“Bueno, no. El día
en Ontario que fuimos al antro y volví ebrio intenté hacerla mía, pero ella se
negó. No sé si es miedo, inseguridad o su religión no le permite follar antes
del matrimonio, pero se vuelve frustrante. Tengo 19 años, ¡necesito acción, viejo!”
Reí ante su
respuesta, Ryan estaba loco.
“Tienes una
grandiosa novia, Ryan. Entiéndela, compréndela y no hagas locuras de las cuales
te arrepientas luego. Tengo que descansar viejo, me espera un largo día.
Escríbeme mañana. Adiós”
No esperé respuesta
a mi premonición. Ryan terminaría engañándola si ella no accedía, estaba
completamente seguro y no porque aquello tal vez me diera algo de ilusión y
esperanza, solo lo sabía porque conocía a mi amigo como a la palma de mi mano.
Puse mi teléfono en silencio y me acomodé para dormir plácidamente.
Narra
___________(tu nombre):
Desperté temprano
ese lunes. Era día de entrenamiento y almorzaría con Ryan en el hípico, como
nos encantaba seguir la tradición de los lunes. Me di una ducha y me cambié así
http://www.polyvore.com/cgi/set?id=108719625&.locale=es. Me recogí el cabello en una coleta alta y
bajé a la cocina alegremente, tenía un genial día y no sabía por qué.
—Hola, cariño —me
saludó papá—, ¿sales tan temprano?
—Tengo
entrenamiento —le recordé—. Si quieres quedamos para desayunar ahora —le
ofrecí. Al parecer él quería pasar tiempo conmigo.
—Venga, me parece
estupendo. Mamá salió con Sally —me anticipó—, ¿prefieres que nos quedemos o
quieres ir al hípico, desayunamos allí y de paso veo un poco de tu
entrenamiento antes de ir a trabajar? —eso era grandioso, papá no iba muy
seguido a verme.
—¡Me encantaría el
plan del hípico! —él sonrió ante mi entusiasmo.
—Bien, vámonos —me indicó—.
A las nueve tengo que estar en la oficina, a penas dan las siete.
Salimos de la casa
y él condujo el automóvil hasta el hípico.
—¿Qué tal te llevas
con Tania? —papá tenía una pasión incomparable por los caballos.
—Oh, ella es
fantástica —le aseguré simpáticamente—. Todo mundo la envidia aquí —y sonaba
igual que Caitlin.
—Edward dijo que ya
tenían lugar para la competencia —esa era una noticia jugosa y fresca para mí.
—¿Enserio? ¿Sabes
dónde? —pregunté curiosamente mientras veía mi café humear delante de mí.
—Atlanta – Georgia,
es en Estados Unidos, linda —me informó papá.
—¡Oh, eso es
fabuloso! —él me sonrió alegremente.
—He pensado que
Ryan podría ir contigo —eso me pareció raro.
—Sí, quizás quiera
hacerlo —sonreí con normalidad, pero fue raro.
—Sus estudios van
de maravilla, ¿sabías? —y entonces la conversación se volvió en torno a mi
novio y era raro, muy raro.
—Bueno, no es el
tema favorito de Ryan —me encogí de hombros adaptándome a la charla—, pero sí,
va bien.
—¿No has pensado en
seguirle el paso? —arqueé una ceja confundida— Digo, ¿no has pensado en
estudiar también? —reformuló su pregunta.
—No, al menos hasta
después de la competencia —papá no se sorprendió de mi respuesta—. Es raro que
lo plantees, creí que te gustaba que hiciera equitación.
—Solo planteé la
opción, nena. No te preocupes, no te haré dejar esto. Puedo permitírtelo,
gracias a Dios —sonrió reconfortándome.
Luego de desayunar,
papá se quedó viendo un rato cómo hacía a Tania saltar los obstáculos con total
perfección. Entrené durante toda la mañana, hasta que Ryan llegó a las barras,
entonces anuncié a Ed que volvería al día siguiente y me dirigí hacia donde
estaba mi flamante novio con una sonrisa en el rostro.
—Hola, cariño —lo
saludé besando castamente sus labios.
—Hola, preciosa —me
respondió él comenzando a caminar hacia el restaurante—, ¿cansada?
