sábado, 5 de enero de 2013

Capítulo 17°: "¿Qué pasa si me acuesto con Bieber?".




Luego de casi media hora de calentamiento, los cuales también hice, solo por placer, porque hacía mucho no los hacía. La maestra Pitt, les indicó que comenzaran el acto de cuatro cisnes bailando juntas. Ellas comenzaron, pero no se veía bien.


—Alto —las paré, tenía orden de hacerlo—, no conllevan equilibrio —les recordé.
—Los relevés no salen bien —aseguró una de ellas, no sabría decir quién.
—Sí, se traban allí —caminé hasta ellas—. Cuando lleguen estiren un poco los brazos y luego cuando el relevé no abran tanto. Algo así —tomé la mano de una de ellas y marqué el último ocho y el relevé haciendo lo que les indiqué—. Intenten —les pedí.


Trabajamos en ello hasta que quedó así http://www.youtube.com/watch?v=H3wPXmPvDoI. Luego, Mrs. Pitt indicó que era hora de ver el cuadro del cisne negro.


—No tenemos un cisne negro —le recordé a la maestra al ver a Eric solo.
—Solo quiero ver la conección del Fueté, ¿podrías hacerlo tú? —me pidió dirigiéndose a poner la música.
—Vale —acepté algo temerosa.
—En el cuarto ocho entró y culminas girando hasta que te detenga, ¿vale? —yo asentí ante la indicación de Eric. Y así lo hice, fueron cuatro ochos de fueté y luego un ocho de giro, hasta que se cortó la música.
—¡Woow! —exclamó Mrs. Pitt—, no creí que saldría perfecto.


Entre las luces divisé a Bieber sentado en las butacas, ¿estaba alucinando? Cerré mis ojos y volví a abrirlos, pero seguía allí y ahora sonreía. No es que habría algún problema, más bien sería, ¿qué hacía él allí? Debía admitir que me daba algo de pena, no lo sé. Mi imagen no encajaba con la de una bailarina de ballet, no quería que me viera delicada y demasiado femenina y fresa por ello.


—Sabes, ___________(tu nombre), serías perfecta como reina cisne —añadió Mrs. Pitt.
—Señorita…
—Lo sé —me interrumpió—, no quieres bailar públicamente y no entiendo por qué. Sabes, no sabemos si Thara podrá venir para el estreno que es la semana entrante —me dijo ella—, me gustaría que pudieras aprenderte las partes de ella.
—Señorita Pitt —musité interrumpiéndola yo esta vez—. No tendría problema de hacer el cisne negro, pero… sinceramente, no tengo la pureza como para hacer al cisne blanco.
—Vamos, no es difícil —insistió—. Podremos hacerlo —añadió.
—Señorita, Thara se sentirá desplazada por una novata —Pitt la miró fijamente.
—Thara no tiene este potencial —le recordó—. Quiero estrenar como en las mejores épocas y quiero que ___________(tu nombre) sea mi reina cisne. Ella tiene lo que necesito y, honestamente, espero conquistar a los espectadores con mi cisne negro. Quiero verte —volvió a mirarme fijamente.
—Mrs. Pitt —hablé con seguridad. Justin miraba desde abajo y seguramente pensaba que era mi oportunidad. Pero no era justo que yo lograra el papel sin esfuerzo—, no quiero el papel —me sinceré—. Prometo audicionar para estar en el ballet la próxima temporada, pero no quiero bailar ahora.
—Está bien —aceptó a duras penas—. Pero quiero tenerte en la compañía —se interpuso.
—Lo hablaremos luego —le pedí—. Debemos terminar de ver esto.


Casi una hora después salí del baño vistiendo la ropa con la cual había entrado al teatro. Mrs. Pitt esperaba por mí.


—Necesito hablar contigo —aseguró. La miré algo cansada de que intentara eludirme.
—Lo sé, Señora Pitt —sentencié.
—Dime Emma —me pidió—. Esta vez no voy a elogiarte para que seas mi reina cisne —aseguró. Pude respirar tranquila entonces.
—¿Entonces, de qué quiere hablar? —le pregunté amablemente. Después de todo, era una de las mejores profesoras que había tenido, aunque no era mi profesora.
—Tengo una clase con niñas de 12 años pero Thara no puede darles clase —me explicó. Thara era su reina cisne, ¿no?—. Necesito una profesora y creo que podrías ayudarme con ello, ¿verdad?
—Depende los días y horarias, Emma —tenía mi vida.
—Solo los sábados por la mañana —me explicó—. Los demás días son mi responsabilidad —añadió.
—Está bien —acepté—. Pero ahora debo irme.
—Ok, hablaremos tu paga el próximo sábado, ¿vale? —yo asentí— Te veo luego. Gracias.
—De nada, Emma, hasta luego —sentencié saliendo del teatro.


