lunes, 28 de enero de 2013

Capítulo 32°: "No me conoces, pero yo y todos mis amigos sí lo hacemos".

"¡Sálvame!".




—Te quiero —elevé mis ojos para clavarlos en los suyos, él sonrió dulcemente.
—Te quiero también —se acercó y besó dulcemente mis labios—, ¿me dejas invitarte a cenar conmigo?
—No debes preguntar —le recordé, él sonrió acomodándose para arrancar el automóvil.


Mientras él conducía me hundí en mis pensamientos. Quizás no era tan justo que estuviera mintiéndole, más bien, ocultándole las cosas de la manera en que lo estaba haciendo. Merecía mi sinceridad, porque después de todo él se comportaba muy bien conmigo. Era mi novio después de todo y me había dejado claro que teníamos que tener confianza, pero no podría cargar en la conciencia si por mi culpa él termina con un disparo en medio de la frente. No era justo, por algo él se había salido de aquella pandilla alguna vez alejándose de esta mierda oscura en la cual me metí. No iba a arrastrarlo a lo bajo nuevamente. No era lo que quería hacer en lo absoluto.



…sábado…


Me di una ducha y me cambié así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=70529138&.locale=es y entré al estudio donde le daba clase a las niñas. Siendo honesta, me gustaba hacerlo.


—Buenos días —saludé, las niñas me miraron. Divisé a Pattie sentada a un lado, Justin no había ido ese día.
—Hola —dijeron las niñas.
—Hola, Pattie —saludé, ella hizo un gesto con la cabeza inspeccionándome—. Bien niñas, comencemos.
—¿Qué haremos hoy? —preguntó una de ellas.
—Trabajaremos en los relevés —les expliqué—, pero primero vamos a la barra, hay que estirar —les sonreí tiernamente, ellas se acomodaron en poco tiempo en las barras, fue cuando miré al pianista para que comenzara; él lo hizo—, Y, uno, dos, tres, ¡comienzo! Y, punta afuera, adentro, semi plie, abajo, arriba y, relevé en primera, punta adelante, plie abajo y subí. Niñas, controlen los brazos, no quiero que se vean como descontrolados, ¡controlen su fuerza! —me posicioné en una de las barras—, vamos de nuevo.


Pattie miraba atentamente cada uno de mis movimientos y posiciones. Hicimos diagonales con las niñas practicando sus relevés, luego de las horas acordadas, las niñas se fueron a cambiar y estaba dispuesta a demostrarle a Pattie lo que quería ver. Estábamos solo las dos y el pianista en el estudio, era mi oportunidad.


—Pattie, ¿cuál es tu obra favorita? —ella me miró atentamente.
—Don Quijote —dijo convencida, yo sonreí y miré al pianista.
—Ya escuchó, maestro. Que sea la variación coda —él asintió sonriendo. Yo tomé un abanico y me posicioné en una de las esquinas.


(Es esta la variación, solo miren los solos de la mujer que son los que hace ___________(tu nombre), http://www.youtube.com/watch?v=hDQ43Qb1Guw). Me salió perfecto, Pattie solo se puso de pie cuando terminé y comenzó a aplaudir.


—¡Qué clase! —exclamó asombrada— Eres realmente buena.
—Gracias —hice un gesto con la cabeza—, fue un placer —le sonreí.
—Sabes, lamento haberte juzgado —sentenció ella.
—Descuida, no hay rencores —le aseguré.


Cuando todos se fueron me quité las puntas para luego ponerme mi pantalón. Tomé las prendas de mi mochila y me vestí así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=70533342&.locale=es. Tomé mi bolso y salí del estudio, no pasé a saludar a Pitt, ella no había asistido al lugar porque estaban preparando una presentación para esa noche. Salí camino al estacionamiento cuando sentí unas manos tapar mi boca violentamente.

Intenté pegarle o defenderme de alguna forma, pero era imposible. Notablemente el tipo que me tenía agarrada era mucho más fuerte que yo. Me arrastró hacia una camioneta totalmente negra y me metió en la puerta de atrás, él se sentó conmigo y el otro tipo comenzó a conducir.


—Qué linda presa —masculló el que conducía, no lograba divisar bien, deduje que el tipo me había puesto algún pañuelo en la boca para que aspirara algo que me desvaneciera, porque poco a poco me sentía con menos fuerzas.



Narra Justin:



Había enviado a mamá al ensayo con Jazzy para que viera cómo era capaz de bailar ___________(tu nombre). Yo solo me quedé acostado, esperando que llegara. Eran las 10:30 a.m. cuando decidí entrar a la ducha. Me di un baño y me cambié por un suéter negro, un jean azul y unas supras negras. Bajé a la cocina por algo de comer, mamá aún no llegaba y era lógico porque el estudio estaba lejos y el ensayo apenas terminaba a las 10:30. Llegarían pasada las 11.

