—¿Insinúas que no
soy buena? —él carraspeó ante mi comentario.
—No eres una
virgen, ___________(tu nombre). Dado a juzgar, ya vas cambiando novio por cada
año de vida —alcé las cejas y abrí mi boca en un gesto de sorpresa por su idea
sobre mí. Este tipo estaba mal, honestamente.
—Lo lamento,
sacerdote de la más santa iglesia —hacía que mis palabras se bañaran en
sarcasmo. Justin estaba dispuesto a conocerme hoy, porque al parecer sacarme de
las casillas era lo que tenía planeado. Era increíble pensar que pasaría los
restantes tres días con él, ¡jodido el momento en que confesé mis planes!—. Tú
no eres quién para juzgarme, ¿o negarás que te has acostado con más de cien
chicas en este mismo año? —lo desafié, él sonrió cínicamente.
—Ya, no es un
crimen divertirse —me recordó.
—Cierra tu puta
boca, Bieber —le exigí asqueada—. Me tratas como una puta, pero no lo soy. No
creas que porque sabes mi pasado y confío en ti más que en otras personas,
puedes decirme lo que se te venga en gana, ¿vale? No me conoces tanto como
supones. Conoces mi pasado, no mi presente. No intentes hacerlo, ¿vale? Solo,
guárdate tus ideas y deja ya de una puta vez de pensar que voy a acostarme
contigo, ¡no lo hago, porque no quiero! ¿te queda?
—Ya veremos quién
cae primero en las sábanas de quien —musitó, ¿estaba desafiándome? ¿Justin
Bieber? No era justo, no me iba a dejar pisotear.
—¿Por qué apuestas,
si sabes que perderás? —le dije cínicamente. Él me sonrió con algo de recelo.
—Sé que amas jugar
así —afirmó—. Veremos quién cae primero.
Llegamos a la
estación de tren y ninguno de los dos intentaba decir nada. No iba a solucionar
su mierda, él debía disculparse, si era que alguien debía hacerlo. Compramos
los boletos y subimos al tren en el momento que lo indicaron. Justin,
obviamente, iba sentado a mi lado. Estaba nerviosa y pelear con él, me había
puesto peor. Estaba en un estado de histeria, un estado en el que todo me
molestaba.
—Quedaste sentida
por lo de hoy —murmuró unos minutos luego de que el tren se comenzara a mover.
Lo miré detenidamente, no parecía estar burlándose o algo por el estilo.
—No es bonito que
te digan puta —le informé. El suspiró y pasó nerviosamente la mano por su
cabello.
—Lo lamento —sentenció—.
Perdón.
—No soy Dios para
perdonar —mascullé mirando hacia otro lado—. Simplemente la cagaste, Bieber.
—Oye, pasaremos
tres días juntos, ¿no sería mejor llevarnos bien? —sonreí cínicamente. No podía
gritarle cualquier cosa, íbamos en un tren y quedaría como una desubicada.
Debía controlarme.
—Mira tío —tragué
saliva y lo miré fijamente—, yo no soy ninguna puta. No tienes derecho a
manejar mis sentimientos a tu antojo, ¿vale?
—Las mañanas no me
tratan bien, lo lamento —repitió, lo miré despectivamente.
—Se hace fácil,
¿no? —él arqueó una ceja— decir las cosas y luego pedir perdón —le expliqué sin
que pidiera que lo haga.
—Lo lamento,
enserio —repitió—. Fui un idiota, lo sé. Pero la tensión que tengo desde hace
semanas, no puedo controlarla. Lo lamento, ___________(tu nombre). Fue estúpido
de mi parte decirte esas idioteces.
—¿Enserio crees eso
de mí? —él negó con su cabeza, lo miré fijamente. No estaba mal, no me sentía
culpable por primera vez en mi vida de no agradarle a alguien. Pues, era su
problema lo malo que veía en mí.
—No, no lo creo —musitó
con seguridad y rodeó mis hombros con su brazo. Lo miré detenidamente.
—También estoy a la
defensiva —confesé algo estúpida.
—Vamos, suéltalo —me
pidió. Lo miré arqueando una ceja.