—Mucho —confesé—.
He estado aquí desde las ocho sin parar —él frunció el ceño.
—Creí que no
querías exigir a Tania aún —era cierto.
—Tania es mejor de
lo que crees —le informé divertida—. Ni siquiera está cansada. Esa yegua es
imparable.
—¿Harás algo a la
tarde? —me cuestionó, fruncí el ceño a punto de regañarlo— Porque quiero que me
hagas un favor —añadió antes de que lo regañara.
—Creí que no irías
a la uni —suspiré aliviada y sonreí—, ¿Cuál favor, lindo? Dime —le pedí
relajada entrando al restaurante.
—Bueno, la semana
entrante no estaré en Toronto —eso fue raro, lo miré confundida—. Aún no puedo
decirte por qué, pero sé que cuando vuelva te lo diré y te encantará. Ahora, el
favor es que necesito que me ayudes con la tesis de mi última materia.
—¿Y qué puedo hacer
yo por ello? —no creía poder hacer algo.
—La última tesis la
da el socio de tu papá en la compañía de New York —entonces yo ya estaba
perdida entre tanta gente. Odiaba los negocios.
—¿Y eso qué? Ni
siquiera lo conozco —quizás por eso papá sabía de los estudios de Ryan.
—Necesito que
hables con tu papá —suspiré frustrada.
—Ryan yo…
—¡Por favor,
cariño! —me rogó mientras nos sentábamos uno frente al otro con una mesa de por
medio— Perderé una gran oportunidad si él no me da aprobada esa tesis. La sé de
derecho a revés, pero él no lo hará. Es algo perverso con mi carrera, ¡ni
siquiera sé por qué! Me detesta, necesito tu ayuda, linda.
—¿De qué
oportunidad hablas, Ryan? —solté mi duda algo abrumada de tanta insistencia.
—No puedo decírtelo
ahora, pero sé que es importante para ti, al menos —suspiró nervioso—, al menos
lo es para mí —me aseguró.
—¿Con quién debo
hablar? —pregunté al cabo de unos segundos.
—Ray Prescott —había
oído de él alguna vez—. Marketing —añadió por si tenía duda de la materia.
—Veré qué puedo
hacer —murmuré pensativa. Intentaba idear un plan. Debía conseguirlo, no por
mí, sino por él.
—Vi que tu papá
estaba aquí hoy —entendí que quería cambiar de tema.
—Sí, desayunamos y
se quedó a ver las primeras vueltas —comenté relajándome—. La competencia será
en Atlanta, Georgia —él frunció el ceño algo pensativo.
—Allí vivía Caitlin
—me aseguró—. A veces, Bieber está ahí.
—Oh —¿él siempre
debía traer a Bieber a la conversación? Es que realmente, se volvía tedioso
tenerlo siempre en mi cabeza. Era confuso—, de todas formas, Caitlin no va con
el grupo.
—Sí, me lo comentó
—al parecer ellos hablaban—. Caitlin es una gran chica, me agrada que sean
amigas, linda.
—Es divertido pasar
tiempo con ella. Es una muchacha increíble, positiva y simpática. Pasional, no
lo sé —sonreí levemente—. Es una de esas mujeres fuertes que no siempre
encuentras.
—Sí, lo sé —sonrió
ampliamente—. Te ves radiante hoy.
—¿Ya comienzas a
adularme? —pregunté entre risas— Venga, es tarea de todos los lunes, ¿verdad?
—Ryan se echó a reír.
—No sé cuanto
estaré fuera la semana entrante, linda —me comentó él—. Voy a echarte de menos.
—¿A dónde te vas?
—le pregunté.
—Los Ángeles
—murmuró—. Solo serán uno o dos días, supongo.
Narra Justin:
—¡Assssu, viejo!
—los gritos se oían distantes, venían desde fuera de mis sueños, ¡demonios!
Debía levantarme— ¡Duermes como invernando! —abrí los ojos y Lil Twist estaba
allí, él desparramaba energía.
—¡Diablos, Lil! Tú
siempre estás con esa energía —protesté tapándome la cara con mi brazo.
