Capítulo 180°: "En la guerra del amor todo se vale".

—¡Actúas como la maldita insensible que conocí cuando solo tenías catorce! —me gritó poniéndose de pie. Entonces, mis lágrimas llegaron. Él sabía que si era así solamente era porque estaba mal, necesitaba ayuda. No porque me gustara.

—¡Estás siento tú el insensible! —le grité poniéndome de pie también, solo que era más baja que él— ¡Tú solo dices eso porque no recuerdas que yo era así gracias a mis problemas! Eres tú el que está juzgándome, ¡yo solo estoy pasándola bien! Al igual que tú con Rosadela, ¡si no te gusta, pues aíslate en un frasco y múdate a Alaska, Justin Bieber! —le grité furiosa.

—Olvidas que yo no estoy tomándolo como divertido a estar lejos de ti —me gritó él, los dos estábamos llorando.

—¡Tampoco me gusta estar lejos de ti, Justin! —le recordé en una voz normal, débil pero normal—. Odio la idea de que quizás, ya estés con ella. Pero… ¿qué diablos puedo hacer yo? —pregunté.

—Lo que estoy esperando desde que te fuiste —me respondió él.

—Que regrese —pensé en voz alta.

Justin se acercó a mí, no podía moverme. Estaba tiesa, dura como una estatua. Agarró mi cintura con una mano, mi nuca con la otra y sus labios se posaron ansiosos sobre los míos. No podía resistirme al poder que él ejercía sobre mí. Una electricidad recorría mi cuerpo con cada movimiento suave y delicado que sus labios proponían. Yo nunca podría dejar de amarlo, fuera lo que fuera que sucediera entre nosotros. Hay cosas que simplemente suceden, que simplemente te marcan y se quedan allí para siempre, así es mi amor por Justin.

—Lo lamento —se disculpó él retrocediendo—. Tú estás con Ryan ahora —era algo así. Yo solo salía con Ryan.

—Y tú con ella —musité por lo bajo, pasando mis dedos por mis labios, intentando recobrar el calor de su boca sobre la mía.

—Debo irme —me avisó incómodo. Me dolió, él no negó estar con ella. Él no negó que esté saliendo con Rosadela.

—Adiós —me despedí. Su mano acarició mi mejilla dulcemente y luego se marchó.

Me senté en el sillón pesadamente, sin quitar los dedos de mi boca. Las lágrimas aparecieron a empañar el momento. Tenía calor, estaba cansada y transpirada, pero… me daba igual, todo me daba igual, yo solo quería salir corriendo a frenar a Justin y decirle que nos vayamos lejos, donde no existan ni Rosadela ni Ryan, irnos a Atlántida si es posible que sucediera, para estar juntos y felices otra vez. Pero hay algo que todo mundo tiene, en mayor o menor cantidad, y se llama orgullo. Se atraviesa en tus impulsos frenándolos con fuerza sobre natural, dejando tus sentidos adormecidos por algo, que para disimular, llamamos “sentido común”. Algo que muchas veces nos priva de lo mejor, por miedo a “perderlo todo”.

No recuerdo un momento en mi vida en que todo lo haya arriesgado, en que haya corrido el riesgo de perderlo todo, hasta conocer a Justin. Ser su novia, no fue tarea fácil. Él, después de todo, es Justin Bieber; quizás repita como CD que es un chico normal cumpliendo su sueño, pero los demás no creen eso… solo es Justin Bieber la estrella pop. Mal interpretan ser público, con no ser humano. No dejan tener vida, sentimientos o algo así. Él debe decir lo mismo de mí, yo soy tan famosa como él; con una sola diferencia, él tiene fans que son pasionales, tanto que podrían llegar a matarme para que solo dejara de ser su novia, si es que lo siguiera siendo. Mis fans, al contrario, me apoyan en mucha de mis cosas, ellas amaban a Justin y los hombres solo se conformaban con oírme cantar, ver mis fotos o cualquier cosa; no han llegado a odiar a Justin ni mucho menos. No es que quiera decir que esté mal. Es solo, que comienza a doler y crees que todo lo que tienes va a perderse, tal como me sucedió gracias a la aparición de Rosadela. No la odio, ni mucho menos, yo sé bien lo que se siente.

