—Lo lamento, Justin —me encogí de hombros—. Simplemente,
no es lo mío. Tú mismo has dicho que lo mío es la barra.
—Y me retracto
después de que has deleitado mis oídos con esa maravillosa música —una leve
sonrisa se dibujó en su rostro.
—Dudo que mi
destino esté en esto. Y no es por nada personal, pero no quiero hacerlo,
realmente —sus ojos me miraron dubitativos sobre si tenía que cuestionar las
razones o simplemente, esperar a que con el tiempo las dijera.
—Está bien. No
puedo atosigarte —se encogió de hombros.
Por mucho que
intentaba alejarme del pasado cuando un piano pasaba por mi vista, realmente,
me era imposible. Quizás ahí estaba la explicación a mi lejanía por la música.
Los recuerdos eran cuchillos clavados en mi mente, algo que jamás superaría.
Nunca.
…
—Así que eso es lo
que él te ha dicho —yo asentí ante Caitlin. Ella negó con la cabeza sin poder
creerlo.
—Quisiera decirte
que no es cierto, pero el pasado de Ryan es una perra que no me lo permite —ya
no dolía tanto como antes, pero seguía removiendo la herida.
—Ya no interesa
demasiado —me encogí de hombros—. De todas formas no iba a perdonarlo y él
encontró consuelo en Lucy —como yo en Justin.
—¿Sabes qué
podríamos hacer? —arqueé una ceja mirándola— ¡Ir de compras! —sonreí abatida.
—¿Jamás desistes de
las tiendas? —ella negó fervientemente con su cabeza— Vale, pero ¿qué hora es?
—A penas las 05:00
p.m. —me informó.
—Vale —acepté
nuevamente—, solo déjame que me cambie ¿sí? Estoy bastante fachosa.
—Y yo —dijo ella
poniéndose de pie.
Me dirigí a mi
habitación y me cambié por algo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=110190483&.locale=es. Me solté el cabello y solo lo dejé que
callera a su gusto por mis hombros. Al salir me encontré con Justin en el
pasillo de las habitaciones, le sonreí mientras él escaneaba mi look.
—¿Saldrás? —me
preguntó simpáticamente.
—Sí, iré con…
—¡Debes soltarla! —exclamó
Caitin saliendo de su habitación— Ella también necesita un tiempo de amigas,
¿sabes? —añadió abrazándome por los hombros— En especial de compras.
—¿Y saldrás así? —inspeccioné
mi look a dúo con los ojos de Caitlin.
—Es un look
relajado —me encogí de hombros.
—Me gusta —murmuró
Caitlin volviendo a la expresión de Justin.
—¡Llevas casi un
palmo del vientre descubierto! ¿Enserio piensas salir así? —Caitlin no contuvo
su risa.
—Te espero en el
recibidor —me informó— ¡Tienes mucho de lo que hablar! —añadió sarcásticamente.
—No encuentro el
problema, ¿sabes? —murmuré parándome con una de mis manos en mi cintura.
—Pues, yo sí. No
tienen por qué andar viendo lo que es mío —sonreí divertida ante su escena.
—¿Enserio, Justin? —le
pregunté alzando mis cejas inquisitivamente— Realmente, sigo sin encontrar el
problema.
—Solo diviértete,
¿sí? —apretó el puente de su nariz y al soltarlo me sonrió pacíficamente— Y si
compras blusas intenta que sean más largas que la que llevas puesta, ¿vale?
—¡Jódete! —añadí
entre risas. Besé sus labios fugazmente— Te veo luego, adiós.
—Adiós, preciosa —oí
su respuesta a medida que salía hacia la sala.
Bajamos por el
ascensor y salimos a la calle, en prefecto silencio. Comenzamos a caminar hacia
la calle repleta de tiendas que habíamos cruzado tardes anteriores.
—¿Y bien? ¿Vas a
largarlo? —miré a Caitlin confundida.
—¿Qué cosa?
