Capítulo 209°: "¿Te gusto?".

Minutos después, nuestra ropa quedó esparcida por la habitación y nosotros dos abrazados bajo las sábanas. Puedo jurar que con 21 años, casi 22, era la persona más feliz del universo entero y no puedo negarlo, amo acostarme con ___________(tu nombre). Es la mujer más perfecta que he conocido y no quiero conocer a otra, porque es ideal para mí. Sus ojos me vuelven loco cuando me miran dulcemente y cuando se achican debido a su risa, me vuelven loco. Su nariz es la más linda y perfecta que vi alguna vez, en su cara es el detalle perfecto. Su boca es el conjunto de curva más sensual que existe, amo cuando la pinta de rojo oscuro, contrastando con su piel, la hace ver distinguidamente sexy y atrevida. Amo su cuello largo y sus hombros estrechos a medida perfecta de su espalda. Sus curvas, las curvas de su cuerpo, son delicadas y precisas, naturales, pequeñas a comparación de alguna mujer que podamos decir “tiene curvas perfectas”, pero eran las que más me gustaban a mí. Sus piernas eran largas, pero formadas; el ejercicio había incorporado músculos a sus piernas y el bronceado que se daba en los veranos las hacía ver delicadas y elegantes. Amaba a mi futura esposa en su totalidad, desde su cabello hasta las uñas de sus pies. Todo lo que conllevaba dentro y fuera. Su delicadeza, su forma de decir te amo y su forma de sonreír sonsamente cuando se relaja. Amo su forma de mirar a lo lejos cuando canta con el corazón, su forma de hacer rechinar las cuerdas de la guitarra cuando se distrae mirando algo en el público. Su forma de caminar mientras canta en un escenario. La amo, simplemente, la amo.

…La mañana del día siguiente…

Desperté y allí estaba ella, la princesa más real y hermosa durmiendo plácidamente a mi lado, ¡qué linda era! Su cabello, sus ojos, era jodidamente perfecta. Me levanté percatándome de que había visita en casa y ya eran las 08:30 a.m., así que entré al baño y me di una ducha. Me puse un jean, una sudadera azul y unas supras blancas, tomé un gorro de lana y salí a la habitación poniéndomelo.

—¡Oh, qué lindo te vez! —me asusté un poco al oír su voz.

—¡Me has asustado, sonsa! —protesté divertido. Ella rió.

—Hace frío —comentó—. Iré a ducharme y bajemos a desayunar —me propuso—. Tengo noticias.

—¿Qué noticias? —cuestioné.

—En el desayuno te digo, impaciente —murmuró. Se levantó sonriendo y envuelta en las sábanas. Caminó hasta el baño y se metió allí.

—¡Es injusto! —protesté gritando desde afuera.

—¡Oye! —protestó ella— deberás esperar —gritó y escuché el ruido del agua cayendo.

Me senté en la cama, ¿qué noticia tendría ella? Luego de un rato, ella salió. Se veía natural y feliz, era de esas mujeres que el embarazo le sentaba de maravillas. La hacía ver dulce y linda, más de lo que era. Y no me cansaría de decirlo.

—Bien, bajemos —me indicó. La miré frunciendo levemente el ceño.

—No olvido lo de la noticia —le recordé. Ella rió divertida.

—¡Vamos! —insistí.

—¡Qué curioso eres, Bieber! —murmuró. Yo solo reí mientras salíamos de la habitación.

—Vamos, dímelo —repetí.

—Está bien —accedió—. Mañana tenemos una entrevista para una revista en la ciudad, Alison me dijo hace unos días —y justo hoy lo decía.

—¿Habrá fotos? —pregunté curiosamente.

—No —se negó—. Alison se negó a que me tomen fotos embarazada, al menos hasta que yo accediera —entonces, ¿ella no había accedido?

—¿Tú no has querido fotos? —pregunté curiosamente.

—Pues, aún no —me respondió—. Quizás cuando tenga más panza, pero ahora no —repitió.

…La entrevista…

Era hora de que comenzáramos con la entrevista. Llegamos al estudio, ___________(tu nombre) vestía más que natural, venía vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=55491107. Entramos y nos indicaron que nos pusiéramos cómodos en el sillón. Luego entró una chica simpática a hacer la entrevista, supongo.