—Mamá va a hacer un
escándalo cuando se entere que me escapé a Seattle contigo, además, Dolly
pagará las consecuencias de mi “rebeldía”, como quizás también tú lo hagas —claro
que Justin iba a tener problemas—. Además, no lo sé. Me frustra ser tan
distinta cuando estoy contigo —él arqueó una ceja.
—¿A qué te
refieres, ___________(tu nombre)?
—A eso —sentencié
sin sentido para él—. Cuando dices mi nombre siento que soy otra persona, tú me
cambias de este modo ¿y yo qué hago? —cuestioné retóricamente— intento volver a
ser lo que quiero ser, pero entonces cuando lo intento me aparece tu rostro,
tus palabras, tus ideas. No puedo vivir con eso, pero tampoco puedo vivir sin
ello —¿estaba declarándome? Diablos, acababa de meter la pata lo más profundo
que pude.
—¿Qué intentas
decirme, nena? —mi corazón se llenó de furia cuando lo oí llamarme así. Lo
odiaba, repugnaba esos sobre nombres cursis.
—No me digas nena —me
limité a advertirle—. Y no sé, no tengo la menor idea de qué mierda quiero
hacer con lo que estoy diciendo. Simplemente, no te vayas de mi lado, ¿ya? —él
asintió algo confundido.
Todo se había
tornado a un silencio casi mortal entre nosotros. Mirar lo que pasaba a mi
alrededor era bastante tedioso y aburrido, así que preferí conectar mis
audífonos y escuchar música.
…
Llegamos a Seattle
casi a las 06:00 p.m., bajamos del tren y nos dirigimos a una cafetería. Los
dos teníamos hambre, pues no habíamos almorzado. Justin pidió un café y donas,
yo pedí solo un café, no me apetecía comer; más bien, aunque quisiera comer, no
pasaría nada por mi garganta. Estaba hecha un nudo de nervios.
—Tranquila —me aconsejó
Justin, lo miré detenidamente mientras él bebía un sorbo de su café.
—No sabes la
frustración que tengo —aseguré—. Si todo habría sido de otra manera, no estaría
buscando a Ronan ahora.
—¿Y tú qué podías
hacer para evitarlo? —me preguntó Justin, era una buena pregunta.
—No lo sé —musité—,
pero si hubiese sospechado algo esa mañana no habría salido, ¡no lo había
permitido!
—Claro, y crees que
si estabas allí habrías pasado por encima de las decisiones hipócritas y
egocéntricas de tus padres —miré la cara de Justin con confusión ante su
tremendo sarcasmo. Él solo suspiró—. Las cosas están escritas, no puedes
cambiarlas.
—Al diablo entonces
—musité con los dientes entrecerrados. Justin me miró fijamente, como buscando
algo—, ¿tengo monos en la cara?
—Nunca vi tu mirada
tan profunda —lo miré arqueando una ceja, ¿profunda? ¿Mi mirada? Él estaba
delirando.
—No digas sonseras —le
pedí algo intimidada por su forma de verme.
—Va, no creas —me
incitó algo sarcástico—. Pero, enserio. Hay algo en ti cuando sabes que podrías
evitarlo que se enciende, como una oscuridad rara —se encogió de hombros, yo
reí divertida.
—¿Qué novela has
estado mirando, Bieber? —él me miró divertido, yo le sonreí mirando sus ojos
fijamente. Eran raros, no lo sé. A veces se veían miel y otras veces se veían
algo verdes. Eran preciosos, honestamente.
—¿Ahora tengo yo
los monos? —dijo él burlándose de mí. Yo fruncí el ceño y desvié la mirada.
—Tus ojos son raros
—mascullé, él soltó una risa algo ahogada por el café.
—Que yo sepa son
dos y normales como los de cualquier otra persona —dijo en un tono algo obvio,
como que yo estaba loca.
—Púdrete —le
aconsejé y lo miré otra vez—. Hablaba del color.
—Son miel a veces y
otras verdes —comentó con naturalidad—. Pero son sexys y únicos, nena.
—No soy tu nena —le
informé apretando los labios, odiaba que los hombres me trataran como una puta
barata. Y sí, consideraba los apodos “nena, cariño o baby” como una muestra de
propiedad y no era propiedad de él.
—Lo lamento —dijo
poniendo manos en alto para defenderse encogiendo los hombros—. No quería
despertar la fiera en tu interior —yo fruncí el ceño y él rió divertido
burlándose de mí.