—No soy tonta —murmuró.
—Enserio, no sé de
qué me hablas —me encogí de hombros. Ella sonrió divertida.
—Del sexo con
Bieber —casi me ahogué con mi propia saliva al oírla decir eso.
—¡Caitlin! —exclamé
exasperada— ¿De qué demonios hablas?
—No soy tonta —me
informó—. Sé que se han acostado, se nota a la legua.
—¿Enserio? —cuestioné
alarmada.
—Por empezar traes
una cara de alegría incomprensible, prosiguiendo porque estaban durmiendo juntos.
Pasando levemente por la escena que Justin te hizo hace minutos y terminando
por el hermoso chupetón que llevas plantado en el cuello —¡Atrapada!
—Bueno…
—No te preocupes
por negarlo —me aconsejó—. No te alarmes tanto, no voy a decir nada a nadie. Ni
siquiera a mi sombra —bromeó, solté una pequeña risa nerviosa.
—¿Enserio se nota
mucho? —pregunté quitándome el cabello hacia atrás para que inspeccionara mi
cuello.
—No, solo a penas —murmuró
acomodándome el cabello para esconderlo—. Nada que con maquillaje no se tape —me
sonrió.
—Mataré a Justin —susurré
entre dientes.
—Sabía que esto
pasaría —me informó entre risa—, ¡al menos dime que se comportó como un
caballero!
—Caitlin no…
—Oye, no voy a
decir nada, puedes confiar en mí —me recordó. Suspiré.
—Fue mi primera vez
—comenté mirando las vidrieras intentando parecer natural y controlada—. No
esperaba que pasara, pero Justin fue…
—Déjame adivinar —me
pidió sonriendo—, increíble.
—¿Te has acostado
con él? —pregunté alarmada buscando sus ojos.
—¡No, nena! —exclamó
rápidamente— Él fue un novio de esos que tienes en la adolescencia, donde el
sexo no es nada en la relación.
—Gracias a Dios —musité—.
Pero, ¿por qué has dicho eso?
—Justin es un cursi
—dijo divertida—. Le encanta toda la cosa de la ternura y el amor, ¿no
esperabas que fuera salvaje y arrogante, no? Él se habrá comportado casi como
un princeso —reí a carcajadas ante su comentario y ella me siguió en la acción—,
¿vas a negarlo?
—Él me cuidó
demasiado —le aseguré—. Fue dulce, lento, estaba pendiente de no hacerme daño.
—Entonces, ¿va a
ser formal? —la miré confundida.
—¿Qué cosa?
—La relación.
—No somos novios —le
informé—. Solo estamos…
—Acaban de tener
intimidad, ___________(tu nombre) —habló en tono de obviedad— ¡es obvio que son
novios! —me miró frunciendo el ceño.
—¿Eso crees? —ella
asintió.
—Es Justin,
___________(tu nombre) —me encogí de hombros—. Él se ha acostado contigo porque
te quiere, no porque ha sido el momento y ya. Simplemente, te quiere y vas a
ver que pronto se declara con rosas y todo —me aseguró ella.
—Yo no quiero…
—Ey, basta con Ryan
—habló estrictamente—, tu felicidad es Justin, ¿no? —yo asentí— Así que lucha
por él, continúa con lo que has empezado, ¿sí?
—No quiero que
Justin se pelee con él.
—Justin es lo
suficientemente grande como para saber qué está haciendo, ¿vale? Él quiere
estar contigo, así deba renunciar a su amistad con Ryan. Déjalo, no te preocupes
así. Preocúpate por tu felicidad —suspiré y sonreí fingidamente, no estaba de
acuerdo.
Luego de hacer
compras con Caitlin, una actividad que requería tiempo porque ella amaba entrar
a todas las tiendas y medirse varias prendas en cada una, regresamos repletas
de bolsas casi sobre las 08:00 p.m.
—¿Qué es todo este
humo? —preguntó Caitlin mientras el humo nos recibía en el recibidor.