Caminaba algo aprisa, el tiempo no se veía nada lindo sobre mi cabeza. Había unas nubes pesadas y negras, parecía que llovería, era lo que odiaba de la aproximación del otoño. Llovía todos los días. Bajé las cortas escaleras que conducían a la entrada y salí de allí. Me dirigí a mi auto y solamente entré, para darme cuenta, una vez dentro de él, que Bieber se dirigía hacia mí.


—Espera, reina cisne —sentenció, yo abrí por completo la ventanilla.
—Ni una palabra sobre lo que viste —le exigí.
—Creí que dormirías toda la mañana hoy —comentó, yo sonreí cínicamente para conformarlo.
—Le hice un favor a la señora Pitt, es la profesora que ayudo en la preparatoria con las clases de ballet —le expliqué a la brevedad—, ¿qué haces tú aquí?
—Jazzy —sentenció mirando a una muchacha recostada en su coche. Era parecida a él, de cabello castaño claro y ojos vivaces. Habrá contado con unos 11 o 12 años—. Ella viene a ballet los sábados por la mañana.
—Pero, Thara no estaba enseñando —le recordé.
—Ensayaban en la parte de atrás —por eso Thara no estaba en el ensayo—. Pero me quedé a ver el ensayo del lago de los cisnes porque estabas allí.
—Qué pendejo —musité, él sonrió divertido—. Está por llover, será mejor que lleves a tu hermana a casa, además debo irme.
—Espera —me pidió algo apresurado—, ¿por qué no aceptaste ser la Reina Cisne? —cuestionó Bieber. Fruncí el ceño y miré hacia delante.
—No hubo lucha, sería injusto para la titular. Además, me faltan algunas condiciones para ser bailarina principal —lo último era mentira. Solo lo solté.
—No te creo una mierda —aseguró—. Conozco sobre ballet aunque no baile y eres una bailarina casi perfecta —aseguró—. Pero luego voy a regañarte por esto. Se avecina una tormenta y no quiero quedarme varado en el tránsito. Adiós.


Sin dejarme responder él se fue, así que arranqué el auto y salí del estacionamiento. Al llegar a casa bajé y entré. Sabía que nadie me cuestionaría nada y si lo hacían, tenía armas para defenderme. La escena de la sala era asquerosa. Mis padres junto con Sam y Rodrigo tomando el té a las 10:30 de la mañana. Hice como que no los vi, simplemente dejé mis llaves sobre la mesa de vidrio.


—¿De dónde vienes? —preguntó mi padre mirándome desde el sillón— ¿y por qué vas peinada de ballet? —lo miré despectivamente.
—¿Desde cuándo te preocupas por mis salidas? —le pregunté algo altanera. Mi madre y los otros dos, me miraban fijamente.
—¿Has ido a bailar? —preguntó mi madre.
—No —mentí—, no lo hago desde que ustedes se llevaron…
—¡Ya! —me interrumpió mi padre porque sabía que le hablaría de Ronan.
—Veo que el reclusorio de hipócritas se mudó a casa hoy —sentencié mirando despectivamente a mi hermana y a Rodrigo—. Ojalá habrían quedado a vivir en Malibú, sería más… placentero —enfaticé.
—Ya cállate —me pidió Samanta—, has estado saliendo con Justin desde que me fui y no te reclamé nada.


Solté una carcajada cínica y desaparecí de la sala, sabía que Sam odiaba que le hiciera eso, así que se lo hice. Entré a mi habitación, estaba bastante desordenada, pero no me preocupó, no me molestaba. Escuché como se largaba a llover, me relajó bastante. Ordené mi bolso antes de que alguien viera mi ropa y mis puntas allí. Cuando estaba sentándome en mi cama, Caitlin entró.