Mi teléfono vibró sobre la mesa de la cocina, volteé y lo tomé entre dedos, era Ryan:
“Viejo, invita a tu chica y vamos todos a los bolos hoy. No pueden no ir! Xoxo”.

Me parecía una buena idea, dado a que eran casi las 11, decidí escribirle un texto a ___________(tu nombre).
“Nena (: hoy vamos a los bolos con los chicos, ¿a qué hora paso por ti?”.

Dejé el teléfono sobre la mesa mientras tomaba el café. Me pareció raro que no me contestara, en realidad, ella siempre atendía mis llamados o me contestaba rápidamente. Pasaron casi 15 minutos cuando mamá llegó.


—Hola —saludaron al unísono, yo les sonreí levemente.
—Hola, preciosas —Jazzy se sentó frente a mí.
—¡No puedo creer como baila tu novia! —miré raro a mamá— Hizo el solo de Don Quijote para mí, juro que quedé fascinada.
—Te lo dije —le advertí, Jazzy soltó una pequeña risilla—. Es la mejor.
—¿Quieres ir al parque hoy? —me ofreció Jazzy, lastimosamente no podía.
—No puedo, nena —la miré detenidamente—, iré a los bolos con los chicos y ___________(tu nombre) —quien todavía no me había respondido.
—Va, está bien —me sonrió ampliamente—, iremos en otro día —mamá se sentó frente a mí.
—Justin, necesito hablar contigo —miré a mamá arqueando una ceja. No sabía de qué se trataba.
—Dime —le pedí. Jazzy sonrió y se largó de la cocina.
—Es sobre mi casamiento —suspiré frustrado.
—Las cosas venían bien, ¿por qué arruinarlo? —ella suspiró y me sonrió compasivamente.
—Porque no podemos evadir que en dos meses es mi boda —suspiré dispuesto a escucharla sin hacer berrinche—. Quiero que vaya ___________(tu nombre) —elevé mi vista asombrado—, no espero que me digas si estoy segura o no, quiero que vaya.
—¿Por qué, mamá? —le pregunté casi quebrando—, ¿por qué debes arriesgarte a romperte de nuevo? —ella tomó mi mano sobre la mesa protectoramente.
—Justin —me sonrió—, tengo 39 años, estoy lo suficientemente grande y madura como para saber lo que hago, ¿no lo crees? Aunque tú creas lo contrario, Lorenzo es una buena persona y me quiere, como yo lo quiero. Llevamos 5 años juntos, ¿crees que no confío en él?
—También confiabas en papá —le dije, ella sonrió levemente.
—Él no me hizo mal —elevé la vista otra vez—, él me regaló el regalo más hermoso de todos, un hijo —sonrió ampliamente y mis ojos se humedecieron—, y por más que no estemos juntos, yo lo quiero y estoy segura de que él me quiere. Pero no puedo estar siempre sola, ¿o es lo que quieres? —no era lo que quería.
—No, claro que no —musité en voz baja—. Solo no quiero verte llorar.
—No lo harás —me aseguró—. Te lo prometo.
—Te amo, mamá —le sonreí levemente.
—También te amo, hijo —sonrió ampliamente.


Luego de hablar con mamá subí a mi habitación para marcarle a Ryan, ___________(tu nombre) no me había contestado, en realidad eso me preocupaba.


#Vía telefónica#
—Viejo —habló Ryan.
—Bro, ___________(tu nombre) no me respondió el teléfono, ¿a qué hora van? —le cuestioné.
—Am, pues, como a las 02:00 —me respondió él—, que raro, ¿no? Digo, lo de ___________(tu nombre).
—Sí, lo mismo pensé, quién sabe qué sucede —quizás debía ir a su casa, aunque quizás solo no vio el teléfono aún.
—¿No la has buscado? —me preguntó mi amigo.
—No, no —me negué—. La llamaré después de comer, por si acaso. Si no responde para la noche iré a su casa —era lógico, ¿no? Se había metido en la mierda del mercado negro y, la verdad, corría peligro siempre ahora.
—Ya, ven a las 02:00 a casa, ¿vale?
—Sí, claro. Adiós, viejo —colgué.
#Fin vía telefónica#.


Me tiré en la cama desconcertado, ¿qué diablos pasaba que ___________(tu nombre) no daba señales de vida?



Narra ___________(tu nombre):



Desperté con nauseas y un dolor de cabeza inexplicable. Miré a mi alrededor y me encontraba sola atada a una silla en una habitación, ¡bingo! Me habían secuestrado. Suspiré frustrada, me dolía todo el cuerpo. No había nadie allí, supuse que alguien llegaría en algún momento.


