viernes, 25 de enero de 2013

Capítulo 30°: "Necesito tu ayuda".





Salí del lugar sin nada más que decir o hacer, dejé todo tal cual estaba. Arranqué el carro y conduje un par de cuadras para detenerme en un estacionamiento. Rápidamente abrí la carta.


Jen, tenemos a Ronan en Bristol, tal como lo ordenaste. Es fácil, aquí nadie sabe de nosotros. Espero órdenes.


Nadie firmaba la carta, pero ahora tenía datos concretos. Ronan estaba en Bristol — Inglaterra. Suspiré algo frustrada, tenía que salir del país y eso sería una complicación dado a entender que soy menor de edad y tendría que salir con permiso de mis padres. No podía esperar cuatro meses para ir, debía hacerlo cuanto antes. Ya vería como hacer.




…Al día siguiente…





Había llegado del colegio casi a las 02:00 p.m., subí a la habitación, tomé algunas prendas y me cambié así http://www.polyvore.com/rockme/set?id=69949044. Me dejé el cabello suelto y me maquillé como siempre lo hacía. No me dejaban ir maquillada al colegio. Tomé mi teléfono y bajé a la sala.


—Hola —volteé a ver de quién provenía esa voz. Era el idiota de Rodrigo.
—Ash —protesté—, ¿desde cuándo me hablas, subnormal? —él soltó una risa asquerosamente cínica.
—Vine a esperar a Sam, todavía no está aquí —no entendía por qué él tenía que explicármelo. A mí no me interesaba.
—Oh, qué interesante —fingí interés descaradamente.
—¿Vas a ver a Bieber? —preguntó con toda tranquilidad.
—Para serte honesta, lo único que tengo en mente son cigarros —hice una mueca rara—. Justin no es uno.
—¿Es bueno en la cama? —solté una risa.
—¿Quieres probarlo o qué? No seré tu consejera —Rodrigo soltó una carcajada.
—Digo, no creo que sea mejor que yo —carraspeé irónicamente ante su comentario egocéntrico.
—No eres el Dios del sexo, Rodrigo —le recordé. Si debía humillarlo, era mi oportunidad—. Ni siquiera duras lo que Justin, sí. Él sí me satisface y no tengo que fingir orgasmos como contigo, ¿sabes de lo que hablo, no? —sus mejillas se enrojecieron y sus ojos me miraban con furia.
—No parecías quejarte.
—No encontraba sentido para humillarte, ahora sí —él frunció el ceño—. Si tú has sido tan poco hombre, no quiso decir jamás que hayas tenido que caer tan bajo como para engañarme con mi propia perra hermana. Te hundiste, patán.
—Tú me engañaste con el idiota de Bieber —reí con ironía ante su objeción.
—Oh, ¡claro! —alcé las manos exagerando mi ironía— Yo follé con Bieber en medio de la playa de Malibú, sí claro. Me parece lógico y muy promiscuo. Estoy totalmente de acuerdo —el sarcasmo chorreaba de mis palabras.
—¿Promiscua tú? —habló con ironía— ¡No vengas con caretas de santa, ___________(tu nombre)! Eres una perra, sí… acabo de decir que eres lo que tú intentas hacer ver a Samanta.
—¡No me compares con esa puta! —grité con ira— Si vienes a insultarme en mi propia casa, puedes mover tu culo del sillón e irte, ¿vale? No estoy dispuesta a que tú, Chico Precoz, vengas a decirme si soy puta o no. Es mi problema con quien follo. Y no, Samanta no es una perra, tienes razón. Samanta además de ser fácil, idiota, hueca y perra, es una hipócrita, una mala hermana. Porque, por más insignificante que fuiste en mi vida, no tenía derecho de hacerlo, era una cuestión de códigos. Y ahora, sí no tengo nada más que decirte, creo que hablé lo suficiente y perdí el tiempo suficiente. Hazte coger, que te vendría bien. Adiós, idiota —mascullé y salí de la puerta sin esperar nada de él.


En la entrada crucé a Samanta subiendo las escaleras del porche y luego vi estacionarse el coche de Justin justo por detrás de ella. Sonreí levemente al ver como Justin me miraba por la ventanilla con una enorme sonrisa en el rostro. Sam solo miró con odio y entró a la casa.


