…Al
día siguiente…
Al
llegar del colegio, me di una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=70174368&.locale=es. Tomé las llaves de mi
coche y mientras sonaba Green Day conduje hasta el lugar al cuál había ido con
Justin. Caminé entre todos los autos aparcados en un galpón y me detuve frente
a la puerta de la sala a la cual había entrado hacia un par de días. Golpeé mis
nudillos contra la madera, algo nerviosa debo admitir, esperando que alguien
abriera la puerta.
—Adelante
—oí gritar. Pasé saliva y abrí la puerta.
—Hola
—saludé con voz firme, los ojos de Chaz se centraron en mí rápidamente.
—¡Qué
sorpresa! —aseguró mientras yo cerraba la puerta después de entrar—, ¿te mandó
Bieber? —cuestionó inspeccionándome con la vista.
—No
—mascullé acomodando detrás de mi oreja un mechón de cabello—, vine a hablar
contigo. Necesito tu ayuda.
—Interesante
—musitó mirándome detenidamente—, te escucho —sonrió apuntando el sillón. Tomé
la iniciativa en mi mente y me senté frente a él intentando ser justa con mis
palabras y no estar nerviosa.
—Bien
—sonreí levemente—, necesito salir del país sin autorización de mis padres.
—Tienes
18, ¿verdad nena? Solo vete —sonreí algo cínica. Él creía mal.
—Tengo
diecisiete, Chaz —le expliqué—. Necesito ir a Bristol sola, sin que mis padres
sepan. Tienen a mi hermano en Inglaterra y voy a sacarlo de allí —sus ojos
cafés estaban clavados en mí.
—Tienes
coraje —aseguró, era lo que debía sobrarme ahora, ¿no?— y puedo ayudarte,
claro. Pero, ¿Justin? Él tiene más contactos en New York que podrían ayudarte.
—Justin
no sabe de Bristol y no tiene que enterarse —él asintió como entendiendo—. Por
eso recurrí a ti, porque no conozco a otra persona y supuse que Justin confiaba
en ti, por eso mismo te pidió ayuda para ir a Seattle —Justin era consciente
del peligro que sufríamos, debía confiar en Chaz.
—No
tengas dudas en que te ayudaré —mi corazón latió rápidamente, todo estaba
saliendo bien—. Pero, nena, no puedes irte a Bristol con las manos vacías, tú
sola a enfrentar a quienes tienen a tu hermano, ¿sabes eso, verdad? —fruncí el
ceño y solté un suspiro.
—No
quiero meter a Justin en esto —mascullé—. Jen patearía su trasero, no quiero
eso.
—¿Jen
____________(tu apellido)? —yo asentí ante su pregunta— No puedo creer que sea
tu madre, lo juro.
—¿La
conoces? —me atreví a preguntar yo. Chaz asintió.
—El
mercado negro en New York es famoso, bebé. Todos nos conocemos —sonrió
maliciosamente—. Jen tiene el culo alto en la cima, pero no es muy difícil
tumbarla. Solo que nadie lo hace, porque tiene el imperio más grande de gente
tras ella.
—No
me interesa mucho en qué poso tiene metido su trasero —por mucho peligro que
ella corriera—, lo único que quiero es quitar a Ronan del infierno en cual lo
metió.
—Con
más razón —masculló—, si sacas a Ronan deberás hacerlo con alguien más —carraspeó—.
Quizás, no Justin, pero consigue ayuda, nena.
—Claro,
sí —no pude evitar usar sarcasmo—. Conozco a tanta gente que se dedique a matar
—Chaz soltó una risa divertida.
—Podríamos
unirnos a ti con Alfredo y Ryan, si es lo que quieres —me ofreció.
—¿Y
qué pedirás a cambio? —las cosas no funcionaban tan fácil, ¿no?
—Que
hagas que Justin se nos una a mí y los chicos —lo miré atentamente. No podía
negociar.
—Gracias,
Chaz —me puse de pie mirándolo fijo—. Pero no puedo negociar por Justin. Él
decide si poner su trasero en peligro o no, yo no puedo meterlo en esta mierda
otra vez. Por algo él decidió salir, ¿no crees?
—¿Él
no te contó esa historia? —me preguntó sin inmutar su facción cinista.
—No,
y está bien por mí —mascullé—. No me interesa su pasado.
—Debería
hacerlo cuando seas consciente de que él nunca saldrá de estar en el peligro.
—No
vas a ayudarme si no hago que Justin vuelva, y no lo haré. Así que, está bien
Chaz. Gracias por tu tiempo —volteé y tomé la perilla de la puerta para
abrirla.