—El día te trata
mal, ¿no Justin? —él hizo una mueca pensativa.
—Quizás.
—Si no querías
venir no tenías por qué hacerlo —él alzó la vista para mirarme algo irónico.
—¿Crees que vendría
si no quisiera? —me preguntó, yo me encogí de hombro.
—Tienes una cara de
muerte desde que salimos de New York, Bieber. Primero me tratas como a una puta
y ahora te sientes lo suficientemente poderoso como para ponerme a prueba, ¿qué
tienes?
—¿Qué tienes tú? —preguntó
intercambiando el mando—, eres tú quien cuestiona las cosas aquí.
—Pues, sí —aseguré—.
Pero al menos sabes por qué lo hago. Él sonrió irónico.
—¿Quieres saber qué
me tiene así?
—Pues, si me dejas
como opción decirte que sí, pues… sí. Me gustaría saber qué mierda te sucede
para que me trates así —porque estaba cansada de esa situación. Él no era así
conmigo.
—Mi mamá se está
por casar con un tío que es un completo cabrón —aseguró él y frunció el ceño
pasando sus dedos por su cabello nerviosamente—. No quiero tener un gilipollas
dentro de mi casa.
—Lamento haberme
pasado de la raya —comenté algo sumisa. En realidad, creí que estaba así por
algún asunto conmigo. Pero a juzgar por su aspecto, no le daba buena espina lo
que su “simpática”, válgase el sarcasmo, madre iba a hacer. Vaya a saber quién
era el tipo.
—No debí tratarte
así —musitó él—. Lo lamento, no estoy pensando muy bien.
—¿Quién es el tipo?
—le pregunté.
—No quiero hablar
de eso —sentenció seriamente. En realidad no quería hacerlo.
—Debemos irnos —dije
poniéndome con brusquedad de pie.
Salimos de la
cafetería y tomamos un taxy, al cual le di la dirección de mi tía Dolly.
Estuvimos casi cuarenta minutos transitando las calles de Seattle. Llegamos a
una casa en medio de dos edificios lo suficientemente altos como para marearme.
Le pasé dinero al taxy y él se marchó. Y allí quedamos, Justin y yo, con
nuestras maletas frente a la pintoresca casa.
—Es hora —me
recordó Justin—. Hace frío aquí.
—Sí, tienes razón —suspiré
inflando mi pecho con aire puro. Estaba nerviosa, debía admitirlo. Toqué la
puerta y quedé inmóvil ante ella, esperando a que abriera.
Segundos después
una mujer abrió la puerta. Tenía el cabello un poco más claro que el mío, unos
ojos cafés potentes y una sonrisa bastante sufrida. Su altura rondaba los 1,70,
traía puesto unos jeans apretados azules, una remera roja con una inscripción
en el frente que decía: “Fuck me”. Su oreja estaba bordeada de pequeños aritos
y su maquillaje era bastante pesado, similar al mío. Para ser una mujer de 45,
estaba en onda y se mantenía mucho mejor que mamá, quién apenas llegaba a sus
42 años preocupándose por sus uñas bien pintadas de color pastel. Mi tía Dolly
era una rockera igual que yo, íbamos a llevarnos bien, aunque no nos
conocíamos.
—Muchachos —irrumpió
el silencio al ver que ninguno hablaba—, ¿se les ofrece algo?
—¿Dolly Step, vive
aquí? —ella asintió con la cabeza ante mi pregunta.
—Sí, soy yo —me
dijo con un tono algo obvio.
—Soy ___________(tu
nombre) —me presenté, ella me siguió mirando de la misma manera, entonces debí
optar por decirle quién era mi madre. Apuesto a que se acordaba de ella—. Soy
tu sobrina, Dolly.
—¿Sobrina? —cuestionó
divertida— Mi hermana está a bastantes kilómetros de aquí y no creo que deje
venir a alguna de sus hijas a mi casa, además, ¿quién es él? —se refirió a
Justin.
—Soy ___________(tu
nombre y apellido) —repetí—, la hija del medio de ___________(tu mamá). Sí,
vivimos en New York y no me dejaría venir si lo supiera. Pero estoy huyendo,
por así decirlo, de ese par de víboras. Y él es Justin, mi mejor amigo —me
atreví a presentarlo.
—¡No puedo creerlo!