—Me mandó Pattie,
debes mover tu trasero. El día será largo —me advirtió.
—Comienzo después
del medio día —y no esperaba que sean las 12:00 p.m. Abrí mis ojos y miré en mi
reloj de mano, ¡daban las 08:00 a.m. a penas!—, faltan cuatro horas aún,
hermano.
—Pero debemos
desayunar —me advirtió—. ¡Venga, viejo! Hace mucho no hablamos.
—¡Qué pesado eres!
—fruncí el ceño sentándome en la cama— ¡Ve! Debo cambiarme —le advertí— ¿O esperas
que tomemos una ducha juntos? —él rió con fuerzas.
—No es de mi
agrado, pero si insistes en eso —se encogió de hombros y solté una risa
divertida negando con la cabeza, él era un desastre—. Va, le diré al servicio
que traiga el desayuno del día, ¿vale? —yo asentí— Te espero en la cocina. Si
demoras más de media hora, vendré a buscarte. No me importa sacarte de la ducha
desnudo, ¿entiendes? —yo solté a reír.
—¡Sería todo un
acontecimiento, Twist! —él rió mientras salía de la habitación.
Me metí en la ducha
luego de que Lil se fuera de la habitación. Necesitaba volver a los días de
relax, realmente no había descansado lo suficiente, estaba agotado. La fama era
consumidora. Sin embargo, no suponía que se debiera a eso, realmente después de
conocer a ___________(tu nombre) estaba abatido, desganado, más bien
desilusionado. Saber que jamás sería mía me rompía en mil pedazos. Odiaba a
Ryan por ser su novio, pero evitando el desastre secreto que produje al
enamorarme de ella, Butler era mi mejor amigo, uno de los pocos amigos que me
quedaron.
Terminé de
ducharme, me cambié y salí al comedor. Solo Lil estaba allí con su teléfono
celular y el desayuno en la mesa.
—Estaba por entrar
a buscarte —me advirtió—. Exactamente cuarentaidós minutos con siete segundos,
¿qué haces en el baño, hermano? —sonreí divertido sentándome frente a él.
—Solo me gusta
pensar allí dentro —me encogí de hombros. Lil se quedó viéndome fijamente.
—¿Qué te sucede
hermano? —me preguntó, lo miré confundido— Desde que volviste de Canadá estás
raro.
—No es nada,
hermano —¿nada? Pues, ese “nada” tenía nombre y apellido. Hasta era la novia de
mi mejor amigo, ¿bonito, no?
—Seré imbécil, algo
idiota a veces —se encogió de hombros—, pero no soy un crédulo, Bieber. Algo te
pasa, te conozco demasiado bien. Vamos, lárgalo. Cuéntame qué te trae así —no
quería hablar de ello.
—No es nada, Lil
—repetí plantado en mi posición. Él frunció el ceño.
—¿No hablarás? —yo
negué con la cabeza.
—No quiero, Lil. Ya
no.
—Y es peor, hermano
—me aseguró Twist, él estaba empecinado.
—Me enamoré, viejo
—Lil se quedó viéndome raro.
—¿Y eso qué,
Justin? —se encogió de hombros y bebió un sorbo del jugo en su vaso— Todos nos
enamoramos, no es malo, hermano.
—Lo malo es que la
muchacha es novia de Ryan Butler, mi mejor amigo —Twist se quedó helado
viéndome.
—¡Asssssssú! —sabía
lo que diría, podía intuirlo, así que como sabía que hablaría mucho comencé a
comer de mi plato— Es todo un lío, Bieber. No sé quién será, pero esa muchacha
debe ser una bomba sexual para que te enamores si es novia de Ryan —lo miré
divertido, Lil tenía cada idea.
—Es hermosa, Lil
—le aseguré—. Aún así, no quiero si quiera pensar en ella.
—Uh, viejo —él negó
con la cabeza algo divertido—, estás metido.
—Lamentablemente,
sí.
Narra
___________(tu nombre):
…Dos semanas
después…
—Enserio, no
entiendo por qué debes irte —le repetí a Ryan entre lágrimas—. Pero está bien,
es tu oportunidad, sé que vas a hacer cosas grandes. Tendrás éxito, te lo
mereces, Ry —él secó sus lágrimas con sus puños y guardó silencio.
