jueves, 17 de enero de 2013

Capítulo 25°: "Te llevaré hasta el fin del mundo".





—¿Crees que me interesa? —cuestionó con ira— Me da por las pelotas si tu madre me acepta o no, ella no me conoce y solo se encarga de juzgarme por si visto o no de una manera, aburrida y elegante, como a ella le gusta, ¿crees que eso está bien, Justin? —estaba gritándome, me desesperaba.
—¡Diablos! —grité esta vez yo—, sé que crees que mi madre es una mierda, ¿vale? Pero al menos no es una criminal, ¿no? —dije cínicamente.


Recibí un profundo silencio a modo de respuesta, había metido demasiado la pata, ¿no era así? Pues, cuando estoy nervioso o enfadado, mis palabras no se controlan, no tengo medidas de lo que digo y termino haciendo esta clase de mierda.


—Nena yo no… —comencé a hablar unos minutos después de pensar bien qué debía decir. No podía seguir cagándola.
—Puedes irte al demonio y pudrirte allí dentro, idiota —ella estaba más furiosa que antes aún—. Sabes, si quieres follarme solamente y luego tratarme como una puta, ya para el carro y déjame aquí. No estoy dispuesta a aceptar que seas un idiota conmigo como se supone que lo eres con todas, ¿vale? Me importa una mierda tu ayuda, me importarás una mierda si me tratas así.


Deduje que era mejor guardar total silencio. Así que conduje el resto del camino, casi 15 minutos, sin hablar. Escuchaba su respiración a mi lado y me desesperaba saber que había hecho mal las cosas. Al llegar al lugar donde le daría la sorpresa, si podría llamarse así, estacioné pero no me inmuté por salir, ella tampoco. Solo se quedó viendo por la ventanilla del coche.

—Nena…
—No me digas así —me exigió volteándose a ver con su cara húmeda y sus ojos llenos de furia.
—Estás llorando, preciosa —pensé en voz alta y mis manos se dirigieron a secar sus lágrimas. Ella me quitó la mano bruscamente. Enserio estaba enojada—. No controlé mi ira, lo lamento. No quise decir nada de lo que solté. Fui un idiota —intenté excusarme cabizbajo.
—Pues, ¿sabes que me lastimas cuando dices eso, verdad? —me gritó furiosa— ¿quieres saber qué fue lo que pensé durante todo el camino? ¿Quieres hacerlo? —simplemente no dije nada, al parecer eso le pareció un sí— Pues, quería encontrar una puta cuchilla y hacerme tantos cortes como sean posibles —al oír eso mi corazón se frenó.
—No, no me digas eso —le pedí sacudiendo mi cabeza, me acababa de convertir en un monstruo para ella. Eso no era justo—. A veces solo no puedo controlar decir lo que pasa por mi cabeza y es un acto de estupidez muy grande, pero no pienso mucho de lo que digo —confesé. Sus ojos seguían desprendiendo lágrimas y estaba desesperándome. La había destruido otra vez.
—Estoy cansada, necesito un respiro. Necesito alejarme de ella —la miré detenidamente, para descubrir que hablaba de Jen o ___________(tu mamá), como prefieran decirle—. Necesito ser fuerte.
—Ven aquí —musité y la jalé para abrazarla como se podía dentro del coche—. Lo lamento muchísimo, ¿sí? —ella asintió llorando en mi pecho.






Ella había conseguido sosegarse y yo librarme un poco de mi peso. Así que bajamos del auto dispuestos a entrar, aunque ella no supiera dónde estuviéramos.


