—Tranquilo —le
pedí—. Eso ya pasó —sus ojos estaban extraviados, tormentosos, en realidad,
reflejaban miedo—. Quizás yo no sea Selena, y no sé qué tan bueno o malo es
eso. Pero el hecho es que, no te dejaré caer. Ya te lo he dicho, estás en el
camino correcto y por muchas caídas que tengas, estoy dispuesta a mantenerte en
él —él mojó su labio inferior recorriéndolo con la lengua, abrió su boca para
decir algo—. No me interesa cuánto quieras culparte —añadí antes de que él
prosiguiera—, todos tenemos errores, ¿entiendes? Tú, yo, Selena, el mundo
entero los tiene. Eso no cambia el hecho de que seas persona, la fama no lo
hace —acaricié su mejilla vacilando un poco, pero luego tomé confianza. Cerró
sus ojos ante mi tacto y suspiró—. Yo no te veo como el chico famoso que no
debe equivocarse. Solo eres mi novio, el chico guapo, lindo, dulce y simpático
que me enamoró, ¿entiendes eso, Justin? —él volvió a encontrarse con mi mirada,
esta vez la suya reflejaba amor y adoración, nada más— Te quiero y confío en tu
palabra. Si me dices que no lo haces, me importará una mierda lo que la prensa
diga, así que… ahí tienes. Solo he conocido un pedazo de tu pasado, eso no
cambia mi confianza hacia ti. Te quiero, nada cambiará eso —él sonrió
ampliamente—. Mucho menos la jodida prensa, ¿vale? —él tomó mi rostro entre sus
manos.
—No eres como ella
y eso es jodidamente bueno —él sonrió y besó fugazmente mis labios.
Llegamos a un
restaurante muy precioso casi quince minutos después de nuestra charla. Justin
abrió la puerta y bajamos. Le indicó a Kenny que pasara por nosotros cuando él
le envíe un mensaje de texto, porque no teníamos un horario fijo. Al entrar una
de las muchachas que estaban en la entrada nos llevó hacia una reservación del
VIP. Nos sentamos en la mesa y automáticamente nos trajeron una botella de vino
y canapés para recibirnos.
—No quiero que
cambien las cosas después de lo que te conté —elevé mi vista con el ceño
fruncido en confusión.
—Solo no pienses en
ello —le sugerí—, porque yo no voy a hacerlo.
—Gracias, nena —me
sonrió ampliamente—. Nunca nadie intentó comprenderme así, eres grandiosa.
—No, solo no estoy
juzgándote —lo corregí—. Pues, como tú tienes tus errores yo también puedo
tenerlos.
—Quiero que me
acompañes mañana a la entrevista —Justin me informó.
—Vale —acepté sin
regodeos—, solo si no tengo que aparecer en ningún lado.
—Descuida —me pidió
sonriendo—, Scooter no dejará que eso suceda —y en mi interior yo deduje ese
por qué casi instantáneamente.
—Él tiene miedo de
mí, ¿no? —Justin me miró sorprendido— Digo, de que te lastime como Selena lo
hizo.
—Todos tienen miedo
al fracaso, al dolor, específicamente a ser traicionados. Eso no quiere decir
que todo el mundo vaya a hacerlo. Si no arriesgas por amor, entonces, ¿por qué
te arriesgas? —sonreí ante sus palabras.
—Scooter no tiene
nada de qué preocuparse —le aseguré divertida—. Aún no quiero triunfar en la
fama, y así lo quisiera, no te pisaría. Jamás debes pisar a alguien mientras
subes, porque cuando vas bajando quizás necesitas su ayuda.
—Ay, nena —suspiró
y me sonrió con dulzura—, cada vez que hablas, me enamoras más y más —sentí el
calor subirme hacia la cara.
—Y tú me haces
sonrojar —murmuré divertida—. Odio hacerlo.
—Lamento informarte
que amo cuando lo haces —se encogió de hombros.
—Eres malvado, ¿lo
sabes? —él se rió por lo bajo.
