Justin llegó a
donde estaba cargando mi guitarra, se paró frente a mí luego de recostar la
guitarra contra la pared y me abrazó con fuerzas. Extrañaba llorar en el hombro
de alguien, no entendía por qué debía ser con Justin, pero en ese momento era
lo que menos me interesaba.
—Todo estará bien
—susurró mientras acariciaba mi espalda. Estaba tan aferrada a él como una niña
temerosa—. Vamos a casa —me ofreció. Levanté mi mirada húmeda, no quería ir si
su madre estaba allí.
—Está tu madre
—dije con un hilo de voz y ahogándome en mis propias lágrimas.
—Mamá se fue a Los
Ángeles. No voy a dejarte sola hoy —me advirtió, de seguro pensaba que me
cortaría y, honestamente, tenía razón. Si estaba sola haría cualquier cosa para
destruirme.
Caminamos en
silencio casi 10 cuadras, Justin me llevaba abrazada por los hombros y yo no
dejaba de llorar. Llegamos a su casa y entramos en perfecto silencio.
—¿Quieres algo de
tomar? —me preguntó.
—Agua, por favor —sentencié
secándome las lágrimas con mis puños. Mi respiración era agitada.
—Ven —me indicó,
caminé detrás de él. Él se dirigió a la cocina, tomó una botella de agua y
luego subimos las escaleras—, pasa —me pidió abriendo la puerta de su
habitación.
—Justin, no dormiré
contigo —le recordé entrando, sin pedir permiso me senté en un sillón que había
allí y él me dio el agua.
—Dormiré abajo, en
el sillón —me informó—. No me hará molestia ayudarte hoy.
—No, no debes —le
recordé—. Si quieres yo duermo allí.
—No —se negó él—.
Quiero que duermas aquí, ¿vale? Yo dormiré en el sillón.
—Justin —suspiré y
sonreí amargamente, luego de darle un sorbo al agua—, ¿qué harías en mi lugar? —me
refería a la situación de Ronan.
—No lo sé —me miró
detenidamente sentándose frente a mí en la cama—, lucharía por buscar a mi
hermano —añadió después de unos segundos.
—No sé dónde
buscarlo —confesé algo frustrada intentando tragarme el nudo en mi garganta.
—Por eso voy a
ayudarte —me recordó. Él era grandioso conmigo—, pero es tarde, ___________(tu
nombre). Quizás debamos dormir —me propuso.
—Ya, pero dormiré
yo en el sillón —Justin negó con la cabeza frunciendo el ceño.
—No —se negó—. Hoy
duermes en mi cama y yo en el sillón —dijo firme Justin.
—Duerme conmigo
entonces —solté sin pensarlo. Justin me miró algo asombrado.
—___________(tu nombre)…
—Solo dormiremos —le
recordé—. Además, me gustaría saber que alguien está allí para mí hoy.
—Está bien —accedió—.
Te daré una remera mía.
…Al día siguiente…
Desperté lentamente
y descubrí un brazo de Justin atravesando mi cintura y su calor detrás de mí.
Suspiré sonsamente, ¿qué diablos era esto? Hundí mi cabeza entre las sábanas,
olía al perfume de Justin. Volví a cuestionarme ¿qué hacía durmiendo en la
misma cama de Justin?, pero sentí como él me apretaba contra su cuerpo y sonreí
como una idiota, ¿qué diablos estábamos haciendo? No podía ser.
—Buenos días —saludó—,
despiertas temprano.
—Hola, Justin —saludé
con la voz algo ronca—. También lo haces.
—¿Desayunas
conmigo? —me ofreció, volteé a mirarlo. Estábamos peligrosamente cerca.
—Justin, esto no es
una relación —le recordé.
—Lo sé, lo tengo
muy claro, ___________(tu nombre) —me sonrió dulcemente y acarició mi mejilla,
estaba poniéndome un poco nerviosa—. Pero, no quiero que cometas una locura.
Así que, desayunarás conmigo y luego veremos qué hacemos.
—Está bien —quería
salir de esto, así que me dejaría ayudar.
