viernes, 3 de enero de 2014

Capítulo 10°: "No quiero que seas parte de mí, ya no más".




—No llores, preciosa —¿le había dicho preciosa? ¡Diablos!
—¿Cómo esperas que no lo haga? —su voz se apagaba y al parecer estaba demasiado malcomo para notar que le dije preciosa— Estoy destruida. Creí que podía confiar en Ryan.
—Hablaré con él cuando lo encuentre —le aseguré—.  Si quieres te llamo más tarde.
—Eso estará bien —sonó más tranquila—. Solo dile lo que te pedí a Ryan, por favor.
—Está bien, lo haré. Pero sé que querrá hablarte, ___________(tu nombre) —ella suspiró.
—En ese caso, solo le diré lo que te dije a ti y colgaré. No quiero verlo jamás. No es nadie para mí ahora.
—Te llamo más tarde. No llores, debes mantenerte fuerte. Hay cosas peores —ella suspiró e imaginé su bella sonrisa amarga, apagada, vacía.
—Gracias, Justin. Espero tu llamado —murmuró y colgó luego.
#Fin vía telefónica#.




Iba a matar a Ryan. No iba a permitirle que lastime así a ___________(tu nombre), ¡claro que no! Me levanté de la cama en un salto, eran casi las 11:00 a.m., ¡demonios! Sí que había dormido. Entré a la habitación de huéspedes con toda autoridad, ¡estaba furioso!



—¡Ryan! —grité furioso, él solo no me escuchó—, ¡Ryan! —él fregó sus ojos abriéndolos lentamente.
—¡Demonios! —protestó en voz baja. “Resaca”, pensé— ¿Qué pasa Justin?
—Acaba de llamar tu novia —añadí de mal humor y tiré el teléfono en la cama para que lo tomara—. Estás, oficialmente, soltero. Ella te ha dejado porque ha visto fotos tuyas y de la puta que tenías anoche en el antro —Ryan estaba pálido como el papel, anonadado. Ni siquiera las palabras le salían de la boca.
—¿Qué? —fue todo lo que dijo.
—Lo que acabas de oír. Has perdido a tu asombrosa novia por querer follar un rato, ¡felicidades! —él me miraba sin expresión alguna.
—¿Qué te dijo? —me preguntó con la voz apagada y sus ojos humedeciéndose levemente.
—Que no quiere saber nada de ti, te odia. Me dijo que te informara que han terminado y que no te molestes en llamarla, porque te dirá lo mismo que me dijo a mí —las lágrimas comenzaron a caer por el rostro de mi amigo y a pesar de que me dolía verlo sufrir, se lo merecía por pendejo.
—No puedo perderla —se susurró a sí mismo—… Justin, yo la amo.
—Deberías haberlo pensado anoche —estaba demasiado enojado como para ser compasivo—, ¿qué mierda has hecho? ¿Te has acostado con ella? —vi la culpa en su rostro, ¡claro que lo había hecho!
—Fuimos a su departamento, me sedujo, no pude contenerme —pasé la mano por mi cabello nerviosamente.



Estaba frustrado, quizás más frustrado yo que él. Todo se debía a que oír el llanto de ___________(tu nombre) y sus sollozos a través del teléfono, me hacían sentir desesperado. Necesitaba protegerla y era algo que iba contra cualquier moral que pudiera imponerme. Sin respetar principios o amistades, necesitaba estrecharla entre mis brazos y hacer que dejara de sufrir por alguien que solo buscó follarla. Ese hecho quedó mucho más que claro. Ryan no había cambiado. Solo estaba deslumbrado por no obtener lo que esperó de la preciosa ___________(tu nombre y apellido).