—Hola idiota —saludó, volteé a verla. Ella venía con una sonrisa maliciosa en cara.
—Hola Victoria —ella sonrió aún más—, ¿qué tienes? —me referí a su actitud.
—Rodrigo estaba pidiendo formalmente la mano de Sam —comentó divertida, yo solté una risa.
—Los vi cuando llegué —comenté yo.
—¿Qué haremos hoy? —me preguntó— estoy aburrida y está que llueve —protestó.
—No lo sé —confesé mirando a través de la mampara—, escucho propuestas —le hablé mirándola a ella.


Luego de un día aburrido y ahogado por la lluvia, la noche llegó. Mamá anticipó que sería una cena familiar importante, que nos arregláramos y que bajáramos puntuales a las 09:00 p.m., no tenía ánimos de pelear, por lo que decidí acatar sin berrinches. Me duché y bajé vistiendo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=67917083&.locale=es cuando el reloj marcó las 08:57.


—Y bien —musité—, ¿a qué se debe tanta formalidad? —pregunté siendo sincera.
—La familia de Rodrigo vendrá a cenar —me explicó Samanta desde el sillón. Fruncí el ceño y carraspeé.
—No me equivoqué cuando dije que los hipócritas paraban aquí —mis padres me miraron fijamente, a modo de regaño quizás. Cait entró vistiendo un lindo vestido.
—Yo atiendo —dijo mi amiga cuando el timbre sonó y sí, se manejaba como en su casa. Al abrir la puerta estaban Anne, Rodrigo y Joseph, quienes pasaron.
—Buenas noches —saludaron ellos.
—Hola —dijo mi “familia” al unísono. Yo guardé silencio.
—¡Qué linda te ves, ___________(tu nombre)! —me alagó Joseph besando mi mano.
—Gracias —musité—, pero Sam es la novia de su hijo, no yo —sonreí algo fingida, haciendo que eso se notara. Mi madre me miraba mal. Nadie me respondió nada, por temor quizás.
—Vayamos al comedor —indicó mamá.


Así lo hicimos. Yo estaba sentada al lado de Caitlin, enfrente de Samanta y Rodrigo. Miraba mi plato analizando tantas verduras, en realidad, no me comería la carne. Simplemente porque soy vegetariana y además, debo tener una dieta basada en verduras y proteínas.


—Es genial, ¿no? Este es tu último año de preparatoria —habló Anne, elevé la vista algo confundida.
—Supongo…
—¿Te agradan las verduras? —le preguntó mamá interrumpiéndome a Joseph. Creo que prefería que guardara silencio.
—¿Tú eres Caitlin Beadles? ¿La modelo de ropa francesa? —preguntó Anne hablando a mi amiga.
—Sí —respondió Caitlin sonriéndole.
—Amo tus catálogos —aseguró la madre de Rodrigo. Yo miraba asqueada la escena.
—Quizás Samanta pueda hablarle de vender ropa interior —Anne me miró confundida.
—Cállate —me pidió Sam.
—Sí, compórtate —añadió mi padre. Yo sonreí divertida.
—Va, vale. Guardo silencio —sentencié. Anne me sonrió dulcemente.
—Me gusta oírte hablar, lindura —ella no entendía que no soportaba a su familia. En especial a Rodrigo, traidor.


La cena fue tediosa y aburrida, como los padres de Rodrigo. Samanta se encargó de hacerse valer como lo que no era, una “señorita”. Mis padres demostraban orgullo y Rodrigo cumplía el papel de baboso. Caitlin y yo, estábamos muriendo de aburrimiento. Luego de cenar subimos las escaleras hasta la habitación.


—¡Qué aberración! —exclamó Caitlin tirándose pesada en la cama.
—Grande —sentencié de la misma manera.
—Oh, vale, ¿qué haremos? Es sábado por la noche y estamos aquí, pudriéndonos del aburrimiento —masculló Beadles y en ese mismo momento sonó mi teléfono. Miré y decía: “Jaden llamando”.
—Es Jaden —pensé en voz alta, Cait me miró pícara.
—Responde —me pidió. Así lo hice.
#Vía telefónica#
—¿Aló? —respondí.
—___________(tu nombre) —de fondo se escuchaba música fuerte y sonido a fiesta—, estamos en casa de Miley, tenemos una fiesta, ¡ven!
—¿Ahora? —pregunté, eran las 11:00 p.m.
—Sí —aseguró Jaden—. Ven, te esperamos —añadió y colgó el teléfono.
#Fin vía telefónica#.
—Oye, tenemos fiesta —hablé yo. Ella me sonrió divertida.
—¡Dime dónde y vamos! —exclamó.