—¡Adoro como te ves, linda! —exclamó mientras yo abría la puerta del coche—, ¿vamos por un café?
—Como ordenes, cariño —sonreí mientras me sentaba dentro del auto. Cerré la puerta y me puse el cinturón, entonces él comenzó a conducir.
—Mamá me ofreció llevarte a comer hoy —dijo prestando atención al tráfico. Seguía con el uniforme del colegio. Se le veía sexy, él era sexy para ser honesta—. No sé, ¿tú aceptas?
—Solo si no debo vestir colores pastel y maquillaje natural —él sonrió divertido negando con la cabeza.
—No, nena —afirmó con seguridad—. Mamá ya pasó su etapa de “recriminarle cosas a ___________(tu nombre)” —reí divertida ante su comentario. No pensaba contarle nada de lo de ayer, después de todo debía ir sola a Bristol. No podía arriesgarlo a Justin, yo iba a estar donde estaba Ronan, en el centro del peligro. No quería que él pasara esas penurias por mí.
—Es mucho mejor —aseguré—. No soportaría escucharla decirme más idioteces otra vez.
—Aunque aún quiere verte bailar —reí divertida, él se encogió de hombros.
—Podría ir algún sábado a ver las prácticas —le aseguré—. Me vería bailar un poco.
—O podrías aceptar lo que Pitt te ofrece y que mamá te vea demostrar lo que mejor sabes hacer —él no se equivocaba. Bailar era lo que mejor me salía, junto con cantar, obviamente. Pero no podía pensar en ello, al menos hasta encontrar a Ronan.
—Tendrá que conformarse con verme hacerlo el sábado en el estudio, ¿venga? —sonreí divertida— Por ahora no quiero dedicarme a bailar.
—Sí, sí. Lo sé —habló—, pero bueno. Es tu decisión después de todo, ¿no?
—Bieber, hay una cafetería a dos cuadras —le recordé, él sonrió maliciosamente.
—Y tú la conoces, por lo que no tiene sentido que te lleve —fruncí el ceño y solté un suspiro.
—Vamos por un café, no a un recorrido en la casa blanca —él rió divertido.
—No lo haría —se encogió de hombros—. Por si no recuerdas, soy canadiense.
—¿Y eso qué? —pregunté divertida.
—Tampoco sabría llegar —se defendió. Yo reía divertida, era poco coherente lo que estaba diciendo—. Soy malo en geografía.
—Me haces recordar a cuando fumaba marihuana —él rió, pero no con mucha diversión. Quizás mi pasado drogadicto no era lo mejor que podía hablar.
—¿A qué te refieres? —preguntó.
—Cuando fumaba hablaba incoherencias, como tú —él sonrió una enorme sonrisa junto conmigo.
—Venga, pero lo mío es como natural —dijo con un tono egocéntrico.
—¿Enserio me llevarás hasta el otro lado de New York, solo por un café? —cuestioné divertida, él asintió entre risas.
—Sí.
—Estás loco —aseguré en un tono algo burlista.
—Por ti, claro que sí —solté una risa algo apenada.
—¿Falta mucho para llegar? —cambié de tema, no quería sonrojarme ni ponerme cursi. Él lo notó, por eso sonrió y apoyó si mano sobre mi pierna, mientras con la otra conducía.
—Intentas no ser tierna, lo sé —habló divertido con una sonrisa en sus labios—. Y sí, quizás una media hora.
—No intento no ser tierna —me defendí tras una mentira—. Cambiando de tema, ¿a qué hora iré a tu casa por la noche?
—A la hora que quieras, bebé —habló con los ojos lujuriosos. Solté una risa burlista.
—Está bien, iré a las 08:00 y follaremos en la mesa donde esté servida la cena, con tu madre viéndonos, ¿te queda bien? —él rió ante mi ironía.
—Sí, ve a las 08:00 —aceptó—. Pero lo de follar lo dejamos para postre, el cuál será en mi habitación.
—Como digas —dije sarcásticamente.
—Oye, hablando de eso —carraspeó la garganta—, ¿qué tal? ¿Bien o mal? —reí algo apenada, ¿cómo podía preguntar eso?
—Justin —protesté—, no hablaré de eso.
—Somos pareja y tenemos sexo, ¿por qué no hablar de ello? —se encogió de hombros.
