigo, en la sesaria… será casi
imposible.
—Por eso mismo —acertó ella—,
prefiero que sea natural, así tú estás allí dándome fuerzas y seguridad.
Llegó la hora de abordar y
así lo hicimos. Íbamos en primera clase, nos sentamos y ___________(tu nombre)
me abrazó por la cintura para luego apoyar su cabeza en mi pecho. Yo apoyé mi
cabeza en su cabeza y nos quedamos dormidos. Sentir su olor a jazmines
invadiendo mis fosas nasales era una relajación incomparable. Amaba la suavidad
de sus manos, el olor de su piel. Creo que nada en ella odiaba, la amaba entera
con defectos y todo; por eso siempre supe que quería que fuera mi esposa.
…Venecia…
Aterrizamos cuando en Venecia
apenas eran las 08:30 p.m., la temperatura actual era de 12° centígrados,
estaba algo nublado pero no iba a llover, según parecía. Tomamos las maletas y
nos fuimos al estacionamiento por un taxy.
—¿El hotel está lejos? —me
preguntó ella viendo que no había nadie que pudiera llevarnos.
—3 o 4 cuadras —le respondí—,
el problema será llevar 5 maletas —tres de ella, dos mías.
—Es cierto —murmuró—, pero,
¿si vamos por un café? —me propuso—. Tengo algo de frío y además, a dar por la
hora, deben estar cenando. Volvemos en un rato —me pidió.
—Bien —acepté—, creo que
deberías cambiarte —estaba desabrigada.
—Descuida —me pidió—, cuando
lleguemos al hotel me cambiaré —en los tres lugares de luna de miel, Bélgica,
Venecia y el restante (que era la sorpresa), era invierno.
—Pero pasas frío —le recordé—,
no nos cuesta nada abrir una de tus maletas y que te cambies en el baño —hablé
otra vez.
—Enserio —insistió a
contradecirme—. Estoy bien.
—Bien, vamos por el café —le
indiqué. En ese mismo momento un taxy frenó por nosotros.
—Mejor vamos al hotel —me
pidió. Estaba dispuesto a hacerlo, quería descansar bien.
—Sí, será mejor.
Subimos las maletas al taxy y
le indicamos el nombre del hotel. Al llegar nos bajamos y un ballet cargó las
maletas para subirlas a la habitación reservada. Nosotros subimos las escaleras
hasta el segundo piso y entramos a la habitación. Como la ciudad de Venecia, en
su totalidad, estaba montado a la antigua. El edificio pintado de color rojo
oscuro, casi bordó. Alto y con ventanas marrones oscuras, opacas, una enorme
puerta vidriada en la entrada, en lo alto (uno de los pocos hoteles sin terraza
abierta) estaba el techo de tejas negro al estilo de dos aguas. Sabía que
__________(tu nombre) amaba la antigüedad de Venecia y en realidad, era
encantadora.
—Aquí está hermoso —murmuró
___________(tu nombre) sonriéndome mientras se sentaba en el sillón de la
habitación.
—Es cierto —le sonreí también—,
mi linda Lady Bieber.
—¿Lady Bieber? —preguntó ella
entre risas divertidas. Amaba verla reír, era una cierta tranquilidad para mí
saber que estaba bien, que estaba feliz.
—Sí —afirmé bromeando
levemente—, eres Lady Bieber. Mucho más recordando el sombrero que llevabas
ayer —hablo de la boda.
—¿Estaba linda? —me preguntó
con una inocente voz.
—¿Solo linda? —pregunté
irónicamente— ¡Bam! Estabas preciosa, mi amor.
—Confesaré algo —me anticipó
mientras me sentaba a su lado.
—Dime, preciosa.
—Amo verte de smoking —confesó
mientras acariciaba mi mejilla mirándome con dulzura. Sus ojos marrones tenían
un peculiar brillo.
—Uy, ¡qué sexy suenas
diciendo eso! —ella sonrió divertida.
—No digas sonseras —me exigió
y besó mis labios fugazmente.