Subí a la habitación, me di un baño y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=47014551&.locale=es. Metí en mi bolso mi teléfono, mi I-pod, un poco de maquillaje. Todo lo que una mujer metería en su bolso, claro. Peiné mi cabello con una trenza algo desprolija que caía por mi hombro hacia mi pecho por el lado derecho, me maquillé, lo suficiente como para estar presentable. Iría con Alison a un estudio, ya que debíamos organizar las cosas para las fotografías de la gira, las cuales se tomarían en más o menos 1 semana. Antes de que pudiera acabar de alistarme, tocaron timbre.

—Hola —saludé a Alison. Hoy no la había visto, después de todo solo trabajamos con Mama Jan.

—Hola —saludó ella y entró.

—Estaba terminando de alistarme —le avisé mientras me dirigía al sillón, para terminar de arreglarme mis zapatos.

—El fotógrafo será Tierry Richardson —un estupendo fotógrafo.

—¿Él? —cuestioné obnubilada.

—Él mismo —sonrió Alison.

Narra Justin:

(Hollywood)

Había vuelto a casa y Rosadela decidió hacerme una visita. Yo… no estaba bien, al contrario. Besar a ___________(tu nombre), solo me produjo melancolía, anhelo de tenerla de nuevo, pero es imposible. Ella parece estar bien con Ryan. Ella no lloró porque yo le dijera cosas respecto a su “no amor”, si no que lloró porque le dije insensible, lloró recordando lo que fue. ___________(tu nombre) definitivamente, ha cambiado y gran culpa de todo es mía.

—Estás pensativo —afirmó ella, estábamos sentados en el jardín, bajo un enorme árbol. Ésta casa solo me recordaba a ella.

—Fui a hablar con ___________(tu nombre) —no estaba mirándola. No podía hacer más que mirar a lo lejos, perder mi vista entre árboles, montañas y el horizonte.

—Estás mal, ¿qué sucedió? —preguntó ella, la notaba algo compenetrada, pero entristecida.

—Está saliendo con Ryan —confesé—. Ella, ella está feliz con él —o eso al menos pareció—. Y además de ello, la besé.

—¿Por qué la besaste? —preguntó. Claro, debe de creer que soy un amigo sin códigos, que besa a las chicas de sus amigos. Pero… ella no sabe que detrás de esta simple ruptura, hay años de encuentros y desencuentros.

—No lo sé —me encogí de hombros con los ojos húmedos. La sensación de sus labios, el sabor a su labial, nunca se iría de mi recuerdo—. Hay veces que necesitas un último beso para guardar en el recuerdo y dejar ir el resto.

—No la llores —me aconsejó ella—. Quizás, ella no era la indicada, quizás ___________(tu nombre) no vale tus lágrimas. Ella te ha abandonado —Rosa lo dice porque no sabe que es ella la causante de que el amor de mi vida se haya ido.

—No puedo decir que no lo vale, porque es parte de mí —es mi vida, si podría decirse. Ella se va y yo me derrumbo.

—Se le llama amor —me explicó Rosadela—. A veces, solo es temporal.

—Lo sé —afirmé. Pero estaba más que seguro de que ___________(tu nombre), no era temporal, solamente.

—Si hay algo mal, sé que es que el corazón no tenga un simple botón de “Reset”, sé lo que duele. También he amado —confesó mi amiga—. Pero también sé que llorando, nada se resuelve. Si quieres, debes luchar por ella y su amor, de lo contrario debes hacerte la idea e intentar olvidar —¿olvidar? ¿tan fácil sería?

—No sé si es fácil, más bien… no es fácil olvidar a quien marcó tanto tu vida —como lo hizo ___________(tu nombre).

—Nunca amé tanto a alguien —al parecer, notó mi amor hacia mi ex novia.

—¿No has tenido novio? —pregunté confundida.