—Creí que habías cambiado —murmuré algo más calmado, sin embargo, enojado aún—. Ella no se merecía que le hicieras esto.
—Ella no lo merecía —repitió mis palabras mientras seguía derramando más lágrimas—. Siento vergüenza, me siento devastado. Justin, la he perdido y ella es todo lo que quiero.
—¿Es todo lo que quieres, seguro? —él se quedó mudo— Porque desde que me dijiste que querías que fuera tuya y no accedió deduje que era solo sexo.
—¿Por qué la defiendes tanto? —su pregunta me dio la certeza de que era lo que yo creía y eso me llenó de coraje.
—¡Porque ella creyó en ti, Ryan! —sus ojos estaban abrumados, desesperados, tristes— Y tú le has fallado.
—¿Estás enamorado de ella? —un nudo se atravesó en mi garganta y luché por mantener mi postura— ¡Es eso! —clamó victoria sin dejarme hablar— Debí suponerlo.
—¡Estás loco! —hablé más fuerte que él haciéndolo callar—. Yo no te traicionaría de esa forma. Tú solo la has cagado, Butler.




Narra ___________(tu nombre):




Hablar con Justin me había puesto un manto de tranquilidad encima, mucho más saber que volvería a escuchar su voz más tarde. Aún así mi corazón me pesaba y mis ojos estaban hinchados de tanto llorar. Había llorado sin parar desde que vi las fotos, a las 08:00 a.m., me maldije por entrar ese bendito día a internet, ¡jamás lo hacía!

Aparté mis pensamientos y me duché, luego me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=109159140 y me dirigí al hípico. Casi como una criminal huyendo de la gente, me introduje en las caballerizas y entré donde estaba Donato.



—Hola, precioso —mi voz era apagada, dolida. No soportaba la traición de Ryan—. Necesitaba verte, ¿sabes? —mi voz comenzaba a quebrarse— Jamás me he sentido tan vacía. No creí que la traición doliera así —acaricié su cabeza cariñosamente, él se tranquilizó de su alegría bajo mi tacto—. Me ha robado todo lo que le di, Don. Sin embargo, siento que no me ha dado nada a cambio, solo dolor, lágrimas, sufrimiento —intenté reprimir mis lágrimas, pero fue en vano—. Soy una tonta. Jamás debí creer en él, pues, el zorro pierde el pelo y no la maña. Él siempre fue un mujeriego —saqué una zanahoria de mi bolsillo, la cual había tomado del lugar de la comida en la caballeriza y Donato la comió con facilidad—. No sé si podré volver a creer en el amor.



Mi teléfono vibró en mi bolsillo, lo ignoré hasta que recordé que podía ser Justin, así era. El número que tenía registrado bajo el nombre de “Justin Bieber” aparecía en mi teléfono. Rápidamente enjuagué mis lágrimas y me tragué el nudo intentando dejar de llorar. Apreté el botón verde.



#Vía telefónica#
—¿Aló, Justin? —mi voz se oyó apagada, pude sentirlo yo misma.
—___________(tu nombre), cariño, estás llorando —era la voz de Ryan y él también estaba haciéndolo, estaba llorando.
—¡No quiero hablar contigo, Ryan! Eres un imbécil —intenté seguir pero las lágrimas me ahogaron otra vez esa misma mañana.
—Déjame explicarte como fue todo —me suplicó.
—¿Qué dirás? ¡Déjame adivinar! —tomé coraje en un suspiro para seguir— Me dirás que ella se abalanzó sobre ti, que te apuntó con un revolver para que la besaras de la forma en que la has besado, ¿entonces, cuál de las dos es? ¿O dejarás que deduzca otra hipótesis de lo que pudo suceder?
—No llores —me pidió en un hilo de voz. Mi corazón se hinchaba de ira, rabia.
—Ya no creo en ti, Ryan —solté en un susurro—. No quiero que seas parte de mí, ya no más —sin nada que añadir, solo colgué.
#Fin vía telefónica#.



—Soy una tonta, una llorona. Debilucha —me doblegué ante Donato, él simplemente era el único ser vivo que escuchaba, sin tomar parte a opinar—. Sabes algo —en un gesto poco femenino y agradable, fregué mi congestionada nariz con el dorso de mi mano—, voy a ganar la competencia. Y a partir de mañana entrenaré contigo, porque irás conmigo, ¿sabes? Tania tiene tiempo de competir luego. Si voy a hacerlo, quiero hacerlo contigo, viejo amigo. El único que me ama incondicionalmente —me abracé a su cuello—.  Seré fuerte esta vez, pero no volveré a enamorarme. Ya no.