—Tú serás malvada
si no me dejas hacerte el amor hasta el cansancio esta noche —casi escupí el
sorbo de vino que acababa de beber.
—¡Justin Bieber! —protesté
con fuerza, pero sin lograr gritar— Vas a hacerme morir ahogada, demonios —protesté,
él solo se largó a reír.
—No puedes negar
que la idea es exquisita —seguramente yo estaba roja como a punto de explotar.
Fruncí el ceño formando una cortina con mi cabello rodeando mi rostro por los
costados. Odiaba que me hiciera eso.
—Y tampoco puedo
negar que odio que me hagas pasar estas semejantes vergüenzas —sentencié, él no
dejaba de reír.
—Venga, venga,
cerraré el pico —me informó.
—¡Gracias a Dios! —solté
mis manos al aire en forma de liberación— Te agradezco el hecho, querido mío.
Nos trajeron la
cena y entre risas y chistes de Justin sin sentido nos acabamos el plato antes
de lo que pudiéramos darnos cuenta.
—Tengo una sorpresa
—me informó mirando su reloj en su muñeca—, y es tiempo de que te la dé.
—¿Cuál sorpresa? —pregunté
confundida, ¿por qué tenía un tiempo?
—Espérame aquí —murmuró
levantándose y desapareciendo por las escaleras que llevaban al primer piso del
restaurante. Segundos después apareció con una guitarra.
—¿Qué haces? —pregunté
divertida. Él apartó la silla y se sentó acomodando la guitarra en su regazo.
—Nothing in to add
(nada para añadir)
In your lips all
was (En tus labios todo quedó)
And without wasting
the time (Y sin perder el tiempo)
I only started
fighting for (Solo comencé a luchar)
risking everything
(Arriesgando todo)
For an angel
without wings (Por un ángel sin alas)
Reverting the time
(Revirtiendo el tiempo)
By protecting my
chance (Protegiendo mi oportunidad)
Only you in my arms
(Solo te tuve en mis brazos)
And I realized that
I needed no more (Y entendí que no necesitaba más)
Oh, was enough to
know (Oh, bastó conocer)
Your heart so hold
on to you (Tu corazón para aferrarme a ti)
Oh, I embraced my
world (Oh, abracé mi mundo)
And now Iam just
happy (Y ahora solo soy feliz)
Oh, in my heart
(Oh, en mi corazón)
I tattooed your
honey eyes (Tatué tus ojos miel)
This time I will
not lose (Esta vez no perderé)
I have the game in
favor (tengo el juego a favor)
When you say “I
love you” (Cuando dices “te quiero”)
I know it will be
perfect (Sé que será perfecto)
risking everything
(Arriesgando todo)
For an angel
without wings (Por un ángel sin alas)
Reverting the time
(Revirtiendo el tiempo)
By protecting my
chance (Protegiendo mi oportunidad)
Only you in my arms
(Solo te tuve en mis brazos)
And I realized that
I needed no more (Y entendí que no necesitaba más)
Oh, was enough to
know (Oh, bastó conocer)
Your heart so hold
on to you (Tu corazón para aferrarme a ti)
Oh, I embraced my
world (Oh, abracé mi mundo)
And now Iam just
happy (Y ahora solo soy feliz)
Oh, in my heart
(Oh, en mi corazón)
I tattooed your
honey eyes (Tatué tus ojos miel) —su voz se apagó y no dudé en enjuagar mis
lágrimas de mis mejillas percatándome que afortunadamente el delineador no
chorreaba en ellas.
—Yo… yo no puedo
creerlo —susurré sonriéndole—. Me has escrito una canción.
—Y mereces más que
eso —me aseguró.
—Justin, yo…
—Sh —él se puso de
pie y se arrodillo a mi lado, lo quedé mirando anonadada, ¿qué estaba haciendo?—,
quizás lo hayas olvidado con todo lo de la competencia y esas cosas, pero yo no
pude —me sonrió y sacó una alargada caja de terciopelo azul del bolsillo de su
chaqueta entregándome en las manos.