Salimos de casa y caminamos hasta la casa de Miley, eran pocas cuadras. Había música fuerte y gente desbordando de la casa. Las fiestas de Miley siempre eran divertidas y estrafalarias, las mejores honestamente. Caminamos hasta el sillón, los chicos estaban un poco más atrás.


—¡Uh, menuda fiesta! —exclamó Cait, Miley le sonrió.
—Va, no acostumbrabas a esto, cariño —Ryan estaba coqueteándole a Cait, poca novedad era para nosotros.
—¿Dónde estuviste hoy? —me preguntó Miley— Esperaba que vinieras temprano.
—Tuve cosas que hacer y luego una cena familiar —dije con sarcasmo, Miley me miró raro—. Fue la familia de Rodrigo a cenar a casa.
—Otro que se desapareció es Bieber —creo que Jaden pensaba que yo tenía algo que ver.
—Lo vi hoy, estaba con su hermana, supongo —murmuré—. Pero no sé nada de él, ni siquiera hablamos —no podía decirle que hablé con él en el teatro, porque me preguntarían qué hacía allí y no iba a confesar, quieran o no.
—¿Sam? —preguntó Jaden, estaba preguntón.
—¡Oh, va Smith! —hablé tomando su copa—, no es momento de tantas preguntas, ¿o sí? —bebí un sorbo de su tekila.
—¿Bailas? —me preguntó, presté atención a lo que sonaba y definitivamente tenía derecho a invitarme a bailar. Era la versión acústica de “My inmortal”. Así que tomé su mano y nos acercamos a donde más parejas bailaban.


Jaden era guapo, debía admitirlo. Tes morena, ojos cafés, nada de otro mundo. Pero un buen físico y una sonrisa encantadora. Él me tomó por la cintura y yo rodeé su cuello con mis brazos. Hoy día, mi humor era raro, pero no me molestaba coquetear un poco para divertirme, al menos.


—¿Te gusta Justin? —elevé mi vista para mirarlo, él tenía sus ojos clavados en los míos.
—No —musité—, ¿qué te hace creer eso?
—Pasas mucho tiempo con él —reí divertida—. Creo que tienen algo.
—Si tendría algo con Justin no estaría bailando contigo ahora, ¿no crees? —él sonrió levemente.
—Pero te gusta —dedujo. Jaden tenía un problema con que así fuera.
—Jaden, por un momento no metas a Justin en mi vida —le pedí, no muy amable quizás—. Apareció hace cuatro semanas en mi vida y jamás nadie deja de hablar de él, estoy cansándome —él solo guardó silencio unos leves segundos.
—Bailas bien —aseguró, sonreí complacida.
—También tú, Jaden —era cierto, él bailaba bien, muy bien.
—Viene en la sangre —intentó acomodarla. Yo reí divertida.
—Se nace con esto, dicen —supuse.
—¿Me permites? —le pidió a Jaden Ryan, lo miré raro, ¿qué querría Ryan bailar conmigo? Más bien, ¿por qué lo quería?
—¿Justo ahora? —preguntó Jaden, Ryan se encogió de hombros.
—Caitlin está sola y necesito hablar con ella —se refirió a mí, Jaden me soltó y caminó donde Cait.
—¿Qué sucede? —le pregunté a Ryan mientras comenzábamos a bailar toscamente.
—Necesito tu ayuda —yo lo miré raro, ¿qué querría él de mí?
—¿Para qué quieres ayuda de mi parte? —Ryan sonrió.
—Quiero caerle con una broma a Bieber —¿y qué podría hacer yo?—, y tengo una que no fallará.
—¿Y en qué participaría yo? —cuestioné confundida.
—Bueno… —sonrió maliciosamente—, deberías enamorar a Bieber —yo solté una carcajada algo sarcástica.
—No entraré en ese juego —le informé, Ryan intentó hablar—. Sé que suelo ser una basura, pero no puedo serla con Justin —y no porque estuviera enamorada o esa idiotez. Simplemente porque era el único que me ayudaba y no podía pagarle así, no era justo.
—¿Estás enamorada de él?
—No estoy enamorada de nadie —le expliqué—. Mucho menos de Bieber, pero no quiero jugar con sus sentimientos, ¿vale?
—Está bien —aceptó—, pero, ¿puedo preguntar algo?
—Dime.
—¿Son novios? —yo negué con la cabeza—, ¿salen? —volví a negar.
—Me invitó a hacer un par de cosas juntos y lo hice como amiga, ¿vale? —Ryan asintió simpáticamente. El lento terminó y volvimos a pararnos donde estábamos.
—Anoche fui a la laguna —saqué tema con Miley. Ella me miró sorprendida.
—Hacía mucho no ibas —era cierto.
—Encontré a Zayn —añadí.
—Woow, ahora recuerdo por qué no ibas —dijo divertida mi prima. Y sí, había tenido un pequeño romance con Zayn.