—¿Chicos? —hablé lo
más fuerte que pude antes de empezar a toser.
—¡En la cocina! —gritó,
si no me equivoco, Christian.
—Ahora todo tiene
sentido —habló Caitlin dejando las bolsas a un lado, yo hice lo mismo. Nos
dirigimos a la cocina y los cuatro muchachos estaban allí.
—¿Qué han hecho? —pregunté
preocupada, el humo venía desde la cocina.
—Solo intentábamos
cocinar —habló Lil despreocupadamente.
—¡Son unos
inútiles! —les informó Caitlin habiendo las ventanas para que el humo comenzara
a salir.
—¡Oh, gracias,
Caitlin! —exclamó Christian con sarcasmo—, ¡Veo que han ido a comprar! —la miró
divirtiéndose con ella.
—Vete al demonio —murmuró
Caitlin volviendo con nosotros.
—Ya veo que el arte
culinario no se les da, chicos —bromeé, Justin me sonrió cálidamente.
—No, pero como tú
no cocinas para todos, excepto tu novio, hemos querido alimentarnos —me jodió
Jaden, supuse que estaba roja por el calor que irradiaban mis mejillas.
—No me han pedido
que lo haga —me encogí de hombros—. Y ahora no me ofreceré porque no limpiaré
el desastre que habéis hecho —Christian se echó a reír.
—Eres cruel —simuló
estar enojado Lil—. Gracias a Dios se me ha quemado la comida, porque si no
hubiese tenido que alimentarte, nena.
—¿Quieren ver lo
que compramos? —ofreció Caitlin alegremente, los chicos pusieron cara de
horror.
—¡No, gracias! —exclamaron
al unísono.
—Sois unos
aguafiestas —protestó ella sentándose, Justin me jaló por la cintura haciendo
que quedara sentada en su regazo.
—¡Qué bonitos! —nos
jodió Jaden. Justin solo sonrió apoyando su cabeza en mi brazo.
—¡Son unos
tortolitos! —habló Lil simulando la voz de una chica. No pude aguantar la risa.
—Incluso cuando sé
que estás jodiendo, te ves como una niña fresita, Lil —bromeó Justin. Lil
carraspeó.
—Podría hacerte
gritar ahora mismo en la cama, Bieber —habló con su voz normal.
—Apostaría a que si
llegas a ponerme un dedo encima, te asesino, Twist —Chris no contuvo más su
risa tampoco.
Después de cenar,
comida que obviamente le pedimos al servicio a la habitación, nos acostamos a
dormir. Justin me rogó que durmiera con él y ante mi indecisión, decidió dormir
conmigo en mi habitación.
Desperté a la
madrugada entre lágrimas y suspiros, ¡jodidos recuerdos! Estaba atormentada y
rápidamente pude sentir el brazo de Justin atravesándome por la cintura,
reteniéndome sobre la cama, su cabeza descansaba en mi hombro y me tranquilicé
recordándome que era una pesadilla. Él se removió y salió de su estado pacífico
y angelical para mirarme confundido.
—Ey, ¿estás bien? —murmuró
adormilado.
—No quería
despertarte —susurré acariciando su cabello—. Duérmete, solo fue una pesadilla.
—¿Qué soñabas? —¿debía
preguntarlo?
—No era nada,
duérmete —repetí. Él me apretó contra su cuerpo y acunó mi cabeza en su torso
desnudo.
—Tranquila, duerme tú
también —me sugirió—. Estoy aquí, nada pasará.
Cerré mis ojos inhalando
su aroma y suavemente el sueño regresó.
…Al día siguiente…
Desperté sintiendo
suaves besos en mi cuello, una electricidad peculiar me recorría verticalmente.
Sonreí recordando con quién me había dormido.
—Hola, princesa —me
saludó, pude descubrir su brazo abrazándome como lo hacía esa misma madrugada y
su pierna entre las mías atravesándome por encima.