Narra Justin:




Ryan había hecho una gran catarsis del porqué de su falla y había ideado un gran plan para su reconquista, sin embargo, después de la llamada telefónica, él calló como un castillo de naipes cuando la brisa lo atraviesa. Salió cerca del medio día a la reunión con Will, se veía serio, distante, profesional. Ryan no era así, estaba escondiéndose, estaba herido. Y yo, estaba en medio de una situación que me atormentaba. Si tomaba partido por ella, Ryan se enojaría. Y si lo hacía al revés, sería injusto con ella y con mis propios sentimientos.

Recordé que iba a llamarla más tarde, pero sentí la duda de sobre qué debíamos hablar, ¿sobre Ryan? ¿Sobre como marchaba su día? ¿Sobre qué diablos iba a hablarle? Suspiré, me convencí de que solo el escuchar su voz me tranquilizaría y tenía la certeza de que mi voz le producía lo mismo. Tomé el teléfono mientras entraba a mi habitación, me recosté en la cama y esperé pacientemente a que ella me atendiera.



#Vía telefónica#
—¡Ryan, te he dicho que no quiero…! —ella había quedado con que Ryan la llamaba desde mi teléfono.
—Oye —la interrumpí con voz suave—, no soy Ryan. Soy Justin.
—Oh, Justin —susurró ella aliviando el tono de su voz—. Lo lamento, he creído que Ryan otra vez intentaba persuadirme de que lo escuche.
—No, él se fue a la reunión con Will —le expliqué.
—No sé nada de ello —Ryan también le ocultaba cosas—, pero tampoco quiero saberlo.
—¿Qué tal has estado? —ella suspiró divertida, si mi instinto no fallaba.
—Bueno, puedo mentirte y decirte que he estado bien.
—Pero eso no sirve de nada —le recordé. Ella solo guardó silencio algunos segundos—. Sé que te la has pasado llorando, puedo notar que tu voz aún pende de un hilo en tu garganta.
—Observador, Justin. Muy perspicaz —al menos, tenía un poco de humor aún—. Y bueno, para serte franca, he batido mi propio record de llorar casi cuatro horas sin pausa alguna —suspiré sintiendo como eso hacía que mi corazón pesara. Ella lo quería.
—Me gustaría estar allí para contenerte —solté sin pensarlo—. Ryan se ha comportado como un real pendejo.
—Bueno, puedo concentrarme en otras cosas como, no lo sé… la competencia, quizás comience a estudiar. No caeré —me alegró oír eso. Me llenó de esperanzas, de alegría.
—Yo no dejaría que caigas —soné como un ligador, lo sé. Pero solo quería que se sintiera segura y no, no la dejaría caer.
—Gracias, Justin —soltó al cabo de unos segundos—. No creí que esto pasaría y que estarías conteniéndome de la forma en que lo haces. Es demasiado considerado de tu parte, ni siquiera debes hacerlo. Gracias, enserio.
—No lo hago por deber, ___________(tu nombre). Lo hago porque me hace bien saber que al menos puedes desahogarte con alguien —pude oír un leve soplido y deduje que esbozó una leve sonrisa involuntaria. Mi corazón rebozaba de alegría otra vez— ¿Estás sonriendo? —me animé a preguntar.
—Como una idiota lo haría —me respondió ella en un tono algo alegre—. Ryan se enojaría si sabe de esto, Justin —me advirtió ella.
—No me interesa —mucho menos después de saber que le saqué una sonrisa—. Yo también podría enojarme.
—No pierdas tu amistad por esto, Justin —me pidió ella—. No vale la pena, ni siquiera me conoces.
—No lo haré, no te preocupes —mi tono sonó un poco apagado, no controlé eso—. Oye… ¿me dejas hacerte una invitación?
—¿De qué hablas? —cuestionó ella confundida.
—Bueno, la última premiere de mi película es en Canadá, específicamente en Toronto, ¿me acompañarías? —solté algo nervioso.
—Justin, irá…
—Ryan estará aquí —la interrumpí—. La premiere es mañana, sábado, a la noche. Si me dices que sí, iré a buscarte a tu casa a las 06:00 p.m., para estar a las 07:00 p.m. en el evento.
—Bueno… —su voz tembló pensativa—, supongo que no le haría mal a nadie que fuera contigo.
—¡Oh, genial! —susurré en un suspiro dibujando una feliz sonrisa en mi rostro.
—Oye, ¿y qué debo vestir? —sonreí otra vez ante su pregunta, ¡era tan angelical!
—Bueno, con un vestido estará bien. Ve sencilla, siéntete cómoda. No permitiré que nadie te critique, irás conmigo. Aún así, no te sientas presionada. Sé tú misma —ella suspiró del otro lado, ¿enamorada? ¿aliviada? ¿agobiada, quizás? Moría porque fuera el primero.
—Veré qué puedo hacer por no decepcionar —murmuró simpáticamente, era reconfortante oírla así.
—Estoy seguro de que no lo harás —no podía ocultar la alegría de mi voz—. Oye, ¿estás ocupada? ¿Prefieres hablar más tarde?
—Estoy todo, menos ocupada —confesó—. Más bien, solo Donato está escuchando.
—¿Donato?
—Mi caballo —murmuró ella.
—¿Estás en la caballeriza?
—Sí. El único lugar en el que puedo pensar y desahogarme —me explicó.
—Oh, ¿estás muy mal? —ella no hizo ruido alguno.
—Solo un poco. Me siento decepcionada —y allí iba en picada nuestra felicidad.
—¿No has almorzado aún? —ya el reloj marcaba casi las 03:00 p.m.
—No, no tengo apetito —fruncí el ceño ante esa confesión.
—No te refugies en eso —le advertí—. Voy a notarlo y no quiero verte debilucha. Debes estar saludable.
—Descuida —me pidió—. Comeré cuando llegue a casa. Estoy segura de que Amelia me ha cocinado algo exquisito hoy —su voz estaba apagada otra vez.
—Te llamaré más tarde, ¿te parece? —tenía una excusa ahora— Así arreglamos lo de mañana. Tengo una maleta por armar.
—Vale, estará bien —me afirmó ella—. Gracias de nuevo, Justin.
—No hay nada que agradecer, ___________(tu nombre).
—Hasta luego, Justin.
—Adiós, princesa —las palabras salían a rienda suelta de mi boca, no podía evitarlo. Ella colgó luego de unos segundos.
#Fin vía telefónica#.