—¿Qué es aquí? —cuestionó ante el enorme edificio.
—Ya verás —mantuve el misterio tomando su mano. Ella comenzó a caminar detrás de mí.
—¿Y esos ruidos? —cuestionó algo confundida. Yo sonreí divertido.
—Estamos en un lugar de práctica de tiro —ella me miró arqueando una ceja, se veía linda—. Voy a enseñarte a disparar, te servirá de mucho dado a juzgar lo que los dos sabemos.
—Tengo buena puntería —presumió.
—¿Segura? —ella asintió.
—Mataba mi tiempo tirando dardos a una foto de Sam hace poco y siempre quería darle en los ojos, era como un placer, pues todos los dardos daban allí —relató su historia con placer en sus ojos—. Ojalá ella habría estado en lugar de…
—Prefiero no oír tus pensamientos morbosos —la interrumpí. Ella se encogió de hombros.
—Enserio, no sé disparar —recordó segundos después.
—Por eso voy a enseñarte —le recordé, ella me sonrió levemente.


Luego de pasar por gerencia para pedir los auriculares para hacer menos tedioso los ruidos que oíamos, un número de cabina y un arma nos dirigimos a dónde debíamos estar.


—Venga, tenemos una hora para hacerlo —aseguré cerrando la puerta de la cabina. Ella me miró y asintió acomodándose las orejeras.
—Bien, tú mandas —la oí decir, así que le pasé la pistola.
—Empúñala por el agarre —le indiqué, ella acomodó su mano—. Tú dedo índice irá en el gatillo y la otra mano también en el agarre. Ahora, apunta levemente un poco más arriba de dónde quieres dar la bala. Con tu pulgar gatilla la palanca de arriba —ella lo hizo y se escuchó el ruido de cómo la bala se acomodaba en su lugar para ser disparada—. Bien, gatilla —le indiqué. Ella apretó el gatillo oyéndose el típico ruido de un disparo, miré donde exactamente había dado la bala y para mi sorpresa, había dado en el medio de la cabeza del tipo que teníamos enfrente, que era un muñeco claramente.
—¡Bam! —dijo ella y me sonrió orgullosa. Estaba atónito, darle tan puntualmente a algo me había tomado demasiada práctica.
—No puedo creerlo —escupí y la miré asombrado—. Le has dado para matar.
—Tengo buena puntería —repitió egocéntricamente.
—Venga, una puntería excelente —aseguré—. Pero vamos, quiero verte otra vez. Quizás fue suerte de principiante —ella rió burlona y se alistó para disparar otra vez, sin inmutarse, apuntó y tiró nuevamente. Esta vez dándole en medio del tórax.
—Creo que podría dispararle a alguien, ¿no? —se volteó a verme rápidamente. Yo reí incrédulo mientras pasaba mi mano por mi cabello.
—Claro que sí, nena —ella sonrió orgullosa.






Una hora después estuvimos en el carro, ella de todos los tiros que había ejecutado, solo falló a dos. No sabía si era suerte de principiante, si había empuñado un arma alguna otra vez o si ser criminal lo llevaba en su sangre, pero si avanzaba así, pronto estaría a nivel para buscar a Ronan. Su teléfono sonó desconcertándola un poco, sin dudarlo atendió.



Narra ___________(tu nombre):



#Vía telefónica#.
—¿Dolly? —mencioné, pues era su número el que me llamaba— ¿pasa algo?
—¿Qué diablos hiciste para tener a Jen en Seattle hoy mismo? —mi garganta se secó al instante y miles de preguntas recorrieron mi cerebro.
—¿Qué? —cuestioné estúpidamente— ¿cómo coño puede estar allí?
—Dímelo tú —me pidió—. Llegó hoy.
—Yo no dije nada de dónde estuve los últimos tres días —le aseguré, pues era así. Jamás había hablado de mi estadía en Seattle.
—Parece que ella lo sabe de todas formas —era eso o estaba por otra cosa allí.
—¿Y estás segura de que está por mí en Seattle? —Dolly tosió confundida.
—No lo sé —escupió—. La vi aparcar frente al viejo edificio abandonado del centro.
—Dolly, busca ayuda de Jhones —le aconsejé— e intenta averiguar qué hace allí.
—Nena, no encontraré pistas de Ronan en Seattle —me aseguró.
—¿Tú qué sabes? —ella no era Jen, quizás mi madre tenía pistas allí que podrían ayudar— Si no lo harás, iré yo misma —estaba dispuesta a hacerlo.
—¿Cuándo vienes a Seattle? —me preguntó— Organizaré un pequeño plan con Jhones, veremos qué tiene Jen aquí.
—¿Es necesario que vaya? —Jen no sería idiota. Comenzaría a sospechar.
—Busca la manera —me pidió—. Dile que te vas de vacaciones con Justin, ¿qué dices? —sería una buena idea, si no me hubiese ido con Rodrigo hacía un par de fines de semana.
—Vale, veré como hago —mascullé. Era obvio que necesitaría de Justin, otra vez—. Cuanto antes esté allí te aviso, ¿venga? Habla con Jhones —solo colgué.
#Fin vía telefónica#.