—Mmmh —gemí
sonriéndole—, qué linda manera de despertar —él me sonrió y robó un pequeño
beso en mis labios—. Hola, bonito.
—¿Qué tal has
amanecido, preciosa? —susurró rozando su nariz con la piel de mi cuello y
dándome pequeños besos de vez en cuando.
—Bien, creo que no
pudo ser mejor —le aseguré sonriéndole—, ¿tú?
—Mmh, bien —murmuró
contra mi piel—. Tu olor es una droga.
—¿Es demasiado
temprano? —le pregunté, él negó frotando su nariz suavemente contra mi pecho,
haciéndome sonreír como una sonsa.
—Son casi las 11:00
a.m. me informó tranquilamente, los chicos ya se han levantado y supongo, por
el aroma, que Lil está intentando cocinar otra vez —me respondió divertido.
—He dormido mucho —comenté
ceñuda.
—No te hagas
problema —me pidió—. Nadie va a regañarte —sonrió divertido—. Además, también
he dormido mucho.
—Mmh, vale —le
sonreí—. Iré a ducharme, así nos levantamos.
—Ya —aceptó él—. Ponte
tu traje de baño, porque iremos a la playa hoy —me informó.
—Ya —acepté
levantándome de la cama.
…
Esa misma noche
Justin me dijo que me llevaría a cenar, que llevara traje de baño porque
iríamos a un lugar que tenía piscina y luego de cenar nos meteríamos un rato al
agua, no me pareció sospechoso. Solo me di un baño y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=110346564&.locale=es. Me até el cabello en un moño relajado y
desprolijo y me puse mascara en las pestañas y un poco de brillo labial.
Al salir a la sala
bajamos hacia el recibidor del hotel y Kenny nos dejó en un restaurante unas
cuadras más abajo del hotel cerca de una playa cercana. Allí nos llevaron a una
reservación privada donde nos esperaba la cena.
—El rojo te sienta —me
aseguró, sonreí divertida saliendo del silencio que nos rodeaba antes de que él
mencionara el cumplido.
—Deja de ser
adulador —le pedí avergonzada—. Sabes que odio los cumplidos.
—Y es en vano —se
encogió de hombros—, porque esa no es razón para que siga alagándote y por
cierto, no soy adulador —frunció el ceño divertido.
—¿Quieres saber
algo? —él me miró con atención— La estoy pasando de maravillas —le respondí su
no redactada pregunta—. No creí que fuera tan simple divertirme tanto, pero han
sido los mejores cuatro días de mi vida.
—Y aún faltan once —me
recordó él divertido mientras me tomaba por la mano encima de la mesa—. Me
gusta saber que estás bien —su pulgar se deslizaba de arriba hacia abajo en mi
mano, sobre mis dedos. La electricidad común de su tacto me recorría—. No podía
soportar verte triste.
—Pues, realmente,
no lo estoy —le aseguré—. Me has quitado por completo algún rastro de ella,
¿sabes? —él me sonrió haciéndome derretir.
—Te quiero, te
quiero mucho, nena —me afirmó—. Ya te lo he dicho antes, me devuelves la confianza
en las personas y eso, no es pequeño para mí. Es valioso y mucho.
—Justin…
—Espera —murmuró—.
Tal vez piensas que ni siquiera nos conocemos lo suficiente, puede que sea
cierto —sonrió divertido—, aún así eso no impide que te quiera. Caitlin me dijo
que había hablado contigo, que temías por nosotros y mi relación con Ryan, que
no sabías dónde estábamos y justo en eso quiero detenerme —me sonrió apretando levemente
mi mano, para que lo siguiera—. Quiero estar contigo, no quiero tener la
oportunidad de tenerte lejos, de perderte. Simplemente, quiero cuidarte y
hacerte feliz, protegerte, apoyarte, quiero ser la persona que esté a tu lado y
deseo que me des ese honor —mi corazón se aceleraba con sus palabras—. Así que,
___________(tu nombre), ¿quieres ser mi novia?
—Justin yo… —pasé
saliva aclarando mis pensamientos—, no sé si sea…
—Yo solucionaré las
cosas con Ryan —se anticipó a decirme—. Solo necesito un “sí”.
