—Podría asombrarte
lo mucho que te conozco —ella no iba a juzgarme—. Cada vez que hablas con ella
te pones así, radiante.
—¿No vas a decirme
nada? —esperaba que me regañara, que me hiciera replantearme lo que hacía.
—No, realmente, no
—la miré confundido—. Estaba arriba cuando le gritaste a Ryan —se encogió de
hombros—. Supongo que es tu turno, ¿no?
—La llevaré a la
premiere de Toronto conmigo mañana —mamá me miró analizando mi actitud.
—Estás enamorado,
Justin —me encogí de hombros.
—Y va a costarme
muy caro. Lo sé —acepté a regaña dientes.
Narra
___________(tu nombre):
Regresé tarde a
casa, quizás pasada las 06:00 p.m., había estado en el hípico hasta entonces.
Solo atravesé la sala, me dirigí a las escaleras y una vez en mi habitación me
tiré en la cama como si la vida me pesara, y en realidad, ese jodido viernes sí
me pesaba. Me quité las botas y me acurruqué en mi cama contra mi almohada.
Había sido raro
todo, pasó demasiado rápido para mi gusto y eso me alteraba. Jamás hubiese
esperado una traición de Ryan, pero así son las cosas, ya no hay vuelta atrás.
Mi Black Berry vibró, supuse que sería una llamada de Justin, pero era un
correo electrónico esta vez.
De: Justin Bieber.
Asunto: Premiere en Canadá.
Para: ___________(tu nombre y apellido).
¡Ey! Estoy en Canadá ahora. Pensé que tal
vez,
Aceptarías salir a cenar conmigo hoy.
Mamá llegará mañana y estoy solo en Toronto.
Bueno,
En casa de mis abuelos, pero podríamos
Hacer algo, ¿no? :)
Espero tu respuesta.
JB.
Me tambaleé
mentalmente ante la idea sin moverme por fuera, ¿Justin estaba coqueteando? ¿No
era demasiado pronto? Quizás, solo era mi jodida paranoia y él solo estaba
invitándome a cenar como un buen amigo que intenta levantarme el ánimo. Bueno,
eso no estaría nada mal. No me vendría mal salir.
De: ___________(tu nombre y apellido).
Asunto: Respuesta.
Para: Justin Bieber.
Me parece bien, solo si no tenemos que ir
A un restaurante lujoso donde nos acosen los
paparazzis.
¡Oh! Y yo invito (:
___________(tu nombre).
De: Justin Bieber.
Asunto: ¡Invito yo!
Para: ___________(tu nombre y apellido).
Oye, yo hice la invitación, así que yo pago.
Descuida, conozco un lugar pequeño donde
nadie
Sacará fotos como un demente.
Paso por ti a las 08:00 p.m., ¿te parece?
Besos.
JB.
De: ___________(tu nombre y apellido)
Asunto: Está bien.
Para: Justin Bieber.
Está bien, te espero entonces.
Besos (:
___________(tu nombre).
La hora daba las
06:30 p.m., así que me puse en plan de ducharme para luego esperar a Justin. Me
duché y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=109223560&.locale=es, dejé mi cabello suelto y no me preocupé
por maquillarme, realmente, no tenía ganas.
A las 08:00 en
punto sonó una bocina y salí disparada de la sala sin darle explicaciones a
nadie. Cuando llegué al auto, un flamante ferrari negro de diseño exclusivo, él
estaba esperándome para abrir la puerta del copiloto.
—Buenas noches —me
mostró sus dientes en una radiante sonrisa. Le devolví el gesto a medias.
—Hola, Justin —murmuré
mientras me escabullía hacia el asiento. Él dio la vuelta ágilmente luego de
cerrar la puerta y se subió para comenzar a conducir.
—Recién llegué de
Los Ángeles —rompió el silencio sin despegar su atención de la carretera—. Aquí
está helando.
—Bueno, ya sabes,
aquí es frío, muy frío —él esbozó una media sonrisa—. Creí que llegarías
mañana.
—Adelanté mi viaje —¿lo
hizo por mí?—, planeaba venir mañana, pero estaba aburrido en Los Ángeles.
—Ryan va a…
—Él lo sabe ya —me
informó—, y no me ha dicho nada.