—Hola —saludó simpáticamente—, mi nombre es Kat, seré su reportera.

—Hola —saludamos al unísono.

—Es un gusto —nos dijo simpática.

—Lo mismo decimos —hablé antes que mi novia.

—Bien, comencemos —nos pidió. Estábamos atentos a su primera pregunta—. Nos preguntamos, en general todos, ¿cómo se sienten estando lejos de la música, es su vida y ya no están trabajando como antes?

—Pues, en realidad estamos trabajando más de lo que ustedes creen —aseguré y miré a mi novia.

—No es algo de lo que puedas alejarte realmente el estudio —aseguró ___________(tu nombre) y tenía razón—. Siempre hay propuestas nuevas y que deben concluirse rápido, así que allí vas otra vez a meterte en el estudio y regresar a grabar.

—Pues, es cierto. Siempre hay algo nuevo por hacer —aseguré. Kat nos sonrió.

—Los veo muy felices —ella tenía una grabadora portátil. Allí estaba grabando—, aún así corren rumores de que están mal como pareja, ¿qué dicen al respecto? —eso era absurdo, estábamos muy bien.

—Es absurdo —pensé en voz alta—. Estamos más que bien, creo que es nuestro mejor momento.

—Las personas siempre buscarán hacernos caer. Además, ya ni siquiera nos ven —pues, vivíamos en el campo, no había paparazzis allí.

—Es cierto, ¿escondes tu embarazo, ___________(tu nombre)? —preguntó sin regodeos. Mi novia rió divertida.

—¿Tú crees? —preguntó— No, no es así —aseguró—. Al contrario, subo fotos a Twitter casi a diario y mi pequeña panza ya es bastante visible. No creo que pueda esconderla —sonrió dulcemente—. Estoy orgullosa y me encanta compartir mi embarazo y mi felicidad con mis fans y las Beliebers.

—¿Las Beliebers que opinan de esto, Justin? —me habló específicamente.

—Hay algunas que están felices y hay otras que se lamentan porque voy a casarme —era divertido, como si yo fuera algún tipo de especie que todas querían y estaba en extinción—. Aún así, porque vaya a crecer no voy a dejarlas. Yo las amo.

—___________(tu nombre) hay muchas versiones de tu nuevo trabajo circulando —aseguró Kat—. Se rumorea que tu nuevo trabajo serán solo baladas y que ya está grabado.

—No, no es así —negó mi novia—. Mi nuevo trabajo no está grabado y sí, en su mayoría serán baladas al estilo Brunni, que es con el que comencé. Lo que está grabado es una sorpresa para todos, ya que nadie lo espera —y el material saldría pronto a la venta, solo que el vídeo de mi futura esposa y Harry, se grabaría luego de que fuéramos padres.

—¿Nos podrías adelantar el nombre de el material que vas a grabar? —cuestionó Kat sonriéndole dulcemente.

—Pues, honestamente no —respondió mi novia divertida—. Ni siquiera sé cómo se llamará.

—Yo sé que quieres ponerle: “Justin mi amor sexy” —bromeé. Kat y ella rieron divertidas, como si hubiese sido la gran cosa.

—¡Qué sonso eres a veces, Bieber! —dijo sin temor mi novia. Yo reí.

—Se los ve bien, enserio —aseguró Kat—. Espero que los rumores no los separen.

—Claro que no —hablé seguro de mis palabras—. Estamos bien y no vamos a separarnos por un montón de palabras que salgan a decir personas sin vidas. Nos amamos y vamos a tener una hermosa hija.

—¿Aseguran que será niña? —preguntó emocionada por la primicia.

—Sí —afirmó mi novia sonriendo.

—Se llamará Jessica Stef —añadí yo. Ya que lo haríamos primicia, que fuera completa.

—¡Oh, qué linda primicia acaban de darnos, chicos! —exclamó Kat, la reportera.

—¡Ay, venderán muchas revistas ahora! —bromeó mi novia. Kat rió, pero sí era así.