Justin estaba viéndome con curiosidad, en cuanto corté él arrancó el coche esperando que hablara, y era lo que iba a hacer. Necesitaba de él otra vez.


—Era Dolly —él solo guardó silencio esperando a que le dijera qué sucedía—. Necesito ir a Seattle cuanto antes —él volteó a verme unos leves segundos y luego comenzó a conducir.
—¿Cuándo iremos? —se incluyó— ¿Y, por qué?
—Jen se dirigió a Seattle hoy, Dolly la vio entrar en un edificio abandonado en la ciudad. Tenemos que saber qué diablos hacía allí. Ella organizará algo con Jhones, para que nosotros vayamos y ayudemos con el operativo —Bieber asintió guardando los datos—, ¿cuándo podremos salir de New York?
—Tenemos que hacerlo muy bien planeado, no podemos dejar que Jen sospeche —él tenía total razón.
—Y, ¿qué haremos? —era bastante difícil que ella no note mi ausencia.
—Tengo una idea —sentenció—, dile que viajarás a Los Ángeles para probar suerte con una disquera, dile que yo te acompañaré porque también podría probarme en una y ya, ¿vale? —yo asentí. Era una buena idea.
—De todas maneras, tenemos que encontrar un medio para ir hasta Seattle más rápido que el tren y que Jen no lo conozca —quién sabe y la cruzábamos allí. Ella no podía conocernos.
—Tengo un amigo que puede ayudarnos —miré a Justin curiosamente, ¿de quién hablaría?—. Se llama Chaz Somers, estuvo en la pandilla conmigo y luego se salió, porque no era lo suyo —Justin se encogió de hombros—, podría ayudarnos. Él tiene gente dispersa en todo New York.
—¿Y cómo ayudaría? —no lo tenía bien claro.
—Chaz podría conseguirnos un yet privado —aseguró Justin—. Además, me debe un par de favores.
—Es confiable, ¿verdad? —Justin soltó una pequeña risa.
—Es un buen tipo, descuida —me pidió—. Además, podría sernos de gran ayuda.
—Venga —acepté, pues necesitábamos alguna ayuda para llegar a Seattle mañana, casi por la mañana diría yo—, pero no quiero meter mucha gente en esto, Just.
—No, descuida bebé —me pidió él y sonrió levemente sin mirar—. Chaz sabe manejarse en estos casos —afirmó—, nadie más estará en esto.



Justin me dejó en casa casi a las 06:00 p.m., al llegar solo entré a mi habitación me quité el saco y bajé nuevamente, necesitaba hablar con mi padre, ya que suponía que Jen no estaría en casa. Él estaba en la sala de estar leyendo una revista.


—Papá, necesito hablar contigo —solté sentándome frente a él, quien dejó la revista en la mesa de vidrio y me miró detenidamente.
—Te escucho, linda —él era dulce conmigo, aunque yo lo había hecho pasar mucha mierda hacía unos años. Todo lo dulce que sea, no le sacaba lo hipócrita que pudo ser.
—Mañana me voy a New York por la mañana con Justin —sentencié sin más, él estaba a punto de hablar, pero yo me decidí a seguir—. No espero que me dejes o no —solté prosiguiendo—, en realidad solo te avisaba a ti, ya que mamá no está, porque me iré a probar en un estudio de música. Está decidido, ¿ya?
—¿Cuándo regresas? —me preguntó.
—En dos o tres días —en realidad, no lo sabía muy bien.


