Capítulo 173°: "Un gusto, Rosa".

 —Gracias a Dios, pude salir de ello a tiempo —sonreí—. Y ahora hasta estoy excedida de peso —pero lo decía sonriendo y orgullosa. No preocupada por ver mis costillas contra mi piel. En realidad, no me preocupaba.

—Pero… estás bien así —me informó Harry. Algo apendejado, diría cualquiera. Pero él no es tan así. Solo… solo es muy cumplidor, dice cumplidos por doquier.

—Tienes músculos en las piernas, los brazos y el abdomen, ¿qué más pides? —preguntó sarcástico Zayn, entre risas.

—Nada —respondí entre risas—. Estoy bien así. Justin me ama así y mis fans no se fijan en mi físico. Es lo que me hace feliz —más que feliz si se podría decir—. Al diablo con los haters. Ellos solo odian que yo respire, para demostrar su inseguridad —yo no odiaba a mis haters.

—Yo antes te creía engreída y sonsa —vi como los labios de Liam se movían diciendo eso y comenzaba a quedar helada—. Pero en realidad, no es así.

—¿Por qué creías eso? —pregunté alarmada. Odiaba que tengan esa imagen de mí.

—No lo sé —se encogió de hombros—. Solo lo creía. Pero no es así como eres, descuida —sonrió dándome confianza. Entonces le devolví el gesto—. Descubrí que eres una gran muchacha, eres agradable y humilde.

—Gracias —sonreí.

Narra Justin:

Desperté poco después de que ___________(tu nombre) se fuera. Debía irme a las 11:00. Así que tenía tiempo de hacer algo aquí, qué haría no lo sé. Pero de tener tiempo, lo tenía.

Me di una ducha, me sequé el cabello, me cambié por unos jeans, un polo azul y supras negras. Tenía el presentimiento de que algo pasaría, qué sería no lo sé. Era de esos días en los cuales presientes algo, pero no puedes tener la exactitud de qué, cómo o cuándo será. Quizás, solo sea un pensamiento traicionero. Solo espero que esto no involucre a ___________(tu nombre), porque eso no sería nada bueno. Al contrario, odiaría eso.

Tocaron timbre, eran las 09:00 a.m. Me extrañó mucho el hecho de que sucediera. Por empezar, nunca nadie había venido. Y por consiguiente era casi nadie las personas que conocían como llegar. Sin más que retrucar en mi mente, arrastré mis zapatos hasta la puerta. Abrí el trozo de madera blanca que se imponía y una linda morena apareció allí.

Su piel era tostada, sus ojos cafés; muy interesantes, su cabello algo ondulado, creo que el viento lo había luchado un rato antes de llegar. Sobre su Hummer blanca, estacionada frente a la casa, una tabla de surf descansaba plácidamente. Traía sandalias, short y una remera con una inscripción grande en el frente decía: “I love surf”. Era fácil deducir que era surfista, además las puntas de su cabello levemente húmedas decían lo mismo. Me mostró una enorme sonrisa perfectamente blanca. Era muy bella y apuesto a que era latina, lo apuesto con quién quiera que sea.

—Hola —balbuceé. Sentía algo raro en el estómago, ¿qué diablos me pasaba?

—Hola —saludó ella—. Soy Rosadela —se presentó.

—Oh —sonreí levemente—, un gusto. Soy Justin…

—Justin Bieber —me interrumpió para hacer saber que me conocía. Le sonreí embobado, no sé qué diablos me pasaba. Su voz me parecía melodiosa y creo que la estaba confundiendo con un ángel.

—¿Puedo ofrecerte algo? —no quería parecer descortés. De alguna extraña forma, sentía la necesidad de hacerla sentir especial.

—No, no —se negó sonriendo. Era simpática, bella—. Solo pasé a saludar —añadió—. Me mudé ayer aquí al lado. Bueno… no tan al lado, digo, tenemos casi un bosque de distancia —dijo divertida.

—Es un gusto —y además se hermosa es mi vecina. ¡Okay ya! Justin Bieber, deja de pensar tantas huevadas.