—Espera
—habló, volteé a mirarlo—, es una buena causa y me agradas, tienes coraje. Te
ayudaré —solté la puerta y lo miré fijamente—, y no quiero nada a cambio.
—¿Lo
dices enserio? —él asintió tranquilamente.
—Tú
organiza como hacerlo, estamos a tu mando.
Regresé
a casa, eran las 04:00 p.m. Justin tenía práctica de tenis, así que no lo vería
hasta la cena. Subí las escaleras y entré a la habitación. Tomé mi teléfono y
vi que había un evento que decía “Festival en el centro”. Recordé que había
buenas bandas. Así que bajé y conduje hasta la casa de Miley. Solo entré a su
casa.
—¡Miley!
—grité.
—En
la cocina —aseguró. Yo me dirigí a la cocina—. Hola.
—Hola
—saludé—, ¿vamos al centro? —ella volteó a verme confundida.
—¿Qué
hay?
—Festival
de rock —musité. Miley soltó lo que estaba haciendo y sonrió.
—Vamos.
Salimos
de su casa y subimos al auto, yo comencé a conducir.
—¿Cantas
con los chicos? —y sí, Miley sabía de la “banda” que tenía.
—No,
no —me negué—, no es lo que me gusta. Hay mucha gente.
—¿Y
no sería lo correcto, así consigues fama? —Miley tenía razón.
—Sí,
es cierto —mascullé—, pero no tengo ánimos para serte sincera, prima. Lo último
que espero es cantar.
—¿Y
Justin? —cuestionó mientras yo doblaba en una de las esquinas.
—En
práctica de tenis —me limité a decirle—. Sale tarde, no creo que quiera venir.
—Creí
que no quería venir —masculló mi prima—, ¿van bien, no?
—Sí,
¿por qué preguntas? —tendría algún motivo.
—Pues,
para serte honesta, lo vi hablando con Samanta en el colegio. Fui a ver algunas
cosas con Jaden y estaban hablando en un pasillo —mi corazón se detuvo y me
llené de ira.
—¿Estás
segura, Miley? —porque si era así, Justin iba a escucharme.
—Sí,
era tu hermana rubia y vestida de corto y rosado y Justin, el chico de cabello
castaño y ropa rapera, ¿existen otros? —yo negué apretando con mis manos el
volante.
—Justin
Bieber va a escucharme —mascullé entre dientes, estaba que hervía.
—Espera
—masculló Miley, yo solo callé—, no hagas locuras, no sabes qué hacía con Samanta. Quizás
peleaban o no lo sé, pero no pierdas todo por esa mierda.
—¿Y
bien, qué esperas que haga? —la rabia brotaba por mis poros, estaba desesperada—,
¡no voy a quedarme de brazos cruzados! Si Justin quiere a Samanta, tendrá a
Samanta.
—Él
te quiere —aseguró Miley, yo sonreí cínicamente—. Además, quizás solo tu
hermana lo buscó.
—Él
es un idiota y Samanta una puta —suspiré intentando liberarme de tanto odio—.
Pero fuera de esto, lo solucionaré en otro momento. Estamos yendo por
diversión, no hay que arruinarlo ahora.
—Sí,
es cierto —carraspeó un poco—, sigo pensando que deberías haber pedido lugar
para cantar tú también.
—Venga,
Cyrus. No es mi día hoy —le recordé, y sí, no podía quitarme lo que mi prima me
había dicho de la cabeza.
Conduje
hasta el centro y aparqué a unas dos cuadras del parque, bajamos y caminamos
hasta allí. Estábamos caminando por el lugar para conseguir una buena ubicación.
Sentía como todos los ojos caían sobre nosotras. Quizás era porque todos
estaban abrigados y yo no, no tenía frío. Acostumbraba a vestir así,
acostumbraba a no sentir frío. No sabía por qué diablos nos miraban, pero me
daba igual. Sobre el escenario había una muchacha tocando buen rock acústico.
Lo hacía bien, debía decir.
—¿Qué
rayos tendrían que hablar Justin y Samanta? —volteé a preguntarle a Miley.
—No
lo sé —se encogió de hombros algo raro—, si lo supiera, te lo diría, ¿no crees?
—yo asentí confundida.
—Sí,
pero no sé qué diablos hacer —lo estaba tomando con un poco más de calma, no
quería hacer cualquier locura.
—Sabes
que debes hablar con Justin —ella tenía razón, pero no sabía cómo iba a
reaccionar ante la pequeña posibilidad de que él me engañara con mi hermana.