—Quizás porque sería poco privado, además, no has hecho esto con las demás, ¿o sí? ¿Llevas una lista con detalles de sentimientos? —no creía en eso.
—No eres como las demás, te lo dije, ¿no? —era un buen punto— Además, quiero saberlo solamente. Podría haber que mejorar algo.
—No soy una diosa del sexo, no me he acostado con cientos de tipos —un par quizás, incluyéndolo.
—Lo noté, bebé —fruncí el ceño ante su actitud de chico sabelotodo del sexo—. Estuve con muchas mujeres, ninguna del colegio con la que estuve fue una virgencilla. Por el contrario, todas han tenido su lista negra. Casi como prostitución por semana gratis.
—Está mal que divulgues sus vidas así —por más putas que fueran—. Son mujeres.
—Mamá me enseñó a tratar como princesas a quienes se lo merecen —algo machista, ¿no?—. El sexo no es malo, por el contrario. Las personas necesitamos una vida sexual, pero en una mujer queda feo que esté con las piernas abiertas dispuesta a follar con cualquier tipo que tenga una belleza un poco peculiar y palabras bonitas para susurrarte, ¿no lo crees, nena?
—Creo que deberías considerar tener una actitud menos machista, Justin —mascullé sentándome correctamente en el asiento para mirarlo fijo, aunque él no lo hiciera conmigo porque iba conduciendo—, ¿por qué un hombre puede tumbarse cuanta mujer fácil pueda o quiera? Y si lo hace, obviamente está considerado como un ganador. Tiene la etiqueta más valiosa de todas. En cambio, una mujer se acuesta a penas con dos o tres tipos y es etiquetada como una perra, ¿es justo?
—Tú no lo haces y lo crees justo por no hacerlo —dedujo defendiendo su actitud machista.
—No lo hago porque no me agrada, no porque no lo crea correcto o justo, como prefieras decirle —lo que decía que si quería acostarme con un tipo diferente cada mañana, no me consideraría una puta. Puta sería si estaría con más de un tipo a la vez—. Es lo mismo que te cuestionara esto, tú no juegas fútbol ni vistes de azul todos los días, por eso crees que el machismo está mal.
—Es un buen punto —cedió un poco—, pero la religión no acepta follar así.
—La religión no acepta follar antes del matrimonio y con condón, Justin tienes el infierno asegurado —él rió divertido, pues yo tenía total razón y él lo sabía.
—Tienes buenos argumentos, podrías ser abogada —solté una risa divertida.
—En tus sueños.
—Oye, ayer fui al fútbol con Ryan —comenzó a relatar Justin— y a qué no sabes lo que quiere hacer —dijo con una sonrisa entusiasta en el rostro.
—¿Follarse a mi prima? —él abrió los ojos asombrado— Soy mujer, sé todo lo que un hombre piensa —hablé antes de que él pudiera preguntar como lo hice.
—Sí, eso quiere —habló divertido—. Lo aconsejé a que lo hiciera.
—Apuesto a que Miley es de las que llora después de tener sexo mientras fuma un cigarro y comenta detalles de lo que le sucedió mientras follaba —pensé en voz alta. Justin rió.
—Ojalá tú pudieras comentarlo también —regresó al tema anterior.
—¿Comentar qué? —cuestioné algo perpleja— Eres bueno en la cama, sí, ¿qué más quieres saber?
—¿Piensas mucho en ello? —preguntó como si fuera un cuestionario.
—Ojalá solo pudiera pensar en ello —mascullé—. Sabes lo que mi mente piensa y maquina siempre. Honestamente, la pasé bien y me gustó mucho acostarme contigo, sí. Me complaciste, me hiciste sentir mujer y toda la cursilería que podría decirle una protagonista a su co-estrella en una película dulce y romántica; desafortunadamente te has metido con una puta chica peligrosa que lleva un arma entre sus tetas, no soy dulce y no quiero hablar de lo que sentí en ese momento, ¿vale? —solté todo sin siquiera pensar muy bien lo que hablaba.
—Era lo que esperaba oír —sentenció satisfecho—. Bien hecho, nena.