—Oigan chicos, ¿piensan televisar su boda? —habíamos hablado de eso con ___________(tu nombre) antes y sí, lo haríamos. Dejaríamos entrar solo 10 cámaras de distintos canales, nada más. Luego repartirían el material o no sé como lo harían.

—Pues, sí —afirmé—. Aunque solo la boda de iglesia, luego la fiesta claro que no será televisada. Pensamos hacer algo íntimo —expliqué brevemente.

—Es decir que todos podrán ver como decimos: “Sí, acepto” —lo dijo con un tono gracioso, como exasperada. Kat la miró divertida y rió.

—¡Será muy tierno! —exclamó Kat.

—Tanto como ver a Justin en pañales —bromeó mi novia, yo fruncí el ceño imaginándome en esa situación. Era vergonzoso.

—¡Pues, vale! —exclamó entre risas Kat—, tú lo habrás visto así, porque yo no y no sé si es tierno.

—¡No lo he visto en pañales! —aclaró—, él no usa pañales —rió divertida.

—¡Oye! No hablemos de mis calzones o hablaré yo de los tuyos —no, claro que no lo haría. Solo decía.

—¡No se vale! —protestó, yo solo reí.

—Son divertidos, chicos —Kat estaba muerta de risa.

—Gracias —dijimos al unísono.

La entrevista terminó divertida, no nos tomamos fotos ya que no era el contrato que Alison había firmado. Así que luego de hablar para ella salimos del edificio y comencé a conducir hacia casa. Estaba nevando un poco y hacía mucho frío para ser las 05:00 p.m. de la tarde. Llegaríamos a casa a las 06:30, si el transito estaba algo pesado.

—Oye —habló mi novia.

—Dime —le pedí. No podía mirarla, iba conduciendo.

—Quiero que Demi cante el Ave María en mi entrada a la iglesia —era una buena idea.

—Me gusta la idea, linda —afirmé.

—También un pianista para la cena —creo que eso Dominic lo tenía planeado.

—Eso está planeado por Dominic, mi amor —le recordé. Creo que ella no había hablado de esto con la organizadora, más bien fuimos mamá y yo hace unas semanas.

—Oh, no lo sabía —confesó ella—. Estoy tan ansiosa, quiero que sea febrero enseguida.

—Y no cualquier día de febrero —reí divertido mientras conducía—. Tiene que llegar nuestro tan ansiado 14 de febrero, el día de los enamorados y de ahora en más, el aniversario de el mejor día de nuestras vidas —y no exageraba. De mi parte, ese día que me uniera con ella por siempre, sería el mejor día de mi vida.

—Qué dulces suenan las cosas cuando tú las dices —pensó ella en voz alta. Sonreí sonsamente, amaba escucharla desprevenida diciendo lo que su mente tramitaba.

—Amo cuando dices las cosas sin pensarlas —confesé yo. Ella rió, con algo de pena si mi conocimiento y mis oídos no fallaban.

—¡No soy tan despistada! —protestó entre risas, eso creía. Se ponía desapercibida más de una vez.

(Casa de los Butler)

Narra Ryan:

¿Cómo pretender que ella no me volviera loco? Era hermosa, totalmente lo que buscaba hace tiempo. Pues, sí. Lo admito, por primera vez en casi 4 años, estaba enamorándome de alguien que no era ___________(tu nombre). Aún así, no era fácil. Hacía dos meses estaba intentando convencerla para salir, quería pasar tiempo con ella. Y no es que no lo hiciera, es que siempre alguien irrumpía cagando los planes.

—¡Oh, vamos Rosa! —insistí. Ella me miró detenidamente— ¿no crees que te he demostrado que te quiero y no voy a ser un pendejo contigo? —sé que ella creía eso de mí.

—Pues, sí lo admito —habló. La miré asombrado—. No creo que seas un pendejo. Me has demostrado que enserio estás comportándote.

—¿Entonces aceptas a acompañarme por un helado? —le pregunté simpáticamente, estaba feliz.

—Solo si prometes que me ayudas a estudiar —era raro, ¿cómo la ayudaría?

—¿De qué hablas? —pregunté.