—Yo no quiero que
sufras, linda —yo negué con una sonrisa amarga en mi rostro—. Will me consiguió
ser ayudante del director en su próxima película. Es una oportunidad increíble,
debo irme a Los Ángeles, pero no voy a dejarte, cariño —él rosó mi mejilla con
su pulgar—. Jamás te dejaría.
—Solo… solo, duele —susurré.
Ryan suspiró apretándome contra su pecho—. Pero, no te dejaré ir así como así —sonreí
levemente mirándolo hacia arriba—. Podré ir a verte o podrás venir. No quiero
que nos separemos.
—Claro que sí,
bonita —murmuró y besó mi mejilla suavemente—. Intentaré venir seguido. Estaremos
bien.
—¿Cuándo te vas, Ry?
—y aunque doliera, debía escuchar esa respuesta.
—Mañana por la
noche —suspiré intentando dejar de llorar, pero era inútil. Realmente, no podía
dejar de pensar qué haría hasta que él regresara de Los Ángeles. Los últimos
ocho meses me había adaptado a su forma de vivir, a estar todos los días juntos
al menos una hora.
—Te amo —solté.
—También te amo,
linda —besó mis labios castamente.
…
Ryan había pasado
por casa a la tarde para despedirse, realmente no podía soportar la idea de que
se fuera, por ello decidí no ir al aeropuerto, eso me destruiría. Justin le
había conseguido una pasantía como ayudante de director cinematográfico en Los
Ángeles, con la productora de Will Smith, eso le sumaría muchos puntos a Ryan
en su futuro currículum. Realmente, me dolía, pero era una buena oportunidad
para Ryan y debía aceptarla.
Estaba tirada en la
cama, eran casi las 11:00 p.m., aún no me consiliaba con el sueño, pensaba que
Ryan ya debía estar en el avión, encaminándose a pasar quién sabe cuánto tiempo
lejos, muy lejos de mí.
Desperté temprano
al día siguiente. Era miércoles, un miércoles aburrido y tedioso, pensé por
adelantado. Me di una ducha y me cambié así . No intenté maquillarme, no tenía
ánimos. Solo me até el cabello y bajé. Ya no había nadie en casa, así que solo
caminé hasta el hípico. Estaba triste.
—Hola,
___________(tu nombre) —me saludó Caitlin poniéndose a mi par cuando entraba al
hípico.
—Hola, Cait —saludé
y sonreí amargamente.
—¿Todo bien? Te
noto triste —ella tenía un sexto sentido, siempre lo pensé— Oh, ¡ya lo sé! —cantó
victoria antes de que yo abriera siquiera la boca— Es porque Ryan se fue,
¿verdad? —ella rodeó mis hombros con su brazo intentando reconfortarme.
—A penas hace unas
horas que se fue, y no te imaginas cuanto lo extraño —ella sonrió levemente.
—Lo sé, nena. Pasé
por esto alguna vez hace mucho tiempo —la miré confundida, ¿de qué hablaba?
—Yo fui novia de
Justin —confesó un dato que no tenía en cuenta en lo absoluto—, él vivía en
Georgia, pero luego debió mudarse a Los Ángeles por la disquera, entonces fue
una despedida.
—¿Pero siguieron? —ella
negó con la cabeza sonriendo melancólicamente.
—Bueno, no —me
respondió y guardó un poco de silencio luego—. Éramos chicos, sabíamos que no
funcionaría. Dijimos que intentaríamos cuando nos reencontráramos, pero cuando
lo hicimos él estaba con Selena —y Justin tenía una larga vida, la cual
ignoraba y prefería que así sea, no podía traicionar a Ryan.
—¿Aún lo quieres? —pregunté
con algo de celos, no podía controlarme.
—Bueno, no como
novio —la noté segura en mis palabras—. Solo como un gran amigo. Pero, algo me
dice que tú sí lo quieres y no como un amigo, cariño —la miré desesperada, ¿de
qué hablaba?
Siguelaaa porfiiss!! :)
ResponderEliminarMe encanta tu nove! Seguilaaa, está hermosa <3
ResponderEliminarMica.