—Increíble, él es…
—Ya no es tu novio —me
recordó Justin—. Quizás por ello se contiene.
—Sí, tal vez —Justin
estaba teniendo demasiado en cuenta eso, ¿para qué?
—No vas a hablar
con él, ¿verdad? —no quería darle la oportunidad de que me persuadiera.
—La mentira es algo
vil y bajo, Justin. Yo jamás le fallé, nunca —no podía perdonarlo.
—Sí, lo sé y sé lo
difícil que es que las cosas se rompan así de rápido, duele. Duele mucho —¿él
habría sufrido por amor? ¿El increíble Justin Bieber? No, no podía ser así.
—¿Te pasó? —me
animé a preguntar en un tono suave.
—Bueno, sí —noté
como levemente se apagaba—. No me engañó, pero me dejó y luego de hacerlo se
burló de mí. Pero, no importa. Selena es buena, a pesar de todo.
—Lo lamento —susurré.
Él sonrió amargamente.
—No, no debes
lamentarlo —me informó—. Las cosas siempre suceden por algo. Crecí mucho desde
aquella relación, soy un hombre ahora y no me importa afirmar que lloré por
ella, porque sí lo hice y eso me ayudó a madurar —era admirable oírlo hablar—.
Por eso te digo que no debes dejarte vencer. Siempre hay algo por lo que
luchar. Yo tenía a mi música, tú tienes que luchar por la equitación.
—Eres increíble,
Justin —solté sin pensarlo—. No pensé que ibas a apoyarme y contenerme así, es
grandioso.
—Odio ver a las
personas que me rodean mal, necesitaba ayudar —y ahí tenía, él solo quería
ayudar, no había nada de malo en ello.
—Gracias.
—Oye, necesito
preguntarte algo —tituló confundiéndome.
—¿Qué cosa?
—¿No has pensado en
dedicarte a tocar el piano? —mi corazón se paró por un segundo.
—Oh, no —murmuré
entre una risa algo relajada—. Lo mío no es la música, por el contrario mi vida
es el deporte.
—Pero eres
demasiado buena con el piano —¿enserio? Yo no lo creía así.
—Solo sé tocar —le
expliqué—. No creo que sea un don, simplemente fue un pasa tiempo. No podría
hacerlo tiempo completo.
—¿Dónde aprendiste?
—al parecer, él era curioso.
—En el colegio. Fui
a un instituto privado, tenía que tomar clases de arte —no era que me fascinara—.
Tenía que conseguir puntos suficientes o no podía hacer los deportes.
—¿Practicabas
muchos deportes?
—Tenis, atletismo, vóley
ball y era porrista del equipo de fútbol americano. Por la tarde, cuando no
estaba en la preparatoria hacía equitación.
—Pues, estabas
ocupada todo el día —comentó divertido.
—En preparatoria sí
—sonreí divertida.
—¿Y antes? —¿podría
contárselo a él?
—Antes… antes —pasé
saliva—. Antes hacía gimnasia artística, más bien barra de equilibrio.
—¿Enserio? —cuestionó
asombrado— ¡Eso es increíble! Pero, ya no sigues, ¿no?
—No, ya no —respondí—.
Por más que quisiera no puedo.
—¿Por qué no
puedes? —cuestionó confundido.
—Bueno, cuando
tenía doce caí de la barra y me fracturé el fémur. No fue grave, me repuse
pronto y podía volver a hacer barra cuando quisiera, simplemente, le cogí un
miedo irremediable. Tiemblo cada vez que veo a alguien hacer saltos sobre ella.
Me intimida —por primera vez en años estaba hablando de mi miedo, estaba
avergonzada.
—Es lógico —susurró—.
El miedo es humano, pero no debes temer. Podrías volver a intentarlo, solo te
pasó una vez, no volverá a sucederte.
—Quizás alguna vez lo
vuelva a hacer —solo para saber si puedo aún, no para dedicarme a ello.
—Así que debes
tener una elasticidad sobre natural, como todas las gimnastas —reí ante su
pensamiento.
—Hace seis años no
lo hago —le recordé—. Creo que ya la he perdido.