Luego de tomar un café hablando de cualquier idiotez de la cuál Justin sacaba tema, me devolvió a casa casi a las 05:00 p.m. Entré a casa felizmente, estar con Justin me cambiaba el humor por completo. En la sala Rodrigo y Samanta, estaban teniendo sexo con ropa en el sofá. Ignoré por completo la escena dejando las llaves en la mesa de vidrio para caminar hacia la cocina, donde estaba nada más y nada menos que Jen.


—Hola —saludó ella mirándome—. Te quedan lindas esas botas con esa pollera.
—Gracias —musité secamente.
—¿Saldrás hoy? —no sabía desde cuando se interesaba en mis movimientos— digo, por si necesitas mi auto.
—Iré a cenar con la familia de mi novio —volteé a verla fijamente antes de sentarme frente a ella.
—¿Quién es él? —cuestionó curiosamente mi madre, no sabía por qué diablos hablaba con ella. La odiaba profundamente. Era una total hipócrita, criminal, asesina.
—¿Por qué quieres saberlo? —cuestioné cínicamente— Por más que te opusieras, yo ya estoy con él.
—¿Con quién te metiste, ___________(tu nombre)? —me miró fijamente. Apostaba a que encontraba en mí el vivo retrato de Dolly, por eso me odiaba tanto.
—Con Justin Bieber —sentencié poniéndome de pie, justo como ella lo hizo.
—¿Con el ex de Samanta? —yo asentí orgullosa.
—Tal como ella está con Rodrigo, por si lo olvidas —mi madre carraspeó.
—No diré nada —aseguró—. Si es lo que te hace feliz, estará bien por mí —sonreí cínicamente otra vez.
—¿Eso fue un cumplido? —cuestioné, ella no respondió— Porque si fue un deseo de suerte, puedes tragártelo —añadí con un tono de desprecio mientras salía de la cocina.
—Eres igual de perra que la puta de Dolly —la oí maldecirme de la cocina. Reí irónicamente haciendo resonar mis tacones al subir la escalera.



Subí a mi habitación y me tiré en la cama mientras miraba el techo en total silencio. Recordé que debía viajar a Bristol, pero antes tenía que tener planes contundentes. En primer lugar tenía que encontrar la manera de conseguir ayuda. Sabía que con Jhones y Dolly, sería casi imposible, ya que ellos están imposibilitados como yo. Mi única opción era recurrir a los contactos de Justin, es decir a Chaz Somers, Alfredo Flores y Ryan Good, pero tenía que haber una manera de que Bieber no supiera de esto, porque si no estaría en problemas. No quería llevarlo a Bristol y si se enteraba de que lo hacía a sus espaldas iba a odiarme.

Me di una ducha despejándome de tantas ideas, ya había decidido que iría al día siguiente en cuanto tuviera tiempo a hablar con Chaz.




…Al día siguiente…




Al llegar del colegio, me di una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=70174368&.locale=es. Tomé las llaves de mi coche y mientras sonaba Green Day conduje hasta el lugar al cuál había ido con Justin. Caminé entre todos los autos aparcados en un galpón y me detuve frente a la puerta de la sala a la cual había entrado hacia un par de días. Golpeé mis nudillos contra la madera, algo nerviosa debo admitir, esperando que alguien abriera la puerta.


—Adelante —oí gritar. Pasé saliva y abrí la puerta.
—Hola —saludé con voz firme, los ojos de Chaz se centraron en mí rápidamente.
—¡Qué sorpresa! —aseguró mientras yo cerraba la puerta después de entrar—, ¿te mandó Bieber? —cuestionó inspeccionándome con la vista.
—No —mascullé acomodando detrás de mi oreja un mechón de cabello—, vine a hablar contigo. Necesito tu ayuda.
—Interesante —musitó mirándome detenidamente—, te escucho —sonrió. 

6 comentarios:

  1. Oh Poly debes de seguirla la amoo enserio la amooo

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  2. Siguela shastem ase qe rayis se ponga incomida con sus preguntas subidas de tono jajajjaja qe asco esa imagen de sam y rodrigo teniendo sexo kn ropa , siguela poly besos <3

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  3. Hola :D me llamo Milagros estoy escribiendo una novela que se llama "As long as you love me" me gustaría que la lean http://luzmiilagros18.blogspot.com.ar/ espero que les guste :)

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    1. Bueno hola Milagro te escribo de aca porque me pasa con casi todas las noves no tengo ninguna cuenta porque no se como hacerlas :( y no tengo para comentar en anonimo ...
      ok voy a leer tu nove besos Pituu!

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  4. holaaaaaaaaaaaa!!!! si lleegueee yooo la que le pone onda a los comentariossssss!! okey no odiaria ser asi jejeje sin ofender a nadie seria un estilo de creida y sin dudaa detesto a esas personas.... volviendo a la novee me encantooo siguelaa la amoo es tan interesantee que bueno.. ejej bueno besoootess te quieroo muchooo yop Pituu! :D

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  5. siguela me encanto!

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