—Salí con chicos, pero… no soy la clase de chicas que esté pendiente del amor como para vivir sufriendo por él —yo… yo solo no podía quitar mis ojos en blanco de la nada mismo. Estaba… mal, muy mal.

—Tuve dos novias antes de ___________(tu nombre), pero ninguna fue como ella —suspiré dejando a mis pulmones luego exhalar el aire cómodamente—. Cuando la conocí, solo era una chica de 14. Salía, en aquel entonces, con un maniático, hasta llegaba a golpearla. Pero la defendí un par de veces, ella me odiaba. Después de un tiempo, comenzamos a conocernos. Ella trabajaba conmigo, pero como Anna Love, se escondía detrás de una peluca porque odiaba la idea de la fama. Una vez en Londres, fui a verla. Ya estaba enamorado de ella, y… solo la besé. Los paparazzis nos descubrieron, entonces debió confesar lo de Anna. Nos separamos un par de veces, pero al menos seguíamos hablando, hasta que entró a rehabilitación. Sufría de anorexia.

—¿Era anoréxica? —cuestionó sorprendida Rosa.

—Sí —afirmé yo—. Era anoréxica. Cuando salió, estaba de novia con Cody Simpson. Ni siquiera me hablaba. Luego de casi 2 años, regresamos. Hace unos 6 o 7 meses y ahora… me ha dejado.

—Seguro hay alguien más entre ustedes —¿a caso no se da cuenta que es ella?—. Pero… si se ha ido, debes continuar.

—Rosa —suspiré levemente—, ella me dejó porque no sé lo que siento por ti.

—¿De qué hablas? —preguntó confundida. Como si algo la hiciera dudar de mis palabras.

—Desde ese día que te vi, me siento raro al estar contigo. Amo a ___________(tu nombre), pero no puedo quitarte de mi cabeza —confesé agachando la cabeza. Me daba algo de pena. No por Rosa, si no por ___________(tu nombre).

—¿Por qué no me lo has dicho antes? —me preguntó.

—Quizás, indirectamente, esperaba tener lejos a ___________(tu nombre) —supuse. Miré a Rosa, ella sonreía ampliamente. Como si un cuerno le importara mi ex novia.

—Justin… —me miró fijamente a los ojos. Tenía una mirada segura y fuerte— tampoco sé que siento por ti.

—No esperaba oír eso —musité sorprendido. Aún así, no me quitaba la sensación de vacío dentro de mí, quería los labios de ___________(tu nombre) besándome otra vez, no podía evitarlo.

—¿No lo has notado? —preguntó ella— Yo… yo vivo buscándote o pidiéndote favores, porque quiero estar cerca de ti —lo dijo como si fuera algo obvio. Quizás lo era, pero me preocupaba más que mi Smilove volviera que otra cosa.

—Quizás me preocupé por otras cosas —mascullé. Y agaché mi mirada, no lo sé. Me sentía sucio, pendejo, mentiroso.

—Justin… yo sabía que ella te dejaría, pero “en la guerra del amor todo se vale” —en un momento, sentí ganas de acribillarla, pero no… no lograría nada bueno haciéndolo.

—Pero, ¿por qué lo hiciste? —cuestioné algo cabreado.

—Te vi tan estructurado con ella, salían juntos, almorzaban juntos, dormían juntos, hacían todo juntos. No tenías espacio, ¿te gustaba eso? —creo que lo preguntaba algo confundida. Como si antes vio que yo “odiaba eso”.

—Rosa yo…

—Solo tienes 21, Justin —me recordó ella—. No es edad de atarte tanto a alguien —lo decía como si ella supiera, como si sabría lo que se siente atarse tanto a alguien.

—Pero yo la amo —afirmé. Mi cabeza estaba hecha un lío.

—Está bien, Justin —suspiró y se levantó resignada—. Ve por ella, si es lo que quieres. Que ella te deje a la primera, sin luchar por ti. Se nota que te ama tanto como dice —farfulló con sarcasmo. Comenzó a caminar, mi impulso por seguirla fue grande.