Me levanté y me
vestí así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=67418684&.locale=es . La remera era una que Justin me había
prestado, até mi cabello y no me maquillé, porque no cargaba maquillaje. Salí
del baño de Bieber, él ya estaba vestido. Él me pidió que bajáramos y así lo
hicimos.
—¿No volviste a
casa ayer? —me preguntó, yo negué con la cabeza.
—No tenía ánimos de
pelear con nadie —le expliqué.
—¿Piensas volver? —me
preguntó. Yo asentí.
—Sí —dije mientras
él de espaldas se encargaba del desayuno—. Volveré hoy, mañana tengo que ir al
colegio y luego voy a tu escuela, por el concurso.
—Te cruzarás con
Sam —dedujo.
—Deberé hacerlo,
quiera o no —musité sentándome en una de las sillas—. Ojalá no lo hiciera.
—No hagas nada —me
pidió Justin, yo arqueé una ceja.
—¿No hacer nada? —pregunté—
¿a qué te refieres?
—Sabes cómo es
Samanta, mejor ignórala —me aconsejó. En sus sueños sería así. Yo no iba a
ignorarla.
—Lo dices porque no
la conoces hace diecisiete años, Justin —no podía soportar que ella hiciera de
mí lo que tuviera ganas, porque para mí las cosas no funcionaban así.
—No puede ser tan
insoportable —supuso él, ojalá no fuera tan “insoportable”.
—Insoportable y
egoísta, que es lo peor —le expliqué. Justin sonrió divertido y puso ante mí un
cuenco con cereales y yogurt.
—No soy bueno
cocinando —se defendió—. Pero la intención vale.
—No hay problema —le
expliqué y le sonreí viendo como se sentaba ante mí—. No como mucho más cuando
desayuno.
—¿Y qué haremos? —me
preguntó y sonrió luego.
—No lo sé —respondí—,
¿qué quieres hacer tú? —le pregunté yo inspeccionando a qué punto quería
llegar.
—¿Y si vamos a
alguna playa cercana? —me propuso, tragué el bocado de mi boca y sonreí
divertida.
—La playa más
cercana queda a dos horas —le informé. Él se encogió de hombros.
—Vamos —insistió.
—No tengo ropa aquí
—le recordé.
—Son las 06:00 de
la mañana —me recordó él a mí—. Podríamos viajar hasta la playa y allí compras
alguna bikini —se encogió de hombros.
—Va, está bien —no
tenía nada mejor qué hacer.
Eran las 06:15 a.m.
cuando salimos de la casa de Justin en el auto de su madre. Él encendió la
radio mientras salíamos de su casa y sonaba no sé qué grupo de música actual.
—Lamento que anoche
hayas tenido que ser mi psicólogo —comenté. Él sonrió mientras conducía.
—Oh, ¡venga! —exclamó
algo divertido— no tengo fachas de psicólogo, pero me gusta la movida.
—¿No has pensado en
serlo? —le pregunté seriamente, él largó una carcajada.
—Aunque fuera mi
sueño —con eso quiso decir que lo era. Justin soñaba con ser psicólogo—, mi
madre no me dejaría. Debería ser abogado, quiera o no.
—Entiendo de lo que
hablar —mascullé mirando las casas pasar a mi lado—. Mis padres no aceptan que
quiera hacer un casting o presentar algún demo en una disquera. Quieren que
estudie sociología o ciencias políticas. Mi padre cree que atosigándome voy a
lograrlo. No lo quiero hacer.
—No me desagrada
tanto que mi madre me obligue a ser abogado —habló despectivamente, esa actitud
me sacaba de quicio. Las personas no deberían ser tan conformistas.
—¡Oh, va Justin! —protesté—
no deberías dejar que tu madre sea quien te maneje.
—La familia tiene
una reputación —me recordó. Yo solté una risa irónica.
—Por eso mismo mi
madre envió a un centro a Ronan y quiere encarrilarme a mí, pero sabes —sonreí
amargamente—, la vida no se basa en lo que las personas piensan de ti, Justin.
Si todo fuera así, muchas vidas serían perfectas cuando en realidad, son el
fiasco más grande —no era mi caso. Quizás, sí el de él.
—Mamá es tan
estricta. Por mucho que quisiera seguir mi sueño, ella se interpondría.