—Justin, no…
—Feliz primer mes,
preciosa —me sonrió ampliamente e hizo un gesto con la cabeza para que abriera
la pequeña caja.
Entre mis manos
temblorosas abrí la caja con mi corazón latiendo más rápido que nunca. En el
interior descansaba pacífico y estirado desde los extremos un reloj de mayas
blancas y bordes dorados. Una verdadera belleza, elevé mis ojos mirándolo hacia
abajo a un lado de mí. Él me miraba con curiosidad y al verme sonrió.
—Deduje que te
gustaría —me informó—. Sé que te encantan los relojes.
—Justin, eres
increíble —aseguré sonriéndole ampliamente mientras dejaba el reloj sobre la
mesa y enmarcaba su rostro entre mis manos—. Realmente, me sorprendiste —besé
sus labios fugazmente—, pero no me has agarrado desprevenida, sí recordé que
hoy cumplíamos un mes y pues —él se quedó viéndome divertido—, también te
compré algo.
—¿Qué? —cuestionó
entre risas— ¡Olvidé que también eras inmensamente cursi como yo!
—También puedo
serlo, ¿sabes? Tengo derecho —arremetí contra él. Justin sonrió divertido pero
sin moverse. Yo me puse de pie y lo jalé a la silla para que se sentara, él lo
hizo y luego me senté en su regazo. No dudó el rodear mi cintura con sus brazos
mientras yo hurgueteaba en mi cartera. Sonreí triunfante y saqué la pequeña
bolsita de Tiffany entregándosela.
—¿Tiffany? —preguntó
mirándome con el ceño fruncido— ¡Voy a matarte por esto! No era necesario.
—Supongo que puedo
permitírmelo —usé sus viejas palabras en su contra. Él negó con la cabeza
abriendo la pequeña bolsa. Vertiendo en su mano la cadena plateada no demasiado
pequeña, ni tampoco muy ancha, él tomó el colgante entre sus manos y volteó a
verlo del lado grabado: “Our love
forever. J&_(tn)”. Él sonrió ampliamente y besó mi mejilla.
—Es mi favorita —me
informó—. Estoy segura de que se verá demasiado linda con toda mi ropa.
—Dalo por hecho,
como el reloj lo hará con mis atuendos —le sonreí rodeando su cuello con mis
brazos.
—Mmh, te he
extrañado tanto —susurró cerca de mis labios, respiraba su aroma a colonia y
lavanda. Era embriagador.
—También te extrañé
—solté en un hilo de voz. Él besó suavemente mis labios, apartándose unos
milímetros, dejándome desearlo. Solté un suspiro y él esbozó una sonrisa.
—También quiero
besarte hasta el cansancio —me aseguró como si leyera mis pensamientos—. Solo
pídeme que vayamos a casa y podremos hacerlo —me sugirió haciéndome estremecer.
—¿Seguro que
quieres irte? —él asintió rozando la piel de mi cuello con su nariz, aspirando
mi aroma.
—Si es lo que
deseas, ya mismo llamaré a Kenny —me aseguró.
—Vale —acepté y
besé castamente sus labios robándole una sonrisa.
Poco tiempo después
de que Justin le indicara a Kenny pasar por nosotros, él llegó. Nos subimos y
comenzó a conducir. Iba perdida en la oscuridad de la noche rompiéndose
abruptamente por las luces de las calles y realmente el camino se me hizo el
doble corto que a la ida. Al llegar bajamos y entramos a la casa.
—Debes dormir
conmigo —me aseguró Justin siguiéndome por las escaleras, volteé y le dediqué
una sonrisa divertida.
—¿Y si Pattie sube?
—él negó con una sonrisa en el rostro sacudiendo su cabeza dos o tres veces de
izquierda a derecha.
—Mamá sabe que no
deberá subir —lo miré alarmada—. Descuida, no le dije que iba a tener sexo
contigo, pero ella no tiene dos años, ¿sabes?