—¡Rosa, no! —grité y la corrí, para tomarla por el brazo e impedir que se vaya.

Narra ___________(tu nombre):

(Beverly Hills)

Regresé del fotógrafo y frente a casa en el porche Ryan estaba sentado, en uno de los escalones. Lo reconocí por su coche. El crepúsculo estaba cayendo. Pero estaba feo, había nubes muy pesadas y apenas unas chispas inofensivas de aire caían. Aparqué y me bajé del auto, hacía algo de frío. Justo como esos días de otoño que no sabes si elegir mangas largas o mangas cortas. Un clima que mucho tiempo antes me habría sido total inspiración para que escribiera una hermosa canción.

—But —abreviación de Butler—, ¿desde cuándo estás aquí? —le pregunté.

—Hace rato —respondió con una sonrisa en el rostro y poniéndose de pie.

—Hola —saludé. Él se acercó y besó mi mejilla, esperando que yo corra la cara, para robarme un beso en los labios. Yo sonreí apenada.

—Hola —respondió.

—Pasemos —estaba comenzando a llover.

Entramos a casa, luego de cerrar la puerta nos dirigimos a sentarnos en los sillones de la sala. No me parecía extraño que estuviera aquí, al contrario. Me parecía muy predecible su presencia en mi casa, claro… estaba saliendo conmigo; era obvio que vendría.

—¿Te convido algo? —pregunté. Ryan no dejaba de verme sonriendo.

—No, gracias —respondió—. Vine a verte, lamento no avisarte antes. Creí que estarías aquí.

—Estuve con Alison, tuve que ir a ver algunas cosas de la sesión de fotos de la gira —le expliqué a brevedad. Me sentía mal, no solo por haber besado a Justin saliendo con Ryan, si no por miedo a no enamorarme de éste y que él sufra.

—Eres hermosa —comentó totalmente fuera del tema.

—Ryan —debía ser valiente y decirle las cosas—, tengo algo que decir…

Si hay algo que he aprendido con 19 años es a que las cosas se dicen de frente, directamente. Sin herir a las personas, debemos ser sinceros. Expresar lo que sentimos con palabras exactas y justas, porque de eso se trata. De estar bien los dos, de saber de qué piensa el otro de mí, como lo que yo pienso del otro también. Por primera vez en mi vida, sería valiente.

—Dime —me pidió él simpáticamente. No creo que esperara mis próximas palabras.

—Ryan, deberíamos cortar esto por lo sano —solté sin regodeos—. Eres un buen amigo y un chavo muy bueno, pero no puedo hacerte ilusionar con algo que sé que no funcionará —confesé. No miraba sus ojos, sé que se sentiría mal.

—¿Por qué me dices eso? —cuestionó, pero no notaba una diferencia en su voz— Eso ya lo sabía.

—¿Cómo que lo sabías? —pregunté confundida.

—___________(tu nombre), yo sé que amas a Justin y que si debes volver con él, deberé dejarte ir —aseguró Ryan a modo de respuesta. Creo que ya lo tenía tan asumido como cualquier otra cosa.

—No puedo creer que lo tengas tan asumido —musité incrédula.

—Es que… me has hecho entender qué sentían las muchachas cuando yo jugaba con ellas —¡Ouch! Eso me hizo sentir terriblemente culpable. Me hizo sentir que él cree que juego por sus sentimientos—. No quiero decir que tú juegues, solo que yo me presto a jugar, más bien yo hago el juego tú solo participas, y me gusta eso.

—¿Te gusta que juguemos? —cuestioné confundida. Era raro, a nadie le gusta eso.

—Sí —afirmó Ryan—. Al menos, puedo besarte un tiempo, hacerte sonreír hasta que Justin regrese.

—¿Y si no vuelve? —lo sé, soné pesimista—. ¿Si Justin me deja para siempre?