—Así que… ya sabes —su enorme sonrisa no se borraba, estaba hipnotizándome—, cualquier cosa que necesites, me dices ¿vale? —me avisó.

—Vale —sonreí—. Un gusto, Rosa —naturalmente me salió acortar su nombre. Como si tuviéramos harta confianza.

—Adiós, Justin —saludó sonriendo.

—Adiós —saludé. Ella se volvió a su Hummer y arrancó luego de subir. Quedé allí, helado, paralizado contra la puerta viendo como la camioneta se iba mientras mi mirada también; ¡era bellísima! Pero estaba reaccionando como un pendejo, yo amo a ___________(tu nombre) e iba a casarme con ella.

Narra ___________(tu nombre):

…04:00 p.m…

Me había sentido rara o más aún, Justin no me había marcado y eso era raro. Almorcé con los chicos una ensalada mientras descansábamos. Luego seguimos con el baile, hasta ésta hora. Harry me pidió que lo llevara al hotel, ya que los chicos se fueron antes que nosotros dos. Acepté con gusto.

—¿Cómo vas con Justin? —preguntó Harry mientras yo comenzaba a maniobrar para salir del aparcamiento.

—Mejor que nunca —respondí sonriendo levemente.

—¡Qué dicha! ¿no? —preguntó él sonriendo ampliamente.

—¿Por estar enamorada? —estaba confundida.

—Sí —sonrió—. Ojalá a mí me fuera así de fácil —prosiguió.

—Sigues con Caroline, ¿verdad? —creo que ése era su problema.

—Sí —afirmó—. Aunque vamos y volvemos. Somos tan opuestos —protestó. Pero saben lo que dicen, si no quieres oír la misma música, solo cambia de CD.

—¿Opuestos? —pregunté para mí misma— Debe gustarte entonces esa relación, porque si no, no seguirías así —era lo obvio. Lo lógico.

—Es que… yo la quiero —no era excusa.

—Pero no es excusa, Harry —le informé—. Si duele, es porque debe cortarse por lo sano, ¿no crees? —cuestioné.

—Es difícil cuando no puedes vivir sin esa droga —llamó a Caroline droga, esto era raro.

—Lo sé muy bien —tampoco viviría sin Justin—, pero hay males que matan, en sí… todos los males matan.

—Y es lo que más me asusta —Harry me tenía harta confianza. Era un gran amigo ahora—. Morir de amor.

—¡Aww! —exclamé—. Sonó tan tierno.

—Lo sé —noté su voz algo apenada—. Soné cursi.

—Ser cursi no es malo —le avisé. Él rió divertido.

—Lo sé —afirmó—. No es nada malo.

El silencio se hizo gran partícipe del momento. Cuando llegamos al hotel, Harry se despidió con un beso en mi mejilla y bajó simpáticamente. Conduje hasta casa, en cosa de 20 minutos llegué. Aparqué y bajé para entrar a casa.

—¿Justin? —hablé mientras cerraba la puerta. No sé si estaba o no en casa.

—___________(tu nombre) —me extrañó que me hablara por mi nombre, siempre me decía linda, bebé, cariño o lo que sea.

—Ya llegué amor —le avisé lo obvio.

—Linda, debo irme —me avisó mientras corría hacia mí, yo todavía estaba parada delante de la puerta. Él besó mis labios fugazmente—, te veo cuando regrese —me avisó simpático. Pero aún así, estaba raro.

—Vale —acepté—. Adiós, suerte amor. Te amo —sonreí y él… solo se fue. Creo que me dejó parada atónita. Él nunca se iba sin decir: “te amo”. Pero… ésta vez no lo hizo.

Cerré la puerta helada, confundida, desconcertada. Dejé mi bolso sobre el sillón y tomé mi teléfono. Me dolía algo las piernas, estaba cansada. Subí las escaleras del recibidor y entré al baño. Abrí el grifo de la bañera y me metí allí. El agua tibia me relajaría.