—exclamó sonriendo ampliamente, debía admitir que se me parecía algo—, ¡pasen! —añadió
y así lo hicimos.
—Lamento no avisar
nada —musité volteando a verla mientras cerraba la puerta—, pero no tengo tu
número ni por dónde comunicarme contigo.
—Enserio, ¡qué
sorpresa me es esto! —dijo y me abrazó brevemente, para luego estrechar la mano
con Justin—, no creí que serías tan rocker —confesó—. Jamás pensé que
___________(tu mamá) dejara que su hija portara aros, tatuajes y maquillaje
pesado. Creí que serías una lady, como ella.
—Oh, no. Ese es
trabajo de Samanta —dije con algo de odio—. Por cierto, ¿podemos quedarnos aquí
hoy? —le pregunté.
—Sí, claro —aceptó—.
Estoy sola y tengo habitaciones desocupadas.
Luego de
acomodarnos, ella dijo que deberíamos cenar. Así que bajamos a dónde ella nos
indicó un comedor. La casa era acogedora, según sabía, vivía sola allí.
—Y, ¿qué los trae
por aquí, muchachos? —dijo ella mientras comenzábamos a cenar.
—Pues, a mí tu
sobrina —respondió Justin, Dolly me miró entonces.
—No me diga que
huyen por amor —comentó soñadoramente. Yo exploté en risas.
—No, no —me negué—.
No me temo enfrentar a mis padres —me encogí de hombros, ella sonrió orgullosa—.
En realidad, venía para hablar de Ronan —la cara de Dolly se tensó un poco.
—¿Ronan? —cuestionó
pensativa— ¿tu hermano mayor? —yo asentí.
—De él hablo —aseguré.
—¿Qué sucedió con
él? —al parecer Dolly no sabía nada, pero debía hurguetear en sus
conocimientos.
—Está internado en
un centro de discapacitados —los ojos de mi querida tía, se llenaron de odio.
—Sabía que la puta
perra de ___________(tu mamá) iba a hacer eso. Es una idiota, cree que ese hijo
fue un castigo, ¡pues, jodida ella! Porque por el alcohol que ingería cuando
estaba en meses de embarazo lo jodió al niño, ojalá le habría cagado la
existencia a ella.
—Créeme que lo hizo
—musité. Dolly me miró algo confundida—, por eso mismo lo llevó a un centro de
esos, ¿crees que su reputación sería buena si Ronan fuera “conocido en
sociedad”? —dije con sarcasmo. Dolly rió llena de furia.
—Queremos encontrar
a Ronan —se entrometió Justin.
—Lo lamento chicos —sacudió
su cabeza con algo de lástima—, pero no tengo idea de dónde puede estar ese
ángel. No tengo relación con ___________(tu mamá) después de sus decisiones
idiotas. Pero, voy a ayudarlos.
—¿De qué decisiones
hablas? —le pregunté curiosamente.
—Querer ser de la
sociedad —masculló mi tía—, intentar esconder que su vida no era perfecta. Pero
así le va, creo que es una frustrada social —yo reí divertida, por fin alguien
me entendía.
—Gracias a Dios me
entiendes —musité—. Samanta es una perra como mi madre, estoy perdida allí
dentro. Me odian, ellas dos y el traidor de mi padre.
—¿Samanta es tu
hermana menor? —cuestionó Dolly.
—Sí, es la clase de
hermana menor que se tumba tu novio y usa faldas apretadas y demostrativas los
trescientos sesentaicinco días del año. Asquerosamente puta —describí a mi
hermana rubia y falsa.
—Oh, tal cuál como
imaginé que ibas a describirla —rió divertida—. Apuesto a que es rubia y usa al
menos una prenda rosa en sus atuendos, siempre —yo asentí divertida. Dolly sí
me entendía.
—Oh, espera —le
pedí mirando a Bieber—, fue novia de Bieber, no deberíamos criticarla así.
—Demostró ser una
perra —habló Justin—. Por mí sigan —Dolly rió.
—¿Te sacó la
vuelta? —Justin me miró a mí y sonrió divertido.
—Con su propio
cuñado —se llenó la boca Justin con algo de rabia.
—O sea, ¿con tu
novio? —yo asentí y reí algo cínica.