—¡Bueno, bueno! —miré hacia la puerta y mamá me miraba divertida, me senté de golpe dejando mi teléfono a un lado. Ella había escuchado— No te preocupes, tu sonrisa lo dice todo.
—Mamá —logré murmurar quitando mi sonrisa de imbécil de mi rostro.
—¿Quién era? —se animó a preguntar alegremente.
—Bueno…
—¡Déjame adivinar! —me pidió interrumpiéndome mientras se sentaba al borde de mi cama mirándome con su preciosa sonrisa— Era ___________(tu nombre).
—Sí —dije apenado.
—Podría asombrarte lo mucho que te conozco —ella no iba a juzgarme—. Cada vez que hablas con ella te pones así, radiante.
—¿No vas a decirme nada? —esperaba que me regañara, que me hiciera replantearme lo que hacía.
—No, realmente, no —la miré confundido—. Estaba arriba cuando le gritaste a Ryan —se encogió de hombros—. Supongo que es tu turno, ¿no?
—La llevaré a la premiere de Toronto conmigo mañana —mamá me miró analizando mi actitud.
—Estás enamorado, Justin —me encogí de hombros.

—Y va a costarme muy caro. Lo sé —acepté a regaña dientes.

3 comentarios:

  1. Cada día amo más tu nove!!! Y que subas seguido, leerte es una nueva y linda rutina. Segui asiiiii <3

    Mica.

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  2. OMB... OMB... Y a ti te costara caro si esos dos tortolos de rayis y Justin no acaben juntos! Muy caro! Mas que un M&G! Jajajaja okno pero recuerda algo... Elmo sabe donde vives... Just saying... En fin hoy comento porque he estado aburrida como la mierda (perdona mi vocabulario) y tus capitulos me han hecho el dia so gracias! Y siguela pronto espero con ansias :* besos

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  3. Andrea Filgueira4 de enero de 2014, 3:59

    Me encantooo, siguela porfiisss :))

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