jueves, 10 de enero de 2013

Capítulo 20°: "Seattle".





—¿Insinúas que no soy buena? —él carraspeó ante mi comentario.
—No eres una virgen, ___________(tu nombre). Dado a juzgar, ya vas cambiando novio por cada año de vida —alcé las cejas y abrí mi boca en un gesto de sorpresa por su idea sobre mí. Este tipo estaba mal, honestamente.
—Lo lamento, sacerdote de la más santa iglesia —hacía que mis palabras se bañaran en sarcasmo. Justin estaba dispuesto a conocerme hoy, porque al parecer sacarme de las casillas era lo que tenía planeado. Era increíble pensar que pasaría los restantes tres días con él, ¡jodido el momento en que confesé mis planes!—. Tú no eres quién para juzgarme, ¿o negarás que te has acostado con más de cien chicas en este mismo año? —lo desafié, él sonrió cínicamente.
—Ya, no es un crimen divertirse —me recordó.
—Cierra tu puta boca, Bieber —le exigí asqueada—. Me tratas como una puta, pero no lo soy. No creas que porque sabes mi pasado y confío en ti más que en otras personas, puedes decirme lo que se te venga en gana, ¿vale? No me conoces tanto como supones. Conoces mi pasado, no mi presente. No intentes hacerlo, ¿vale? Solo, guárdate tus ideas y deja ya de una puta vez de pensar que voy a acostarme contigo, ¡no lo hago, porque no quiero! ¿te queda?
—Ya veremos quién cae primero en las sábanas de quien —musitó, ¿estaba desafiándome? ¿Justin Bieber? No era justo, no me iba a dejar pisotear.
—¿Por qué apuestas, si sabes que perderás? —le dije cínicamente. Él me sonrió con algo de recelo.
—Sé que amas jugar así —afirmó—. Veremos quién cae primero.


Llegamos a la estación de tren y ninguno de los dos intentaba decir nada. No iba a solucionar su mierda, él debía disculparse, si era que alguien debía hacerlo. Compramos los boletos y subimos al tren en el momento que lo indicaron. Justin, obviamente, iba sentado a mi lado. Estaba nerviosa y pelear con él, me había puesto peor. Estaba en un estado de histeria, un estado en el que todo me molestaba.


—Quedaste sentida por lo de hoy —murmuró unos minutos luego de que el tren se comenzara a mover. Lo miré detenidamente, no parecía estar burlándose o algo por el estilo.
—No es bonito que te digan puta —le informé. El suspiró y pasó nerviosamente la mano por su cabello.
—Lo lamento —sentenció—. Perdón.
—No soy Dios para perdonar —mascullé mirando hacia otro lado—. Simplemente la cagaste, Bieber.
—Oye, pasaremos tres días juntos, ¿no sería mejor llevarnos bien? —sonreí cínicamente. No podía gritarle cualquier cosa, íbamos en un tren y quedaría como una desubicada. Debía controlarme.
—Mira tío —tragué saliva y lo miré fijamente—, yo no soy ninguna puta. No tienes derecho a manejar mis sentimientos a tu antojo, ¿vale?
—Las mañanas no me tratan bien, lo lamento —repitió, lo miré despectivamente.
—Se hace fácil, ¿no? —él arqueó una ceja— decir las cosas y luego pedir perdón —le expliqué sin que pidiera que lo haga.
—Lo lamento, enserio —repitió—. Fui un idiota, lo sé. Pero la tensión que tengo desde hace semanas, no puedo controlarla. Lo lamento, ___________(tu nombre). Fue estúpido de mi parte decirte esas idioteces.
—¿Enserio crees eso de mí? —él negó con su cabeza, lo miré fijamente. No estaba mal, no me sentía culpable por primera vez en mi vida de no agradarle a alguien. Pues, era su problema lo malo que veía en mí.
—No, no lo creo —musitó con seguridad y rodeó mis hombros con su brazo. Lo miré detenidamente.
—También estoy a la defensiva —confesé algo estúpida.
—Vamos, suéltalo —me pidió. Lo miré arqueando una ceja.
—Mamá va a hacer un escándalo cuando se entere que me escapé a Seattle contigo, además, Dolly pagará las consecuencias de mi “rebeldía”, como quizás también tú lo hagas —claro que Justin iba a tener problemas—. Además, no lo sé. Me frustra ser tan distinta cuando estoy contigo —él arqueó una ceja.
—¿A qué te refieres, ___________(tu nombre)?
—A eso —sentencié sin sentido para él—. Cuando dices mi nombre siento que soy otra persona, tú me cambias de este modo ¿y yo qué hago? —cuestioné retóricamente— intento volver a ser lo que quiero ser, pero entonces cuando lo intento me aparece tu rostro, tus palabras, tus ideas. No puedo vivir con eso, pero tampoco puedo vivir sin ello —¿estaba declarándome? Diablos, acababa de meter la pata lo más profundo que pude.
—¿Qué intentas decirme, nena? —mi corazón se llenó de furia cuando lo oí llamarme así. Lo odiaba, repugnaba esos sobre nombres cursis.
—No me digas nena —me limité a advertirle—. Y no sé, no tengo la menor idea de qué mierda quiero hacer con lo que estoy diciendo. Simplemente, no te vayas de mi lado, ¿ya? —él asintió algo confundido.