—¡Estás haciéndolo! —me
refería a seducirme— Recuerda que solo tengo 21.
—Y yo 19 —dijo a modo de
broma. Reí por lo bajo—. No lo hago.
—¡Sí, lo haces! —exclamé yo,
pasé mis manos hasta su nuca y la besé apasionada pero tiernamente.
—Y ahora tú —me recordó con
la respiración algo agitada—. Justin —murmuró mi nombre, quité mi vista de sus
labios y la miré atentamente.
—¿Pasa algo, princesa? —pregunté
al notar su tono de seriedad.
—En realidad, no —eso me
tranquilizó un poco, pero seguía seria—. Hay algo que quiero pedirte —especificó.
—Vamos, dímelo —insistí algo
ansioso.
—Después de que nazca
Jessica, no quiero volverme aburrida y vieja —no entendía a qué se refería y
sabía que ella notaba eso—. Es decir, no quiero que seamos una pareja de
viejos. De esos que solo se dan un piquito a la mañana y uno a la noche. De
esos que solo viven trabajando o pendientes del bebé —ahora entendía más—.
Cuidaremos bien de Jess, pero no olvidemos la pareja.
—¡Mi amor! —exclamé tomando
su cara entre mis manos—, eso no sucederá —le sonreí—. Aún somos jóvenes y
tenemos claro eso, no es que porque vamos a ser padres y estemos casados no
vamos a vivir como hasta ahora. Lo haremos —aseguré—, solo que con Jess.
Luego de cenar pasta, nos
fuimos a dormir. Estábamos cansados, así que no nos tomó tanto trabajo
dormirnos profundamente en poco tiempo. Mañana nos esperaba un hermoso día en
Venecia.
Narra ___________(tu nombre):
Desperté temprano, eran las
06:00 a.m. a hora de Italia. Me dirigí a la baño y me duché. Al parecer hacía
frío en la ciudad italiana hoy. Así que tomé algunas prendas y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&id=57296780, Justin dormía aún. Tomé mi teléfono y entré a
Twitter, escribí así: “Linda Venecia. Mi
ciudad preferida. Lástima que los canales están demasiado fríos y a Jess no le
agrada eso. #BadGirl haha, la amo sin conocerla”. Salí de Twitter, cuando
oí un bostezo de Justin.
—Umm… —se quejó—, es temprano,
cariño —protestó.
—Son las 06:45 —le informé,
él me sonrió.
—Es temprano —aseguró
levantándose de la cama. Se había duchado anoche, por lo que solo se cambiaría
ahora.
—Hay que aprovechar el tiempo
—lo regañé divertida. Él frunció el ceño.
—Pues, es cierto —aceptó
mientras se levantaba—, pero odio despertar temprano.
—¿Qué haremos hoy? —le
pregunté cambiándole de tema.
—Pues, no lo sé —respondió—.
No tenemos planes.
—¿Entonces?
—Si quieres podemos ir a las
tiendas del centro —era una agradable idea.
—Sí —acepté, él estaba
buscando en su maleta algo que ponerse.
—¿Te gusta? —presumió su
nueva sudadera. Era negra, con letras blancas que decían: “MARRIED”. Reí al
verla.
—¿Hace cuanto la tienes? —le
pregunté entre una carcajada.
—Pues, la compré un mes antes
de casarnos —me explicó—, pero la usaré hoy.
—¡Estás loco! —él se encogió
de hombros mientras se ponía la sudadera sobre un polo mangar cortas.
—Al parecer hace frío afuera —murmuró
sacando un jean de la maleta.
—Sí —afirmé yo—. Eso parece —sonreí
levemente mientras él se ponía en pantalón.
—Te queda lindo ese jean —me
sonrió mientras se prendía su pantalón.
—Pff, como todos —murmuré. A
pesar de estar embarazada conservaba mi peso, es decir que solo mi panza
crecía. Mis piernas, mis brazos, mi cara estaban igual que antes.