No tenía nada que escuchar, lo tenía decidido, así que subí a mi habitación y armé un pequeño bolso. Tomé la guitarra que había traído junto con Justin, me senté en la azotea mientras tocaba algunos acordes.

Estaba cantando un cover que amaba hacer, era “I’d rather go blind — Etta James” (http://www.youtube.com/watch?v=WA1nw-CF_x0, para las que me pidieron que pusiera la música, aquí está (: espero les guste, Dana canta del espectáculo).

El atardecer se veía realmente agradable desde arriba, la soledad siempre fue un sentimiento que me agradó cuando necesitaba refrescar mi mente, y… ¿a quién no? Mis dedos fluían divertidos y simples sobre los acordes en el solo y mi voz cantaba amoldándose a los juegos que practicaba con mis cuerdas cuando volví a cantar. La canción no describía lo que sentía en ese momento, pero era una de mis favoritas, por eso mismo la cantaba. Una balada que proponía mostrar mi voz, no solo me gustaba, la amaba honestamente.

Puse mi guitarra hacia un lado mientras me recostaba en la silleta viendo como el cielo sobre mi cabeza era azul un poco oscuro, bajando por un celeste, parando por un rojo raro, hasta llegar a un amarillo-naranja. Era uno de los mejores atardeceres, todo parecía perfecto. El viento, el aroma, los colores. New York estaba preciosa hoy. Suspiré poniendo mis manos detrás de mi cabeza, estaba totalmente relajada.

Mi cabeza estaba repleta de ideas, mágicamente en algunos cuántos días, no eran Ronan, ni Jen, ni peligro, ni nada a lo que pudiera asociársele armas, muerte, sangre o una película de terror. Asombrosamente tenía a Justin en mi cabeza y una melodía algo así como un blues de fondo. Así que me dirigí, tomé una libreta de partituras donde tenía un par de canciones sin terminar y puse una página en blanco. Hacía bastante no lo hacía.




Casi una hora pasé escribiendo y borrando sobre el mismo papel, ni siquiera me había dado cuenta del frío y la noche caer sobre mí. Pero estaba más que conforme con mi nueva canción.

—Nena —volteé desesperada a ver, efectivamente era él.
—Justin —musité y sonreí levemente, para ser realista. Era solo a él a quien quería ver—, ¿qué haces aquí? —él limpió sus manos, había subido por la escalera que había entre las enredaderas, la que llevaban al balcón de mí habitación solamente. Pues, no podía entrar por la sala sin que Sam no lo viera.
—Vine a verte —sentenció con naturalidad—. No soporté tanta distancia —solté una risa divertida—, ¿qué hacías?
—Mmh… componiendo —él se sentó en la punta de la silleta para mirarme detenidamente—, ¿qué? —pregunté intimidada por cómo me miraba.
—Nada —me sonrió—, ¿me muestras qué componías? —tragué saliva, me daba pena hacerlo. Honestamente, me costaba decirle te quiero a él, justamente a él.
—Bueno… —callé. Él arqueó una ceja divertido.
—No creo que sea malo —aseguró—. Por el contrario, escribes maravilloso.
—Venga, pero no acepto risas ni lágrimas ¿me oyes? —él asintió algo confundido. Tomé la guitarra otra vez y comencé a tocar.
—You held my heart
Making me fly, baby
It was like novel
And no one was there, yeah
the days
Took away my pain without making me mourn
But it there you were
Appearing in the shadows
And history
He tells me not flee now
I ensures
That might be something more
And I'm just saying
That I can not lose you now
My arms will need
When the cold of the night
Whispering that should I let you
Oh, no, no, no —comencé a puntear mi guitarra, casi como si fuera que tocara una eléctrica, solo que era acústica y no se oía con el mismo sentimiento que con una guitarra de blues, pero no era tan malo.