Todo se había tornado a un silencio casi mortal entre nosotros. Mirar lo que pasaba a mi alrededor era bastante tedioso y aburrido, así que preferí conectar mis audífonos y escuchar música.






Llegamos a Seattle casi a las 06:00 p.m., bajamos del tren y nos dirigimos a una cafetería. Los dos teníamos hambre, pues no habíamos almorzado. Justin pidió un café y donas, yo pedí solo un café, no me apetecía comer; más bien, aunque quisiera comer, no pasaría nada por mi garganta. Estaba hecha un nudo de nervios.


—Tranquila —me aconsejó Justin, lo miré detenidamente mientras él bebía un sorbo de su café.
—No sabes la frustración que tengo —aseguré—. Si todo habría sido de otra manera, no estaría buscando a Ronan ahora.
—¿Y tú qué podías hacer para evitarlo? —me preguntó Justin, era una buena pregunta.
—No lo sé —musité—, pero si hubiese sospechado algo esa mañana no habría salido, ¡no lo había permitido!
—Claro, y crees que si estabas allí habrías pasado por encima de las decisiones hipócritas y egocéntricas de tus padres —miré la cara de Justin con confusión ante su tremendo sarcasmo. Él solo suspiró—. Las cosas están escritas, no puedes cambiarlas.
—Al diablo entonces —musité con los dientes entrecerrados. Justin me miró fijamente, como buscando algo—, ¿tengo monos en la cara?
—Nunca vi tu mirada tan profunda —lo miré arqueando una ceja, ¿profunda? ¿Mi mirada? Él estaba delirando.
—No digas sonseras —le pedí algo intimidada por su forma de verme.
—Va, no creas —me incitó algo sarcástico—. Pero, enserio. Hay algo en ti cuando sabes que podrías evitarlo que se enciende, como una oscuridad rara —se encogió de hombros, yo reí divertida.
—¿Qué novela has estado mirando, Bieber? —él me miró divertido, yo le sonreí mirando sus ojos fijamente. Eran raros, no lo sé. A veces se veían miel y otras veces se veían algo verdes. Eran preciosos, honestamente.
—¿Ahora tengo yo los monos? —dijo él burlándose de mí. Yo fruncí el ceño y desvié la mirada.
—Tus ojos son raros —mascullé, él soltó una risa algo ahogada por el café.
—Que yo sepa son dos y normales como los de cualquier otra persona —dijo en un tono algo obvio, como que yo estaba loca.
—Púdrete —le aconsejé y lo miré otra vez—. Hablaba del color.
—Son miel a veces y otras verdes —comentó con naturalidad—. Pero son sexys y únicos, nena.
—No soy tu nena —le informé apretando los labios, odiaba que los hombres me trataran como una puta barata. Y sí, consideraba los apodos “nena, cariño o baby” como una muestra de propiedad y no era propiedad de él.
—Lo lamento —dijo poniendo manos en alto para defenderse encogiendo los hombros—. No quería despertar la fiera en tu interior —yo fruncí el ceño y él rió divertido burlándose de mí.
—El día te trata mal, ¿no Justin? —él hizo una mueca pensativa.
—Quizás.
—Si no querías venir no tenías por qué hacerlo —él alzó la vista para mirarme algo irónico.
—¿Crees que vendría si no quisiera? —me preguntó, yo me encogí de hombro.
—Tienes una cara de muerte desde que salimos de New York, Bieber. Primero me tratas como a una puta y ahora te sientes lo suficientemente poderoso como para ponerme a prueba, ¿qué tienes?
—¿Qué tienes tú? —preguntó intercambiando el mando—, eres tú quien cuestiona las cosas aquí.
—Pues, sí —aseguré—. Pero al menos sabes por qué lo hago. Él sonrió irónico.
—¿Quieres saber qué me tiene así?
—Pues, si me dejas como opción decirte que sí, pues… sí. Me gustaría saber qué mierda te sucede para que me trates así —porque estaba cansada de esa situación. Él no era así conmigo.
—Mi mamá se está por casar con un tío que es un completo cabrón —aseguró él y frunció el ceño pasando sus dedos por su cabello nerviosamente—. No quiero tener un gilipollas dentro de mi casa.
—Lamento haberme pasado de la raya —comenté algo sumisa. En realidad, creí que estaba así por algún asunto conmigo. Pero a juzgar por su aspecto, no le daba buena espina lo que su “simpática”, válgase el sarcasmo, madre iba a hacer. Vaya a saber quién era el tipo.
—No debí tratarte así —musitó él—. Lo lamento, no estoy pensando muy bien.
—¿Quién es el tipo? —le pregunté.
—No quiero hablar de eso —sentenció seriamente. En realidad no quería hacerlo.
—Debemos irnos —dije poniéndome con brusquedad de pie.