—Dicen que a algunas mujeres
el embarazo les queda lindo, tú eres una —a veces me ponían apenada sus
halagos.
—Todos coinciden en eso —era
lo cierto, hasta la prensa lo dijo.
—Pues, es la verdad —tomó un
par de medias y se sentó en el borde de la cama, sin dejar de mirarme.
—No lo sé —me encogí de
hombros—. Yo creo que la felicidad es lo que se irradia sin filtros ahora.
—Quizás sí —me sonrió
poniéndose la media en su pie izquierdo, el derecho ya estaba con ella.
—En fin —murmuré emocionada—,
lo mejor de todo es que estamos en Venecia recién casados.
—Buen punto —sonrió
poniéndose la primera de sus dos supras negras—, y esta vez en invierno.
—Es cierto —la vez pasada,
cuando vinimos, era verano.
—Y hay algo que va a gustarte
—aseguró atándose los cordones.
—¿Qué cosa? —pregunté
curiosamente.
—Pues, estamos en Italia,
¿qué es Italia?
—Un país —respondí con
seguridad. Él rió eufóricamente.
—¡Claro que lo es! —afirmó
atándose el otro cordón—, pero evadiendo geografía, ¿qué más es?
—No lo sé —me decidí por
responder.
—Es el país de la moda —exclamó
actuando como si fuera algo que debería saber.
—Oh, pues lo había olvidado —comenté
divertida.
—Lo he dado por hecho —me
advirtió—. Así que sé que te gustará salir de compras, porque habrá tiendas de
Louboutin por doquier.
—¡Oye! —me quejé ceñuda— sé
que lo haces porque sabes que los tacones se me hacen incómodos con Jess dentro
mío —y amaba usar tacones.
—De todas formas —se encogió
de hombros—, sé que luego de tenerla vas a usar —me sonrió dulcemente mientras
se ponía de pie para buscar una chaqueta.
—Desayunemos —le ofrecí—. Con
sinceridad, estoy hambrienta.
—Va —aceptó—, aunque no creo
que haya algún lugar abierto a las 07:00 a.m.
—Pues, veamos —le aconsejé.
Bajamos del hotel y
comenzamos a caminar por las calles de Venecia, la ciudad de los enamorados. Hacía
frío y corría una brisa fresca del lado de los canales, según mi instinto
decía. De igual modo, caminamos hasta la calle de la esquina, donde había un
bar. Casualmente estaba abierto. Allí tomamos café y comimos donas. Luego de
hacerlo, decidimos ir
hacia el centro, cuando ya
eran las 08:00 a.m. Luego de caminar bastante distancia, llegamos al centro de
la ciudad italiana.
Las tiendas se alzaban
elegantes en edificios de varios pisos, todos amoldados a la antigua, de una
forma muy familiar a la del hotel. Las vidrieras bordeaban de vestidos de
diferentes colores, telas y largos. Espectaculares, delicados y bellos. Más de
uno me había parecido atractivo, pero no compraría uno solo para guardarlo. En
realidad, nunca me agradó esa idea. Con la panza que tanto adoraba, no luciría
bien en casi ninguno, por lo que prefería ahorrarme las ganas de comprar como
princesa. Había varias tiendas de zapatos, bellísimos, pero no lograban
deslumbrarme. Cosa que a Justin le sorprendía lo suficiente como para mirarme
pasmado cuando no comentaba nada acerca de los hermosos Louboutin que se
presentaban delante mis ojos.
—A ver, ¿qué quieres que te
regale? —preguntó él sonriéndome.
—¿Regalarme? —repetí su
palabra divertida—, nada pues.
—¡Oh, va! Vamos, pídeme algo —insistió.
En realidad, nada se me apetecía ahora.
—Enserio, Justin —hablé
decidida pero amable—, no quiero nada más de lo que tengo.
—¡Pero no has comprado nada! —exclamó
divertido. Él siempre bromeaba con eso—. Y aparte de eso, tengo ánimos de
regalarte algo que desees.