—Ella creyó que iba
a llorar e implorar piedad. Lo lleva a cenar a casa y el muy hipócrita dominado
juega bingo con mis padres. Es patético, casi nunca estoy en casa cuando ellos,
porque me dan demasiado odio —Dolly asintió como entendiéndome.
—¿Y qué haces de tu
vida? —me preguntó, yo suspiré.
—Tengo una beca en
la escuela de artes y hago presentaciones en bares los fines de semanas —ella
me miró algo sorprendida.
—Has heredado el
arte de mi lado —aseguró—. Apuesto a que no sabes que también soy música —yo
negué con la cabeza sonriendo sorprendida—. Pues, ahora sí. Y tú, Justin, ¿qué
haces?
—Estudio y juego
tennis —confesó Justin.
—También sabe
cantar espectacular —lo mandé al frente Dolly lo miró divertida.
—Pero es el secreto
oculto del rompe corazones que solo quiere sexo, ¿verdad? —Justin se sonrojó un
poco, era raro verlo algo intimidado.
—Oye —protestó
Justin frunciendo el ceño, yo lo miré detenidamente, él aflojo un poco la
tensión de su cara—, ¿dónde tienes la bola de cristal? —cuestionó divertido.
—Fui adolescente
también, Justin —Dolly tenía un leve acento sureño, por lo que me pregunté si
toda su vida habría vivido en Seattle o si fue sureña alguna vez. No lo
parecía, tenía un aspecto bastante similar al mío, solo que con unos cuántos
años más.
Luego de cenar
subimos a las habitaciones. El tema de Ronan, había quedado en la nada misma.
Casi que fue en vano viajar a Seattle, más bien lo fue. Aunque conocí a la tía
Dolly, una grandiosa mujer, para ser exacta. Ojalá viviera con ella y no con la
odiosa de mi madre.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Respuestas:
Yenixhithax: Jaja,
Rayis es dura y fría, no quiere admitirlo, pero le agrada que Justin esté
pendiente de ella. Besitos (:
Pao: ¡Gracias,
lindura! Aquí está el capítulo, espero te guste. Besos.
Taylor: ¡Hola, un
gusto! Sabes, The Pretty Reckless es mi banda favorita y también Wonderwall es
una de mis favoritas, junto con Factory Girl y Kill me. Besos (:
AndreaR: ¡Hola! No
subía en las otras novelas de Facebook porque creí que nadie las leía ya. Pero
voy a hacerlo, lo prometo (: Besitos y gracias por tu apoyo.
Pitu: ¡Aww! Qué linda eres, y no me aburres. Amo los comentarios largos, para ser honesta jaja. Gracias por leerme y enserio, es un orgullo para mí que te guste la nove. Besitos, te quiero (:
Pitu: ¡Aww! Qué linda eres, y no me aburres. Amo los comentarios largos, para ser honesta jaja. Gracias por leerme y enserio, es un orgullo para mí que te guste la nove. Besitos, te quiero (:
Espero que les
guste, lindas. Subiré en cuanto pueda. Las amo (:
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—Poly—
P/D:
COMENTENN! :)
Hola, siguelaaaaa,es una de las mejores novelas que he leido, si amo kill me has escuchado hit me like a man esa tambien es buena, cuidate y siguela!
ResponderEliminar--Taylor Richoux
oli,poly jiji SIGUELA me encanto el capitulo , hdbcuhyebcyubfucb rayis se le declaró indirectamente *-* ,dolly es muy rockera igual qe rayis ojala encuentren a ronan y porfis SIGUELA besos <3
ResponderEliminarJajajaja gracias por responderme,amiga :) y sí,me haces sonreír cada vez que leo la novela,cada vez que veo lo que pasa,sonrío por impulso jiji.La verdad es que tienes un don para escribir y mucha imaginación.Es la mejor novela que he leido y si fuera por mí,¡te daría un premio! Yo tambien escribo una novela romántica ;) Y quiero que sepas que me pareces super maja,simpática,buena escritora y buena amiga con todas así que no cambies ni tú ni la novela.Por que tú eres una gran amiga y la novela,por que...no puedo vivir sin ella jajaja :D Gracias por ser como eres,linda.Te quiero.
ResponderEliminarPd: En realidad me llamo Paula,¡igual que tú! jiji
Pd: Soy Pao2011 solo que me cambié de nombre jiji :)
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