Salimos de la cafetería y tomamos un taxy, al cual le di la dirección de mi tía Dolly. Estuvimos casi cuarenta minutos transitando las calles de Seattle. Llegamos a una casa en medio de dos edificios lo suficientemente altos como para marearme. Le pasé dinero al taxy y él se marchó. Y allí quedamos, Justin y yo, con nuestras maletas frente a la pintoresca casa.


—Es hora —me recordó Justin—. Hace frío aquí.
—Sí, tienes razón —suspiré inflando mi pecho con aire puro. Estaba nerviosa, debía admitirlo. Toqué la puerta y quedé inmóvil ante ella, esperando a que abriera.


Segundos después una mujer abrió la puerta. Tenía el cabello un poco más claro que el mío, unos ojos cafés potentes y una sonrisa bastante sufrida. Su altura rondaba los 1,70, traía puesto unos jeans apretados azules, una remera roja con una inscripción en el frente que decía: “Fuck me”. Su oreja estaba bordeada de pequeños aritos y su maquillaje era bastante pesado, similar al mío. Para ser una mujer de 45, estaba en onda y se mantenía mucho mejor que mamá, quién apenas llegaba a sus 42 años preocupándose por sus uñas bien pintadas de color pastel. Mi tía Dolly era una rockera igual que yo, íbamos a llevarnos bien, aunque no nos conocíamos.