—No
sé qué podría hacer si me enterara que está con Samanta al mismo tiempo que
conmigo —Miley soltó una sonrisa frustrada.
—Te
dije que te enamorarías —suspiró—. No sé qué decirte, Justin no es el tipo más
defendible en cuanto a mujeres —y sus palabras me hundían más y más en la
desesperación.
—Tengo
que hablar con él —suspiré frustrada— y tendré que esperar hasta la noche.
—¿___________(tu
nombre)? —escuché nombrarme, una muchacha de mi estatura, de ojos verdes y cabello
renegrido se puso frente a mí. Vestía un jeans negro, una remera gris y una
chaqueta de cuero, estaba allí mirándome.
—¿Te
conozco? —solté, ella carraspeó un poco.
—Soy
Holly, tengo una banda de rock, te vimos tocar muchas veces en el bar de la
costa —asentí sonriendo levemente.
—Un
gusto —musité. No necesitaba presentación, ella me conocía.
—Desgraciadamente
nuestro vocalista enfermó y no está aquí. Subimos en unos minutos y no tenemos
quien cante —esperaba no oír no que estaba pensando—, ¿subirías con nosotros?
Podríamos acoplarnos a ti, conocemos tus canciones.
—Venga,
no dirás que no, ¿verdad? —me insistió Miley. Yo la miré fijo como diciéndole: “cierra
la boca, Cyrus”.
—No
lo sé —musité.
—Por
favor —estaba rogándome Holly—. Eres nuestra única salvación.
—Bien
—carraspeé un poco, tenía que alistarme—, ¿cuántas canciones son? —Miley sonrió
orgullosa, Holly iluminó su cara con una sonrisa.
—Cinco
—musitó la muchacha de cabellos negros.
—Bien,
haremos un par de covers, ¿te parece? —ella asintió sin problema— Dime los que
sepan.
—Aerials
—la canción era de AC/DC, la sabía y estaba bien por mí—, Loosing grip —era de
Avril Lavigne, si no me equivoco—, Polly de Nirvana, Paradise City —Guns and
Roses, también la sabía— y no lo sé, dime una tú.
—No
lo sé —me encogí de hombros—, si me prestan una guitarra podría hacer alguna
mía.
—Está
bien —me sonrió—. La haces luego de los covers, ¿va? —yo asentí sonriendo
levemente— Vamos, tocamos enseguida.
…
Habíamos
hecho los cuatro covers y las personas que estaban en el concierto —las cuales
eran cientos— estaban encantadas con nosotros. Uno de los muchachos, Bryan el
de la guitarra eléctrica, me la prestó. Le pasé indicaciones a Roth el
baterista, él entendió bien de lo que hablaba.
—Gracias,
gracias —sonreí en el micrófono ante sus gritos. Volteé un poco y me puse la
guitarra—. Es un gusto cantarles, espero que les guste, esta vez no es un
cover, es un tema propio —le hice un gesto a Roth y comenzó a tocar, luego
seguí yo.
The
factory exploded
After
create me
I
started drinking alcohol
And
smoking cigarettes
Everyone
is looking forward
I
remove the dress
They
are waiting
something
extraordinary
Everyone
screams
That
lift my hands higher
Everyone
wants
That
this music going
Because
we're not pop
Because
we are not shit, baby
Alcohol
is what I need
That's
it.
Do
not stop now!
Still
playing that rock!
After
much shouting
I
think I will dream
I'm
the typical girl from New York
Living
the American Dream
Everyone
is looking forward
I
remove the dress
They
are waiting
something
extraordinary
Everyone
screams
That
lift my hands higher
Everyone
wants
That
this music going
Because
we're not pop
Because
we are not shit, baby
Alcohol
is what I need
That's
it.
Do
not stop now!
Still
playing that rock! —todos estaban gritando eufóricos cuando terminó la canción—
Gracias —sonreí—, nosotros somos “Voltaje”, ¡fue un gusto! —luego de
despedirnos bajamos hacia uno de los costados.
—Te
lo agradeceré toda mi vida —afirmó Roth, yo le sonreí.
—No
hay nada que agradecer —les sonreí y vi como Miley se abría paso entre la gente
dirigiéndose hacia nosotros.
—Si
no fueras mi prima y sería lesbiana, te habría violado —Holly soltó una risa
ante el comentario de Miley.
—Siempre
tan sutil —mascullé con sarcasmo, mi prima sonrió.
—Gracias,
enserio —volvió a repetir Holly.
—Gracias
a ustedes por acordarse de mí —les sonreí.