—Pero no quiero nada —hablé
yo esta vez—, en realidad… solo tengo ganas de caminar tomándote la mano, ¿eso
es mucho pedir, mi amor? —le sonreí dulcemente.
—¡Oww! —besó la punta de mi
nariz. Sabíamos que los paparazzis acechaban, pero poco nos importaba eso
ahora.
—Esa foto se titulará: “La
luna de miel en Venecia” —bromeé. Él rió. Amaba su risa.
—Tendrán muchas fotos por
publicar en los fotos —murmuró—. Quizás les demos de qué hablar.
—Para eso estamos —aseguré,
aunque odiara que fuera así.
—Sí, es algo tedioso a veces —Justin
estaba en lo cierto.
—Lo sé —afirmé yo—. A veces
los odio, pero luego recuerdo que es su trabajo y que después de todo somos lo
suficientemente públicos como para que ellos lo hagan.
—Es real, pero… es rara la
fama, ¿no crees? —en realidad, sí lo era.
—¿Qué crees de la fama? —pregunté
curiosamente, nunca habíamos hablado de eso.
—No lo sé, honestamente creo
que es algo bastante inexplicable —respondí con sinceridad mi marido—, ¿tú?
—En realidad, creo que es un
fenómeno —hablé, él me miró con intriga, como si quisiera que especificara—. Yo
creo que se da donde te expongas, es decir en la escuela los “famosos” son los
populares. La fama es algo que cambias o te cambia, ¿entiendes? —él me miró
confundido—. Mira, ni tú ni yo éramos así cuando comenzamos, ¿o sí? —él negó
con la cabeza—. Pues, claramente nos cambió, eso y un conjunto de cosas más —aclaré
por si acaso—, pero ahora que estamos por ser padres creo que lo que menos nos
interesa es la fama —murmuré. Sus ojos se iluminaron—. No es que no amemos lo
que hacemos y tenemos, pero mira estamos paseando como una pareja normal que
viene de Luna de Miel a Venecia, ¿crees que otra pareja de famosos se
dedicarían a hacer lo mismo si no hubieran cambiado la fama por el amor? —le
pregunté.
—¿Crees que lo hicimos? —me
preguntó. Yo sonreí levemente.
—Claro que sí —afirmé—. La
fama te come si te cambia, pero si tú la cambias es una paciente enigma que
espera para que vuelvas a montarla —en algunos casos.
—No siempre —al parecer,
pensábamos parecido.
—Es lo que los fans temen —volví
a hablar—. Que la fama nos cambie o que nunca volvamos a montarla.
—Yo creo que la mano de los
fans va por otro lado —me contradijo Justin, esperaba su argumento—. Creo que
ellos nos ven como una especie de “perfección única e inigualable” —un concepto
algo peculiar—. Y por ese motivo, de que por alguna razón somos inalcanzables,
por así decirlo, odian que nosotros podamos tener lo que ellos tienen. Me
refiero a un novio, en tu caso, o novia, en el mío.
—¿Te refieres a que padecen
creer que no van a encontrar a alguien como nosotros? —resumí intentando
aclarar su explicación.
—Exacto —me respondió—, tal
como pasa cuando vas al primario y te gusta una niña o un niño más grande que
tú.
—Con la única diferencia de
que nosotros vemos alrededor de cientos de personas por día —y muchísimas más a
veces—, y ellos sienten que tienen una sola oportunidad dentro de miles de
millones.
—Daría mucho porque no fuera
así, porque entendieran que encontrarán a quien sea adecuado para ellas —se
refería a sus Beliebers, entendía eso.
—Me da miedo creer que cuando
crezcan, vayan a verme como un estúpido producto o solamente como una boba
distracción de su adolescencia o juventud —confesé. Justin me miró
comprensivamente.
—Es lo que temo también, que
mis Beliebers vayan a abandonarme —creo que era miedo de todo famoso.
—Lo sé —afirmé— y de alguna
forma es irreversible, todo en la fama lo es.