—Dicen que jamás se
pierde —me comentó él inocentemente—. Quizás un poco, pero con práctica podrías
recuperarla. Además, no es que has estado haciendo nada. A penas hace poco has
terminado la prepa y eras porristas, las porristas también entrenan mucho —él
estaba en lo cierto.
—Sí, es cierto —afirmé—.
Aún así, no dejaría de hacer equitación, amo los caballos y les aborrezco a las
barras.
Entre charlas de lo
que podría hacer si vuelvo a subirme a una barra, cosa que dudo, llegamos a un
pequeño pero acogedor restaurante, a unas cuantas cuadras lejos del centro de
Toronto. Entramos y nos sentamos en una mesa para dos, rápidamente nos
atendieron y pedimos spaguetti para los dos. Justin se encargó de pedir un vino,
ni siquiera sé cuál, pues no sé nada al respecto, pero no se lo negaría.
—Él se acostó con
ella, ¿verdad? —Justin me miró confundido.
—¿Por qué sigues
atormentándote? —me cuestionó, él no iba a decirlo— No importa que pasó,
importa qué pasará de ahora en más. Preocúpate por el hoy.
—¿Por qué te
separaste de Selena? —me animé a preguntar. Él me miró con sorpresa. Yo ni
siquiera sabía quién era Selena, solo no quería sentir que las cosas me pasaban
solo a mí.
—La fama no es
buena para una pareja —¿y eso?—. Ella también es famosa. Los paparazzis eran
fieras hambrientas tras nosotros, tú sabes… somos jóvenes, necesitamos nuestro
espacio, pues no lo teníamos en lo absoluto y todo se convertía en un drama
diario. Cuando me subí a la gira, hace exactamente un año, decidimos terminar.
Ya no nos soportábamos.
—¿La quieres? —él
pasó saliva y me miró fijo, buscando algo dentro de mis ojos. Al menos, así lo
sentí.
—No de la forma que
pude quererla alguna vez —noté seguridad en sus palabras y cierta tranquilidad apaciguó
esa idea en mí. Era absurdo—. Ella… ella me decepcionó. Es una gran mujer, pero
no estoy dispuesto a volver a llorarla.
—¿Te traicionó? —él
negó con la cabeza.
—Ella se burló de
mis sentimientos, se rió de mí mientras yo sufría nuestra ruptura. Fue duro,
muy duro para mí —él estaba siendo sincero conmigo, quizás como no lo fue con
nadie.
—Lo imagino —al
menos él podía confiar en ella si intentaban estar de nuevo.
—Fue tu primer
novio, ¿no? —me preguntó con compasión. Elevé mis ojos para toparme con sus
ojos mieles mirándome fijamente.
—Y el último, por
algún largo tiempo —él sonrió levemente.
—No digas eso —me
sugirió—. Nunca puedes saber cuándo volverás a enamorarte —para su mala suerte,
ya estaba enganchada con él.
—Soy nueva en esto
del amor, supongo que por eso me pasó lo que me pasó. No sé cómo hacer las
cosas —él me miró atentamente, analizando la expresión de mi rostro.
—Jamás eres lo
suficientemente conocedor en esto, créeme, nunca sabes cuándo van a herirte —se
encogió de hombros—. Nadie es lo suficientemente fuerte, ___________(tu nombre)
—mi nombre colgaba de sus labios haciéndome sentir única, era increíble—. Pero
después del primer amor, viene el mejor.
—¡Oye, deja de
mirar películas románticas! —le sugerí en una risa tímida— Pero quizás tengas
razón.
—Eres bonita, dulce
e inteligente, no veo por qué no encontrarías un segundo amor —se encogió de
hombros y me sonrió ampliamente. Estaba derritiéndome ante él, ¡necesitaba
besarlo!
—Cambiando de tema —murmuré—,
no sé qué voy a ponerme mañana.
—¡Oh, diablos! —soltó
entre risas con un tono sarcástico— Ya te dije, debes ir cómoda —me repitió.
—¡No quiero que me
critiquen luego! —él me sonrió algo sonso.
—Así que sí te
importa la prensa —yo negué rápidamente con mi cabeza.
—Solo quiero estar
a la altura —él no quitaba sus ojos de mí, era como si nada existiera a nuestro
alrededor, solo nosotros—. Vestido, ¿largo o corto? —él sonrió divertido otra
vez.