—¿Podrías evitar
hablar de esto tan libremente? —le sugerí, él rió divertido mientras se ponía a
mi par para terminar de subir la escalera.
—Ven aquí —murmuró
metiéndose atrás mío y agarrándome por la cintura hasta lograr que chocara con
su pecho—, ¿estás segura que vas a negarte a dormir en mi habitación? —la piel
de mi cuello se erizó cuando las ondas sonoras de su voz en un sensual susurro
la acariciaron suavemente.
—Mhm —gemí
afirmando sin ser capaz de hablar, él notó eso.
—¿Segura? —su nariz
rozaba mi piel comenzando a arder, haciéndome delirar— Debes tener en cuenta
que siempre —mordió sensualmente el lóbulo de mi oreja haciéndome retorcer
entre sus brazos. Mi vientre comenzaba a contraerse bajo sus manos apoyadas
sobre la tela de mi vestido—, siempre puedo dormir en tu habitación —sonreí
divertida.
—Eres un chantajista
—él sonrió y besó suavemente mi cuello.
—¿Vas a negarte
también? —sus labios chuparon casi sin fuerza la piel de mi sensible cuello,
mis terminaciones nerviosas lo esperaban con ansias— Mmh, no puedes —sus
dientes mordisquearon juguetonamente mi piel.
—No me hagas esto —le
supliqué con la voz en un hilo, ahogada en el deseo.
—Siempre puedes
decirme que me detenga —me advirtió mientras me apretaba contra su cuerpo, sus
labios se desplazaban en mi cuello y nosotros nos movíamos hacia su habitación
por el pasillo de la casa.
—¿Y si no quiero
que te detengas? —una de sus manos se movió hasta la perilla de la puerta y la
abrió ágilmente mientras sonreía contra mi piel.
Entramos y él me soltó
dejándome de pie a su cuarto, el cual había conocido horas antes. Oí como le
ponía seguro a la puerta y fue sensato hacerlo, no queríamos que nadie nos
encontrara en una situación vergonzosa. Sonreí cuando lo sentí pegarse contra mi
espalda.
—Algo me dice que
estamos solos en casa —me aseguró.
—¿Por qué lo
intuyes? —pregunté mientras sus manos acariciaban mi vientre hacia arriba sobre
la tela de mi vestido.
—Mamá saldría con
unas amigas —me aseguró rozando su nariz contra mi cuello mientras sus manos
desprendían el botón de mi blazzer—. Y Ryan, suele salir por las noches —añadió.
—¿Y si no estamos
solos? —insistí. Él deslizó mi blazzer por mis hombros tirándolo hacia un
sillón que reposaba en una de las esquinas.
—No te preocupes
por eso —me sugirió—. Déjame amarte.
Volteé sobre mis
tacones con cuidado de no enredarme en la alfombra, él apretó su agarre en mi
cintura mientras yo envolvía mis brazos en su cuello. Rápidamente él se apoderó
de mis labios, pidiéndome permiso con su lengua sus mansos se deslizaron hasta
mi trasero y apretándolo suavemente logró que un gemido se me escapara dentro
de su boca. Sonrió sobre mis labios y continuamos con el baile sensual de
nuestras lenguas jugando.
Soltándome para
bajar hasta quedar agachado frente a mí, él desprendió una de mis sandalias y
la dejó hacia un lado, repitiendo el proceso con la restante. Sonrió quedando
frente a frente conmigo, otra vez.
—Mi actividad
favorita —sonrió rodeándome con sus brazos para que pegara contra él—,
desnudarte —añadió acercándose a mi cuello sensualmente.
Sonreí divertida
mientras él comenzaba a besar mi cuello y caminar en dirección a la cama. Mis
rodillas chocaron con el colchón poco después, él me depositó en la cama
alejándose un poco de mí para quitarse la camisa sin desprender los botones por
encima de su cabeza. Mis ojos se perdieron analizando cada uno de sus tatuajes.
Me gustaban, lo hacían ver sexy, y siendo honesta, tenía admiración por ellos.