—Está claro —murmuró—. Alguna
vez las ventas bajan, tus seguidoras ya no te twitean con euforia y cada
minuto, ya no te dicen “Justin, Juby o Jus” como si te conocieran y comienzan a
decirte “Justin Bieber el cantante canadiense”. Es ahí cuando estás cayendo, ¿y
si ya no subes? —preguntó retóricamente, de algún modo me dio la sensación de
que él sentía que eso le sucedía.
—¿Crees que te está pasando? —le
pregunté.
—No lo sé —respondió con
honestidad—. Creo que, después de todo, alguna vez van a irse, ¿no?
—No lo sé —repetí sus
palabras—, no sé si sea ahora, si ya pasó o si no sucederá. Pero no veo esos
síntomas en alguien más que no sea Madonna —me sinceré. Él esbozó una
melancólica sonrisa.
—Estoy muy seguro de que
alguna vez tendré que dejar de hacerlo —nunca había hablado de esto con Justin—.
De que esa sensación se acabará y solo querré ser un hombre cincuentón tipo,
hogareño que cuida de sus nietos mientras sus padres trabajan y está con su
esposa viviendo su principio de vejez contento y feliz en casa. Pero a veces la
pesadilla de que eso me pase a los treinta me atormenta —confesó.
—Eso no sucederá, Justin —confirmé
yo—, porque tus Beliebers te aman y estoy segura de que sus hijas también lo
harán —él me sonrió.
—Te amo.
—Y si ellas dejan de amarte,
Jessica y yo lo haremos —murmuré apoyando mi cabeza en su hombro.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Okay, ya pasó la boda y ahora están en Venecia jajaja. Las amo,
lindas. Gracias por estar siempre conmigo, ¡las amo! Besitos a todas, subiré
pronto. No prometo nada, es que tengo la semana cargada de exámenes en el
colegio. Odio el colegio jaja. Buena semana para todas.
Links:
Twitter
Personal: https://twitter.com/AwesomeSwagP
Twitter
Official de las Novelas: https://twitter.com/NovePoli_Jb
Polyvore: http://pau225.polyvore.com/
Messenger:
pau27_lo.mas@hotmail.com
Alguien a
Quien Amar (Novela JB y tú):http://alguienaquienamarjbytu.blogspot.com.ar/
Aprendiendo
a Creer en el Amor (Novela JB y tú):http://aprendiendoacreerenelamor.blogspot.com.ar/
Déjame
amarte (adaptada para facebook): http://www.facebook.com/media/set/?set=a.365324016822226.84032.248815875139708&type=3
Después de
la lluvia (Novela de Facebook): http://www.facebook.com/media/set/?set=a.451498191538141.100021.248815875139708&type=3
Diarioblog: http://hablandodemiconmigomisma.blogspot.com.ar/
Página de
Facebook: http://www.facebook.com/PoliBelieber.
For my
convenience (Novela de Justin Bieber y tú):http://www.facebook.com/media/set/?set=a.453945997960027.100682.248815875139708&type=3.
— Poly—
P/D:
COMENTENN! :)
WAAAAAAAAAAAAAAAAAAA , AMEEEEE EL CAPITULO ! wii rayis y Biebs estan en Venecia jojojo , POLY SIGUELA PRONTO , yo tambien odio el colegio , nos hacen sufrir demasiado jajaja okno , siguelaaaa lysm ♥
ResponderEliminarPlis siguela y cuando puedas has maratón amo la forma en q escribes yo siempre he querido escribir una novela pero siento q no gmtengo buenas ideas como tu si puedes me gustaria q me ayudaras algun dia besos :*
ResponderEliminarMajo
Amo tu novelaaaaa, Enseriooo la Amooo :D Sigueela, gracias a tu novela Venecia esta en la lista de paises a los que quiero ir :D Yeii
ResponderEliminarMe encaaaaaaaaaaaaaanta tu novela, :) soi nueva en comentar y tal!!! pasaros por la mia.. es nueva jijiji :)
ResponderEliminarhttp://tuhistoriaconjuustinbieber.blogspot.com.es/