Vi muy distante a Justin, no sé qué le pasaría. A penas me besó y no me dijo te amo al irse. Quizás solo sea mi imaginación y esté siendo demasiado paranoica. No quiero creer que Justin cambió conmigo y ya no me quiere. No puedo pensar eso. No puedo asimilar que posiblemente ya no sea igual, que todo pueda acabar aquí. Creo que estoy yendo muy lejos, que estoy pensando en algo que quizás no significa nada, pero aún así… no puedo eludir la idea de que quizás ese simple acto de no decirme “te amo”, pueda significar el comienzo de una caída fatal. Yo no puedo soportar otra caída. Yo no puedo volver a ser la misma de antes. Simplemente, no puedo.

Terminé de ducharme, salí de la bañera, me sequé y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=46612089&.locale=es. Me peiné el cabello y me maquillé levemente. Mi teléfono me sacó de la paz y tranquilidad, no esperaba la llamada de nadie. Así que tomé mi celular y ver quién me llamaba, me extrañé bastante.

#Vía telefónica#

—¿Aló? —respondí.

—¡___________(tu nombre)! —era Harry, sí. Harry Styles.

—¡Hola Harry! —hola otra vez.

—Oye, te tengo una propuesta —me avisó él. Estaba extrañándome cada vez más.

—Dime —le pedí.

—Los chicos se fueron a no sé dónde y no me llevaron, así que… —suspiró algo nervioso—, ¿cenamos hoy? Solo como amigos, claro.

—Oh, ¡genial! —no iría a cenar sola, eso era bueno—. Sí acepto, Justin no está en casa, así que… ¿pasas por mí? —le pregunté.

—¡Oh, claro! —aceptó él—. Son las… 07:00 —¿ya era esa hora? El tiempo había pasado volando—. Paso por ti a las 08:00, ¿vale?

—Ya —me parecía una hora razonable.

—Bien, te veo luego —se despidió.

—Adiós, Hazza —saludé para luego tronchar la llamada.

#Fin vía telefónica#.

Dejé mi teléfono otra vez en la mesa de noche y me tiré en la cama. Me quedé allí, cerrando los ojos, cuando de repente algunos versos se vinieron a mi mente.

“Tu me laisse tomber

Mon coeur commence à courir

Amour, tu me laissant fuir?

Le traje test faible pour l’automne”

Sonaba bien, pero no quería escribir sobre desamor. Ya no quería llanto, frustración y tristeza. No quería caer en un pozo de canciones insípidas y tristes, otra vez no. Me levanté, rápido, sin ánimos de seguir con esa melodía, no sentía que debiera hacerla y no sé porqué. Bajé las escaleras por el recibidor y salí al jardín. Comencé a caminar mientras el crepúsculo aparecía, los faroles iluminaban muy bien el lugar. Caminé, caminé y caminé, hasta llegar al lago. Me senté en el puente de madera, donde días antes estuve con Justin. Entonces una bocina estalló en mis oídos, de seguro era Harry. Corrí ligeramente hasta la entrada, en cosa de 3 o 4 minutos, estaba allí. Harry había venido en una Hummer negra, bajó la ventanilla de su lado y me sonrió ampliamente.

—¿Ya vamos? —pregunté.

—Sí —sonrió— Mcdonalds está lejos —añadió divertido. La imagen de Justin se vino a mi mente. Hoy había estado tan distinto a los demás días, que hasta diría que no es él. Pero sería absurdo, porque sí lo es.

—Es verdad —afirmé divertida. Subí al carro y Harry comenzó a conducir.

—Tu casa es enorme —creo que más que nada se refería al bosque y todo eso.

—No me extrañaría saber que la tuya también —no la conocía. No había ido a Londres con ellos.

—Me duelen mucho las piernas —se quejó—. Las clases de hip-hop fueron exaustantes.

—Lo sé —afirmé—. También me cansé, pero estoy más acostumbrada que ustedes —lo hice ya antes, cosa que ellos no.

—Lo haces desde antes —masculló—. Puede que solo sepa moverme en antros, no bailar hip-hop.

—Es raro —me entrometí—, no he ido muchas veces a antros y las veces que fui, todos solo beben —es así. Nadie baila, por así decirlo. Solo toman alcohol y se descontrolan, como si fuera la gran cosa.