…Por
la noche…
Salí
de casa y entré al auto de Justin, le había mandado un texto diciéndole que
quería hablar con él. Justin pasó a las 08:30 p.m. por mi casa, así que salí y
subí en su auto, estaba dispuesta a hablarle de lo que oí de la boca de Miley.
Él se quedó viéndome.
—Hola
—me saludó y se acercó para besarme, pero le di vuelta la cara. Sé que fue
bastante descortés, pero no quería nada de él hasta aclarar todo. Y tenía que
tener una buena explicación.
—Hola
—sentencié secamente mirándolo fijo.
—¿Qué
pasa? —preguntó sin arrancar aún.
—Arranca
—le pedí—. Vamos a algún lado tranquilo —estaba siendo dura con él.
—Bien
—lo notaba desconcertado; él arrancó el carro y comenzó a conducir—, ¿enserio
qué tienes?
—Te
dije que hablaría contigo en un lugar adecuado y tranquilo —él suspiró
frustrado.
Condujo
en silencio mientras yo fumaba un cigarro hasta un parque, allí se detuvo en el
aparcamiento, pero sin bajar se volteó a verme fijo.
—Bien,
te escucho —me miró fijo, yo solté el humo—; dime, ¿qué tienes?
—Sé
que has estado hablando con Samanta —mascullé severamente, mis ojos estaban
clavados en él—, ¿qué tienes para decir? —él suspiró.
—Estábamos
discutiendo.
—¿Ah,
sí? —estaba furiosa, él asintió—, y dime, ¿por qué?
—No
confías en mí —dedujo evadiendo mi pregunta.
—Te
estoy preguntando por qué mierda discutiste con esa puta.
—¡Diablos,
___________(tu nombre)! —maldijo en voz alta—, debes confiar en mí, no estaba
haciendo nada más que discutir con Samanta, cubriéndote de ella, más bien.
—¿Cubrirme
de qué? —cuestioné cínicamente con un tono burlista— Sabes que puedo con
Samanta.
—Sí,
lo sé —habló él firme—, pero no podrás contra ella cuando sabe que hemos estado
viajando seguido a Seattle.
—¿Qué
sabe qué? —cuestioné asombrada, ¿cómo mierda sabía lo que hacía? Jodida perra.
—Sí,
mientras tú te empecinas en creer que te meto la vuelta con la perra de tu
hermana, yo intento cubrirte el culo para que Jen no te vuele la cabeza a tiros
—y eso que Justin no sabía lo que había hecho yo en la central de mamá.
—¡Maldita
Samanta! —estaba furiosa otra vez— Voy a hacerle volar la cabeza.
—Ojalá
fuera tan fácil y pasara tan desapercibido que lo hicieras —musitó Justin,
estaba enojado conmigo, podría sentirlo—. Pero si lo haces, estarás presa hasta
que tengas uso de memoria para que luego de agarre Alzheimer.
—Lo
lamento, bebé —acaricié su mejilla, él no se inmutó.
—Deberías
confiar en mí, ¿no lo crees? —suspiré sabiendo que él tenía razón y que había
actuado como una idiota.
—Lo
lamento —mascullé, él posicionó su mano sobre la mía—. Me dejé llevar por mis
impulsos.
—Está
bien —suspiró y esbozó una media sonrisa—, sé que en tu lugar también lo habría
hecho así.
—Te
quiero —elevé mis ojos para clavarlos en los suyos, él sonrió dulcemente.
—Te
quiero también —se acercó y besó dulcemente mis labios—, ¿me dejas invitarte a
cenar conmigo?
—No
debes preguntar —le recordé, él sonrió acomodándose para arrancar el automóvil.
Mientras
él conducía me hundí en mis pensamientos. Quizás no era tan justo que estuviera
mintiéndole, más bien, ocultándole las cosas de la manera en que lo estaba
haciendo. Merecía mi sinceridad, porque después de todo él se comportaba muy bien
conmigo. Era mi novio después de todo y me había dejado claro que teníamos que
tener confianza, pero no podría cargar en la conciencia si por mi culpa él
termina con un disparo en medio de la frente. No era justo, por algo él se
había salido de aquella pandilla alguna vez alejándose de esta mierda oscura en
la cual me metí. No iba a arrastrarlo a lo bajo nuevamente. No era lo que
quería hacer en lo absoluto.
wow hace mucho que no comente mil millones de sorrys no quería fallarte poly de todos modos amo como escribes eres mi wannabe osea algún día me gustaría escribir asi como vos te re contra re admiro.
ResponderEliminaryop: daii
pd:soy el primer comentario wiii