—¿Crees que eso suceda? —asentí levemente. Dudosa, pero lo hice. Quizás, él elegía a Rosa antes que a mí, pues en ese caso me dejaría para siempre. Aunque duela, debo considerarlo—. Pues, en ese caso, prometo enamorarte. Juro que haré hasta lo imposible porque me ames. No lo hago ahora, porque estaría mal. Yo sé que aún estás en el camino de Justin —Ryan era tan lindo y correcto conmigo y con Justin.

—Gracias, Ryan —sonreí levemente mientras me cambiaba de sillón hacia donde él.

—¿Salimos a cenar hoy? —me propuso él.

—Está bien —sonreí levemente y él besó dulcemente mis labios—, ¿vamos ya? Son las 08:00.

—Vale —sonrió—. Vamos ya, pero antes —jaló de mi mano haciendo que me acercara a él y me besó algo apasionadamente.

Salimos de casa y salimos en su camioneta. Mientras él comenzaba a conducir encendí la radio. Sonaba una grande, como lo es Amy Winehouse con una de mis canciones favoritas “You Know I’m Not Good”. Hablar de tu actual historia amorosa con tu amante sentada en un bar con tu ex marido. Decir que lo extrañas, después de quedarte con tu amante, y después de todo al final, quedar con tu ex esposo como amante y tu ex amante como novio. Creo que es la simple historia de una persona que se equivoca en elegir a su amante antes que a su esposo. Temo que eso suceda como Justin y yo, después de unos años, solo termine teniendo sexo con él en algún hotel de la ciudad mientras fumo un cigarrillo y me emborracho con whisky.

—Me gustaba Amy —rompí el silencio.

—¿Amy Winehouse? —preguntó— La que murió hace un tiempo, ¿verdad? —quiso asegurarse de que era ella de quien yo hablaba.

—Sí, ella misma —respondí—. A pesar de ser adicta y alcohólica era una gran compositora y cantante.

—Es verdad —afirmó él.

—Sabes… esa canción me da una hipótesis de la historia que podría vivir con Justin —me referí a la que sonaba en la radio.

—¿Por qué? —creo que no entendía bien la canción.

—Amy cuenta la historia de un amor algo confuso. Ella se había casado, pero tenía un amante. Dejó a su esposo por ese amante, después de un tiempo ella vuelve a excitarse pensando en su ex esposo, entonces éste se convierte en su amante. Imagínate esta historia pero Justin es Amy, Rosadela la amante y yo la esposa —le sugerí—. No quiero terminar teniendo sexo en hoteles y bebiendo whisky hasta perder la conciencia.

—¡Eso no pasará! —aseguró Ryan seguro de sus palabras entre una risa algo divertida.

—No lo sé —nadie lo sabía. Nadie.

—Vamos, ___________(tu nombre). Tú nunca terminarás como la clase de gente que describe Amy, tú no eres de ese entorno —quizás, pero no lo sé.

Narra Justin:

(Hollywood)

—¿Qué? —preguntó ella volteándose a verme.

—Lamento actuar así —me disculpé algo apenado—, es que…

—¿Es que, qué? —preguntó ella ante mi prolongado silencio.

—¡Es que me da mucha tristeza lo que sucedió con ___________(tu nombre)! Aún así, tienes razón. Ella se dio por vencido —aunque me cueste admitirlo, era así.

Ella se acercó a mí, correspondí a eso y me acerqué a ella también. Olía a agua salada, olor al mar. Eso me gustaba, me gustaba el mar. De repente nuestros labios se encontraban rozándose, eran suaves y cálidos. Comenzamos a besarnos, como si lo necesitáramos; con pasión y dulzura a la vez.

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¡Sé que hace mucho no respondo y tardé en subir este capítulo! Es que comencé danzas y tengo un show pronto, tengo muchos ensayos. Además, el colegio estuvo pesado esta semana. Pronto haré maratón, lo prometo. Y los comentarios los responderé en la próxima entrada, lo juro. Estoy con prisa porque hoy es el cumpleaños de mi prima y debo irme a alistarme. Las amo, chicas. Gracias por todo.

La canción de Amy es ésta: http://www.youtube.com/watch?v=ur6CiBYQCbg&feature=relmfu

—Poly—

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