—Es distinto en Londres —me informó—. Aquí seguramente solo beben, allí no.

—Es lo malo de salir a un antro, nunca sabes cuánto tomarás si es que comienzas a hacerlo —debes tener autocontrol.

—Cambiando de tema, creí que Justin vendría —supuso Harry. Joder, recordaba a Justin y las mariposas de mi estómago lloraban desesperadas. Él había sido tan distante hoy que estaba me había dejado fría.

—Justin se fue temprano —me limité a decirle—. Tenía una entrevista que grabar por la noche.

—¿No fuiste con él? —quizás, si Justin hubiese sido normal conmigo, como siempre lo es, me habría llevado. Pero algo estaba pasándole.

—No, llegué cuando él se iba —quizás, también no fui por ello. Porque cuando llegué él ya estaba yéndose.

—Oh —exclamó—, de todas formas las filmaciones no son muy entretenida desde atrás de cámaras —creo que Harry solo quería hacerme sentir bien con que yo no haya ido. Pero sería bastante imposible. No por no ir, si no por como Justin me dejó atónita con sus acciones.

—Lo sé —sonreí amargamente, de todas formas él no me veía—, es aburrido ver y comer detrás de cámaras —añadí.

—Te gustan los árboles, ¿verdad? —preguntó. En realidad, me gustan los árboles sí.

—Sí —respondí—. No hay nada más bello que ver el crepúsculo pegar en las ramas de los árboles mientras la noche está llegando. Creo que es la mejor escena que puedes vivir en un bosque, ¿no? —ya me estaba poniendo filosófica y cursi.

—Me gusta ver el amanecer desde la terraza de casa, se ve bien —afirmó Harry. No lo dudo, ver el sol entrar o salir, era lo más bello. Siempre lo fue.

—El sol es una imagen muy bella cuando puedes mirarlo —cuando no hace que quedes viendo de colores o en negativo.

—¿Por qué te mudaste? —me preguntó Harry, su curiosidad hoy era grande.

—Extrañaba estar cerca de mi familia, de mis amigos —me encogí de hombros, aunque él no lo viera—. Extrañaba Los Ángeles.

—Los Ángeles, es lindo —aseguró Harry—, pero no dejaría a Londres.

—Londres también es lindo —a primera vista, es amor.

—Amo su ritmo, es lento y aburrido, pero puedes divertirte si quieres —es verdad, Londres… si no sabes divertirte, es aburridísimo.

—Muchos creen que vivir en Los Ángeles es correr, beber, tener sexo desenfrenado y vivir para el trabajo cuando lo deseas —suspiré divertida—. Ojalá fuera así, en realidad… es todo lo contrario. Tú decides qué hacer contigo mismo, L.A se adapta a ti —cosa que muchos no logran entender.

—¿Regresarás a la universidad? —me preguntó Harry.

—No lo creo —luego del próximo 14 de febrero, no lo creo posible—. Luego de casarme el 14 de febrero, no creo volver a estudiar.

—¿Casarte? —cuestionó sorprendido. Olvidé de que nadie más que nuestras familias sabían esto.

—Sí —afirmé divertida—. Me casaré con Justin el 14 de febrero —repetí la información.

—¡Felicitaciones! —exclamó Styles simpáticamente— Deberás invitarme, ¿no?

—Claro —acepté—. Los invitaré a los 5, son mis amigos ahora.

—Me gusta eso —presumió Hazza.

—Estás loco, Styles —le avisé. Él rió divertido.

Después de hablar un buen rato con Harry llegamos a Mcdonalds. Al bajar, una ola de paparazzis y fotógrafos se acercó. Los flashes llovían sobre nosotros.

—Harry, Harry, ¿es verdad que estás en una relación con ___________(tu nombre)? —cuestionó uno de ellos. No nos dejaban circular.

—No, no es verdad —negó Harry—. Solo somos buenos amigos.

—___________(tu nombre), ¿has terminado con Justin? —qué absurda pregunta.