—Debo hacerlo, cuando termine esta semana tengo que dar un examen para la universidad —me explicó ella. Creo que era eso lo que la traía nerviosa.

—Entiendo —murmuré—, bien te ayudaré con esos libros —me referí a los que traía cargando—. Ahora, ¿vamos?

—Bien, vamos —accedió. Estábamos caminando y la heladería estaba a dos cuadras.

—¿Enserio te gusto, Ryan? —desde que estaba pidiéndole salir, me lo había preguntado muchas veces.

—Claro que me gustas, Rosa. Sino no habría estado siguiéndote casi 2 meses —desde que grabamos en Hawái.

—Es que aquí tienes fama de mujeriego, Ryan —era algo que admiraba de ella, su sinceridad y su valentía para decir las cosas sin problema alguno.

—Lo admito —hablé—, salí con muchas chicas y a la mayoría le rompí el corazón. Pero me enamoré de ___________(tu nombre) hace un par de años —le comencé a contar—, ella ya estaba con Justin y no tuvo ojos de amor para mí, solo de amigo. No lo sé, cuando te veo siento mil cosas Rosa, aún más fuertes de las que sentí alguna vez por ella —me referí a ___________(tu nombre)—. Enserio me gustas y no querría perderte.

—¿Estás seguro? —cuestionó— Porque no soporto que las personas jueguen por mí, y créeme no me gustaría enojarme contigo, me agradas Ryan —mi corazón estaba feliz de escuchar algo bueno sobre mí de ella.

—Estoy muy seguro —respondí—. Enserio, me gustas mucho —repetí.

—Te creo, está bien —me sonrió levemente. Amaba su sonrisa.

En la heladería pedimos dos helados y decidimos sentarnos en una de las mesas del local para disfrutarlo. Y sí, nos creerán locos por comer helado en invierno, pero era un amor loco el que los dos compartíamos por el helado que ni siquiera con el frío podíamos dejarlo.

—¿Me dejas preguntarte algo?

—Es ilógico —rió divertida—, acabas de preguntarme algo —reí junto con ella.

—¿Te gusto yo a ti, Rosa? —solté sin regodeos.

—Pues —se apenó bastante, era raro. Ella era desinhibida—, eres lindo y adorable.

—¿Eso es un sí? —pregunté.

—Sí —afirmó ella con un hilo de voz. Le causaba vergüenza, era obvio. Yo reí por lo bajo.

—No me tengas vergüenza —le pedí tomando su mano sobre la mesa. Se sobre-saltó un poco.

—Lo lamento —me pidió—, es que es nuevo. Yo nunca sentí estar así con algún chico —me explicó. Me causó ternura escuchar eso. En realidad, me encantaba ella.

Narra ___________(tu nombre):

Habíamos llegado a casa después de tanto y tanto hablar en el camino de sonseras sin sentido. Bajamos en casa y nos metimos a dentro, hacía frío y bueno, no pretendería que en Los Ángeles haga calor por Diciembre, era absurdo.

—¿Qué cenaremos? —me preguntó. Estabamos solos otra vez, Jeremy, Diane, Bruce y los niños se habían ido por la mañana.

—No lo sé —a penas si eran las 06:30 p.m.—, es temprano aún. Quizás pueda cocinar yo —me ofrecí.

—Espera —sobre actuó. Yo reí—, ¿estás ofreciéndote para cocinar? ¿Enserio dices? Repítelo —exigió. Yo reí más aún.

—¡Oye! —protesté entre risas— sabes que cocino bien.

—Enserio, cariño —habló otra vez—, el embarazo está haciéndote mal, ¿no crees? —yo no podía dejar de reír.

—Ya basta —le pedí—. Cocinaré si quieres, sino no.

—Ya, a ver, ¿qué cocinarás? —me preguntó.

—¿Quieres raviollis? —le ofrecí sonriendo— de verdura y con salsa blanca —detallé mi primera opción.

—¡Umm! Qué rico —susurró—. Sí, que sean raviollis, princesa.

—Bien, ¿vienes conmigo? —le pregunté.

—Iré a ducharme —me respondió—. Luego vengo y te ayudo a ti y a Jess a cocinar —amaba cuando hablaba de tres, ya de él y yo. Si no que de él, de Jess y de mí.