Entre charla y charla terminé saliendo hacia el patio con Ryan, estaba algo ebria, había tomado tekila y luego un poco de whisky, me giraba todo, pero estaba bastante consciente de lo que hacía. Hacía frío y el viento me pegaba de lleno en las piernas. Nos quedamos parados antes de llegar al césped.


—Estás ebria —aseguró Ryan, yo reí sin sentido.
—Tú no.
—Dijiste que querías hablar conmigo, ahora dime —me exigió él. Yo volví a reír como una idiota. Estaba ebria; no podían esperar mucho más de mí.
—Ryan —tragué saliva y reí otra vez—, ¿qué pasa si me acuesto con Justin? —los ojos azules de Ryan me miraron sorprendidos.
—Te mataría —aseguró.
—¿Por qué?
—Sabes cómo es Justin y deduzco que tú no eres una perra, que te acostaste con él porque enserio querías y lo querías a él. Así que si te acostaste con él, Justin te dejará y quedarás sufriendo —las palabras se me mezclaban así que solo reí—. Dime que no lo hiciste.
—No —sentencié—. Pero quiero hacerlo.
—¡Deja! —exclamó Ryan al ver que estaba tomando mi teléfono para marcarle— Estoy seguro de que mañana te arrepentirás.
—No, no lo haré —me negué entre risas zafándome de él. Logré marcarle a Justin sin que Ryan me jodiera, él se quedó viendo perplejo lo que hacía.
#Vía telefónica#
—¿Aló? —Justin se oía adormilado.
—Justin, quiero tener sexo contigo —mi voz se oía ebria, él se daría cuenta.
—Estás borracha —sentenció—. No me acostaré contigo así.
—¡Vamos, cariño! —murmuré— quieres hacerlo.
—No, estás borracha —repitió. Ryan me usurpó el teléfono.
—Justin, no le hagas caso —le pidió Ryan—. Está ebria.
—¡Ryan! —protesté yo— Dile que quiero hacer el amor con él, quiero que me folle —repetía.
—Adiós, bro. Lo lamento —sentenció Ryan y colgó, para guardarse mi teléfono en su bolsillo.
#Fin vía telefónica#.
—Devuélveme mi teléfono —le exigí a Ryan, él estaba esquivándome.
—¡No seas pesada y déjate de tonterías! Acabas de hacer una cagada, que te salió mal por suerte —sentenció. Yo me aferré a su cintura haciendo berrinche como una niña pequeña.
—Ryan —le hice pucherito, él no se inmutó. Me elevé en mis puntas ante su quietud absoluta y lentamente lo besé. Sí, estaba besando a Ryan en un estado de ebriedad impresionante.

5 comentarios:

  1. siguela pliss
    amo tu nove es increible

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  2. me encanta tu novela
    asi toda diferente a las demas
    siguela

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  3. hahahaha!! siguela !! esta genial!!

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  4. Siguelaaa!!!! me encaantaa!!........................................ no,no tengo animos para comentarar!! jejej pero voy a hacer lo posiblee....vamoss..


    Holaaaa!! como estas?? espero que bien me encanta tu nove siguelaa me muero de intriga por saber que pasa en el siguiente cap.. es que tu nove es especial tiene es toque de hbfjncdvieu y queda tann hbfjncdvieuhbfjncdvieu jejej que me anima a leeela y seguirte capitulo a capitulo bueno me voy despidiendo besotess te quieroo muchootee yop Pituu!! :D


    PD: tu nove tiene SGAG! ;)

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  5. Oli poly , no puedo escribir mucho ya qe estoy en mi ipod solo te pido qe sigas la nove xk qede intrigada kn lo qe va a pasar , besos <3

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