—¿Tú qué prefieres?
—me encogí de hombros.
—Un par de
leggings, mis botas de montar y un suéter —él se encogió de hombros
naturalmente.
—Pues, ve así —me
aconsejó—. Es como ir al cine, solo que luego tendremos una pequeña reunión. No
te alteres buscando un vestido despampanante. Créeme que vayas de la forma que
vayas, tendrás los ojos de todos encima —eso consiguió despertar nervios en mí.
—Bueno, eso es… —pasé
saliva—, demasiado alentador pero me pone nerviosa.
—¡Descuida! —me
pidió entre una risilla divertida— Solo debes caminar por la alfombra, te tomas
algunas fotos si quieres y luego ves la película. La reunión será una pequeña
cena, nada del otro mundo ___________(tu nombre).
—Eso suena simple —él
asintió mientras los dos nos sonreíamos como idiotas.
Narra Justin:
Llegué al hotel esa
noche y me acosté en mi cama. Solo Kenny había viajado conmigo y estaba en su
habitación. Mamá llegaría al almuerzo del día siguiente. Dejé a ___________(tu
nombre) en su casa casi a las 11:30 p.m. y ya estaba por ser media noche.
Logré dormirme
teniendo en mi cabeza los bellos ojos cafés de ___________(tu nombre), su
sonrisa y el olor de perfume que invadió mi auto en el momento en que subió.
Ella era libre, no podía dejarla sola.
Desperté casi a las
09:00 a.m., aún faltaba para que mamá llegara.
—Justin —oí decir a
Kenny desde el otro lado de la puerta, supuse que él me despertó.
—Kenny, pasa —le
pedí. Así lo hizo.
—Selena llamó a la
recepción hoy —fruncí el ceño confundido—, dejó un recado para ti.
—¿Y por qué no me
llamó a mi celular? —Kenny se encogió de hombros.
—No lo sé. Dijo que
le encantaría verte cuando estés de nuevo en Los Ángeles, necesita hablar
contigo —lo miré raro.
—Le avisaré cuando
esté allí. Hoy no tengo ganas de hablar con ella —y no era por ser grosero.
—¿Saldrás? —me
preguntó, yo negué con la cabeza.
—Esperaré a mamá
aquí, no quiero prensa y apuesto a que están abajo —esperando a preguntar por
la salida de anoche, ¡lo aseguro!
…
Cuando el reloj
marcó las 05:30 p.m., ya estaba listo. Debía ir hasta la casa de ___________(tu
nombre), Kenny me llevaría. Rápidamente escribí un mensaje
“A las 06:00 estaré por ti, quizás unos
minutos más tarde. Depende del transito, ¡espero que estés lista! Besos (:”.
Subí a la
camioneta, Kenny y mamá ya estaban allí.
—Es la última —me
recordó mamá camino a nuestro primer destino.
—Sí, luego debo
volver al estudio —me gustaba la idea, mucho. Tenía ganas de componer.
—¿A quién vas a
escribirle esta vez? —ella estaba siendo divertida y alegre— Has conquistado a
tus beliebes, les has escrito a tus beliebes, le has escrito a Selena, ¿ahora a
___________(tu nombre)? —me encogí de hombros sonriendo.
—Supongo que sus
ojos son buena inspiración. Ella podría ser mi musa —mamá sonrió divertida.
—Está débil aún —me
aseguró—. Apuesto a que si le mencionas a Ryan se apaga, pero coincido con
Caitlin en que ella te quiere. El amor se respira cuando sus miradas se cruzan.
Están hechos el uno para el otro, aún sin estar juntos.
—Ella es inocente y
dulce. Inteligente y tiene un sentido del humor sensacional —era perfecta.
—Quién diría que
encontrarías una novia canadiense, ¡eh! —bromeó mamá divertida, yo solté una
risa leve.
Al llegar a la casa
de ___________(tu nombre) bajé y golpeé la puerta, al abrirse ella apareció
parada ante mí vestida así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=109267716&.locale=es. Traía maquillaje natural, pero sus labios
pintados de rojo oscuro, traía su cabello recogido. Estaba deslumbrante,
¡demasiado hermosa!
que linda, seguilaaaaa :)
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