—Muchachos —irrumpió el silencio al ver que ninguno hablaba—, ¿se les ofrece algo?
—¿Dolly Step, vive aquí? —ella asintió con la cabeza ante mi pregunta.
—Sí, soy yo —me dijo con un tono algo obvio.
—Soy ___________(tu nombre) —me presenté, ella me siguió mirando de la misma manera, entonces debí optar por decirle quién era mi madre. Apuesto a que se acordaba de ella—. Soy tu sobrina, Dolly.
—¿Sobrina? —cuestionó divertida— Mi hermana está a bastantes kilómetros de aquí y no creo que deje venir a alguna de sus hijas a mi casa, además, ¿quién es él? —se refirió a Justin.
—Soy ___________(tu nombre y apellido) —repetí—, la hija del medio de ___________(tu mamá). Sí, vivimos en New York y no me dejaría venir si lo supiera. Pero estoy huyendo, por así decirlo, de ese par de víboras. Y él es Justin, mi mejor amigo —me atreví a presentarlo.
—¡No puedo creerlo! —exclamó sonriendo ampliamente, debía admitir que se me parecía algo—, ¡pasen! —añadió y así lo hicimos.
—Lamento no avisar nada —musité volteando a verla mientras cerraba la puerta—, pero no tengo tu número ni por dónde comunicarme contigo.
—Enserio, ¡qué sorpresa me es esto! —dijo y me abrazó brevemente, para luego estrechar la mano con Justin—, no creí que serías tan rocker —confesó—. Jamás pensé que ___________(tu mamá) dejara que su hija portara aros, tatuajes y maquillaje pesado. Creí que serías una lady, como ella.
—Oh, no. Ese es trabajo de Samanta —dije con algo de odio—. Por cierto, ¿podemos quedarnos aquí hoy? —le pregunté.
—Sí, claro —aceptó—. Estoy sola y tengo habitaciones desocupadas.


Luego de acomodarnos, ella dijo que deberíamos cenar. Así que bajamos a dónde ella nos indicó un comedor. La casa era acogedora, según sabía, vivía sola allí.


—Y, ¿qué los trae por aquí, muchachos? —dijo ella mientras comenzábamos a cenar.
—Pues, a mí tu sobrina —respondió Justin, Dolly me miró entonces.
—No me diga que huyen por amor —comentó soñadoramente. Yo exploté en risas.
—No, no —me negué—. No me temo enfrentar a mis padres —me encogí de hombros, ella sonrió orgullosa—. En realidad, venía para hablar de Ronan —la cara de Dolly se tensó un poco.
—¿Ronan? —cuestionó pensativa— ¿tu hermano mayor? —yo asentí.
—De él hablo —aseguré.
—¿Qué sucedió con él? —al parecer Dolly no sabía nada, pero debía hurguetear en sus conocimientos.
—Está internado en un centro de discapacitados —los ojos de mi querida tía, se llenaron de odio.
—Sabía que la puta perra de ___________(tu mamá) iba a hacer eso. Es una idiota, cree que ese hijo fue un castigo, ¡pues, jodida ella! Porque por el alcohol que ingería cuando estaba en meses de embarazo lo jodió al niño, ojalá le habría cagado la existencia a ella.
—Créeme que lo hizo —musité. Dolly me miró algo confundida—, por eso mismo lo llevó a un centro de esos, ¿crees que su reputación sería buena si Ronan fuera “conocido en sociedad”? —dije con sarcasmo. Dolly rió llena de furia.
—Queremos encontrar a Ronan —se entrometió Justin.
—Lo lamento chicos —sacudió su cabeza con algo de lástima—, pero no tengo idea de dónde puede estar ese ángel. No tengo relación con ___________(tu mamá) después de sus decisiones idiotas. Pero, voy a ayudarlos.
—¿De qué decisiones hablas? —le pregunté curiosamente.
—Querer ser de la sociedad —masculló mi tía—, intentar esconder que su vida no era perfecta. Pero así le va, creo que es una frustrada social —yo reí divertida, por fin alguien me entendía.
—Gracias a Dios me entiendes —musité—. Samanta es una perra como mi madre, estoy perdida allí dentro. Me odian, ellas dos y el traidor de mi padre.
—¿Samanta es tu hermana menor? —cuestionó Dolly.
—Sí, es la clase de hermana menor que se tumba tu novio y usa faldas apretadas y demostrativas los trescientos sesentaicinco días del año. Asquerosamente puta —describí a mi hermana rubia y falsa.
—Oh, tal cuál como imaginé que ibas a describirla —rió divertida—. Apuesto a que es rubia y usa al menos una prenda rosa en sus atuendos, siempre —yo asentí divertida. Dolly sí me entendía.
—Oh, espera —le pedí mirando a Bieber—, fue novia de Bieber, no deberíamos criticarla así.
—Demostró ser una perra —habló Justin—. Por mí sigan —Dolly rió.
—¿Te sacó la vuelta? —Justin me miró a mí y sonrió divertido.
—Con su propio cuñado —se llenó la boca Justin con algo de rabia.
—O sea, ¿con tu novio? —yo asentí y reí algo cínica.
—Ella creyó que iba a llorar e implorar piedad. Lo lleva a cenar a casa y el muy hipócrita dominado juega bingo con mis padres. Es patético, casi nunca estoy en casa cuando ellos, porque me dan demasiado odio —Dolly asintió como entendiéndome.
—¿Y qué haces de tu vida? —me preguntó, yo suspiré.
—Tengo una beca en la escuela de artes y hago presentaciones en bares los fines de semanas —ella me miró algo sorprendida.
—Has heredado el arte de mi lado —aseguró—. Apuesto a que no sabes que también soy música —yo negué con la cabeza sonriendo sorprendida—. Pues, ahora sí. Y tú, Justin, ¿qué haces?
—Estudio y juego tennis —confesó Justin.
—También sabe cantar espectacular —lo mandé al frente Dolly lo miró divertida.
—Pero es el secreto oculto del rompe corazones que solo quiere sexo, ¿verdad? —Justin se sonrojó un poco, era raro verlo algo intimidado.
—Oye —protestó Justin frunciendo el ceño, yo lo miré detenidamente, él aflojo un poco la tensión de su cara—, ¿dónde tienes la bola de cristal? —cuestionó divertido.
—Fui adolescente también, Justin —Dolly tenía un leve acento sureño, por lo que me pregunté si toda su vida habría vivido en Seattle o si fue sureña alguna vez. No lo parecía, tenía un aspecto bastante similar al mío, solo que con unos cuántos años más.