—Traza otro camino —le
aconsejé metafóricamente—. Hay muchas opciones para hacerlo. No serás feliz
siendo un abogado, no es lo que quieres.
—¿Y tú? —me
preguntó—, ¿qué es lo que quieres?
—Honestamente —callé
unos leves segundos—, presentarme en algún casting para entrar en una compañía
de ballet.
—Va, creí que
hablarías de canto —comentó—. Pero, ¿por qué no lo haces?
—Eso le daría el
poder a mamá de poder controlar mi vida —y no solamente eso—. Además, lleva
demasiado desgaste física y no tendría el principal. Sería en vano.
—Si no lo intentas,
no podrás hacerlo —Justin tenía razón.
—Ya dejemos de
hablar de esta mierda —le pedí algo divertida—. Hoy vamos a divertirnos, ¿vale?
—Es para lo que
venimos —me recordó él de la misma manera. Sonreí espontáneamente, era raro;
solo Justin lograba que lo hiciera—. Me gusta tu sonrisa —comentó mirándome por
unos leves instantes, luego volvió al camino.
—¡Qué idiota! —musité
entre una risa con algo de pena— No me gusta que me miren cuando sonrío.
—Oye, ¿por qué no?
—Porque no me gusta
mi sonrisa. Parezco débil sonriendo —él frunció levemente el ceño.
—Eres preciosa —me
comentó— y no digas que no —se apresuró a decir—. Ser débil no es un pecado.
—Justin —musité y
aclaré mi garganta.
—Te escucho.
—¿Si te pido que me
acompañes mañana a la policía de New York, qué me dirías? —él arqueó una ceja.
—¿Vas a entregarte?
—bromeó. Yo reí como una idiota; ahora entendía por qué todas lo amaban. Él era
un chico común, divertido y sensible, a veces— Va, ¿a qué quieres ir? —preguntó
normalmente.
—Quiero averiguar
por Ronan —sentencié.
—Claro que te
acompañaré —me informó—, pero sabes no creo que sea el lugar indicado. Deberías
averiguar por todos los centros de atención de la zona y llamar para averiguar
en cuál está —él tenía razón.
—Aún así, ¿me
ayudarías? —él asintió.
—Sin duda alguna.
Mientras sonaba
Lana Del Rey en la radio, la charla se hundió en total silencio. Me acomodé en
el asiento y lentamente fui quedándome dormida.
…
Narra Justin:
Nada de lo que
estaba pasando estaba planeado, ni siquiera lo tenía en cuenta. Pero,
honestamente, me parecía totalmente afortunado que sucediera.
Estacioné el auto
de mamá en el aparcamiento de la playa, ___________(tu nombre) estaba dormida.
Así que tomé mi mochila y bajé del auto, abrí la puerta del copiloto y me puse
de cuclillas para despertarla; se veía angelical e inofensiva mientras dormía.
Transmitía paz.
—Oye,
___________(tu nombre) —susurré acariciando su hombro—. Despierta,
___________(tu nombre) —volví a susurrar. Ella despertó sobresaltándose y
acortó la poca distancia que había entre nosotros. Noté nervios en sus ojos y
me sentí demasiado atraído por sus labios, ¡diablos!—. Estamos en la playa —dije
con una voz temblorosa.
—¿Y si te beso? —susurró
mientras yo me perdía en sus ojos, no podía creerlo, ¿quería besarme? Pues, si
era así, no desaprovecharía la oportunidad.
—Te besaría —le
respondí.
Sentí como ella se
acercó más y más, hasta chocar sus labios con los míos. Abrí mi boca
desesperado, ella también lo hizo dejando entrar a mi lengua para explorar su
boca. La tomé por la nuca para acercarla un poco más, ella pasó sus dedos por
mi mejilla. Besaba intensamente, pero a la vez era dulce y suave, ¡jodida
___________(tu nombre)! Era tan ardiente, me hacía desearla más y más.
Lentamente se separó de mí con la respiración algo agitada y se quedó viéndome
con los ojos potentes y una mirada que me hacía desear más.
—Es mejor que
vayamos —me propuso irrumpiendo el clima. Creo que había quedado algo incómoda.