Él subió mi vestido
hasta dejar mis muslos desnudos, sentí el calor subir hacia mi rostro ante sus
ojos, él siguió subiendo mis vestido hasta lograr, con mi ayuda, quitármelo por
sobre la cabeza. Sus ojos quemaban mi piel, me sentía vulnerable.
—Algún día,
¿dejarás de tener toda esta vergüenza ante mí? —preguntó cerniéndose sobre mí—
Te he dicho incontables veces que eres hermosa tal y como estás, me gustas, me
encantas, te quiero y no te cambiaría nada. No hay nada de lo que debas
avergonzarte.
Sus labios
comenzaron a besar los míos, nuevamente, mientras sus manos recorrían mi cuerpo
casi desnudo, a excepción de mi ropa interior. Mi piel se estremecía bajo su
tacto, mi corazón aceleraba su ritmo, realmente era increíble como él me hacía
sentir. Lo empujé con mis manos para quedar sentada a horcajadas sobre él.
Comencé a besar su cuello y sentía su respiración fallar ante el juego de mis
labios en su piel. Arrastrándome hacia abajo, sintiéndome líder de la
situación, dejé un rastro de besos en su pecho, bajando por su esternón, hasta
encontrarme con su ombligo.
—Nena, ¿qué haces? —cuestionó
levantando su torso con sus manos apoyadas en el colchón.
—Sh —susurré
empujándolo hacia abajo otra vez—, no lo has pedido, pero estoy segura de que
es lo que todos los hombres quieren —sonreí y seguí mi trabajo.
Quité sus
zapatillas y luego bajé su jean hasta sus muslos, para luego tirarlo al suelo
con el resto de la ropa, él estaba en bóxers justo frente a mí. Subí quedando
cara a cara con su erección bajo la tela, su cuerpo se tensó y oí un suspiro
pesado salir entre sus labios cuando mi mano acarició suavemente la tela de sus
bóxers trepando hasta el elástico, lo bajé en un movimiento y antes de darme
cuenta ya estaba en el suelo.
Tomé entre mis
manos su miembro, antes de deslizar mi lengua por su longitud, él ahogó un
gemido mientras posaba sus manos sobre mi cabello, enredándolas en él. Lo
introduje en mi boca degustando su sabor, él volvió a gemir nuevamente,
temerosa por no hacerle daño u algún mal paso en mi nueva actividad, comencé a envolverlo
y salir de él con mi boca, succionando, rozando suavemente con mis dientes y
haciendo formas inimaginables con mi lengua. Me sentía poderosa, me gustaba ver
como él lo disfrutaba.
—Oh, demonios —gimió
levantando mi cabeza, sacándome de su alcance—. Déjame probarte —me pidió—.
Necesito estar en ti.
Volteándose sobre
mí, él se estiró hasta su mesa de noche, abrió el cajón y sacó un condón de él.
Lo extendió a lo largo de su longitud y se encargó de quitarme mi ropa
interior, dejándome desnuda ante él. Acarició suavemente mi femineidad mientras
se cernía sobre mí, apoyando su peso en su brazo restante, lo sentí cerca de mí
y lentamente, apoyándose en sus dos brazos a mi costado, él se introdujo dentro
de mí con suavidad.
Después de algún
tiempo, las embestidas eran rápidas y a un ritmo continuo, los gemidos llenaban
mis oídos mientras su respiración chocaba pesada contra la piel de mi cuello.
Arañando su espalda con mis uñas me cerré contra él sintiendo mi liberación
dejarme sin fuerzas, él me siguió liberándose a él mismo antes de caer
suavemente contra mi cuerpo.
—Te extrañé tanto —susurró
agitado dejando pequeños besos contra mi hombro, luego de haberse vuelto a su
lado de la cama.
—Te quiero, Justin —solté
aferrándome a su pecho—. Te quiero mucho.
WOUUUUU TU NOVELAA ES LA HOSTIA¡¡¡¡¡ ME ENCANTAAA
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