Hope
It is not ally of danger
But it my heart
Just need a kiss of fire within me
But it, baby
No reflections,
thoughts, opinions
To press my mind!
Just a story
That writes what we can be
Baby, baby, baby
thou knowest
You know how my heart suffers at night
All the tears
Who wet my cheeks
When I can not flee (I can not flee)
You know, baby, I love you
Oh, I want so much —Justin me miraba fijamente, sonrió levemente y tomando mi cara entre sus manos me besó con una sonrisa en los labios.
—También te quiero —aseguró a milímetros de mi cara— y la canción, es de las mejores que oí alguna vez.
—La escribí antes de que llegaras —confesé mirando sus perfectos ojos avellana—. Y para ser honesta, la escribí porque luego de salir de esta mierda que será encontrar a mi hermano, voy a presentarme a un estudio con esta misma canción.
—Juro que te llevaré hasta el fin del mundo —afirmó—. Triunfarás con esa voz potente y áspera que tienes nena (como la de Dana (la del vídeo) para que tengan idea), llegarás lejos —aseguró sonriendo con orgullo de mí.
—¿Hablaste con Chaz? —le pregunté dejando la guitarra a un lado.
—Ya sé a dónde tenemos que ir mañana a las 08:00 a.m. —me respondió—. Para las 09:30 a.m. estaremos en Seattle, ¿vale? —yo asentí y le sonreí levemente. No era algo que me emocionaba moverme como una criminal. Pero debía hacerlo.
—¿Y con Pattie, hablaste? —él asintió levemente.
—No hay problema por ella —escupió—, ¿tu padre? Porque ella —Jen—, no está aquí —supuso—, ¿verdad?
—Lo tengo controlado —aseguré—. Y no, Jen no llegó.
—Bien, estás sola en casa —lo miré arqueando una ceja, ¿cómo diablos sabía eso? Ni siquiera yo lo sabía.
—¿Qué?
—Tu padre salió cuando llegaba en el auto con Samanta y Caitlin salió para cenar con Ryan —me sonrió pícaramente.
—Hace frío —musité poniéndome de pie—. Ven.


Justin caminó hacia mí, yo me volteé a cerrar la mampara cuando sentí como sus brazos se prendían de mi cintura y besaba mi cuello provocativamente. Tiré mi cabeza hacia atrás callando un gemido, ¡era un Dios con los besos en el cuello!, sus manos se posicionaron en mi vientre, mientras sus dientes jugaban a mordisquear la piel de mi cuello.


—Puedes conocerme hoy, nena —musitó besando mi cuello sin descanso, sonreí divertida. No me molestaba jugar a este juego, lo había hecho antes, no con él, pero lo había hecho en fin.
—Eres tú quien desea conocerme, Justin —volteé sobre mis pies, quedando de frente. Él sonrió levemente.
—¿Tengo el gusto?


Pasé mis manos por su cabello para prenderme por la parte de atrás de su cuello y empujarlo hacia mí. Atrapé sus labios en un beso lo suficientemente caliente. Justin jugaba con mi lengua, encargándose de divertirme lo suficiente, me desprendí de sus labios y bajé besando su mandíbula hasta tener control de mi cuello. Dejé algunos chupones allí, para comenzar a morder sensualmente cerca del lóbulo de su oreja, sentía el pecho de Justin subir y bajar a descompás del mío. 

7 comentarios:

  1. La ame siguela esta super buenaaa
    --Taylor

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  2. Oh Dios mio! jajajajajajajajaja perverción totaal :O la amoooooo siguela,amigaa L te quiero muchisimo

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  3. oh margot las cosas se ponen calientes siguela besos <3

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  4. Respuestas
    1. Dana es una cantante y actriz que les di como referencia para que imaginaran la voz de ___________(tu nombre) al cantar :) Búscala si quieres, su nombre es Dana Fuchs, la que canta en el link del vídeo que dejé para que vieran la canción y eso :)

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