Luego de cenar subimos a las habitaciones. El tema de Ronan, había quedado en la nada misma. Casi que fue en vano viajar a Seattle, más bien lo fue. Aunque conocí a la tía Dolly, una grandiosa mujer, para ser exacta. Ojalá viviera con ella y no con la odiosa de mi madre.



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Respuestas:
Yenixhithax: Jaja, Rayis es dura y fría, no quiere admitirlo, pero le agrada que Justin esté pendiente de ella. Besitos (:
Pao: ¡Gracias, lindura! Aquí está el capítulo, espero te guste. Besos.
Taylor: ¡Hola, un gusto! Sabes, The Pretty Reckless es mi banda favorita y también Wonderwall es una de mis favoritas, junto con Factory Girl y Kill me. Besos (:
AndreaR: ¡Hola! No subía en las otras novelas de Facebook porque creí que nadie las leía ya. Pero voy a hacerlo, lo prometo (: Besitos y gracias por tu apoyo.
Pitu: ¡Aww! Qué linda eres, y no me aburres. Amo los comentarios largos, para ser honesta jaja. Gracias por leerme y enserio, es un orgullo para mí que te guste la nove. Besitos, te quiero (:







Espero que les guste, lindas. Subiré en cuanto pueda. Las amo (:

















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—Poly—




P/D: COMENTENN! :)

4 comentarios:

  1. Hola, siguelaaaaa,es una de las mejores novelas que he leido, si amo kill me has escuchado hit me like a man esa tambien es buena, cuidate y siguela!
    --Taylor Richoux

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  2. oli,poly jiji SIGUELA me encanto el capitulo , hdbcuhyebcyubfucb rayis se le declaró indirectamente *-* ,dolly es muy rockera igual qe rayis ojala encuentren a ronan y porfis SIGUELA besos <3

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  3. Jajajaja gracias por responderme,amiga :) y sí,me haces sonreír cada vez que leo la novela,cada vez que veo lo que pasa,sonrío por impulso jiji.La verdad es que tienes un don para escribir y mucha imaginación.Es la mejor novela que he leido y si fuera por mí,¡te daría un premio! Yo tambien escribo una novela romántica ;) Y quiero que sepas que me pareces super maja,simpática,buena escritora y buena amiga con todas así que no cambies ni tú ni la novela.Por que tú eres una gran amiga y la novela,por que...no puedo vivir sin ella jajaja :D Gracias por ser como eres,linda.Te quiero.
    Pd: En realidad me llamo Paula,¡igual que tú! jiji

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  4. Pd: Soy Pao2011 solo que me cambié de nombre jiji :)

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