—No, claro que no —respondí. Me cabreaba algo esa suposición, pero de alguna forma hizo que mi corazón tambaleara volviéndose a repleantar algo que… sé que no ha pasado.

—Dicen que la gira comenzará pronto, ¿es verdad? —esto de preguntas al azar estaba martirizándome.

—No podemos dar información —respondí.

—Luego se enterarán —añadió Harry—. Ahora por favor, ¿nos dejan pasar? —los paparazzis desconformes, seguramente, con nuestras respuestas salieron de estorbar el paso y con Hazza entramos a Mcdonalds.

Nos dirigimos a la caja y pedimos dos hamburguesas, claro. Dos refrescos grandes y que por favor, llevara todo a la mesa. Nos sentamos en una de las mesas, algo alejados, pero cualquiera que se propusiera podía vernos, saludarnos, acosarnos o lo que prefiriera.

—Es lo que odio de ser pública —confesé.

—¿Qué?

—Que inventen cosas que no son —expliqué a brevedad—. Por salir a cenar contigo, claro… debo ser tu novia —me enojaba eso.

—Lo sé —afirmó—. Pero te acostumbras —nunca en mis años de carrera logré acostumbrarme.

—Es lo suficientemente difícil para mí, no logro acostumbrarme a escuchar injurias sobre mí —por ello mismo soy de las que no mira TV y solo utiliza Twitter.

—Debes no hacerle caso y ya —se encogió de hombros, como si fuera tan fácil hacerles oídos sordos.

—Me entusiasma la gira —amo recorrer países y ver a los fans—. Sé que las Directioners son adorables.

—Tus fans también lo son —me devolvió el cumplido Hazza—. Son fuertes y simpáticas, eso sí que lo sé.

—¿Cómo sabes? —pregunté extrañada.

—Cuando la presentación de los PCA, luego de ello muchas de tus fans me escribieron a Twitter o Facebook, solo para saber qué había entre tú y alguno de los chicos —resumió—. Entonces tuve oportunidad de charlar con un par de ellas.

—Oh —sonreí—, son muy ingeniosas. Amo ver como se visten para mis conciertos o las páginas de fans que hacen —sonreí encantada de lo que había logrado.

—Me gusta saber que existe alguien que me admira —confesó Harry—. Debe ser la satisfacción más grande, gustarle a alguien por tu talento —y que no sea por dinero, conveniencia o lo que fuere.

—Antes de ser quién soy hoy, era totalmente invisible —confesé—. Era un fiasco.

—¿Enserio? —creo que para Harry era imposible imaginarme.

—Sí —afirmé.

—Yo… siempre fui el ligador —me informó divertido.

—No me espantes, Styles —reí divertida—. Tengo novio, recuerda.

—Solo bromeo —se defendió él—. No coquetearía contigo, estás por casarte —añadió divertido.

Cenamos divertidos, Harry tenía un sentido del humor muy grande. De alguna forma, logré centrarme en divertirme pensando en lo que sería la gira y no atormentar mis pensamientos con la actitud distante de Justin hoy. Antes de que sean las 11:00 p.m, Harry me dejó en casa. Debería verlo mañana, teníamos más ensayos de la gira, solo que serían por la tarde. Llegué a casa, entré y ni rastro de Justin había. Era tarde y estaba cansada. Subí, me cambié por mi pijama y me acosté a dormir.

…Al día siguiente…

Justin había dormido conmigo, pero ya no estaba en la cama. Me desesperé otra vez como ayer, pero intenté calmarme primero. Entré al baño, me di una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=46651329&.locale=es. Me até el cabello en una coleta alta y bajé a la cocina.

—Buenos días —me saludó Justin.

—Hola —saludé. Estaba frío, otra vez. Distante, seco. Eso me dolía.

—…

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Bien, chicas… mañana haré maratón de 2 o 3 capítulos, depende de cuantos más escriba. La novela se está poniendo bien buena jaja. Okay, mañana responderé los comentarios en una entrada aparte, porque son varios y ahorita estoy preparando el maratón. Espero les guste el capítulo y no desesperen, responderé mañana los comentarios. Lo prometo. Las amo (:

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