—Bien —sonreí como una sonsa—, ve sonsito.

—Te amo —murmuró y besó mis labios dulcemente. Amaba el sabor dulce de su boca.

Justin se dirigió a las escaleras, yo a la cocina.

…Minutos después…

—¡Oh, lala! —exclamó Justin entrando a la cocina— ¡Qué linda cocinera eres!

—¡Qué charlatán tú! —exclamé mientras revolvía la salsa blanca en la sartén.

—No digas eso —me pidió abrazándome por la cintura y apoyando su cabeza en mi hombro—. Siempre te ves linda, es cierto. Soy un charlatán diciéndote que solo te vez linda cocinando.

—¡Oh, no puedes ser tan charlatán! —reí levemente. Sabía que Justin no era charlatán, solo exagerado.

—Amo tu olor a jazmines —dijo poniendo su nariz cerca de la piel de mi cuello.

—¡Me das cosquillas! —le recordé entre risas, él rió levemente.

—Eso se ve, exquisito —dijo mirando los raviollis en una fuente, solo debía ponerlos a hervir y luego de colarlos, echarle la salsa blanca.

—Y saben tan ricos como se ven —aseguré volteando levemente mi cabeza, él me miraba fijo.

—¿Ricos como tú? —preguntó sonsamente.

—¡Estás demasiado cursi, Bieber! —él rió.

—Solo digo lo que siento, es decir que tengo sentimientos cursi, ¡genial! —reí ante su vos.

—¡Asombroso! —murmuré yo igual que él.

—Sé que no te resistes a mí nena —no tenía sentido de lo que hablaba, era gracioso.

—¿Qué te has fumado, Justin? —no era normal que hablara tantas sonseras.

—No lo sé, estoy acostumbrado a ducharme a la mañana. La ducha me hizo mal —era ilógico y más gracioso aún.

—¡Estás sonso!

—Y tú ríes de eso —aseguró con vos sexy cerca de mi cuello.

—¡No, no lo hagas! —le exigí. Sabía que iba a morderme el cuello, amaba hacerlo.

—¿Hacer qué? —se hizo el loco.

—Justin —soné severa.

—Está bien —rió levemente—. Otro día será, precioso —le habló a mi cuello. Me soltó y se sentó en una de las sillas.

—Le hablas como si tuviera vida —le recordé. Él rió, también yo.

—Oh, pues es el más lindo. Debería tener vida —ven, ¡Justin hablaba cualquier sonsera!

…Al día siguiente…

Desperté temprano como todos los días, me levanté y me di una ducha. Tomé algunas prendas y me cambié así  http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&id=55694802. Salí del baño y Justin seguía dormido, era tan lindo cuando dormía.

—Te gusta hacer ruido, ¿no? —preguntó aún sin abrir los ojos, luego esbozó una sonrisa.

—¡Me encanta! —exclamé— Solo porque despiertas de buen humor —reí divertida.

—Todo porque duermes conmigo, tú y Jess —aseguró.

—¡Qué lindo eres! —claro que era lindo—. Pero despierta, iremos a la ciudad.

—¿Ah? —preguntó sentándose de golpe—, ¿a qué vamos? ¿Más trabajo?

—Sí, pero no a trabajar, sonsito —me senté a su lado mirándolo—. Iremos a ver cosas para Jess —le recordé—, ¿no lo recuerdas?

—¡Es cierto! —exclamó—. Pero primero hay que hacer otra cosa.

—¿Qué cosa? —pregunté sin recordar algo que hacer. Él se acercó a mí y me besó dulcemente. Sus labios eran los más lindos, como él.

—Besarnos —me respondió sonriendo.

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Sé que no es sábado hoy, pero ya tengo su sorpresa: “http://youtu.be/GFhbirex20c”. Espero que les agrade, intenté hacer el vídeo 7 veces y ninguno me convencía jaja. Las amo :3 pronto volveré a subir. Y el próximo fin de semana (no éste de ahora, si no que el próximo jaja) les haré maratón :) ¡Las amo!  

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— Poly—

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