—¡Nena! —busqué a alguien que fuera el dueño de la voz y apareció un tipo de cabellos rubios, ojos verdes y altura enorme. Me miraba con lujuria—, hasta que despiertas, princesa.
—Maldito cobarde —dije entre dientes, él se acercó un poco a mí.
—No me conoces, pero yo y todos mis amigos sí lo hacemos —no alojé mi fría mirada ante la de él.
—Ah, ¿y? —estaba haciéndome valer siendo dura con él. Poco me importaba lo que me hiciera, el orgullo estaba primero.
—Tú mataste a Dylan —arqueé una ceja, solo había matado a una persona y era en la central de mamá. ¡Todo encajaba! Jen me había mandado a secuestrar. Jodida perra.
—Puedes meterte tus palabras donde te quepan, no le temo a Jen —él sonrió con cinismo.
—Jen es una dulzura, pero yo no —negó con la cabeza—. Eres una dulzurita, primor.
—Y tu un idiota, asqueroso —él comenzó a caminar por la habitación.
—¿Para quién trabajas? —me preguntó, yo reí burlona.
—Para nadie, animal —él se acercó a mí otra vez.
—Confiesa.
—¿Confesar qué? ¿Qué quieres que te diga? Lo sabes todo, ¿no? —él alzó su mano y la estampó contra mi cara, me ardía como jamás lo había hecho. Era un infeliz— Infeliz —mascullé.
—Te lo advertí, yo no soy como Jen.
—Te manda ella, ¿no? —él asintió.
—Sí, porque sería una deshonra para ella maltratar a su propia hija —reí sarcásticamente desde adentro.
—Y dime, porquería —él se centró en mirarme—, ¿crees que trabajo para quién?
—No lo sé, dímelo tú —me retó. Quizás quería jugar psicológicamente, yo era muy buena en eso. Dudo que lograra que dijera algo.
—¿Crees que soy idiota? —él se encogió de hombros.
—No lo creo, eres hija de Jen —reí una vez más con todo mi sarcasmo—. Deberías temerle, no dudará en hacerte lo que a Ronan —estaba intentando manipularme.
—¿Ah, sí? —él asintió, era un mal actor— Actúas mal, rubiecillo.
—Eres mala para el crimen —aseguró—, ¿quién más podría llegar en el auto de Jen y atacar a Dylan? —yo me encogí como pude de hombros desinteresadamente.
—Me da por las pelotas, no sé quién es ese tipo —él rió cínicamente.
—Podrías haberte esmerado más —le hice un gesto con la cara.
—Podrías haber nacido menos idiota, pero no pasó —no perdería mi orgullo en ese momento, ¡jamás!
—Eres una perra —aseguró tomándome por el cuello, apretaba fuerte, yo solo estaba inmóvil mirándolo fijo.



Narra Justin:



Había llegado de los bolos casi a las 11:00 p.m. y no tenía ninguna noticia de ___________(tu nombre), estaba completamente preocupado, estaba en mi habitación pensando en qué diablos estaba metida mi novia. No podía ir a su casa a preguntar por ella, Jen era su madre y si yo me preocupaba sospecharía algo. No podía hacerlo. Miley, no sabía nada de su prima y Caitlin tampoco, eran las únicas personas que podían saberlo, pero… no lo sabían. Era raro, preocupante más bien.

Recordé que podía llamar a Dolly, ella podría saber algo. Así que marqué su número y le llamé.


#Vía telefónica#.
—¿Aló?
—Dolly, es Justin —le expliqué.
—Oh, hola Justin —saludó algo extrañada—, ¿hay problemas? ¿Por qué llamas a esta hora?
—___________(tu nombre) no apareció en todo el día —mascullé.
—¿Qué? —exclamó exasperada— ¿desapareció?
—No me contesta el teléfono y nadie sabe nada —suspiré.
—¿Fuiste a casa de Jen? —era una mala idea hacerlo.
—No, no fui —le respondí—. Si Jen nota preocupación tendrá curiosidad de saber sobre ___________(tu nombre), no podemos arriesgarnos.
—¡Ash! Jodida pendeja —creo que la maldecía a _____________(tu nombre)—. Lo mejor será esperar hasta mañana para actuar, Justin —ella tenía razón—. No tengo ni la puta idea de qué habrá hecho con la información.
—¿Qué información? —que yo sepa, no teníamos información.
—¿No te habló de ello?
—¿De qué cosa, Dolly? —estaba desesperándome.
—___________(tu nombre) atacó la central de Dolly hace unos días —¿qué mierda?
—Dime que estás bromeando —le pedí.
—No, no bromeo —aseguró, ¡___________(tu nombre) actuó como idiota!
—¿Cómo diablos le permitiste eso, Dolly? —le cuestioné— ¡Es una novata! Quién sabe qué error cometió.
—Según ella ninguno —suspiré pasando mi mano libre por mi cabello nerviosamente.
—Llámame si puedes contactar con ella.
—Adiós, Justin. Cálmate. Seguro está bien.
—Eso espero —colgué.
#Fin vía telefónica#.


¡Jodida ___________(tu nombre)! Era totalmente una inconsciente, no entendía que en el mercado sucio no hay códigos. Por más que seas hija de quien seas, si deben matarte, lo hacen. Estaba completamente desesperado, ¡debía hacer algo!

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