—Vamos —acepté.
Ella salió del
carro y mientras caminábamos hacia la arena, ella guardó silencio al igual que
yo. Nos sentamos cerca de la costa, la playa estaba bastante vacía; casi no
había nadie. Solo nosotros dos y un grupo de cuatro o cinco personas más.
—No hemos comprado
un bikini —le recordé. Ella me miró y sonrió pícaramente.
—No tengo problema
en ir al agua en ropa interior —aseguró. Era tan sensual y atrevida, ¿era
justo?
—Va, no lo digas
así —le pedí—. No quiero hacer cosas que tú no quieras.
—¡Oye! —protestó
divertida— ¿Jamás has visto una mujer en ropa interior? Porque eso sería
absurdo para ti.
—He visto muchas —le
respondí, ella me miraba fijamente—. Pero, en realidad, a ninguna la deseé
tanto como tú.
—Justin —habló
seriamente ella y me miró en la cara. Sus ojos se veían tan dulces y su mirada
tan sexy. Ella era sexy—, no es solo sexo. Una relación, en sí, no es solo sexy
ni mucho menos.
—Lo tengo más que
claro —mi mirada estaba inspeccionando cada detalle de su preciosa cara—. Por
eso mismo, no estoy intentando acostarme contigo.
—¿Y qué haces
ahora? —preguntó y me sonrió divertida.
—Mentalmente,
intento contenerme —respondí y solté una risa al mismo tiempo que ella.
—Oh, va Justin.
Seas un sexopata o no, aprendí a apreciarte en estos días —era raro oír eso de
ella.
—Voy bien entonces —aseguré.
No estaba siendo
pendejo. Si fuera así, ya habría logrado acostarme con ella. No había usado ni
la tercera parte de las armas que usaba cuando una mujer era “difícil”. Estaba
seguro de que no sería igual con ella. Quería sacarla del pozo en el cuál
estaba. Sentía, curiosamente, la necesidad de protegerla de todo lo que le
hacía mal. No podía creerlo.
Habíamos estado en
la misma cama la noche anterior y ni siquiera intenté sobre pasarme con ella.
La abracé, sí. Fue porque sentía la necesidad de sentirla, recordar que estaba
a mi lado. Además, sentía que abrazándola estaba protegiéndola, diciéndole sin
palabras que iba a estar para ella. Me traía completamente loco, aunque no
quisiera creerlo, ni ella ni yo, la quería, y estaba queriéndola más y más cada
vez que ella estaba cerca.
—Lamento besarte
hoy —masculló mirando el mar—. Creo que estar recién despierta, me sentó mal.
Te veo tan cerca de mí que a veces creo que eres como una clase de héroe que no
esperaba —sonreí orgulloso ante su descripción.
—No hay nada que
deba perdonar —le aseguré, ella me miró.
—¿Con todas eres
así? —no me lo preguntó de mala manera.
—Honestamente, no.
—Aún así, creo
saber por qué te aman —arqueé una ceja, ¿ella me amaba? Porque era lo que
deducía mi mente.
—¿Y por qué lo
hacen? —ella regresó su mirada al mar.
—Tienes sentido del
humor, eres caballero, sensible, no lo sé. Hay algo en ti que…
—¿Estás enamorada? —pregunté
torpemente. Ella me miró asustada casi al instante.
—No, Justin —masculló—.
Los amigos no se enamoran.
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aaa me encanto el capitulo,poly escribes genial,
ResponderEliminarquiero saber qe va a pasar,siguela cuando puedas,besos <3
ahhh!!!! morí con ese beso,en serio amo tu nove,la amo en serio.siguela pronto
ResponderEliminarme encanto !!! ame el beso!!! siguela cuando puedas (aunque me quedare con intriga) jajaajaja me encanta la novela!! <3 xx
ResponderEliminarHola poly como estas??? espero que bien Feliz año nuevooo!!(atrasado) espero que empieces el 2013 a full... soy lectora nueva tu novela anterior "¿podria algo cambiar ahor?" me encanto la lehi en muy pocos dias y me encantoo bueno suertee,besos yop Pituu!:D
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