—Estoy segura de
que es el comienzo de una gran aventura —le sonreí—. Sí, quiero ser tu novia.
—Dalo por hecho,
primor —me sonrió—. Es el comienzo de una gran y hermosa aventura.
Luego de cenar, él
me indicó que saldríamos del restaurante y nos dimos paso hacia una playa
privada.
—Creí que iríamos a
una piscina —protesté gentilmente sacándome los tacones para comenzar a pisar
la arena.
—Bueno, es una
enorme piscina natural —se defendió él sosteniéndome por la cintura.
—¿Podemos estar
aquí?
—¿Qué crees? —lo
miré alarmada y él se echó a reír—. Sí, sí podemos nena.
—¿Y qué haremos
aquí? —él me apretujó contra su cuerpo mientras caminábamos bajo la luz de la
luna y el reflejo del agua a unos cuantos metros de nosotros.
—¿No has nadado a
la luz de la luna? —lo miré alarmada.
—No y no creo que…
—Bien, hoy lo harás
—me interrumpió asegurando y luego besó mi cien—. No va a pasar nada —me
tranquilizó sin que yo hablara—. Estoy aquí para protegerte, y no es por
presumir, pero soy un gran nadador.
—¡Eres un
egocéntrico! —exclamé entre risas.
—Entonces, ¿entrarás
al agua conmigo? —me propuso.
—Bueno, si insistes
tanto, deberé hacerlo —él sonrió divertido. La tenue luz iluminaba su rostro a
través de su cabello. Se veía hermoso.
—Bien —me sonrió,
el agua cada vez estaba más cerca— ¿Quieres que te ayude a desvestirte? —solté
una risa ante la voz que implementó.
—No estoy inválida,
ni siquiera ebria a pesar de que bebí vino —le recordé—. Así que, puedo hacerlo
sola.
—¡Qué aguafiestas
eres! —hizo un pequeño berrinche.
—Te ves tan maduro —hablé
con sarcasmo.
—¿Enserio? —simuló
ser un hombre grande y de negocios, dado a su porte de tipo rudo— Es lo que
quiero, nena.
—¡Deja de hacerte
el sonso! —protesté entre risas— No te queda lindo ser un tipo rudo.
—Pero lo soy —siguió
en su plan.
—Claro, sí, lo eres
—afirmé en broma, simulando desinterés en mi voz.
—Mmmh, ven aquí —me
habló tomándome por la cintura haciendo que me chocara contra su pecho.
—Ey, tranquilo —le
sugerí volteándome a verlo por encima de mi hombro, él sonrió.
—Vamos al agua —me
pidió—. Será divertido, lo prometo.
—Vale —acepté.
Nos quitamos la
ropa para quedarnos simplemente, él en maya y yo con mi bikini. Caminamos hasta
el agua y luego nos adentramos un poco al mar.
—No temas —me pidió
tomándome por la cintura pegando mi frente junto a la de él—. No corremos
peligro, te lo aseguro. El mar está muy tranquilo.
—Sí, se nota —casi
no había olas altas—. Es raro que la playa esté vacía.
—La gente no
acostumbra a venir por la noche —me aseguró él—. Pero creo que es demasiado
romántico.
—Bueno, lo es —le
aseguré envolviendo su cuello con mis brazos.
—Te aseguro, que lo
es mucho más si tú estás aquí conmigo.
Él se acercó y rosó
nuestros labios suavemente, no pude evitar querer besarlo y aprisionar sus
labios con los míos, él no se negó al beso, rápidamente aseguró su agarre sobre
mí y comenzamos una lucha pasional por el poder y el ritmo del beso.
La amoo esta hermoso de verdad siguela poly
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